031.
Im Bora
Después de esperar por unos minutos, miré como la señorita Choi, -quién me pidió que fuera del trabajo le llamara Sooyoung-, regresaba de su habitación, después de arreglarse un poco.
Necesitaba decirme un par de cosas, y entregar unos papeles del trabajo, así que vine a visitarla a su hogar. Era muy linda, tenía un gran jardín lleno de plantas. Según me comentó en la entrada, una vez al mes, una persona viene a plantar más, así que ella se dedica a cuidarlas y darles amor.
Verla con su barriga me parecía tan tierno. Se sentó enfrente de mí, subiendo sus piernas también y doblándolas. Acomodó las almohadas y me miró exhausta por todo aquel movimiento.
—¿Estás cómoda?
Sonrío divertida.
—Sí cariño.
Antes creía que vivía con alguien, pero al parecer no es así. Su hogar es tan limpio, los colores tan cálidos, olor a canela, todo tan caluroso, me hacía sentir en un verdadero hogar.
La mañana pasó así, nosotras hablando un poco –ella más–, sobre como la empresa ha funcionado en estos años, la manera en la que nuevos socios se incorporan cada vez más, los ingresos, los proveedores, los boxeadores al mando y las sedes.
Mencionó puntos importantes, sobre las reglas que debo seguir, así que leyó el contrato en voz alta, completo, para que comprendiera todo. Aclaró el hecho de que si necesitaba algo, en cualquier momento no dudara en llamar, o si el señor Jeon me sacaba de mis casillas.
Hablando sobre él, dijo que llevaba 7 años trabajando en la empresa de él.
Como sus hijos crecían, verlo con diferentes mujeres cada trimestre, sus enfados, sus alegrías, etc. Que era un buen jefe y demás, de eso no dudaba nada, pero nadie quitaba que se estaba comportando de manera acosadora conmigo, y el hecho de enterarme de que es el jefe también de una mafia, si podría llamarlo así.
—¿Quieres algo para comer? Es que yo ya tengo hambre.
Cuándo llegué, escuché lo mismo. Sonreí, poniéndome de pie al mismo tiempo que ella. La acompañé a su cocina, y me coloqué detrás de su mostrador, para ver todo lo que hacía.
—Lamento ser entrometida, pero ¿no has pensado trabajar en otro sitio?
Cerró el refrigerador con la ayuda de su cadera, por qué tenía sus manos llenas. Vino hacia mí, dejando una bolsa de pan en el mostrador y Nutella.
—Me paga muy bien, así que no me quejo. Podría decir que el primer año fue tan agotador, horrible. A penas tenía 25 años, no puedo comparar a tu situación que apenas tienes 19, pero yo apenas salí de una gran carrera y mi primer empleo fue, ser secretaria.
—Entiendo.
La seguí con la mirada. Cortó el pan, y con la ayuda de un cuchillo, colocó el chocolate en el pan.
—¿Te gusta la corteza? —Negué, entonces la cortó y siguió— He de decir, que todos los trabajos son así Bora, es como la vida misma, difícil. Pero estoy segura de que te acostumbraras, y en serio, cualquier cosa que necesites o te ientas incómoda, dime.
—Gracias.
—Ah, y ten cuidado con sus hijos. Yo conozco a todos, aunque lo nieguen, se parecen a su padre —Dijo riendo, como si recordara algo. Cerró la Nutella, dejó el cuchillo en el lavador y volvió para darme tres rodajas de pan en un plato— Recuerdo cuándo su hijo mayor vino a la empresa y el señor Jeon lo nombró gerente, y justo su segundo hijo ganó su primer combate, hubo una gran fiesta en la empresa. Yo era una recién llegada, y ver como no parecían una familia, me parecía extraño.
—¿No se llevan bien?
Pregunté intrigada, conociendo ya algo. Metí otro bocado a mi boca, escuchándola.
—Te sorprendería todo lo que he visto y he escuchado, estoy segura de que te enterarás en algún momento si estás como la secretaria de él. Pero has lo que te he dicho, siempre guarda silencio, debes ser invisible para la familia Jeon
Pues no lo era, por qué era novia de un Jeon.
Tomé el zumo que me había dado. Guardó todo y se sentó en la butaca de su costado, para verme comer. Sentí un tipo de aura protector, estaba segura de que sería una gran madre.
>>> —Ahora que te veo bien, creo que tienes la misma edad, mas o menos del hijo menor del señor Jeon.
—Te equivocas, no creo.
Se llevó su mano a la boca.
—Ya entiendo, es normal. Pienso que no sabes que el señor Jeon tiene 3 hijos. Son problemas personales de ellos, lo que te comenté. Lo grave es que, ese pequeño fue concebido en infidelidad.
Pues no lo sabía. Así que Jungkook tiene otro hermano, menor de paso. Me pregunto por qué nunca me lo mencionó, digo, creí que era de esos chicos que no le gustaba juzgar o tener prejuicios.
Siento que sí tendrá algo de malo, ser hijo de una infidelidad, y peor, ser la razón de destruir una familia, pero también es una persona que no tuvo la culpa porque ni siquiera pidió nacer.
—Qué situación más incómoda.
Asintió, comiendo el último bocado.
Tal vez ahora lo sepa, pero hasta que el no me lo diga, no lo comentaré. No lo tomaré como que me guardó el secreto, a pesar de que sería conveniente que me dijera, pero yo tampoco le he comentado muchas cosas y no quiero ser egoísta, ni hacer lo mismo que hice con Taehyun, que ni siquiera le he hablado.
Después de pasar la mañana con Sooyoung, me dirigí a la empresa donde ya me esperaban. Llevaba un par de documentos que debía leer, sobre la historia de la empresa y la manera de actuar, normas y protocolos importantes.
Siendo sincera, he de decir que realmente esto me ha ayudado, ha ser un poco más profesional, a tener experiencia laboral si puedo decirlo así.
Apenas iba a sentarme cuándo el teléfono sonó, el que me comunicaba con el señor Jeon. Fui a la pequeña sala de receso del piso, a hacerle un café, como me pidió. Como siempre, café negro, una cuchara de azúcar e hirviendo. Volví y entré a la oficina después de escuchar su pase.
—Buenos días, señor Jeon.
—Buenos días, secretaria Im.
Desde hace unos días, dejó de llamarme señorita, a secretaria. Me sentaba bien, era más formal en mi perspectiva.
Me coloqué a su lado, para dejar la taza enfrente suyo, después me quedé a un costado, esperando sus indicaciones.
—Tengo una reunión —Saqué el móvil que me entregó la señorita Choi, donde se debía apuntar, informar, avisar, todo lo necesario de la empresa— ¿me puede decir con quién era?
—En realidad, tiene dos. Una se trata del abogado Lee, para tratar el asunto legal pendiente, de un boxeador a cargo de la empresa, esto a las 16.00. Justo a las 17.10, una comida con el Chef Kim, para —Me detuve al ver leer el asunto. El señor Jeon me miró, confundido—, para, saber el menú que querrá que haya el sábado por la noche para su fiesta de cumpleaños que realizará en su hogar.
Dije, apagando el teléfono. Miré como asintió y volvió su atención a su ordenador.
—Está bien.
—¿Necesita algo más, señor?
—Sí.
Se levantó de pronto, para ofrecerme asiento en el sofá que tenía a un costado. Tragué saliva nerviosa, porque no entendía, pero de igual lo hice. Luego de unos segundos, se sentó a mi lado, observándome.
>>> —Se lo diré como su jefe, y padre de su novio. Espero su presencia el día de mañana en mi casa, junto a mi hijo.
Parpadeé varias veces.
—Ya me lo había comentado Jungkook, y por él, asistiré, a pesar de que teníamos otros planes, algo, más importantes.
Dije apenas, esperando de alguna manera que dijera que no había problema si no fuéramos, pero al contrario, sonrió.
—Pues fantástico. Se puede retirar secretaria Im, recuerde mandarme el documento con los nuevos boxeadores amateurs que debemos entrenar.
Se levantó y volvió a su escritorio. Yo hice lo mismo, sintiéndome un tanto incómoda.
Estuve pensando en la posibilidad de comentarle a Jungkook por una vez estos sentimientos, pero sé que dirá 'te lo dije', tampoco quiero que la relación que tiene con su padre empeore. Lo que dificulta más la situación, es lo que sé sobre él, y si él conoce que yo le debo dinero, no quiero imaginarme nada de eso.
*
Miré mi atuendo por última vez, pero antes de salir de casa, revisé mi maquillaje. Guardé un par de cosas en mi bolso y salí de mi habitación.
Agradecí que mi madre estaba en el restaurante, así no seguiría con las preguntas insistentes. Qué a donde iba, a qué hora volvía, con quién iba. Y como efectivamente sospeché ese día, Myung hee, nos vio a Jungkook y a mí en la cocina, y también se enteró de nuestra relación. Ella tenía una cita hoy, con el chico que estuvo saliendo, que ahora es su novio.
Nos pusimos de acuerdo para decir que ambas saldríamos a cenar, con otras amigas y luego iríamos de fiesta.
—Seguro estarás más de media noche fuera, ¿no?
—Hacemos todo de improvisto, pero supongo que después de la comida, partirán el pastel y me traerá a casa. Cualquier cosa, te aviso.
Como no queríamos que nadie se enterara, decidimos esperar a nuestra pareja en la salida del barrio, así que caminos un poco.
A lo lejos, pude mirar a Jungkook fuera del coche, recostado en este mismo.
—Pues la verdad, es que hacen buena pareja.
Sonreí avergonzada y me despedí. Crucé la calle para llegar hasta él. Estaba tan guapo. Hacíamos una combinación extraña por el hecho de que, él iba todo vestido de negro, y esa camisa por dentro, me hacía percatar de su magnífica cintura. Mientras que yo, con un vestido blanco con florecitas y tacones azules.
—Hola bonita.
Besó mis labios, para luego soltarme e ir a abrir la puerta del coche para que entrara.
Como siempre, su fragancia estaba impregnada por todo el interior, que provocaba cosquillas por todo mi cuerpo.
Todo el camino, me estuve preguntando como era el hogar donde vivió por un tiempo, por qué la casa donde nació, fue en Busan, pero con el tiempo se mudaron aquí, por lo que me comentó.
Estaba más lejos de la ciudad, la verdad no me percaté mucho del camino, por qué la música y el canto suave de Jungkook me hizo quedar dormida.
Ahora entendía por qué mencionó que me pasaba a recoger temprano. Abrí los ojos poco a poco, para encontrarme con la misma imagen, cuándo me dormí.
—Despertaste, me sentía solo ya.
—Mmm, lo lamento.
Estiré mi cuerpo como pude. La vista era tan neutral, y al fondo apenas se podía ver el mar. Había mucho verde al otro costado, donde se podían apreciar lindas casas, y también con aura de costar mucho dinero.
—Si hubiera sabido, hubiera traído una manta y todo.
—Tengo cosas en el maletero. Al regreso, si quieres puedes acostarte atrás y dormir.
—Estoy bien.
Dije. Salimos de la carretera principal, para adentrarnos a lo que parecía ser una villa. Era muy hermoso. Sin tardar mucho, subimos una pequeña cuesta para aparcar en el espacio de una gran casa, donde ya se podían apreciar dos coches más.
Antes de bajarme, coloqué mis zapatos nuevamente. La puerta se abrió y salí, tomando la mano de Jungkook.
—Guau...
Fue lo único que salió de mi boca al ver el cielo despejado, la casa de dos plantas enfrente. Justo en la entrada, había una mujer hermosa de vestido azul marino, que dejaba resaltar su cuerpo bien trabajado, junto a dos personas a sus costados, parecían los ayudantes del hogar.
—Ella es Shin Se-kyung, pareja de mi padre. Demasiado sonriente, 15 años menor que él, y por lo visto se gustan mucho, porque llevan más de 3 meses juntos y ella ya vive aquí.
Resoplé por toda la información mientras nos acercábamos. Subimos las escaleras de la entrada, para de inmediato encontrarnos con la sonrisa de ella.
—¡Chicos! ¡Llegaron! ¡Bienvenidos!
Un abrazo apareció de imprevisto, tomando mi cuerpo y separándose al segundo para ir a saludar a Jungkook, aunque este no quería, aceptó apenas su abrazo y luego hizo una reverencia.
—Me alegra que hayan llegado con bien. Por favor, entren, tu hermano Wonwoo ya está dentro, junto a su prometida.
Ahora el resopló de Jungkook me hizo entender lo incómodo que estaba ya. Tomé su mano, acariciándola. Quería que supiera que estaba ahí, a pesar de eso, el día pasaría rápido.
No podía dejar de deslumbrarme, parecía una casa, como en las series, del ceo millonario. Escuchar decir a Jungkook que su casa en Busan era más grande, me abrumó. Por lo visto al señor Jeon, le gustaba aparentar todo lo que tenía, vaya que sí.
Llegamos al gran salón, donde se apreciaban los sofás en medio, donde nos dirigió para que tomáramos asientos. Mandó a traer bebidas y se sentó en el sofá del costado.
—¿No me presentarás a esta hermosa chica?
Cuándo cruzamos miradas, justo entró alguien. A penas lo reconocí, era el hermano de Jungkook, quién llevaba gafas junto a un hermoso cárdigan y la presencia de una mujer a su costado.
Me levanté al mismo tiempo que todos, e hicimos una leve reverencia. Se saludaron, pero a diferencia, al único que abrazó su hermano, fue justamente a Jungkook.
—Hola Jungkook y...
La mujer de botas largas y elegante me habló.
—Bora.
Sonreí.
—Hola Bora. Soy Yong-sun, mucho gusto.
Era tan linda, vaya que si fue un gusto conocerla. Nos quedamos de pie, y pude ver como la mujer del señor Jeon, quién quería parecer la anfitriona, fue ignorada completamente, ya que los hermanos se alejaron un tanto para ir hacia el gran ventanal, mientras que yo me permití quedarme con Yong-sun, tomando lo que nos habían traído. No sé por qué, pero me parecía que la había visto en algún lugar.
—Eres una chica muy bonita, perfecta o demasiado para el joven Jungkook.
Dijo metiendo un trozo de galleta a su boca.
—A veces creo que él es demasiado para mí. Hasta su forma de caminar se volvió imponente en algún momento.
Lo miré ahí, riendo a carcajadas con su hermano. No me retractaba, tenía suerte de tener a un hombre como Jungkook en mi vida.
—¡Pero que dices! Escucha, una mujer debe saber bien lo que vale, y tú vales mucho. Dirán que no vales ni mucho ni menos, pero no es verdad, todos los hombres tienen la gracia divina de encontrar a una mujer que los aguante y los cuide como necesitan. No te desvalores, siéntete como una reina.
No siento que me haya desvalorado, simplemente sentí que fue un extraño encuentro entre nosotros donde por casualidad nos enamoramos, por qué pienso que, en otro caso, no hubiese sucedido.
—¿Así te sientes tú con Wonwoo?
Miró hacia donde estaban ellos.
—Considero que hay una leve diferencia. Te comento, de igual te darás cuenta. Yo soy, unos años mayor y tenemos suerte de tenernos —Pasé de él a ella para verlos. La verdad no lo parecía— Y a veces, sin notarlo, juzgamos estas situaciones, pero no conocemos si se aman de verdad. Ya sabes a qué me refiero.
La verdad, tenía razón, desde el hecho de la pareja del señor Jeon, ella y Wonwoo, así como mi propia relación. A los Jeon, no les gustaban las mujeres de su edad.
—¡Hola! ¡Disculpen mi tardanza!
El Jeon mayor hizo presencia. Mi piel se erizó al ver como estaba casi similar vestido a Jungkook, con la diferencia que su camisa era de manga larga y dobladas, algo grande.
Los hermanos se acercaron para saludar y abrazar a su padre, felicitándolo así por su cumpleaños. En verdad que se parecían, nunca me imaginé ver esto.
—Yong-sun, Bora, vinieron.
Hicimos una reverencia conjuntamente, pero ella se acercó para darle un corto abrazo, mientras que yo preferí no hacerlo. En cambio, Jungkook vino a mi lado, para tomar mi mano.
—Cielo, deberíamos pasar a la mesa ya.
Dijo la mujer del señor Jeon, entonces este se percató de su presencia y la tomó por la cintura.
Al llegar, la mesa ya estaba puesta y todo era tan apetecible. Era un poco extraño la situación. Wonwoo y Sae kyung se sentaron a cada costado del cumpleañero, mientras que Jungkook y yo, nos sentamos en el costado de la mujer.
Toda la comida se pudo resumir en los Jeon hablando un poco de negocios, mientras que se callaron y empezó Sae Kyung a hacer preguntas, mientras yo oraba por qué ni siquiera pronunciara mi nombre.
—Prueba esto —Susurró Jungkook, dejando una cucharada de arroz con carne en mi plato, a lo cual comí sin dudar, sonreí con mi boca llena— Podría besarte.
Le pegué en la pierna por debajo de la mesa para que se callara por qué podrían escucharnos y por qué no me quería reír.
—Ah, ¿y tú, Bora?
Miré confundida, al igual que Jungkook, quienes estábamos en nuestro mundo sin escuchar a la mujer.
—Dígame.
—Tutéame linda. Y, te preguntaba en qué trabajabas.
Yo me pregunto por qué no se calla. Me quedé paralizada, todos me miraban, y me sentía fuera de lugar.
—Es mi secretaria.
Sin importarle, respondió y después siguió comiendo. Su mujer no dejaba de vernos, sin entender.
—Ah, entonces por eso ustedes se conocieron. —Parecía que había atado cabos, pero simplemente jodía la situación— Eres tú el remplazo de la secretaria Choi, me pregunto si después de su embarazo conseguirá empleo, aunque es mejor que trabaje de otra cosa.
Carraspee mi garganta, quería irme de ahí. Si me atrevía en abrir mi boca, posiblemente me prohibirían la entrada a este sitio.
—Hablar de otra persona cuándo no está, no es muy apropiado, además, Bora no es ningún remplazo.
Sí, era un remplazo, pero escuchar a Yong-sun, me hizo sentir bien, por qué la calló, pero no por mucho.
—No me refería a eso. Lo que sea, seguro, Bora hace bien su trabajo para que la hayan contratado. ¿Llevas muchos cafés? A mi marido le encantan, normal, que solo con una cuchara de azúcar y sin leche, no le despierta.
La iba a matar. Dejé mi servilleta en la mesa y solté mi cubierto, pero entonces alguien habló.
—Padre, quería comentarte de algunas ferias que estoy planeando, para cuándo se haga el viaje a las vegas.
El agarre de Jungkook me hizo entender que no me levantara. Lo miré, tampoco me quería quedar callada, y demostrarle que dejo que cualquiera me insulté. Por favor, quién mierda era esta mujer que seguro dejó su trabajo para que un hombre la mantuviera y depender de él.
Gracias a la presencia divina, la cena acabó sin volver a hablarme, por qué si me hacían hablar, jodería a todos. Jungkook me repitió varias veces que podíamos irnos, pero me negué, tampoco le iba a demostrar que me habían humillado.
Nos levantamos de la mesa, y al parecer querían tomar el té en el salón, pero yo fui al baño, -guiado por alguien, por qué seguro me perdería-. Aproveché para arreglar mi peinado un poco y pintar mis labios. Cuándo salí y caminé por el pasillo, fijándome que había una puerta abierta y como toda una cotilla, me acerqué para darme cuenta de que era la biblioteca de la casa y entré a esta. Era hasta más grande que mi propia habitación.
No habían muchas recuerdos, solo del señor Jeon y dos de sus hijos ganando premios a lo largo de los años. Estaba por coger una de las fotografías, cuándo sentí la presencia de alguien.
Giré mi cuerpo para ver al señor Jeon, recostado en el escritorio que había detrás.
—Te pido una disculpa por la situación en la mesa.
—No me interesa, en verdad, la opinión de una mujer con pocas neuronas.
Sonrió, acercándose a mí. Se colocó a mi costado, cogiendo entre sus manos la misma retratera que iba a tomar yo. Se trataba de una donde estaba él con un Jungkook recién graduado de la secundaria.
—Mi hijo estará muy decepcionado al enterarse de que cuándo tenías la misma edad que él en esta foto, te fuiste a meter a un desguace, a pedir un préstamo y que casi te prostituyes por unos miseros centavos —Mi cuerpo se heló y di dos pasos hacia atrás por inercia— Te vi por las cámaras cuándo bajaste al garaje ese día. Baek me contó todo de ti y vaya que estoy impresionado. Te lo dejo claro, no mereces estar con mi hijo.
Tragué saliva nerviosa, tenía miedo de alguna manera por su tono de voz. Era tan tétrica su mirada que quería irme, pero su fuerte agarre en mi brazo me detuvo. Me acercó a él en un jalón. Pude sentir su respiración y la risa socarrona.
>>>—No me mires así, no te haré daño. Siempre quise saber como te mirarías en mis manos, muy valiente pero tan cobarde a la vez. Das pena, pero te aconsejo que te alejes de mi hijo, lo hago por él, y también no me gusta verte con alguien.
—Me está lastimando.
Dije en un hilo de voz. Jadee con asco en cuanto acercó más su rostro al mío, pero miré a un lado y me soltó alejándome con fuerza. Toqué mis brazos de inmediato para sobarlos y ver si quedó alguna marca, así fue, pero las mangas de mi brazo, bajo mis hombros, lo cubría.
Entonces, descubrí por qué me soltó, Jungkook me buscaba.
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Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien.
—Herbst
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