Capítulo 4
- Deja de seguirme - Akihiko, apretó el paso, yo hice lo mismo. Medité un poco lo que había hecho.
¡Golpeé a mi personaje favorito! ¿¡Yo tengo problemas o soy anormal?!
- ¡Espérame, Akihiko! - Le dije, sujetando su brazo - De verdad lo siento por golpearte, no tenía esa intención al principio
- No me importa, Shiisai - Gruñí cuando volvió a llamarme por ese horrible apodo.
- ¡No soy pequeña! - Akihiko se paró en seco.
- ¿Pensaste que hablaba de tu estatura? Qué inocente - Soltó una risa que me caló hondo en el corazón. Era un sonido hermoso - Piensa en otro significado más... de burla.
- Espera... ¿¡Dijiste que mi pecho es pequeño?! ¡Pero serás hijo de...! - Akihiko se echó a reír por mi reacción. Yo tenía las mejillas rojas de la vergüenza.
¡Él no era así en el juego! ¡Era más...esto...!
Me quedé embobada mirando su cabello peliblanco moverse, le cubría sus pestañas y ojos avellana como una cortina mágica. Y todas mis neuronas llegaron a la misma conclusión.
Está más bueno que en el juego.
Y por pensar en ese guapucho peliblanco, me estrellé de cabeza contra una de las columnas. Me sentí aturdida y algo cálido corrió por mi sien. Era un poquito de sangre. Lloriqueé un poco, ¡me va a quedar un chichón!
- ¿Estás bien? - preguntó Akihiko entre risas -. O sea, Shiisai ¿Acaso no viste la columna? ¿O me mirabas a mí?
- ¡Cállate! - Me puse roja como un tomate ¡Qué vergüenza! Hacía mucho no me estrellaba contra algo y luego este guapucho peliblanco tenía que echarle sal a la herida.
Avanzamos un poco y un mareo me nubló la vista, casi me caigo, de no ser porque Akihiko me atrapó.
- ¿En serio estás bien? - Su rostro se puso serio. No había rastro de la sonrisa de antes.
- Me duele mucho la cabeza - admití.
Akihiko palpó la zona que me había lesionado y luego me dió un ligero beso allí. Cuando se separó, las mejillas de ambos ardían.
- Para que te mejores - ¿Mejorar? A este paso iba a matar a mi pobre corazón.
Entrelazó nuestras manos, llevándome a la enfermería. La voz resonó en mi cabeza:
Yo soy Vos
Vos sois yo
Que el arcano de la estrella
Te guíe con su brillo
Tras obtener un nuevo vínculo,
Tu ser se hará más fuerte.
La carta del arcano de Akihiko entró en mi corazón.
No me había percatado de que Samael y Oberon nos seguían hasta que un aura maligna se alzó detrás de mí. Oh-oh, esos dos estaban celosos de nuevo.
- Buenas - habló Akihiko al entrar a la enfermería. Saori, de segundo año, estaba aquí.
- ¡Oh, Sanada-senpai! - Los dos dijimos a la vez 'Hola Saori' ella frunció el ceño y le tuve que explicar que ambos teníamos el mismo apellido.
Y sí, también le conté la pelea.
- O sea ¿Acabaron ambos heridos por una pelea? ¡Sanada-senpai pensé que habías madurado un poco!
- Lo siento - Repetimos ambos a la vez.
- Arg, hablaba con él, Shiisa, es que es complicado que tengan el mismo apellido.
- Y por cierto - comentó Akihiko -. Él único herido en la pelea fui yo, ella se estrelló contra una columna.
- ¡Y tenías que decirlo! - Saori rió, negando con la cabeza.
- Parecen una pareja de casados - Ambos miramos a Saori con horror, que terminaba de curar mi chichón -. Bueno, Sanada-senpai, como eres nueva, deberías de unirte a un curso de prácticas. Está enfermería, biblioteca y otros, pero si quieres puedes estar en enfermería conmigo...
- ¡Claro, Saori! - Le abracé, sintiendo de nuevo aquella aura asesina de Samael y Oberon - Y llámame Shiisa.
- Bueno, Shiisa, ¡cuídate! - Pronto podría despertar un vínculo con Saori.
Llegamos al aula, el sr Ono nos miró sonriendo.
- ¡Ahí llegan la pareja de casados! ¿Qué tal la luna de miel? - Le di un buen golpe en el pie.
- Muy gracioso sr Ono, pero dígame de una vez donde me siento - Lo amenacé con la mochila. Él señaló un puesto.
- Pues, decidimos que te vas a sentar al lado de tu querido esposo - Okey, amo a este profesor y lo odio a la misma vez, o sea, me voy a quedar sin atender en todas las clases mirando al bombón que tengo al lado.
- Profesor, si me siento a su lado no voy a atender - comenté, ganando una carcajada de él.
- Tranquila, siempre Sanada-san te puede ayudar a 'estudiar' - Todos se rieron, yo en cambio me puse roja y caminé hasta mi puesto.
- Profe, yo también soy Sanada - Le comenté con molestia.
- Tu eres Shiisa-chan - Rectificó el payaso que tenía de profesor - Sanada-san ¿Algún problema con que se siente a tu lado?
- ¡Sí que lo hay! ¿No puede haber cambio de aula? ¿O de puesto? - Ono-sensei negó, Akihiko se tiró contra su escritorio.
- Y recuerda que tienes que prestarle tus libros - Akihiko infló un cachete.
Samael se acostó en mi hombro y Oberon se apoyó en una pared. Con cuidado de que nadie me viera invoqué otra Shadow en mi mochila, una estrella algo grande llamada Startreya, gracias al vínculo con el peliblanco.
Startreya se volvió invisible y salió, rodando alrededor de Akihiko. Tomé apuntes de la clase de Ono-sensei y consulté el libro de Akihiko de vez en cuando, cuando por fin se acabó, teníamos hora libre porque la profesora de Biología no había venido.
El almuerzo llegó y con ello emití un pequeño quejido.
- ¿Qué sucede ahora? - preguntó el peliblanco.
- ¡Se me quedó el almuerzo! - Akihiko se frotó la sien, sacando algo de su mochila.
- Toma, 1000 yenes, compra algo para que almuerces - Puso el billete en mis manos y salió de la clase, con Startreya siguiéndole. Ni pude decirle que luego se lo pagaba.
Con eso en mente fui hasta la cafetería, encontrándome con una Yukari deprimida y Shii que le seguía. Suspiré. El día de hoy sería largo.
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