044. End
Jeon Jungkook
No sé si mi plan sea el mejor, pero tener el apoyo de Myung hee y Minju, ayudaba un poco.
Traté de prestarles atención a cada cosa que decían, sobre que estaban seguras de que la cabeza del plan "macabro", para separarme de Bora, lo tenía Rebeca. Por ello, ahora mismo íbamos en camino a su encuentro.
Mi cabeza iba a reventar por el estrés de la situación. Aparte, conocí más a Bora gracias a sus amigas, cosas que, por lo que parece, jamás estaría dispuesta a comentármelo. Podría entenderla, pero me dolía esta indiferencia.
Llamé un par veces al teléfono de Rebeca, para saber si está en su departamento, pero no hubo alguna respuesta, hasta que estuvimos enfrente de su puerta. Un timbre, y ella ya estaba abriendo la puerta.
Parecía sorprendida, seguro no tenía el teléfono a mano.
—¿Quiénes son estas chicas? ¿Qué haces tú aquí?
Los tres, entramos como si de nuestra casa se tratase, e invadimos su sofá para sentarnos en este.
—Así que eres Rebeca, no estás mal. Ahora siéntate, tenemos cosas de que hablar.
Casi obligada, aceptó a todo. Entonces, fuimos capaces de escuchar de su propia boca la manera tan maquiavélica de los sucesos, que erizaron mi piel, provocándome tanta rabia.
Siempre he pensado que la idea errónea de HyunWook, de proteger a sus hijos, es absurdo hasta el extremo. Teníamos la suficiente edad para saber que era lo bueno y lo malo para nosotros mismos, yo era quien decidiría si Bora era la mujer con la que quiero estar por el resto de mi vida.
Los sentimientos se combinaron, junto con el asco que me hacía, ver como se aprovecharon de una joven necesitada. Y si tal vez, yo en esos momentos la hubiera conocido, solo tal vez, esto no sería así.
—Pero Jungkook no parece tan sorprendido. Te dicen que tu exnovia es una cualquiera, y de paso, la defiendes.
Myung se enfadó y la empujó, así que tuve que intervenir, separándolas. La altura no define la fuerza, no en todas las veces, pero justo ahora, sí. Rebeca era lo bastante alta, casi de mi estatura, y no quería que la lastimara.
—Escucha, hay una gran diferencia entre tú y Bora. Ella hizo todo lo que hizo por necesidad, ¿tú por qué lo hiciste? Siempre me he preguntado eso.
En verdad quería una respuesta, jamás obtuve alguna explicación. Cuatro meses después de meterse con mi padre, regresó a mí, justo con ese maldito perfume que me volvía loco y caí, como estúpido. Empezamos a tener lo que teníamos antes, pero con más límite.
—No hay explicación para el deseo. Tu padre me parecía tan atractivo, era como verte a ti, pero más maduro, con más experiencia y supo satisfacer a una mujer. —Se encogió de brazos. Si antes lo hubiera escuchado, mi orgullo estaría roto, pero justo ahora, no me importaba, solo descubrí lo nefasta que era— Estoy más que segura, que tu exnovia, aparte de la amenaza que ponía tu padre sobre ella, sintió el mismo deseo.
—Deja de llamarla exnovia. Por otro lado, ¿por qué ahora le traicionas?
—Dinero. —Sonrió, macabra, pero es que ella era así. — Necesitaba unos dólares más, para comprarme unos nuevos zapatos. Entiende, yo nunca estaré del lado de nadie, solo del dinero y del deseo.
—Maldita perra.
Susurró Myung, con ganas de tirársele encima, pero esta vez Minju la calmó. Lo único bueno que saqué de aquí, es la verdad de por qué Bora me engañó, y HyunWook me las iba a pagar todas.
Les hice una señal, para que nos fuéramos de ahí, pero cuándo tome la manija, dijo las palabras que destruirían la poca cordura que me quedaba.
—Por casualidad, ¿has visto los morados que tiene tu novia?
El día de la playa, ese día de mi cumpleaños... le miré un morete en su muñeca, pero dijo que se había golpeado. Otro día, al verla desnuda... tenía una marca extraña en su hombro. Cuándo le pregunté, respondió lo mismo.
La respiración me hacía falta, así que miré a las chicas, que estaban un poco confundidas.
—Jungkook, ¿le has visto alguna marca? —Asentí— Creo que yo también.
—¿De qué hablas? ¿Dónde?
—Un par de veces. Creí que estaba loca, pero la última vez, lo tenía en su muslo. Ese fue, de hace unos días.
Las náuseas aparecieron, lo iba a matar. Sus juegos se acabarían de una maldita vez por todas.
—¿Tú como lo sabías?
Preguntó Minju a Rebeca.
—No lo sabía, lo sospechaba. He ido a visitar a tu padre a su oficina, cuándo ella estaba por ahí, solo que no notó mi presencia. La vi con unos moretones en su muñeca. Pero ahora, por lo que han dicho, ya está todo resulto. Deberías hacer algo, no pensé que tu padre llegara hasta ese punto.
—No es mi padre.
Salí de ahí, con mi cuerpo temblando del coraje que abundaba en todo mi ser. Porque la competencia real estaba por empezar. Esta vez, no me contendría, le golpearía hasta mandarlo al hospital, por todas las ocasiones en que le gritó a mi madre, cuándo la tomaba a la fuerza, por todos los golpes que recibí, por los tratos a Taehyun, y por Bora.
Las chicas vinieron conmigo, pero las dejé enfrente de mi apartamento, para qué tomaron el coche de Minju y se fueran, no quería que fueran conmigo por más que insistieran. Este asunto, era de cortar lazos.
Entre más cerca me encontraba, el calor incrementaba. Temblaba, y mi respiración se volvió tan rápida como la velocidad en que manejaba. Le rompería la cara, saldría e iría a buscar a Bora, para acabar con esta mierda.
Quiero estar es su vida por el resto de vida que me quede a mí, hasta el último respiro.
Bajé del coche, no me importó la manera en que lo aparqué, así que simplemente bajé y fui corriendo. Nuevamente, la de recepción, me gritó, pero tomé el ascensor y fui hasta él.
Al llegar al piso correspondiente, no esperé encontrarme con la señorita Choi, creí que aún le quedaban un par de meses para la baja, pero estaba con otra chica al lado, seguro dando instrucciones.
—¡Jungkook! ¿Qué te trae por aquí tan temprano?
—¿Está él?
—Sí, pero está en una...
Me importaba un carajo que estuviese en una reunión. Fui hasta la puerta y la abrí, viendo como él, junto a dos personas más, miraban donde mí. Se trataba de dos socios, muy conocidos, que solo sabían hablar mierda cuándo se juntaban, más sobre mi vida, ya que ellos se pensaban que tenían derecho de decidir por mí, por eso, no me importaba lo que fuese a pasar a partir de ahora.
Los ignoré, y fui hasta su escritorio, colocando la mayor fuerza posible en mi mano, para aventarlo sobre su rostro. Cayó, y encima de él, la silla en la que estaba sentado. Los socios se espantaron y llamaron a la señorita Choi.
—¡Jk, detente! ¡Señorita Choi!
—¡Jungkook!
Se levantó, sonriendo, como siempre. Su labio estaba roto, pero más roto podría estar el alma de las personas que destruyó con sus acciones mediocres y psicópatas.
Bajé mi cuerpo un poco, para aprisionarlo con repetidos golpes en los costados y en el rostro, a lo que este, me respondió tomando mi espalda, levantándome y tirándome sobre la mesa. Caí al otro lado, tirando todo lo que estuviese sobre esta misma. Miré como el vidrio de un cuadro, me lastimó el brazo al caer. La foto, era una donde estábamos todos, sus dos hijos... pero el descarado olvidaba que éramos tres.
Me levanté deprisa al ver como se acercaba a mí, con las mismas intenciones de querer golpearme.
—Hagamos esto bien. —Se quitó su americana, tirándola al suelo y alistando sus puños. ¿Acaso pensaba pelear contra mí? —Te estoy esperando, campeón.
Era un verdadero combate, a puño limpio. He de admitir, el vejestorio no estaba tan mal, pero cada golpe que me lanzaba, bajaba la guardia, recordando el pasado que me perseguía.
Bailé sobre la punta de mis pies, desorientado por el fuerte golpe que recibí con su izquierda, que no soporté el impacto, haciendo que cayera al segundo.
Nos movíamos tanto, que no me di cuenta del momento en que estábamos fuera de la oficina y las personas nos miraban. Era imposible que este hombre tuviese la capacidad de ganarme, puede ser que pese más que yo, pero mi agilidad podría superar a cualquiera.
—Por favor, deténgase.
Suplicó la señorita Choi. Unos guardias de seguridad aparecieron, pero HyunWook les hizo una señal para que no intervinieran. No iba a dejar pasar esta oportunidad.
Me sostuve sobre mis manos, y al tenerlo enfrente le devolví un par de golpes, haciendo que su camisa blanca se llenara de sangre. Tontee un instante, con algunos movimientos fugaces y cuándo lo vi claro, le lancé un derechazo con las fuerzas que tenía, justo en la mandíbula que lo hizo caer.
—¡Jeon!
Varios de sus socios, vinieron a nosotros, a darle auxilio a él. Por mi parte, caí al suelo algo cansado, por la fuerza exagerada que había puesto en sus golpes. Al parecer, yo no era el único necesitado para hacer esto. Digo, estoy tan satisfecho, viendo como le ayudan a levantarse, con el rostro ensangrentado, justo como me dejó a mí. Que sienta el maldito dolor, que seguro provocó en todos, y en mi Bora.
—No vuelvas a molestar a Bora —Me levanté de nuevo, viéndole— No le hables, no la vuelvas a tocar ni siquiera a mirar, por qué a la próxima no me contendré, maldito viejo.
Mi propósito era irme, pero me detuvo.
—Le llamaste maldito viejo a tu padre, pero te di una buena paliza, mírate.
—A penas puedes sostenerte sobre ti mismo. Si tanta confianza hay, ven y golpéame.
Refunfuñé, divertido. Y sosteniéndose de los demás, se mantuvo en pie y me empujó, tan fuerte, cayendo sobre mí, para golpearme.
Los esquivé cada uno, notando la desesperación en sus ojos. HyunWook, mi padre, llevó una vida tan miserable, para acabar aún peor.
El ruido de las personas se apaciguó, justo cuándo miré como alguien apareció, y tuve que hacer contacto visual.
¿Qué hacía Bora aquí?
El dolor fue tan intenso que sentí que podía cerrar los ojos. Había alcanzado darme, justo en mi nariz. Llevé mis manos a mi rostro, y el peso de aquel hombre desapareció.
Taehyun también estaba aquí. Ahora era él quien miraba desde arriba a HyunWook, después de darle por lo visto una patada.
Me senté, topando mi nariz, ya que había empezado a sangrar. No podía levantarme, por ello no podía ir a detener a Taehyun de dejar inconsciente a ese hombre. Él necesitaba desahogarse.
Por otro lado, Bora vino hacia mí, poniéndose de rodillas.
—Estás tan herido —Atrapó mi cuello con sus brazos, y aunque dolió, no me importó para nada. Se separó al instante, quitó su suéter y tomó la manga de este mismo para limpiar mi sangre que caía de mi nariz. — Debes ir al hospital.
Detuve lo que hacía, y miré su antebrazo... el maldito morete. Maldije por la impotencia. Si tan solo hubiese indagado más sobre esto, su piel no tendría cicatrices.
—Ayuda a Taehyun... si sigue así, lo llevarán a prisión.
Musité. Toda su atención fue a él, junto a Minju y Myung que al parecer fueron ellas quienes los llamó.
Sentado aquí, puedo ver todo lo que destruyó el mismo. Qué gracioso, hasta la madre de Bora estaba aquí, deteniendo a Taehyun y alejándolo del hombre que escupía sangre que alguna vez llamamos padre.
—No tienes ninguna fractura en la nariz, solo fue una pequeña hemorragia nasal por el golpe, posiblemente rompió algún vaso nasal. Mantén esa bolsa con hielo, al menos uno o dos días, hasta que la inflamación disminuya. —Asentí a la doctora, mientras mantenía aquella bolsa sobre mi nariz, parecía un loco— Tienes signos de contusiones en tus nudillos, y otras en tu torso. Nada grave, solo esa costilla fracturada que tienes.
—Pero doctora, tiene una costilla rota, ¿debe guardar reposo?
Habló la madre de Bora.
Después de detener a Taehyun, este me ayudó a levantarme y nos fuimos de ese lugar. Para no dejar ningún coche tirado, cada uno cogió el suyo, es decir, Bora me trajo al hospital, mientras que todos nos encontramos aquí.
—Él estará bien. Normalmente, esta cicatrización tarda 6 semanas en sanar. No debe tener presión sobre esta misma, tendrá dificultades y dolores, pero no tan graves que harán que se quede en cama siempre.
La señora Im, parecía tan empática, más que ese día que lastimó la misma espalda que ahora acariciaba. Le sonreí, al ver como le hacía varias preguntas a la doctora, que también conocía a la perfección, era la subdirectora, y a veces solía venir aquí.
El ruido se hizo presente, cuándo la puerta se abrió, dejándome ver a Bora despidiéndose de Minju. Al parecer, mientras me atendían, insistió en ir a buscar ropa nueva para que pudiera cambiarme la que tenía, ya que estaba llena de sangre. Taehyun no estaba manchado, pero Hyunwook se defendió y ahora tiene un pequeño hematoma en el brazo.
—Ya estás aquí —Hizo una reverencia, pero justo al levantar su cabeza, miró a la doctora que guardaba sus manos en sus bolsillos— Oh, ¿hola?
—¿Se conocen?
Pregunté, intrigado.
—Sí, bueno... en la peluquería donde pinté mi cabello junto a los chicos, me la encontré. Llevaba un hermoso traje marrón con botones. Creo recordar que era subdirectora de... ¿Este hospital?
El mundo, sí que era pequeño, vaya que podía confirmarlo.
—Tenías recién pintado tu cabello rosa, te veías preciosa. —Sonrió tímida, por los halagos de la mujer doctora, quien rápido volvió a mirarme. Quité la bolsa de mi nariz, para dejarla a un lado. — Les dejo a solas, talvez deberías quitarle esa camisa sucia, con cuidado.
—Oh, sí, yo debería salir también.
Dijo la señora Im. Ahora que lo pienso, era más que seguro que la señora ya sabía que Tae y yo éramos hermanos.
Mientras ella colocaba su bolso en la cama, junto a mí, miró a la doctora.
—Doctora, ¿Song? —La doctora la miró atenta— Gracias.
Volvió a hacer una reverencia, a lo que ella aceptó para luego salir junto a la señora Im.
Nos quedamos a solas, pero no parecía hacerme caso. Perseguí sus gestos, pero ninguno eran para mí. Se acercó más, así que simplemente levanté como pude los brazos, para que me sacara la camisa. Se detuvo un segundo, para ver la venda que tenía en mi torso, pero después extendió la camisa que había traído, e hicimos lo mismo.
—Bora... La doctora Song Mi Suk, es mi madre.
Obtuve su mirada, atónita por mi confesión.
Cuándo me mudé a Jeju, poco después, ella quiso estar cerca de mí y logró que la trasladaran hacia este hospital, el Jeju City Health Center y era subdirectora del Jeju Public Health Clinic, pertenecían casi al mismo.
Aprendí a dejar de justificar a mi madre por sus acciones, pero el hecho de que tenía solo 21 años, cuándo quedó embarazada, influyó bastante. Era apenas una estudiante de enfermería, y atrasó bastante su ingreso por tratar de cuidarme, pero escogió su sueño antes de su hijo, en ese momento en que se alejó.
—Es muy hermosa. Su... forma de hablarse hizo que no lo sospechara.
—Sí.
Musité. Ordené mi camisa y de pronto, quise levantarme, pero ella me lo impidió, poniendo sus manos sobre mis hombros.
—¿Qué crees que haces? —Su entrecejo se frunció, y arrugó la nariz enfadada. —Taehyun dijo que vendría a ayudarte, así que espera un poco más.
Sonreí, avergonzado. Mi corazón se sentía con ganas de salirse de su pecho. Desbordaba de un sentimiento tan real que me hacía sentir drogado, en otra dimensión, por tener la oportunidad de apreciar su hermoso rostro.
No importa los malditos altibajos, tomaré eso como atajos para reforzar el amor que tenía hacia Bora. Ella era mi lugar, joder, estaba obsesionado con su cara, ¿qué podía hacer si no, tomar su rostro, besar cada milímetro de este mismo, contar los lunares de su cuerpo, cantarle las canciones más preciosas del universo y decirle lo mucho que la amo?
Tomé su mano, para que se detuviera. La acerqué a mí, e hice que estuviese entre mis piernas.
—No me quiero ir.
—¿Vas a quedarte en el hospital?
—No me quiero ir de tu vida.
Confesé. Vi como se soltó, peinando su cabello y evitando mi mirada de nuevo. Era imposible estar lejos de ella, la llama que se encendió, cuándo nuestras manos se rozaron por primera vez, seguía ardiendo.
Estoy loco, pero no para dejarla ir.
—Las cosas no son tan fáciles, lo sabes. Mira todo lo que ocurrió, acabaste en el hospital.
—Somos una pareja. Cometemos errores como personas, no tengas miedo y tan solo confía en mí.
—¿Pareja?
Preguntó, con una pequeña sonrisa.
—Si no lo fuésemos, ¿no podría hacer esto?
Levanté los brazos, para estirarlos con facilidad y llegar hasta su rostro. Sus labios, esos que por desgracia otro hombre los tocó, por alguna razón, sentí que debían ser besados solo por mí. Tan apaciguador que podría llorar ahí mismo.
Su suavidad llenó mi alma y más al sentir como su mano tomó la mía.
Me separé un poco de ella, después de besarla. Sus ojos eran como cristales, que no quería romperlos nuevamente por mentir, por hacerle daño ni que otro más lo hiciera.
La fragancia de nuestra relación, olía a amor. Anhelaba decirle todas las cosas que no pude mostrarle, y mostrarle cada una de las cosas, que siempre quise decirle.
—Yo... —Se llevó sus dedos a sus labios, tocándolos mientras me miraba— Tengo miedo.
—No debes tenerlo si estoy a tu lado, ya no. No debe importarte tu pasado, yo solo quiero que me tengas en tu vida, ¿no sería conveniente eso? Sé cocinar, soy gracioso, doy mucho amor, soy cariñoso, guapo, caballeroso, bueno en muchas cosas, sé cantar... ¿Sigo?
Reímos, y me reconfortó. Cada vez que la veía sonreír, podía creer más en el amor, por qué ella lo era.
—Puedes incluir que eres muy tonto.
Sus brazos pasaron por mi cuello, y volvimos a juntar nuestros labios. Estallaron miles de fuegos artificiales, justo cuándo nuestras lenguas se tocaron y podía declarar, firmemente, la manera en la que mi estómago revoloteaba... joder, malditas mariposas.
El toque en la puerta, hizo que nos separamos, que fue tan rápido nuestro movimiento que me quejé de dolor. Maldito Taehyun y compañía.
—Está hecho pedazos.
Declaró Tae, al verme tocar mi costado lastimado.
—¿Estás bien? —Preguntó Bora, y este asintió— Pues creo que puedes llevártelo.
*
Me quejé por octogésima vez. Entendible, ya que era el cuarto día que no podía dormir bien. Al menos, la herida de mi nariz había mejorado. Como pude, di un par de pasos para salir de la habitación, y escuchar que había sido ese ruido.
Solo sería una persona, pero de pronto, muchas personas empezaron a turnarse para saber quién se quedaba a cuidarme, hasta que sanara completamente. Estuvo aquí Wonwoo, el primer día, hasta durmió en la habitación de al lado. Namjoon regresó, y junto a Yuna estuvieron cuidándome un poco. La madre de Bora, junto a sus primas y Taehyun han aparecido. Y es que, a ella la estuve esperando todo el tiempo, pero mi madre se decidió por venir hoy, después de dos meses sin visitarme.
Acabé de bajar las cortas escaleras, pasando por el salón y llegando a la cocina.
—¿Qué fue ese ruido mamá?
Me quedé al lado del mesón, esperando a que saliera literalmente de la nevera. Justo cuándo salió, cerró la puerta y pude darme cuenta de que no se trataba de mi madre.
—Pensé que estabas dormido.
Mi Bora. Sonreí al ver como tenía el delantal que siempre usaba cuándo venía aquí. Sus ojos fueron tímidamente a mi cuerpo, que como pensé que estaría mi madre y la calefacción estaba puesta, había decidido dormir solo en ropa interior.
—Escuché un ruido.
Dije. Dejó un par de cosas en la isla grande, para luego dar toda la vuelta y recoger unas cosas de la estanterías. Había perdido las esperanzas de que viniera hoy, pero aquí estaba... supuestamente cocinando algo raro.
—Lo lamento. Tu madre se fue hace una hora, dice que te dejó un mensaje de voz en el teléfono.
—Gracias.
Me alejé de ahí, admirando su hermosura, para poder ir a escuchar ese mensaje, del teléfono del salón. Apreté el botón el asterisco para que el audio empezara a sonar.
—Jungkook, dejé un par de provisiones hechas en la nevera, también traje un par de pastillas del hospital. Asegúrate de comer mucho, pero... eso ya se lo mencioné a tu novia. Hablando de ella —Suspiré, vaya mensaje tan largo— Es una buena chica, no la dejes ir hijo, es, solo, un consejo de tu madre que espera que vivas feliz. Por eso, anoche fui a visitar a HyunWook, que está hospitalizado, le dejé un par de cosas claras, las que tuve que haber hecho hace tantos años. Me da vergüenza decirlo, por eso sabes que prefiero los mensajes de voz. Te amo, hijo mío, sé feliz... por qué aunque sientas que estás solo, tienes a esa chica tan bondadosa. Hasta luego, llegaré en una semana, posiblemente.
Era verdad. Tenía un par de mensajes guardados suyos, donde me aconsejaba de cosas que debía hacer sobre mi salud, sobre la comida y ese que duraba tanto, donde estaba totalmente ebria, arrepentida por no pasar más tiempo con su pequeño. Creo que este, es una buena opción para que lo guarde también.
Giré sobre mi mismo eje, con cuidado, para ir nuevamente hacia la cocina.
Se estaba quitando su delantal, la estufa está apagada y venía hacia mí.
—¿Quieres salir a caminar?
—No puedo.
—En realidad sí. Has estado cuatro días encerrado, debemos hacer algo. Vamos.
Y así fue. Seguí sus instrucciones y a pesar de que quería tomar su cuerpo para abrazarlo, besarla, desnudarla y que me hiciera suyo, preferí que acabara de ayudarme a vestirme. Esto no era para nada incómodo, para cuándo la señora Im me ayudó a ponerme una camisa.
No tenía la menor idea de lo que quería hablar, pero estaba tranquilo, su mano me transmitía calor. El invierno se apoderó de la ciudad, las hojas de los árboles estaban desapareciendo poco a poco, me encantaba esto, no quería que nunca terminara.
Le tomé una foto que me insistió en hacer, donde parecía que ella sostenía una hoja gigante. Por favor, era la chica más graciosa que había conocido. Estaba totalmente perdido, no podía dejarla ir de mi vida.
—Jungkook-ah —Escuché su voz, mientras nuestras manos se movían— ¿Puedo confiar en ti?
—Sí.
—¿Confías en mí?
—Por supuesto. ¿Sucede algo?
Sentí el apretón de su mano, así que nos detuvimos. Sus ojos negros eran la octava maravilla mejor planeada por Dios. Me asusté un poco esperando tanto por la razón que me decía aquellas palabras.
—Me iré a Seúl —No— Por lo visto, la prima de mi madre es doctora en una clínica de neurociencias, y quiere que ayude en el servicio de psicología, donde pueden darme citas gratis para asistir.
—Pero hay psicólogos buenos en Jeju, ¿por qué te irás hasta ahí? Si quieres, lo buscamos juntos. No te preocupes por ello.
Sus brazos de pronto rodearon mi cintura, sin apretar mucho. La franqueza me estaba doliendo, no quería que se fuera.
—Cariño, necesito alejarme. He estado preparando todo, con mi madre, con mi padre, y ahora, contigo.
—No entiendo.
Abracé su cuerpo, cubriéndola sobre mi pecho. Era más que entendible que necesite terapia por todo lo que ha pasado, podía entenderla, pero como dije, hay muchos lugares aquí que pueden ayudarle.
Durante un tiempo extremadamente largo, alcancé a sentirme abandonado, solo, como si fuese un golpe duro para darme por vencido cada día. La soledad albergó en mi vida por tantos años, por más que hubiesen personas a mi alrededor. Pero cuándo estaba con Bora, todo era una locura, una tan cálida que me decía que aprovechara cada segundo de compañía a su lado.
—¿Cuándo te vas?
—¿Estás llorando? —Negué, y esta al sentirlo, empezó a dar palmadas en mi espalda y apretar más mi cuerpo. Acomodé mejor mi cabeza sobre la suya, la iba a tener así, hasta el día que se fuera. —Jungkook... Me voy en una semana. Podemos pasar el tiempo juntos, crearemos un plan para que nuestra relación funcione. Si ambos confiamos, todo irá bien.
La solté, separando nuestros cuerpos. Quería ver mejor su rostro, así que la tomé por la barbilla.
—Tendrás tus razones, y perdóname por ser arrogante y egoísta.
Esta fase, sería parte de nuestra sube y baja como pareja, así que lo aceptaría con todo corazón, por más que fuese doloroso, a pesar de que mi luz, para ver en la oscuridad, se vaya.
Volvimos a nuestro camino, a seguir caminando bajo aquellos árboles, bajo la luz de la luna. Tan cliché, pero tan romántico, que llenaba todo dentro de mí.
—Sabes, escuché una canción. —Nuestros dedos se cruzaron, reforzando mejor nuestro agarre. —Escuché una canción que me hizo pensar en nosotros dos.
—¿Así?
—Se llama tell me. Además, me la aprendí, creo que podría ser cantante.
—¿Cantante? —Pregunté riendo, mientras ella me miraba con desdén.
—Trust me, I'll never cheat, I'll never lie —Al escucharla cantar, no pude evitar reír a carcajadas— We'll be learning, building up our life. We've got that fire burnin' in us.
Mi intriga por esta mujer, acabó siendo la compañía perfecta, envuelta en amor. Estaba enamorado de mi pequeña mentirosa, de sus berrinches, de sus enojos, de cada una de sus sonrisas, hasta de ese canto que, en realidad, era perfecto.
Estaría aquí, esperando por ella toda mi vida si fuese necesario.
.
.
.
.
Y bueno guapes,
aquí tenemos el final.
Muchas gracias por llegar
hasta aquí, estoy muy feliz.
Esperen con ansias el
Epílogo.
Manténgase saludables,
Os quiero muchísimo.
Dios les bendiga. Besitos <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro