-26- Nueva vida
Después de todo, la ceremonia ha salido sin ningún contratiempo, Gregorio ha estado todo el tiempo al lado de su hijo mirándole con devoción y en algún momento se han abrazado con mucho cariño.
Yo he sido testigo de cómo se quieren los dos y al parecer todos los problemas que debían de tener se ha disuelto quedando un amor cargado de ternura y hechos que no se podrán olvidar.
Yo sé perfectamente lo que es presenciar como la vida de la persona que amas se va marchitando hasta llegar el día que tuve que despedirme para siempre de mi padre.
Lloré mucho después de su partida, y aunque hayan pasado cerca de diez años, aún sigo recordándole y llorando por su ausencia.
Una ausencia que se percibe y no se ve, una lágrima tras otra me hace de recordarlo mientras veo sus fotos riéndome por esos momentos que hemos pasado juntos donde sus enseñanzas me han valido para seguir adelante en mi vida.
Lo extraño mucho, casi no recuerdo su rostro, por eso los hechos siguen clavados en mi corazón.
Ahora al presenciar este momento me hace de sentirme vulnerable acabando por preocuparme un poco.
Llegada la madrugada, apenas quedan invitados por lo que decidimos de irnos a la suite nupcial donde supuestamente esta noche me van a desflorar.
Tiemblo al pensar en la idea de verme desnuda delante de Thiago mientras él me soba.
Por ello no me atrevo a pronunciar palabra alguna durante el trayecto y mucho menos cuando entro aún sujeta de la mano de Thiago a la suite.
Vale, es todo lo bonita que tú quieras y la cama es grande adornada con pétalos de rosas y dos cisnes hechos de toalla, por supuesto pienso llevarme las toallas.
Miro a Thiago con terror temblando al mismo tiempo.
No digo nada, tan solo me quedo quieta esperando que sea él quien tome la iniciativa.
Sin embargo, Thiago se quita su chaqueta para dejarla con cuidado encima de una silla, se acerca lentamente hasta mí tomando mi rostro entre sus manos, con mirada de leopardo cariñoso acaricia mis labios con su pulgar para después acariciar con su húmeda lengua mis labios donde yo con algo temblor le hago la cobra.
No puedo corresponder a su beso, con cuidado me hecho hacia atrás disculpándome.
— Discúlpame Thiago pero no puedo hacerlo.
— Lo entiendo Masiel, comprendo todo lo que sucede y aunque me duela tu rechazo te esperaré. — Lo observo asombrada por su respuesta.
— No tienes nada que temer Masiel, nunca es tarde ni temprano para comenzar a conocer a esa persona y amar. Tan sólo es cuestión de tiempo porque las almas no caducan. Si el destino corresponde a estar junto a esa persona amada, no habrá metal que rompa esa unión.
— Thiago, yo... Es que no he amado a ningún hombre antes en mi vida, salvo a mi vecino que me defraudó.
De hecho no estado con ningún hombre, y claro que quiero que me quieran y corresponder a ese sentimiento, pero ahora mismo no estoy preparada para tirarme con un paracaídas. Discúlpame.
— Tranquila preciosa, soy paciente y esperaré todo el tiempo que haga falta. Ahora ven, déjame ayudarte a quitarte el vestido y vayamos a descansar. — Con un gesto tierno besa mi sien.
Mi esposo cariñoso me ayuda a quitarme el vestido y las horquillas en mi cabello. Me hace entrega de una bata y él desaparece para meterse en el baño.
Lo miro atónita con su manera tan amable y afectuosa de tratarme.
Para ser sincera no imaginé que esto sucediera. Más bien había juzgado a Thiago como un ogro sin corazón pero ahora veo que es un hombre sencillo, cariñoso y sincero.
Aún así, la duda golpea repetidamente mi pecho si esta situación es por pena, por algún motivo o incluso se trate de un juego y todo sea fingido.
De momento no deseo que Thiago me toque, aunque a decir verdad si me gustaría hacerlo más adelante, cuando esté más segura.
Total, ya hemos firmado un acuerdo con divorciarnos cuando su padre fallezca.
Me duele que tenga que haberme casado con un hombre sin amor por culpa de las maldades de Raquel, pero pienso que he hecho muy buena acción y con eso me quedo.
Me cambio de ropa y me pongo un camisón de flores que me llega a los pies. Si lo miro bien es horrible, pero tiene su efecto de no provocar a mi esposo. Como no sea que piense de mi que soy una hortera.
Me meto en la cama y me quedo boca arriba mirando la lámpara pensando en lo que será mi nueva vida.
Cuántas veces me he imaginado este momento, en el cual mi esposo me haga el amor y nuestra llama comience a sofocar nuestros cuerpos desnudos donde atrevesando mi cuerpo llegue a gemir por el placer provocado.
Y ahora mismo, pienso todo lo contrario.
Thiago se mete en la cama con su pijama ya puesto.
Los dos nos quedamos en silencio mirando el techo.
Exactamente no sé qué decir ni que hacer. Solo puedo dejarme que él sujete mi mano entrelazando nuestros dedos donde mi mano se la lleva a sus labios dándome un beso.
El silencio sigue reinando entre nosotros, solo se puede escuchar nuestras respiraciones y a los de la otra habitación dale que te pego.
— Masiel, yo quería decirte que lamento todo esto. Me siento mal por tenerte en esta situación.
— Tranquilo Thiago, estoy bien. Lo que pasa que yo siempre me he imaginado las cosas de otro modo, vamos que no creía yo tener que terminar casada por una buena causa.
— Ni yo. Pero no me arrepiento de haberlo hecho contigo. En parte, agradezco a Raquel que se haya ido con Orlando, porque ya me había hecho a la idea del infierno en el que me estaba metiendo. Contigo es diferente, y si llegamos a divorciarnos, me sentiré feliz por haber estado casado.
— Siento decirte que muchas ilusiones me hago incluso en mi sucia mente ruedo una película porno. En la realidad soy más tímida y en estos momentos mi corazón está vacío.
— No te preocupes Masiel. Un vaso se llena despacio de agua, cuando esté lleno beberás ese agua para saciar tu sed, lo mismo te va suceder con el amor.
Estarás bien, segura del amor que sientes por ese hombre y aunque el amor duela, nos haga de sentirnos fracasados, inservibles, hasta lloremos. Ese sentimiento nos hace de ser más fuertes, de aprender y ser más convincentes a la hora de volver a enamorarnos.
Sin amor no estamos completos, es como si nos falta una parte de nuestro cuerpo.
— Pienso igual. El amor es bonito cuando sabes que has elegido a la persona adecuada, cuando estás triste te abraza, cuando ríes esa persona te hace sentir especial. Se discute, pero hay reconciliación. El amor es así, tan difícil de conseguirlo cuando no es con la persona adecuada.
— Me alegro que pienses así. Pero recuerda, no te dejes llevar a la primera. — Thiago se tumba de lado y pasando su brazo por mí encima de mi cintura nos quedamos dormidos.
¡Qué calor! Me remuevo sintiendo un peso, vaya pero si es Thiago durmiendo como un koala enrrollado su cuerpo al mío.
Y espera un momento, subo la sábana y ... ¡Sorpresa!
¡Madre mía! Pero si está palote. Joder que me excita hay todico duro.
— ¿Se puede saber que miras? — Maldición, me ha pillado.
— Esto....nada... Me pregunto cuánto te mide.
— ¿Quieres saberlo? — Su voz ronca traviesa mi oído haciéndome extremecer.
— No. Digo, es que me pregunto si todo esa cosa cabe dentro. Digo, me explico.
— Si quieres podemos comprobarlo ahora mismo. Déjame hacerte el amor y te demuestro que está cosa cabe en tu cuerpo. — La boca se me reseca al imaginarme haciéndome el amor.
Voy a decir algo, pero mi teléfono suena.
Respondo, se trata de Celeste preguntándome por mí noche de bodas. Le cuento la verdad, que no puedo hacerlo.
Ella me entiende y me anima a esperar hasta que esté segura. Chechu se pone al teléfono comunicándome de querer despedirse de nosotros antes de volar a Suiza.
Quedamos en vernos a el medio día.
Al voltearme veo a Thiago con una mirada más clara esbozando una sonrisa pícara.
— Me gustaría ir a despedirme de mis amigos. — Balbuceo notando como mi maldito cuerpo comienza a calentarse.
— No veo ningún problema, de hecho iré contigo me gustaría despedirme de ellos.
— Gracias. — Le digo levantándome de la cama intentando poner distancias entre los dos o voy acabar quemándome.
Me meto en el jacuzzi, me doy un baño de burbujas y al salir me pongo un vestido entallado marrón a juego con mis tacones.
Thiago sale del baño oliendo a rosas, su pelo húmedo le da un toque más sexy y con esos jeans ajustados y su camisa morada entallada le hace parecer un modelo de pasarela.
Veo que me mira de arriba a bajo, estoy segura que no le gusta mi atuendo.
— Estás preciosa señora Ankara. Vayamos a desayunar y después a visitar a mi padre para después comer con nuestros amigos. — Sonrío por el detalle que tiene Thiago conmigo.
Nada más terminar de desayunar, nos vamos directos a casa de los padres de Thiago, donde Manuela sale a recibirnos con cara de pena, al parecer el esfuerzo que tuvo que hacer Gregorio en la fiesta le ha cansado demasiado como para empeorar.
Abrazo consolando a Manuela mientras Thiago preocupado sale corriendo hacia la alcoba de su padre donde al entrar lo veo triste sujetando la mano de su padre.
En silencio, tomo asiento a su lado poniendo mi mano en su hombro queriéndole decir que le apoyo.
Así estamos durante unos minutos hasta que me disculpo con Thiago para ir a comer con mis amigos y poder despedirme de ellos.
Thiago se disculpa por no poder acompañerme, entiendo su situación y marcho yo sola al restaurante donde hemos quedado.
Sentada con mi amigos hablamos sobre el mal comportamiento de Raquel y las palabras de Thiago.
Celeste, me mira con añoranza diciéndome que acabaré terminando por enamorarme de mi esposo.
Niego en rotundo. No niego que Thiago sea un men que ésta que cruje, pero lamentablemente la decepción me ha hecho de ser más desconfiada y tratándose de no ser un matrimonio como Dios manda, no tengo porqué enamorarme de él.
Seguimos hablando hasta terminar la comida para marcharnos a una cafetería y tomar un café.
En mitad de la reunión, veo una llamada perdida de mi hermana.
Me levanto enfadada hacia el baño para llamarla.
No responde. Cobarde. Llamo a Orlando pero al aparecer lo tiene apagado. Tal para cual, par de desgraciados.
Continúo hablando con mis amigos hasta que nos tenemos que despedir.
Por supuesto, yo tardaré en ir a Suiza debido a mi trabajo y porque quiero quedarme con Thiago apoyarlo en estos momentos tan difíciles para él.
Me da mucha pena despedirme de mis amigos, pero así es la vida.
Al menos me queda la satisfacción de saber que estamos para ayudarnos cuando nos necesitamos.
Después de despedirme de mis amigos me marcho hacia la casa de los padres de Thiago.
Donde al entrar me recibe Lucecita, la señora que trabaja allí.
Camino directa al salón, donde antes de abrir la puerta llego a escuchar una frase que me deja parada y con ganas de espiar.
— Thiago debes contarle la verdad a Masiel. — Manuela habla la primera y siento como mi cuerpo se tensa como una roca.
Decido esperarme haciendo oreja para ver qué está sucediendo, si ya sabía yo que aquí había gato encerrado.
— Que más da madre. Total ella ha decidido divorciarse de mí cuando mi padre muera. Me duele decir esto, pero prefiero seguir haciendo las cosas así. — Thiago responde.
Intento adivinar de que trata todo esto, y cuando Manuela va seguir hablando aparece Lucecita con una bandeja de café y pastas.
!Vaya qué oportuna!
Paso dentro del salón mirando con desden a la madre y el hijo los cuales han cerrado sus bocotas de golpe al verme. Sí, está claro que aquí se cuece algo.
Con poca finura me dejó caer al sofá tomando el café como sé, yo no tengo modales y después de lo escuchado como que me da igual lo que piensen de mí.
Los tres tomamos el café hablando de cosas sin importancia hasta que Manuela se disculpa para dejarnos solos.
Fusilo a Thiago con mis ojos, aprieto mis manos enfadada y todo lo borde que puedo comienzo hablándole.
— ¿Qué tal con tus amigos?
— ¿Acaso te importa? Te recuerdo que nosotros somos humildes no estoy en tu estatus.
— ¿Porqué hablas así? — Él comienza a ponerse serio.
— Diríamos que tú y yo no somos un matrimonio normal, simplemente estamos casados por un papel no hay nada entre nosotros. — Estoy muy enfadada y no pienso bajarme del burro.
— ¿Así es como piensas? — Me pregunta clavando su mirada asesina en mí.
— Sí. Esto es una falsa no hay nada de verdad. — Venga hermoso habla de una vez.
Pero no lo hace, decide dar por finalizada la discusión marcharse dejándome sola y furiosa.
Tomo asiento comiéndome las uñas hasta que decido poner la tele y veo que hay fútbol.
Respiro hondo viendo el fútbol y comiendo pastas hasta que entra de nuevo Thiago buscando su teléfono.
Al verme viendo el fútbol se queda parado mirándome extrañado.
Lo ignoro. Yo a lo mío.
— ¿Enserio te gusta el fútbol? — Parece que el men está asombrado.
— Sí. ¿Algún problema por ser fanática del fútbol? — Ni le miro, sigo metiéndome en la boca las últimas pastas.
Thiago toma asiento a mi lado, yo con disimulo me aparto de él para seguir viendo el fútbol.
Y si queréis saber si hemos discutido. Sí, he discutido con él por el fútbol y por ocultarme cosas.
Lo último no ha entrado al trapo. Sigue sin querer decirme porque calla algo en lo que debo de estar enterada.
A pesar del rifirrafe que hemos tenido, hemos dormido juntos, por supuesto enfados.
Bien empiezo yo mi supuesto matrimonio.
A la mañana siguiente abro un ojo y busco la silueta de Thiago, al parecer se ha levantado.
Espero unos minutos para que me traiga la bandeja de plata con el desayuno. Como veo que el tiempo pasa y tengo más hambre que el perro del ciego me cambio y bajo al salón donde nuevamente Thiago conversa con su madre.
Y como soy más cotilla que Petra Belmon, hago oreja detrás de la puerta para ver si me puedo enterar de una puñetera vez que está sucediendo y porqué me ocultan cosas.
— Hijo, no me gusta veros enfadados, habla con Masiel estoy segura que todo se va solucionar, no debes callar de este modo.
— Madre he tomado una decisión y la llevaré hasta el final.
— Thiago, recuerda que Masiel no es Raquel. — Tapo mi boca frustada y con ganas de golpear algo.
Me giro sobre mis talones sin querer seguir escuchando más.
Subo a la habitación saliendo al balcón para respirar aire puro y lograr de ese modo poder tranquilizarme.
Siento una fuerte descarga de odio hacia mí misma, siempre he sido la sombra de Raquel, estoy segura de que Thiago está enamorado de Raquel, si no, ¿Porqué iba a casarse con ella? Su padre debía saber, pero hay algo que me intriga.
¿Porque Gregorio no se molestó demasiado cuando le dije que sería yo quien me case con su hijo?
De verdad todo esto me parece muy sospechoso.
Trato de analizar las cosas para unir las piezas del puzzle, pero no encuentro ninguna que encaje por lo que me doy por vencida y decido de ir hacerle una visita a Gregorio donde paso un buen rato haciéndole compañía.
— Masiel no tienes porqué molestarte, ya nos encargamos mi madre y yo de mi padre. Te propongo que salgamos a pasear un rato.
— Para qué Thiago. Sé que me ocultas algo y quiero que me digas porqué no quieres decirme nada.
— Lo haré cuando llegue el momento. De momento tengo planes para tí.
Viajarás con Donatella en dos días para París donde deberás terminar el proyecto de Sabatino. Yo trabajaré desde mi casa y después nos volveremos a encontrar.
— De verdad estoy que flipo. Qué pasa, ¿qué ahora haces de mi asesor personal? Pues sabes lo que te digo, que no me moveré de aquí, ya he hablado con Donatella y le dicho de trabajar aquí a tu lado y viajaré a París cuando yo decida, no cuando tú dispongas. ¿Te queda claro?
— Eres demasiado terca, solo pretendo ayudarte para que asciendas en tu carrera, llegues a ser una buena ejecutiva y hagas realidad tus sueños.
No desperdicies tú talento y tires por la borda esta oportunidad.
— Ya he tomado una decisión y no pienso cambiar, me quedaré aquí hasta que vea conveniente irme.
Y gracias por tu consejo. — Nos retamos con la mirada luchando como dos titanes en silencio, sintiendo una mezcla de emociones inciertas las cuales me avisan de un peligro.
El peligro de romper mi propio juramento, el peligro donde simplemente alguien se está preocupando por mí y eso me llena de dicha porque nadie anteriormente, salvo mi padre me ha hablado de este modo.
Empujándome hacia la cima, viendo en mí mi capacidad y preocupándose de prosperar.
Tal vez debería hacerle caso a Thiago pero al ver el estado que se encuentra Gregorio no puedo irme así como así.
En ese instante recibo la llamada de Lisandro diciéndome, más bien pidiéndome de hablar conmigo.
Verás que me va hablar sobre Raquel.
Pues dicho y hecho, aquí me encuentro sentada en una cafetería escuchando las quejas de Lisandro sobre la escapa furtiva de los tortolitos.
Según me cuenta Lisandro han volado a las Vegas donde se han casado.
Lisandro me comunica de no querer aceptar a Raquel en su casa y si su hijo ha tomado esa decisión él le ha quitado todo, simplemente le ha dejado el dinero necesario y así poder hacerle entender a su hijo que mi hermana solo la mueve el interés.
Mientras Lisandro habla, yo guardo silencio.
Porque aunque no lo quiero decir me ha dolido mucho que Orlando se haya escapado o casado con Raquel.
Ahora mi situación es distinta y a pesar de no estar enamorada de Thiago debo permanecer a su lado hasta que toda la tormenta se pase y llegue la calma.
Una calma que en verdad me asusta porque el tiempo cura heridas y donde se puede cambiar el rumbo del destino.
Al llegar de nuevo a casa de los padres de Thiago, éste me pregunta por la reunión mantenida con Lisandro. Le cuento resumidamente lo que hemos hablado.
Mientras yo hablo Thiago no peonuncia palabra y su semblante cambia llegando a ver llamas de fuego en sus ojos.
Tanto como para levantarse y beber un vaso de whisky de un trago. Toco su espalda y siento lo tenso que está y por su manera de hablar entre dientes me afirma mis sospechas.
Solo un hombre celoso puede beber dos vasos seguidos de whisky de un trago.
— ¡Basta ya! Deja de beber como un loco, no te va sentar bien para tu hígado. Mejor dime qué sta sucediendo. Venga hablemos Thiago.
— No tengo nada más que aportar. Salvo que Raquel es una maldita víbora, es una mujer muy astuta y bella y sabe cómo hacer que los hombres caigamos en su red, pero yo pienso darle su merecido por su engaño.
— Thiago, ¿Estás enamorado de Raquel? — Balbuceo una respuesta favorable.
Pasan varios minutos y su silencio me confirma lo que venía sospechando.
Bajo mis ojos al suelo recogiendo toda la dignidad que me resulta imposible debido a tener que enterarme de algo así y me voy directa hacia mi habitación donde me encierro con llave.
Necesito distancia entre Thiago y yo, necesito huir de la persona que más me lastima, necesito enfrentarme a ella de una vez por todas y dejar de estar a la sombra.
Hablo con mis amigos contándole lo sucedido, ellos me apoyan y me dan su consejos.
Uno de ellos es marcharme, pero dado que Gregorio está mal quiero quedarme y poder despiderme de un buen hombre, y cumplir así con mi palabra.
Pienso que mi nueva vida no va ser de color rosa y mucho menos como me la he imaginado.
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