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MI MADRE Y ALEXIS SE PELEAN

NARRA ALEJANDRO

En todo el día no tengo señales de Alexis por lo que a la tarde salgo a dar una vuelta con mis mejores pintas de chico normal.

Tras un rato caminando por ahí me encuentro con unos amigos de los de antes, mi época rebelde y chico problemático. Me lían para que vaya con ellos a pasar el rato y acabamos en el lugar donde siempre quedábamos para hacer de las nuestras.

Unas horas más tarde acabo echándome unas risas con ellos y un par de birras y como no algún que otro porro. Están tranquilos hasta que unos idiotas se nos acercan buscando pelea. Empiezan a insultarnos y a gritar como si estuvieran locos.

Uno de ellos empieza a soltar gilipolleces por la boca y a meterse conmigo, no sé si ya lo sabéis pero en mis "mejores" momentos fui considerado el líder de la pandilla. En una de estas el imbécil me empuja y todos los demás van a por él y sus colegas. Intento que esto no se salga de madre pero empieza una pelea increíble y tengo que intervenir para que no haya más heridos de lo normal.

Me quito a algunos de encima y uno de los nuestros acaba algo hecho polvo por lo que lo llevamos al hospital. Pocos minutos después, cuando mi cuerpo expulsa la última gota de adrenalina, me empiezan a dar puntadas en las costillas que me dejan sin respiración.

Después de eso todo se volvió negro.

Al abrir los ojos me encuentro en una de las habitaciones del hospital y una maraña de pelo negro está al lado mío. Al mover mi mano se mueve y levanta la cabeza para descubrir a una Alexis con ojeras y los ojos hinchados de tanto llorar.

- Hola.- me dice con una pequeña sonrisa.

- ¿Cómo te has enterado?- le pregunto confuso.

- Nahuzet me llamó a las 4 de la mañana diciéndome que estabas aquí.

- ¿Él tiene tu número?

- Me llamó desde tu teléfono. Vine corriendo en cuanto pude desde el trabajo, me has dado un susto de muerte.

- Lo siento.

- No pasa nada, lo que importa es que estás bien.- me dice con sus ojos cansados pero llenos de amabilidad.

Solo puedo pensar que me he enamorado más de ella de lo que cabe en mi corazón.

- Seguro que no has dormido mucho, descansa, yo estoy bien.

- No, nada de eso, te he traído comida y algo para que te entretengas, no pienso dejarte solo hasta que venga tu hermano.

- ¿También le han avisado a él?

- No quieres que venga tu madre, ¿o sí? Le dije al médico que tu hermano vendría para que se quedara tranquilo.

- De acuerdo. Por cierto... pensaba que solo dejaban pasar familiares.

- Le he dicho al doctor y a todos los que han preguntado que soy tu novia, espero que no te importe.

"Al contrario, ojalá lo fueras, cielo", pensé para mis adentros. Solo sé que la amaría con todos sus defectos y virtudes, en las malas y las buenas, con sus oscuros secretos y sus problemas, los cuales adoptaría como míos propios.

- No me importa, por lo menos estarás aquí cuando venga mi hermano.

- Por supuesto, no te dejaré solo ni un momento, te vas a cansar de mí hasta que te den el alta.

- Tendrás que ir a trabajar.

- Trabajo de turno de noche, por eso no te preocupes.

- Muchas gracias.

- No tienes nada que agradecerme, es un placer poder ayudarte.- me dice Alexis con su maravillosa y radiante sonrisa.

Paso el rato con ella jugando y haciéndonos bromas, me alegra que esté a mi lado en estos momentos en los que no quiero ver a nadie más que a ella.

Un rato más tarde viene Aiden, mi hermano y mi madre. Mierda, no quiero que ella esté aquí.

- Hijo mío, esperaba que no te metieras en más líos como ese.- empezó mi madre cuando se enteró de la presencia de Alexis.- ¿Quién eres tú?

- Soy Alexis, una amiga de su hijo y estoy segura de que Alejandro no ha tenido la culpa de lo que haya ocurrido.- dice ella en mi defensa.

Dios, como la amo.

- Hola, soy Aiden.- le dice mi hermano con una sonrisa en la cara.

- Un placer conocerte, soy Alexis.

Hay una tensión entre ellos que no entiendo pero ahora mismo me da igual.

- Veo que tienes mucha confianza en mi hijo.- dijo mi madre interrumpiendo mis pensamientos.

- Lo conozco desde hace tiempo y si está en este estado es por alguna buena razón.

Casi me da pena la confianza ciega que tiene en mí, aunque no sea como ella dice sigue manteniendo esa fe en su mirada y me alegro de que se sienta segura y confiada al defenderme.

- Si tú lo dices será verdad.

- ¿Puedo ser franca con usted?- dice Alexis de repente.

- Por supuesto, no espero otra cosa.

- Nunca había visto a una madre con tan poca confianza en su hijo, desde luego me imagino la tortura que debe ser tener a una madre que no confíe ni se preocupe por mi salud y sí por lo que haya podido hacer por ahí.

- ¿Cómo te atreves?

- Siento ser tan brusca pero me revienta que no se preocupe por su propia familia sino por la imagen que puede dar.

- Aiden, esperaré fuera.

- Tranquila madre, ahora mismo voy. ¿Qué tal vas, hermano?

- Bien, muy bien.- dije con una sonrisa.

- Bueno, vendré a verte y me pasaré por tu apartamento a ver si todo va bien.

- No te preocupes por eso, Aiden, iré yo.- dijo Alexis.

Así mis familiares se fueron y yo estaba muy impresionado por la actitud de Alexis, sé que para ella la familia es sagrada pero nunca pensé que sacaría los dientes por el comportamiento de mi madre.

- Gracias por salir en mi defensa.- le dije.

- Siento haberme comportado de esa manera pero no puedo dejar que te traten así, aunque sea tu madre.

- No te disculpes, al contrario, debería ser yo el que te pida disculpas por haberte metido en este lío.

- Necesitaba liberar estrés, me ha venido de perlas.

Hablamos un poco más hasta que llegó el médico y me enchufó a los tranquilizantes, Alexis se fue y así quedé, dormido a base de las drogas legales de los hospitales.

Varias horas después me desperté y vi un ramo de flores en la mesa de al lado de mi cama. Con ellas venía una tarjeta de "recupérate pronto" con la firma de mi padre. Le pedí a la enfermera que tirara la tarjeta y las flores, ya que la existencia de mi padre es algo que quiero olvidar.

Me quedé dormido de nuevo pensando en Alexis y en cómo me había defendido con esa confianza ciega propia de ella. Alexis siempre ha sido de las que defiende a sus amigos por encima de todo y siempre está dispuesta a hacer lo que sea por ayudar a quien es importante para ella. Da igual a la hora a la que la llames o cuanto la ofendas, si ella te considera un amigo siempre, siempre estará ahí para ti.

(Sueño profundo y húmedo con Alexis).

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