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013

Personaje: Garret.
Universo: Saga Crepúsculo.
Ambientado en: Amanecer parte 2.
Indicación: está algo relacionado con mi obra "Soulmate" de Jacob Black. 
Pedido: Sí. 
Advertencia: Nah.

Los vampiros nunca me habían molestado tanto como en estos días. Bella no dejaba de mirarme con disculpa, como si eso fuera a ayudar en algo. La actitud de Jake, mi hermano y Seth tampoco era de gran utilidad, pues estaban a mis lados, como si fueran mis guardaespaldas o algo por el estilo.

La búsqueda de testigos para enfrentar a los Vulturis había traído a muchos de ellos al hogar de los Cullen. Para mi descontento, y preocupación por Nessie, la gran parte de ellos tenían los ojos rojos. Bebían sangre humana, en otras palabras. Eso era algo que me ponía los pelos de punta y que, de forma inconsciente, me hacía comprobar que la pequeña híbrida estaba bien. Solos los Denali, que era prácticamente lo mismo que hablar de los Cullen, tenían los ojos de color dorado.

Pese a su horripilante dieta, algunos de ellos eran realmente... aceptables. Benjamin, del clan Egipcio, era un gran entretenimiento con su don de manipular los elementos a su antojo. Zafrina, del clan del Amazonas, también era un sujeto realmente interesante. Era hasta desternillante ver la cara de Edward cuando estaba bajo el control de su don. Kate, del clan Denali, era sin duda a la que menos le importaba mi naturaleza. Una parte de ella llegaba a estar realmente fascinada por el aguante que tenía mi organismo ante sus descargas eléctricas, su don.

Aunque, de todos los chupasangres, el que más me sacaba de quicio —quitando al amargado de Alistar, porque ya eran palabras mayores —, era Garret. Realmente creía que no había nadie más insufrible que Jake y Paul. Al menos eso era lo que pensaba hasta que él apareció, pisando tierras americanas luego de estar en londinenses.

Yo era la metamorfa, pero él era el que parecía un perro detrás de mí. Eso empeoraba el mal humor de Jake y divertía bastante tanto a Kate como a Edward. Solo les faltaba tener una copa de sangre en la mano y observar el panorama mientras daban pequeños sorbos.

—Tía Lizzie. —la suave voz de Nessie me sacó de ver el entrenamiento de Bella y su don de escudo, siendo ayudada por Kate. Dirigí mi mirada a la niña. —¿Me haces una trenza?

Asentí con la cabeza, para luego empujarla con suavidad hacia el interior de la casa. Se sentó en uno de los taburetes de la cocina, mostrándome que había preparado todo el material que necesitaría para su peinado. Estaba todo colocado encima de la mesa.

Me obsequió una sonrisa inocente cuando la miré con una ceja arqueada. Sin duda era una combinación algo bizarra de Bella y Edward.

Comencé a peinarla, escuchando como comenzaba a tararear por lo bajo. La canción era fácilmente reconocible para mí, pues era la que le cantábamos para que se durmiera o calmara desde que había nacido.

—Tía Lizzie. —me llamó, mientras yo seguía a lo mío, trabajando con su cabello cobrizo. —¿Tío Jake y tú estáis juntos?

—Algo así. —mascullé, riéndome entre dientes.

—¿Y vais a tener hijos?

Me atraganté con mi propia saliva, lo admito, mientras ella se reía por lo bajo. Me recuperé lo más rápido que pude, viendo como Reneesme jugaba con una goma de pelo entre sus dedos.

—No lo sé. —admití, sin saber qué decirle, pues desde que había nacido no había tenido ningún momento para hablar con Jake del futuro. Estaba demasiado negro y difuso. —¿A viene esa pregunta, Ness?

Se encogió de hombros, mientras simulaba que la goma de pelo era un tirachinas y que un enemigo estaba a tiro limpio.

—Escuché a papá decirle a mamá que tío Jake y tú seríais buenos padres. —explicó de forma simple, como si me estuviera contando un cuento, del tipo que Bella le leía antes de dormirse. —Cuando vuelva tía Alice le preguntaré.

—Eso es hacer trampa, Ness. —me quejé.

—No, no lo es. —replicó, mientras soltaba una aniñada risa. —Es jugar mis cartas con cabeza.

Me reí de forma leve, para luego acabar el peinado. Cogí el espejo de mano que había preparado y le enseñé su cabeza desde todos los ángulos que pude. Ya sabía como hacerlo, pues no era la primera vez que la peinaba. Y estaba segura de que tampoco sería la última.

Se giró en el taburete y se lanzó a abrazarme.

—¡Me encanta, tía Lizzie! —exclamó contenta, mientras me sonreía de oreja a oreja. —No se lo digas a tía Rose, pero me gusta mucho más cuando me peinas tú.

—De acuerdo, monstruito. —me reí, mientras pellizcaba una de sus mejillas. —Será nuestro pequeño secretito.

Rio de forma jovial, para luego alzar su meñique derecho. Evité rodar los ojos, mientras enganchaba mi meñique izquierdo con su dedo. Siempre hacía aquello cuando prometíamos algo. La promesa del meñique, o de la garrita como la llamaba ella, era algo realmente sagrado para ella.

—Tía Lizzie, cuando tengas una niña, se llamará Selena. —soltó, haciendo un gesto con las cejas.

—¿Selena? —repetí, y ella asintió con la cabeza. —¿Por qué ese nombre?

—Bueno...—canturreó, mientras sus mejillas se tornaban de un suave color rosa. —Leí que Selene era la diosa de la luna en la mitología griega. Le escuché decir a tío Jake que tú eras su diosa, y aunque vosotros no os veáis afectados por la luna... bueno, así ella sería vuestra diosa, ¿no? —soltó un pequeño ruidito de indignación, incrementando el tono rosa. —¡No me mires así, tía Lizzie! ¡Me va a explotar la cara!

—A veces creo que usas demasiado la cabeza, monstruito. —señalé, mientras me reía.

Se encogió de hombros, como si no fuera con ella, mientras esbozaba una pequeña sonrisa. Sus mejillas seguían estando coloradas.

Era una niña realmente adorable.

Por eso me preguntaba cómo era posible que fuera hija de Bella y Edward. Ellos no eran para nada adorables.

—Me pareció escuchar vuestras angelicales y armoniosas voces.

Rodé los ojos al reconocer el dueño de aquella voz. Ness bajó de la banqueta en la que estaba sentada y corrió hacia él.

—¡Garret! —exclamó contenta.

—Pequeño terremoto, algún día acabarás tirándome al suelo. —declaró, al mismo tiempo que fingía tono dolido.

Reneesme se carcajeó, como era evidente, para luego saltar al suelo. Correteó hacia mí, haciendo que su trenza cobriza se balanceara de un lado a otro.

—Elizabeth. —pronunció, posando su mirada en mí. —Asumo que tú eres la culpable que ha hecho tan extraordinario peinado.

Contuve las ganas de poner los ojos en blanco. No tenía claro si era porque me había llamado por mi nombre o por lo que había dicho en sí.

—¡Claro que sí! —desvié mi mirada hacia Ness. —¡Ella siempre los hace!

Ness soltó una risita, me dio un guiño y salió corriendo hacia sabe dios dónde. Lo único que escuchaba eran sus risitas, seguramente se estaba acercando a su padre o a algún otro miembro de la familia Cullen.

—Elizabeth...

—Creo haber mencionado que no me gusta que me llamen por mi nombre completo. —lo interrumpí, mientras me cruzaba de brazos.

—Mujer, deja de hacer eso. —se quejó, adoptando una expresión de mártir.

—¿Que deje de hacer el qué?

—Poner tantas barreras. —dio un paso, mientras me miraba con la cabeza ladeada. —Tengo curiosidad por saber por qué no siento tanto rechazo hacia ti cuando eres un pe... una metamorfa. —se autocorrigió ante mi mueca. —Me lo pones difícil.

—Te lo pongo difícil, ¿ah? —repetí, algo incrédula, mientras alzaba las cejas. —Simplemente pongo distancia antes de que cualquiera de mis betas se lance sobre ti para arrancarte la cabeza.

En cierto modo, no estaba mintiendo. Tanto Jake como mi hermano estaban a poco de matarlo, lo sabía perfectamente. Seth, incluso el cachorro Clearwater que estaba encantado con los vampiros, parecía algo irritado con Garret. Era increíble.

—¿Tus betas? ¿Eres una alfa? —parecía sorprendido.

—¿Acaso los años te hicieron sordo? —gruñí algo irritada, mientras me apoyaba en la mesa. —Sí, soy alfa. Creía que estaba claro.

—Eso aún lo hace más interesante, si es que era posible.

Rodé los ojos, intentando recurrir a toda mi paciencia. Gracias al cielo que escuché la voz de Kate llamándome desde el patio. Como la puerta estaba muy lejos, usé mi vía de escape favorita: la ventana más cercana.

Me acerqué a ella, viendo a Emmet divertido, a Bella con cara de pocos amigos y a Edward con la misma expresión que si hubiera estado chupando limones. Me dirigió una mirada irritada al llegar a su lado, por lo que de manera muy madura, le saqué la lengua.

Yo no tenía la culpa de que fuera una abuela cotilla. Que no se metiera en la cabeza y no se ofendería, como rey del drama que era.

—¿Qué pasa? —pregunté, confundida.

—Kate quiere que entrenes con nosotras. —farfulló Bella, con el ceño totalmente fruncido. —Y me parece mala idea.

—Puedo ir a por Reneesme, si está despierta. —ofreció la rubia, ganándose un gruñido irritado de la neófita y una mala mirada del padre de la niña. —Solo era una sugerencia.

—Una pésima sugerencia. —opiné.

Emmet soltó una de sus risotadas, pero dio un paso hacia atrás en cuanto Kate extendió el brazo hacia él, con las chispas danzando por su mano abierta. El fortachón alzó las manos en señal de paz y se mantuvo a una distancia prudente.

Bella me miró y me encogí de hombros. Alargué mi brazo hacia la mano de Kate, ignorando la advertencia de Edward. Realmente solo sentí un pequeño cosquilleo, aunque el sonido era como si estuvieran electrocutando a media ciudad. Realmente solo era eso, un cosquilleo.

—Kate, no lo estás haciendo con ganas. —se burló Tanya, su hermana, de brazos cruzados.

—¿Por qué no vienes y pruebas tú? —le gruñó ella.

Tanya simplemente alzó las manos en señal de paz. Carmen y Eleazar hacían verdaderos esfuerzos para no reírse de ambas rubias Denali.

—Más potencia, Lizzie. —me avisó.

Miré a Bella, haciéndole un gesto con las cejas. Cerré los ojos y solté un siseo al notar pinchazos en el brazo, pero eran realmente soportables. Noté una leve caricia en la punta de los dedos, y al abrir los ojos me dio la sensación de que Bella estaba intentando alargar su escudo. Y digo intentar, porque realmente solo podía notarlo en las puntas de los dedos, prácticamente en las uñas.

—Esfuérzate más, Bells. —farfullé, con la mandíbula apretada.

—Me sorprende que sigas de pie. —señaló Edward, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Quieres hacerlo tú, Eduardo? —gruñí, mientras le daba una mala mirada.

Él simplemente sonrió con sorna, dándome ganas de ahorcarlo con mi mano libre. Por suerte, estaba lo suficientemente lejos como para que no pudiera tocarlo.

—Máxima potencia, Lizzie. —canturreó Kate, esbozando una sonrisa burlona.

—¡Bells! —gruñí en dirección a la neófita.

Su ceño se frunció del todo y cerró los ojos con fuerza, supongo que concentrándose. Un gruñido de dolor salió de mis dientes apretados en cuando la mano de Kate entró en contacto con mi brazo. Me tembló una pierna pero me obligué a mí misma a permanecer de pie.

—¡No te estás esforzando, Bella! —farfullé, mientras le daba una mirada irritada.

—¡Lo estoy intentando! —replicó ella, mientras su rostro de marfil se retorcía con arrugas.

—¡Pues inténtalo con más fuerza! —exclamé, notando un tic en mi ojo derecho. —¡Por que no creo que perro a la parrilla huela demasiado bien!

Le di una mirada enfurecida a Emmet y a Edward al escuchar sus risitas. El pelinegro sonreía de forma ladeada, mientras que el cobrizo parecía estar pasándoselo en grande.

—No veo que sea para tanto. —como siempre, el inoportuno de Garret apareciendo cuando menos lo necesitábamos. —Antes vi a Emmet doblarse en dos, pero Elizabeth sigue de pie.

—¡Que no me llames así! —gruñí irritada, para luego desviar mi mirada hacia la rubia. —¡Kate, deja de disfrutarlo!

Ella soltó mi brazo, mientras su sonrisa burlona lanzaba en sus pálidos labios. La miré irritada, mientras me frotaba el brazo que antes me había electrocutado. Bella me dio una mirada de disculpa, pero lo cierto era que estaba a poco de empezar a leches con todos los vampiros que estaban cerca.

—¿Quieres probar? —le preguntó Kate a Garret.

—Yo de ti no haría eso. —lo advirtió Emmet, haciendo un gesto con las cejas.

—Garret, es mejor que no. —Edward estaba de acuerdo con su hermano.

—Por favor. —los ojos rojos de Garret se centraron en mí.

—Kate. —la llamé.

—Máxima potencia. —canturreó ella, luego de intercambiar miradas conmigo.

Emmet y Edward dieron otro paso hacia atrás, luego de intercambiar una mirada. Me moví para observar desde otro ángulo. Casi podía ver a cámara lenta como Kate acercaba su mano al brazo del londinense, las chispas comenzando a salir de su mano como aviso. Garret no se movió de su sitio, así como tampoco no quitó su mirada de mí.

Un gruñido de dolor salió desde lo más profundo de su garganta, mientras caía sobre sus rodillas. Kate parecía estar disfrutando, lo confirmé cuando me guiñó un ojo de forma fugaz. Lo observamos temblar por las descargas hasta que Carmen le dijo a su hermana adoptiva que era suficiente. La rubia de pelo liso soltó un bufido, para luego alejarse del londinense, el cual seguía en el suelo.

Garret nos miró a ambas y me reí entre dientes al ver que parecía un poco ido. Kate estaba a mi lado, de brazos cruzados y sonriendo con burla.

—¿Sigues con nosotros, Garret? —se burló Emmet, recibiendo un codazo de su hermano cobrizo.

—No sé cual de las dos es más impresionante. —masculló Garret, pasando su mirada de una a otra. —Pero pienso descubrirlo antes de morirme.

—Ya estás muerto. —señalé, ganándome las miradas de todos. —¿Qué? No me miréis así. Sabéis que tengo razón.

—Eres imposible, Liz. —señaló Bella, mientras meneaba la cabeza.

—Ya, por eso tu hija me prefiera a mí. —señalé, sacándole la lengua.

Frunció el ceño con algo de irritación. En cierto modo, desde que era bebé, Ness siempre me buscaba. A veces estaba con su madre y yo llegaba, y enseguida alzaba sus manitos hacia mí. Ahora que tenía la apariencia de una niña de 10 años, se lanzaba sobre mí, usando su velocidad.

Carlisle decía que era porque yo había sido la primera persona en sostenerla nada más nacer. Me había quedado con ella mientras ellos trataban de hacer que la ponzoña de Edward hiciera efecto a mi amiga Swan. Tenía la teoría de que se había creado un enlace entre las dos, que acabó de confirmarse con mi hermano.

—Corre. —me advirtió Bella.

—Oh, por todos los dioses, Bells. —bufé, cruzándome de brazos. —¿De nuevo quieres que te avergüence? La otra vez fue delante de tu nueva familia, ¿ahora quieres añadirle amigos?

—Corre, Elizabeth.

Rodé los ojos, para dar un salto hacia atrás y convertirme en lobo. La ropa me daba realmente igual, pues Alice había dejado un enorme cargamento para todos nosotros en uno de los pisos de la casa. Bella no tardó en lanzarse a por mí, pero a mí me gustaba molestarla. Emprendí lo que nosotros llamábamos "el juego del gato y el ratón". Básicamente era aprovecharse de la poca paciencia que tenían los neófitos para acabar dándole la vuelta al asunto.

Tardamos mucho menos de los normal. Cuando quise darme cuenta, tenía una de mis patas sobre el torso de Bella. Ella estaba tirada en el suelo, dándome una mirada irritada desde allí.

—¡Tía Lizzie es la mejor! —canturreó Ness, desde las escaleras.

Me alejé de Bella, viendo a Ness con mi hermano a su lado. Joe no parecía demasiado feliz, pero la pequeña niña sonreía de oreja a oreja. Vigilé de reojo como Bella se ponía de pie, pues era muy dada a lanzarse sobre mí cuando pensaba que estaba distraída. Y no me equivoqué, pues me moví un par de centímetros, haciendo que acabara en el suelo.

—Eso es jugar sucio, Bella. —exclamó Jake, soltando una pequeña risa.

—Cállate, Jacob. —le gruñó ella.

Solo consiguió que él se riera, siendo secundado por Emmet y Edward. Bella miró de forma irritada a su marido, pero este se encogió de hombros de forma inocente.

Mi hermano me hizo un gesto con la cabeza, mostrándome que Ness tenía una pila de ropa para mí. La dejó detrás de unos altos arbustos y salí vestida, sacudiendo mis rizos para sacar las hojas y la tierra de ellos.

—Sin rencores, Bells. —le guiñé un ojo.

—Sigo sin entender cómo es que puedes ganarle a una neófita. —señaló Emmet, de brazos cruzados.

—Jasper. —respondí, encogiéndome de hombros. —Desde antes que naciera Ness hasta que se marcharon, estuvo ayudándonos a mejorar nuestros ataques a vampiros.

—Increíble, sencillamente increíble. —murmuró Garret, mientras no dejaba de mirarme.

—¡Eh, sanguijuela! —exclamó mi hermano, llegando a mi altura. —Aparta tu inmunda mirada de mi hermana.

—Joe...—suspiré.

Pero mi hermano soltó un gruñido que le salió del fondo de la garganta, mientras el londinense lo miraba divertido. Obviamente eso fue una declaración de guerra entre ambos, y se lanzaron el uno sobre el otro.

Realmente, hasta que llegaron Carlisle, Benjamin y Zafrina, no fuimos capaces de separarlos.

¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? Espero que bien.

Antes de nada, voy a dejar clarito que NO voy a hacer OS de mis obras con otros personajes. Es decir, SoulMate es de Jacob Black, y me sentí INFIEL al escribir esto. No me hagáis esto, por favor os lo pido. Me dan ganas de borrar la obra (ahre, ¿o no?). 

Honestamente no tenía ni reverenda idea de qué escribir porque no es un OC cualquiera, es mi Lizzie. Osea, mal, fatal, horrible. Casi me da un parraque escribiéndolo porque solo me salían escenas de Jake y Lizzie, ¡Y ESTO NO ES SOULMATE! Por eso lo que he dicho en el párrafo anterior.

Me parece estupendo que se hagan pedidos de Crepúsculo, pero no me deis ganas de pegarme cabezazos contra algo, por favor os lo pido.

No tiene nada que ver con Garret ni con Crepúsculo, pero os informo de que, ¡SOLO ME QUEDA UN PEDIDO! *celebra mientras corre en círculos* ¿Sabéis lo que significa? Que queda menos para la nueva tanda, ¡WIIII!

Lo que no sé es que hacer con un OS que escribí en una hora que tuve libre en la escuela. No es un pedido, es uno que se me ocurrió por una canción, creo (ya ni me acuerdo). Por si os interesa, es de ShadowHunters (Cazadores de Sombras) y de cierto pelinegro con poca paciencia. ¿Os gustaría que fuera el último antes de abrir la nueva tanda?

Por fi, respondedme. Sino me enfado, chillo y aparezco debajo de vuestras camas con un bate de béisbol. 

Bueno, ¿Qué os ha parecido el OS?

¡Espero que os haya gustado!

Nada más por mi parte, pero ya sabéis que...

¡Nos leemos en comentarios!

~ I 👑


|Publicado|: 10/05/2021

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