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⟢5⟣

Dos pares de ojos se posaron expectantes sobre el Alfa de cabellos negros. Este tragó en seco mientras bajaba la cabeza y se concentraba en su taza de café medio tibio.

-No es que tenga muchas opciones, ¿no? -dijo bajito-. El lazo de los destinados no se puede romper así como así... Es decir, no es como si pudiera irme así sin más...

-Bueno, perdón si no soy lo que esperabas -soltó Taehyung en tono serio-. No es mi culpa que...

-No, Tae, ¡no es eso! -interrumpió Jungkook-. No me expresé bien, lo siento. Empezaré otra vez. -Se aclaró la garganta levemente-. Es obvio que nadie quería que esto sucediera. Y no me malentiendas, por favor; no me arrepiento de haberte conocido o de que hayas terminado siendo mi destinado. Solo siento que... he llegado para irrumpir en sus vidas, en su relación... No soy más que un tercero que no debió haberse cruzado en tu camino, Tae. Pero ahora no hay marcha atrás, no puedo irme, por nuestro lazo... Y tampoco quiero irme...

Taehyung y Jimin permanecieron en silencio hasta que el rubio habló.

-Tendremos que lidiar con esto de la mejor manera posible -dijo con lentitud-. Aunque será extraño, tienes razón, Jungkook; no hay marcha atrás. Estamos todos en el mismo barco y Taehyung nos necesita a los dos.

-Sé que el doctor Kim nos ayudará -comentó Tae cabizbajo.

Luego de un incómodo silencio, Jungkook se puso de pie.

-Bueno, voy a limpiar esto y luego me iré.

-No, descuida, yo me encargaré -dijo Jimin.

Jungkook asintió y luego se despidió con un breve adiós.

Entonces el Omega, sintiéndose un poco culpable por Jungkook, le hizo muecas al castaño para que lo detuviera y hablaran.

-¿Qué? -Tae se encogió de hombros sin comprender, mas el rubio casi lo empujó fuera de la cocina.

En la sala se encontraba el pelinegro colocándose su chaqueta.

-Ju... Jungkook... -llamó Taehyung.

El aludido se volteó con lentitud, una sonrisa pequeña en sus finos labios. El mayor se acercó tímido y sonrojado, rozando su lengua con sus labios resecos para continuar:

»Gracias por venir... a pesar de todo.

Jungkook invadió un poco su espacio personal, su aroma exquisito a cacao y roble se coló por sus fosas nasales y lo relajó aún más.

-Prométeme que no volverás a hacer algo así, por favor, Tae... -pidió bajito.

-Lo prometo... Perdón...

El Alfa levantó su mano para acariciarle el rostro, apenas rozando sus dedos sobre la piel. Y sin previo aviso, se acercó más para envolver el cuerpo del chico, su Omega, en un abrazo que había estado anhelando toda la mañana.

Taehyung se sorprendió, pero sonrió débilmente y con gusto inhaló del agradable aroma en el cuello contrario.

-Llámame, o envía un texto si no quieres hablar... Al menos déjame saber que estás bien.

La voz del pelinegro le hacía cosquillas en el cuello, sin embargo Tae no quería que lo soltara.

-De acuerdo...

El Alfa se apartó y luego se despidió con otra sonrisa triste.

Al día siguiente, al mediodía, Jungkook se encontraba hablando por teléfono con sus padres, asegurándoles que ya se sentía mejor de su "malestar de estómago", puesto que sus amigos lengüilargos le habían comentado a su mamá cuando había llamado al restaurante.

Jungkook se tomaría ese día libre, también el fin de semana, y se incorporaría el lunes.

Su móvil vibró en su mano mientras se despedía de sus padres, y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al ver el mensaje de texto de un número desconocido.

«Hola, ¿te puedo llamar? Soy Tae».

«Claro», fue su respuesta.

Enseguida entró la llamada del castaño.

-Hey, Tae, ¿cómo estás?

-Bien... ¿Podemos vernos? -inquirió tímido.

-¿Ocurrió algo? ¿Estás bien? -Jungkook se preocupó de inmediato.

-Sí, estoy bien. Solo... quiero verte.

El pelinegro apretó un poco el móvil en su mano. ¿Acaso Taehyung se había arrepentido de todo y ya no lo quería en su vida? ¿O solo querría verlo una vez a la semana por cuestiones de salud?

-Estoy en mi departamento ahora, puedo recogerte y...

-Yo iré -interrumpió el mayor-. Pediré un taxi.

Y colgó la llamada, dejando al Alfa boquiabierto y pasmado.

En menos de veinte minutos, en los que Jungkook trató de recoger todo lo que podía para que su departamento se viera lo más organizado y decente posible, tocaron a la puerta.

El pelinegro respiró hondo y trató de calmar su desbocado corazón, pues solo sentir la presencia de Taehyung y su leve aroma a lirios, mezclado con moras y corteza de cedro, hizo que tanto él como su lobo se emocionaran sobremanera.

Al abrir la puerta, el castaño se lanzó a sus brazos de inmediato. Jungkook tuvo que retroceder varios pasos para mantener el equilibrio. El chico envolvió sus largos brazos alrededor de su cuello y apretó con fuerza, aunque su cuerpo se relajó en aquel torpe abrazo.

Jungkook no pudo evitar rodear su estrecha cintura, como si sus manos pertenecieran a aquel lugar que nunca había tocado, pero sentía como suyo.

-Tae... creí que estabas bien. ¿Qué sucedió?

-Nada, en serio... solo quería verte... Necesitaba verte...

Jungkook sonrió con ternura. Si alguien le hubiese dicho que después del rechazo inicial del Omega hacia él, luego iba a comportarse así, no lo hubiera creído en un millón de años. Al notar que Tae no hacía amago de zafarse, así quedaron por al menos un minuto; disfrutando el calor del contacto.

»Gracias... -murmuró Taehyung al tiempo que se separaba-. No quise asustarte, es solo que...

-Querías verme, entiendo -murmuró el otro con una media sonrisa.

Un sonrojo se expandió por las mejillas del castaño, quien sonrió dulcemente.

»¿Tienes hambre? Puedo preparar algo.

Taehyung asintió con timidez, pues en realidad quería pasar tiempo con el pelinegro. Trató de no pensar en el cargo de conciencia que le daba el haber venido a verlo mientras Jimin estaba dando clases extra a alumnos que debían repetir el examen. Se lo diría después.

La tarde transcurrió muy agradable para ambos. Comieron bocadillos y vieron un episodio de un dorama bastante divertido. Tae nunca imaginó que se sentiría tan bien en compañía de Jungkook, creyó que sería incómodo, pero la verdad era otra. Habían congeniado muy bien. A pesar de ser menor que él, el pelinegro era bastante maduro y responsable, y sobre todo modesto.

Según le explicó, sus padres habían ganado la lotería hacía unos cinco años y decidieron invertir en una pequeña compañía de videojuegos que estaba creciendo en ese momento. Ahora mismo, esa compañía era una de las más grandes del país, por lo que los ingresos de sus padres eran bastante buenos. Ellos pagaban la renta de su costoso penthouse y le habían comprado un auto de alta gama.

No obstante, Jungkook quiso seguir con su estilo de vida, aunque no necesitara trabajar lo hacía porque le gustaba y además ayudaba a sus amigos. También tomaba clases de taekwondo y entrenaba en su gimnasio casi todos los días. Quería que todo siguiera como antes.

Luego de recoger las sobras de lo que habían comido, el pelinegro se ofreció a regresar a Tae a casa, mas este se negó.

-No quiero robar más de tu tiempo -dijo el castaño-. Tomaré un taxi.

-Al contrario, gracias por robarme así -Jungkook sonrió amplio.

-Mañana veremos al doctor Kim y podemos ir en tu auto si te parece bien.

-Claro.

Ya Taehyung se encontraba en la puerta colocándose sus zapatos y Jungkook solo lo observaba recostado a la pared, una sensación de vacío comenzaba a apoderarse de él. Se dijo que era algo a lo que tendría que acostumbrarse, pues siempre que tuviera al Omega a su lado, tendría que dejarlo ir eventualmente, hasta que este regresara.

El castaño terminó de ponerse el abrigo y luego su mirada se posó en el Alfa.

-¿Puedo... Puedo abrazarte? -preguntó el Alfa tímido.

Tae se movió hasta él y correspondió al abrazo del pelinegro. Notó, una vez más, que cabía perfecto entre aquellos brazos en los que siempre se sentía tan indefenso y a salvo. Nunca se había dado el lujo de sentirse vulnerable, pero Jungkook sacaba a relucir su naturaleza más sumisa y necesitada.

Al separarse, solo un poquito, el lobo de Tae le animó y este terminó depositando un beso en la mejilla del menor, quien se quedó perplejo por un instante.

-Adiós, Jungkook.

-A... Adiós -contestó el contrario cuando recuperó el habla.

Taehyung se alejó sonrojado y feliz por haber desestabilizado al Alfa con solo un besito inocente. Sentía que un par de mariposas jugueteaban en su estómago y le hacían sonreír como un tonto todo el camino de regreso a casa. Sin embargo, esas mariposas fueron sustituidas luego por un grueso nudo en su garganta al darse cuenta de que Jimin ya había llegado. ¿Cómo decirle? ¿Cómo explicarle?

-¡¡TaeTae!!

Jimin soltó lo que hacía y casi corrió a sus brazos. El castaño notó cómo el cuerpo del Omega se tensó, probablemente al sentir el aroma de Jungkook en él; pero hizo su esfuerzo y no se apartó de inmediato.

-Yo... pa... pasé el día con Jungkook -dijo Tae bajito y con la cabeza gacha, temiendo enfrentar la mirada del rubio-. Perdón.

El Omega tomó las manos del castaño y las apretó poquito, había sido algo impactante en un primer momento, pero no desagradable como aquella vez que había sentido un fuerte olor a roble y cacao envolver por completo a Taehyung.

-Oye, no hiciste nada malo. No tienes que pedir perdón.

-Yo solo...

-Necesitabas verlo. Lo sé.

Jimin comprendía más que nadie esa sensación de querer estar pegado a tu Alfa prácticamente las veinticuatro horas del día. Al inicio, es una necesidad más fuerte que ninguna otra porque aún no se han marcado, pero una vez que existe un lazo, el Omega se siente más seguro aunque esté lejos de su pareja. No obstante, se hace más dependiente de él.

-¿No estás molesto? -preguntó apenado el Alfa.

-Por supuesto que no, Tae Tae. Es cuestión de acostumbrarse a que ahora somos tres. -El rubito forzó una sonrisa que no llegó a la comisura de sus ojos.

Una bonita y elegante Beta los recibió en la clínica del doctor Kim y enseguida les hizo pasar hasta su consulta.

-Hola, doctor Kim -saludó Taehyung cuando el de blanco les abrió la puerta-. Ya conocía a Jimin, mi Omega.

El alto y apuesto Omega saludó al rubito con una sonrisa, pero no pudo evitar echarle un vistazo al pelinegro que venía acompañando a la pareja, y tampoco pasó por alto cómo Taehyung tragó en seco antes de presentarlo.

»Y este es Jeon Jungkook... mi Alfa -añadió Tae.

La única expresión de sorpresa que se dibujó en el rostro del doctor fue el movimiento de sus cejas hacia arriba.

-Pasen, por favor. Tomen asiento -les invitó.

Él se acomodó en su sillón y los tres visitantes se sentaron en el sofá gris de tres plazas que estaba en frente; se veían incómodos y fuera de lugar. Seokjin casi quiso reír pero se contuvo, pues la situación ameritaba seriedad.

Después de algunas explicaciones, con tartamudeos de por medio y evidente nerviosismo, el castaño logró esclarecer la situación lo más que pudo mientras Seokjin escuchaba en silencio.

-Ya veo... -comentó-. Me gustaría pasarlos al laboratorio para tomarles unas muestras de sangre y analizarlas, así me aseguro de que todo esté bien desde el punto de vista bilógico.

El primero en pasar al pequeño local fue Jimin, ya Kim estaba preparando lo necesario para tomar la muestra de sangre del Omega menor.

-Dime, Jimin, ¿cómo te sientes?

El rubio frunció los labios y se encogió de hombros.

-Bien.

-Jimin, nos conocemos hace un tiempo ya. Sabes que puedes contarme lo que quieras. Primero, tenemos confianza, y segundo, eres mi paciente, y lo que sea que me digas quedará entre nosotros -dijo el mayor muy comprensivo mientras tomaba el brazo contrario para apretar una banda elástica a su alrededor.

Jimin lo miró con expresión de suma tristeza y suspiró profundo antes de hablar:

-Yo... confieso que al principio estaba celoso... pero ahora -hizo una pequeña pausa, buscando las palabras correctas, o tal vez, solo tenía miedo de decirlo en voz alta y que se volviera realidad-. ¿Y si me deja? ¿Y si Taehyung me abandona por escogerlo a él?

Kim sonrió con ternura, siempre vio a Jimin como un hermanito y le resultaba difícil no apegarse emocionalmente a él o a Taehyung, aunque con Tae se comportaba más como un padre.

-Jiminie, en todo caso, quien tiene las de perder no eres tú -comentó el doctor mientras limpiaba la zona y comenzaba a extraer la sangre después de insertar la aguja-. Tae te conoció primero y estableció un lazo contigo, y yo podré ser solo un científico pero sé que el vínculo entre los destinados no puede romperse ni con la mejor ciencia del mundo.

Más esperanzado, el rubito lo observó con un ligero brillo en sus ojos antes de preguntar:

-Entonces, ¿estaremos bien?

-Eso depende de ustedes. El lazo no va a romperse pero ustedes son quienes toman las decisiones. No te mentiré, es muy probable que surjan algunos problemas por el camino. Esto es nuevo para ustedes y para mí. Los puedo ayudar desde el punto de vista genético, pero las relaciones interpersonales y las reacciones de sus lobos pueden interferir para bien o para mal.

Kim terminó de llenar la jeringa y colocó un algodón con antiséptico en el puntito rojo que quedó en el brazo del menor.

-Entiendo. Haré todo lo que pueda para que nos llevemos bien -aseguró Jimin.

Jungkook fue el siguiente. El pelinegro entró en aquel local privado de la consulta y observó la ancha espalda del de bata blanca, quien preparaba los instrumentos de trabajo una vez más.

-Jungkook, ¿cierto?

-Sí -contestó este tomando asiento.

«¿Para qué quiere hacernos análisis de sangre?», se preguntó algo fastidiado.

-Eres un Alfa pura sangre, ¿verdad? -inquirió el doctor mientras se volteaba con lentitud.

El chico no pudo evitar achicar los ojos en señal de sospecha, no recordaba que Taehyung le hubiera mencionado eso a Kim cuando llegaron.

-¿Y eso qué tiene que ver?

-Supuse que solo alguien de jerarquía pura podía intervenir con un lazo del destino -comentó Seokjin despreocupado al tiempo que descubría el brazo del pelinegro para comenzar su tarea, algo ligeramente difícil debido a la tinta que se esparcía por toda la zona.

-Oiga, doctor Kim, con todo respeto -habló el Alfa algo molesto-, no es mi intención interferir o ser el tercero en una relación. Créame, si hubiese alguna manera de deshacer esto sería el primero en marcharme.

-Ah, ¿ni siquiera lo has intentado y ya quieres buscar una vía de escape? -insistió el alto hombre ocupado en su labor.

-¿Qué? ¡No! No quise decir eso. -Guardó silencio por un momento mientras observaba cómo la jeringa se iba llenando de sangre-. Doctor Kim, ¿en serio cree que disfruto estar en medio de una pareja de destinados? ¿Piensa que haré todo lo que pueda para separar a esos dos y quedarme con Tae solo para mí?

-Básicamente -confesó el doctor con apabullante honestidad.

-Pues se equivoca... Yo solo quiero que Taehyung sea feliz y no sufra. Si hubiese alguna forma de salirme de esto sin lastimarlo, sin dañar a nadie...

-¿Te sacrificarías? ¿Incluso si fueras tú el que terminara lastimado?

Kim se volteó al terminar para colocar el tubo de ensayo con la muestra en la gradilla correspondiente.

-Lo haría. -Los grandes ojos color chocolate se iluminaron con certeza inequívoca-. Solo me importa Taehyung.

Seokjin pareció rendirse, se acercó y colocó una mano en su hombro.

-Está bien. Te creo, muchacho, te creo. Disculpa si te sentiste atacado, tiendo a ser muy sobreprotector con Taehyung -murmuró con pesar-. No sabes todo lo que ha pasado. Todo lo que hemos intentado para que su condición le permitiera llevar una vida lo más normal posible.

-Puedo imaginarlo, pero sepa que nunca haría nada que dañara a Tae. Podrá no tener mi marca pero sigue siendo mi Omega y lo protegeré con mi vida. Y si tengo que hacer lo mismo con Jimin para que Taehyung sea feliz, lo haré.

Sus ojos se tiñeron de un matiz escarlata que advertía la presencia de su lobo. Seokjin no pareció intimidado, había aprendido a lidiar con Alfas pura sangre y no le afectaba ni su voz de mando; sin embargo, quedó convencido de que el chico estaba siendo sincero.

Por último, fue el turno de Taehyung, quien se veía ansioso y expectante.

-¿Y bien? ¿No vas a decirme nada?

-¿Cómo te sientes?

-¿Cómo me siento? -bufó el menor-. ¿Solo eso vas a preguntar, Hyung?

Debido al tiempo que llevaban de conocidos, Tae tenía la suficiente confianza para tratarlo como a un hermano mayor y dejar las formalidades en privado.

»Me estoy volviendo loco. ¡No puedo hacer esto! No sé cómo pasó pero no puedo... Yo... Necesito tiempo para asimilar todo... Necesito...

-Tae... -Seokjin lo zarandeó un poco para que le prestara atención-. Respira.

El mayor inspiró profundo por la nariz y luego liberó el aire contenido por la boca, hizo esto varias veces hasta que el chico frente a él lo imitó y fue calmándose poco a poco. Estuvo a punto de tener un ataque de ansiedad.

-Lo... Lo siento -musitó el castaño.

-Tranquilo, sé que estabas desahogándote. Ahora dime, ¿cómo te sientes?

-Asustado...

-Es normal, pero no ha ocurrido nada terrible ni es el fin del mundo. Todo estará bien.

-¿En serio crees eso, Hyung? Porque yo siento que todo esto está mal.

Seokjin inició los preparativos para tomar la muestra de sangre de Tae. Limpió la zona y colocó la banda elástica, estaba muy acostumbrado a esto.

-Dime, ¿te sientes mal en compañía de Jungkook?

-¡No! Claro que no. -La rapidez con la que negó lo dicho por su mayor le hizo avergonzarse un poco-. Me... Me siento muy bien con él. Es solo que... no tengo la menor idea de cómo debo comportarme -confesó cabizbajo-. Llevo mucho tiempo reprimiendo mi parte Omega y ahora no sé cómo actuar como uno. Tengo miedo de que se sienta incómodo conmigo y crea que no vale la pena quedarse a mi lado... Y al mismo tiempo, tengo miedo de que me exija algo que no puedo darle. -Hizo un pequeño puchero lleno de incertidumbre-. Y Jimin, Dios, mi Jimin, no quiero lastimarlo ni imponerle algo que no es justo en nuestra relación.

Taehyung suspiró cansado, como si hubiese hablado por horas, pero al menos había liberado todo lo que tenía en su pecho. En ese momento solo podía abrirse con Seokjin, pues no tenía a nadie más, y obviamente sus destinados no estaban listos para esa conversación.

-Taehyungie... -dijo el mayor con la misma confianza del otro-. No creo que Jimin y Jungkook se alejen de ti. En todo caso, ya lo habrían hecho, ¿no crees? Y sí, es cierto que no sabes cómo comportarte como un Omega, pero eso no significa que no lo seas. Eres ambos, Tae, tanto Alfa como Omega. Y si esos chicos allá afuera son tus verdaderas almas gemelas, te aceptarán como sea. Solo tienes que ser tú mismo.

Al fin terminó con el proceso y colocó el tubito de ensayo junto a los otros.

-¿Y si no es suficiente? ¿Y si termino siendo demasiado Alfa con Jungkook o demasiado Omega con Jimin? ¿Y si...?

-Tae -interrumpió el mayor-, ahora no se trata de ser más o menos; se trata de mantener un equilibrio con tu lobo interior. Creímos que la respuesta era esconder una parte de ti y cometimos un error, pero estoy seguro de que la Diosa Luna no comete errores. Ustedes tres encontrarán el camino y harán que las cosas funcionen.

-Eso espero, Hyung, de verdad.

Afuera, donde esperaban Jimin y Jungkook, el ambiente se sentía algo raro entre estos dos.

El Omega se mordía el interior de su mejilla en un gesto nervioso y el Alfa, por su parte, movía una pierna inquieto.

-Jimin -llamó el Alfa a su lado en el sofá.

El rubio se sobresaltó un poco y lo miró con ojos bien abiertos. El chico no lo estaba mirando, sino que mantenía su vista al frente. Jimin recorrió con la vista su perfil, dándose cuenta de que el menor era en verdad muy atractivo. Sintió un tirón en su estómago que lo hizo sentirse extraño. ¿Celos, envidia? Imaginó que era una combinación de ambos; pues ese chico era quien podía robarle el corazón y la atención de su Alfa. No obstante, trató con todas sus fuerzas de no sentirse así.

»No hemos tenido tiempo de hablar a solas y... -Se detuvo por un momento para mirarlo, chocolate y miel enfrentándose en sus ojos- Quiero que sepas que lo siento mucho.

El Omega quedó perplejo ante lo dicho por el más alto.

»Si pudiese alejarme y pretender que esto nunca pasó... Si pudiese... -su rostro adoptó una expresión de impotencia y amargura-, pero no puedo, Jimin. Lamento que las cosas resultaran así. No quisiera que me vieras como un estorbo, o peor... una amenaza. No estoy aquí para quitarte a Taehyung. Yo solo tomaré lo que él pueda darme, ni más ni menos. Espero no te moleste.

El rubito se sintió confundido. Quiso, en su corazón, despreciar a Jungkook más que a nadie, sin embargo él no merecía eso. No era su culpa. Y debía comprender que si él no la estaban pasando bien, Jungkook tampoco.

-Yo también lo siento mucho, Jungkook. Merecías haber encontrado a tu pareja sin que esta tuviera a alguien más. -Largó un pesado suspiro-. Pero ahora no sirve de mucho lamentarse. Tenemos que hacer lo que es mejor para Tae. Él necesitará de nuestro apoyo y no podemos ponerlo en una situación difícil.

Asintiendo, Jungkook se recostó en el sofá, decaído. Entendía a lo que se refería el Omega. Una situación difícil para Taehyung sería tener que escoger entre él o Jimin; no debían llegar a eso, quien saldría más dañado sería el propio Tae.

Una vez que todos se sentaron otra vez en la consulta, Seokjin se aclaró la garganta antes de dirigirse a los tres.

-Bueno, está de más decirles que lo más importante ahora mismo es tener paciencia. Ninguno ha estado en una situación así y no pueden esperar que el tiempo resuelva todo. Taehyung no está acostumbrado a dejar salir su lado Omega, por lo que le costará mucho trabajo encontrarse a gusto con su naturaleza dual -explicó el doctor-. Iremos disminuyendo tu dosis de supresores poco a poco -agregó dirigiéndose al castaño-, hasta que ya no sea necesario que los tomes. Esperaremos a que tu cuerpo se adapte y puedas, ya sabes, tener tu primer celo de Omega de forma espontánea. Aunque es probable que demores al menos un año.

A todos le asaltó la duda y la angustia, además de sentirse levemente abochornados con respecto a ese tema pues, por un lado, era sabido que Taehyung y Jimin ya habían pasado el primer celo juntos y el rubio había sido marcado. Por otro lado, Jungkook debía esperar Dios sabe cuánto para poder intimar de esa forma con el castaño; y por último, Taehyung no tenía ni la menor idea de cómo iba a reaccionar siendo el pasivo en la relación.

¿Acaso eso contaba como engañar a tu pareja? Dios, Tae ni siquiera quería pensar en eso. Provenía de un hogar muy conservador, y si bien nunca esperó encontrar un compañero debido a su condición híbrida, cuando se enlazó con Jimin supo que tendría a alguien junto a él hasta que la muerte los separara, y eso indicaba que debía serle fiel. Ahora eso había cambiado, y mucho. Y aunque sabía que era un proceso normal, y aunque se sentía atraído hacia Jungkook, no se veía a sí mismo entregando su cuerpo al Alfa.

»Me atrevo a darles un consejo. -La voz tranquila de Seokjin trajo a Tae de vuelta-. Deberían considerar la posibilidad de vivir juntos.






*Nota*

Espero les guste este capítulo. Recuerden que las actualizaciones son lentas porque no tengo mucho tiempo.

Quería recordarles también que pueden leer las aclaraciones de este Omegaverse en particular en el segundo apartado del fic ya que podrían confundirse un poco. El caso es que si Taehyung no tiene su primer celo Omega, nunca podrá iniciar una vida sexual normal con Jungkook y mucho menos ser marcado. En ocasiones, los Alfas no esperan tanto y terminan forzando a sus Omegas. Es un miedo que tiene Tae, que Jungkook pierda el control.

Voten y comenten.

Besitos y abracitos.

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