Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

-49- Un perdón, una sonrisa

Dos semanas después de haber hablado con los médicos, Thiago y yo decidimos pedir el traslado hasta Suiza para tratar a mi pequeño allí y de paso poder estar en casa.
Al levantarme para darme una ducha, Petra me mira de arriba a bajo con cara de o me cuentas todo o te arranco la cabellera.

— Petra no hay nada que contar, estoy feliz con la llegada de mi bebé, Leandro es muy feliz por tener un hermano o hermana. Eso es lo más importante para mí.

— Ya, sí, si todo eso está muy bien. Pero... ¿y Thiago?... últimamente os la pasáis muy juntos, os cogéis la manita, te sonrojas más hasta la baba hay que limpiarte.
Aunque todo hay decirlo, yo mis bragas las tengo que tender.

— ¡Petra! Esa boca pide jabón, cualquiera que te escuche.

— ¡Oye niña! ¡Qué las maduritas aún conservamos nuestro encanto!

— Tú no estás madura. Estás podrida mejor dicho. — Sonrío viendo la cara de Petra pavoneándose por lo guapa que se ve a su edad.

— Masiel, quería hablarte hace mucho tiempo sobre qué vas hacer ahora con tu vida.

— Buena pregunta. Ya he pensado sobre eso, y de momento seguiré sola cuidando de mis hijos. Ellos son mi prioridad en estos momentos, no puedo escuchar de boca de Thiago palabras de arrepentimiento y cuando menos me quiera dar cuenta todo vuelve a ser como antes. De Neil, ya está todo dicho, él quiere seguir por su camino sin complicaciones, es buen amigo, buen amante pero yo no quiero eso en mi vida. Orlando, bueno ese es mejor darle de comer a parte.
Y si algún día conozco a otro hombre que me quiera y nos entendemos pues volveré a creer en el amor.

— Me alegro que estés tan segura de ti misma y sepas lo que quieres. Adelante mi niña, yo estaré a tu lado siempre que me necesites y cuando no, también.
Abrazo a Petra la cual está emocionada.
Mejor que ella, nadie sabe lo que es luchar por sacar a sus hijos sola.
Ha peleado y sufrido mucho para que nada les falte a sus hijos.
Ella es el claro ejemplo que las madres podemos luchar por nuestros hijos, da igual la época, el amor incondicional de una madre no pasa de moda, no tiene fecha de caducidad.

Por la tarde nos dirigimos hacia el aeropuerto para regresar a Suiza.
En esta ocasión viajo con Petra que aún sigue sin soltarme la mano tratándome con cariño y como no, cotilleando.
Thiago tuvo que volar junto a nuestro hijo.
Así voy pasando las horas en el avión hasta llegar a Suiza, donde al salir del aeropuerto me encuentro a Neil esperándonos.
Miro a Petra un poco asombrada, ella me da un golpe en mi brazo mandame una señal.
No bajarme del burro.
Sigo caminando tirando de mi maleta hasta llegar a Neil, donde me hace entrega de un ramo de flores y me da la enhorabuena por mi maternidad.
Trato de ser cordial con él, pero no cariñosa.
Neil, se ofrece a llevarnos a casa, Petra se sube pero yo decido ir en taxi haciéndole ver a Neil que todo tiene su límite y con flores no se soluciona todo.
Petra quiere venir conmigo pero le digo que vaya con Neil para no hacerle un desplante, pero es ella quien sin más dilatación se sube conmigo en el taxi diciéndome que no me dejará sola.

Al llegar a casa, veo el auto de Neil aparcado, Petra me comenta que está cansada y yo le agradezco todo lo que ha hecho por mí.
Paso a mi hogar, pequeño pero acogedor y con el recuerdo de mi pequeño.
Espero poderlo tener mañana en casa.
Me doy una ducha, escucho como Neil me llama. Lo ignoro por completo, quiero descansar y no escuchar lo que me tenga que decir.
Me seco el cabello, me pongo el pijama y siento que me duele el abdomen, será por el viaje pienso y me meto en la cama cuando escucho el teléfono sonar.
Miro y es Neil. Ruedo mis ojos pensando si responder o no.
Al final decido mandarle un mensaje pidiéndole que me deje descansar.
Por lo que veo, no piensa hacerlo, no para de tocar la puerta y al abrir pasa dentro pidiéndome hablar.

— A ver Neil. ¿No entiendes que no quiero ver a nadie? Estoy cansada del viaje y necesito descansar.

— Solo te robaré unos minutos. Quiero saber si es verdad que Thiago se va hacer cargo del bebé que esperas. — Me pongo en modo serio, cuadro mis hombros y lo miro desafiante.

— Nadie se va hacer cargo de este hijo que estoy esperando, la única persona que va luchar por sacarlo adelante soy yo. Además, ¿Porqué te molesta tanto si tú mismo no has querido saber nada?

— Si no quiero saber nada es porque ese bebé va ser utilizado para salvar la vida a otro. Piensa Masiel lo que vas hacer, por salvar a uno vas a lastimar a otro.

— Llevas razón, necesito otro hijo para salvar la vida de mi hijo, pero eso no quita que lo ame igual que a Leandro. Este bebé es tan hijo mío como el primero, y para una madre no hay diferencia, hay más amor para repartir.
Eso no es excusa para desentenderse del bebé. Tú eres su padre, y tienes el derecho de responder ante ello.

— ¿Porqué debo hacerlo? Yo te dejé claro que te estaba haciendo un favor, no que iba a querer saber algo del bebé.

— ¿Porqué me haces esto Neil? ¿Porqué me das una de cal y otra de arena?

— Quiero ser sincero contigo Masiel, tú me gustas, me atraes como mujer pero...— Lo corto. Ya no quiero seguir escuchando sus babosadas.

— Solo sexo. Para tí todo es sexo, y cuando necesites una novia la buscas fuera, porque mis sentimientos no te importan. Debo de mentalizarme que solo es sexo lo que tenemos, que cuando traiga al mundo a tú hijo y lo veas por la calle dirás, ese es mi hijo pero mejor está con su madre.

— Que crees que no me duele pensarlo.

— Al parecer no. Al menos es lo que me estás demostrando. Vete y déjame sola. ¿Y sabes algo? No te preocupes por mí, tú sigue con tus fiestas con tu vida de Playboy y el resto ya me encargo yo. Total ya he pasado una vez por lo mismo puedo pasar dos.

— Te vas arrepentir de tus palabras. — Neil se marcha furioso cerrando de un fuerte golpe la puerta.

Respiro hondo para calmarme un poco, pero a decir verdad toda esta situación me está superando.
Al levantarme por la mañana sigo con el dolor de abdomen, tengo náuseas y vómitos.
Pienso que es producto del embarazo, quizás del viaje o incluso de las sofocaciones con las que tengo que lidiar.
Aún así, para sacarme de dudas me hago una revisión donde el ginecólogo me dice que mi bebé está bien y no tengo nada de que preocuparme.

Salgo de la consulta para ir hablar con el doctor que llevará el caso de Leandro.
Antes de llegar a la habitación veo a Thiago apoyado en la pared con sus manos en los bolsillos.
Aprovecho para examinarle, y a decir verdad, una momia tiene mejor lustre que él. Se ve que está agotado, el trabajo y las noches en el hospital comienzan a pasarle factura.
Me acerco hasta él invitándole a un café.
Mientras esperamos la llegada del doctor hablamos de Leandro y a decir verdad Thiago me deja helada con sus palabras.

— Masiel, he estado dándole vueltas y he decido que tú y Leandro vengáis a vivir a mi apartamento. Allí tengo todo lo necesario para que estéis más cómodos, yo podré trabajar y tú cuidar a Leandro y tener reposo para tu embarazo.

— Está bien lo que me surgieres. Aún así, prefiero quedarme en mi casa. Podrás ver a Leandro siempre que quieras.

— El problema no se trata de visitar o no a Leandro. Es que no me fío de que te quedes en tu casa sin protección.

— Thiago no te preocupes, voy a estar bien. — Sonrío quitándole importancia al asunto. Aunque si lo pienso bien, la pelea que mantuve anoche con Neil me da de qué pensar.

Paso un rato más junto a Thiago hasta que viene el doctor, nos da los resultados de las pruebas y nos dice que podemos llevarnos al niño a casa, debe visitar el hospital y seguir con el tratamiento.

Salimos del hospital dirección hacia mí casa, en todo el trayecto Thiago a abierto su boca, se ve serio y preocupado.
Entramos en casa, él se queda a comer con nosotros y aprovechando que Leandro duerme se disculpa para ir a trabajar quedando en vernos por la noche.

Estoy feliz de tener de nuevo a mi hijo conmigo, las vecinas vienen a visitarme y al marcharse me encuentro con Raquel.
Ella pasa directa a mi casa, toma asiento en el sofá cruzándose de piernas me observa con arrogancia.
Trato de vacilar la, ya la conozco y sé perfectamente que trae algo en el pico.

— Escúchame con atención Masiel.— No hay que ser adivina para verla venir.— Dime una cantidad de dinero para alejarte de Thiago. — Ruedo mis ojos, pidiendo al de arriba o me da paciencia o le rompo el hocico una de dos.

— Tú eres tonta o es que estás ensayando para un Dorama coreano. Porqué otra cosa no me explico para que vengas con estas. Thiago es el padre de Leandro, él puede tener su propia vida y yo la mía pero ambos queremos a Leandro y hacemos hasta lo incansable por nuestro hijo.

— No me hagas de reír. Sabes perfectamente que pronto os veréis las caras en el juzgado, Thiago te va quitar la custodia de Leandro, de hecho tú solita se lo has puesto en bandeja con quedarte embarazada de otro sabiendo que el médico te dijo que debía ser del mismo padre. Has cometido un error Masiel con meterte en la cama con Neil y darle la oportunidad a Thiago de quitarte a Leandro. — Escuchar a Raquel hablar así me irrita demasiado, tanto como ir hasta ella cogerla por ambos brazos y con todo el odio que me nace le grito que deje de meterse conmigo, que todo es mentira y jamás Thiago me va hacer algo así.
Raquel solo se ríe mientras me aconseja que hable con mi abogado colocándose su ropa.

— Yo ya te he avisado, luego dices que no me importas. Chao ratita.

Al cerrar la puerta Raquel llamo inmediatamente a mi abogado para tratar el asunto.
Hablo con él durante un buen rato y al colgar el teléfono, mi mundo se vuelve a derrumbarse.
Las palabras de Raquel son ciertas, la demanda sigue en curso y pronto nos van a citar en el juicio.
Todo comienza a darme vueltas, mi cuerpo frágil cae al sofá y de nuevo una lluvia de rabia e impotencia vuelve  vaciando mi triste corazón.

En ese momento tocan a la puerta, al abrir me encuentro con Neil muy trajeado, le voy a cerrar la puerta pero el pone el pie.
Pasa dentro mirándome con lastima quiere abrazarme, pero no quiero, ha estas alturas ya desconfío de todo el mundo.

— ¿Porqué me rechazas? Quiero consolarte.

— ¿A qué has venido? ¿Qué quieres de mí?, ¡déjame en paz!, estoy harta de todo, estoy cansada que me traten como una ignorante estúpida. ¡Déjame en paz! — Grito de frustración cayendo al suelto de rodillas poniendo mi mano en mi tripa me hago un ovillo repitiendo una y otra vez: «Porque yo».
Neil me abraza y como si no pensara me coge en volandas llevándome hasta mi habitación donde me deja en la cama y se marcha para buscar un vaso de agua.
En este momento, Leandro se despierta, al verme, la expresión de su carita cambia, lo saco de su cunita y lo abrazo intentando calmarme.
Sonrío aunque me cueste hacerlo, juego con él mientras limpio mis gotas.
Ya más tranquila, Neil me pregunta cómo estoy.
Respondo que bien y le pido que me deje sola.
No muy conforme él se marcha pero antes se voltea y me dice algo que jamás hubiera imaginado que podría suceder.

— He venido porque he visto a Raquel salir de aquí, y al verte me imagino que habrás tenido una pelea con ella.

— Aunque sea mi hermana la odio. Ha venido a reírse de mí, no tiene compasión y tampoco corazón. La detesto tanto.

— No me gusta verte así Masiel, pero en parte yo tengo la culpa, yo accedí a dejarte embarazada, quería tener sexo contigo, para saber si es cierto lo que me dijo Raquel que harías cualquier cosa que te pida porque me amas.
No lo pensé y viajé, me hice los exámenes, todo salió bien y me alegro de poder ayudarte, aún así, no te amo como tú a mí.
De hecho, siempre he sentido más interés por Raquel.

— Y vas y me sueltas todo esto ahora. ¿Pero qué clase de hombre eres Neil? Dime. — Mi corazón comienza a teñirse de negro. — Qué te he hecho yo para que me hagas esto.
Sabes, por un momento creí que sentías algo por mí, incluso me volví a ilusionar contigo, siempre he estado enamorada de ti, aún así no me merezco esto.
Ha sido un golpe bajo Neil, un golpe directo a mi corazón.

— Déjame decirte que fue especial, y ...

— ¿Sabías que si me acostaba contigo perdía la custodia de mi hijo? — Neil pone cara de sorpresa negando con su cabeza.

— ¿Cómo? Jamás te haría algo así Masiel. Nunca se me ha pasado por la cabeza de hacerte algo así, de hecho, mis intenciones eran para ayudarte a salvar a tu hijo.

— Pues sí, gracias a la flamante idea de Raquel, donde tú le besas el culo y ella te pone el chichi para camelarte, te ha utilizado para que yo pierda la custodia de mi hijo.
Esa es la persona que dices estar enamorado.
Ahí la tienes, sigue manteniendo aventuras con ella, sigue pagándole caprichos, porque su mente solo tiene una obsesión y es verme hundida, y todo porque yo he obtenido lo que ella no tiene.
Siempre ha querido ser la protagonista de todo, siempre me ha quitado todo, lloraba para que mis padres estuvieran pendientes de ella, siempre lo ha conseguido con astucia y maldad haciendo ver a todo el mundo que es una buena niña pero no paraba hasta conseguir su propósito.
Mi hermana no está bien, está enferma de la cabeza y cada vez me queda más claro lo mala que es. — Neil se queda en silencio bajando su vista al suelo con un toque de decepción.
Sigue diciéndome, incluso repite bajo la promesa de no saber nada de las intenciones de Raquel, y si lo hubiera sabido, no se hubiera prestado al juego.
Sin más dilatación, y con ganas de que se vaya le hago entrega de su collar diciéndole que esto le sirva para un futuro no volver a lastimar a otra persona.
Le hago un gesto con la cabeza para que se marche.

Una vez que se va, siento un dolor fuerte en el abdomen, la cabeza me duele mucho.
Me siento mal, decido llamar a Petra pero ella no está en casa. Por lo que mejor me relajo con un té y trato de no pensar en nada jugando con mi hijo hasta que se presenta Thiago justo cuando me dispongo a cenar.

En un principio quiero decirle muchas cosas, pero al no sentirme muy bien decido callarme.
Aún así, durante la cena  Thiago es quien saca el tema y por supuesto me pongo en modo de teniente de la fuerzas armadas.

— He hablado con Raquel, al parecer habéis discutido de nuevo.

— Sí, por tu culpa. — Respondo tajante.

— ¿Por mí culpa? ¿Qué te he hecho yo ahora? — Su pregunta me pilla por sorpresa, o es idiota o se lo hace.

— Ah, no sabes. Vaya, ahora parece que no sabes que nos vamos a ver las caras en el juzgado por tú maldita idea de querer quedarte con la custodia de Leandro— Señalo con el dedo índice hablando irritada dándole golpes en su pecho
— Has decidido quitarme a mi hijo, porque me he acostado con otro. Eres un desgraciado de verdad. — Estallo contra él golpeándole en el pecho hasta que un dolor fuerte en el abdomen me dice que pare y al intentar calmarme voy hacia el baño y es ahí donde veo que sangro.
Con el miedo de poder ocurrirle algo a mi bebé, pido ayuda a Thiago de llevarme al hospital.
Leandro se queda al cuidado con Consuelo y nosotros vemos a urgencias para que me revisen.

Una vez que me revisan, el doctor me dice que deben de provocarme el aborto, debido a que hay problemas con el feto de no escuchar el corazón.
Al parecer no tiene latido, el bebé está muerto.
Inmediatamente me ingresan y a la mañana siguiente me provocan el aborto.
No sólo pierdo a mi bebé, pierdo las esperanzas y maldigo por lo que me sucede.
Ya no tengo fuerzas ni me quedan lágrimas para sacar de algún modo mi malestar.
Thiago no se ha separado de mí en ningún momento.
De hecho me propone de ir a su casa de campo donde podré reponerme y estar con mi hijo a solas.
Acepto su propuesta, en estos momentos no quiero ver a nadie, necesito estar sola para pensar durante los días que tengo de reposo.

Al salir del hospital, Thiago me lleva a su casa de campo, no es muy grande, pero para mí es suficiente acogedora.
Él se encarga de todo, y a decir verdad me siento tranquila observando como cocina, cuida a nuestro hijo y está pendiente de mí haciendo que me cuestione si estoy haciendo lo correcto con estar a solas con él o definitivamente me está engañando.
Para no quedarme con la duda le lanzo la pregunta. Necesito aclarar todo de una vez para tomar una decisión correcta.

— Antes de nada quiero agradecerte mucho el que me hayas traído aquí, pero me gustaría saber porqué quieres quitarme la custodia de Leandro. — Thiago me observa con seriedad.
En menos de tres segundos lo tengo parado enfrente mía, clavando sus ojos en mí me responde.

— Jamás voy hacer algo así. Leandro es nuestro hijo, y soy consciente de todos mis errores, como también admito que dejarme de llevar por otras personas me han hecho de tomar decisiones incorrectas.
Si te soy sincero me dolió mucho el que te quedaras embarazada de otro hombre, después admití mi culpa y empecé a encajar todo.
Yo no sabía nada de esa demanda, hasta que mi abogado mi llamó diciendo lo sucedido porque tú misma renunciaste a la custodia compartida, querías la total.

— ¿Qué? Yo nunca haría algo así.

— Lo sé. Y sé que tú no fuiste la que hablaste con mi abogado. Todo esto es muy confuso, y ya está resuelto. Yo mismo me he encargado de retirar la demanda y decirte que tarde o temprano Raquel va pagar por todo el daño que te está haciendo.

— Por eso me has traído aquí.

— Sí, porque no soportaría que algo malo te ocurriera, y mira me duele mucho verte así.
Acepta mi mano Masiel y déjame al menos protegerte aunque mi amor no sea correspondido, yo seguiré a tu lado velando por tu seguridad reparando tu corazón.

Sí, lo necesito y lo amo. Pero no quiero decirle nada, no volveré a caer en el mismo hoyo dos veces.
En estos momentos, necesito recuperar mi estabilidad, ahora con la perdida de mi bebé debo analizar detalladamente que debo hacer para salvar la vida de mi hijo.
Según los médicos, la única manera y más productivo es tener otro hermano y con su sangre poder hacer que Leandro tenga una vida normal al cabo de unos años.

Las palabras del doctor golpean repetidamente mi cabeza, y aunque en un principio me oponía, ahora debo de hacerlo.

Han pasado varias semanas desde que vinimos a la casa de campo, admito que me sentido a gusto y las cosas con Thiago han mejorado bastante, él me ha respetado en todo momento, se ha mostrado gentil y cariñoso con nosotros y se ha estado encargando del proyecto de la cafetería y hacer su trabajo en su empresa.
En ocasiones lo veo agotado, sin embargo su sonrisa me desarma por completo y su manera tan cordial de tratarme.
Me ha estado cuidando en todos los aspectos, me ha consentido y ha echo sin que él lo sepa reconstruir de nuevo mi corazón.

Esta noche le he pedido a Petra que cuide de Leandro, quiero tener una cena romántica con Thiago.
He estado toda la tarde en la cocina preparando su comida favorita y el postre ya veremos.
Pongo la mesa con velas y en la cama pues he puesto unas linternas no había más velas.

Espero a que llegue Thiago, me pongo una bata de estar por casa y unos rulos.
Al entrar Thiago con esos andares de modelo de pasarela, me observa de arriba a bajo, su reacción es hace notar inmediatamente.

— Estás preciosa. — Me sonríe cálidamente con un brillo en sus claros y hermosos ojos.

— Gracias por el cumplido. Hoy quería sorpréndete y quería estar a solas contigo.

— Espera un momento. ¿Porqué has organizado todo esto? — Me pongo en modo gata melosa jugando con mi dedo índice en su pecho dándole a entender que quiero acción.

— ¿Estás segura? — Ruedo mis ojos, preguntándome porque no me besa.

— Eh... sí, claro.

— ¿De verdad quieres que hagamos el amor? — A ver porque me hace tanta pregunta me va quitar las ganas.

— Sí, hermoso, sí. Quiero echar una pólvora para que me dejes embarazada para salvar a Leandro. ¿Te has quedado tranquilo?

— No. Hacerlo por hacer no. Sí no te nace, no podemos hacerlo.

— Thiago, yo quiero hacerlo contigo y punto. Así que cena, coge fuerzas y el postre terminamos en la cama.

— Discúlpame Masiel, pero esta noche no va poder ser. Dejemos para otra ocasión.

— A ver, a ver. Qué me pierdo.
Osea, estabas hace meses atrás acosándome para tener sexo conmigo y ahora que tengo la almeja echa agua y quiero mojar el churro vas y me dices que no. ¿Pero tú eres tonto o quieres volverme loca?

— Quiero que me abras tu corazón.

— Confórmate con que me abra de piernas. — Mi tono es vacilante.

— Cenemos, ya hablamos en otro momento. — Thiago se hace a un lado para irse a dar una ducha dejándome helada con su reacción.

A decir verdad, esta noche no he mojado el churro, ni en varios días más donde supuestamente estoy ovulando para quedarme embarazada.
Los días han pasado y la negación de Thiago me ha dejado más triste, y decepcionada.
Por esa misma razón recojo mis cosas y me marcho hacia mi casa con mi hijo.

De vuelta en mi casa, empiezo a pensar en mí hijo, las última revisión no me dieron buenas noticias.
Estoy desesperada, y por supuesto no voy a rogarle a Thiago, una también tiene derecho a restrificar sus errores y al igual que perdónanos nos gusta que nos permitan entrar de nuevo en sus vidas e intentar rectificar nuestros errores.
Al parecer, Thiago sigue empeñado en no tocarme, respeto su decisión aunque me jode por mí hijo.

Después de tanto tiempo encerrada en casa, Celeste me anima para ir a cenar en un nuevo restaurante.
Acepto su invitación y con un atuendo sencillo me voy con ella y Loles a cenar.
Ya en el restaurante, estamos hablando de todo un poco, cuando mís amigas se quedan calladas mirando al frente.
Giro el pescuezo a cámara lenta, curiosa por saber qué pasa, cuando veo a Thiago acompañado de una mujer muy elegante. Dónde el, mostrándose como todo un caballero le retira la silla y toma asiento sin apartar sus ojos de ella. Si lo hubiera hecho, se hubiera percatado de mi presencia.

— ¿Estás tranquila amiga?— Me dice Loles.

— ¿Yo? ¿Porqué tengo que estar mal? — Actuó con normalidad, fingiendo indiferencia, cuando por dentro estoy muerta de celos.

Continuamos cenando, hasta que al fin traen la cuenta y al levantarme es ahí donde me encuentro con Thiago.
Nos quedamos observando unos segundos, él no dice nada y yo prefiero hacer que tampoco lo conozco hasta que la buena señora me confunde con Raquel.
Me vuelvo con calma, ya que por dentro de mi cuerpo estoy que echo lumbre.

— Disculpe señora, creo que me ha confundido con mi hermana. — Hablo despacio mirando de vez en cuando a Thiago.
Al voltearme para irme, es Thiago quien hace las presentaciones.

— Masiel, ella es Grace, una amiga especial. Grace ella es Masiel, la madre de mi hijo. — Me quedo quieta observando a Thiago con cara de pocos amigos.

— Mucho gusto, ya tenía ganas de conocerte Masiel, Thiago me ha explicado por lo que estáis pasando con vuestro hijo, si necesitas algo, aquí estoy para ayudarte, soy científica. — Ah, encima es todo un cerebrito, además de guapa.
Hay que joderse, todo lo tiene.

— Gracias, muy amable lo tendré en cuenta.

— Masiel, Grace lleva poco tiempo en el país, me gustaría que fueras su amiga, ella no conoce a nadie.

— Claro, cómo no. — Respondo desganada.

— Que tal si nos vamos todos a tomar algo, yo invito. — Propone la científica.
A lo que a mí pesar, las que considero mis amigas aceptan encantadas.

Quiero excusarme, no me dejan.
Por lo que no me queda otra de ir hasta un pub, pedirme un zumo y sentarme en el primer banquete que veo viendo cómo Thiago y la científica se lo pasan de vicio.
Me bebo el zumo, Loles viene hasta mí diciéndome que ha conocido a un hombre interesante y se va a parte. Por mí, como si se quiere ir al Congo.
Celeste se para enfrente mío, me hace entrega de una cerveza y ambas brindamos.

— ¿Porqué brindamos?— Pregunto dudosa.

— No sé, me apetece brindar con mi amiga. ¿Hay algo de malo? — Niego con mi cabeza.

Sonrío y me relajo un poco hablando con mi amiga hasta que se une la científica y se pide una cerveza.
La tía está qué parece que se ha tomado alguna sustancia de esas peligrosas, no deja de reír y bailar incluso tira de mí para bailar en la pista.

A solas en la pista la científica se acerca hasta mí, susurrándome en la oreja me dice que le gusta Thiago y si no me importa que se vayan a un hotel.
Me paro de golpe, la miro con detenimiento diciéndole que no me importa. Thiago tiene su vida y yo lo respeto.
Ella sonríe feliz, se voltea para mirar a Thiago lanzándole indirectas donde él viene hacia nosotras, la rodea por la cintura y la besa con pasión.
Me quedo mirando la escena, no me agrada en lo más mínimo.
Pero...¿Qué voy hacer?
Camino hacia atrás con disimulo dejando a la pareja que se metan mano mientras yo decepcionada y aguantando las ganas de llorar busco a Celeste para irme a casa.
Me despido de mi amiga fingiendo felicidad y con ganas de volver a quedar de nuevo.

Al despedirme de mi amiga me voy directa hacia la ducha donde no quiero que me vean débil.
El agua se mezcla con mis lágrimas y mi cuerpo se hace un ovillo donde no dejo de pensar en mí mala suerte.
Algo más aliavada, me tumbo en la cama y me quedo dormida pensando en una idea.

Por la mañana temprano, junto a mi hijo voy a hablar con mi abogado donde él me explica que soy la dueña del edificio donde se encuentra mi cafetería.
Nadie puede quitarme nada, le digo a mi abogado donde él revisa los papeles y me dice que  efectivamente, yo soy la absoluta dueña.
Por primera vez en mucho tiempo siento que las fuerzas y las ganas de luchar se han instalando dentro de mí.

Al ir a la cafetería veo que ya casi está terminada.
Solo faltan unos detalles y pronto podré abrir mi propio negocio donde espero que me vaya todo bien.
Al salir de la cafetería, me dirijo hacia otro banco donde hablo con la directora y pido un préstamo.
Al parecer me lo aceptan, firmo los papeles y le ingreso el dinero a Thiago.
Ahora ya no quiero nada de él, quiero ver qué soy capaz de coger las riendas de vida.

Sin embargo, no todo es oro lo que reluce, y al llegar a mi casa me encuentro a Thiago mirándome como un toro enfadado.

— ¿Qué se supone que tratas de hacer Masiel? — Me muestra el teléfono donde veo el saldo de su cuenta.

—Devolverte tú dinero. No quiero nada de ti Thiago, quiero hacer las cosas a mi modo, y si salen mal pues mala suerte y si salen bien mejor para mí. — Me encojo de hombros haciéndome la inocente.

— Yo no te he pedido nada, además yo te di el dinero porque quise.
Para que obtengas tu propio negocio no para que te hagas la ofendida. Responde, ¿Porqué haces todo esto? — Agarro varias bocanadas de aire antes de empezar hablar y sacarme esta espinita.

— Solo quiero que seas sincero. ¿Porqué has pasado la noche con Grace y no quieres nada conmigo?

— Porque soy hombre y tengo necesidad de estar con una mujer. Además, Grace me gusta mucho y es compatible conmigo. Podemos tener hijos en un futuro. — Su respuesta me entristece.

— Dijiste que me amabas, y yo he creído que podemos estar juntos— Termino la frase en un susurro donde mis ojos se dejan empañecer.

— Nunca habrá otra mujer como tú en mi corazón. Sin embargo, han pasado tantas cosas entre nosotros que no puedo prometer algo que me llegue a cansar.

— Entiendo, no te preocupes Thiago. No siempre conseguimos aquello que deseamos. A veces el dolor nos ciega y otras no podemos tapar la cicatriz.
Quiero decirte que deseo que seas muy feliz, te lo mereces.

— Gracias, yo también deseo que encuentres un buen hombre que sepa hacerte feliz y te dé todo lo que te mereces.
Ahora devuelve el dinero y quédate con el negocio.
Es lo mínimo que puedo hacer por ti y mi hijo.

— Leandro es lo único que nos queda.

— Sí. Lucharemos por él juntos.

— De acuerdo. Te puedo pedir algo.

— Dime, lo que quieras.

— Déjame besarte por última vez. — Thiago se acerca hasta mí agarrando con sus grandes manos mi rostro me besa con un cariño que me hace de volverme más vulnerable.
Un beso que dura unos minutos y que me sabe a gloria, este será el último contacto que tengamos y en donde a través de este pequeño gesto le digo medio gritando en silencio que lo amo, donde siento mi corazón quebrarse pero debo fingir una sonrisa y despedirme de él deseándole que sea feliz, sin rencores, sin peleas ni celos.
Después de todo es el padre de mi hijo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro