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Vacío, un vacío negro era todo lo que observaba a su alrededor. ¿Acaso ese era un Void? Algo así... Era un mar de memorias dolorosos que quería incinerar, pero al mismo tiempo, le gustaban conservar.

Tal vez ya era algo masoquista, no se sorprendería mucho por ese auto-diagnóstico la verdad.

— . . . — Se quedó en silencio, observando a sus alrededores con la mirada perdida. ¿Qué estaba observando? Todo el lugar tenía ese mismo paisaje, ¿Qué esperaba encontrar?

— Por fin te encuentro. — Hablaba cansada con voz metálica. — Ella te estaba buscando y- —

Fue interrumpida por una estruendosa risa. — Y tú no hiciste más que complacerla como un perrito faldero. Te entiendo. — La respuesta sarcástica que le había dado la tomó desprevenida. — Ya puedes regresar con ella y decirle que si me quiere ver, que venga por cuenta propia. A menos de que sea cobarde. — Desafiaba con altanería.

Lo habían encerrado en el lugar en donde sus recuerdos parecían pesadillas, incomunicado, sin comida o bebida alguna, sin compañía y herido... ¿De verdad estaba complicando aún más las cosas?

— No creo que sea muy lindo quedarte aquí. — Afirmaba un poco menos casual. — Por favor, es mejor que vengas por las buenas, no quiero que te haga daño. —

Nuevamente se oyeron carcajadas. — ¿Y tú me vienes a decir eso? Te recuerdo que tú fuiste la que me dejó inconsciente y sangrando con un hueco en la cabeza. ¿Qué tienes qué decir en tu defensa? ¿Eh? — Soltaba casi en un gruñido. Se había molestado. — ¿Qué me noqueaste por tenerle miedo? ¿Qué eres una cobarde? — Se colocó de pie aún recriminándola. — ¿Qué eres un pedazo de chatarra inútil? —

Frunció el ceño con una mueca extraña en su rostro. — Mira Silent, yo estoy tratando de salvarte el pellejo huesudo que tienes. — Se acercó a él, denotando la gran diferencia de tamaño entre ambos. — Pero si quieres morir aquí encerrado y velando tus penas, no te detendré. — Soltaba casi en un gruñido. — Ya veremos como te las arreglas con Ella, buena suerte. — Y tal como llegó, se fue, dejándolo solo. 

Odiaba no poder ayudarlo, odiaba dejarlo, odiaba irse de aquella manera, odiaba todo lo que estaba pasando... Lo hecho, hecho estaba, y aunque recibiría un "merecido" castigo por no llevar al menor, lo que más le dolía era lo que podían llegar a hacerle, no quería ni pensarlo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, era verdad, su altanería le iba a pasar una factura.

Un golpe, otro más; marcas, heridas, rasguños, ¿Qué más le debía pasar?

Tosió sintiendo como su garganta se cerraba dolorosamente, impidiendo el tragar con normalidad. La sangre se acumulaba, atorándose con esta. Escupió aquel líquido negro ya viscoso por la coagulación que se estaba produciendo, ¿Acaso querían matarlo apenas en unas horas?

— Debiste haber escuchado a April... — Rondaba como un tiburón a su presa. — ¿Creíste que te ibas a librar tan fácil? JA, me sorprende tu ingenuidad. — Se burlaba, haciéndolo sentir impotente, inservible. — Por ser tan débil fue que no pudiste salvarlo, no esperaba que fueras tan blando. Tu objetivo en esta vida no es andar de flor en flor y conseguir una pareja, ¿Me oíste? Todo eso te hace INSERVIBLE. — Reclamaba con voz firme mientras el eco del lugar la hacía más imponente.

Unas pequeñas lágrimas recorrieron sus pómulos. — Ya. Déjame. En. Paz... — Puntualizó a duras penas mientras las memorias empezaron a nublarle la vista.

"— ¿Volveré a verte? —" Aquella dulce voz resonaba en su cabeza. "— Tu compañía es más agradable de lo que esperaba jaja. —" Una linda risita llegó a ser su punto débil sin que se diera cuenta.

¿Por qué todo tiene un final? ¿Por qué tuvo que caer por sus encantos? ¿Por qué tuvo que sufrir tanto cuando se lo arrebataron de sus brazos? ¿Por qué el dolor persistía tanto tiempo después?

¡No quería! ¡Estaba harto! Estaba harto de llorar, harto de seguir en pena por su amor, harto de velar en insomnio las noches desde aquella fatídica jornada, harto de seguir existiendo, harto de seguir siendo maltratado, harto de la vida...

¿Por qué su mente seguía jugándole malas pasadas? ¿Es qué acaso quería destruirse a sí misma? Preguntas que no quería responder...

Era solo un niño... Un estúpido e ingenuo niño... Días, meses, años, el tiempo se fue acumulando junto con el dolor que sentía. ¿Qué no debería ser al revés? ¿El tiempo no lo cura todo? No lo sabía, pero de lo que estaba seguro, era que esa regla no se aplicaba en su caso. 

— ¡Deja de hacerme sufrir! — Chilló en agonía. — ¡Ya no quiero! ¡Ya no quiero! ¡Ya no quiero! — Repetía múltiples veces en el suelo. Colocaba sus palmas a los costados de su cabeza, queriendo encontrar un interruptor para su consciencia, para que lo dejara descansar.

Risas, lo único que escuchaba eran risas. Se burlaban de él, como si estuviera haciendo un berrinche sin sentido. Gotas saladas más gruesas se juntaban en la comisura de sus cuencas, deslizándose con rapidez. Se sentía humillado, su orgullo se partía en pedazos como un cristal roto, cortando si lo tocabas.

Indefenso... ¿Hace cuánto tiempo no tenía esa sensación? Era seco, altanero, altivo, todo eso se desmoronaba, dejándolo quebrado. Lo estaban desbaratando por dentro, y eso era más doloroso que cualquier golpe o cuchilla que pudiera atravesarlo.

Sollozaba en silencio. — Deja de burlarte de mi... — Cada vez su voz se apagaba más. Abrazaba sus rodillas temblando de impotencia. — Vete... Vete por favor... — Suplicaba ocultando su rostro entre la fina tela de su capucha. El agua cristalina se mezclaba con la sangre de color azabache de sus heridas.

— Pobrecito. — Una gran sonrisa se distinguía en esa masa de humo espeso. — Nadie puede salvarte, nadie va a consolarte, pobre pequeño niño. — Unos guantes de color crema acariciaban su cráneo lastimado. ¿No había recibido demasiados golpes bajos como para recibir otro más? — Otro guerrero caído, otra alma rendida, otra voluntad destruida. —

"El Valhalla es el lugar donde los guerreros caídos en batalla pueden encontrar la paz que tanto desean. Las Valkirias son las musas aladas que los conducen por el sendero que tienen que cruzar para completar su destino. El descanso eterno es su parada final, siendo rememorados por sus descendientes con grandes honores por los logros que hicieron en vida."

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