Entre el abrasador sol que azotaba las dunas de arena que llegaban hasta donde alcanzaba la vista del ser, se alzaba triunfante e imponente mente una ciudad, la cual arrogante de su belleza y poder no temia de ningún mal que pudiese azotar les, pobres ingenuos que no sabían lo que vendría

Nos adentraremos al gran templo en el corazón de la ciudad en donde recidia uno de los hombres más poderosos de la época, alguien que se decía era portador de un don divino y por lo tanto merecía gobernar por encima de todos, ese alguien era "El Faraón"

Este estaba de lo más orgulloso ante su inmenso poder, un poder que se nombraba simplemente como "Oscuridad dorada", un poder que otorgaba habilidades de lo más extrañas y particulares, habilidades que le permitió construir esta inmensa ciudad de la nada y alzarse a sí mismo como gobernante, pero poco seria su deleite pues al aceptar este poder, estaría aceptando el peso de algo mucho más grande a un mero enemigo, estaría alzándose a sí mismo como adversario de un Dios

En uno de los días de gloria de esta ciudad, uno de los mayores sacerdotes y amigo cercano del faraón se acercó a este de lo más temeroso ante lo que previó, dijo que vio como una inmensa luz llenaba todo el mundo y después de eso, ya no quedaría nada, ni un Alma, un cadáver, nada

El faraón, aterrado ante la idea de perder todo su imperio que tanto adoraba y temiendo por la vida de aquellos que aquí vivían, se unió con los otros más poderosos usuarios de la oscuridad dorada y se prepararon para enfrentarse a lo que sería su mayor enemigo, uno tan temido desde el origen mismo de los tiempos, el destello inicial, el "Gobernante de la Luz" que traería la luz al final del túnel a todos los mortales

Ahora, el poder de la oscuridad dorada duerme dentro de unos objetos, objetos conocidos como "objeto oscuro dorado", y estos deberán ser usados por los descendientes de aquel grupo de élite de Egipto para así derrotar el mal que hace tanto tiempo se viene preparando para liberar su cólera en un mundo que parece haberle olvidado