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028.

Im Bora

Caminé hasta aquella mesa, donde dos mujeres platicaban cómodamente, mientras llevaba una bandeja en las manos. Bajé un poco mi espalda, dejando el par de tazas enfrente de ellas, luego sirviendo el té. Me dispuse a solo poner una nube de leche. Estaba por irme cuándo una me habló.

—Me traes unos panecillos también, ahora.

Asentí con los ojos cerrados. Iba a girarme, cuándo la otra habló.

—Cielo, dile a Taehyun que no estoy en casa, se me olvidó avisarle.

Le sonreí a la señora Kang y me retiré, por qué la cara de enojada de la otra mujer me estaba poniendo nerviosa.

El viernes, cuándo regresé de comprar con los chicos y mi madre miró nuestros cabellos, se le salió el alma del cuerpo. No podía creerse la barbaridad, a mí nunca me había visto con ese tinte de cabello, así que me castigó con estar todo el fin de semana en el restaurante, apenas pude coger el móvil un rato para escribirle a Jungkook.

Fui hasta la cocina a lavar los platos después de dejarle los panecillos a la señora madre. Solo me faltaba limpiar un poco, ella me prometió dejarme salir a esta hora, quería ir a visitar a la señora Hye, su marido kwang estaba mejor y necesitaba ir a saludar.

—¡Hola! Sigues aquí, ¿no que te ibas?

Dejé la escoba a un costado y la miré. Sacó unos papeles de su mochila, sin prestarme atención.

—Pues, sí. Ya acabé.

Sonreí.

—¿Sabes donde está Myung? Mañana me tengo de ir de viaje a Seúl y dijo que quería que le llevase algo a mamá.

Quité mi delantal, me fui a guardarlo y regresé para ver a Min hee que seguía esperando una respuesta. La verdad es que sí sabía, pero no podía decirle a nadie. Estaba saliendo con un chico, ese que le encantaba tanto y que vino a comer hace unos días, hoy, la llevaría a cenar, espero acabe bien.

—No, lo siento. Me tengo ir, buena suerte.

Alcé mi mano, despidiéndome. Yendo hacia la puerta, escuché el grito de mi madre llamándome.

—¡Oye! ¡No regreses tarde!

Asentí y salí casi corriendo.

Dos días enteros en el restaurante, aunque no pareciera, fue un terror con la dueña echando humo por todas partes, la mujer más furiosa del mundo, era mi madre, teniendo en cuenta que vinieron clientes repelentes, y no ayudó al ambiente.

Desaté mi chaqueta que colgaba de mi cintura, hacía fresco esta noche y la camisa de tirante no abrigaba mucho. Entré mis brazos y metí las manos en los bolsillos de esta misma, donde encontré una paleta de melocotón. Quité el envoltorio con cuidado, para que no se me cayera, mientras caminaba a la casa de Hye.

Varias casas y restaurantes, más adelante, estaba el nuevo gimnasio, antiguamente conocido como el local de Hye. Me quedé enfrente de este, mirando lo grande que lo habían construido, y lo rápido, cuatro meses exactos. Era increíble todo lo que se podía hacer con el dinero, y la manera en la que por este conflicto cambió la vida de varias personas.

La doble puerta de ese sitio se abrió, dejando ver a una persona salir. Sonreí al ver como bajó aquel par de escaleras con su maleta en una mano. Se dio cuenta de mi presencia y no tardó mucho en llegar hasta mí.

—¡Bonita! —Me tomó de la cintura mientras me daba un beso en la frente— No esperaba verte por aquí.

Teniéndolo así de cerca, le había crecido bastante el cabello. No tenía el piercing de su ceja, ni el de su labio, seguro era porque vino a entrenar y podía lastimarse.

—Estaba de paso, no tenía intención de verte.

—¡Oh, qué cruel! —Sonreí— En verdad te queda hermoso ese color de cabello, me encanta.

—Supongo que gracias. Por este tinte, mi madre no me dejaba salir.

Me fijé que se quería burlar, pero, en cambio, tomó el palillo blanco de la paleta para sacarlo de mi boca. Lo miró, lo acercó un poco a su nariz para olerlo y así meterlo a su boca.

—Nunca había probado el melocotón en una paleta.

—¿Quién te dio permiso de sacarla de mi boca?

—¿Podríamos llamarlo un beso indirecto?

—Eres tonto, de igual, si alguien nos ve, es más que sospechoso Jungkook.

Suspiró, lamiendo unas cuentas veces la paleta y sacándola de su boca. Trague saliva, se miraba muy atractivo. Las puntas de su cabello estaban un tanto mojadas, seguro acaba de ducharse. Quería besarlo, que tocara mi cuerpo, pero estábamos en medio del barrio, donde todo el mundo pasaba y no quería arriesgarme.

—Quiero hablar contigo —Asentí, para que continuara— En dos meses, casi a finales de octubre, me iré de viaje, yo, quería preguntarte si te gustaría venir.

¿Salir de viaje con Jungkook? Sonreí avergonzada de solo pensarlo. Parecía un fantástico plan, me encanta ese plan, pero no podría. Estaba pendiendo del dinero que debía, mi madre no me daría permiso, y haría muchas preguntas.

—¿A dónde iríamos?

—Era una sorpresa, pero ya que. Como bien sabes, gané un combate que me llevó directo a la final, entonces será en Las Vegas. Tenía planeado ir después a Hawái. —Mi corazón latió a mil por hora. Un poco más e iba a llorar, mi sueño era ir a Hawái, deseaba tanto hacerlo. Tapé mi boca con una mano, sin creerlo. Yo yendo por esas hermosas playas, vestirme como los locales, montar una motocicleta y pasear por la carretera con un hermoso bronceado. Comer la comida más exótica, sin ningún problema, claramente era un sueño que jamás cumpliría, pero ahora él, él me lo estaba ofreciendo, no podía. —¿Qué sucede?

Soltó su mochila y abrazó mi cuerpo, para soltarlo rápidamente y ver mi rostro.

—¿Hawái?

Dije en un hilo de voz, y me puse a reír. No podía pensarlo, quería ir, anhelaba hacerlo, necesitaba... por favor, que los planetas se alinearan por una vez en la vida.

—Pensé que dirías que sí, pero ya veo que no.

—Jungkook —Hice un mohín con mis labios, a lo cual él enarcó las cejas burlón, sin entender— Yo quiero ir.

Confesé.

—Perfecto.

Entonces, recordé que Taehyun me prometió un día que viajaríamos a Hawái una vez acabáramos las clases, pero estaba vez Jungkook lo había ofrecido. Ah, espero que a Tae se le haya olvidado, no quiero acumular conflictos.

La paleta había desaparecido, se la comió entera.

—No sé cómo haré, pero trataré de conseguir el permiso de mi madre. En verdad me gusta Hawái, creí que nunca iría a un lugar como ese, saber que puede haber una posibilidad, y que sea contigo, me da cosquillas en la barriga.

Todos esos planes, si los hago con él, estoy segura de que jamás podría olvidarlos.

Sus manos rodearon mi cintura, haciendo que nuestros cuerpos se juntaran, así como nos gustaba. Rodee mis manos sobre su cuello y lo observé. Sonrió alegre, mostrando sus perfectos dientes y esas arrugas en las orillas de sus ojos, sumando los leves hoyuelos en sus mejillas preciosas. Me gustaba tanto Jungkook.

Cerré los ojos, solo sintiendo sus labios junto a los míos, ese roce tan misericordioso del cual fui bendecida. El roce de su nariz, cuándo nuestros rostros se movían lentamente, el de sus manos acariciando mi mejilla, y las mías sobre su espaciosa espalda esculpida que me protegía. No quería separarme de él, era un ser irremplazable que llegó a mi vida en el momento más extraño de todos, que me hacía ver las estrellas más lejanas y creer en el amor de verdad, por qué, todos aquellos sentimientos eran amor.

Hizo presencia de su lengua, si seguíamos así, iba a parecer que estábamos ofreciendo un espectáculo sexual. Me separé un poco de él, tratando de tener aire, pero chupó mi labio inferior y me pegó nuevamente a él. Gemí y este sonrío socarrón.

Pienso que hubiésemos seguido, pero la voz de alguien nos interrumpió. El carraspeo más vergonzoso de todos. Alejé a Jungkook de un empujón, agitada, miré a quién nos había visto, mierda, la señora Hye, no seguiría viviendo.

Bajé la cabeza de inmediato, mi rostro estaba caliente. No, los planetas se unieron para enterrarme más.

—Bora... ¿Puedes darme una explicación de lo que está pasando aquí? Por favor, no, no hay mucha.

Sus pasos se acercaron más, quedando frente a mí. Tocó mi quijada para que levantara la cabeza.

—Yo... he, estaba...

Mi voz me temblaba. Si hubiera sido mi madre quién me encontró así, ahora mismo, Jungkook estuviese siendo golpeado.


*


¡Trágame tierra!

Mis manos quedaron sobre mis muslos, con la cabeza baja, avergonzada por el momento.

Nos encontrábamos en la casa de Hye, -ya que decidió que mejor nos fuéramos de ahí- le contó todo a su esposo, el señor Kwang y nos tenían sentados en su sala.

Nadie decía nada, Jungkook quiso hablar, pero en todos esos intentos le dije que mejor no dijera nada.

El discurso de la señora Hye fue preciso; que como era posible que estaba haciendo esas cosas en la calle, que cualquiera podía vernos, incluso nuestra madre. Que me había advertido no meterme con Jungkook, todo eso, mientras nos servía un poco de comida.

—¿No vas a responder? ¡Ah! Es que no puedo creerlo, te conozco desde que estabas en el vientre de tu madre, eres ¡tan terca muchacha! No sé qué hará tu madre contigo. ¿Y tú, no piensas hablar? Uy, que mal te irá con Yeongmi.

—Bueno, en realidad a mi madre le cae muy bien Jungkook.

Su mirada de que me callara, me hizo sentir como un gatito asustado. Miré a Jungkook quién estaba en la misma posición que yo y bajó la cabeza como disculpa, así volver a verles.

—Yo, no he, ah.. Encontrado el momento adecuado para confirmar nuestra relación y pedir el permiso de su madre y de su padre.

Quería reírme, hasta que escuché que mencionó a mi padre. No sé como reaccionaría él, me pregunto como estará, debería ir a visitarlo.

—Lo que yo no entiendo, ¿cómo conociste a este muchacho Bora?

El suspiro de Hye, me hizo entender de que no le había contado esa parte a su marido. No quería que este momento fuese más incómodo.

—Quién compró nuestro local, tiene relación con este chico. Bora le cortó el cabello como venganza ese mismo día que lo conoció, por eso no entiendo mucho.

La frente de Jungkook chocó contra el suelo. Se estaba disculpando. Tanto la señora Hye como el señor Kwang se conmocionaron y se levantaron de inmediato.

—Levanta la cabeza.

—Lo lamento. Lamento tanto que ese hombre con mi mismo linaje de sangre les haya quitado algo, que lucharon tanto por conseguir.

Mi mano se sostuvo sobre la espalda de Jungkook, lo acaricié. Él no tenía la culpa de nada.

—Oh muchacho, levanta la cabeza, por favor —Dijo Hye entre llanto— En ese momento estábamos necesitados que cualquier dinero recibido sería de ayuda, y que por lo visto, tu padre nos haya dado gran cantidad, nos permitía pagar muchas cosas. No es tu culpa.

Mi labio inferior tembló de la pena.

Jungkook subió la cabeza y tomé su mano. Él era tan noble, no era igual su padre, después de tantas veces juzgarlo sin parar, me equivoqué tanto. Mi chico era una gran persona.

El señor Kwang se levantó, y no tardó mucho al volver con una botella de alcohol.

—Vamos a pasar esta noche, olvidando el pasado.

—¡Cariño, no puedes beber!

—Solo será una copa Hye, para celebrar la relación de estos jóvenes —Colocó las copas sobre la mesa que nos separaba. Sirvió para cada uno y no los ofreció— Hacen linda pareja. Recuerden apoyarse en las buenas y en las malas. Si en verdad se aman, luchen por lo que tienen y si tu madre algún día no lo aprueba, ven aquí, dímelo y tendré una larga charla con ella.

Jungkook, sin pensarlo dos veces, tomó la botella con respeto y le sirvió al señor con todos los modales posibles. Me dio la copa y juntos brindamos por alguna razón, queriendo olvidar lo que nos amargó tiempo atrás.

Sentí mi corazón revolotear de un lado a otro. Mi abuela era gran amiga de Hye, por eso tanta conexión, cuándo ella murió, le dejó encargada a su hija, era como una segunda abuela. En verdad le tenía tanto cariño, también al señor Kwang, escucharlo decir esas palabras me reconfortaron de alguna manera.

Luchar por lo que tenemos, se escuchaba tan bonito.



*




Sigo preguntándome como es que soy amiga de Minju.

Dejé los palillos a un lado y tomé el vaso con agua. Salimos a comer después de salir del instituto para recoger unos papeles. No dejaba de hablar de que el examen que hicimos como prueba para entrar a la universidad era fácil, que el verdadero suneung sería más difícil, que su padre como director conocía muy bien eso, que ya la estaba poniendo a estudiar.

En nuestro instituto, nos atrasaron las clases y acabamos hoy, en vez de acabar en febrero. Así que teníamos septiembre y octubre para estudiar, por mi parte, no lo intentaría, aprovecharía para trabajar. Además, ese examen de prueba que hicimos, al final... yo, casi lo hice. Me salí antes de tiempo, Taehyun no lo sabe por qué no estaba en el mismo salón, ni siquiera Minju. Seguro que si mi madre se enteraba, me mataba.

—No sé qué preparar aún. Como bien sabes, mañana 15 cumplo ¡Dos meses con Taehyun! Dame ideas. —Me encogí de hombros— ¡Bora!

—Minju —Arrastré la última palabra para que me dejara en paz. Acabé lo que me quedaba de comida— Podremos ir a comprar luego.

—Es que, quedamos de vernos en su casa.

Dijo sonriendo y se me rompió algo por dentro. ¿Como que en su casa? Llevo 10 años de amistad con el bobo y yo ni siquiera sé donde vive por una política idiota. La sinceridad de esta chica la llevó a un problema.

Me levanté, dando un golpe en la mesa y haciendo que se exaltara. Era increíble. Taehyun siempre quiso aparentar algo que no era, por alguna razón decía que le incomodaba vivir en esa casa y un día me confesó que eso era por qué su padre la compró poniéndola al nombre de su madre y al suyo. El odiaba a su padre, trataba de llevarse bien con él, pero apenas podía cruzar miradas, como era un tema que le incomodaba, jamás pregunté, pero ahora me siento mal yo, por qué seguro le dijo todo eso a Minju ¡La acaba de conocer!

—¡Me vas a llevar! —Entonces, se dio cuenta de su error— ¡Me vas a llevar Minju o tú y yo, nos dejaremos de hablar!

Cuándo parecía que la convencí, mi teléfono sonó. Era el señor Jeon. Tenía dos llamadas perdidas suyas. Me senté un momento y revisé la bandeja de notificaciones. Quería que fuera ahora mismo a la oficina, tenía mi contrato y necesitaba que le ayudara en algo.

Hice sonar mis dientes.

>>> —Esto no se queda así Minju, te lo juro. Por el momento, no quiero hablar ni contigo, ni con tu novio, porque dejamos de ser amigos por ahora.

Dije firme. Tomé mi bolso y me dirigí a la caja a pagar.

¿Tantos años de amistad para esto? No es que, era irreal. Si ponemos esto en una balanza, lo que yo hice hace unos meses estuvo tan mal, pero me disculpé tantas veces, no fue tan grave como ahora, es mentirme en mi propia cara, engañarme y hacerme sentir de menos.

¡A la mierda mi conciencia! Ya entiendo que yo también miento, engaño, estafo, cometí tantos errores, pero trato de cambiar o eso creo, trato de que confíen en mí, le cuento casi todo a Taehyun, para que venga una chica y ya conozca su casa. Estoy, muy, muy ofendida.

El camino a la empresa fui yo, escuchando música y reprochando todos los años de amistad, también pensando lo que le diría a Taehyun cuándo me encontrara con él. Maldito bobo, se considera de la mejor moral, cuándo es igual a mí.

Bufé.

Después de bajar del autobús, solo me tocó caminar un poco cuándo ya estaba entrando al edificio.

Los papeles del contrato estaban en mi escritorio, así que antes de firmarlo, me quedé ahí, sentada, leyendo cada punto, hasta la letra pequeña. Todo parecía tan atractivo. Los días de vacaciones, los horarios que tendría que trabajar, ah, sobre todo, que él podía llamarme, cuándo necesitara ayuda en lo que tuviese que ver con el trabajo, todo y cuándo fuese en los días que me tocaran trabajar. 1,251.000 de wones, ¡Esto era una maravilla! Las horas eran comprensibles, trabaja 6 horas, me daba lo suficiente para pagar mi deuda. Si seguía así por un año, tal vez...

Suspiré y busqué un bolígrafo. Estaba totalmente de acuerdo. Este contrato empezaría el día miércoles, así que hoy y mañana tendría el mismo horario.

Me levanté de la silla para dárselo al señor Jeon, pero justo en ese momento escuché algo que me dejó el cuerpo frío. Los papeles que sostenía temblaron por mis manos nerviosas. Si eso era cierto, esto era mi fin.

—Te dije que le cobraras a ese hombre, a Wang, me debe mucho dinero, más que cualquier niñata. Entiende Baek, lo necesito para mañana o si no, ya sabes qué hacer.

Mordí mi labio para darme cuenta de que no era un sueño.

—¿Ya estás abajo? Está bien, ahora voy.

Mierda, mierda. Salí de ahí para poder esconderme. Tragué saliva nerviosa por lo que estaba sucediendo. El señor Jeon salió de su oficina, sin su chaqueta. Fue hasta el ascensor y desapareció. Seguro iba al garaje. Dejé los papeles encima del escritorio y salí corriendo hasta las escaleras para bajar, necesitaba asegurarme de que no era la misma persona.

Es que, si fuese el mismo Baek, esto quiere decir que Jeon Hyun wook era el jefe de esa pandilla, quién prestaba dinero a la gente que lo necesitaba y cobraba con interés. Ya estaba lo suficientemente traumada sabiendo que era el padre de Jungkook.

Casi me tropiezo en la última grada como una torpe, me sostuve mejor y agradecí de que la puerta estaba abierta y justo el señor llegó. Me acerqué más a la orilla de la puerta, mirando por una esquina, tratando de pedirle al cielo de que se moviera un poco para ver con quién hablaba.

Seguí sus movimientos, viendo la manera en la que se dieron la mano, para después, el señor Jeon desaparecer y el mismo Baek, quedarse en medio de todo, guardando una faja de dinero.

Era él. Estaba perdida. 

.

.

.

.

Tomen agüita, no dejen de comer y
traten de portarse bien. Dios les
bendiga. Muak <3

Herbst

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