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Durante la semana siguiente a la fiesta de Stark, Liam no tuvo sesiones con Holmes. Al llamarla saltaba el contestador y la vez que alguien le atendió fue su secretaria, para informarle que la psicóloga se encontraba de viaje fuera de la ciudad.
Fue una semana extraña para Liam, aburrido y rutinario. De la cama a la oficina y viceversa. Reuniones con otras empresas, entrevistas para los medios, más papeleos. Ser el CEO de una mega industria de la construcción era aburrido, sobretodo cuando al ver por la ventana en su horario de trabajo, veía a Tony salir en su traje. Lo único a favor de una semana tan monotona es que lograba dormirse agotado y sin pesadillas. Aún así al momento de dormir, los primeros días después de la fiesta, su cama se sentía extraña. La sentía vacía, fría y extremadamente grande para él solo.
El celular de Laufeyson vibro sacandolo de sus pensamientos. Había recibido un mensaje de Stark
Tony: Liam, de verdad vas a pasar el viernes en la noche con papeleos del trabajo?
Tony: Tu descansas en algún momento?
Tony: Vayamos a tomar algo, conozco un buen bar aquí cerca.
Tony: Vamos es mi última noche en New York. Salgamos.
Tony: Te veo por la ventana leyendo mis mensajes, Laufeyson.
Al leer el último mensaje, Liam se levantó de su escritorio, para encontrarse a Iron Man volando justo frente a su ventanal.
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—Oye, te sientes seguro a su lado, lograste dormir tranquilo con ella, es obvio que te gusta.—Stark dejo su trago en la mesa. Para su suerte el bar estaba casi vacío, y la mayoría de los adinerados presentes estaban en cenas de trabajo, así que podian conversar tranquilos.—Lo que no entiendo es: primero que fueras capaz de dormir casi desnudo junto a ella sin problemas siendo que apenas la conoces y segundo que no te la cogieras.—Liam se sonrojo, y ocultó su rostro detrás de sus manos.
—Dios mio Tony, duermo en boxers, haces que suene como si durmiera con hilo dental.—De un solo trago vacío el contenido de su baso.—No queria cogerla, no todo es sexo Stark. Estaba recuperandome de un ataque. No me gusta, siento que estar con ella me hace bien, ni siquiera la conozco demasiado, solo es mi psicóloga.—Le hizo señas a un moso para que les rellenaran los tragos.— Y no es como si fuera a aceptar salir conmigo así como así, ya sabes, por la cosa esa de doctor y paciente.—Agarro nuevamente el baso con su bebida lista, que le tendía el moso.
—Pero lo pensaste, pensaste en invitarla a salir.—Tony imitó su acción.— Si realmente no te gusta, mínimo estas interesado en conocerla. Si no sintieras nada simplemente no te importaría.—Tony miraba a su amigo con una sonrisa traviesa, estaba dispuesto a insistir hasta que él admitiera que sentía algo por ___________ Holmes.
—¿Pensarlo?—Rió con ironía, observando a su alrededor, en el bar ya casi no había nadie, habían empezado a limpiar para cerrar.—Sera mejor que nos apuremos. Bajaron sus bebidas sin respirar y Tony se aproximó a pagar la cuenta.
Ambos se dirigieron a la salida para luego buscar el lujoso auto de Tony en el estacionamiento, el valet parking se había ido hacía ya unos minutos.
Caminaban en silencio en dirección al llamativo vehículo, un impecable Bugatti Veyron SS negro y rojo. El único sonido eran las suelas de sus zapatos contra la humedad nocturna del pavimento, y las llaves del auto en cuestión, que giraban en la mano de Stark.
—¿Bueno, hay algo que quieras decir antes de que mañana vuelva a Los Ángeles?—Le dió un pequeño codazo, sabía que su amigo se había interrumpido así mismo con lo que estaba contando, y no lo iba a dejar pasar.
Subieron al auto y durante todo el trayecto estuvieron callados, Liam parecía completamente perdido en sus pensamientos, quizás a causa del alcohol en su sangre.
—Si pensé en invitarla.—Murmuro mirando por la ventana cuando ya casi llegaban.—De echo, hasta lo intenté.—Miro sus manos en su regazo. Stark lo observaba sin dar crédito a sus odios, pensaba que su amigo llevaba dormido en el auto varios minutos.—La invite a tu fiesta de inauguración.—Sonrió de lado, una mezcla entre ironía y victoria.
—¿Y ella se negó?—Stark frenó frente a la entrada del edificio de Industrias Laufeyson.
—Y ella se negó.—Afirmó el pasajero. Bajo del auto y dió la vuelta al carro, asomándose por la ventana del piloto.—Pero dijo que era porque ya estaba invitada.—Le dio unas palmaditas en el hombro a Stark.—Suerte en tu vuelo mañana.
—Gracias, y suerte con ___________, vuelve el lunes.—Pisó el acelerador antes de que siquiera su amigo pudiera reaccionar.
✧༺🐍༻✧
El lunes, Liam se sintió nervioso toda la mañana, como si fuera la primera vez que asistiría al psicólogo. Si estaba quieto más de dos segundos sus piernas empezaban a dar saltitos, ansioso.
Ni siquiera podía ver el teléfono para distraerse, buscaba el mensaje de ____________ diciéndole que le esperaba a la hora de siempre, pero ese mensaje no existía. Apenas podía concentrarse en sus papeles pendientes, y terminó cancelando la mayoría de reuniones del día, incluso las que tenía después de su cita con la psicóloga. Ni siquiera él sabía porque, pero algo en su interior le decía que debia cancelarlas.
Soltó una risa tonta al escuchar esa frase en su cabeza. "Cita con la psicóloga", no era una cita real.
"Ojalá lo fuera" pensó para si mismo. "¿Quizás iríamos por un café?"
Rápidamente apartó la idea de su mente, al ver la hora, si no se apuraba, llegaría tarde. El consultorío de _________ no quedaba cerca.
Para cuando su chofer freno en la entrada, ya estaba llegando 5 minutos tarde, culpa del tráfico neoyorquino. Bajo corriendo del vehículo y abrió la puerta con una fuerza y velocidad quizás exageradas.
—Lamento llegar tarde.—Sonrió agotado, mientras con una mano peinó unos cabellos rebeldes hacia atrás. En un abrir y cerrar de ojos, el alma de Laufeyson se precipitó al subsuelo en cuanto vió a Holmes.—¿Que ocurrió?—La chica apenas podía mantenerse en pie, estaba aferrada a su secretaria, quien la sostenía por los hombros. Estaba herida, su rostro, brazos y piernas llenos de raspones y moretones, sangraba por la nariz y tenía una ceja partida; su ropa estaba sucia y rota, igual que sus lentes.
Liam se aproximo a ambas y ayudo a la secretaría a que la chica se sentara.
—¿Que pasó?—Volvió a preguntar. Necesitaba saber, necesitaba ayudar.
—Yo... Estaba en... No y.—La chica no sabía exactamente que decir, lanzó una mirada fugaz a la otra chica en busca de ayuda.
—Un auto la atropelló mientras cruzaba la calle hacía aquí y huyó.—La empleada lo dijo rápido y casi sin pensarlo demasiado. Parecía que el tacto no era lo suyo.
—Llamaré a la policía y una ambulancia.—Con seriedad y profesionalismo Liam saco su celular y comenzó a marcar.
—¡NO!—Gritó la de ojos verdes, asustando a los demás presentes.—Quiero decir, no, no es necesario, estoy bien, son heridas leves, puedo cuidarme sola.—Sin demasiada confianza y aun dudando Liam guardo el celular.
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