-17- Una gran oportunidad
Me encierro en mi pequeño castillo donde los pensamientos golpean ligeramente mi mente. Recuerdo cuando éramos pequeñas y lo bien que nos llevábamos, después Raquel fue a la universidad y yo no pude ir, mi padre había fallecido y mi madre estaba de bajón tomándose todas las pastillas depresivas que había en la farmacia por lo que tuve que salir a buscar trabajo dejando mis estudios y hasta mi vida para tener que madurar y hacerme responsable de todo. Desde trabajar a cuidar a mi madre, pagar facturas... Mientras yo trabajaba duro en la cafetería y en ocasiones iba a limpiar las oficinas en las que trabajaba mi madre para que ella no perdiera ese puesto debía de hacerlo yo.
Siempre estaba cansada, no tenía tiempo ni para conocer chicos, ni arreglarme y mucho menos para salir a la discoteca con mi amiga Loles.
No tenía la vida de una adolescente de dieciocho años, llevaba una carga muy pesada sobre mis hombros y nadie me echaba una mano.
Raquel logró graduarse y obtener la carrera mientras yo seguía trabajando en lo mismo cuidando de mi madre hasta que se espabilò y se fue a buscar su media naranja, ha pasado tiempo y espero que haya encontrado el hombre que la pueda soportar o al menos se haya encontrado ella misma. Que falta le hace a la jodía.
Y aquí me encuentro, llorando como una magdalena por las hirientes palabras de mi hermana y todo por querer ser mejor que yo, porque hasta donde deduzco yo soy para ella una estúpida que no sabe hacer nada, nunca ha intentado de ver en mí mi sacrificio y esfuerzo, y muchos menos me ha dicho alguna vez que se siente orgullosa por mí. O al menos darme las "gracias" por todo lo que he hecho por ella.
Pero claro es más fácil tratarme como si fuera una ignorante que no sabe ni hacer la "o" con un canutero, es mejor creerse su sabiduría cuando yo sé perfectamente que siempre ha utilizado más su belleza y astucia para conseguir aquello que se propone antes de conseguirlo por sus propias manos y cabeza.
Le jode lo suficiente que Thiago me haya elegido a mí para hacer el proyecto y no a ella, pero en parte ya no quiero seguir con este juego, prefiero quedarme conforme estoy y aspirar a casarme con Neil y seguir llevando mi vida tan humilde como la estoy llevando.
Nada más despertarme miro por la ventana a mi precioso Neil, el cual está vestido tan elegante con un traje chaqueta bebiendo café. Abre la ventana y con una bella sonrisa me da los buenos días, hablamos durante unos minutos, los minutos más felices que una puede tener y me hacen de perder el norte.
Termino de hablar con mi marido del futuro y me preparo para irme a trabajar.
Al llegar al restaurante saludo a varios clientes y entro en las cocinas para hablar con Rafael comentándome lo que tengo que hacer hoy.
Para mí sorpresa hay una mesa reservada al nombre de Donatella Serle.
Siento como mi corazón galopa en mi pecho ante la idea que vaya a pedirme trabajar para ella.
Quizás quedará en mi imaginación, pero tampoco cobran impuestos por fantasear.
Hago mi trabajo hasta la hora de recibir a Donatella, ella vestida como la reina de Inglaterra, toma asiento en la mesa quitándose las gafas de sol me mira muy divertida.
— Hola señorita Abara, disculpe que aún no me haya puesto en contacto contigo, he tenido que asistir a varias reuniones importantes fuera del país.
— No se preocupe señora Serle, cuando usted tenga tiempo podemos hablar.
— Será ahora mismo. ¿Ha comido?
— Aún no. — La verdad que está mujer me intriga.
— Tome asiento, hablaré con usted explicándote en qué consiste mi empresa y cuál va ser tu trabajo. — Carraspeo mi garganta antes de tomar asiento sintiéndome que todo gira demasiado rápido a mi alrededor.
— Antes de nada, quería decirle señora Serle que yo no llegué a terminar mis estudios universitarios, yo simplemente sé trabajar en restaurantes. — Siento la punta de la flecha clavarse en mi corazón.
— Masiel, mírame querida. No tienes porqué avergonzarte de ti misma. Para mí no va suponer un problema el que no hayas estudiado porque si tú lo deseas yo misma me encargaré de que asistas a una buena universidad, mientras trabajaras a mi lado como mi asistente, te iré enseñando todo lo relativo al mundo en el que me muevo que son los negocios.
— Disculpe señora Serle, ¿Pero porqué hace todo esto por mí?
— Porque veo en tí, a mí misma cuando empecé en este mundo, trabajé duro hasta conseguir mi propósito, pero si no hubiera sido por una mujer que me enseñó todo lo que yo no veía en misma, jamás sería la mujer exitosa de negocios que soy en la actualidad. Masiel, no debes de tener miedo de sacar al flote todas tus cualidades y tu talento. Piensa que hay otra persona que está haciendo un pésimo trabajo y está bien vista, mientras que tú tienes potencial y lo escondes.
¿Aceptas trabajar para mí?
— Por supuesto que sí. Nada en este mundo me gustaría hacer que aprender y estudiar para ser una Cleopatra. — Nos echamos a reír con ganas pensando en la gran oportunidad que se me vindra y por nada ni por nadie voy a dejar escapar.
Durante la comida hablo con Donatella de los nuevos proyectos. Todo lo que me dice me parece fascinante, incluso le comento las nuevas ideas aportadas al nuevo proyecto de Thiago. Donatella me mira con entusiasmo animándome para comenzar un exitoso camino juntas.
Vamos estoy que si me pellizcan no me lo creo. Mando un mensaje a mi Loles diciéndole toda la conversación mantenida con Donatella. Después llamo a Chechu contándole lo mismo y quedando en celebrarlo en el bar del Manolo.
Por ello, nada más terminar mi turno salgo dando pequeños saltos de alegría donde a poco soy atropellada por Orlando.
— Masiel ten cuidado que un día de estos te vas al otro barrio.— Bromeando me dice bajándose de su auto colocándose su chaqueta.
— ¡Wuau! Orlando estoy que no me lo creo. ¿Sabes que Donatella Serle quiere que trabaje para ella? — Orlando sonríe mirándome como si la noticia ya le hubiera llegado antes.
— Me alegro mucho por ti Masiel te lo mereces. Verás como pronto lograrás alcanzar tus propósitos.
— Eso espero. Me esforzaré mucho por aprender y ser una buena ejecutiva.
— Paso por paso. Ahora sí me permites me gustaría invitarte a cenar y celebrar contigo tú gran salto a la cima de los negocios.
— Eh...Gracias por el detalle Orlando, pero ya había quedado con mis amigos. Si no te importa quedamos en otra ocasión.
— No pasa nada. Si me permites me apunto también.
— Por mí que no quede. — Me encojo de hombros mientras subo al auto de Orlando donde aviso a mis amigos de que viene conmigo.
Al llegar al bar del Manolo veo a mis amigos al parecer ya están sentados en la mesa con los aperitivos y las cervezas.
Orlando saluda a Loles, Chechu y Celeste que también se ha apuntado a última hora y los cinco nos sentamos viendo la Liga de fútbol donde yo me alboroto viendo a veintidós hombretones corriendo detrás de la pelota que en ocasiones fallan los goles.
Terminado el partido y haber comido unos montaditos de mero y una ración de patatas bravas y calamares acompañadas de cervezas yo sin alcohol obvio que ya me estoy volviendo adicta al alcohol, comenzamos a jugar al billar donde poniéndome de pareja con Orlando no doy pie con bola debido a como me tiembla el pulso de tener el cuerpo tan cuadriculado de Orlando casi encima del mío.
Vamos que su miembro lo puedo acariciar con mi pandero este tan hermoso con el que Dios me ha premiado. Agradezco de llegar vaqueros y la tela ser más gruesa si hubiera llegado pantalones más finos fijo que pierdo la virginidad encima de la mesa del billar y con ropa.
¡Qué exagerada soy!
Pero no es para menos con este bombón de hombre que domina todos mis sentidos, acelera mi pulso, me calienta de una manera que yo misma no llego a entender. Sí, que estoy a falta que me toque un hombre.
Malditas hormonas.
Voy al baño a ver si el calentón que me he pegado yo sola me baja y para ello arrastro conmigo a mis dos amigas.
Donde en el baño empiezo a contarle que tengo la picha hecha un lío, no sé qué me pasa cuando estoy cerca de Orlando, normalmente lo veo como un buen amigo el cual está enamorado de mí hermana, y por otro lado está mi marido del futuro el cual no le puedo ser infiel.
Mentira, si lo tengo que ser lo haré.
— Mira Masiel, calmate un poco y piensa en tí. Deja a un lado tus fantasías sexuales y céntrate en tú vida. Entiendo que Orlando es muy guapo, todo un caballero pero ni Neil, ni Orlando te ven con otros ojos que no seas su amiga. Piensa bien las cosas antes de hacer una estupidez o tú misma vas acabar por hacer el ridículo o lo que es peor, arrepentirte cuando ya no haya solución.
— Llevas razón Loles. Creo que me estoy preocupando por tonterías en vez de centrarme en mí misma.
— Masiel amiga, el amor es un sentimiento muy importante en nuestra vida, pero antes de ser tan confiada debes de pensar que hay otras cosas más importantes en la vida. Te lo digo por experiencia propia. — Abrazo a mis amigas dejándome convencer por sus palabras.
Ellas llevan razón, Orlando es muy sexy y yo debo empezar a hacer otras cosas de provecho.
Lo siento corazón, pero ahora mismo no es el momento de enamorarme y a tí pipitilla te seguiré manteniendo sin estrenar hasta que llegue el día que alguien me quite la virginidad, ¡Leches! que me van a salir telarañas. Creo que Spiderman ya le queda poco para jubilación.
De nuevo salimos hacia el bar donde continuamos con la partida de billar hasta que poco a poco llega la hora de marcharnos.
Orlando se ofrece de llevarme a mi casa, acepto encantada por supuesto.
Durante el trayecto hablo emocionada sobre la oferta de Donatella, Orlando me anima para comenzar y poder obtener aquello por lo que siempre he soñado, y se ha quedado en eso. Una simple fantasía.
Al llegar al barrio todo está oscuro, al parecer se ha ido la luz de nuevo.
Orlando me sujeta por mí cintura mientras vamos caminando despacio en mitad de la oscuridad en el silencio de la noche donde solo se puede escuchar nuestras pisadas y mi respiración agitada.
Siento inmediatamente quemarme por el contacto de Orlando, desearía que me besara, es una locura pensarlo pero al quedarnos parados uno enfrente del otro tan cerca, observo sus apetecibles labios queriendo probar su sabor me acerco a cámara lenta para ser besada por este galán.
— ¿Masiel, eres tú? — La madre que la parió a la Petra. Mira que tenerme que interrumpir cuando estaba a punto de ser besada por Orlando.
La mato, juro que algún día pensaré en cómo vengarme de ella.
— No, soy su fantasma Petra. — Me separo de Orlando volteando me de muy mala leche para hablar con sarcasmo a la Petra y su maldita costumbre de estar cotilleando.
¡Chinchorrera!
— Esto...Masiel yo me tengo que ir, nos vemos mañana. Qué descanses. — Orlando me da un ligero beso en mi mejilla y se marcha despidiéndose de la cotilla de Petra.
— Mira Petra me tiene más que harta que tenga que estar espiando me. ¿Es que no duermes? ¿No tienes vida propia? ¡Cotilla!
— Dime lo que quieras Masiel pero he venido avisarte de que tu hermana está con Neil. Llegó sobre las 7 de la tarde, diez minutos más tarde llamó a la puerta de Neil y desde las 7:30 p.m. no han salido del apartamento de Neil. Para mí que están teniendo faena.
— Petra, ¿Estás segura de lo que me estás contando? Mira que sabes perfectamente que para mí el Neil es mi amor platónico.
— Jamás te mentiría Masiel, además sabes que me cae muy mal la pija de tu hermana. La cual le está calentando la cena a tu futuro marido. Toma medidas ya Masiel y déjale claro a esa pija que tienes por tú hermana y al idiota del Neil.
No voy a negar que no me entraron los siete males en mi cuerpo y un rayo de ira me atiza por todo mi cuerpo.
Pensar de que Raquel se haya acostado con Neil es como si me quitaran el Wifi cuando estoy viendo las novelas.
Trato de calmarme, pero al poner un pie en la esterilla de la calle del apartamento de Neil hago oreja no escucho nada, puedo adivinar que estén en la habitación.
Toco la puerta dos veces, no tengo paciencia, por lo que me meto en mi casa rabiosa pensando en el comentario que me ha dicho Petra.
Quizás haya exagerado, o sea verdad.
¿Qué debo de pensar?
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