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ALI Y MAX.

Os traigo un capítulo exclusivo de Alexis...

Digamos que este Max es de una historia alternativa a la de CAPRICHOS DE LA VIDA.

Es un Max que no conoció a Josh a los 9 años sino que lo conoce ya con 20 en la facultad de derecho.

Pd: El próximo capítulo será exclusivamente de Alejandro.

                                Atte: Mirastr301

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NARRA ALEXIS


Una vez en clases, después de dejar a una amiga en su facultad, hago lo propio de una estudiante de honor, debido a que tengo una beca que mantener.

Una vez que todo está en orden recibo un mensaje de Max, un cliente al que considero especial, que dice que quiere adelantar la cita a hoy. Le digo que no hay ningún problema con ello, aunque no estoy muy segura del por qué, ya que él nunca adelanta una cita.

Por lo general siempre es el mismo día del mes, ya que a él le cuesta lo suyo ahorrar para pagar mis servicios. Es un chico rubio de ojos miel al que siempre he considerado muy atractivo y que en mis mejores pensamientos solo le desearía la mayor de las felicidades.

Le considero especial porque, al igual que yo, ha tenido que crecer más deprisa de lo que debía y que ha pasado por cosas que no le deseo ni a mis peores enemigos. Siempre me he sentido identificada con él y él conmigo, por lo que fue fácil llevarnos bien.

De repente me encuentro recordando el día en el que nos conocimos.

*FLASHBACK* (APROX. UN AÑO ANTES  DEL MOMENTO ACTUAL)

Estoy en un bar lleno de gente en busca de alguien que necesite desahogarse, cualquiera me serviría en este preciso momento.

De repente veo a un joven rubio, más o menos de mi edad, tambaleándose hasta que llega a donde me encuentro, luego se desmaya.

Termino llevándolo a mi apartamento y acostándolo en mi cama, para que no sude demasiado le quito la camisa, momento en el que veo todas las marcas que ha dejado la crueldad en su piel. A cualquier persona le daría rechazo pero por lo que a mí respecta habría que llevarlas con orgullo, ya que muchas personas se matan por menos. Además, no le quedan nada mal.

Me pongo el pijama y me duermo a su lado, puesto que no estoy dispuesta a dormir en el sofá solo porque un borracho esté en mi cama.

Por la mañana soy la primera que se despierta, obviamente, preparo el desayuno y algo de zumo de naranja para cuando el rubito se despierte.

De repente alguien me coge por la espalda, me gira y observo unos ojos miel que se clavan en mi rostro, estudiándome hasta la saciedad, aturdidos pero enfadados.

- ¿Dónde cojones estoy y quien coño eres tú?

- Buenos días para ti también.- le digo sin ningún miedo.- te recogí cuando te desmayaste en el bar y te traje aquí, ahora siéntate, toma la aspirina y desayuna.

Le aparto las manos y él dirige su mirada a la mesa, en la cual hay un plato a rebosar de tortitas con sirope de chocolate y el zumo junto con una aspirina.

El muchacho toma rumbo a la mesa y se sienta a comer como si no lo hubiera hecho nunca.

- Me alegra que te gusten, soy Alexis.- le digo con una sonrisa en la cara.

- Max.- me responde con la boca llena.

- Un placer conocerte.

Cuando termina de comer recoge su plato y cuando está a punto de lavarlo le digo que no se moleste, que ya lo limpiaré yo en otro momento.

- Bueno, ¿Te dedicas a recoger a borrachos o qué?

- No, simplemente soy prostituta.- le digo con total seriedad, sabiendo que no me rechazará solo por eso.

- La profesión más antigua del mundo... y la menos reconocida.

- ¿No te sorprende?

- ¿Acaso debería?- me dice con sus ojos clavados en los míos.- oye y... ¿Cuánto cobras por hora?

- No sé, ¿Cuánto puedes pagar?

Veo como agarra la cartera y la abre, creo que para limpiar el polvo, porque para otra cosa...

Después me mira con gesto decaído.

- No creo que te pueda pagar lo que mereces.- me dice con una sonrisa me medio lado.

- Solo por eso podemos hablar de un descuento.- sobre todo porque es el mejor cumplido que me han hecho nunca.

- Agradezco el gesto, señorita, pero me gusta pagar mis deudas en su totalidad.

- Me daré por pagada con lo que puedas darme y el halago que me has hecho.

- Lo siento, pero no puedo acceder.- dijo haciendo una pausa antes de seguir.- podemos hacer una cosa, dame tu número y yo te daré el mío, cuando pueda pagar lo que creo que mereces te llamaré.

- De acuerdo, aunque si yo fuera tú habría aceptado la propuesta.- le dije sacándole una sonrisa.

- Debería irme.- dijo Max después de darme su número de teléfono.

- Hasta la vista.

La verdad es que si no lo recuerdo mal no tardó mucho en llamar después de aquello.

*FIN DE FLASHBACK*

Tras unas horas de deberes y redacciones realmente aburridas llega la hora de que Max llegue, siempre es puntual.

Unos minutos más tarde le invito a algo de beber.

- Max, siempre me pregunto porque me elijes a mí.

- Nunca te han asqueado mis cicatrices.

- Bueno, he visto cosas peores, además, me parecen sexys.- le digo pasando mi mano por su pecho suavemente.

- Creo que es la primera vez que oigo eso.- me dice extrañado.

He de reconocer que nunca había imaginado a Max con esa cara, pero por alguna razón me parecía mucho más atractivo.

- Aunque hay algo que me mosquea, ¿qué ha pasado para que adelantes la cita?

- ¿No me pudo dar un calentón y contratar tus servicios?

- Claro que sí, pero es raro en ti, ¿Qué ha pasado?- le dije pensando que a mí no me la colaba.

- Yo... fue una idiotez.

- ¿Hay alguien que te llame la atención?- pregunté sospechando algo.

- No, me niego. Lo odio mucho, pero me hizo darme cuenta de que quizás estaba necesitado.

- Ya... te viene una tía y te viene el calentón.

- Bueno... más bien es mi mentor y solo acarició mi mejilla.

Yo cada vez estaba más sorprendida y alegre al mismo tiempo, me alegraba por Max, había encontrado el amor aunque no era consciente.

- Ese hombre tiene suerte de que te fijaras en él.

- Lo siento, pero le odio a muerte.

- Bueno, bueno, que se va a acabar la hora y no hemos ido al grano.

- Eso, basta de hablar del idiota y ven aquí.- Dijo Max.

Después de que Max lograra deshacerse del problema de su "amiguito" me paga y se va con una media sonrisa en la cara.

Aunque no lo parezca en este trabajo haces feliz a la gente, bueno... a los hombres, que se van con muchas sonrisas en el rostro.

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