Una aeronave de S.H.I.E.L.D., sobrevolaba un gran barco de la propia agencia, destinado a lanzar misiles. Estaban en aguas internacionales, en el océano Índico, justo frente a las costas Indias. Dentro de la aeronave, un grupo de agentes de strike, justo al capitán Steve Rogers, Natasha Romanoff, y _________ Holmes esperaban órdenes del líder de strike.

—El blanco es una plataforma de lanzamiento de satélites, el Lemurian Star. Realizaban su envío final cuando unos piratas atacaron, hace noventa y tres minutos.—Explicó señalando la embarcación en la pantalla frente a él. El agente Rumlow era imponente casi intimidante.—Se contactaron a S.H.I.E.L.D. pidiendo un total de 1500 millones de dólares como rescate. El líder es George Batroc, mercenario francés.—Mientras la explicación continuaban, Steve y Natasha comentaban al respecto, mientras que unos metros más atrás, __________ solo observaba en silencio. Terminada la explicación de Rumlow, Rogers paso al frente a explicar cómo se llevaría a cabo la misión.

—Romanoff, Holmes al cuarto de máquinas.—Ambas asistieron y se apartaron del grupo para ponerse sus paracaídas encima del traje de S.H.I.E.L.D.. La azabache le dirigió una mirada de frustración a Nath.

—Recuérdame porque acepte venir.—Murmuro mientras juntas se aproximaban a la compuerta donde el Cap las esperaba, todo listo para que salten.

—Porque Fury te necesita aquí.—Le susurro, para luego abrir las compuertas y pararse junto a Steve.—Probando canal seguro.—Hablo por el diminuto micrófono, a lo que él le respondió con una seña afirmativa. —¿Saliste a divertirte el sábado?—Le preguntó al rubio, justo cuando __________ se conectaba al canal seguro, escuchando la conversación.

—No, los lugares que frecuentaba cerraron y mi grupo de amigos ya no existe. Así que no, no hice nada el sábado.—Rio entre dientes.

—Deberías invitar a salir a Kristen, la chica de estadísticas.—La compuerta ya estaba casi completamente abierta.—Estoy segura de que si la invitas dirá que sí.—Sonrió de lado, acomodándose un poco el paracaídas. Holmes pensó en la mencionada, esa chica Kristen estaba igual o más obsesionada con el Capitán América, que Coulson.

—Justo por eso no lo hago.—Se aproximo al borde de la compuerta, listo para saltar.

—¿Tímido o Asustado?—La pelirroja se cruzó de brazos, al momento en que la azabache de ojos verdes se paraba junto a ella.

—Ocupado.—Gritó por encima del zumbido del fuerte viento.—Y pensando en __________.—Acto seguido saltó de espaldas al vacío.

—¿Saltó sin paracaídas?—Se alarmo uno de los agentes de strike, que recibió una respuesta afirmativa por parte de Rumlow y Romanoff.

—Fanfarrón.—Gruñó Holmes rodando los ojos, para luego tomar impulso y saltar detrás de Rumlow.

Para cuando ambas chicas aterrizaron en el barco, Rumlow y Rogers ya se habían encargado de la mayoría de guardias. Cada quien ya partía hacia su objetivo. Ellas tenían que bajar, justo por la zona junto al Cap.

—¿Y que hay de tu vecina? La enfermera rubia.—Le indicó a Steve, mientras que la de ojos verdes se paró encima de una barandilla.

—Ohh... Si, ella es linda.—Señalo ________, hablando con Rogers por primera vez en la noche. Él solo se paso una mano por la cara en señal de impaciencia.

—Concéntrense en la misión, luego me buscan citas.—Suspiro emprendiendo su marcha.

—Soy multitareas.—Dijeron al unísono ambas agentes, para luego saltar por dicha barandilla, en dirección al cuarto de máquinas.

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En la zona de motores, uno tras otro los mercenarios de Batroc caían como moscas. No solo por las balas de Nath, si no que parecía que desde las sombras alguien le quebraba el cuello antes de que siquiera reaccionaran. En ese momento, frente a Natasha apareció un mercenario, que apoyó directamente su arma en la frente, dispuesta a tomarla como rehén. Antes de que alguno pudiera hacer o decir nada, el hombre cayó muerto, con el cuello roto. La pelirroja se dio media vuelta para mirar a su amiga, quien dejó de mover sus dedos, relajo su postura bajando sus manos.

—¿Quién es la fanfarrona ahora?—Se rio. Claramente Holmes había generado más bajas que ella.

—Cállate.—Por el auricular, Steve les pedía que se apuraran y 'limpiaran' la zona.—Ya terminamos.

—Cuarto de máquinas listo.—Concluyó la rusa.

Tras varias peleas y minutos eternos, la misión estaba completa, los rehenes liberados. Steve se dirigía al punto de extracción, cuando la voz de Rumlow le llego por el auricular.

—Cap, Romanoff y Holmes no están en el punto de extracción.—Sonaba agotado. Ambos soltaron un suspiro de frustración.

—Las buscare.—En cuanto termino de decir esas palabras, fue atacado por la espalda por uno de los hombres de Batroc. Desatando una pelea intensa, la cual culmina cuando el atacante fue lanzado contra un vidrio que daba a la sala de computadoras de la nave.

—Uis... Creo que interrumpimos algo.—Murmuro _________ al ver inconsciente al agente de Batroc en el suelo, y a Steve ingresar a la sala.

—¿Qué creen que hacen?— El cap levanto ligeramente la voz, se notaba frustrado, no, estaba enojado.

—Dah, robamos archivos de los discos duros de S.H.I.E.L.D. es una actividad bastante entretenida.—Respondió sarcástica al rusa.

—Si, deberías intentarlo alguna vez.— Remato la azabache.

—Nuestra misión era rescatar rehenes.— Expuso, mientras la pantalla mostraba que la transferencia de datos estaba casi completa.

—No, esa era la tuya.—Confeso Nath cuando quito el pendrive con la copia de los archivos, para luego pasar por al lado del soldado, en dirección a la salida.

—¿Por qué me ocultan secretos? Pudieron haber puesto la misión en peligro.—Señalo, mirando a la única que quedaba en la habitación. _________ Holmes, quien le miro con el ceño fruncido.

—Quizás si no la hubieras cagado...—Sostuvo, mientras se aproximo a él, deteniéndose a su lado.— Y créeme, este es de los más ligeros.—En el momento que iba a retomar el paso para salir de una vez del barco, una granada a punto de explotar ingreso por la ventana rota.

Antes de que Rogers pudiera reaccionar, la granada fue envuelta por una oscura sombra, la cual no fue lo suficiente resistente para contener la explosión. El Cap la tomo por la cintura, saltando fuera del cuarto antes de que las llamas y la destrucción los alcanzaran. Abrazándola contra él para protegerla, rodaron por el suelo. Al detenerse, él quedo encima suyo, apoyo las manos a ambos lados de ella, para separarse ligeramente.

—¿Estas bien?—En sus ojos se veía que realmente se preocupaba por ella, y su tono de voz lo terminaba por confirmar. El rubio cabello humedecido y despeinado, las mejillas ligeramente sonrojadas, la agitación y el echo de que estaba encima suyo habrían matado a __________ en otra época.

—Si, como sea.—Lo aparto con un ligero empujón, poniéndose de pie. Ya se sentía avergonzada, pero la risita de Romanoff en el auricular termino por avergonzarla. Su amiga había visto todo.

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Mientras tanto, al otro lado del mundo en un antigua casa con olor a encierro, en un sofá viejo, Liam temblaba mientras gotas de sudor frio recorrían su frente y espalda. Lagrimas se desbordaban por sus ojos, incapaces de ser detenidas. Era su tercera sesión con el psicólogo Pierce, y lo que estaba haciendo solo le generaba sufrimiento y que creciera más la desconfianza. En las tres sesiones, se encargaba de hacerle revivir todas las pesadillas que había tenido, con lujos de detalles, así como también culparlo de lo ocurrido. Quería salir de allí y no volver nunca más. Alexander Pierce solo se encargaba de revivir mediante hipnosis y regresiones su trauma y su dolor, sentía que en lugar de avanzar retrocedía.

—Vamos Loki, si no enfrentas los hechos de frente no podrás mejorar nunca.—Pierce le acuso de forma condescendiente rodando los ojos, mientras medio gritaba en dirección al azabache.—¿Acaso quieres seguir con esas pesadillas y sufrimiento toda tu vida? ENTONCES ACEPTALO LIAM, TU NOMBRE ES LOKI LAUFEYSON Y MATASTE A ESAS PERSONAS.—El rubio se puso de pie y se aproximo a su paciente que pasaba su mano por su cabello en un intento de calmarse. Al momento en el que el rubio fue a apoyar un dedo en el pecho del de ojos verdes, este lo tomo por la muñeca, poniéndose de pie.

—¡YA BASTA! ES SUFICIENTE.—Envuelto en una creciente ira, con una descarga de energía de un brillante verde esmeralda brotando se sus manos, empujo al psicólogo de espaldas a la otra punta del cuarto.—MI NOMBRE ES LIAM LAUFEYSON.—Se paro frente al doctor, quien se encontraba en el suelo, observando a su paciente. Los largos cabellos negros de Liam estaban despeinado, sumado a sus ojeras, su piel perlada en sudor, y su expresión de rabia, parecía un maniaco.—YO NO INVADÍ, NI DESTRUÍ LA CIUDAD, TAMPOCO MATE A NADIE.—Una sonrisa burlona se dibujo en los labios del mayor.

—¿Estas realmente seguro de eso?—Rio entre dientes observando las manos de Liam que con energía esmeralda, que poco a poco se fue apagando. Pierce se puso de pie y acomodo su corbata mientras su paciente miraba en shock sus propias manos.—Dejémoslo aquí por hoy. Nos veremos la semana siguiente.—Le dio unas palmaditas en el hombro dirigiéndose a la salida de la sala.