★XXXIV★
★Cólera★
★Suki★
No pude evitar la expresión de sorpresa plantarse en mi rostro y el corazón se me detuvo por un momento cuando mi mente no pudo evitar pensar en lo peor.
El hombre se hizo a un lado señalando con el brazo que tenía el camino libre y automáticamente mis piernas se movieron con velocidad hasta la mesa que antes ocupaba. Dejé como pude las botellas de agua sobre la mesa con mis manos temblorosas de pura adrenalina y me acerqué a Sakura apoyando una mano en su hombro mientras me inclinaba para hablarle por lo bajo.
—¿Estás bien? ¿Qué sucede? —Preguntó en cuanto me acerqué con sus ojos atentos a mis manos temblorosas.
—Necesito que me acompañes, parece que hay alguien esperando por mí en el callejón de atrás.
Nuestros ojos conectaron y asintió con seriedad antes de ponerse de pie y pedirle a las demás que no se muevan de allí. Nuestras manos se unieron mientras salíamos del lugar y aprovechó para darme un pequeño apretón en muestra que estaba allí conmigo y todo estaría bien.
—Espera aquí —Pidió deteniéndose a unos metros de llegar al dichoso callejón y asentí sin rechistar.
La observé mientras se acercaba con precaución y cuando sus ojos chocaron con quien estaba en el lugar pareció quedarse sin palabras. Me miró con sopresa y parpadeó repetidas veces antes pedirme que me acerque con un gesto de manos.
Las pisadas que daba eran silenciadas por el martilleo constante de mi corazón que resonaba por todo mi cuerpo hasta tapar mis oídos de todo ruido exterior. Me asomé a su lado con cuidado encontrándome con la oscuridad que gobernaba el lugar hasta que mis ojos consiguieron acostumbrarse lo suficiente para distinguir una silueta.
Los golpes de mi corazón se detuvieron el segundo que logré reconocer a la persona sentada en la oscuridad con su espalda apoyada en una de las paredes.
Lo próximo que supe es que estaba corriendo hacia él.
—Katsuro —Llamé a su nombre en cuanto llegue a su lado.
Mis rodillas golpearon el suelo con fuerza pero el dolor no me detuvo de tomar su rostro entre mis manos en busca de cualquier herida. Pero en cuanto mis ojos vieron su cara todo mi cuerpo se detuvo en alerta. El aire se trabó en mi garganta y no pude despegar mis ojos de la zona incluso cuando oí a Sakura ahogar un grito de sorpresa tras de mí.
—Voy a por agua —Escuché a la pelirosa decir antes de salir corriendo por donde habíamos llegado.
Mi atención entonces se centró por completo en el chico frente a mí, llevando mi mirada por cada golpe, rasguño y cortada que ocupaban su piel. En el momento que mis ojos chocaron con los suyos pude ver como su mirada oscura parecía lejana y apagada.
—Katsuro ¿Qué te ocurrió? ¿Quién te hizo esto? —Susurré con dificultad, tratando de moverlo con cuidado cuando parecía no reaccionar—. Tenemos que ir al hospital.
Su boca permaneció cerrada, callando una respuesta a mis temores. Entonces sentí el toque frío y rasposo de sus dedos sujetando mis muñecas hasta alejarlas un poco de su cuerpo y se dejó caer hacia mi lado, escondiendo su rostro en mi hombro.
—Estás bien —Fue lo único que salió de sus labios resecos en un hilo de voz áspero.
Abrí la boca, mas ninguna palabra logré decir en alto. Él estaba allí, malherido y sin fuerzas, en medio de un callejón del que estaba segura que no podría salir por su propia cuenta... y aún así lo que le preocupaba era yo. Cerré los ojos con fuerza y tragué el nudo que apretaba mi garganta antes de rodear su cuerpo helado con mis brazos tibios.
Y es que de nada servían mis palabras en este momento, porque con esas mismas lo lastimé en el pasado. Solo me quede allí, abrazándole, demostrando que estaba allí con él y que, aunque nuestros sentimientos no sean los mismos el uno por el otro, no volvería a dejarlo solo.
El ruido de pasos resonó en el callejón y vi a mis amigas acercarse con rapidez hasta llegar a nuestro lado. Agarré con agradecimiento la botella que Sakura me tendió y alejé al azabache lo suficiente para poder verle a los ojos una vez más.
—Ten, necesitas hidratarte, por favor —Le pedí por lo bajo para no molestar sus oídos debido a la poca distancia entre ambos.
Acerqué el pico de la botella a sus labios con cuidado por lo lastimados que estaban al ver que le costaba hacerlo por su cuenta y me sorprendí con alivio al ver que fue capaz de tomar todo su contenido.
—Hay que llevarlo al hospital —Comenté a las demás dejando la botella vacía a un lado.
—No.
Todas miramos a Katsuro ante su negativa. Incluso con la dificultad con la que parecía soltar la voz dejó en claro que estaba firme en su decisión.
Mordí mis labios insegura de qué hacer antes de volver a mirar a las chicas.
—¿Crees que podamos ayudarlo si lo llevamos a su casa? —Pregunté a la pelirosa.
Ino era buena en ninjutsu médico también, pero parecía no estar en sus cinco sentidos aún, al igual que las demás. Aparentaba que los efectos del alcohol abandonaron sus cuerpos por lo que estaba ocurriendo pero aún no estaban lo suficientemente lúcidas.
—¿Piensas que podamos llevarlo nosotras hasta allí? —Dudó pasando sus ojos por el cuerpo débil de Katsuro—. Aunque lo hagamos, si hay algo que necesite un procedimiento más delicado debemos llevarlo al hospital de inmediato. Además tenemos que informarle a Lady Tsunade sobre esto.
—Lee vive cerca de aquí, él puede ayudarnos con lo de llevarlo —Ofreció Tenten alzando una mano—. Si están de acuerdo con eso.
—Sería fantástico, muchas gracias —Acepté rápidamente y ella solo sonrió elevando los pulgares antes de salir corriendo en busca de su compañero de equipo.
—De acuerdo —Terminó aceptando Sakura elevando las manos en derrota—. Pero serás tú quien vaya a hablar con Lady Tsunade sobre esto.
—Tranquila, yo tomaré la responsabilidad —Asentí con convicción.
El ambiente se llenó de silencio luego de la conversación y el peso de Katsuro entre mis brazos me indicó que parecía haberse dormido.
A los pocos minutos un par de voces cercanas avisaron que la ayuda había llegado. Lee pareció sorprenderse de vernos a todas allí y del estado en el que se encontraba mi compañero azabache, pero prefirió no comentar nada sobre ello mientras lo ayudábamos a cargarlo sobre su espalda. Incluso durante todo el silencioso trayecto se lo veía concentrado en moverse con cuidado para no despertar a Katsuro ni causarle algún tipo de dolor debido a sus innumerables heridas.
Agradecí internamente el saber el lugar donde Katsuro solía esconder un juego de llaves en caso de emergencias y le cedí el paso a nuestros amigos antes de guiarlos hasta la única habitación de la casa.
—Muchas gracias, Lee —Expresé con gratitud una vez que me ayudó a acomodarlo sobre la cama—. Te pido disculpas por las molestias.
—No te preocupes, me alegra haber sido de ayuda —Sonrió en respuesta antes de dirigir sus ojos a Katsuro para mirarlo con un poco de preocupación— ¿Pero qué es lo que pasó para que termine así?
—No lo sabemos —Respondí en un suspiro.
—En ese caso, no duden en llamarme si puedo serles de ayuda —Ofreció causándome una sonrisa por su enorme corazón.
Lee era realmente un muy buen chico.
—Ustedes también pueden irse si quieren, ya es bastante tarde —Habló Sakura a mi lado a nuestras tres amigas que miraban todo desde el marco de la puerta.
—¿Están seguras? —Preguntó Ino con indecisión.
—Podemos ayudarlas si lo necesitan —Comentó Hinata con las manos entrelazadas a la altura de su pecho.
—No se preocupen, nosotras podremos con esto —Asentí calmando sus dudas—. Vayan con cuidado.
Parecieron convencidas de ello ya que terminaron por asentir y se despidieron de nosotras saliendo junto a Lee, quien prometió acompañarlas hasta sus respectivas casas.
—Empecemos con esto antes de que sea aún más tarde —Decidió Sakura comenzando a mover las muñecas para entrar en calor.
Mis conocimientos en el arte del ninjutsu médico aún eran demasiado para sus heridas, por lo que creí mejor tomar el maletín de primeros auxilios, que sabía que el azabache guardaba en el baño, para limpiar y desinfectar las heridas en su rostro. No lucían ser demasiado recientes, como si las tuviese desde hace unos días, pero por suerte parecía no haber ninguna infección.
Sakura, por otro lado, estaba centrando toda su atención en aplicar ninjutsu médico por el resto de su cuerpo, siendo cuidadosa de no pasar ni un solo centímetro por alto. Parecía ser un proceso lento, siendo que cuando terminé con mi trabajo ella aún estaba revisando la zona de su abdomen.
Al rededor de hora y media más tarde la pelirosa se sentó en la esquina de la cama, sudada y cerrando los ojos con cansancio. Me acerqué a su lado preocupada por su estado pero al mirarme solo sonrió quitando el sudor de su frente.
—Le dieron una buena paliza, pero no hay nada realmente preocupante —Informó volviendo su mirada jade al azabache—. Solo necesita hidratarse mejor, comer bien y descansar para volver a estar en buen estado.
El alivio me inundo el cuerpo y todo miedo fue exiliado de mi interior en un suspiro alargado.
—No te imaginas cuan agradecida estoy contigo —Confesé apoyando una mano sobre mi pecho y apretando levemente uno de sus hombros con la otra—. Te ves demasiado cansada ¿Quieres que te acompañe al piso de abajo para que te recuestes en el sofá al menos?
—Alguien debe quedarse a cuidarlo hasta que despierte —Negó señalando a Katsuro con un movimiento de cabeza.
Medité unos segundos, queriendo poder acompañarla a su casa pero sabiendo que no podía y con la culpa de que si se quedase mucho más tiempo podría tener problemas con sus padres. Ya había discutido con ellos horas atrás, no quería causarle aún más problemas.
—Ire a descansar unos minutos al piso de abajo, solo llámame si pasa algo y estaré aquí enseguida —Declaró la pelirosa sobándose los ojos, sin darme tiempo a reaccionar antes que haya desaparecido por la puerta.
Decidí dejar mis preocupaciones de lado por el momento y me senté donde había estado mi amiga para pasar mis manos por mi cara con frustración. Este día había sido demasiado abrumador.
Un quejido activó mis sentidos y giré rápido para ver a Katsuro tratando de incorporarse con muecas de dolor.
—Katsuro, no —Reclamé acercándome para empujar de sus hombros hacia abajo con cuidado con la intención de recostarlo nuevamente—. Si necesitas algo dímelo, tú tienes que descansar.
—Solo necesitaba descansar un poco, ya estoy mejor —Habló intentando sonar convincente, pero el leve temblor en sus músculos por el esfuerzo lo delataba.
—No seas terco y descansa —Pedí buscando su mirada entre mi esfuerzo por recostarlo—. Por favor.
Ante el tono de mi voz detuvo sus impulsos por levantarse, pero seguía sin permitirme acostarlo. Sus ojos negros me vieron con una tormenta dentro de ellos, pero rápidamente desvío sus pupilas de las mías.
—Hay algo que tengo que hacer —Terminó por confesar, alejando mis manos cuando detuve todo movimiento para prestarle mi completa atención a sus palabras—. Necesito terminar con esto antes de que sea demasiado tarde.
—No lo entiendo, Katsuro —Sacudí la cabeza frustrada— ¿Con qué debes terminar?
Guardó silencio, atreviéndose a clavar su gélida mirada sobre la mía. Entonces, inesperadamente, regresó a mi mente esa imágen; su cuerpo herido escurriendo sangre, inundando el suelo y manchando mis manos temblorosas.
“Creí que me amabas”.
“Aunque me hayas roto el corazón, no me arrepiento de haber muerto por alguien tan débil como tú”.
Inmediatamente me alejé, dando leves y torpes pasos hacia atrás por la impresión de recordar mis nuevos tormentos.
Él se notó confundido en un principio, pero entonces pareció caer en la realidad y su Sharingan brilló en la oscuridad acentuando su expresión furiosa, buscando en mí algo que yo desconocía.
—Lo mataré.
Se levantó de un salto de la cama, dejando atrás todo dolor que fue opacado por la rabia chispeando en su mirada. Me paralicé por un momento, desorientada por el cambio drástico, pero corrí obstruyendo la ventana cuando vi su intención de escapar por allí a pasos rápidos y pesados.
—¿Qué crees que estás haciendo? —Reclamé con un tono autoritario que no esperaba tener por los nervios y temblores que me generaba la situación—. No dejaré que salgas en el estado en el que estás, hace dos horas no podías levantarte del suelo por tu propia cuenta ¿Y ahora quieres tirarte por la ventana para correr a quien sabe donde?
—Tú no lo entiendes, Suki —Gruñó con sus dientes apretados. Pude ver sus nudillos volverse blancos por la fuerza en que formaba sus manos en puños.
—Explícame —Exigí clavando mi cuerpo al suelo, dejando en claro que no pensaba moverme—. Pero aún así no dejaré que salgas.
Bufó con los hombros tensados y con una velocidad inesperada dio media vuelta y desapareció por el pasillo. Parpadeé un par de veces antes de correr tras él, siguiendo sus pasos rápidos bajando la escalera. Llegué a rozar uno de sus brazos pero lo alejó al instante y abrió la puerta de entrada con agresividad.
Pero ambos clavamos los pies en el suelo al encontrar a Shisui al otro lado de la puerta.
—¿Qué está pasando aquí? —Cuestionó con el ceño levemente fruncido.
Analizó a ambos con la mirada y mi corazón azotó con fuerza mi tórax al ver sus pupilas filosas conectar con las mías. Mis mejillas ardieron al recordar lo ocurrido la última vez que lo vi.
Pero este no era el momento para ello.
—No lo dejes salir —Avisé al mismo tiempo que Katsuro intentó escapar pasando por su lado.
Shisui lo sujetó por uno de sus brazos, haciendo uso de su impresionante velocidad, y lo arrastró consigo dentro de la casa cerrando la puerta con uno de sus pies.
Katsuro se sacudió queriendo escapar pero ya era demasiado tarde, en su estado no tenía oportunidad contra el agarre del mayor.
—¿Qué está-? —Sakura quedó sin palabras al asomarse por el respaldo del sofá que estaba de espalda a nosotros, sus ojos se abrieron en sorpresa al ver la escena frente a ella—. Mejor voy al piso de arriba.
Sakura no esperó una respuesta antes de ponerse de pie para desaparecer por las escaleras, dando una última mirada a nosotros tres y señarme que si necesitaba algo vaya a por ella.
Los, ahora, únicos presentes caminamos al centro de la sala; Katsuro siendo llevado contra su voluntad. Shisui depositó al menor sobre el sillón y quedó de pie con sus brazos cruzados, observando mis movimientos mientras me acomodaba en el brazo del sofá algo lejos de ambos y luego escrutó las notables heridas en el chico frente a él.
—¿Alguien va a contestar qué es lo que pasa? —Inquirió el mayor llevando sus ojos de mi rostro al de mi compañero, buscando alguna respuesta.
—No tengo tiempo para esto —Bufó Katsuro sacudiendo sus mechones desacomodados—. Ni sé quien te dio permiso de entrar a mi casa.
Dirigí una mirada de molestia a mi compañero de equipo por su actitud inadecuada pero suspiré mis quejas al saber que solo empeoraría su humor con mi reproche.
—No estoy aquí por tí —Dejó en claro mi pareja—. Encontré a Yamanaka Ino fuera de su casa y me pidió pasar a ver que todo esté bien. Parecía preocupada por ustedes tres.
Di las gracias a la rubia en silencio, sabiendo que si no fuese por ella estaría persiguiendo a Katsuro para evitar que termine peor de lo que ya estaba.
—Katsuro apareció luciendo realmente mal —Decidí hablar yo al ver que ellos dos tenían un desafío de miradas que no parecía acabar pronto. Tras el sonido de mi voz Shisui cambió su atención hacia mi, Katsuro solo dejó caer sus ojos al suelo—. Logramos traerlo hasta aquí gracias a Rock Lee y Sakura estaba ayudándome a cuidar de él. Pero se molestó por algo y quiso salir a pesar de que le dije que debía descansar.
Una carcajada ácida resonó en la sala como primer respuesta, haciéndome fruncir el ceño por la molestia evidente de Katsuro que parecía no querer irse.
—¿Eso crees? —Respondió con amargura el nombrado. Escondía su expresión con la cabeza gacha, pero logré ver sus puños nuevamente apretados con fuerza—. ¿Piensas que solo "me moleste por algo"? No busques sacarle peso a lo que está sucediendo.
Shisui frunció el ceño ante eso, buscando mi mirada y pidiendo en silencio una explicación que yo no tenía. Al menos no del todo formada.
—¿Qué es exactamente lo que está sucediendo? —Pregunté mirando a Katsuro, exigiendo que aclare lo que ni siquiera yo entendía del todo—. Explícame para poder comprender mejor por qué estás así de una vez por todas.
Mi compañero de equipo pareció perder el control cuando volvió a ponerse de pie con la furia volviendo a controlar su cuerpo. Dio un paso hacia mi antes que Shisui frenara su caminar usando uno de sus brazos como berrera a la vez que le dirigió una mirada de advertencia.
—¿Quieres saberlo? ¿Estás segura? —Siguió hablando el menor de ellos, señalándome con desafío al ver que no podría seguir acercándose a mí— Ese hijo de puta te encontró ¿No es así? ¿Qué te dijo? ¿Qué te hizo? Dime si quieres o miénteme, no me importa, pero no voy a dejar que se salga con la suya como siempre lo hizo.
Mis músculos se entumecieron por las emociones que desprendían sus palabras y la rabia incontrolable que bañaba su mirada oscura. Sabía que no me dañaría pero aún así las señales de alerta en mi cuerpo se activaron por la intensidad de su aura amenazante.
Shisui parecía no comprender lo que ocurría y aunque algo en mí deseaba fingir incomprensión sabia que no era lo correcto. Muchas veces me equivoqué en mis decisiones y eso me llevó a este momento.
Debía hacerme responsable. Necesitaba cambiar y asumir lo que me concierne.
—Fue mi culpa —Me forcé a responder, luchando contra la necesidad de desviar mi mirada lejos de ellos—. Caí en su genjutsu por mi descuido y se jactó de facilitarme el tercer tomoe del Sharingan. Dijo que nos volveríamos a ver pronto, pero desde esta mañana no dejo de sentir su mirada y juro haber escuchado su voz.
Un gruñido crujió con aspereza en la garganta de Katsuro, siendo la reacción que dio inicio a una cólera aún más fuerte.
Perdí la conexión con mi cuerpo cuando el enojo brotó con fuerza en las expresiones de ambos, como si mi inconsciente se alertara al reconocer el enorme peligro que emanaban de forma inconsciente.
Entonces creí que no había nada que yo pudiese hacer al ver a Katsuro caminar con decisión a la puerta de su casa mientras Shisui se mantenía firme en su lugar, su Sharingan activado parecia estar buscando algo en mí. Y cuando lo encontró tuvo que luchar por controlar sus instintos con tal de quedarse a mi lado y se acercó para abrazarme con fuerza, como si quisiera esconderme del mundo entre sus brazos y pecho.
Pero ante todo pronóstico la puerta volvió a abrirse, revelando la llegada inesperada de dos nuevas personas.
★Itachi★
La puerta azotó con violencia la pared, delatando la fuerza descontrolada por mi temor a lo peor.
—Esto debe ser una jodida broma —Bramó Katsuro, justo frente a nosotros, pasando sus ojos de mí a mi hermano a mi lado. Su rostro malherido siendo la representación de un enojo descontrolado.
—¿Dónde está Suki? —Interrogó Sasuke adentrándose a la casa, sin importarle golpear al chico frente a nosotros con su hombro.
Decidí dejar pasar por alto su actitud borde al saber que su trato se debía al miedo y lo vi adentrarse a la casa en busca de nuestra hermana.
—¿Qué sucede aquí? —Pregunté intrigado al menor, viendo cada herida visible con atención ya teniendo una idea de cómo las consiguió.
Éste soltó aire por la nariz y frunció el ceño, ignorando mi pregunta o siendo incapaz de darme una respuesta coherente en consecuencia a su estado emocional. Por esa razón me adentré en su casa, usando mis manos para hacerlo retroceder antes de cerrar la puerta.
—No puedo dejarte ir —Comenté con determinación, manteniendo con firmeza mi mirada en sus ojos inquietos.
—¿Por qué? Mis asuntos no se relacionan contigo —Preguntó intentando lucir amenazante, queriendo esconder la tristeza y desesperación latentes en lo profundo de sus pupilas.
—Porque Uchiha Fugaku solicitó tu presencia, hay algo importante que debe discutir contigo.
Katsuro dejó caer su mirada, apretando sus puños para apaciguar el temblor en sus manos antes de que éste se propague al resto de su cuerpo. Y ante mis ojos lo veía igual a aquella vez, cuando era solo un niño que acababa de enterarse la verdadera razón por la que había perdido a sus padres.
—Está bien, ya tengo una idea de lo que quiere hablar —Asintió y cuando levantó la mirada le sonreí levemente, brindándole un poco de apoyo con mi mano en su hombro.
En ese momento el sonido de pasos llamó mi atención y del marco de la sala apareció Sasuke junto a Suki, y sorpresivamente Shisui venía caminando tras ellos.
La última vez que lo vi estaba siendo atendido por una enfermera ¿Qué lo había llevado hasta aquí?
—Sé que tienen prisa de ir a casa —Llamó la atención mi hermana, alzando las manos en señal de pedir atención—. Pero Sakura está en el piso de arriba y no voy a dejarla regresar sola a su hogar.
—Shisui ¿Puedes encargarte de eso? —Pedí mirando a mi mejor amigo—. Luego te veo en tu casa, aún hay cosas de las que debemos hablar.
El nombrado asintió con seriedad, entendiendo a lo que me refería.
Ya no contábamos con el tiempo que creíamos, no cuando Keitaro había regresado para traer un problema aún más grande a la aldea.
Capítulo de 3677 palabras.
Pensaba añadir más cosas, pero iba a hacerse super largo. Igual les aseguro que el cap que se viene va a ser más interesante, y quizás les sorprenda la info que se acerca.
Por cierto, les muestro esta joya creada por la talentosísima Anni_Jeon ✨ También, a quien le interese, en su perfil van a encontrar muy buenos fics súper recomendados❤️
Al que me diga que no son hermosos se las va a ver conmigo (? XD
¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro