𝐅𝐚𝐥𝐭𝐚𝐬 𝐨𝐫𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚́𝐟𝐢𝐜𝐚𝐬
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「 — 𝐵𝑜𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑟𝑒𝑦𝑒𝑠 — 」

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Había un lugarcito junto a la venta, en medio de la cuarta fila.

No era emo para sentarse asta la última banca, pero tampoco era una cerebrito para estar asta adelante.

Habían pasado tres semanas desde su ingreso, si bien, los primeros días fueron abrumadores, cansados y estresantes, había logrado integrarse poco a poco.

Era tímida al inicio , incluso sus nuevas amigas la habían tachado como alguien arrogante por sus expresiones faciales.

Pero claro, solo era una fachada, realmente era otra persona por dentro, su personalidad era totalmente diferente.

Descubrió que no todos eran hijos de empresarios, algunos otros se dedicaban a negocios más sucios de lo que se imaginaba.

No le importa mientras no tuviera la desgracia de relacionarse con ellos, realmente le aterraba la idea de amanecer en una bolsa echa pedacitos.

Así que mejor mantenerse alejada.

Había sido la hora del descanso cuando salió de su aula en busca de la cafetería.

Algunas miradas jusgonas la veían, susurros acompañados de comentarios sarcásticos. Risas y charlas por donde viera.

Era lo normal en un día de clases, en una Universidad de prestigio, donde la mayoría eran hijos de papi.

En su salón de clases habían varios de esos especímenes, entre ellos destacaba Estados Unidos.

Era alto, rubio, ojo azul y amante del deporte.

Si, si, el mismo cliché de siempre, eso pensaba México.

El mismo chico del que Perú se había enamorado, para rematarla , la chica era la misma de siempre que usaba lentes por su miopía.

Si bien había encajado muy bien con ella, era algo gracioso pensar que esa Academia era la historia de amor de varios clichés.

Solo faltaba del americano pusiera sus ojos en ella.

La había estado ayudando a idear un plan, era común organizar fiestas, ya fuera dentro o fuera de la escuela.

Habían una próxima para festejar el inicio de año, en un salón de fiesta cercano al área Escolar.

Todos habían sido invitados, México pensó en tener que hacer un gasto innecesario en un vestido, pero al final decidió que no, tomaría uno de su madre en caso de no le convenciera alguno que ella tenía.

El plan era el siguiente :
Ayudar a Perú a verse lo mejor que fuese, por la tarde la acompañaria a comprar un vestido para ella, tal vez su cabello suelto le quedaría bien y un poco de maquillaje.

Perú era muy linda, solo que no sabía cómo resaltar sus facciones, no necesariamente tenía que ser con pinturas en la cara.

Con suerte y Estados Unidos estaría disponible para bailar.

Se había metido tanto en sus pensamientos que no noto al topar con una persona.

Tocó su cabeza que recién había sido golpeada.

— ¡ Perdón! —

Huyo de escena, sin dejar que la persona del incidente hablará ; sabía que no podía ponerse del tu por tu con ese tipo de personas, la destrozarian en minutos sin darse cuenta.

Aun manteniendo su orgullo, dio con una pequeña reverencia con respeto y se alejó lo más posible.

Era un desastre.

—....Deja que se vaya Rusia, luego tendrás tiempo para acercarte a ella .... —