042.
Jeon Jungkook
Durante todo el camino de vuelta, no pude llegar a comprender la idea de que Bora, de alguna manera, estuviese ligada con mi padre. Imaginé miles de escenarios, pero primero de todo ¿ahora resulta que mi padre es un prestamista? Una cosa era serlo, y la otra grave, es tener matones para acosar a la gente necesitada que tomó ese dinero, cobrando unos intereses elevados.
Ser tan exitoso, tener tantos contactos, ahora veo de donde salió todo. Joder, ¿por qué Bora tenía que estar involucrada?
Parecía una estatua, ni siquiera se movía. Era imposible que obtuviera una respuesta suya ahora, era más que seguro que estaba conmocionada. Pero, es que la situación sí podía ir a peor, por qué una sombra me alertó.
La señora Im.
Ella estaba casi igual que Bora, o peor, más viendo como se acercaba lentamente hacia nosotros, con intenciones de matarnos, seguro que sí. Maldición, nos encontró discutiendo. Y es que estaba enfadado, por todas las mentiras que solo sabía decir, pero verla aún más sorprendida que antes, me aterró.
—Estaba esperando con ansias a que llegaras maldita loca —La señora Im salió, con sus zapatillas de casa, justo a querer pegarle a Bora. Empezó a darle manotadas en su espalda, mientras que esta trataba de cubrirse— ¡Te vi, te vi por televisión! ¡¿Cómo te atreves a mentirme así?! ¡Eres una descarada mal agradecida!
Sentí impotencia por ver la manera en la que estaba siendo golpeada. Sin pensarlo, justo cuándo la estaba por volver a golpearla, me metí, abrazando el cuerpo de Bora, dándole la espalda a la señora.
—Por favor, deténgase —Musité.
—¿Que me detenga? ¿Estás loco? ¡Tú también mereces una paliza!, ¡Muchacho desvergonzado! —Sus palmadas fueron contra mí ahora, vaya que dolían, pero no solté a Bora— ¡Nadie te ha dado permiso de salir con mi niña!
—¡Mamá! —Escuché que decía Bora en sollozo— ¡Detente por favor, no es su culpa!
—¡Tía!
Elevé un poco mi cabeza, viendo como las primas de Bora venían y trataban de quitar a la señora Im de encima de mí. Sentí un leve picor en mi espalda, por las manotadas fuertes que me dio. Me separé de Bora, y acaricié mi hombro un poco también.
—Jungkook, lo lamento tanto, ¿estás bien? ¿Te lastimó mucho?
Su labio inferior temblaba y entré en una gran pena. Estábamos muertos, esta señora nos mataría.
—¡Suéltenme!
—Tía, debes prometernos que no irás a pegarles más.
Min hee repitió. La señora Im asintió, así que Myung hee la soltó.
—¡Ustedes dos, niñatos! ¡¿Desde cuándo están justos?!, ¡¿Desde cuándo me veis la cara de tonta?! ¡Y tú, Jeon Jungkook, eres un hombre, que tiene una carrera, eres rico! ¿Qué es lo que buscas de mi niña? ¡Ella ni siquiera está en la universidad aún!
—¡Ya basta mamá! —Dijo Bora, con la voz quebrada— ¡Ni siquiera iré a la universidad! ¡¿Acaso no ves que no tengo el dinero ni la capacidad suficiente para entrar?!
Sus manos se volvieron en un puño y su rostro se llenó de lágrimas que me rompieron en mil. Soy un tonto, los estudiantes suelen usar este periodo para estudiar para el examen de admisión, no me di cuenta de que lo estuvo esquivando todo el tiempo.
—¿De qué hablas Im Bora?
Esto ya no se trataba de mí, y debía irme.
—Tía, creo que es necesario que entren a la casa, por favor —Min hee guio a la señora para que se fuera, mientras que Myung, se acercó más a nosotros— Que bueno que regresaron.
—Creo que debemos hablar con ella y...
—No, vete.
—Pero, Bora...
—Deberías, ir a tu casa. Hablamos luego.
Myung hizo una leve reverencia y se llevó a Bora, ayudando con su maleta.
Tenía miedo.
Parecía un tipo maldición, ¿por qué no nos dejaban en paz? Primero la maldita caja de Rebeca, y luego, el sobre que llegó a mi nombre.
Cerré la puerta de mi casa, dejando mis maletas a un lado. No tenía ganas de nada, solo de subir, llegar hasta mi cama y distraerme en algo, dormir, no sé. Me sentía exhausto, no quería salir de aquí durante mucho tiempo.
Estaba impotente, no tenía idea de lo que podía hacer. Estando en Hawái, viendo las fotos de Bora en otro sitio distinto a su oficina de trabajo, junto a mi padre, me hicieron divagar. Por más que quisiera defenderla, los recuerdos de la noche en que gané mi primer cinturón llegaron con velocidad, rogando porque esto no sucediera en este caso, porque Bora no sería así.
Después de cada combate, se celebraba, como de costumbre, en ese club donde mi padre era socio. Pero, esa noche que obtuve mi gran victoria, decidí confesar mis sentimientos a Rebeca, con la que tenía una relación abierta. Quería acabar con eso, me había enamorado en verdad, o eso creía, no sabría definir justo ahora esos sentimientos. Lo que sí sé, es que todo se derrumbó en el instante en que la vi... Teniendo sexo con mi propio padre.
—Soy un idiota.
Era desagradable de solo recordarlo y pensar que mi Bora sería capaz de hacer eso. Ella no era igual, ella era diferente. Maldición, solo quiero saber por qué simplemente no se fue de esa empresa, daba igual que le debiese dinero. Además, ese préstamo, ella lo necesitaba porque estaba pasando por una mala racha, quería ser un sustento para su familia, al menos mi padre pudo ser compareciente.
Pensándolo mejor, esa noche no fue del todo mala. Tuve, por primera vez, una conversación casi decente con Taehyun, donde no nos lastimamos. Él solía asistir a varios eventos de mi padre, por obligación, y parecía conocer mi supuesta relación.
—Vi a la chica que supuestamente era tu novia, ponerse su ropa interior junto con tu padre.
—Cállate tarado.
—Oye zopenco, ¿y si vamos al gimnasio a pelear?
Sonreí, con nostalgia. Fue una larga noche, donde Wonwoo también llegó a ese gimnasio y compartimos, por primera vez, una experiencia mínima como hermanos. Pero, es irritante que, por culpa de ese hombre, tuviésemos tantos altibajos, que marcan nuestra vida.
La verdadera pregunta surgió, ¿Quién era Bora? Algo dentro de mí, sentía que me mentía, justo como dijo su supuesta amiga Minju, ella mentía sobre cosas de su padre, sobre sus sentimientos, ¿qué no le ha contado a Taehyun? Seguramente, yo tampoco lo sepa.
No era mala idea, empezar desde la cabeza de todo, mi padre. Podría ir donde él mañana, preguntarle disimuladamente si sabía algo de Bora... Aunque, supuestamente, Bora no conocía a mi padre, la deuda no pudo ser de hace años. Maldición, no tengo ni idea.
*
Divagué, con mi cabeza recostada sobre el volante del coche. Tenía nervios. Lo parecía, pero no era lo suficientemente capaz de salir, ir a su oficina y preguntarle sobre la situación. Era incapaz de olvidar esos momentos en los que, me sentía vacío, sin encontrar un verdadero sueño, un objetivo, solo queriendo ser el mejor, ¿qué ganaría con eso? Más pudrición, por qué mis placeres fueron olvidados.
Lo peor es que, no había podido hablar con Bora, no contestaba mis llamadas ni ningún mensaje, así que me harté. Decidí dejar pasar tres días, pero la presión de mi pecho me estaba impidiendo seguir adelante. Pospuse mi próximo entrenamiento, para hacer lo que debía hacer desde el principio. Ponerle un alto a Hyunwook.
Bajé del coche, suspirando mil veces si pudiese ser posible. Con paso lento, llegué hasta la entrada, donde estaba la recepcionista.
—Joven Jungkook, ¿qué te trae por aquí?
—Voy a visitar a mi padre.
Susurré sin más, sin siquiera verla. Caminé, ignorando su llamado o lo típico que no subiera por qué el señor Jeon estaba ocupado. Las manos me empezaron a sudar mientras iba en el ascensor, la cabeza me explotaría con todas las versiones de cosas que quería decirle sin orden.
Al llegar al piso, me acerqué al escritorio de la secretaria Choi, quien tenía la baja por su hijo nacido. Pero, ¿entonces de quién eran estas cosas?, ¿contrataron a otra persona? Sería tan ilógico que Bora siguiera en este lugar. Fui hasta la puerta de la oficina, que estaba abierta, de manera que alguien podría ver por aquella abertura, como si fuese a propósito.
Estaba por irme, pero un leve ruido hizo que me quedara parado, girando nuevamente hacia ese espacio que me dejaría ver. Tragué saliva fuerte. Di apenas dos pasos, para ver mejor esa escena. Habían cosas tiradas en el suelo, que parecían cosas del escritorio de mi padre, mientras que apenas lo pude ver a él de espaldas.
Me alarmé al ver que el ruido había sido provocado por qué tiró sus cosas del escritorio para subir a una chica encima. Se estaba besando con alguien.
Y el aire me faltó.
Mi cuerpo tembló.
Mientras que algo dentro de mí, se rompió.
Era Bora, la chica que no creí capaz de hacerme algo así. Sus manos se posaban descaradamente sobre el cuello del que se hacía llamar mi padre, mientras que sus piernas fueron tomadas por él, para que las cruzara por su cintura.
Tomé la manilla con suavidad, abriéndola lentamente. Sin tenerlo previsto, esta hizo ruido, llamando la atención de esos dos.
El mundo se detuvo en un instante, mostrando cuánto me amaba, o más bien, como la vida se había destruido para mí. Hice una media sonrisa, viendo como el estúpido de Hyunwook sonreía en lo bajo, como si siempre hubiese querido esto. La vi, bajándose del escritorio, con sus ojos llorosos que me confundieron.
Los silbidos de Namjoon cuándo íbamos junto a Taehyung, por las calles desoladas en la madrugada, me recordaron a los momentos en que maldije, en los que me drogué, en los que me acosté con tantas personas, cuándo rompí corazones así como lo acaban de hacer conmigo. Pero había algo distinto, porque su silbido era el ritmo de nuestra canción favorita, esa que parecía entender lo cretinos que solíamos ser a pesar de anhelar, cambiar pero no hacerlo.
Creep sonó como banda sonora de la escena que me hizo sentir de nuevo, exactamente igual.
—Jungkook
¿Por qué corría una y otra vez en mi cabeza, escapando de la miseria en la que nací?
—Jungkook —¿Qué demonios estoy haciendo aquí? No tuve que haber venido en primer lugar— Hijo...
—Cállate —Musité, subiendo mi mirada hasta su rostro — ¡Cállate!
Grité, a pesar de que ambos guardaban silencio.
—Escúchame Jungkook, tengo que...
—Cállate tú también.
Expulsé, sintiendo mi rostro caliente. Mis manos se formaron en un puño. Iba a hacer lo que no hice hace tres años, reventarle la cara a ese hombre.
Todo dentro de mí, se puso de acuerdo y corrí hasta llegar a él, tomándolo por el cuello de su camisa, para así, depositar un puñetazo justo en su mejilla derecha. Cayó al suelo, al costado de Bora, quien se apartó asustada.
Verlo en el suelo, me hizo entender que ahí merecía estar. Hyunwook no merecía ser padre ni esposo de nadie. Dejé que se levantara, pero como siempre, como el cínico que es, acarició su mejilla y sonrió. Se cruzó de brazos, recostando su cuerpo sobre su escritorio.
—La lamento —Sí, era posible escuchar una disculpa llena de falsedad— No culpes a tu novia, yo tengo la responsabilidad de todo esto, no pude resistirme.
Volví a su cuello, apretándolo con la fuerza de mi enojo.
—Eres una completa basura. Jamás en tu vida me vuelvas a llamar hijo.
—Lo lamento, es verdad. No te quise hacer daño, tuve que guardar distancia. Soy hombre, débil...
Mi puño volvió a caer sobre su rostro, haciendo que empezara a sangrar su nariz. Le di un par de golpes más, hasta que se cansó y se defendió, tal cual sabía, tal cual lo hacía mil de veces. Recibí un golpe en mi estómago que me dejó sin aire completamente, que me arrodillé, quejándome y tosiendo sin parar.
El cuerpo de Bora cayó sobre el mío, así como cuándo yo me impuse, cuándo su madre la golpeaba.
—Jungkook, ¿estás bien? ¿Puedes respirar?
Aparté su mano con desdén. Me levanté poco a poco, sintiendo miedo. Pude haber ganado tantas veces con contrincantes feroces, pero cuándo él y yo peleábamos, volvía a tener 15 años.
—¿Ya estás? Creí que el campeón haría algo más —Suspiré— Respeta a tus mayores y acepta las disculpas.
Me abalancé sobre su escritorio, tirando todo, su estanterías, pateando hasta la mínima cosa.
—Ahí está tu disculpa de mierda.
Les di una última mirada a ambos y salí, viendo como la recepcionista venía junto a otras personas. Los esquivé, yendo hacia la puerta de las escaleras y empecé a bajarlas.
El aire me hacía falta, no era por ese golpe, era por la situación. Mi ritmo cardíaco era tan rápido que tuve que dejar de bajar las escaleras y sostenerme sobre algún barrote. Fue más el espanto, cuándo la puerta se abrió y escuché mi nombre.
Giré un poco mi cabeza, viendo como bajaba corriendo para llegar hacia mí.
—Te estaba buscando — Sus ojos estaban cristalizados, con muestras de llorar mucho. Me dio una extrema tristeza— Te golpeó tanto, jungkook, yo...
—¿Quién eres tú?
—¿Qué?
Un nudo en mi garganta se formó.
—Después de decirte como me sentía, de dejar a tu disposición mi corazón y mi alma, vienes y la desgarras siendo la peor persona de todas. ¿Quién te crees que eres para hacer eso?
Musité cansado. Era tan patético, que si soltaba alguna a lágrima, sería peor.
—Tengo que decirte algo, en serio, debes creerme.
—No existe la posibilidad de creerle a una persona que ha mentido hasta de su propia vida. ¿Por qué no te atreves a decirme la verdadera razón de pedir ese préstamo? Sabes que, mejor dime, ¿por qué mierda le estabas besando?
Entonces, empezó a llorar amargamente, sin vergüenza, enfrente de mí que sufría como un desgraciado. Aun así, quise abrazarla, quise decirle que todo estaría bien, pero no sería el caso. Me quedé parado, viendo como sollozaba, sin consuelo alguno.
>>> —¿Dejaste de amarme? — Pregunté, tragando saliva— ¿Dejaste de amarme?
Se detuvo, abriendo sus ojos hinchados, tan afligida que al lado suyo, yo era aún más gris.
—Lo siento.
Confesó, en un hilo de voz, con la misma expresión, mientras que yo... yo... simplemente pude expulsar aire, como si ese nudo en mi garganta fuese destapado, para que mi alma llorara en silencio.
—Dejaste de amarme —Asentí, decepcionado— Yo no lamento amarte. Sería estúpido disculparme o reclamar, no, sería aún más absurdo, pedir explicaciones cuándo todo ha estado enfrente de mí. Cambié y dejé muchas cosas por ti, porque te amo, ¿pero tú te sacrificaste alguna vez?
La vi por última vez y me di la vuelta, le di la espalda, dejando atrás a quién era mi mundo entero y no podía sentirme más deplorable.
Quería que me llamara, que me dijese que volviera a ella, que se disculpaba nuevamente, que me gritara en diferentes maneras, que me amaba de la misma manera en la que yo a ella, pero no escuché su voz.
Regresé al coche, reteniendo el más mínimo sentimiento. No me atreví a prender ni siquiera la radio, solo tenía un objetivo, un lugar al cual ir.
En el transcurso, ignoré completamente todas las llamadas que recibí, no me interesaba nada.
Por mi descuido, en el pase de peatones, iba una persona y tuve que frenar con brusquedad. Todo estaba jodido.
Después de un rato, llegué a mi destino. Me bajé del coche, aparcándolo enfrente. Sabía que podía haber una posibilidad de que me lastimara, pero fue tanto por una débil inercia, que al momento de entrar a la sala de entrenamientos, con pasos grandes, fui hacia ese saco de boxeo y empecé a atacarlo. Di tantos golpes, todos los que tuvieron que haber sido para Hyunwook.
Lastimó a mi madre, la lastimó a ella, y los tres, me lastimaron.
Me quejé por el picor molesto que sentí de repente. Detuve mis movimiento, tratando de respirar, ya que estaba agitado. Tenía los nudillos rojos, joder. No estaba a gusto, necesitaba seguir golpeando algo.
Tragué saliva, subiendo mi mirada hacia el techo. El hecho de que algo en mi cabeza resonara que todo estaría bien, tal cual como lo decía mi abuelo, me lastimó más que cualquier herida. No había nada bien, no lo estaba. Mi labio estaba empezando a temblar, por esa sensación de pesadez, por esa lágrima que caía por mi cuello, juntándose con el sudor.
Apreté mis puños, dispuesto a seguir golpeando a aquel saco, aunque me detuve por la puerta que se abría. No me giré, simplemente parado, pensando que sería buena idea ir a ponerme los vendaje para poder seguir.
Cuándo voltee, me encontré con Taehyun junto a su novia, quien no sabían tampoco que era yo.
—¿Jungkook?
Había otra persona que también sufrió por ellos dos. Mi hermano.
Hace 5 años, cuándo ya me había mudado a Jeju, por decisión de mi padre, existió ese primer día que los medios hermanos se encontraron después de varios años. Además, descubrí la verdadera razón por la cual nos mudamos. Taehyun.
Estaba en el coche, viendo por la ventana como mi padre discutía enfrente de la casa de una mujer. Pero, me puse en alerta, cuándo un adolescente que parecía iniciar preparatoria llegó a revolver la discusión, y tuve que salir por alguna razón del coche.
Llegando a la escena, justo ese chico tiró a mi padre al suelo, lo que hizo que yo también lo hiciera con él.
Taehyun era muy joven, parecía de 16 años... en verdad, no merecía nada de lo que pasó. Nada iba a hacerme cambiar de idea en esa época, peor viendo como, a pesar de todo, Hyunwook ayudaba a Taehyun a levantarse del suelo y evitaba una pelea entre nosotros.
Lo reconocí, y mi sangre hirvió. Era una combinación de envidia, de celos, de asco, por qué yo también quería obtener atención cariñosa o algo más.
''Tiene más interés en un chico bastardo que en sus otros dos hijos que han estado para él siempre". Me arrepiento de pensar algo así.
Ver a Taehyun ahora, olvidando todo, en verdad parece más maduro que yo cuándo tenía su edad.
—No sabía que habían regresado.
Lo más extraño, es que aceptara sentarse conmigo unos momentos, bueno, fue gracias a su novia, Minju.
—Sí, hace tres días.
Musité, sintiendo propiamente, la incomodidad. No sabía qué decir, además de que fui yo que le mencionó tomar asiento unos minutos, ¿qué le diría?
—Oh — La expresión de Minju llamó la atención, señalando mis nudillos— ¿No pusiste tus vendajes? Ha de dolerte mucho eso.
—No, estoy bien.
Negó varias veces, yendo sin razón alguna hacia algún lugar. Taehyun y yo quedamos a solas, pero creí que pasaría rápido, pero su mirada sobre mí, lo impidió.
—Oye, ¿estás bien? —No, no lo estaba. Hace nada, suplicaba a cualquier divinidad que me ayudase por ese dolor que sentía, que me dijera que todo estaría bien, así como mi abuelo cuándo me raspaba una rodilla, o impedía que escuchase otras discusiones.
Como pude, asentí, tragando saliva. Pero, su mirada seguía ahí. — Realmente no me importa lo que te pase, pero tu vida la compartes con alguien preciado para mí. Si tú estás mal, ella también lo estará, así que dime, ¿está todo en orden?
No pude, ni me sentía capaz de responder. Minju se acercó con un botiquín de primeros auxilio y se sentó a mi lado. Vi sus gestos amables, insinuando que me curaría, pero antes, miré a Taehyun, quien sonrió. Le cedí mi mano, la cual la puso sobre su pierna y junto a una pinza que tenía algodón, empezó a pasarla por mis nudillos, mientras soplaba algunas veces, para que no ardiera.
—Yo...
—Lo sé —Escuché a Minju hablar, lo que me confundió completamente, igual que a Taehyun. — Supongo que Bora y tú están con problemas, ¿no?
No dije nada, solo me limité a ver como ella hablaba y seguía curando mi mano.
—¿De qué hablas Minju?
—No voy a traicionar mi amistad con Bora, por eso no dejaré que ella se hunda sin ayuda.
Levantó su mirada, soltando mi mano.
—¿Sabes algo de lo que ocurrió?
—Lo de hoy, por encima. Pero la razón de lo otro, sí.
Sacó un par de vendas –no las de boxear, sino para curar mis heridas–, las envolvió en mi mano, con cuidado. Al terminar, miró mi otra mano, la izquierda, la cual también estaba herida, pero más. Fue con esa con la que golpee a Hyunwook.
—Di algo por favor.
Susurró Taehyun, nervioso también.
—Hay varias cosas que desconozco, pero sobre el préstamo... Cuándo ella tenía 16, llevaba varios meses sin ir al instituto, porque lo dejó por un año, no tenía el dinero suficiente para seguir, esto es algo que hizo con Taehyun, ambos lo dejaron. La cosa es que, ella se puso a conseguir empleos de medio tiempo, hasta que un año después, descubrió que Yuna, trabajaba en un bar, se metió ahí falsificando su identificación y se encontró con unos prestamistas. Estos asquerosos le ofrecieron que si bailaba, podrían darle un poco dinero. Aceptó, pero el dueño se dio cuenta, no permitiendo aquello que era completamente ilegal. Ahí, fue cuándo conoció a los prestamistas de Hyunwook.
Me llevé mi mano libre a mi boca, deteniendo las náuseas que sentí, imaginando todo aquello. Ella era un niña, no tenía que estar por esos lugares, maldición.
—No lo sabía...
—Ella jamás pensó en contarte Taehyun. Lo que sea. Bora, días después, encontró a esos hombres con ayuda de Yuna, quien iba a pagar algo que también había pedido. A un desguazadero horrible, espantoso que por cierto fui a verlo yo misma. Le dieron 3 años para pagarlo, ha vivido trabajando medios tiempos para pagarlo. Ese dinero que le dieron, sirvió para pagar las cuotas del hospital de su padre, que su madre no aceptaba pagar, hasta que Bora cumplió los 18, asumió la custodia legal de su padre, siendo esta, otra carga. Desesperada, varias veces, ofrecía besarse con clientes del restaurantes para que le dejara propina, hasta que su madre la descubrió, pensando esta que era la primera y última vez que lo hacía. Se dedicaba a mentir todo el tiempo, fingiendo siendo ella misma, solo luciendo amable, para qué se compadecieron por su amabilidad, que así le daban dinero. Era como si, por mentir, tuviera ganancias.
Suspiró, soltando mi mano después de vendarla. Cerró el botiquín y nos miró.
>>> —Taehyun lo sabes, pero Bora antes... por lo que cuentan sus primas, ella era tímida, reservada y casi nunca sonreía, solo si estaba con sus seres queridos, hasta que empezó a fingir que era casi perfecta en los ojos de los demás, todo porque le dolía que sus padres sufrieran tanto, se sentía culpable a la vez
No lo aguanté y empecé a llorar. Cubrí mi rostro con la ayuda de mis manos. Me sentía un maldito hijo de puta que realmente no la conoció bien, que no le preguntó más.
—¿Qué ocurrió hoy?
—Tenemos un chat de grupo, donde está Myung hee, Yuna, Bora y yo. Nos mandó un mensaje, diciendo que había arruinado todo, por qué se besó con un tipo.
—Bora no haría eso.
Reí socarrón, limpiando mis lágrimas. Miré a Taehyun, con desdén por la situación patética en la que me encontraba.
—Yo la vi, se estaba besando con nuestro padre.
Era cierto lo que decían, las crisis podían hacer que la familia se acercaran. Hablar con Taehyun y verlo decidido a contarme tantas cosas y yo también, fue un pequeño avance, reconforte a la situación que estaba viviendo.
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Hola, buenas.
Perdón por el capítulo tan largo,
pero os quiero comentar que
quedan apenas casi 2 capítulos
para el final.
Espero estén disfrutando.
Recordad, podéis seguirme en Instagram.
No olvides votar y comentar.
Besitos. Dios les bendiga.
—Herbst
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