¿HERMANOS?, ¿AMOR? Y NOCHES COMPARTIDAS
NARRA ALEXIS
Después de que Aiden se fuera me quito el corsé y me doy otra pequeña ducha, hoy no tengo a nadie más porque al caballerito le gusta ocupar mi tiempo de todas las maneras posibles.
Miro por la mirilla y veo como toca en el apartamento de Alejandro y este lo deja pasar llamándolo hermano. Mierda, mierda y mil veces mierda, me tiro al hermano del chico que me vuelve loca. Lo que más me gusta de él es que es totalmente inocente con respecto al amor y a lo que es el acto sexual. Se me cae la baba cada vez que lo veo, me encantaría conocer a alguien que me respetara con mi pasado y mis defectos, que lo sepa todo y que aun así me ame.
Me dispongo a terminar el dibujo que empecé el día anterior, el de la parejita besándose, ese mismo. Cuando termino de darle los últimos retoques lo observo desde lejos, sin darme cuenta he dibujado a Alejandro besándome, me encanta. Cuelgo el dibujo en la pared y voy a comprar.
Al acabar mis recados salgo de la tienda, pero está diluviando. No he traído paraguas, ahora mismo me arrepiento de no escuchar a mi madre cada vez que me dice que vaya siempre preparada.
Muchos coches pasan por delante de mí, nadie para, ni siquiera cuando hago señas para que paren. Un cliente pasa con su pedazo de Audi, para, pero me dice que si no le hago hoy servicio gratis no me lleva, por lo que lo mando suavemente a la mierda.
Decido ir andando bajo la lluvia, el frío y la humedad del ambiente se van calando por mi cuerpo hasta congelarme. Los días como este me hacen recordar la noche en la que perdí a mi hermano, murió por correr con la maldita moto, aún recuerdo cuando le dije que no fuera, pero no me hizo caso, fue a la dichosa carrera que le costó la vida a él y a su novia.
Entre esos pensamientos deprimentes camino por la calle, cada vez tengo más frío, me congelo, noto como las piernas me fallan. Un coche se para justo frente a mí con cuidado, el conductor intenta no salpicarme y se detiene a pocos metros de mí.
Del vehículo sale Alejandro.
- Alexis, ¿Qué haces aquí?- me pregunta sorprendido.
- Salí a comprar y empezó a llover.
- ¿No tienes paraguas ni chubasquero?
- No, pero no estoy tan lejos de casa.- dije intentando evitar que me llevara.
- Me niego a dejar que te mojes más, entra anda, te llevaré.
- Gracias pero...
- No hay peros que valgan.- me interrumpe con una sonrisa.
- De acuerdo, aunque todavía no he comprado todo lo que necesito.
- No te preocupes, te llevaré a donde quieras.
"Ya me has llevado a la luna con tu sonrisa y al paraíso con tu mirada llena de amabilidad", pensé para mis adentros.
Todo lo acontecido me tenía en vilo, alerta ante cualquier cosa que pudiera ocurrir, cualquier imprevisto. ¿Qué ocurriría si me encuentro con algún cliente y dice algo que no quiero que Alejandro sepa? Pues que me moriría de vergüenza.
Vamos de compras y nos divertimos de un lado para otro, de tienda en tienda, mirando cosas hasta llegar a la tienda de peluches. Vimos un oso enorme, peludito y extremadamente suave, del que, obviamente, me enamoré enseguida.
Alejandro se me quedó mirando con una sonrisa ensoñadora.
- Pareces una niña.- me dijo manteniendo la diversión en su rostro.
- Me gustan estas cosas, ¿algún problema?
- No es eso, es que no pensaba que fueras así, eres encantadora.
- Gracias.- le dije con una gran sonrisa y mientras se me subían los colores.
Me llevó al edificio y, como no, me bajé en una planta que no es la mía hasta una hora más tarde. Sabía que él no estaría pendiente, nunca lo estaba, por lo que fui a mi piso, entré y... por primera vez en el día descansé como es debido, cerrando los ojos en mi cama, mientras miraba con atención el dibujo de la pared.
Me disponía a llegar al quinto sueño cuando mi móvil sonó indicándome que me habían hablado por Whatsapp.
NARRA ALEJANDRO
Después de visitar a la putilla de mi vecina, mi hermano viene directo a mi apartamento.
- Buenas hermanito.- me dice muy alegre.
- Has bebido, ¿verdad?
- Solo unas copitas con Ali.
- ¿Ali?
- Tu vecina.
- Pasa anda.- le digo agarrándolo y metiéndolo en el piso.
Le hablo a mi hermano sobre Alexis y sobre lo loco que me vuelve verla, mi hermano por su parte me sonríe con rostro ensoñador y me dice que estoy totalmente enamorado de ella.
Paso de él y varias horas después tengo que llevarlo a su casa debido al diluvio. En el camino de vuelta veo a Alexis caminando bajo la lluvia con el rostro ensombrecido de tristeza, se me partía el corazón con la imagen que daba, por lo que paré a pocos metros de ella y bajé del coche. Me ofrecí a llevarla, pero al principio se negaba, es muy terca, pero al final me concede el capricho.
En la última tienda a la que entramos veo como mira el peluche del oso gigante que está posado en el suelo. La observo con atención mientras lo coge y lo abraza como si no lo fuera a soltar en su vida, casi parece que ha encontrado a su primer amor.
Cuando le digo que es encantadora me sonríe mientras se sonroja y yo no puedo evitar pensar que me he enamorado un poco más de ella, si cabe.
Cuando estamos a punto de entrar en el ascensor me dice que la próxima vez será ella la que me llevará a donde yo quiera a lo que no puedo evitar pensar: "Ya me has llevado a la luna con tu sonrisa y al paraíso con tu mirada llena de amabilidad".
Al llegar a mi apartamento me quedo pensando que no estoy totalmente seguro que esa sea su planta, pero no profundizo mucho más en el tema. Me voy a mi cama, de donde cojo el pijama, que consiste en un pantalón, me voy a la ducha y me dispongo a terminar la redacción que tengo que entregar mañana en clase de biotecnología.
En una de estas me quedo totalmente en blanco y decido que tengo que hablar por el grupo de Whatsapp de clase. Veo que Alexis me responde por un chat privado y me dice que como ella ya lo ha terminado puede pasarse por mi apartamento y ayudarme. Le digo que sería todo un honor, sobre todo sabiendo que siempre saca mejores notas que yo, finalmente me dice que en 5 minutos estará aquí.
Corro por todo mi piso recogiendo la mayor parte de la basura que veo a mi paso, las revistas subidas de todo debajo de la cama, las pelusas debajo de la alfombra y los videojuegos en la estantería.
Observo si se me ha quedado algo cuando tocan a la puerta. Cuando la abro veo a una Alexis en pijama y con una rebeca negra, debido a que los pasillos del bloque son las zonas más frías del edificio.
- Pasa.- le digo medio intranquilo.
- Vaya, nunca había estado aquí, la decoración es distinta del mío... ¡anda! Pero si tienes la play, podríamos jugar un día de estos.
- Claro, cuando quieras.- le digo viendo que ella está mucho más tranquila de lo que imaginaba.
- Empecemos con tu redacción.
- Sí, claro, por cierto siento mucho haberte molestado a estas horas.
- No te preocupes, para eso estamos.- me dice con la más dulce de las sonrisas que he visto en una chica.
Tras unas dos horas entre portátil y risas veo que se nos está haciendo de madrugada, le digo que si quiere descansar puede quedarse ya que mañana no hay clase a lo que accede con relativa facilidad.
Esta noche parece que me toca dormir en el colchón de reserva, el cual solo se usa cuando mi hermano está demasiado borracho como para volver a casa.
- Alejandro.
- Dime.- respondo instintivamente.
- ¿Por qué no dormimos los dos en la cama? Me sentiré mal si duermes en ese colchón por mi culpa.
- Bueno... yo... sería la primera vez que duermo con una chica.- le confieso tímidamente.
- También es una primera vez para mí.- me dice sonrojada.
Cada vez que la miro me resulta más hermosa, es como si siempre fuera la primera ocasión que la observo. Memorizo todos los detales de su cara y cuerpo hasta estar casi seguro que me sabría cada rincón de lo que se puede intuir por las prendas que lleva.
En mi interior una voz me dice que tengo que hacer que esto no me resulta incómodo, sé que mi cuerpo desea dormir con ella, la cuestión es su aguantaré toda la noche sin que me mande a la mierda por ser un salido empalmado.
- De acuerdo, durmamos juntos.- le digo tomando la que creo que es mi mejor decisión hasta el momento, ya que ella me sonríe de manera tímida antes de taparse hasta la nariz con la manta.
Yo también me acuesto y ahí, en las mejores condiciones con las que algunos solos sueñan, me duermo junto a la mujer que me vuelve loco.
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