★XX★
★Lucharé★
★★
Al amanecer del día siguiente, entre el silencio que dominaba cada espacio del gran hospital de Konohagakure, el repiqueteo de unos zapatos resonaban con cada paso que recorría por los pasillos. Su dueña, una rubia de gran carácter, no se detuvo hasta llegar a su destino, dónde abrió de par en par la puerta corrediza con nada de sutileza.
—¡Arriba, gusanos perezosos! —Demandó con autoridad, haciendo a ambos jóvenes dentro de la habitación despertar con terror—. No tengo todo el día.
—¿Tsunade-sama? —Shikamaru se notaba confundido, cubriendo con una de sus manos un bostezo profundo.
—Buenos días, Shikamaru. Ya que veo que estás despierto puedes pasar por Chōji e Ino, tengo una misión para ustedes —Sonrió sin enseñar los dientes. Pero incluso con el uso de esa expresión, seguía luciendo demandante.
—Que fastidio —Masculló el nombrado sobando la parte trasera de su cuello.
—¿Qué dijiste? —Preguntó Tsunade dirigiéndole una mirada de soslayo.
Ambos adolescentes temblaron por el escalofrío que gobernó su cuerpo en ese momento. La Hokage parecía no estar de humor.
—Nada, nada —Sacudió una de sus manos sanjando el tema.
El Nara se acercó a saludar a su amiga cuando el recuerdo de cómo lo llamó anoche llego a sus recuerdos y terminó juntando sus dedos corazón y pulgar, acumuló la tensión suficiente y golpeó con su dedo medio la frente de la azabache. Ella frunció el seño sobando la parte golpeada y le sacó la lengua en burla mientras él se iba de la habitación con una pequeña sonrisa en sus labios.
—¿Cómo te sientes? —Lanzó la mayor esa pregunta al aire mientras ojeaba el parte médico de Uchiha Suki.
—Bien, pero estaría mejor si pudiese estar en mi casa —Comentó la menor con una mueca de disgusto.
Deseaba irse del hospital cuanto antes.
—Entonces tengo buenas noticias para tí —Alegó Tsunade viendo la emoción aflorar en el rostro se la muchacha—. Pero primero, hay algo que debes saber. Tu familia tambien, ya deben estar por llegar.
Como si hubiese usado una invocación, la puerta volvió a abrirse. Dos personas entraron una tras otra, Suki no tuvo que ser demasiado detallista para ver que algo iba mal. Su hermano gemelo se veía más serio que de costumbre mientras su madre cargaba una expresión molesta como pocas veces la había visto.
Su padre e Itachi no parecían venir con ellos.
—Justo a tiempo —Murmuró la Hokage con satisfacción—. Me alegra que hayan decidido presentarse, esto puede interesarles.
—Buenos días, Tsunade-sama —Saludó Mikoto con respeto.
Sasuke realizó una leve reverencia antes de acomodarse a uno de los lados de su hermana, ocupando un poco el espacio vacío de la cama hospitalaria.
—Hagamos ésto rápido —Sentenció la rubia dejando los papeles a un lado para apoyar las manos sobre su cadera—. Fuiste afortunada, Suki.
—¿A qué se refiere? —Cuestionó Mikoto con confusión.
¿Cómo su hija pudo ser afortunada cuando casi muere hace solo unos días atrás?
—Luego de la operación hicimos varios estudios para verificar tu salud general y si algo más había sido perjudicado —Informó dandole un rápido vistazo a Sasuke—. Incluimos un gran abanico de analisis diversos, resultando en algo realmente extraño. Sasuke y Suki son gemelos biológicos.
Los tres oyentes se encontraban confundidos, eso ya lo sabían. Era obvio. Todo el mundo sabía que eran hermanos gemelos.
—Quizás no lo entienden, los gemelos comparten muchas similitudes, entre ellas su sexo ¿Saben cuáles son las probabilidades de que sean de distinto género? —Tsunade se veía realmente interesaba en el tema, mirando a ambos hermanos con extrema atención—. Es un caso realmente extraño, algo que no se ve todos los días. Busqué y recopilé toda la información referente a esto.
La Kage de la Aldea Oculta entre las Hojas rebuscó entre las hojas hasta dar con lo que le interesaba. Revisó nuevamente los resultados arrojados de un análisis en específico antes de pasear sus ojos por cada uno de los presentes.
—Tu corazón fue tu órgano más afectado, pero estaba destinado a fallar en cualquier momento —Aseveró—. Es uno de los posibles inconvenientes que surge de su condición biológica.
Mikoto miro a sus hijos con preocupación y no tardó ni un segundo en pasar sus brazos sobre los hombros de ambos adolescentes para abrazarlos con temor de que algo pueda pasarles a sus niños. Después de todo es un problema proveniente desde su concepción ¿Ésto acaso podría ser... su culpa? El solo pensarlo la aterraba, creía haber fallado como madre.
Sasuke y Suki buscaron los ojos del contrario a la vez, comunicando su preocupación por el otro con solo una mirada. Como si fuesen reflejos del mismo, buscaron la mano del otro al mismo tiempo, entrelazando sus dedos.
—Es lo que tenemos por el momento. De todas formas, necesitaremos hacerte algunos controles más y añadir unas sesiones para asegurarnos que no haya algún agente psicólogo incluído —Añadió la rubia, rompiendo el silencio que se había formado. No se le había escapado la dificultad de la menor en ciertos aspectos que podrían referirse a déficit de atención o algo más—. Sasuke, no tenemos la información suficiente sobre casos como éstos o si ambos hermanos se ven afectados, pero voy a necesitar hacerte algunos análisis a tí también para descartar cualquier futuro problema ¿De acuerdo?
El aludido asintió conforme con eso. Tsunade asintió complacida y se encaminó a salir de la habitación cuando pareció recordar algo y volvió a mirar una vez más a la familia.
—Casi lo olvido, esta tarde recibirás el alta y podrás volver a casa.
Suki abrió los ojos con sorpresa antes de festejar con un movimiento de manos eufórico que sacudió el brazo de Sasuke en todas las direcciones.
Mikoto rió alegre al ver la escena, realmente feliz de ver que sus hijos no se veían tan temerosos como ella por la reciente noticia. Eran niños fuertes, no tenía ninguna duda.
★Suki★
Jugué con mis pies, llevándolos de delante hacia atrás aprovechando la distancia entre estos y el suelo. Apoyé mis manos a los lados de mi cadera, sintiéndome feliz de que ésta sería la última vez que ocuparía cama en este lugar lleno de malos recuerdos. Miré una vez más la puerta de la habitación, deseando desesperadamente que la persona que se encargaría de recogerme llegase.
Sasuke se había ido poco después de Tsunade, cuando Sakura y Naruto vinieron a buscarlo debido a que tendrían una nueva misión. Mi madre, por otro lado, se lamentó diciendo que debería volver para atender a mi padre en cuanto llegase de la reunión que pareció llevarle más tiempo de lo normal. Con solo ver su expresión sabía que a papá le esperaba una buena reprimenda al regresar a casa.
Itachi... no lo sabía. Pero sabiendo que mis amigos habían sido enviados a una misión no me extrañaría saber que él también estaba cumpliendo una en éste mismo momento. Era un buen shinobi, el tipo de ninja que me encantaría llegar a ser.
—¿Lista para regresar a casa, Suki-chan?
Alcé la vista sorprendida buscando a la persona que ocupaba lugar en el marco de la puerta, ni siquiera sabía en qué momento había dejado la mirada sobre el suelo.
—¿Shisui? —Pregunté anonadada, ciertamente no esperaba verlo a él luego del momento incómodo de anoche— ¿Eres tú quién me llevará a casa?
—¿Esperabas a alguien más? —Cuestionó con duda caminando hasta llegar a mi lado.
—En realidad, sí.
Solo fui sincera, pero parece que no fue esa la respuesta que él esperaba cuando su cabeza y hombros cayeron con derrota. Le miré extrañada hasta que noté su silenciosa intención de irse y me estiré lo suficiente para sujetar su camiseta.
—¿A dónde vas?
Sin embargo, no respondió. Tiré de la tela en un soso movimiento, más que nada intentando que volviese a acercarse.
Después dicen que la problemática soy yo.
—No esperaba que vengas tú porque creí que no querrías volver a verme después de lo de anoche.
Después de mi confesión sincera por fin decidió voltear a verme nuevamente. Paseó su mirada por todo mi rostro, logrando no solo sonrojarme sino también acelerar mi corazón.
—No vuelvas a pensar eso —Habló con un poco de molestia. Terminó por acercarse hasta quedar frente a mí y su mano acomodó uno de mis oscuros mechones de cabello tras mi oreja. La yema de sus dedos se deslizó por la piel de mi mejilla en esa acción, llevando una corriente electrica que hizo vibrar todo mi cuerpo—. Jamás querría algo así.
Bien, eso no me lo esperaba. Mis ojos conectaron con los suyos, dejándome sin palabras, y aproveché la cercanía para contemplar su rostro como si no hubiese un mañana. Pero cuando llegue a sus labios no pude despegar mi atención de allí.
Debía decir algo si no quería que ésto se torne incómodo.
—Tengo calor.
Parece que mi cerebro se tomó muy en serio lo de comenzar a ser sincera.
Posicionó su palma en mi frente para verificar la temperatura, pero descubrí su expresión divertida mientras veía mi rostro enrojecer aún más con su toque. Él sabía la razón de mi sonrojo.
Oh, Shisui, no eres el único que sabe como jugar.
—Vamos, te acompañaré a tu casa —Dijo despegando su toque.
—Cárgame —Le pedí alzando mis brazos con la sonrisa más inocente que fui capaz de formar.
Un tinte rosado, tan leve que era casi imperceptible, surcó sus mejillas.
—¿Qué? —E incluso así pudo ocultar cualquier rastro que pudiese delatarlo en su tono de voz.
—Llevo casi dos semanas postrada en una cama, no voy a poder caminar con normalidad —Expliqué con lentitud, como si esa fuese la razón verdera—. Vamos, cárgame, como en los viejos tiempos.
Me concentré en cada mínimo movimiento que hiciese, desde la saliva pasando por su garganta hasta el pequeño temblor en sus manos.
—Tienes razón —Terminó aceptando—. Pero sujetate bien, no quiero que te caigas.
Solo asentí apurandolo con gestos de manos. Pasé mis brazos sobre sus hombros cuando me dio su espalda y con un movimiento rápido me alzó para colocarme en una posición cómoda para ambos.
Ninguno comentó nada mientras salimos del edificio y comenzamos a dirigirnos al distrito de nuestro clan. No paso desapercibido para mí el que haya elegido una de las rutas con menos transeúntes.
Me fijé en su cabello, viéndose tan brillante y suave bajo los rayos del sol del atardecer que me entraron unas enormes ganas de pasar mis manos por éste. Y no me iba a privar de hacerlo, así que soltando una de mis manos pasé mis dedos entre sus hebras oscuras, deleitándome con la sensación sedosa que transmitían.
—¿Qué haces? Te dije que te sujetaras bien.
Me incliné un poco, tratando de ver su rostro al escuchar la sorpresa en su voz. Pero parecía que no me lo iba a dejar fácil, ya que movió su cabeza evitando mi mirada curiosa.
—Me gusta tu cabello y sé que no me dejarás caer —Confesé hundiéndome de hombros— ¿Por qué la sorpresa? No es la primera ver que lo hago. En realidad, hace unos días hice lo mismo y no te quejaste.
—Suki —Reprochó por la bajo, intentando que no siga esa línea de conversación.
Pero ya guardé silencio por mucho tiempo, callando las emociones que no era culpable de tener. No lo haría más, estaba decidida a ser sincera no solo con los demás, conmigo misma también.
—¿Lo recuerdas? También tenías tus manos en mis muslos y mis brazos enrrollados al rededor de tu cuello.
—¿Qué es lo que intentas? —Preguntó con seriedad, pero el ligero temblor en su agarre demostraba su nerviosismo.
Y me encantaba saber que tenía el poder de causar sensaciones en él.
—¿Por qué no quieres hablar de eso? —Inquirí. Y es que me estresaba su negación—. El que no lo hagas no quita el hecho de que nos hayamos besado.
Sus pasos se detuvieron y sentí como toda su anatomía se tensó bajo la mía. Fui consciente de cómo su respiración se esfumó por unos segundos mientras sus orejas enrojecian. No podía ver su rostro pero no necesitaba hacerlo para saber que se había sonrojado.
—Eso no debió ocurrir nunca, Suki —Habló después de unos segundos. Su voz no solo era seria, también percibí la demanda en ella—. Olvídalo.
—No lo haré —Negué con seguridad, decidida a cumplir mi palabra—. Dejaré a Katsuro.
Su agarre cedió por una milésima de segundo, pero reaccionó al instante volviendo a sujetar mi cuerpo con cuidado. Entonces volteó su rostro lo suficiente como para poder verle. El rojo en su rostro era mucho más disimulado que el de sus orejas, sus ojos miraban con sorpresa los míos, pero toda mi atención recayó sobre sus labios entreabiertos.
—¿Lo dices en serio? —Su voz se escuchaba tan bien desde la escasa distancia entre nuestras bocas, logrando sentir la calidez de su aliento en parte de mi rostro.
Asentí sabiendo que estaba atento a cada uno de mis movimientos. Me acerqué a su oreja, percibiendo lo sensible que era ante mi respiración sobre su piel.
—Dejaré a Katsuro porque lucharé por tí.
Esta vez pude ser espectadora del sonrojo más pronunciado hasta ahora, acompañando una expresión anonadada. Todo su cuerpo vibró, sus manos se apretaron con más fuerza en mis piernas y no pudo hacer más que mirarme perplejo.
Y sonreí, porque ya no había forma de hacerme creer que no estaba interesado en mí. Queriendo ver más de su debilidad ante mis actos aproveché mi posición para dejar un beso suave en la piel expuesta de su cuello.
Pareció reaccionar ante eso y volvió a ocultar su rostro de mi campo de visión para seguir nuestro camino con mucha más velocidad en sus pasos. Reí volviendo a acomodarme como corresponde en su espalda y apoyé mi cabeza sobre esta, escuchando los latidos acelerados de su corazón.
—Tienes suerte de que estemos en vía pública —Le oí susurrar.
Ésta vez la sonrojada fui yo.
¿Qué me hubiese hecho si estuviésemos en privacidad?
Tendré que averiguarlo en otra ocasión.
Capítulo de 2333 palabras.
¡Y he aquí lo que faltó en el cap anterior!
Cuando dije que Suki comenzaría a decir la verdad, iba en serio. Ya desde el próximo capítulo empieza lo realmente... interesante.
¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro