★XII★
★Misión★
★★
Aún no había amanecido para cuando el quipo compuesto por dos chunin y una genin arribó a la torre del Hokage al recibir la noticia de que se les asignaría una misión luego de un tiempo de inactividad.
—Es demasiado temprano —Se quejó en el medio de un bostezo Katsuro frotando sus ojos— ¿Acaso la vieja no podía esperar a que salga el sol al menos?
—La vieja es la Hokage —Recordó su compañero—, puede llamarnos a la hora que quiera. Deja de llorar y haz tu trabajo.
—No molestes que nadie te habló a tí, Hyuga —Renegó el azabache caminando delante de sus compañeros para no verle.
—¿Y con quién hablabas entonces, Uchiha? —Inquirió con una ceja elevada—. Suki está más dormida que despierta, además que llevan ignorándose desde que nos encontramos.
—¿Ah? —Preguntó la única miembro femenino y genin. Sus ojos se abrieron solo lo necesario para ver a sus compañeros con confusión— ¿Me llamaron?
Katsuró le lanzó una mirada fría por sobre su hombro y bufó antes de volver su vista al frente. Akiyoshi pasó la mirada de uno al otro un par de veces antes de negar con fastidio, esos dos arruinarían su misión.
—Ya llegamos a la torre, Suki, despabila de una vez —Le dijo el de ojos claros mirándola tambalear a su lado, por poco y no chocaba con la pared del pasillo— ¿Y por qué usas pañuelo?
La menor llevó torpemente su mano al material que recubría su cuello y lo ajusto un poco más con temor de que pudiese soltarse.
—Tengo frío —Se hundió de hombros bajo la mirada atenta de sus compañeros, uno en especial la observaba con una intensidad perturbadora.
Ninguno opinó más sobre el tema siendo que habían llegado a la puerta del despacho del Kage de la Aldea escondida de la Hoja. Un lapicero golpeó con rudeza la pared cuando entraron; Katsuro brincó, Akiyoshi permaneció impasible y Suki abrió los ojos despertándose al instante.
—¡¿Qué horas de llegar son estas?! —Gritó la mujer rubia tras el escritorio con enojo— ¡Debían estar aquí hace media hora!
—Lo sentimos, Tsunade-sama —Se disculpó la menor con una reverencia profunda.
—No hay tiempo para eso —Farfulló la mayor estirando un pergamino que fue tomado por el Hyuga—. Lleven esto a Sunagakure.
—¿Cuándo salimos? —Preguntó el mayor del equipo con la vista en el objeto.
—Hace media hora —Sentenció la Senju uniendo sus manos sobre el escritorio con una mirada dura—. Los quiero allí lo antes posible y no bajen en ningún momento su guardia, lo que llevan es algo de suma importancia y quiero que se lo entreguen al Kazekage ustedes mismos.
—¿Nosotros solos? —Preguntó Suki comenzando a sentir un nudo en la boca del estómago.
Esto no lucía del todo bien.
—Su Sensei aún está en una misión, pero se encontrarán con un equipo de apoyo —Aclaró— ¡Dejen de hacer preguntas y lárguense! ¡Los quiero en Suna cuanto antes!
Los tres asintieron a la orden y corrieron camino a la entrada de su aldea con rapidez. El viento fresco golpeaba sus rostros y la luna guiaba sus pasos.
—¿Alguno trae comida por casualidad? —Preguntó Akiyoshi siendo el que guiaba al grupo—. Son tres días enteros hasta llegar a Sunagakure.
—Nada —Respondió cortante el azabache. Suki le observó de soslayo extrañada por su actitud ¿Será que seguía molesto por lo de ayer?
—Yo creo tener algo, mi madre siempre nos hace guardar un poco ante cualquier emergencia que se nos pueda presentar —Asintió la menor.
—Bien, nos podemos arreglar con eso por el momento.
Ninguno volvió a hablar por el transcurso de varias horas donde se focalizaron en llegar a su destino, saltando velozmente de rama a rama que se les cruzaba por el camino boscoso que debían tomar.
El Hyuga tomaba la posición delantera guiando al equipo, siempre alerta a cualquier ataque enemigo o emboscada que podrían encontrarse. Suki iba en la posición central, encargada de vigilar ambos lados. Katsuro ocupaba la posición trasera del grupo con su atención puesta a su espalda, al ser el miembro con los mejores reflejos podría defenderse de un ataque sorpresa mejor que cualquiera de los otros dos.
Aún faltaba un largo camino por recorrer, pero la noche los había abandonado bastante tiempo atrás y por la posición del sol, que golpeaba sus cuerpos a través de los huecos entre las hojas, podían suponer que estaban al rededor del medio día. Por esa razón fue que decidieron que era hora de tomar un pequeño descanso y aprovechar para recuperar energía.
—Al fin —Suspiró la azabache arrojándose al suelo con cansancio—. Por poco y no siento las piernas.
—Eso sucede cuando pasas mucho tiempo sin entrenamiento —Opinó el de ojos claros tomando lugar a un lado de ella.
—No seas amargado, Akiyoshi, claro que entrené —Infló los mofletes sintiéndose levemente ofendida—. Solo me tomé pequeños descansos entre ellos, tampoco hay que desaprovechar nuestro tiempo libre.
—No tenemos vacaciones, Suki, no nos asignaron misiones por la ausencia de nuestro Sensei —Le aclaró—. Una vez que regrese a la Aldea volveremos a nuestras actividades normales y si Sensei se entera que anduviste de perezosa otra vez volverá a castigarte.
La menor rió por lo bajo cubriendo su boca, pero no importa cuanto trate de disimularlo cuando sus ojos se convertían en dos finas líneas que la delataban.
—¿Qué te parece tan gracioso? —Masculló molesto ¿Qué le veía de chistoso a lo que decía?
—Te preocupas por tus compañeros —Respondió Suki y trató de apretar una de las mejillas del chico, pero él empujó su mano antes que logre hacerlo.
Un bufido se escuchó a unos metros de ellos y ambos voltearon viendo a Katsuro estar apoyado contra uno de los árboles que los rodeaban, su expresión era dura y se le notaba molesto. Akiyoshi se puso de pie y ante las miradas curiosas de sus compañeros comenzó a alejarse.
—Me iré por unos minutos, espero que solucionen el problema que exista entre ustedes dos antes que arruinen la misión —Y con esas palabras desapareció entre la densidad del bosque.
Ambos mantuvieron silencio unos segundos, el ambiente era incómodo y tenso hasta el punto donde ninguno se atrevía a pronunciar las primeras palabras.
—¿Tienes hambre? —Preguntó la chica por lo bajo—. Podemos repartir un poco aho...
—No —Cortó sus palabras el azabache con brusquedad—. No quiero nada.
Sus miradas conectaron por primera vez en todo el día, pero él la desvío a los pocos segundos haciéndola suspirar.
—¿Aún sigues molesto por lo de ayer? —Preguntó la menor sintiéndose mal por la actitud que había tomado su novio con ella.
—No quiero hablar de eso ahora, Suki —Reprendió Katsuro cruzando los brazos sobre su pecho.
—Pero debemos hacerlo.
—Me ocultaste la verdad durante tres semanas ¿No puedo estar enojado ni por veinticuatro horas? —Preguntó con enojo volviendo a mirarla. Sus ojos estaban tan oscuros que un sentimiento de miedo tomó el cuerpo de la chica. Él suspiro intentando tranquilizarse al notarlo—. Ven.
La azabache se puso de pie con ayuda de sus manos y, juntando su manos en su espalda, camino con lentitud hasta llegar a su lado. Él le tendió una de sus manos y la chica la tomó con una de las suyas entendiendo el mensaje. Entonces, de un solo jalón delicado la hizo caer sobre sus piernas sonrojándola e incomodándola con la cercanía que se había creado entre ambos.
Un mal momento para que la culpa por lo acontecido la tarde anterior golpeara los pensamientos de la menor.
—Perdóname —Habló abrazándola por la cintura y haciendo que se recostara contra su pecho para oler su cabello—. A veces ni yo mismo me soporto.
—No debí ocultarte nada —Murmuró Suki con un puchero en sus labios.
—Eso ya no importa, al menos ya fuiste sincera —Sonrió levemente y le robó un pequeño beso—. Ahora levántate, no vaya a ser que el Hyuga nos vea.
—Sobre eso... —Rió con nerviosismo la menor—. Olvidé nombrarlo el otro día pero creo que Akiyoshi sabe sobre lo nuestro.
—Suki —Reprochó Katsuro dejando su cabeza caer hacia atrás con cansancio.
—Lo siento, juro que lo olvidé.
—No importa —Suspiró apretándola más contra su pecho—. Al menos puedo tenerte así un rato más.
—Lamento mucho haberte escondido aquello —Volvió a disculparse la menor alejándose un poco para mirarle a los ojos.
El Uchiha la observó unos segundos y trás robarle otro beso le sonrió una última vez.
—No importa, después de todo todos tenemos secretos.
Y ante la expresión confundida de Suki volvió a abrazarla una vez más antes de prepararse para volver a partir camino a Sunagakure.
★Shisui★
Volví a removerme en la cama al no encontrar una posición cómoda. O quizás lo que en realidad me incomoda está en mi mente y no en mi entorno. Cerré los ojos intentando conciliar el sueño, a pesar que seguramente era alrededor del medio día aún no había podido dormir.
<<¿Shisui-san?>>
Me apresuré a sacar la almohada bajo mi cabeza para taparme el rostro con ella en completa frustración.
Volvía a ocurrir, con solo cerrar los ojos los recuerdos de la tarde anterior regresaban a mi memoria como una película. Su voz parecía volver a susurrar a solo centímetros de mi rostro transformándose en una tortura.
Mi propia conciencia me estaba torturando.
<<Si no te alejas haré una locura.>>
El recuerdo de sus labios junto a los míos, mis manos pasando por su cuerpo mientras las suyas hacían lo mismo con el mío, las marcas que no pude contenerme de dejar sobre la delicada piel de su cuello.
Como si no me importara que alguien la vea.
Como si quisiera marcarla como mía.
Me senté de un brinco, arrojé la almohada a cualquier lugar de mi habitación y me froté el rostro sintiéndome acabado. No sé cómo terminamos así, todo el tiempo que contuve todas mi emociones fueron directo a la basura con solo sentir su respiración golpear mi rostro.
¿Qué me pasó por la cabeza en el momento que decidí acercarme tanto?
Enterarme que no sentía amor por Katsuro, o al menos no el dirigido al ámbito de pareja, de alguna forma me dejó anonadado y un cálido sentimiento de felicidad se me había incrustado en el pecho. Yo solo quería volver a tener su mirada sobre la mía cuando trató de ocultarse bajo su cabello y fue un movimiento demasiado arriesgado de mi parte. Pero ya estaba hecho.
Ahora era tiempo de poner las ideas en frío y pensar con madurez cómo sobrellevar adelante todo esto y los posibles problemas que vengan como consecuencia de lo ocurrido. Lo mejor sería levantarme y tomar un vaso de agua para pasar el nudo de nervios que se había estancado en mi garganta, pero el ruido de la puerta ser golpeada al salir del cuarto cambió mis planes.
—¿Aún dormías? —Preguntó Itachi al verme abrir la puerta, sus ojos inspeccionaron mi estado en un único y rápido movimiento—. Puedo pasar en otro momento.
—No, está bien, ya me levanté —Le resté importancia con la mano antes de abrir un poco más la puerta—. Puedes pasar si quieres.
—Tenía otra cosa en mente —Habló haciendo que lo mirase curioso—. Suki y su equipo salieron temprano a realizar una misión, estarán un par de días fuera pero no debemos dejar el tiempo correr.
—Hablas de comprobar si hay algún indicio de los planes de Katsuro en su casa —Afirmé sabiendo a lo que se refería.
—Eso si es que nadie pasó aún —Asintió.
—En ese caso, será mejor que nos apresuremos.
No sé cuando se volverá a repetir una oportunidad como ésta, pero espero que podamos hallar algo que nos sirva para descubrir, o al menos sospechar, las intenciones de Uchiha Katsuro.
Capítulo de 1957 palabras
08/06/2020
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