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Dos formas de verlo.


NARRA ALEXIS.

Nunca quise acabar así, todo fue consecuencia de la falta de dinero.

Para pagar mi carrera estaba obligada a trabajar en el "empleo" más antiguo del mundo. (Supongo que ya sabéis cual es).

Lo que suelo hacer es acostarme con caballeros desesperados capaces de pagar por el servicio, así lograba el dinero suficiente como para cubrir mis gastos, matrícula de carrera incluida.

Vivo en un apartamento con vecinos, pero nadie hace preguntas y puedes hacer lo que te salga de las narices, de hecho uno de mis vecinos es mi mejor cliente.

No quiero presumir, pero mi cabello negro y mis ojos grises me dan un aire exótico que a los hombres y a los chicos de mi edad los vuelve más que locos. Mis labios definidos y carnosos nunca han sido motivo de queja y mi cuerpo tampoco.

No me odiéis, no tenía otra manera de hacerlo sin llevar a mi madre a la ruina, ella había trabajado tanto por mí, solo no quería que tuviera que volver a hacerlo.

Mi nombre es Alexis, aunque todos mis clientes me llaman Ali por decisión propia y estudio biología en la universidad. También aclarar que el chico que se sienta a mi lado en clases y mi vecino, Alejandro, es el chico al cual le hubiera dado todo a cambio de su amor y comprensión. Es guapo, amable, sincero, divertido y muy inteligente.

Un día, cuando entré a clase Alejandro me pidió un lápiz y mi corazón saltó por dicho acto, una tontería, pero por lo menos supe que él era consciente de mi existencia. En la clase de matemáticas me preguntó algo y como era de un tema del que me entero le expliqué cuanto pude.

Más tarde, ya en mi apartamento, me puse a revisar los apuntes antes de ponerme a dibujar a lápiz, el dibujo era realista y consistía en un chico y una chica besándose, ambos con los ojos cerrados.

Unas horas después vino mi primer cliente, un surfista extranjero que venía por estas fechas debido a las olas de una playa cercana.

- Ali, hacía mucho que no nos veíamos.- me dijo.

- Dímelo a mí Alan, ¿Cómo te va?

- Muy bien, hoy tengo algo de prisa, así que empecemos.

- Claro, como no.

Ese día Alan se fue mucho más temprano de lo normal, lo cual agradecí en silencio, ya que a él le iba el sexo duro y a mí no me hacía mucha gracia que digamos.

Fui a limpiarme porque le había dado por terminar en mi cara, no me gustaba verme así, por lo que tapé el espejo.

Unos instantes más tarde llegó otro cliente, al cual le iban las chicas malas. Me había cambiado a medias de rejilla, top ajustado y una falda demasiado corta para dejar algo a la imaginación.

- Hola Jorge.- le dije con mi mejor sonrisa pícara antes de darme cuenta de que venía con otro chico más.

- Hola nena, hoy hay servicio especial, te vamos a dar los dos.

- Mientras me pagues no tengo problema, pasad.

Al terminar eran las 3 de la mañana y yo había acabado por hoy, seguí dibujando hasta quedarme dormida.

Al despertarme mi apartamento me dio la bienvenida dejando entrar el sol por la ventana más cercana. La hermosa luz hizo que mis ojos se abrieran despacio, acostumbrándose poco a poco a la claridad de otro día de mi vida.

Cuando salía de mi piso vi a Alejando en el pasillo, se ofreció a llevarme hasta la facultad, algo que acepté sin dudarlo cuando me dedicó una hermosa sonrisa. Durante el trayecto hablamos de algunas cosas que nos gustan, le digo que dibujo en mis ratos libres y claramente omito mi "empleo". Él sabe que vivimos en el mismo edificio, pero no sabe que apartamento es el mío, gracias a dios.

A la hora del almuerzo fui a la cafetería, donde Alejandro estaba pidiendo. Me coloco justo detrás de él, cuando se gira, me ve, me sonríe, sus ojos son verde esmeralda y su pelo negro, es más que guapo, es hermoso. Sus labios me invitan a comer con él, pero hoy tengo prisa por lo que le digo que quizás en otro momento.

Esta noche tengo mucho trabajo y para colmo tengo que hacer una redacción con gráficos para una de las clases de mañana.

NARRA ALEJANDRO.

Por la noche alguien siempre se divierten en el apartamento de al lado. Por lo que me ha contado mi hermano una de las mejores chicas de compañía que ha probado es mi vecina.

Me despiertan sus gemidos a las tantas, se nota que finge, que no le gusta.

De repente escucho lo que me parecen ser esposas, madre mía, mi vecina se está poniendo las botas. Escucho que una voz masculina dice no sé qué con hielo, a mí se me ha puesto más que dura, ella gime todavía más alto, eso sí que parece gustarle. Escucho incluso como gime él hasta cuando se corre gritando Ali por todo lo alto.

Me asomo para ver quién sale pero solo veo a un tipo rubio con pinta de extranjero. Me quedo un rato observando por si veo a mi vecina aunque sin éxito.

Un rato más tarde veo a dos caballeros que, aunque no muy entrados en edad, llevan un traje carísimo. Unas piernas con medias de rejilla agarran a uno desde un costado y el otro entra por su propio pie.

- GENIAL, toca ducha de agua fría.- digo mirando a mi pantalón, en el cual se ha formado una tienda de campaña al imaginarme a Alexis con ese tipo de medias.

Alexis es la chica que se sienta a mi lado en clases, su pelo negro como la noche se asemeja al mío, pero esos ojos grises me atormentan son hermosos y grandes, a veces incluso tengo la sensación de que me atraviesan. Tiene unas piernas increíbles y unas tetas que tumbarían a cualquiera.

Ese día le había preguntado si tenía un lápiz de sobra, sí, me da igual que el mío estuviera en mi estuche, ella me lo presta con una pequeña sonrisa tímida y a mí se me ha vuelto a formar la dichosa tienda de campaña.

Al día siguiente estoy hasta los huevos de mi vecina y sus clientes. JODER es que no se callan ni debajo del agua. Un día de estos, toco en la puerta y los mando a la mierda, que para algo estuve en kickboxing. De camino al ascensor veo a Alexis corriendo detrás de mí, llega tarde y lo sabe. Sé muy bien que ella no tiene coche y que como no sea súper woman no va a llegar hasta 3ª clase, por lo que me ofrezco a llevarla, me ha alegrado el día.

En la cafetería, cuando estaba por irme a la mesa la veo justo a mi espalda, le sonrío y ella me la devuelve. Sé que estaba intentando asustarme, pero hay pocas cosas que me den miedo en esta vida.

En la última clase no la veo por ninguna parte, la busco toda la hora para intentar hablar con ella y si es posible, llevarla a casa. Al único al que me encuentro es a mi mejor amigo Jordan. Él no sabe dónde está Alexis pero por lo menos me hará compañía mientras la busco pro el pasillo.

- ¿Sabes que eres vecino de una prostituta?

- Créeme, lo sé, ¿Por qué crees que vengo casi sin dormir?

- ¿Por qué no vas a probar? A lo mejor te hace descuento por las molestias.

- Esas cosas se hacen con quien se ama.

- Estás anticuado tío, paso se tu rollo, ya sé por qué no te invito a las citas a ciegas.

- Sabes que podría camelarme a la que quisiera si me diera por ahí.

- Lo peor es que lo sé, tienes que darme tus trucos, eres capaz de camelarte al diablo.

- No es para tanto, la única que me interesa es Alexis.

- ¿EN SERIO?

- No grites joder, tampoco quiero que se entere.

Pocos minutos después lo dejé en medio del pasillo para ir hacia mi coche y marcharme a casa, a ver si logro dormir antes de que mi vecina empiece a darle duro contra el muro.

Al llegar veo que todo está en completo silencio y que la puerta de mi vecina la puta está entreabierta. Entro para ver cómo es su casa y oigo el agua de la bañera abierta. MI VECINITA ESTA DUCHANDOSE.

Voy a su habitación y veo un ligero, un corsé y una pequeña fusta encima de su cama, madre del amor hermoso, algún día espero ver a Alexis con eso puesto, pero con la fusta en mi mano.

Desecho esos pensamientos tan rápido como llegan, aunque lo suficientemente tarde como para que hoy me toque masturbarme. Oigo como se cierra el agua del baño, por lo que salgo a toda leche de allí.

Cuando salgo por la puerta veo llegar a mi hermano por el pasillo.

- ¿Has probado ya a tu vecina?

- No, solo estaba...

- Si sigues así vas a terminar muriendo virgen y solo.- me dice con decepción en la cara.

- Mejor eso a no saber e quien es el hijo cuando alguna de tus putillas acabe embarazada.

- Buen, bueno, haya paz, ahora vete y hazte una paja anda, que se te ve desesperadito.

- Vete a la mierda Aiden.

- Gracias hermanito.

Me voy directo a mi cuarto, preparo las cosas para dormir y me voy al baño a darme una tórrida ducha antes de acostarme, solo y sin haberme tirado a ninguna dama en mi maldita vida.

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Si alguien quiere que su nombre aparezca de algún modo en concreto en la historia díganmelo.

Estaré encantada de darle un hueco en el transcurso.

atte: Mirastr301

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