intro
Toda mi vida he pensado que la verdadera felicidad y plan de vida es formar una familia, o eso era lo que me decía mama desde que era pequeña, a pesar que yo era presente en su desgraciada vida, oyéndola decirlo a escondidas del infiel de mi padre. Decía que los hijos eran el mejor regalo del mundo, bendiciones, orgullos, felicidad y bla, bla, bla. Nunca me insto a ser más codiciosa con la vida, a exigirme más, pero, mi hermana si, ella quedo embarazada a muy temprana edad, y me decía que no todo era color de rosa como mamá decía, ella, me impulso a estudiar, a pensar en mí, no culpo a mama, creo que ella también tuvo una mala referencia de la abuela. Pero si no fuera por mi hermana estoy segura que yo seguiría los pasos de mama.
Mis calificaciones no eran excelentes, pero si me dieron la oportunidad de estudiar la carrera que quise, así enseñarles a los futuros adultos lo que mi hermana me enseño. Ser profesora de lengua era lo que más amaba, formar parte de la vida de niños que eran mío, enseñarles a leer y escribir, formar parte de su imaginación, y enseñarles a esforzarse un poco más cada dia. Fue así como conocí al que fue mi esposo, él era tío de una de mis alumnas, su hermana era madre soltera y el la ayudaba con su nena, no faltaba a ninguna reunión de padres, llegaba muy temprano, y se iba muy tarde, siempre ofreciendo llevarme a mi casa, siendo un caballero de primera. Fuimos novios mucho tiempo y a los 26 años me case con él, nuestro plan de vida, primero era disfrutar, ambos trabajábamos, y organizábamos las vacaciones soñadas de todo joven, conocimos países, playas y bosques, éramos totalmente extravagantes. Después de 3 años de casados, decidimos formar nuestra familia, y deje de tomar anticonceptivos para esperar a nuestros hijos, pero eso nunca sucedió.
Lo intentamos por un poco de más de 2 años, pero las desilusiones venían cada vez que los test de embarazos salían negativos. Al principio fuimos muy comprensibles con el otro, diciendo y expresando que la próxima vez si resultaría. Pero después de tanta espera y un sinfín de fracasos, nuestro matrimonio se fue profundizando en aguas congeladas y completamente turbias.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Un 13 de marzo, después de terminar mi jornada laboral, iba de camino a casa, completamente feliz pues mi dia había sido increíble, además de enterarme que me dieran una beca para estudiar idiomas y yo enseñar en una academia en el país que yo quisiera. Había postulado a eso hace unos meses, en un momento desesperación cuando nos hicimos exámenes para saber quién de los dos, era infértil, esperábamos los resultados, mi ansiedad comenzó a elevarse por el cielo, así que postule a estas clases-enseñanzas para poder tener otra cosa en que pensar.
Al abrir la puerta de mi casa, en la entrada note unas maletas, me dio pánico de solo pensar en que pasaba, mi esposo Samuel se acercó a mí, y sin explicación dijo que yo debía irme de casa. ¡Yo!, yo debía irme, le pregunte muchas veces por qué, pero el solo repetía, debes irte. Entonces tome las maletas, las subí a mi auto y me marche a la casa de mi hermana, rogándole que no le contara a mama, que de seguro se molestaría. 2 semanas después me entere que una muchacha, 15 años menor que él se fue a vivir a mi casa, que estaba embarazada de él, eso me destruyo la vida, otra mujer le daba lo que él quería, y yo me quedaba completamente sola, deje de comer, deje de trabajar, deje de preocuparme por mi misma, hasta que toque fondo.
Una mujer de 30 años, que le habían sido infiel, que no podía tener hijos, que ya no tenía trabajo, que se estaba separando, tocaba fondo en la miseria más grande, mi hermana y sobrina me brindaban su apoyo, pero mama y papa, se encargaban de que todo mi plan de vida valiera una mierda, no se enorgullecían de su hija que tiene título, que sabe hablar 3 idiomas, que se graduó de la universidad más prestigiosa del país, y que no debieron pagar un peso porque estudie con becas, ellos solo se fijaban en el desilusionante matrimonio.
Un dia mi sobrina me invito a un concierto, de una banda surcoreana, sin muchas ganas me aliste y la acompañe al dichoso evento, mujeres, hombres y niños de todas las edades. Bailaban y cantaban a coro sus canciones, y una frase que se repetía a cada instante me causo un eco profundo en mi ser "love yourself", comencé a poner más atención en lo que cantaban, en momentos no comprendía por lo rápido de sus letras, pero el mensaje que enviaban no era como cualquier canción que había escuchado en otros artistas. En sus caras reflejaban cansancio por los movimientos de sus cuerpos y la mantención de sus notas altas o fluidez en la que cantaban, pero, aun así, lo hacían con tanta energía que contagiaban a cualquiera, incluyéndome, desde ese momento salí a flote, respirando aire para nadar a la orilla, y mantenerme a salvo de todo lo malo que me había sucedido esos meses.
Al llegar a casa, revise mi correo para ver cuando era la fecha límite en la que debía confirmar la matrícula y eligiendo el país al que iría. Abrí el link, llene mis datos, confirme y elegí el país, Corea, 3 días después ya estaba viajando por casi 30 horas en avión, haciendo pequeños transbordos y luego retomando los viajes.
Fue así como llegue aquí, hace un poco más de 2 años, al principio trabaje en un instituto enseñando idioma Castellano y Francés, estudiando ahí mismo especializándome en hangeul, y trabajos en medio tiempo, para juntar más dinero, siempre dije que sería lindo vivir en una azotea, pues las que veía en los kdramas eran preciosas, y eso hice, arriendo una, perfecta para mí, con un sillón columpio que es donde me siento a admirar la noche, bebiendo cerveza o soju, y regando mis plantas que tengo por la orilla del piso. Me sentía completamente feliz, dichosa, lejos de las burlas y decepciones familiares y de las supuestas amistades que tenía. En un lugar desconocido, con gente desconocida, paisajes desconocidos, me sentía mucho mejor que en mi propia "casa".
Mi jefe, el director de la escuela, era un hombre de edad, y yo era una chica de 30 y tantos que veía como la hija que nunca tuvo, el me daba empleos extras, siempre sin interferir con mis otros horarios. El me enseño tradiciones que no sabía, y dialectos que no me enseñaban en el instituto, incluso me decía que los no todo lo que veía es oro, refiriéndose que los protagonistas de dramas no representaban para nada a los coreanos en la vida real. Tenía muchas alumnas que viajaban para conocer el amor de su vida. Para mí, "el amor de mi vida" no existía.
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