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Cαρiτυℓσ Únicσ

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Mαℓvαdσ αкυмα.
Liℓα Rσssi.
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Lila Rossi, la segunda mujer más deseada de París, siempre a la sombra de Ladybug.

Conocida por todos, odiada por muchos, admirada por otros.

La mujer de cabello castaño caminaba por su mansión, tantos años de haber vivido en la miseria, con aquella vida indigna de alguien de sus talentos, había cambiado.

La fortuna le sonrió, Hawk Moth lo hizo, Gabriel Agreste lo hizo, aún recordaba el primer akuma "Volpina" sintió el poder, aunque fuera una ilusión, el trato, sus palabras, en su mente se repetía la escena.

5 años antes.

—Volpina, soy Hawk Moth, te daré el poder de la ilusión desde ahora tus mentiras cobrarán vida, gana la confianza de Ladybug y Chat Noir, convéncelos de que eres una superhéroe real, luego traiciónalos y traeme sus miraculous –ofertó el señor de las mariposas..

Era la mejor oportunidad que tendría en su vida, y ella se encargaría de que todo fuera perfecto, sin duda aquello era mejor que sacarse la lotería.

—Será un placer Hawk Moth –la chica sonrió cuando aquella energía morada la cubrió.


Falló, por una insignificante paloma, el plan era perfecto, y luego reflexionó y se dió cuenta de algo... Ladybug es vulnerable referente a Adrien, algo que claramente aprovecharía, aunque ya no es prudente exponerse tanto, Chat Noir detectó el engaño, aunque no entendía como estuvo tan seguro...

Presente.

Si cerraba los ojos podía volver a ver aquella imagen en su mente, ella siempre había sido brillante, no solamente para la escuela o para mentir.

Ladybug pagaría por arruinar su oportunidad con Adrien y Marinette Dupain Cheng lo mismo, ambas lo pagarían y Adrien junto al poder supremo sería solamente suyo.

Pero cuando tomara los miraculous de ambos lo sabría.

Estaba caminando por los pasillos de su mansión mientras pensaba en su cómplice, el primo de Adrien, Felix Agreste, más astuto que su primo y mucho más ambicioso, sus caminos se cruzaron más adelante por culpa de Ladybug, aunque eso no fue necesariamente algo malo, de hecho hasta la fecha había sido totalmente productivo, juntos era casi imbatibles.

《Casi.》

Ese siempre era el problema.

Tras enfrentar por primera vez a Ladybug Ladybug y Chat Noir entrenó arduamente día y noche para tener la mejor condición posible, y ahora que la tenía junto el miraculous de Moth no podía arriesgarse...

《No aún.》

La villana se mentalizada mientras llegaba a su despacho, recordó las veces que el Señor Agreste la citaba para hablar del futuro de Adrien, no era tonta, sabía perfectamente quién era, ambos lo sabíamos, también recuerdo a esa tal Nathalie, su asistente, leal a su empleador a tal punto que daría su vida por el y aparentemente así lo hizo.

Varias cosas pasaron en aquellos años de estudiante como peón del señor Agreste, fué akumatizada muchas veces.

Había aprendido tanto, las personas en su mayoría eran simples ovejas que eran guiadas bajo las mentiras de otros, la gente no puede resistirse cuando escucha lo que quiere y si alguien en te apoyaba, estaba o estaría en tu contra.

Creó muchos akumas en el instituto que estudiaba, también portó varios akumas, aquello la hizo recordar, su segundo akuma.

4 años y medio antes.

Estaba más claro que el agua, cuando vió a ese akuma, era su oportunidad, y claramente no la iba a desaprovechar.

—Ven aquí Akuma –lo puso en mi pendiente, mi cabello largo lo iba a ocultar a la perfección– Hawk Moth yo soy Lila, sé que quieres destruir a Ladybug y yo también.

Si quería que me tomara en serio era hora de dejar claro quién era ella.

—Sí, te recuerdo bien –el villano asintió.

—Dame poderes de villana y te daré su miraculous y el de Chat Noir –la menor exigió deseando cumplir su venganza.

—Será un placer, tengo nuevos poderes para tí... Camaleón –el villano se escuchaba complacido.

《La gente no puede resistirse a lo que quiere oir.》

El plan era simple, generar discordia y destruir la poca confianza entre todos, sería fácil viniendo del chico honesto, aunque igual sería mío después de todo.

Casi... de nuevo casi...

Era como si fuera por obra divina que ellos siempre ganaran, como si estuviera escrito por un ser mayor que ellos siempre debían ganar, eso era frustrante, pero ya había llegado muy lejos y no se iba a rendir.

Estuvo a punto de retomar el miraculous de Chat Noir, pudo... pero... cayó en las provocaciones de la heroína moteada... Un error que no volvería a cometer.

Esa miserable se atrevió a convertirme en una ostra, dejó que me mataran abriéndome en esa patética forma.

Tal humillación no quedará impune, eso era seguro, Marinette pasaría a ser mi objetivo cuando no tuviera poderes, y Ladybug... ella pagaría caro algún día.

Presente.

Desde entonces ella y yo estamos en guerra, y yo aún no me he rendido.

Seguía caminando, el señor Agreste había jugado un papel muy importante en su vida, gracias a el ella ahora tenía el miraculous de Moth, y Felix tenía el del Pavo Real, juntos hacían una pareja poderosa, esperaba que lo suficiente para vencer a los héroes, pero llegaría su tiempo, todo comenzaba a alinearse, debía estar lista para dar el golpe de gracia.

Tantos años de exponerse, de poder morir y hacer el trabajo sucio, ahora ella era la super villana más temida de París, nadie más, odió tener que arriesgarse siendo la presa de los akumas del Señor Agreste, sin embargo con todo lo que había pasado valía la pena y volvería a correr el riesgo.

4 años atrás.

Otro plan iniciaba, estaba vez necesitaba al Señor Agreste, esta vez esperaba algo diferente... pero debía admitir que el resultado fué más que favorable, el guardaespaldas no fue tan complicado, recuerdo cuando entraron a la mansión y el primer encuentro con Nathalie, pese a sus talentos para engañarla, no fué algo fácil, pero igual que con Marinette aquella asistente tenía que cuidar por los intereses de Adrien.

Sin duda ese chico era una llave maestra, abría toda una infinidad de puertas.

Aunque como todo chico... no podía ser perfecto Cammembert... ese apestoso queso raro, nunca fué de mi agrado, y Adrien no parecía del tipo de gustos "refinados" pero entonces vi a esa tal Kagami, una foto, esgrima, una futura pieza en mi tablero.

Tomó una selfie junto al rubio, algo que claramente iba a aprovechar para recordarle a los demás los miserable que son a comparación a ella, al fin y al cabo ¿Quién podría resistirse? Era hora de ver al Señor Agreste cara a cara por primera vez.

—Señor Gabriel, soy súper admiradora de sus diseños de moda, hoy es el mejor día de mi vida –confesó fingiendo estar muy emocionada, aunque no obtuvo respuesta– Sé lo ocupado que está así que no voy a quitarle más su tiempo ¡Tenga un buena tarde!

Tiempo después esa loca me encontró, fué difícil, aunque claramente estaba aterrada, ella pagaría por ponerme ese horrendo cuerno, lo pagaría, como todos y cada uno de esos falsos que se creían mejores a mí.

Aunque manipularla fue lo más fácil del mundo, es decir, solamente tenía emociones negativas, no fué tan difícil.

Presente.

Siguió caminando en ese presente, llegó finalmente que su objetivo, una pintura, su predecesor había sido muy listo, la pintura de plomo escondía a la perfección lo que ocultaba el marco, en su mansión era una pintura suya, una hermosa y gran pintura, realmente ese chico pelirrojo se había lucido en la obra, Nathaniel era su nombre, o eso creía.

Movió el cuadro, revelando un maravilloso estante, ahí reposaba una pequeña caja negra con grabados rojos y a la par también había un libro con grabados similares junto a una memoria, todo lo que había merecido, aunque no era suficiente, nunca lo sería.

《Eres todo, o eres nada.》

Planteó la pregunta tomando la cajita, ahí estaba, como la primera vez que lo recibió, un broche color morado, hermoso como si fuera una amatista, brilló y una criatura bastante familiar salió, el kwami que le daba sus poderes.

《Noroo.》

Aparentemente la pobre criatura tenía mala suerte con sus portadores.

—Maestra –hizo una reverencia el kwami morado mientras ella se ponía el broche.

—Hay trabajo que hacer Noroo –directa la mujer de cabello caramelo como siempre.

No fué posible reprimir el recuerdo, la primera vez que portó a Nooro, cuando sintió aquel poder, le decían el poder de la transmisión, aunque más bien era el del control.

1 año atrás.

—Señorita Rossi ¿Sabe por qué la estoy citando aquí? –el Señor Agreste la había llamado a la mansión.

Hacía poco su esposa había vuelto como si fuera "arte de magia" todos la creyeron muerta, era cuestión de conectar puntos para descubrir el deseo que había perdido, y más aún considerando que la secretaria del Señor Agreste había caído en coma de un momento a otro.

—No señor Agreste, me temo que Nathalie solamente me avisó que requería mi presencia –realmente no lo sabía a ciencia cierta, aunque lo más probable es que ya no necesitara los miraculous.

—Sus servicios ya no son requeridos –dijo de forma directa el mayor dejando a una Lila bastante menor a la actual en estado catatónico.

—¿Disculpe? –preguntó confusa.

—A partir de ahora usted Señorita Rossi, será la encargada de cuidar de eso –con la mirada el rubio platinado señaló una cajita negro con grabados rojos– Es un pago por sus servicios durante este tiempo.

—Gracias a usted señor Agreste –sonrió la Lila pasada tomando la caja, no era suficiente, le estaba dando migajas de su plato.

Algo que claramente no iba a tolerar...

Ese regalo estaba envenenado, si me descubrían la encerrarían por ser Hawk Moth, y el Señor Agreste estaría a salvo, si quería derrotar a Ladybug para siempre tendría que tener en su poder el del Pavo Real y un aliado.

Presente.

—¿Maestra? –la voz del kwami era suave, aunque logró traerla de su recuerdo.

—¿Recuerdas la primera vez que nos transformamos Nooro? –preguntó la humana a su kwami.

—Si maestra, lo recuerdo bien –asintió la criatura de forma sumisa.

—Yo también lo recuerdo, se sintió... magestuoso, el poder y lo que hemos logrado –aquel pequeño y frágil kwami debía serle leal también.

En su mente la imagen de una Lila de hacía un año atrás apareció mientras se ponía el "temido" Broche de Moth.

1 año atrás.

Si quería obtener todo de su kwami debía obtener su confianza, ella no era tan prepotente como el señor Agreste, eran sus sueños los que estaban en riesgo, su futuro y era algo que no iba a permitir que se arruinara.

—¿Como me transformo? –expresó demandante la nueva portadora del broche.

—Usted debe decir "Noroo, Alas oscuras asciendan" –explicó el kwami viendo a su nueva maestra.

—Bien –se puso el broche, a lo que de inmediato el kwami le miró levemente confundido, aunque la criatura se veía asustada de preguntar– Si vas a preguntar algo dime –acarició al kwami– Yo no soy como el señor Agreste.

Oh, claro que no lo era, ella era peor, pero ya tenía al kwami comiendo de su mano, era prácticamente suyo, otro títere, otras pieza de su juego.

—Maestra ¿Por qué se le pone? ¿Tan pronto planea atacar a Laybug? –preguntó con la cabeza baja.

—Si y no, verás Noroo, planeo atacar... Pero no a Ladybug, Noroo, Alas oscuras asciendan –se transformó por primera vez el recuerdo fué glorioso, aquel poder la envolvió, pero debía ser cautelosa, ya tenía su primer objetivo.

Aquella noche estaba lloviendo, había una tormenta, comenzó a correr por los techos, llegó a la torre Eiffel, eran tan pequeñas las personas que estaban abajo, ese veían tan frágiles, viviendo sus asquerosas vidas, pero tenía que enfocarse, siguió brincando, hasta que se detuvo en uno de los techos cerca de la propiedad que buscaba asaltar.

《La mansión Agreste.》

La tormenta le facilitó las cosas, pudo fingir que la tormenta había dañado unos cables, con en sistema de seguridad desactivado fué juego de niños entrar a la mansión.

Se infiltró en la oficina, debía ser cuidadosa, comenzó a buscar, pero nada, no había rastro... a menos... -vió la pintura de nuevo y con su bastón la atravesó, justo en el centro, un ruido de choque metálico retumbó en la habitación, quitó el cuadro, era una especie de caja fuerte, con cierre biométrico, necesitaba al señor Agreste.

Fué cautelosa, se infiltró en la habitación, ahí descansaba el diseñador de modas junto a su esposa revivida.

La imagen era tierna, el diseñador dormía abrazando a su esposa y ella descansaba en su regazo, una imagen tan tierna que le daban ganas de vomitar, tenía el poder absoluto ¿Y qué hizo con él? Solamente revivir a su esposa, pudo haber deseado adquirir el poder de ambos kwamis, pudo pedir más deseos, y con uno de ellos revivir a su esposa, pero no.

Pese a ser un genio creativo y un gran estratega no pudo ver más allá, no tenía la visión necesaria para ese poder, con su bastón tocó suavemente el hombro del diseñador, notó que tenía el sueño liviano ya que despertó abriendo sus ojos a más no poder, tenía intenciones de atacarla.

La menor solamente posó si bastón a centímetros de la garganta de la mujer.

El señor Agreste emitió un gruñido ante la impotencia, se levantó y tomó su bata de seda, blanco con rojo, y sus pantuflas hacía perfecto juego con su pijama de rayas, y salió de la habitación seguido con la menor.

El camino a su despacho fué silencioso, tenso y complicado, la menor temía de que en un movimiento en vano perdería su bastón y estaría indefensa ante aquel señor.

Pero no ocurrió, llegaron al despacho y por primera vez el habló.

—Buenas noches señorita Rossi, debo intuir que nunca le enseñaron a tocar a la puerta señorita Rossi ¿O ya estaba muy ocupada mintiendo? –mordaz como siempre el señor Agreste trataba de mostrar autoridad sobre la menor.

—¿Y a usted le enseñaron a herir a los demás para conseguir sus objetivos? –ahora ella tenía el poder y no dejaría que alguien le hablara así.

—Señorita Rossi –dijo en tono serio aunque con una leve muestra de enfado– Nuestra pequeña "treta" ha concluido.

—No señor Agreste, ahora yo decido cuando se acaba –le apuntó al mayor con el arma del miraculous– Además necesito un par de cosas suyas antes de desaparecer de su nueva vida.

—¿Qué le hace pensar siquiera que sea lo que sea se lo daré? Considerando que entró a mi casa como cualquier ladrona vulgar.

—El mismo motivo por el que siguió hasta su despacho a una... ¿Cómo me llamó? Ah, sí... Una "ladrona vulgar" Su esposa... Emilie –el mayor convirtió levemente su expresión de neutralidad a un ceño fruncido– He de admitir que Adrien se parece mucho más a ella que a usted.

—Bien... Pero le advierto que lo que busca no puede darse, debe obtenerse.

—Déjese de acertijos señor Agreste, quiero el Miraculous del Pavo Real y el libro descifrado.

—Bien, es ese caso párese ahí –con la mirada señaló una loseta.

La joven obedeció, quería ese poder, no, ciertamente no lo quería, querer era un sentimiento muy poco profundo para describir lo tanto que anhelaba ese poder, pero ya estaba a punto de obtener ese conocimiento.

—Espero que no sea un truco o lo pagará muy caro –la chica advirtió algo fastidiada de la situación.

—Se ganará lo que busca siempre y cuando sea tan lista como cree y... –se acercó a la pintura de Emilie– Eso si sobrevive...

No tuvo tiempo ni de reaccionar cuando el piso se abrió bajo sus pies en una especie de ascensor llegando a una especie de guarida, en una mesa descansaba una caja, un libro y una tableta, caminó hasta que una voz robótica se escuchó.

—Intruso detectado, eliminar a toda costa –la mesa desapareció por otro pequeño ascensor y misiles aparecieron rodeándola, no tenía más opción que luchar, desenfundó el arma y comenzó a escapar de los misiles cortando algunos ocasionales, aunque eran demasiado.

Corría cortaba y esquivaba, pero aún así algunos estallidos cercanos le afectaron de forma significativa, estaba aturdida, pero su cuerpo se seguía moviendo.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero apenas y podía mantenerse de pie, finalmente logró cortar el último, cayó de rodillas agotada apoyándose en su bastón, el ascensor bajó y el señor Agreste con él.

—Trabajo apenas aceptable señorita Rossi, pero lo ha logrado.

Quería maldecir al mayor, tratar de matarlo, pero con trabajo logró siquiera ponerse de pie.

—Soy un hombre de palabra –emitió un chasquido y el otro ascensor subió con la mesa que contenía el libro, la tableta y la cajita.

Con dificultades logró avanzar y tomar todo pero su Miraculous comenzó a parpadear.

—Parece que no le queda mucho tiempo señorita Rossi, espero que si decide visitarme de nuevo tenga la decencia de tocar el timbre –el elegante hombre se retiró de nueva cuenta.

No tenía mucho tiempo, salió por el ventanal y comenzó a correr hacia su mansión, no tenía en sus planes destransformarse en un techo.

Corrió por todo París, estaba por destransformarse, afortunadamente llegó y se dejó caer al sillón, justo cuando cayó el kwami morado salió revelando su atuendo de civil, quedó recostado en el abdomen de la italiana.

—Lo lamento maestra, debí resistir un poco más.

—Sí, debiste de –recriminó la italiana, a lo que el kwami asintió temeroso– Pero lo hicimos bien, fué un buen entrenamiento.

Presente.

No hacía tanto de aquellos días, pero ya vivían en su memorial y lo harían el resto de su existencia.

Ahora ella era Hawk Moth, Villana de París, pero no sería suficiente, ella quería todo, porque o era todo, o era nada.

Llegó la noche, la chica de cabellos lacios ingirió bastante vino, los recuerdos volvieron, en el pasado ella estaba en su casa, la actuación cada vez le dejaba más ganancias.

—Noroo... Háblame de los miraculous –ordené a la pequeña criatura mientras veía todo por la ventana del departamento en el que vivía.

—Si maestra, los miraculous son joyas mágicas que otorgan poderes a los portadores, el broche de Moth le permite dar poderes a otros –explicó el pequeño kwami.

—¿Por qué el Señor Agreste quería los miraculous de Ladybug y Chat Noir Noroo? –debía estar segura del alcance que tenían.

—Para revivir a la señora Agreste, aunque supongo que eso ya lo sabía maestra –contestó sin dudar la pequeña criatura.

—Sí, una lástima que solamente puedan revertir la muerte –dedujo la humana.

—No maestra, juntos los miraculous de Ladybug y Chat Noir pueden reescribir la realidad, aunque hay un sacrificio a cambio –corrigió rápidamente a lo que la joven se quedó viendo la ventana.

10 meses atrás.

Hubo unos minutos de silencio, la mujer parecía meditar algo.

—Maestra ¿Se encuentra bien? –preguntó de forma tímida la criatura mágica.

—Necesito ese poder Noroo, obtendré todo lo que siempre he merecido, y no voy a fracasar –exclamó con una enorme sonrisa.

—¿Y ya pensó en el nuevo portador del miraculous del Pavo Real? Un sentimonstruo ayudando a su akuma podría ser más poderoso y tendría más probabilidades de vencer –razonó el pequeño ser.

No dudó, solamente había una persona a la que podría recurrir, la única persona en la que podría confiar ese deber.

《Felix.》

Talentoso mentiroso, incluso a ella le costaba identificar sus mentiras, lo conoció hacía un tiempo, pero desde hacía un buen tiempos vivía en París, mientras más bebía el recuerdo de cuando le dió su miraculous se hacía más nítido.

—Felix Agreste –la villana entró por la ventana para no ser vista.

—¿Quién eres tú? –la expresión de chico era de molestia, evidentemente a nadie le agradaba que le despertara.

—Silencio, tú y yo queremos lo mismo Félix, piensa todo lo que podríamos hacer, ambos queremos poder, solamente debemos tomarlo –fue en ese momento que le tendió el miraculous –¿Aceptas?

En silencio lo tomó.

—Sí... acepto Lila –se puso el miraculous con una leve sonrisa.

Lo sabía, era imposible, no había dejado ni un rastro de que le identificara, su rostro se tornó tan pálido que se podría decir que una hoja de papel tenía más color.

—Y eso lo confirma ¿Sabes? Si querías venir solamente debiste llamarme, no era necesaria tanta teatralidad, destransfórmate... –dijo demandante.

Aquellas palabras tuvieron una especie de efecto en ella, no supo el porqué pero lo había hecho.

—Nooro, alas oscuras caigan –la chica bien arreglada quedó ante la vista del millonario en pijama– Supongo que será mejor que me vaya.

—Espera –le tomó de la muñeca antes de que se fuera– Gracias y... ¿Te gustaría quedarte esta noche? Para "sellar el trato" –sonrió de forma pícara.

Aquella noche fué muy escandalosa y salvaje, desenfrenada, caótica, aunque no por ello significa que no fuera placentera, fué todo lo contrario, lamentablemente el día llegó, se vestió para sucesivamente irse.

Presente.

El recuerdo se desvaneció, se quedó en el sillón a dormir, había soñado con Felix.

Él era demasiado compatible con ella y tenían sueños y ambiciones bastante similares, sin embargo ella quería poder, y el también, la diferencia es que ella anhelaba ser "La Señora Agreste" eso le daría una gran autoridad en París, sin embargo Adrien se le seguía escabullendo y escapando, pasando tiempo con esa panadera insignificante.

Felix era... el plato de segunda mesa, ambos lo eran, y ambos sabían, Felix podía tener a cualquiera, cuando lo deseaba era encantador, aunque parecía que solamente un chica de nombre Briggite era capaz de resistir sus encantos.

Se usaban perfectamente para complacerse y para adquirir lo que querían, por eso sabía que no habría mejor cómplice y aliado que él, aunque era precavida, sería tonto confiar todo a él, no pensaba correr riesgos.

Si no amara tanto el poder tal vez a él lo amaría, pero la historia no está hecha en base a "Tal vez" si no de hechos y ella sería la futura Señora Agreste y la asesina de Ladybug, nada ni nadie iba a impedírselo.

El día siguiente llegó, no tenía compromiso alguno, desayunó, el día era perfectamente repugnante para ella, el sol brillante en su cara, el cielo despejado, ella siempre prefirió los días lluviosos o nublados.

Al intentar levantarse sintió un espantoso dolor de cabeza, en consecuencia de la enorme cantidad de vino que ingirió el día anterior.

—Noroo... Trae unas pastillas para el dolor de cabeza y un vaso de agua –ordenó en tono adolorido.

—Sí maestra –tras unos minutos la criatura volvió con la caja y se fue de vuelta por el vaso de agua.

Tomó la pastilla aliviándose un poco, conforme el tiempo pasaba la píldora hacía efecto sobre su malestar.

—Bien hecho Noroo y... gracias –agradeció la chica por la asistencia de su Kwami.

—De nada maestra, no tiene que agradecer –sonrió tímidamente la criatura– Afortunadamente no tiene compromisos en su agenda.

Noroo se comportaba generalmente como una especie de mayordomo, sin duda la tímida criatura era esencial en su vida, no porque le importara, sino por la utilidad que tenía y no solamente al transformarse.

—Despiértame en la tarde, ya tengo algo planeado –ordenó antes de darse la vuelta para volver a dormir.

—Sí maestra –el kwami asintió, al notar que su maestra estaba destapada la cubrió con una cobija, posteriormente se llevó el vaso vacío y la caja de pastillas.

Las horas pasaron y la tarde llegó, era hora de que la criatura despertara a la portadora.

—Maestra, despierte, ya es hora –el kwami trataba de sacudirla con el objetivo de despertarla.

Aunque tardó mucho más de lo esperado lo logró.

—Ya estoy despierta Noroo –la joven se puso de pie estirándose mientras daba un largo bostezo– Es hora –dijo viendo su celular con muchas llamadas perdidas de ese chico "Chris" seguramente estaría dolido, miró a París por una de sus ventanas polarizadas.

—Cuando usted ordene maestra –el kwami asintió con sumisión.

—Noroo, alas oscuras asciendan –pronunció para transformarme, había sentido una emoción poderosa y evidentemente negativa.

Era el momento, uno de sus más poderosos akumas iba a aparecer, el plan era simple, no iba a esperar a que Ladybug y Chat Noir la siguieran superando, en el pasado eran más débiles, el plan era a prueba de fallas, ella ganaría.

—Ira y dolor, la rima de un perdedor –tomó una pequeña aunque hermosa mariposa blanca cargandola de energía– Vuela mi malvado akuma, y malefícialo.

La mariposa salió volando por el ventanal, me quedé esperando, tras unos minutos el akuma llegó a su destino, ya era hora.

—Grafitempo, soy Hawk Moth, y si tu quieres rimar genial el tiempo debes regresar, a cambio me traerás dos joyas con un poder muy especial... –sonrió esperando a que accediera, como todos, segundos después llegó la respuesta que esperaba.

—Acepto Hawk Moth, ellos no son rivales para Grafitempo, porque riman demasiado lento –con eso se transformó, ese chico Chris había sido muy útil para sus planes, aunque demasiado insistente respecto a sus sentimientos.

《Pobre tonto, ni siquiera tenía oportunidad.》

—Oh, y si vas al pasado... envíale mis saludos al viejo Hawk Moth.

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