001.
--¿Qué quieres?
--Fui enviado para buscarte y llevarte a mi amo. Él te desea.
--No tengo interés.
Dijo una joven de cabellos blancos, observando a un tipo enorme que se paraba frente a ella de forma imponente.
--¿Quién te dijo que tenías que decidir?
Y con aquella oración, el hombre se abalanzó sobre la chica, con la intención de atraparla, pero esta lo esquivó sin problema.
--Dile a tu amo, que se busque a otra.
Y esa respuesta dio por acabada su conversación, dando paso a un combate. Una criatura apareció detrás del hombre, tenía un aspecto bastante extraño. Aquél espíritu se acercó a la chica, agarrando sus muñecas y pegándola contra la pared.
--No me vendría mal disfrutarte antes de llevarte con el amo.
El tipo se acercó a la joven, rompiendo con su espacio personal. Su lengua se acercó al cuello de la albina, delineando su forma y dejando húmedas aquellas zonas por donde pasaba. Un escalofrío recorrió su columna, el asco no se hizo esperar y se demostró mediante una mueca de desagrado.
--Master of Reality...
Murmuró la mujer y con esas palabras, un ser apareció detrás del hombre.
--¿Puedo encargarme de él, maestra?
Preguntó aquél ser. El tipo abrió sus ojos de par en par al oír la voz tan ronca que poseía la criatura que se encontraba detrás de él. Liberó las muñecas de la mujer y se volteó rápidamente, enfrentando a la criatura.
--Maestra, ¿Puedo encargarme de él? --la mujer asintió, mientras daba unos pasos al frente y terminaba por darle la espalda al tipo.
--Bye, bye.
La criatura aumentó su tamaño, pasando de ser del tamaño de un perrito, a un ser gigante e imponente. En los labios de ese espíritu se formó una sonrisa. Sus puños se levantaron y colocaron frente a su rostro, como si estuviese formando una posición de guardia.
Y en un abrir y cerrar de ojos, los enormes puños de el ser apodado Master of Reality se comenzaron a estampar en el rostro del tipo a una velocidad casi inapreciable para cualquier persona. La palabra "Go" se repetía durante ese frenesí de golpes, mientras que el hombre solamente podía soltar unos pequeños sonidos. Finalmente, el hombre cayó inconsciente ante los pies de la muchacha.
--¡Eso fue increíble! --el espíritu volvió a su primera forma y comenzó a volar al rededor de su usuaria. --¿Podemos repetirlo, maestra?
--No es momento para tus estupideces. --se volteó y acercó al hombre que yacía en el suelo. --Vamos a sacarle información.
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Capítulo 1.
"Mi nombre es _______(Annie) y comenzamos con los problemas."
Japón, la tierra del sol naciente. Un país de primer mundo, repleto de personas y oportunidades. Tal vez aquí pueda ser una persona feliz.
Dejar de lado mis costumbres occidentales me ha costado bastante, no es lo mismo que América. Este país es muy reservado y las personas son todo lo opuesto a los americanos.
Luego de vivir por un año, ya me he podido establecer. Tengo un trabajo como profesora de literatura e Inglés en una secundaria y durante mi tiempo libre me dedico a entrenar y de vez en cuando me enfoco en la pintura.
Hoy, como todos los días de clases, estoy entrando a un salón. Justamente el salón que me tocó es uno en el que se encuentra el estudiante más problemático del instituto; Kujo Jotaro. Un joven enorme, de casi dos metros. Ese chico es mi dolor de cabeza, nunca me hace caso, se vive metiendo en problemas y siempre está rodeado de chicas que no me dejan continuar con mi clase.
Y este día no sería diferente al resto.
--¡Jojo! ¿Como estás el día de hoy?
--¡Te ves muy guapo!
Todas las chicas estaban rodeando al apodado "Jojo", ignorando el hecho de que había llegado, así que tuve que golpear el escritorio con mi mochila. Todos voltearon a verme y las chicas se sentaron rápidamente en sus lugares.
--Buenos días. --digo con notable molestia. --Espero que hayan estudiado para el examen del día de hoy.
De mi mochila saco varias hojas que correspondían al examen de inglés que debían realizar ese día. Voy pasando por cada lugar, dejando las hojas frente a mis alumnos. Llegué al lugar de Jotaro, le dediqué una mirada de advertencia y le dejé su examen sobre la mesa.
--Tienen una hora para responder todo, good luck.
El silencio se hizo presente en el salón. Casi todos comenzaron con su examen, y digo casi, porque el único que no estaba haciendo nada era Jotaro. Solté un suspiro y dejé que hiciera lo que quisiera hasta que acabase el tiempo del examen.
Pero una enorme criatura apareció a su lado y comenzó a pasearse por todo el salón hasta quedar frente a mí. Fruncí el entrecejo y observé a ese ser. Mi Stand apareció frente a mí y enfrentó al enorme espectro.
--Oye, oye. ¿Qué quieres con mi maestra? --dijo enfrentando al enorme ser.
--¿Ora?
--¿Qué? --preguntó confundida. --Creo que puedo hablar tu idioma.
--Ora, ora.
--Ora, ora, ora. ¿Ora?
--¡Ora, ora, ora!
--¿De qué están hablando? --pregunté bastante fastidiada.
--Oh, cierto. Dijo que su nombre es Star Platinum y su usuario es el mismo Kujo Jotaro.
--Así que es usuario Stand. --miré el reloj y por suerte el tiempo había acabado. --Entreguen sus exámenes. El tiempo acabó.
Todos los alumnos fueron a mi escritorio y dejaron sus exámenes sobre la madera. Por último llegó Jotaro, me entregó su hoja y para mi no sorpresa, estaba en blanco.
--Señor Kujo ¿Le importaría quedarse?
--Yare yare...
Cuando todos se fueron, me quedé con el pelinegro en el salón. Hubo un momento de silencio, ninguno emitía sonido alguno y solamente nos mirábamos fijamente.
--Reprobarás la materia. --dije sin más, entrelazando mis dedos sobre el escritorio. --Y no solo inglés, también Psicología y Literatura. --solté un suspiro.
--¿Y qué? --lo miré severamente al oír esa respuesta. --Me da igual.
--¿No te interesa tu futu...-?
--¡Oye, oye! ¡Más respeto a mi maestra! --mi Stand había vuelto a aparecer, interrumpiéndome en el proceso. --Ella es mayor que tú, ¡Así que cuida tu boca si no quieres que te rompa esa carita bella que tienes! --levantó su puño a modo de amenaza.
--¿Qué es esa cosa? --preguntó el Kujo.
--¡No soy una cosa!
--Dejame hablar. --la regañé.
--Sí, maestra.
--Jotaro, te recuerdo que estás cerca de repetir de año. Te quedan unos pocos meses para levantar tus notas. --acomodé mis lentes. --Te daré la oportunidad de hacer unos trabajos aparte para levantar tus bajas calificaciones.
--No me interesa. Haz lo que quieras, yo me largo. --se levantó de su asiento y salió por la puerta, dejándome sola.
--¡Maldito imbécil! --gritó mi Stand.
--Callate. --gruñí. --Vayamonos, debemos encargarnos de nuestro asunto.
--¡Sí, maestra!
Ambas salimos de la escuela para subir a mi auto e ir a casa.
Cuando llegué, entré a mi hogar y fui directo a la cocina, en dónde tenía a mi "invitado"
--¿Cómo te fue? --pregunté sarcásticamente.
--¡Sueltame, maldita sea!
--Te soltaré, si me dices en dónde está tu amo. --me senté en una silla que estaba frente al tipo.
--¡Olvidalo! ¡Jamás te lo diré!
--De todos modos lo sabría. Si me iba contigo sabría la localización de tu amo. --me levanté de mi asiento y me puse cara a cara con el tipo. --Pero bueno... Si no me lo quieres decir, tendré que sacártelo por la fuerza.
Master Of Reality apareció y con su presencia, el interrogatorio podría comenzar.
--¡Ni se te ocurra! ¡Alejate!
★≈★≈★≈★≈★≈★≈★≈★
--¿Qué es Egipto, maestra?
--Está en un lugar que está muy lejos de aquí. --respondo.
--¿Y el Cairo? ¿Eso se come?
--El Cairo está en Egipto. --suelto un suspiro.
--¿Iremos a ese lugar? --asiento. --Pero... Usted dijo que no quería ir con el amo de ese tipo.. ¿Por qué irá?
--Si ese tal DIO me quiere, puede ser porque me conoce ó algo por el estilo... Tal vez él sepa sobre mi pasado y pueda contarme porque perdí mi memoria. Incluso puede saber sobre mi familia ó antepasados. Todo puede ser posible.
--¿Y de dónde sacará el dinero para ir a ese lugar?
--Realmente eres molesta... Recuerda que soy la heredera de la fortuna de mis padres adoptivos. --preparo mis maletas y me asomo a la puerta.
--¿Y qué pasará con el tipo?
--Lo dejáremos aquí, cuando estemos lo suficientemente lejos lo soltaremos.
Ahora sí, era el momento de aclarar varias dudas. Si ese DIO sabe algo sobre mi pasado, lo haré hablar. No me importa si es un desconocido ó representa un peligro para mí, yo correré el riesgo y me haré cargo de mi error.
Puede ser una misión suicida.
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