-37- De vuelta en casa
De vuelta en casa.
Con ese pensamiento me subo en el avión acompañada de mi vecino, el cual ha estado con el pico cerrado todo el rato que llevamos sentados en el aeropuerto esperando nuestro vuelo.
Como soy así de no verme callá ni debajo del agua y conociendo a Neil estoy más que segura de la posibilidad de poder estar rondando muchas cosas por su mente.
— ¡Che! ¿Qué te pasa vecino? Hablas poco.
— Estoy bien. — Responde tajantemente.
— No, si no te pregunto por la salud, es que quiero saber porque estás tan serio.
— No es nada. Simplemente estaba dándole vueltas al asunto de tu embarazo y del supuesto padre de tu bebé.
— Cuéntame, me gustaría saber tú opinión. — Mirar a Neil y ver la expresión tan seria en su rostro solo consigue darme más miedo a lo que pueda decirme.
— Mira Masiel, antes de nada quiero que sepas que te quiero mucho debido a que nos conocemos desde hace muchos años. Quiero ayudarte porque...—Hace una pausa respirando hondo— Porque mi madre también pasó por lo mismo que tú. Yo me he criado sin padre, y aunque mi madre fue una mujer luchadora, también sufrió mucho y eso hizo de llevarla a elegir el camino incorrecto.
Para nadie es un secreto que mi madre está en la cárcel por tráfico de drogas, mientras ella cumple su condena encerrada yo también fui condenado sin tener culpa.
Me condenó a días de soledad, de aprender a tener que buscarme la vida cuando apenas era un niño.
Gracias a mis tíos pude estudiar, trabajar y aprender que no debes confiar de nadie a la ligera.
Con esto quiero decirte, que pase lo que pase con tu embarazo estaré a tu lado y solo espero que sepas tomar las decisiones correctas cuando llegue el momento de enfrentarte con Thiago.
— Si algo tengo claro, es que Thiago no es hombre con el quiero compartir mi vida. — Me callo de golpe. Por no decirle que siempre soñé que fuera él.
Ahora mismo, mi corazón está vacío porque lo que verdaderamente me importa es que salga todo bien y poder tener a mi hijo entre mis brazos.
— Espero que seas feliz te lo mereces Masiel. — Nos abrazamos.
Sí, recibo con gusto ese abrazo, su mirada me transpasa por completo como una flecha, miro su boca y tengo antojo de besarlo pero me abstengo de hacerlo.
Neil es mi vecino, un hombre amable y cariñoso que en estos momentos tan difíciles para mí no ha dudado en apoyarme.
Algo por lo que le estoy eternamente agradecida.
El viaje se hace pesado, y más porque tengo que estar levantándome para ir al baño y molestar a la azafata cada dos por tres.
Neil hace lo que puede para entretenerme, pero la angustia y el malestar no me lo quita nadie.
Después de horas de vuelo, al fin puedo tocar suelo hasta me siento emocionada de poder decir que estoy de vuelta en mi país donde intentaré hacer todo aquello en lo que sueño despierta.
Por ello, al llegar a mi barrio, el de toda la vida donde salen a recibirme mis vecinas para darme ese abrazo por el que tanto hubiera pagado para sentir que en verdad le importo alguien.
La Petra, la Ignacia son las primeras en comerme a besos y yo por supuesto dejo que me llenen la cara de babas.
Las quiero tanto, da igual que sean mis vecinas para mí son como mis abuelas.
— Gracias por ir a por ella Neil y traerla de regreso, ya te dije que si ibas te iba a esperar una gran sorpresa. — Dice la Ignacia sonando sus mocos en el mandil.
— Y tanto que me llevado una sorpresa, pero lo importante es que Masiel está de regreso y se va quedar con nosotros para siempre. — Neil le guiña un ojo a la Ignacia y tras disculparse se marcha a su apartamento.
— ¿Qué? Cuenta, ¿Te ha pedido en matrimonio? Porque ha eso lo he mandado al Playboy éste. — Me quedo de piedra al escuchar como Petra me dice la verdadera intención de ir Neil hasta Londres.
Me quedo más blanca que la nieve y más calla que una niña buena en misa. Por supuesto, tengo delante mía interrogandome a Petra Belmon, no es cualquier persona y hasta que no me saque toda la información no me deja respirar oxígeno.
— Petra yo...tengo que contaros algo. Estoy embarazada pero no es Neil el padre que conste.
Dejo caer mi cabeza hacia delante una vez que Petra me ha traído un té de manzanilla con una galletas hechas por ella.
Las tres nos sentamos en círculo y mirando la foto de mi papá comienzo a contarle toda la historia.
Por primera vez en mi vida veo a Petra Belmon muy callada escuchando una a una mis palabras.
Al terminar de hablar, todas nos quedamos en silencio y es ahí donde la Ignacia me abraza llorando emocionada diciéndome que va rezar mucho para que Dios me premie con el nacimiento de mi bebé.
Le sonrío tímidamente asintiendo con mi cabeza.
— Escúchame con atención Masiel, ese tal Thiago es un gilipollas de mucho cuidado, y los pantalones los lleva porque no tiene nada que ponerse, no es porque sea un hombre responsable de sus acciones.
Antes de comprometerse con Raquel ha debido de permanecer a tu lado para apoyarte no dejarte ir porque ya sabe que no nacerá la criatura. Ni que fuera Dios para saberlo el gilipollas éste.
Y la desgraciada de tu hermana, esa es la peor de todas. En fin, sabemos cómo las gasta Raquel por lo que no vamos a entrar en detalles.
Ahora, te voy a decir algo. Thiago es el padre de tú hijo, pero de hombre no tiene nada, podrás amarlo pero más debes amarte a ti misma y luchar por salir adelante y que sepas que aquí vamos a estar para tí. — Petra se limpia sus lágrimas de la emoción que siente, pues al igual que yo me encuentro en esta situación hace quince años atrás su hija también la abandonó su pareja cuando quedó embarazada.
Donde Petra junto a su marido ayudó a su hija a criar a su nieto para que no le faltara de nada.
A decir verdad, me siento más tranquila y una sensación de paz en mi interior de tener a mi lado a gente dispuesta ayudarme sin juzgarme.
Lo que sí me pesa el no haber podido realizar mi sueño de poder estar con un hombre que me quiera y quererlo hasta la vejez. No pido que me traigan la Luna, no soy exigente en una relación y creo que tampoco soy tóxica, pero tampoco soy tan idiota de quedarme al lado de un hombre que ha sido mi amante, no mi amor verdadero.
Aunque yo siga sintiendo algo por Thiago, no quiero volver a saber de él, aunque es algo difícil de evitar ya que pronto será mi cuñado.
Le mando un mensaje para decirle que he llegado bien, al menos que no quede en mí la falta de educación. Tampoco voy a ser como él pero sabiendo que contra más lejos mucho mejor.
La respuesta no tarda en llegar. Me hace una llamada y al descolgar me encuentro con la voz inmaculada de mi hermana echando veneno por su boquita.
— ¿Qué haces escribiendo a Thiago? ¿Es que no te ha quedado claro que debes de alejarte de él? ¿Tan estúpida eres que no puedes hacerlo?
— Solo le he enviado un mensaje no le he declarado mi amor para que te pongas en modo tóxica subnormal.
— Mira Masiel, estoy ahora mismo muy ilusionada con mi boda. Hemos estado en el médico y nos ha dicho los resultados de las pruebas que he me echo de fertilidad. En estos momentos Thiago y yo nos estamos preparando para ser padres y por nada del mundo voy a permitir que te metas en mis asuntos y arruines mis planes.
— Tranquila egoísta, tranquila avariciosa y tranquila so' Penco, no voy arruinarte ni el maquillaje. Ahí tienes a tu amado marido de convivencia porque de amor no creo que lo sea. — Raquel se echa a reír a carcajadas estoy segura que con menos gracia que un galgo en pasarela de modas.
Decido terminar la conversación, total hablar con Raquel es como si hablas con la pared.
Suspiro pesadamente rozando mi vientre pensando en Thiago.
Sé que tengo que olvidarlo, pero cómo se hace cuando estoy esperando un hijo de él.
Aunque no estoy segura si va nacer o no.
La idea me perturba y aunque trato de ver lo positivo no puedo dejar de pensar en el asunto.
Por la noche tocan mi puerta.
Al abrir me encuentro a Neil con sus seguidoras trayéndome la cena.
La Petra pasa dentro directa a la cocina seguida de la Consuelo y la Ignacia.
Miro a Neil sonriéndole viendo la expresión de paciencia que tiene al escuchar a las tres Marías hablando sin parar.
La cena al fin termina y mis tres Marías se marchan dejándome sola con Neil.
A decir verdad me siento un poco tímida con su presencia.
Neil se preocupa por mí, apenas me deja de hacer nada y cuando quiero hacer algo me gruñe para que me relaje por mí bienestar y el de mi bebé.
A decir verdad, siento una emoción dentro de mí de ver como el hombre del cual he estado por tantos años enamorada se tuvo que acostar con mi hermana para alejarme de él y yo caer en los brazos de Thiago para ver mi error y conocer al verdadero Neil.
Él siempre ha sido como mi amigo del alma, nunca me ha faltado el respeto y en ocasiones hubiera deseado que me tomara y me hiciera el amor.
Ahora verlo sentado tan tranquilo con su brazo extendido por encima de mí hombros mirándome con esos ojitos tan brillantes acompañados de una sonrisa que me derrite hace que me tenga que levantar para ir al baño y pensar en porqué estoy al rojo vivo.
Siento que tener a Neil tan cerca va ser un reto para mí, aún quiero que me toque, y sólo hay que decirle a mi cuerpo que se enfríe o acabaré por ser yo quien se lance a él.
— Esto... Neil quiero dormir estoy cansanda ... Disculpa pero...— Perdón pero quiero poner distancias. Pienso para mis adentros rebuscando la fortaleza que necesito en estos momentos para no caer en el pecado de hacer el amor con Neil.
— No te preocupes, entiendo que el viaje ha sido largo. No pasa nada ve a dormir yo estaré aquí hasta que acabe la película.
— De acuerdo. — Respiro hondo dando pasos cortos para ir hasta mí habitación donde al cerrar la puerta apoyo mi espalda y mi cabeza suspirando fuerte repitiéndome a mí misma como debo de superar este sentimiento que aún sigue nadando por cada centímetro de cuerpo provocando querer desnudarme y dejar que me haga el amor aunque sea por una noche.
Tal vez esté chiflada, o sea las hormonas que las tenga descolocadas para estar tan excitada.
Mejor me voy a dormir ya no quiero pensar en nada y mucho menos en cuanto se entere Raquel de mi embarazo.
Entonces si se va liar la tercera guerra mundial.
Nada más levantarme veo como duerme Neil en el sofá. Se ve tan guapo el condenado, me acerco hasta él para rozar con cuidado sus labios, me acerco tanto que acabo sintiendo su mano en mi nuca y su lengua jugando con bestialidad con la mía.
Por su puesto, una que no es de mazapán, me enciendo tan rápido como la pólvora.
Neil se incorpora y yo me siento encima de su regazo rodeándole por su nuca, el beso se está volviendo más salvaje y nuestros cuerpos queman tanto que necesitan ser apagados.
Con un rápido movimiento me quita la camiseta mis pechos al aire son acariciados por él, su boca juega con mis pezones logrando excitarme tanto que cierro los ojos dejándome llevar por él. He esperado mucho tiempo para tener este momento con él, y ahora no quiero parar.
— Masiel abre la puerta que traigo chocolate. — Vocea la Petra.
— Mierda— Maldice Neil ayudándome a ponerme la camiseta.
Joder con la Petra vaya manera de interrumpir cuando una estaba en lo mejor.
—¡Que quieres Petra que siempre andas molestando! — Gruño abriendo la puerta a la que pasa ella respondiendo con altanería.
Pero cuando ve a Neil disimulando colocándose su cabello, no hay que ser muy tontos para saber lo que estaba ocurriendo.
— ¡Qué vergüenza! Masiel...yo... No sabía que Neil y tú... — ¡OMG! La primera vez que veo como Petra se sonroja muerta de la vergüenza. Hasta me da la risa de verla dejando la bolsa encima de la mesa sin querer mirarnos.
— Venga Petrica no te pongas así, si no ha pasado nada. Has llegado cuando íbamos a entrar a matar al toro pero tranquila que nos has cortado el rollo también es verdad.
— ¿Y a ti, no te da vergüenza en tu estado? Mira si le pasa algo al bebé y tú andando de calienta braguetas. ¡Golfa! — ¿Qué? ¿Petra me ha insultado? — Y tú Neil, no se supone que tienes que tener el pajarito guardado. No ves que está chica, mejor dicho. Esta descerebrada está embarazada y no puede hacer cochinadas.
¿En qué piensan par de descerebrados?
Sí, nos acaba de caer la del pulpo con Petra. Y tanto Neil como yo comiendo los churros con chocolate calladitos como niños buenos.
Al irse Petra Belmon, bueno se va porque tiene que comprar si no aquí la tengo todo el día dándome la tabarra aunque después de lo sucedido creo haberla escuchado decir que se va pegar a mí como una lapa.
— Telita con la Petra como se pone. — Hablo rompiendo el hielo al ver tan serio a mi vecino.
— Masiel, no lo tomes a mal, pero Petra lleva razón. Tú estás embarazada y no debemos de hacer nada inapropiado, imagínate que le sucede algo al bebé o a tí. No. No podría perdonarme no haber sido más coherente.
Lo siento mucho Masiel pero por mi parte no se volverá a repetir.
— Neil, yo... — Me callo de golpe notando una bola ácida en mi garganta y mis ojos empiezan a picarme. Quiero decirle la verdad, las veces que he querido que ocurra este momento de intimidad entre nosotros y aunque esté embarazada el mismo médico me comentó de poder tener sexo. Aún así, guardo silencio y le doy la razón a Neil haciéndole la promesa de no volver a suceder más este tipo de acercamiento.
Neil se marcha dándome un beso en la frente y a continuación me dejo caer en el sofá llorando como una estúpida. Porque así es como me siento, una estúpida que ha estado enamorada de él en secreto y ahora que hay una acercamiento entre nosotros quiero al menos intentar que me vea con otros ojos.
Quizás Neil esté haciendo esto por mí como acto de generosidad.
En fin, debo de concienciarme del lugar que ocupo en la vida de Neil y él en la mía. Aunque me duela no puedo tener otro acercamiento con él.
Es por eso que todas las noches después de cenar y asegurarse de que estoy bien, él se marcha a su casa.
He podido ver como chateaba con una chica muy guapa.
No niego que no me ha prestado bien, aún así reconozco que Neil no es nada mío y él no está en la obligación de permanecer todo el rato a mi lado.
Por lo que a la noche siguiente lo convenzo para que se vaya a tomar una copa incluso me atrevo a decirle que debe de sacar de paseo al pajarito. Él me sonríe y niega de quedar con una chica.
— Anda vecino que nos conocemos. Estoy segura que has conocido una buena chica. Además Neil, no tienes porqué encerrarte conmigo, debes salir a pasártelo bien.
— Pero...yo...no quiero dejarte sola. — Me ruega sujetando mis manos.
— Vete hermoso, anda sal a divertirte y no te preocupes por mí voy a estar bien. Ya has escuchado a los médicos todo está bien, el feto se está desarrollando favorablemente. Puedes estar tranquilo.
— Vale si insistes me iré. Ahora, pienso tocar tu puerta de madrugada y pasar para ver cómo sigues.
— Hazlo no tengo ningún problema.
Sonrío disimulando perfectamente mi tristeza.
Por un lado quiero que se quede y los celos me matan de pensar que pasará la noche con una mujer, tampoco debo de ser egoísta y dejar que haga su vida yo seguiré adelante y agradeciendo todo lo bien que se está portando conmigo.
Petra se queda un rato conmigo hablando por supuesto de Neil.
Ella misma me convence de el amor que siente Neil hacia mí, sacamos nuestras conclusiones sobre nuestra relación pueda ir más allá.
Por eso antes de dormir imagino esa posibilidad.
Pero al ver un mensaje de Neil diciéndome que ha quedado con una chica para esta noche, siento de manera inmediata la desilusión golpearme fuerte.
Y más cuando lo veo por la mirilla de mi puerta pasar con la morena a su apartamento, seguido ver la luz de su habitación y alguna sombra de estar duro que te pego.
Me siento en el sofá poniendo mis rodillas en la boca.
Lloro sin saber porqué, pero es como me siento, sola.
Primero fue él, después vino Orlando, al final pensé que tenía posibilidad con Thiago de encontrar el amor y cuando di todo por perdido de nuevo aparece Neil despertando de nuevo mis ilusiones para qué.
Para tener que dormirlas de nuevo y repetirme a mí misma de seguir adelante y ahora tengo un motivo suficiente para hacerlo. Mi bebé.
Hablar es fácil, y hacer tripas corazón es muy diferente debido a que me la paso escuchando a Neil como habla de tal Marina. Marina es una nueva compañera de trabajo de Neil y al parecer están flechados.
Por supuesto, yo le doy buenos consejos cuando por dentro me matan los celos.
Desde que Neil comenzó hace ya un mes a salir con Marina, no le veo mucho.
Pasa todos los días por la mañana para saludarme y saber cuándo tengo cita con el médico, unas veces me acompaña otras no por el trabajo.
Sin embargo, las cosas entre nosotros han cambiado bastante, si antes estábamos más cercanos ahora estamos más distanciados.
Yo trato de seguir con mis estudios y al mismo tiempo trabajar en el restaurante que hay en Suiza de Lisandro el último que compró.
Aún así, mi sucia mente no deja de pensar en Neil.
Incluso ya me he olvidado de Thiago si no fuera porque en dos semanas se casa con mi hermana.
Yo de momento no he hablado con él, sigo adelante con mi embarazo, eso sí, tengo que hacer muchas visitas a los doctores para que sigan el embarazo y no pase nada. De momento me comunican que todo está perfectamente incluso me han dicho que en la próxima visita me dirán el sexo del niño.
Tan feliz estoy con la noticia como sin pensar en nada más que en decirlo a Neil lo espero todo el día, atreviéndome a preparar su cena preferida, quiero de algún modo hablar con él.
Le dicho que pase antes por mi casa, pero con lo que no contaba era que iba a venir acompañado por la tal Marina.
Al verlos juntos se me cae el martillo de Thor a los pies. Trato de ser simpática pero no me sale. Los celos me delatan y las indirectas que le lanzo a Neil son como cuchillos afiliados.
— Masiel, ¿puedes comportarte por favor? Me está dando vergüenza ajena de tú comportamiento.
— ¿Mi qué? Por favor Neil, que pasa por qué te abrace, te bese la mejilla o te diga lo idiota que eres o cuente alguna que otra anécdotas de nosotros a tú rollo de noche.
— No, Masiel. No te voy a permitir que hables así de Marina. Ella es mi novia y la respetas. — Neil me mira furioso, tanto que hasta sus ojos se han oscurecido demasiado.
— Lo siento Neil. Sólo estaba bromeando. Venga, no te lo tomes a mal y vamos a beber una copa de vino para tranquilizarnos. — Propongo sintiendo me intimidada con la mira negra de Neil sobre mí.
Saco dos copas de vino tinto y yo me preparo un zumo.
Al servir la copa a Marina sin querer se la derramo en su vestido.
— Lo siento mucho no era mi intención. Ven, déjame que te ayude a limpiar. — Marina trata de limpiar con la mano quitando importancia al asunto.
Al parecer mi torpeza ha sido mal interpretada por Neil el cual no tarda en acusarme de haberlo hecho apropósito.
Trato de disculparme diciéndole que ha sido un accidente cuando veo que Neil se marcha con Marina diciéndome de volver en otra ocasión.
Me siento mal por lo ocurrido y no se me ocurre otra cosa de salir detrás de ellos.
Ojalá no lo hubiera hecho para no tener que escuchar una frase que terminó por romper toda clase de esperanza con Neil.
— Perdona mi amor, pero es que mi vecina anda un poco desorientada.
— No, yo más bien diría que tú vecina está enamorada de ti Neil. Y eso no me agrada. No soy estúpida y he visto como ha intentado coquetear contigo.
— ¡Qué va cariño! Ella está así porque está desesperada, no ves que está embarazada de otro. Y como está sola se piensa lo que no es. Pero tranquila mi amor, solo la quiero como si fuera mi hermana jamás me he sentido atraído por ella.
Se besan y yo estoy a escasos metros de ellos. Neil se da cuenta de mí presencia y sigue besándola mientras yo sigo plantada aún en estado de shock.
— Neil — Llamo su atención. — Antes de nada quería disculparme y decirle a tú novia que en verdad lamento mucho lo ocurrido y no volverá a pasar. También quiero que sepas Marina de que hacéis buena pareja tú y Neil. En verdad me caes muy bien, me gustaría tomar algún día un café de buena onda ya sabes.
— Gracias, lo tendré en cuenta. — No dice nada más para pasar al apartamento de Neil.
— Masiel, lamento mucho lo que he dicho sobre tí, estaba enfadado, pero entiende que tengo novia y tú pareces una loca tratando de captar mi atención.
— Simplemente estoy desesperada por encontrar un hombre como tú, quizás me haya equivocado al pensar en que pueda existir algo entre tú y yo olvidándome por completo de nuestra amistad. He sigo una idiota y lamento si te he dado esa impresión, no volverá a pasar puedes estar tranquilo que no te molestaré.
— Puedes molestarme siempre que lo desees. Yo siempre estaré a tu lado, nunca rompo mi promesa.
— No es necesario Neil, entiendo perfectamente que tú tienes tú vida privada y yo tengo que afrontar esto sola, poco a poco debo mentalizarme de ello. De nuevo te doy las gracias por todo. Y ahora pasa, te espera tú novia. — Me giró sobre mis talones y entro en mi casa donde al cerrar al puerta todo comienza a verse nublado, las lágrimas caen por sí sola y mi pecho está tan oprimido que me cuesta respirar.
Te quiero Neil, siempre he estado enamorada de tí y en estos momentos te necesito más que nunca.
Sin embargo, este es mi problema ya no puedo seguir detrás de nadie sí o sí debo de afrontar mi problema sola.
De momento estoy bien y mi bebé está perfectamente eso es lo que me importa.
Debo de consolarme yo sola, tirar del carro yo sola.
Y así es como he comenzado a estudiar para preparar los exámenes, pronto debo de examinarme y quiero obtener mi título.
Estudio por las mañanas y por tardes voy al restaurante pero claro mi barriga se nota y para nadie es un secreto de que estoy embarazada.
Tanto como para recibir una llamada de teléfono de Orlando reprochando me el no haberle dicho nada sobre mi embarazo.
Según me ha contado se lo ha dicho Vicent, el encargado del restaurante.
Cómo no me queda de otra le cuento todo, y al terminar de contarle mi historia interminable me dice que vendrá a Suiza para reunirse conmigo para hablar sobre la empresa.
En un principio me niego, pero es Orlando quien me hace recordar que somos socios y me guste o no tenemos que reunirnos.
Pues nada, solo me queda esperar que pase tres días para verlo y consolarlo por la boda de mi hermana que será en cinco días.
Ahora mismo estoy muy nerviosa, estoy en la sala de la universidad para dar comienzo a mi examen.
Hay mucha gente joven preparándose para examinarse. Nos hacen entrega de los exámenes y después de darnos una charla empezamos hacer el examen.
Después de una hora termino y a decir verdad me ha salido mejor de lo que esperaba, ahora solo me queda esperar para que me den los resultados.
Llamo a Ivy para saber cómo le ha ido a ella en el examen, hablamos sobre mí vida aburrida donde me la pasó más tiempo en los médicos que en casa y sobre Neil. Bueno de él ya no sé mucho desde que está con su novia solo me visita lo justo.
Mientras hablo con mi amiga veo desde lejos a Marina, vaya y está que hace aquí. Me pregunto a la vez que me levanto para ir a saludarla, pero cual es mi sorpresa que está besando a otro chico.
Me acerco intrigada para ver más cerca grabando con mi teléfono por si acaso.
Me encuentro a una distancia prudencial y sí, es ella.
¡Será zorra! Grabo con mi teléfono todo para mostrárselo a Neil. Vaya que si lo va saber.
Por supuesto, antes de hablar tengo que saber si aún siguen juntos o no.
Para seguir haciendo de detective me dirijo hacia la oficina de Neil para hablar con él.
Cómo está algo ocupado quedamos en vernos en media hora cuando termine su turno.
Pregunto primero por Marina y me dice que hoy no ha ido a trabajar por qué se encontraba enferma.
Sonrío como maléfica sé qué lo está engañando y hoy mismo va saberlo.
Por ello, nada más termina su trabajo decidimos caminar hasta el restaurante pero como no soy buena para callarme lo que sé empiezo a contarle lo que he visto.
— Esto Neil, quería decirte algo importante pero...
— Venga Masiel suelta lo que llevas cociendo por tanto tiempo.
— Es que no exactamente como decírtelo. Es sobre Marina, hoy mismo la he visto en la universidad besando a otro. Para mí que te engaña. — Suelto el aire acumulado sintiéndome nerviosa viendo como el semblante de mi vecino a cambiado de estar de buen humor a mirarme como si quiere estrangularme.
— ¿Estas segura de lo que dices? — Habla entre dientes clavando su mirada oscura en mí.
— Sí, estoy segura yo misma la vi. Te lo prometo, no te engaño, lo vi todo cuando salía de hacer el examen solo quiero advertir no deseo causar problemas entre vosotros.
— Déjalo ya Masiel y no inventes. Marina está enferma yo mismo hablé con ella. Escúchame bien Masiel, no quiero que te confundas y tampoco quiero romper mi amistad contigo. Yo te estoy ayudando encantado, porque significas mucho para mí, pero entiende que no es mi hijo y yo tengo mi vida propia y quiero seguir conociendo a Marina. — Estaba sintiéndome mal por las palabras de Neil. Quiero sacar el teléfono y mostrarle el vídeo para que vea que no miento. Pero...no lo hago.
— Llevas razón Neil, yo...lo siento mucho...de verdad te deseo la mayor felicidad del mundo porque te la mereces. Perdóname por haberme metido en tus asuntos, simplemente quería avisarte sin maldad. Y sobre lo que haces por mí es muy hermoso pero en parte llevas razón, es algo que debo de afrontar yo sola, por eso soy la madre. Aunque de mi bebé no quiera saber nada su padre pienso darle todo el cariño del mundo.
De nuevo te pido perdón Neil. Y bueno te dejo veo que te llama Marina seguro que habréis quedado.
— Masiel, quédate vamos a comer.— Su voz suena más baja y en sus ojos hay rastro de arrepentimiento.
Precisamente las palabras dañan más que los propios hechos.
Por lo que decido quedar bien con él no mostrándole el vídeo e irme diciéndole que tengo que estudiar para el siguiente examen.
Me despido de Neil caminando hasta casa donde al llegar me siento cansanda físicamente y emocionalmente.
Trato de descansar en el sofá pensando en Neil para culparme por querer ayudarle.
En cierto modo él lleva razón, no es el padre de mi bebé y demasiado está haciendo por mí. Prefiero alejarme de él con diplomacia para que llegue a ser feliz. Mientras tanto yo debo de seguir con mi vida.
Comienzo a estudiar para preparar los exámenes cuando al abrir el navegador me encuentro con una noticia referente a la boda de mi hermana.
Miro las fotos que han subido una revista muy importante de Londres donde se ve a Thiago y ella posando.
Miro una a una las fotos quedándome pensando si en verdad estos dos se aman o solo se van a casar por interés propio.
De pronto otra noticia capta mi atención sobre Raquel, al parecer cabe la posibilidad de estar embarazada.
Vaya, al final se ha quedado. Pienso mientras me meto en sus redes sociales para investigar un poco ya que entre nosotras no hay ningun tipo de conversación y confianza de hermanas.
Y sí, Raquel está embarazada está confirmado por los futuros papás.
En una foto Thiago se ve muy sonriente con su mano puesta en el vientre de mi hermana.
Cierro mis ojos retrocediendo en el pasado donde conmigo no se mostró ni feliz, me sentenció y aquí sigo con cuatro meses de embarazo y feliz de poder ver tener a mi bebé.
Espero que sean felices puesto que yo aunque estoy sola soy la mujer más feliz del mundo.
Dentro de lo malo siempre hay cosas buenas que nos suceden.
Ivy me llama para decirme que ha aprobado los exámenes y yo le respondo que también he aprobado.
Las dos estamos muy felices incluso me dice de venir a Suiza a visitarme. Estoy encantada de poder ver a mi amiga.
Mientras tanto, me reuno con Orlando para tratar el asunto de los negocios.
Orlando al verme se queda impactado, su cara es todo un poema y a mí me da por reir.
— ¡Qué! ¿Es que nunca has visto una mujer embarazada Orlandito? — Digo entre risas.
— Sí, por supuesto que sí. Pero es que yo no pensaba que tú... — Cada vez está más asombrado.
— Pues ya ves, lo que hace una noche salvaje. — Sonrío acariciando mi vientre.
— ¿Y Thiago sabe de tú embarazo? Lo digo porque él no me ha referido nada, tan solo me llamó para decirme que están esperando un hijo de Raquel.
— Thiago me sentenció Orlando. Cuando fui a decirle que estaba embarazada de él ni siquiera se alegro por nosotros. Simplemente me dijo que mi hijo no llegaría a nacer y qué tan solo Raquel es la única mujer que puede darle ese hijo tan ansiado.
Hasta ahora no se ha molestado en llamarme, ni siquiera ha preguntado si sigo o no con el embarazo. Es como si no le importa en lo más absoluto lo que está sucediendo.
— Desgraciado. Aunque sea mi amigo eso no se hace. Thiago te dejó a ti primero embarazada debió de ser un hombre y permanecer a tu lado pasara lo que pasara es su deber. — Orlando golpea la mesa logrando asustarme.
— Orlando no te preocupes, estoy bien y mi bebé también. Los médicos están al pendiente de mi embarazo y estoy segura que no ocurrirá nada malo a mi bebé.
— No trates de justificarlo Masiel. Thiago es un completo idiota, te amaba a tí y te ha dejado ir porque Raquel le va dar un hijo cuando tú estás embarazada de él.
No entiendo porque demonios Thiago ha hecho algo así.
— A decir verdad yo tampoco sé cuáles son sus razones exactas. Lo único que sé y pienso decirlo en el momento que llegue, que este hijo es mío. Él ha perdido todo derecho sobre mí bebé. Si quiere tener un hijo con Raquel ahí la tiene, que sean cuatro o cinco pero el primero es el mío.
— Masiel, de verdad...¿Estás bien? Esto debe ser muy difícil para ti.
— Es muy difícil pensar que una lo ha tenido todo y al día siguiente sin tener culpa acaba en la miseria de la soledad. Tengo personas muy buenas que me ayudan, pero ... No puedo estar siempre pidiendo auxilio, ya me he concienciado de estar sola y si Dios quiere y me concede este bello milagro haré todo lo que me permitan mis fuerzas para sacar adelante a mi bebé.
— Cuenta conmigo Masiel, yo estoy en deuda contigo, has sido tan buena conmigo, me ayudaste cuando más lo necesitaba y eso no lo olvido. Quiero que tomes el dinero de la cuenta de mí padre para gastar en lo que quieras. Yo no te diré nada, de hecho te doy las tarjetas para que compres de todo a tu bebé.
Yo me voy a encargar de buscarte una mejor vivienda y una enfermera viajaré más seguido para estar al pendiente. Y...por favor no digas nada.
Tú fuiste generosa conmigo, humilde y consciente del amor que sentía por tu hermana y me has estado soportando sin pedir nada a cambio. Ahora quiero ser yo quien te cuide y se preocupe por tí y tú bebé.
A Thiago no le diré nada, él está muy ocupado con su boda y sobre Raquel ya he comenzado a olvidar la, poco a poco me he ido dando cuenta de la clase de mujer que es. Tarde, pero agradezco al destino y a mi padre por haberte puesto en mi camino y por seguir a mi lado. Hay tantas cosas que debo de agradecerte Masiel que no tengo suficiente vida para recompensarte todo lo que has hecho por mí.
Nos quedamos callados observando nos en silencio y en parte no quiero depender de nadie quiero luchar sola, al parecer no va poder ser.
Orlando quiere ayudarme, Neil, Petra, la Ignacia y algunas vecinas más.
¿Porque debo de negarme a que me extiendan una mano cuando lo necesito?
Cómo diría mi padre: Las buenas acciones siempre son recompensadas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro