★XVI★
★Tormenta interior★
★★
El estruendo de los truenos se oían con una magnitud impresionante dentro de las calles y edificaciones en Konohagakure, y aunque la lluvia agradable que los acompañó toda la mañana de ese día pareció haberlos abandonado hace un buen rato, los escándalos provenientes del cielo cantaban que en cualquier momento esa lluvia leve y tranquila que los dejó volvería transformada en una fiera fría y agresiva. Pese a ello, la gente parecía estar bastante tranquila, solo disfrutando el día para descansar en el calor hogareño de sus casas.
Por otro lado, una joven se encontraba sentada en el vestíbulo del hospital esperando por la medicación de su abuela para que ésta no tenga que salir al clima fresco del exterior.
—Uchiha Izumi —Escuchó llamar a la mujer tras el escritorio.
Se puso de pie y caminó a pasos livianos en su dirección. Tomó la bolsa que estaba sobre el mueble y firmó la ficha para aclarar que había recibido la medicina de esa semana. Entonces, cuando volvió a dejar el bolígrafo en su lugar, un estruendo en la entrada del establecimiento la hizo voltear exaltada al igual que las pocas personas presentes en ese momento.
—¡Necesitamos ayuda! —Gritó un chico al que fácilmente reconoció como Uchiha Katsuro, el compañero de equipo de la hermana de Itachi.
Cuatro jóvenes más entraron igual de alterados que él, con una expresión de cansancio y miedo que hasta ella misma sintió pánico. Fue en ese momento que se fijó en los brazos del azabache y se heló al reconocer el cuerpo de Suki, tan pálido que parecía que la vida la había dejado atrás hace tiempo.
—¡Una camilla, ya! —Ordenó uno de los médicos que había asistido ese día tan apagado en la aldea. Corrió hacia el grupo que temblaba, quizás de frío o tal vez de temor, y se apresuró a revisar el pulso de la menor— ¡Y llamen a Tsunade-sama, díganle que es una emergencia!
Izumi quedó espantada ante la imágen del equipo médico correr de un lado a otro y cómo el grupo de amigos se veían devastados mientras llevaban a Suki en una camilla rápidamente por uno de los pasillos del lugar. Apretó la bolsa entre sus manos y corrió fuera del hospital directo al distrito Uchiha al mismo tiempo que el cielo terminaba por romperse para liberar la marea de gotas que comenzaron a golpear su cuerpo con rudeza.
★Sasuke★
Ejercí más presión en mi puño, notando como mis nudillos se tornaban cada vez más pálidos con el tiempo. Recosté mi espalda contra la pared tras de mí y me dediqué a observar como la lluvia azotaba el jardín de nuestra casa, pero aún así no podía liberarme del mal presentimiento que me pesaba desde esa mañana.
Cometí un error, tomé la decisión incorrecta. Encontré información y descubrí gran parte de lo que deseaba, pero la opresión en mi pecho era la clara evidencia de que eso no era lo primordial para cierta parte de mí.
—El almuerzo está listo, Sasuke.
—Dile a nuestra madre que no tengo hambre.
Ciertamente no lo hacía, sentía el estómago revuelto y sabía que eso no cambiarían hasta saber que todo está bien.
—¿Qué sucede? —Cuestionó intuyendo que algo iba mal.
Aún cuando sentí su presencia a mi lado no tuve el coraje de mirarle a la cara, no cuando me sentía culpable de algo que aún desconocía. Miré el cielo, deseando que mi estado solo se deba a la preocupación de que algo ocurriese y no esté relacionado con algo real.
Pero no podía pensar con claridad cuando sabía que ya había sentido éste pesar en el pasado. La primera vez siendo solo un niño, cuando desperté llorando en medio de la noche antes de que llegase la noticia sobre el secuestro de Suki. La segunda vez en medio de una misión, para que al regresar a la aldea junto al quipo siete nos enterasemos del funeral del anterior sensei de Suki. Y esta tercera vez... no sabía como reaccionar cuando pensaba que de cierta forma podría haber evitado algún otro desastre.
—Espero que nada —Negué con un movimiento de cabeza a la vez que el cielo comenzaba a tronar con enojo.
Ambos permanecimos en silencio escuchando el bullicio sobre nosotros, esa tormenta que nos rodeaba y a la vez sentía desatarse en mi interior. Estaba comenzando a cuestionar mis acciones, aquellas que comencé por un motivo que aún perduraba pero con ciertos atisbos de desconfianza hacia quien me proveía lo que quería.
Nuestros oídos captaron un nuevo sonido entre los truenos, una metralleta de golpes desesperados en la puerta principal. Solo un segundo fue necesario para que ambos caminemos con velocidad en su dirección, la opresión en mi pecho aumentando me llevó a pensar lo peor.
—Itachi-kun —Soltó en un suspiro la chica cuando mi hermano abrió la puerta.
De un solo vistazo supe que algo malo iba a salir de su boca. Estaba notablemente cansada, apoyando sus brazos sobre sus rodillas mientras intentaba recuperar el aire. Su cuerpo y ropas se habían empapado por la lluvia que aún caía sobre ella y la bolsa que apretaba en una de sus manos daba pie a sospechar de dónde es que venía.
Me lo negué millones de veces en un solo instante, no quería que lo que creía fuera real.
—¿Izumi? —Preguntó confundido permitiéndole pasar, pero sabía que había notado los mismos detalles que yo— ¿Estás bien?
—Es Suki-chan —Logró decir con la voz agitada. Para ese momento mis padres ya se habían acercado por el escándalo—. Esta en el hospital. No sé que ocurrió, pero parecía grave.
Mis músculos se contrajeron al instante con la sensación de la opresión en mi pecho volverse asfixiante. Quería equivocarme, que el mal presentimiento que me consumía se deba solo a la culpa de sobreponer mis propios deseos ante la seguridad de Suki. Pero no, jugué a las adivinanzas con la persona equivocada y arrepentirme ahora no serviría de nada.
Años de compañía olvidados por el anhelo de conocimiento y poder.
¿Valió la pena?
Mi cuerpo actuó instintivamente y no fui consciente de lo que hacía hasta que escuché el grito de mi madre y las gotas heladas azotar mi cuerpo.
—¡Sasuke! ¡Itachi!
Los pasos de Itachi llegaron a mi lado en ese momento, pero no para detenerme sino para correr a mi lado.
—Por los techos llegaremos más rápido —Avisó antes de tomar el impulso necesario para llegar a lo alto de la vivienda a su lado.
Le imité sin rechistar, no podía pensar con claridad y un único nombre daba vueltas en mi cabeza mientras la furia me conducía a perder la cordura.
Katsuro.
★★
La sala de esperaba se encontraba sumergida en un silencio pesado que consumía a los pocos presentes en una desesperación estresante.
Sai había llegado hace unos minutos al enterarse de la noticia y acompañaba a Ino, quien se escondía entre sus brazos en busca de un poco de tranquilidad. Había intentado ingresar a la sala de emergencias para cooperar pero Tsunade le prohibió la entrada por el riesgo que conllevaría para ella cuando había estado utilizando grandes cantidades de chakra desde esa mañana cuando el corazón de Suki comenzó a fallar a la par de otros órganos.
Shikamaru, Chōji y Akiyoshi ocupaban silenciosamente unos asientos un poco alejados de los otros dos para darles privacidad en las palabras silenciosas que intercambiaban. Los tres dirigían efímeras miradas al Uchiha que los acompañaba mientras éste estaba sentado en el suelo a un lado de la puerta donde habían ingresado a Suki, solo se había dejado caer con pesadez contra la pared y en ningún momento levantó la vista de sus manos manchadas por la sangre que su novia había perdido entre tos y tos.
Pasos rápidos y pesados comenzaron a resonar por el pasillo indicando la llegada de alguien llamando la atención de todos los presentes. Para cuando sus ojos estaban puestos en la entrada de la pequeña sala vieron como dos azabaches aparecían con la preocupación tallada en sus expresiones mientras agua caía de sus ropas mojadas al suelo.
—¿Cómo está? —Se apresuró a preguntar Sasuke mientras caminaba junto a su hermano al centro del lugar.
—No lo sabemos, aún no ha salido nadie —Respondió Shikamaru apoyando sus antebrazos sobre sus rodillas.
—¿Qué fue lo que pasó? —Preguntó Itachi mostrándose mucho más calmado.
—Nos atacaron cuando estábamos a pocas horas de Suna —Comentó Akiyoshi mientras en su mente volvía a vivir lo ocurrido—. Eramos tres contra siete. Por un momento creí que ninguno de nosotros saldría vivo, fue todo demasiado extraño.
—¿Extraño? —Le miró el Uchiha mayor con curiosidad— ¿A qué te refieres?
—Es como si hubiesen estado muertos, todos menos su líder —Expresó mirando sus manos, recordando cada golpe que dio—. Su sistema de flujo de chakra... es como si no lo tuviesen. Incluso al golpear sus puntos de chakra con mi puño suave seguían moviéndose.
—No eran enemigos cualquiera, tengo la sospecha de que sabían que iríamos como refuerzo —Habló Shikamaru mirando a ambos hermanos—. Y creo que volverán a aparecer en cualquier momento, dudo demasiado que su único objetivo haya sido aquel pergamino, hay algo más que les interesa.
—Tú lo sabías —Acusó Sasuke a Katsuro señalándolo sin tapujos.
Todos guardaron silencio ante las palabras que habían salido de la boca del gemelo de Suki. Era una incriminación demasiado fuerte como para señalar a alguien sin pruebas fehacientes.
El acusado alzó la vista de sus palmas para dirigirla a Sasuke, sus ojos tan oscuros y filosos como si estaría listo para enfrentarlo allí mismo.
—¿Ahora te preocupas? —Preguntó con acidez el chico sentado en el suelo, una carcajada irónica de su parte creó una nube de tensión que absorbió a todos— ¿Después de haberte escondido en lugar de ayudar a tu hermana?
La expresión de Sasuke se crispó con cólera. ¿Quién se creía él para hablarle de esa forma? Se acercó con un aura amenazante y ni siquiera pensó lo que hacía cuando tomó a Katsuro por su chaleco táctico con rudeza.
—Tú no sabes nada, no eres nadie como para hablar así de mí —Amenazó, pero solo recibió otra carcajada como respuesta.
—No sé que imágen tengas sobre mi persona, tampoco me interesa lo que tu pienses, pero sé más de lo que te gustaría —Se hundió de hombros, mostrándose desinteresado al agarre sobre él—. Y deberías investigar más antes de decir que no soy nadie, porque no pareces enterado de mi relación con tu gemela.
Todos los oyentes se tensaron ante lo que acababa de dar a entender, los que sabían sobre ello no esperaban que el chico fuese capaz de confesarlo en un momento como aquel y los que desconocían esa información fueron tomados con la guardia baja. Incluso Itachi se había quedado estático mientras se acercaba para separarlos.
—No te atreverías —Fue lo único que pudo decir Sasuke al procesar las palabras con los dientes apretándose con rabia pura.
—Pues, malas noticias para tí, cuñadito —Retrucó con burla—. Porque Suki es mi novia.
El gemelo mayor frunció el seño con profundidad, se negaba a creer en sus palabras. Katsuro era un mentiroso, su vida y sus palabras escondían falsedades putrefactas. Suki no podía relacionarse con él, no de esa forma, no cayendo en su trampa.
Y él nunca lo había notado. Jamás estuvo allí para abrirle los ojos.
Para cuando Itachi recobró conciencia y se acercó para separarlos, incluso con el saber amargo de lo que acaba de enterarse, el puño cargado y certero de Sasuke intentó golpear a Katsuro.
—¡Basta! ¡Detenganse! —Gritó Ino poniéndose de pie al no soportar más lo que ocurría— ¿De verdad van a pelear ahora como completos imbéciles? ¿Acaso no piensan? Mi amiga está allí dentro con veneno en todo su cuerpo y daño en varios órganos ¡¿Y ustedes se comportan de esa forma?!
—Ino tiene razón —Concordó el Nara mirando a ambos chicos con seriedad—. Esto es un fastidio, pero ahora no es momento de discutir.
—Vamos a que traten tu pierna, Katsuro —Dijo Akiyoshi poniéndose de pie pensando que lo mejor sería sacar al chico de allí al menos por un tiempo—. Lo más probable es que tarden unas horas más en tener noticias.
Los dos Uchiha más jóvenes se mantuvieron la mirada por unos segundos más, prometiéndose que esto continuaría en otra ocasión. Ambos sabían que el otro contaba con información perjudicial del otro.
Porque ambos escondían cosas a los demás, secretos oscuros que nadie debía conocer. Y sólo uno de ellos saldría a flote entre tanta mierda, porque no habría jamás dos ganadores en ese desastre putrefacto que los unía.
Capítulo de 2107 palabras.
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