DÍA DE CHICAS
NARRA ALEXIS
Me he quedado todo el tiempo que puedo con Alejandro, voy desde después de clase hasta la noche, cuando empieza mi trabajo. Hace casi una semana que está aquí encerrado y seguro que se aburre como una ostra cuando está solo.
Siempre bromeamos y soy yo quien le alegra el día, incluso en medio de sus drogas de hospital me hace cumplidos con mi ojos y le acabo haciendo la promesa de que volveremos a dormir juntos alguna noche.
Me sonríe y se duerme cuando entra la enfermera.
- Él tiene mucha suerte por tener a alguien que se preocupe por su seguridad.
- Oh... esto... gracias, seguro que él estaría de acuerdo con usted.
- Si quieres puedes irte a descansar, te avisaremos si hay algún cambio, te lo prometo.
- Muchísimas gracias.- le digo a la enfermera mientras recojo el bolso y le doy un suave beso en los labios a Alejandro.
Me despido de la enfermera y me voy directa a mi apartamento, poco después me llama Mica, mi mejor amiga y me dice de dar una vuelta por ahí.
- Hola, Mica, ¿Qué tal te va todo?
- Genial, el otro día mi vecino me ayudó con unos libros y me llevó tarta.
- Uh, ¿está bueno?
- ¡Ali! Él es como mi hermano mayor, es muy amable y caballeroso pero no lo veo de ese modo.
- No lo entiendo, si fuera por mí le haría una propuesta muy indecente.
- Posiblemente la rechazaría con elegancia y amabilidad, te diría algo como: "Es todo un honor, señorita, pero me temo que no puedo darle lo que me pide".
- Eso solo haría que lo deseara aún más.
- De verdad que no te entiendo, eres rara.
- Por eso te caigo tan bien.
- Es verdad.- me dice riéndose.
Cualquiera que nos ve y conoce no se cree que seamos amigas ya que somos demasiado diferentes. La verdad es que nuestras diferencias son las que han hecho que seamos tan buenas amigas, Mica es recatada y un poco asocial y yo soy intrépida y adoro los retos. Digamos que nos complementamos muy bien y somos la fuerza de la otra.
Decido llevar a Mica a las tiendas en las que venden el tipo de ropa que me gusta, sé que ella es devota a sus conjuntos sencillos y eso pero me gustaría que de vez en cuando se pusiera algo más llamativo.
En una de esas veo una tienda de ropa que en mi vida podré permitirme, pero entro a echar un vistazo. Cuando veo en el mostrador al chico que vi en el bar el viernes se me cae la baba, Mica ni lo mira, no sé cómo puede ser así, si es que a todas se les están cayendo las babas y lo que no son las babas.
Su ojos azules sigues fascinándome y me quedo unos minutos más solo para poder grabar su rostro en mi mente, su camisa de botones que deja a la imaginación su constitución y la corbata de un color azul oscuro que resalta la nitidez de sus ojos. Es hermoso.
Cuando salimos de allí por petición de Micaela vamos a una librería y se compra el libro que le falta de su colección de su autor favorito, William. El mismo William al que me tiré hace unos días. Pongo los ojos en blanco cuando la veo fantaseando con la parte trasera del libro, sobre todo cuando me la lee en voz alta.
Voy recitando lo que ella me dice de memoria, ya que ese libro lo escribió en mi habitación justo después del mejor polvo que he tenido con él, y eso es decir mucho.
Seguimos dando un paseo y acabamos en un puesto de batidos, ella toma uno de plátano y fresa y yo me cojo el de chocolate.
- Es increíble que cojas algo como eso, ¿no te da miedo engordar?
- Parece que no me conoces, Mica, a mí eso de los kilitos de más me da igual.- "sobre todo porque los bajo enseguida... y sin gimnasio", pienso para mis adentros.
Como es normal, mi amiga es ajena a mis pensamientos y simplemente está mirando su correo en el móvil.
- William Mackenzie me ha contestado al correo.- me dice alegremente.- me ha dicho que será un placer leer lo que haya escrito hasta ahora y que quiere comentarlo por correo para que la experiencia sea agradable para ambos.
"Típico de William", pienso entornando los ojos mentalmente.
- Me alegro de que así sea, seguro que será una buena experiencia para los dos.
- Siempre quise preguntártelo pero... ¿Cómo es que conoces a William Mackenzie?
- Digamos que tenemos amigos en común.- "porque me lo tiro cada vez que él quiere".
Pocos minutos después nos vamos a casa de Mica y nos pasamos el resto del tiempo hablando y haciendo tonterías, incluso nos echamos en el sofá a ver una peli romántica de las que le gustan a mi amiga, la cual acaba llorando como una nena cuando termina todo de forma hermosa y feliz. Yo por mi parte me estoy quedando dormida.
Un mensaje me llega al móvil y me devuelve a mi realidad, por lo que salgo corriendo a mi casa después de despedirme de Mica.
Al llegar veo que uno de mis clientes está en la puerta y lleva un poco esperando.
- Lo siento muchísimo, estaba algo ocupada.
- Esta vez te la dejo pasar, pero que sepas que odio que me hagan esperar.- me dice con la cara seria.
Odio que me hablen así pero es el más violento de los clientes que tengo y sé que tiene varios antecedentes por agresión. Pero yo no puedo elegir a mis clientes, son ellos los que me eligen a mí.
- Lo tendré en cuenta, si quiere puede pagarme algo menos hoy.- le digo resignada.
- Eso dalo por descontado.
Cuando pasa no me da tiempo ni siquiera a cerrar bien la puerta, me coge y me echa a la cama de un solo empujón. Pasa de los preliminares y me empieza a embestir como nunca nadie lo ha hecho, rápido y sin ninguna compasión.
Cuando se marcha dejando apenas la mitad de lo que cobro me echo a llorar en mi cama. No es que no esté acostumbrada a mi trabajo, pero a lo que no me acostumbro es al mal trato que recibo por parte de algunos clientes. Me quedo dormida con la almohada empapada en lágrimas y pensando en aquel chico que se portó tan bien con aquella chica "ojalá fueran así conmigo, me vendría bien un amigo como él".
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro