032.
Im Bora
Existen ocasiones en las cuales sientes que todo lo que estás viviendo es un simulacro, donde quedas expuesta ante el mundo aterrador.
Solo me agradaría suponer que esto es un mal sueño y de pronto vuelvo a tener 5 años, cuándo mi atención solo se dedicaba a que mi padre jugara conmigo.
La situación que ocurrió hace unos segundos, me hizo sentir tan indefensa ante el peor monstruo que pude encontrar. Misma manera en la que me ha estado tratando la vida todo este tiempo. Mis mentiras, mis acciones, me llevaron a esto.
Puedo salir corriendo y abrazar a Jungkook, contarle lo que acaba de pasar, pero su rostro de decepción me acabará de destruir, así que... estuve llevando muchas cosas sobre los hombros, llevar otra mentira no sería nada.
Tomé aire repetidas veces, alejándome lo más posible que podía. Mientras que este, se dedicó a tomar nuevamente aquella foto y verla con una estúpida sonrisa en los labios.
Se hizo presente la silueta de Jungkook en la habitación y traté de calmar mi cuerpo para no salir corriendo.
—Vine a buscarte.
Dijo, con respecto a mí. Sin flaquear, fui hasta él, aguantando la respiración y soltándola cuando nuestras manos se unieron.
—Estábamos viendo estas fotos, vaya que has crecido Jungkook.
—Sí. Nos están esperando para comer pastel.
Sin soltarme, dimos la vuelta para salir de ahí.
—Estuve buscándote, me preocupé.
—Me perdí, tuviste que acompañarme.
Dije, apretando su mano. No quería que me preguntara más cosas y agradecí que no lo hiciera. Llegamos al salón donde ya estaba el pastel en la mesa, todos al rededor, bebiendo algo y esperando por nosotros.
No tardó nada, cuando el centro llegó a nosotros. Yo me dediqué solo a cruzar miradas con él, tampoco hablé nada, apenas me dieron ganas de aplaudir.
—¿Quieres comer pastel o nos vamos?
Escuché apenas a Jungkook en un susurro.
—No importa, lo que sea.
Quería irme, necesitaba salir de ahí. Sentía que me estaba ahogando compartiendo el mismo aire de ese hombre. Empezaba a sudar, y me encontraba algo mareada.
Se alejó de mí y renegué porque no tenía su soporte.
—Ninet, no nos sirvas a nosotros —Dijo a la mujer que partía el pastel para repartir— Tenemos que irnos, lamento no quedarnos más tiempo.
—Pensé que iríamos al campo.
—Lo siento Wonwoo, la próxima vez será. Padre, nuevamente, felicidades. Te compré un detalle, de parte mío y de Bora, se lo di a Ninet. Nos vamos.
No tenía idea, ni siquiera del regalo. Hizo una reverencia y vino hasta mi, entonces hice lo mismo que él y tomó mi mano.
—Muchas gracias por invitarme, un gusto conocerlos a todos.
No me salía felicitar al Hyun wook, así que, en cambio, apreté la mano de Jungkook. Salimos de ese lugar y nada más pasar esa maldita puerta, sentir el aire natural, me hizo sentir tan bien.
Fuimos hasta el coche, me abrió la puerta y me adentré en este. Quité mi bolso, dejándolo en la parte de atrás. Por su parte, se subió al coche, prendiendo el motor.
Sentí revuelto mi estómago y rápidamente, muchas ganas de vomitar. Mi visión empezó a ser borrosa por alguna razón. Todo lo que había comido estaba bueno, no creo que hubiese algo que me hizo daño. Tragué saliva con dificultad y a penas pude escuchar a Jungkook llamarme.
—Hey, Bora, ¿Qué sucede?
No entendía por un momento que pasaba, me sentía confusa. Cada vez, era peor. Mi respiración fue tan rápida que toqué el brazo de Jungkook por inercia, haciendo que frenara de golpe.
—No me siento bien.
El coche se detuvo a la orilla de la carretera, entonces abrí la puerta y me bajé con torpeza, cayendo de rodillas. Coloqué las palmas de mis manos en el asfalto y traté de respirar lo mejor que pude. Me sentía tan débil, y recordé lo que ocurrió en la biblioteca. Mierda, tan indefensa, con miedo, que quería a mi padre para que me defendiera.
—¡Bora!
Sus brazos atraparon mi cuerpo. Buscaba desesperado que lo mirara.
—Estabas tan fría —Puso su mano en mi frente— Aún lo estás, ¿tienes frío? ¿Te duele algo? ¿Quieres vomitar?
Mi labio inferior empezó a temblar y lo mordí de inmediato. Por un momento sentí ganas de vomitar, era tan asqueante la situación.
Trató de cargarme para subirme al coche, yo apenas ayudé, levantándome apenas. Abrió la ventana para que me diera aire y fue por una chaqueta que tenía en el maletero y me la puso en los hombros. Parecía desesperado buscando algo en Internet y se subió al coche. Prendió el motor y emprendió camino.
—Iremos a un centro clínico que hay cerca de aquí, el Hospital está demasiado lejos.
Tomó mi mano por unos segundos y luego la soltó para tomar el volante.
Las náuseas no disminuyeron, pero al menos me tranquilicé al verlo mirarme cada segundo que podía. Quería llorar, pero no permitiría que él lo viera.
—Perdóname. No hubiéramos venido.
Siento que de igual esto ocurriría. Hyunwook se enteró de todo, soy su secretaria y tendría que verlo todos los días, en algún momento pasaría.
Minutos después, aparcó desesperado y fue hasta mi asiento, para abrir la puerta y ayudarme a salir.
No tardaron mucho en atenderme. Casi no había nadie por el lugar, así que agradecí que no esperé.
Me hicieron algunas preguntas, análisis, me revisaron y me dieron unas pastillas.
—Estrés, mucho. Su presión arterial disminuyó un poco, pero no lo suficiente para preocuparnos. ¿Algún familiar que lo padezca?
—Mi padre.
Respondí después de beber un vaso se agua que me habían llevado.
—Por lo que hemos visto, por ahora es estrés. Debes alejarte un poco por los momentos de este tipo de situaciones. Ten estas instrucciones por si llega a suceder otra vez.
—Muchas gracias.
—Que vaya bien.
Jungkook tomó la hoja que el médico le dio y me ofreció ayuda para bajarme de la camilla.
¿Estrés? Siento que esto no es nada a lo que me espera. Por ahora, trataría de olvidar eso y llegar a casa a descansar, lo necesitaba, en serio, no pensar en nada.
La carretera en la noche parecía algo aterradora, pero por suerte, estaba algo iluminada. Decidí sentarme a su lado, para que no se sintiera solo. A penas hablamos, era extraño, siempre era extraño algo, por más que quiera descubrir que es.
—Prometo cuidarte mejor la próxima vez, no quiero que pases por una situación similar jamás. Si algo te perturba, dímelo y trataremos de mejorar eso ¿Sí?
—Sí.
Expulsó un largo y profundo suspiró.
—Tengo ganas de comer ramen.
—Extrañamente, yo también.
—Pero tú acabas de tener náuseas.
—Lo sé, pero apenas comí antes y bueno.
—En cuanto lleguemos a la ciudad.
Mi mano se movía poco a poco, dando pequeñas palmada sobre mi pierna, siguiendo el ritmo de la canción que empezó a sonar.
Eso de que, si no controlaba el estrés, o si esto venía de familia por parte de mi padre, me aterraba un poco. Debería mantenerme más saludable. Agradecía que mañana fuese domingo, pero no tanto, porque, ahora que recuerdo, no iré a hacer ejercicio a la playa con Taehyun.
Tal vez podría ir a visitar a Yuna, habían pasado un par de días desde que no nos vemos. Sí, mejor haría eso. Enrollé mis piernas, y coloqué la chaqueta de Jungkook encima de mi regazo.
Tomé mi teléfono, y me percaté de un par de mensajes de Myung.
*Myung a la orden
Necesito tu ayuda
7.40 p.m.
Lucas mencionó de
quedarme en su casa
8.10 p.m.
¡BORA!
9.00 p.m.
La tia Yeonmi preguntará
por qué has llegado sola,
debemos hacer algo. ¿Te
quedarás tú a dormir en la
casa de Jungkook?
10.22 p.m.
No me quedaré a
dormir con él
10.30 p.m.
*Myung a la orden
¿Como que no?
Bora, no quiero que
sospechen. Podemos
decir que nos quedamos
a dormir con alguna amiga.
Justo ahora
Me quejé, guardando el teléfono. Iría a comer ramen con Jungkook seguramente en algún lugar, pero ahora que lo pienso, estará cansado y yo también lo estoy, y solo quiero acostarme a dormir.
—Jungkook —Este me miró de reojo— ¿Iremos a tu casa a comer?
—¿Quieres que vayamos a mi casa? Como desees, pero, ya es algo tarde.
—Podría quedarme a dormir contigo.
Su sonrisa me hizo entender que no se negaba.
—Tenemos suerte de que mañana sea domingo.
Volví a encender mi móvil, para contestarle.
Escucha, es la última vez
que no me avisas antes.
Le avisaré a mi madre que
nos encontramos a alguien,
a una amiga tuya.
10.49 p.m.
Me dices un nombre y diré
que nos quedamos en su
casa por qué tú te
emborrachaste
10.50 p.m.
*Myung a la orden
Le dirá a mi madre.
10.51 p.m.
Es la única opción,
¿quieres mi ayuda?
10.52 p.m.
*Myung a la orden
Eres muy cruel.
10.52 p.m.
Acuérdate de usar
protección
10.53 p.m.
*Myung a la orden
Tú deberías recordarlo
mejor, que encontré tus
pastillas anticonceptivas.
Sin gorrito, no hay fiesta.
10.53 p.m.
Esta chica sabía demasiadas cosas.
Los minutos pasaron y me percaté que estábamos llegando ya a la ciudad, al fin. Me coloqué mis tacones y busqué mi bolso.
Se sentía un poco, como si al fin hubiéramos llegado a casa. Tal vez no dormiría hoy en mi cama, pero la suya era tan cómoda. Tenía como plan, ducharme y esconderme entre mis sabanas a llorar hasta quedarme dormida, pero tampoco me quejaba por esto.
Ya en el ascensor, Jungkook me mencionó que me quitara mis zapatos si me molestaban, así que lo hice y justo cuándo las puertas se abrieron, me cargó en sus brazos.
—Lo hago por tus pies y porque tengo miedo que te vuelvas a caer.
Sonreí, recostando mi cabeza sobre su pecho. Siempre olía tan bien, su aroma impregnaba mis fosas, que podía quedarme así siempre.
Quería bajarme para que pudiera abrir la puerta del penthouse, pero se negó y con dificultad, sacó las llaves y abrió.
Cerró con la ayuda de su pierna y se dirigió al salón, para dejarme en el sofá.
—Saldré a comprar un par de cosas antes de que cierren el supermercado. Cuándo desees, puedes levantarte. Tus zapatillas están en la entrada, toma una ducha, ya sabes donde están las cosas.
Asentí. Lo seguí con la mirada, se sacó la camisa que llevaba dentro del pantalón para parecer menos formal y salió. Suspiré pegando mi cabeza contra el respaldar. En definitiva, tomaría una ducha.
Caminé del baño, al armario de Jungkook, revisando que podría ponerme. Encontré un paquete de ropa interior nueva, me dio gracia que tenía varias cosas sin abrir, además, era de la misma que me dio esa primera vez, así que tomé uno y me dirigí al baño nuevamente con una toalla.
Me desvestí, dejando la ropa encima de la tapadera del inodoro. Solté mi cabello del peinado que tenía, pero tomé un gancho que guardé en mi bolsa y até completamente mi cabello para no mojarlo.
No tardé mucho. A los minutos salí y me empecé a secar con la toalla. Me coloqué la ropa interior, y quedé enfrente del espejo, fue inevitable ver mis brazos, tenía levemente morado por las marcas que dejó el estúpido de Hyunwook cuándo me tomó a la fuerza. Si Jungkook miraba esto, me haría muchas preguntas.
Y hablando de él, escuché su voz y me espanté. Salí corriendo semidesnuda hasta su armario, y encontré una camisa manga larga de botones, y mientras la abrochaba, apareció.
—Oh, estabas aquí —Me giré, y lo vi ahí, sonriendo tan atractivo— Perdona que te pida esto, pero quería ir a ducharme.
—Yo puedo ir a hacer el ramen.
Dije. Regresé al baño para recoger mi ropa y la toalla, que la dejé detrás de la puerta.
—Si deseas un poco de crema, tengo en el tocador.
Asentí y lo vi entrar al baño, para poder ducharse él.
Ya estaba llena. Hice tres bolsas de ramen y uno era picante, Jungkook agregó unos trozos de carne y eso me llenó más, así que se lo acabó él. Me sentía exhausta, por ello, después de comer e ir a lavarnos la boca, subimos a su habitación, para ver un poco de televisión ahí.
—¿Te gusta esta serie?
—Sí, la he visto dos veces.
Me metí en la cama, justo a su lado.
No me di cuenta cuándo acabé en su hombro, dormida. No quería pensar mucho y me aterraba aún lo que había pasado ese día, tanto que podría desear que esta noche fuese eterna.
Había algo que no me dejaba dormir, una luz, haciendo que abriera los ojos. Revisé su teléfono que estaba en la mesita de al lado. Oh Dios, eran las 2 de la madrugada. Busqué a Jungkook, quién no estaba a mi lado, la televisión estaba encendida, pero con el volumen muy bajo, así que sospeché que era él quién estaba en el baño. Me removí, incómoda, así que me senté en la cama, por qué me iba a quedar loca.
Parecía que había escuchado un quejido y no pude evitar sonrojarme. ¿Jungkook se estaba masturbando? Me bajé de la cama, tocando el frío del suelo y caminé lentamente hasta la puerta, la cual estaba entre abierta y por eso me desperté.
Tal vez, sería mejor regresar a la cama y hacer como si nada hubiera pasado, pero la intriga me mataba, quería ver. Digo, entiendo que tal vez no quiso despertarme, pero yo podría haber ayudado.
Me acerqué más y mis mejillas se calentaron en cuánto lo vi sentado en el inodoro, tocando su miembro. Sonreí en cuanto me percaté que lo estaba haciendo rápido y su cabeza subió para ver el techo.
Relamí mis labios y cuándo me quería ir, mi cuerpo no se movía y tuve que volver a mirar. Tenía calor. Su leve gemido, de que estaba llegando a su preciado orgasmo, erizó mi piel. Estaba respirando demasiado rápido, así que me fui a la cama nuevamente.
Me escondí entre las sabanas, tratando de quedarme dormida, pero mi mente repetía una y otra vez, como hacía eso y sí hubiera sido yo, actuaría igual que cuándo lo hice con mi boca.
Escuché el sonido de la luz apagándose y la puerta abriéndose. Cerré mis ojos, fingiendo estar dormida. Mierda, tenía mucha calor.
Abrí un ojo con cuidado, encontrándome con él, mirando la televisión. Me giré dándole la espalda, y al hacer ese movimiento, la camisa se subió, dejando mi ropa interior a la vista, lo sé por qué el fresco que sentí. Pero, de pronto, una cobija me cubrió y abrí los ojos en par, porque por un momento quise sentir un tacto sobre mi piel. Inquieta, levanté mi cuerpo, sentándome apenas.
—¿Te desperté?
Su voz grave hizo cosquilla en la zona baja de mi estómago.
—Perdóname, te vi —Dije, sin mirar su rostro, me sentía apenada, pero al no recibir su respuesta, me fijé que tenía las orejas rojas— Me hubieras despertado.
—Fue tu culpa —Sonrió— Estaba tranquilo viendo la serie y tú te moviste, todo era tan transparente que me excité, pero te mirabas tan bonita durmiendo que no podía despertarte.
Sus palabras me convencieron absolutamente. Fui tan rápido como pude a tomar su rostro mientras besaba sus labios. Sus manos se posaron sobre mi espalda, así que me subí en su regazo. Lo necesitaba, en verdad lo necesitaba.
Cuándo llegó a desabrochar el último botón, recordé las marcas en mis brazos y lo mantuve ocupado, quitando su camisa, para así besar su pecho. Su sonrisa por las cosquillas que yo estaba provocando, me mataba completamente.
Tomó mi cuerpo, haciéndolo caer sobre la cama y él encima de mí. Empezamos a reírnos unos segundos. Luchamos por qué él quería llegar a mis pechos y yo puse mis piernas, pero este besó divertido cada parte de mis piernas, mis muslos y tuve un momento de debilidad en cuanto sus labios húmedos tocaron mi estómago.
Su boca y lengua se entretenían con mis senos, mientras que yo, metía mis manos entre sus sedante cabellos, y en algunos momento apreté fuerte, por lo satisfactorio del momento, más cuándo deslizó los bóxer por mis piernas y sus dedos acariciaban mi parte.
—Me alegro tanto de que te sientas bien.
—Ahora me siento mejor.
Me dio un beso y volé. Era él más lindo de todos, y estaba provocándome cosquillas mientras besaba mi vientre.
Desnudos, disfrutando nuestros cuerpos, nuestros labios, diciendo palabras obscenas que nos excitaba en sobre manera.
Al parecer, una de las cosas que fue a comprar, era nada más que un par de lubricantes de dos sabores y uno de esos era de melocotón, esa información valía millones, mientras que el otro de cereza, el mismo que abría ahora.
Sus manos hoy hacían un gran trabajo, desde tocarse a él, a penetrarme con sus tres dedos llenos de lubricante. Estaba en el verdadero paraíso, quería que usara eso siempre, madre mía de todos los santos, la mejor sensación, e incrementó cuándo cambió a su miembro.
Chillé de tanto placer, tomando con fuerza las sabanas, pero abracé su cuello cuándo empujaba contra mi pelvis de aquella manera, así que besé sus labios y no pude evitar gemir en medio.
Un par de veces cambiamos de postura, hasta que él acabó contra el respaldar, con sus piernas estiradas, mientras que yo estaba a horcajadas sobre su cintura. Gracias a que tenía los pies sobre la cama, hacia pequeños saltos, bajando y subiendo sobre su pene tan rápido como pudiera.
—Joder.
Tomé su cuerpo para abrazarlo y que quedara entre mis senos, entonces atrapó mi pezón y la penetración fue tan suave, tan estimulante por todos lados que gemimos, al mismo tiempo, por el orgasmo.
Temblé tanto que mi cuerpo tuvo escalofríos y me dejé caer sobre sus hombros.
—Acabas de eyacular dentro de mí.
Susurré en un hilo de voz. Su pene seguía dentro de mí, y no podía levantarme para sacarlo. Cuándo tuve un par de sesiones en el ginecólogo, él también se hizo un par de pruebas, así que no había ningún problema si se venía dentro de mí, además, nos cuidábamos de otra manera que no fuese el preservativo y teníamos solo sexo entre nosotros.
Caí en la cama, a un lado de sus piernas, con las manos estiradas. Había sudado la camisa, todo por no quitármela. Era la madrugada, y como lo suponía, nos fuimos a duchar por separado, dejé que él fuera primero, con la escusa de que mis piernas flaqueaban.
Si antes estaba exhausta, ahora lo estaba aún más.
*
—El próximo domingo debes ayudarme Bora.
—Myung también mamá.
Dije saliendo de casa, después despedirme.
Ayer, con Jungkook nos despertamos tarde y no leí todos los mensajes de Myung, diciendo que su novio la había dejado en el barrio, que esperaba por mí. Por mala suerte, mi madre se la encontró e hizo muchas preguntas.
No negaré que en verdad tenía muchas cosas que hacer, pero estar en esa bañera con Jungkook por un largo rato, nos hizo relajarnos hasta olvidar nuestros deberes pendientes.
Lo que sea, lo que me fastidiaba, era el hecho que iba a tener que ver el rostro de Hyun wook, quién no merece ser llamado señor Jeon, maldito asqueroso. Agradecí que mientras nos duchamos, no se fijó en mis brazos.
Iba a tratar de ser profesional, al menos lo poco posible.
Bajé del autobús y empecé a caminar hasta la empresa. Si tan solo consiguiera el dinero exacto, a pesar de que me quedara sin nada, lograría librarme de este hombre y preocuparme de otras cosas, como mi padre.
Alcé mi vista, hasta el edificio donde salían dos personas. Era la de recepción, junto a Taehyun ¿qué mierda? Me detuve apenas, mirando lo que hacía. Simplemente, hizo una reverencia, despidiéndose de ella, era como si se conocieran mucho. Agradecí que se fue hacia otro lugar.
¿Que era lo tenía que hacer él aquí?
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Espero os esté gustando la historia. No olviden votar y comentar. Gracias.
Tomen agüita, no dejen
de comer y traten de
portarse bien. Dios les
bendiga. Muak <3
—Herbst
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