ADOLESCENCIAS COMPLICADAS.
NARRA ALEXIS
Hace algunos años, antes de hacerme prostituta y todo eso, vivía con mis dos padres y mi hermano en un pequeño pueblo a las afueras. Aun así iba a la mejor escuela de la ciudad gracias a las becas y mi padre ganaba una sustancial suma de dinero por su trabajo, por lo que nuestra preocupación por el dinero era mínima.
Yo solía ir con mi hermano a las carreras cuando tenía 16, aunque lo normal era que me quedara con uno de sus amigos mientras él corría.
A noche es la que murió yo estaba allí, le pedí con todas mis fuerzas que no participara, pero no me hizo caso. A Ángel siempre le habían gustado los retos y correr con la calzada mojada era uno de ellos. Mi hermano se partió el cráneo y su novia murió debido a una muy grave contusión cerebral, lloré hasta que mis padres llegaron, momento en el que intenté hacerme la fuerte tanto como pude.
Ese mismo día había viso a Alejandro desde lejos en clase y me había dicho a mí misma que nada podía salir mal, así que en ese instante se me pasó una pregunta por la cabeza, ¿Por qué me pasaba todo esto a mí?
Unos meses después mi padre se suicidó y nos dejó a mí y a mi madre con un montón de deudas de juego que no sabíamos ni que existían. Mi madre trabajó muy duro para salir de aquello y yo solo me dedicaba a estudiar y llorar en mi cuarto por las noches, separándome de todos mis amigos.
El único que me consolaba y nunca me dejaba era mi ordenador y Ale, que me hizo ver que la vida aún tenía sentido.
Fue un año antes de empezar en la universidad cuando aproveché las oportunidades que me daba internet, poniendo en venta mi virginidad. La puja más alta por esta fue de unos 20.000 euros. La mitad los invertí en mi madre y en todo lo que era la casa, otra pequeña parte fue para sacarme el carnet de conducir y lo que quedó para la universidad.
La primera vez que hice algo como eso me puse a llorar cuando llegué a casa, momento en el que mi querida madre estaba trabajando. Recuerdo que llamé a una amiga, pero no me lo cogió, el único que contestó a mi llamada fue Alejandro, le dije que no pasaba nada, que solo era para charlar. Durante aquella breve pero alentadora conversación mi cuerpo retomaba su serenidad y mi cabeza gritaba que aún me quedaba vida como para deprimirme.
Gracias a él me levantaba cada mañana, siendo capaz de mirar a mi madre a la cara y de ir al cementerio con la cabeza bien alta para llevar flores a mi hermano.
Sé que nunca seré capaz de decirle a Ale que él es mi razón para ser así y levantarme todos los días con la ilusión de seguir adelante.
Como no quería que mi madre supiera de donde había sacado el dinero, hice la transferencia desde mi cuenta, con el motivo de que un amigo de mi padre había recibido la última voluntad de este de darnos esa cifra.
Lo que ahorré para la uni se gastó rápido por lo que hice otro anuncio de que "alquilaba mi cuerpo". Los primeros clientes no tardaron en llamar y pedir fotos de cuerpo entero, algunas casi sin ropa. No me importaba lo que hicieran conmigo con tal de no volver a preocupar a mi madre, la cual piensa que trabajo a media jornada en una tienda. Probablemente toda mi suerte se quedó en el hecho de que mi progenitora viva algo lejos de mí.
NARRA ALEJANDRO
Mi "juventud", pongamos de los 14 en adelante había sido un caos total. Bebía de todo, fumaba e incluso más de una vez le di a los porros con los amigos con los que estuve en el bar. En esos tiempos hacíamos todo tipo de locuras y apuestas, recuerdo que una vez hicimos la de a ver quién se liga a una piba primero, beso incluido.
No es por presumir, ya que estoy muy avergonzado de lo que hice en mis años pasados, pero siempre ganaba yo. De hecho mis colegas me dejaban de lado muchas veces, ya que según ellos soy capaz de camelarme al diablo, cuando quiero claro.
Mis padre viven lejos el uno del otro y yo no me hablo con ninguno de ellos, creo que solo los veo en las reuniones familiares y cuando les da por hacer fiestas.
Mis cumpleaños siempre han sido un desfase con los amigos, cuando cumplí los 16 me llevaron a una stripper a mi casa, mi madre casi me mata ese día.
A los 15 tenía una chica para cada día, sí, no soy virgen, pero los demás creen que sí y quiero que así se mantenga. Recuerdo que una de las chicas con las que estaba se enteró de que estaba con otras al mismo tiempo y ni siquiera me dejó, simplemente me dijo que cuando estuviera con ella no hablara con las demás.
Nunca había entendido a ninguna chica hasta que volví a ver a Alexis el día que su hermano, Ángel, murió. Fue un gran palo para todos, sobre todo para mi hermano, que era muy buen amigo suyo y para ella, claro.
Fui al funeral y cuando me enteré, un par de meses después, de que el padre de ella se había suicidado fui a su casa a las tantas de la madrugada solo para sacarla de su depresión. Fue ese día en el que me di cuenta de lo enamorado que estaba de ella, una hermosa chica, unos meses menor que yo, con los ojos hinchados pero de un precioso color gris. Si no recuerdo mal ese día le sequé las lágrimas con el mayor de los cuidados.
Después de ese día dejé a todas con las que estaba y me centré en ser mejor de lo que en ese instante me sentía.
Por mi época de rebeldía también fue cuando mi padre renegó de mí como su hijo, excepto cuando tengo que asistir a una de sus comidas benéficas con los socios. Soy el hijo menor, pero tengo buen ojo para los negocios y tengo cabeza para el dinero.
No lo he mencionado pero soy algo parecido a hijo de Christian Grey, solo que en universitario.
Las razones por las que fui así en esos años son sencillas, no soporto que me presionen ni que me ordenen lo que tengo y no tengo que hacer. Odio que planifiquen mi vida a mi costa y que sea el último en enterarse de lo que pasa por mi narices. Me gusta mi libertad y mi privacidad, que mi vida completa sea de dominio público me revienta, ¡yo no soy Belén Esteban! Ni ningún cantante famosillo.
Mi padre es un obseso del control y el que ejercía en mi vida diaria era lo que más me oprimía, haciendo que yo adoptara una actitud desafiante y poco agradable a los ojos de quien me viera.
Por eso fui así, pero logré reformarme gracias a la imagen de una pequeña llorona de ojos grises y pelo negro como la noche.
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Todos tenemos nuestros momento de soledad, de revelación y de depresión profunda, pero...
Mi madre dice que cuanto más oscuro está el cielo más brillan las estrellas.
Lo que yo os digo es que del suelo nunca se pasa y que sin oscuridad no hay luz.
Tened siempre cuidado con lo que decís pero nunca dejéis de decir lo que pensáis.
Todo esto lo he aprendido en el poco tiempo que llevo en este mundo y quiero que nunca os rindáis sin luchar hasta que no os queden fuerzas.
Os quiero un montón, besos a mis lectoes/as.
Pd: Quiero saber cual de las dos adolescencias es peor para vosotros. (Muchos diréis que la de Alexis pero personalmente la de Alejandro tampoco debió ser fácil)
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