- ¿Dónde estoy? Espera... ¡Este lugar yo lo conozco! - dije, tratando de hacer memoria de dónde estaba. Había una estación de tren muy concurrida y varios carteles -. A ver... ¿Iwatodai...?

Esa no era la ciudad ficticia de...

Oh-oh

Estoy en el mundo de Persona 3. Espera... ¡¿Estoy en el mundo de Persona 3?!

- Dormiste mucho, Shiisa - Una voz dulce sonó cerca de mi oído. Di un salto, odiaba que me susurrasen - ¿Te asusté?

- Ryoji - murmuré. No podía creerme lo que veían mis ojos - ¿Que haces tu aquí?

- ¿Por qué no debería estar aquí? Este es mi mundo después de todo - Sonrió con timidez -. Y tú eres la hija de Nyx. Reencarnaste en este mundo y obtuviste el poder de las Shadows, el poder de la destrucción.

- ¿P-poder de la destrucción? ¡No es cierto! Siempre que uno renace, se vuelve el prota y salva al mundo - grité, dándome cuenta de que nadie en la estación se percataba de nosotros.

- Creo que ya te diste cuenta. No has renacido de todo. El verdadero lugar donde está tu cuerpo es en el Tártaros. Tú mente andaba vagando por aquí.

- Tártaros, Shadows... ¡Nada de eso es real! ¡Esto es un sueño!

- No no no, querida. Tú tienes el poder de percatarte de la hora oculta entre un día y otro, La Dark Hour. Dentro de esta, seres de oscuridad llamados Shadows cazan humanos y se extienden, pero regresan siempre a su nido... Aquella escuela a la que sus cazadores asisten... Sí... Esa escuela se transforma en la Dark Hour en el Tártaros... Un criadero interminable de sombras. Una torre de destrucción...

- Entonces como tú... - divagué, buscando las palabras.

- ¿Existo? Sigo atrapado. Aún no he podido liberarme, esto que ves es una proyección creada por la gran madre de las Shadows, Nyx.

- ¡N-nyx! - Un mareo me hizo tambalear. Aparecí en la cima de aquella torre llamada Tártaros. La Luna de la Dark Hour estaba tan siniestra y brillante como nunca y quizás fui yo, pero juro que vi como abría un gran ojo.

De verdad que estaba en Persona 3. Pero está era otra historia. No era la historia de los héroes, luchando contra las Shadows. De algún modo, terminé siendo del lado del mal.

- Shiisa... - Oí una voz retumbar en mi cabeza. Miré la luna brillante y luego los charcos de sangre que cubrían las columnas destruidas del último piso del Tártaros. Es impensable que una escuela se transforme en esto -. Shiisa Sanada...

- ¿Si...? - respondí a aquella voz. No fue una ilusión; la luna abrió su gran ojo rojo. No era la Luna, era Nyx.

- Querida hija, Shiisa... Destruye a aquellos que se oponen a mi oscuridad... Confío en tu poder - La voz retumbó por mi mente y algo en mí se liberaba. Quizás era pura imaginación.

- Shiisa... Destruye a los que se oponen... Es tu naturaleza... Es la destrucción... Te daré un año - Mis dedos temblaron, sí, un año. En un año pasarán cosas terribles.

- Pero, Madre... - Callé cuando me di cuenta como le había llamado -. Nyx... Yo...

- Tu oscuridad está latiendo más que nunca... No me decepcionarás.

Cerré los ojos, cuando los volví a abrir, el ojo de Nyx se cerró y me encontré de nuevo en la estación.

¿Qué había sido eso?

Caminé despacio. La distancia entre la estación y los dormitorios de estudiantes era más lejos que en el juego. Toqué la puerta, descubriendo que estaba abierta.

Pharos no apareció como debía de ser para firmar el contrato con la Velvet Room y obtener Persona.

- ¿¡Quién anda ahí?! - Aparecieron una chica de cabello corto castaño y un abrigo rosa: Yukari Takeba y una chica de coleta y ojos rojos. Diablos, esa era la protagonista femenina.

- ¡Yukari, Minako, cuidado, ella es una sombra! - La voz de Mitsuru Kirijo, una pelirroja de carácter serio y muy estudiosa, sonó desde las escaleras.

Las tres se pusieron en defensa, sacando unas pistolas que reconocí como evokers, necesarios para invocar a Persona y luchar contra las Shadows. Mi instinto me dijo que huyera.

- ¡Orpheus! - La protagonista invocó a su Persona, tirando del gatillo del arma sobre su sien. Un espíritu con arpa se abalanzó sobre mi, quemando mi brazo.

- ¡Yo solo quiero hablar! - grité molesta.

- ¡No tenemos nada que hablar con una Shadow! - respondió Yukari, atacando con su Persona también. Una ráfaga de aire me estrelló contra la pared. Mi brazo herido sangraba y tenía un horrible dolor por toda la cabeza.

- ¡Espera, Yukari, atrapénla para analizarla! Es la primera vez que encontramos una Shadow con sentido del habla - Primero matarme, luego conejillo de indias. Corrí fuera del dormitorio, adentrándome en las calles. Nadie que no tuviera una Persona era consciente de la Dark Hour, eran transformados en ataúdes hasta que esta concluyese.

Los ataúdes pintaban las calles con sus sombras. La luna estaba en lo alto. Un escalofrío me recorrió. Choqué contra una silueta.

- Hey, ¿estás bien? - Una chica pelirroja con un traje de Lolita blanco y un accesorio de daga en la cabeza me sostuvo. Era Chidori, de Strega, el enemigo a muerte de los usuarios de Persona.

- Disculpa, yo... - Me mandé a correr en otra dirección diferente. Las piernas me dolían y mi brazo sangraba a montones ¿Cuánto se iba a acabar la Dark Hour? ¡Esto no es como el juego!

Me escondí en un callejón, cubriendo mi cuerpo con un cartón que había. Tenía frío, sangraba y no podía más ¿Por qué acabé en este sitio? ¿Por qué me llamaron Shadow?

Había un charco de sangre cerca de mí. Mi reflejo me mostró a la misma chica que ayer jugaba en su PC, con sus considerables ojeras y sus ojos grises cansados teñidos por el color rojo del charco.

- Estoy hecha polvo - Dormí en aquel callejón, soñando que alguien me dejaba en un cómodo colchón. Unas voces se hicieron presentes en aquel sueño

- Está inconsciente, Takaya ¿Qué haremos con ella? - Preguntó una voz femenina.

- Curarla. Esas heridas solo pudieron ser de Persona, así que puede que le tenga rencor a S.E.E.S.

- Jin, tú no eres Takaya... - Respondió ella en un susurro.

- Yo tengo la misma idea, Chidori. Esperemos a que despierte.

Y volví a ser consumida por la oscuridad.