016.
Im Bora
Intercambios de palabras, maldiciones y mucho sexo.
Tan exceso e inmenso, como el infinito. Mi cabeza cayó sobre su pecho, luego de sentir su miembro dentro de mí, palpitante, todo era nulo, perverso con ese toque tan dulce.
Podía escuchar su respiración agitada y su corazón. Algo que dejó de palpitar fue su miembro, por un momento lo sentí tan duro que hizo que tuviese el orgasmo.
No me dejó descansar por qué trató de levantar mi trasero para sacar su miembro dentro de mí. Pude ver como se deslizó fácilmente y con cuidado -experiencia, seguro lo ha hecho muchas veces antes- quitó el condón y le hizo un nudo, estaba lleno de un líquido, el mismo que salió cuándo chupé su pene, su semen.
—¿te quedas a dormir?
Quería bajarme de encima de él, pero, cuándo mis pies tocaron el suelo, temblaron y caí. La vergüenza que sentí, no se la deseo a nadie; yo desnuda en el suelo por qué me caí a causa de un leve calambre, mientras que el culpable se aguantaba la risa.
—¡Bora!
Aseguro que si pudiera verme en el espejo, tendría mi rostro rojo justo ahora. Me sostuve sobre mis codos, tratando de levantarme, pero Jungkook se agachó tomándome por los brazos y cargándome para dejarme en el sofá. Fue justo cuándo noté lo grande que era a mi lado.
—Te reíste.
—No.
—Sí.
—Un poco.
Resoplé y le di un golpe en su hombro. Sonrió como un niño travieso, no podía verlo de otra manera.
Cerré mis ojos cansada. Al principio debo admitir que me dio asco aquella sensación, me dolía mucho, pero eventualmente mejoró, dejé de pensar en ello y la excitación me ganó.
Me sentía tonta, en serio que sí, me refiero a qué tomo estos momentos como el acto más placentero y pecador de todos, y bueno, no es algo a lo que le tenga miedo. No conozco a la perfección a Jungkook, pero los momentos que hemos estado juntos hacen mi mente volar por su espectacular aroma, su carisma y el rasgo más sincero que no podría tenerlo yo.
Abrí mis ojos para encontrarme nuevamente con él, al parecer fue a tirar el condón y recogió la ropa del suelo. Miré que me había cubierto con una toalla.
—Ve a tomar una ducha, seguro querrás una después de haber estado en el instituto, el trabajo y ahora haber sudado por tener sexo.
Sexo, tuve sexo. Maldita sea.
Levanté mi cuerpo y lo envolví con una toalla. Ocultando que sentía una leve incomodidad entre mis piernas, ah, y que quería ir al baño. Seguí su cuerpo que también se adornaba con una toalla al rededor de su cintura.
Los pasillos se volvieron angostos, mi mirada apenas se fijaba hasta donde íbamos, solo podía fijarme en lo revuelto que dejé su cabello, su nuca, su gran espalda y su trasero, oh Jesús.
Nos detuvimos en una puerta y la abrió, dejándome ver una habitación del tamaño del salón. Tiró mi ropa en un sillón que estaba ahí y se fue hacia otro lugar.
—Mientras te duches, pondré tu ropa a lavar.
Asentí acercándome a su cama, era tan suave. No era como la mía, te sentabas en ella y era dura como una pierda.
—Ven.
Me levanté siguiendo su voz, casi parecía una drogada. Dentro de su habitación tenía su propio baño, qué increíble parecía. Pude ver como abría la llave y dejaba que cayera.
—Te dejaría usar mi bañera, pero seguro te negarías. Yo me meteré y tú dúchate ahí, si quieres, puedes venir.
Me sonrió, y mi cuerpo se empezaba a derretir. Joder. Se dio la vuelta, quitando la toalla de su cintura. Dentro de la bañera, las burbujas cubrían su cuerpo, llegando hasta su cuello -también por qué recostó su cabeza-, estaba perdiendo la razón.
Como no iba a sentirme así, nadie en su sano juicio. Habían muchos amigos que solían tener sexo y no tener una relación, bueno, seamos honestos, eso nunca funciona, pero, uh.
Fui a la ducha. Cerré la puerta de vidrio para poder bañarme. Puse la toalla en la parte de arriba. No sé si llamarlo bueno o malo, pero él no podía verme mientras me duchaba ni yo a él.
Até mi cabello, no lo lavaría. El agua cayó sobre mi cuerpo, estaba tibia y hacía que me relajara. Tenía tres geles de ducha, uno de aroma a rosas, frutas y con leche. Todas hidratantes. Escogí el de frutas, parecía el que dejaría mejor olor.
Pasé mis manos por mi piel, acariciando y recordando los besos de Jungkook por cada lugar de mi rostro, mis labios, mi cuello. Debía ser tan tonta, si quería que lo volviese a hacer, él estaba ahí afuera, desnudo, venga Bora, sal, dile que te gustó, no mientas y dile que quieres que te abrace.
Tonta. Me concentré en acabar de bañarme y salir de ahí. Después de unos minutos, abrí la puerta de vidrio y de inmediato lo busqué y ya no estaba.
Sentí el suelo frío. Caminé hacia la puerta y me encontré con él en ropa interior, poniéndose un pantalón corto de dormir.
—¿Te duchaste ya? —Se espantó y se dio la vuelta para responderme.
—Iba a entrar a bañarme contigo, pero preferí ir al otro baño.
Ya veo.
—¿Qué me pongo?
—Al menos que quieras, te puedo dejar mi ropa interior, esta es nueva, nunca la he usado porque me equivoqué de talla. Por otro lado, tienes esa camisa que te irá un poco grande y unos pequeños pantalones de cuándo tenía 19.
Sonreí a verlo tan atento.
—Iré abajo a arreglar unas cosas, de paso a apagar las luces.
Es decir, que dormiría con él. Ah, maldita Bora ingenua de mi cabeza, ¡Cállate ya!
Aproveché que se fue para cambiarme. Su ropa interior no me quedaba tan grande. Seguro esto jamás le quedaría a él. Su camisa cubría hasta el bóxer y los pantalones no me daban tan flojos.
Me senté en la cama esperando por él. Me dolía toda la espalda, había tenido una semana dura, es cansado estudiar, trabajar y pensar tanto. Quisiera tener un segundo, o un millón, para relajarme completamente y no preocuparme de nada.
Y mañana, deberé ayudar a mi madre en el restaurante y estudiar de paso, no sé qué haré.
Creo que me estoy relajando mucho desde que mi cuerpo cayó sobre el colchón, tan cómodo que podría quedarme dormida solo cerrando los ojos.
*
"Más rápido, Jungkook" sus manos tocaron mis piernas, abriéndolas más para penetrarme con más rapidez como se lo pedía su bonita.
Abrí los ojos para encontrarme con el techo blanco de la habitación. Mi respiración estaba descontrolada. Estaba soñado con Jungkook, ¿qué me pasaba? Dios, esto no era cualquier sueño.
Giré un poco mi cabeza para ver hacia la ventana y encontrarme con la luz de la mañana entrando a la habitación. Tenía mi cuerpo abrigado por una fina manta, un brazo pesado contra mi barriga y unas largas piernas sobre las mías. Su rostro estaba cerca de mí, podía ver sus pestañas largas, su nariz preciosa y todos aquellos lunares que se adornaban en ese rostro que descansaba. Tenía su boca abierta, sus labios rositas secos y podía besarlos justo ahora.
—Jungkook...
Toqué su brazo para querer despertarlo. Cerró su boca tratando de aferrarse a mí, apretó sus ojos y de pronto me soltó para darme la espalda. ¿25 años? 10 diría yo.
Me senté sobre la cama rasgando mis ojos sin cuidado.
—Booa.
—Mmmju.
Quería mantenerme seria, pero me dio gracia su manera de llamarme adormitado. Volví a acostarme, mirando su espalda desnuda desde donde estaba. Estaba acurrucado. Mis ganas me mataron y estiré mi brazo para tocar su espalda, pero se espantó.
—Estás fría.
—¿Duermes sin camisa?
Se dio la vuelta para quedar delante de mí. Bajó la sabana que cubría su torso y lo dejó desnudo. Pude apreciar de más cerca todos sus tatuajes, estaba repleto hasta su hombro, jamás dejaré de admirarlos.
—Cuándo hace mucha calor, pero ayer se me olvidó —Al mismo tiempo nos sentamos— Después de volver de apagar las luces, estabas en medio de la cama dormida, parecías un pequeño oso.
Sonreí sin mostrar mis dientes.
—¿Qué harás hoy?
Se levantó de la cama desde la otra orilla, después de estirar y se dio toda la vuelta a la cama para acercarse a mí.
—Si pudiese, me quedaría todo el día en la cama mirando algo de televisión. ¿Quieres acompañarme?
—Tengo muchas cosas que hacer. Ayer tuve que mandarle un mensaje a mi madre y no lo hice, seguro estará preocupada.
—¿Nunca has dormido afuera? —Negué– En serio que solo Taehyun es tu amigo, pero nunca has ido a dormir a su casa —Negué nuevamente.
Me levanté también de la cama. Ya no me dolían las piernas, solo había sido en el momento.
—¿Puedo tomar una ducha?
—Claro, todas las que quieras —sonreí— aunque ¿qué ropa te pondrás?
—En mi bolso tengo la ropa que debía ponerme para el trabajo, pero no me dio tiempo.
—Entra a bañarte, la toalla la dejé encima de la puerta de vidrio. Traeré tu bolso, pero primero me lavaré los dientes.
Ambos entramos al baño. Parecía tener muchas cosas nuevas y dijo que podía tomar un cepillo de dientes y llevármelo si quería. Después de lavarse salió para traer el bolso.
Me desnudé, la ropa la dejé encima de la tapadera del inodoro y entré a la ducha.
Hoy si quería lavarme el cabello, así que quité la goma y dejé que aquella agua cayera sobre todo mi cuerpo. Leí como pude el nombre de aquel gel de baño, estaba segura de que costaría mucho, pero lo quería, olía muy bien.
No sé si sería muy abusiva, pero entre los estantes miré que tenía jabón para el cabello y decidí usarlo.
Debería estar en casa ayudando a mamá mientras estudio algo, en cambio, estoy en casa de Jungkook. No sé qué me está pasando.
Tenía hambre, me apetecía justo ahora algo de sopa de mamá.
Enjuagué nuevamente mi cabello y dejé que desapareciera todo el jabón de mi cuerpo. Cerré la llave para detener el fluido del agua.
—Anoche fui a ducharme al otro baño porque no sabía de lo que sería capaz teniéndote al lado desnuda.
El ruido del agua cayendo sobre la suela hizo que no lo escuchara entrar al baño, ni siquiera escucharle abrir la puerta de vidrio.
No giré mi cuerpo, me quedé de espalda esperando a que dijese algo más. Desde aquí notaba nuestras diferencias, él era muy grande -sí que era tonta, obvio que lo sería-. Pude sentir como sus manos tocaron mis hombros.
—Así que fue por eso —Me di la vuelta quedando frente— Jungkook, ¿cómo fue que llegamos a estar desnudos en el baño de tu Penthouse?
Su cuerpo desnudo imponía demasiado sobre mí, vaya, hace unos minutos estaba en pijama. Los dedos de su mano empezaron a acariciar levemente mis labios, estaba loca.
—En un punto empezaste a llamarme y solo te hice caso.
Agachó un poco su cabeza para besarme y susurrar entre aquello.
—¿Llamarte yo?
Me tomó de la cintura y me acercó a él. Inmediatamente, nuestros cuerpos se sintieron, mis pezones contra su piel desnuda, esta sensación me llevaba a lo mejor. Fluyendo así como el agua que caía sobre nosotros -Este abrió el grifo para mojarnos-. Pasé mis manos por sus hombros, acaricié cada parte a donde alcanzara. Me seducía todo, me indicaba lo mucho que me gustaba aquella nueva rutina de besos. Sentía como si estuviéramos más que acostumbrados en hacer esto.
Hizo que quedara de espalda y quitó mi cabello de mi espalda, empezó a dar besos lentos, desde mi cuello, hombros hasta el punto en que sé agachó para llegar a mi cintura. Sus manos se deslizaron hasta mi rostro y me tomó del cuello, mientras que la otra mano bajaba por mi espalda, mi cintura, mi trasero, la dejo ahí, bajando más hasta mi intimidad. Metió su mano y tocó lo mojado que se encontraba ahí por el agua.
—¿Me dejas... —su mano en mi cuello subió a mi rostro y la detuvo en mi boca. No sé qué quería hacer, pero abrí la boca para decir algo y comprendí.
Sus dedos entraron a mi boca y mi lengua se enredó en estos. Parecía como una simulación de masturbación con sus dedos. Gemí ahogada al sentir su otra mano en mi parte, moviendo sus dedos rápidamente de un lado a otro sin rumbo.
Coloqué mis manos sosteniéndome contra la loza del baño, pude sentir lo frío de la pared contra mis pezones. Sacó su mano de mi boca y la bajó por delante hacia mi vagina. Sus dos manos estaban haciendo un buen trabajo, mientras que el mío era jadear de placer.
—Me estoy volviendo adicto a tocarte, ¿está mal?
El agua comenzaba a salir caliente, tanto como me encontraba yo. Quería sentir más. Cerré el grifo otra vez y de pronto volví a estar enfrente suyo. Tomó mi cuerpo casi como si lo estuviese abrazando, me besó...
Dio unos pasos hacia atrás, saliendo de la ducha y entendí que quería sacarme. Empezamos a mojar el suelo, pero no parecía importarle.
—Permíteme que vuelva a estar dentro de ti.
Me levantó y enredé mis piernas en su cintura. Salimos del baño en medio de un beso y caí sobre la cama, mojándola también.
No me dio tiempo de reaccionar, que me dio vuelta. Me sostuve sobre mis codos mientras que el hizo levantar mi trasero, parecía algo como si se lo ofreciese a él. De pronto, sin decirme nada, sus dos manos separaron un poco mis muslos y pude sentir el roce de su nariz ahí.
La vergüenza me estaba matando, en serio, ¿qué hacía? El colmo, lo mejor, algo nuevo a lo que me estaba volviendo adicta. Su lengua salió de su boca y lamió de arriba a abajo, mientras sentía su dedo acariciar mi entrada.
—Jungkook.
Dije en un hilo de voz. Apretujé las sabanas mojadas ahogándome. La mejor experiencia de mi vida. Lamia de la misma manera en la que empezó con mis pezones, esta vez le dedicaba más ganas, chupaba todo, los labios exteriores de mi intimidad recibía sus besos y de inmediato volvía a mi clítoris para lamerlo. No entiendo como lo hacía, pero era un experto endureciendo su lengua y apretando sin delicadeza, haciendo mi cuerpo temblar.
Aquel dedo empezó a penetrarme mientras que su lengua continuó con el ritmo. Sentía que iba a perder la cordura, la postura e iba a ascender al reino de los cielos, pero los pecados cometidos no me dejarían. No me arrepentía de nada.
Me quejé distintas veces, mis piernas temblaban, no podía más y sentía aquella sensación de ayer, estaba teniendo un orgasmo, como no.
—Más rápido.
Dije apenas y pude sentir su sonrisa ahí abajo y lamió lo más rápido mientras me penetraba. Maldije para mi misma cuándo me quedé sin respiración, cuando parecía que me había hecho pis. Mi cuerpo cayó cansado en la cama.
Giré mi cabeza tratando de buscar su cuerpo y a penas lo miré. Doblé un poco mi espalda y lo vi ahí, su cabello mojado cayendo por su frente, sus labios completamente rojos, su cuerpo desnudo brillando por las leves gotas de agua aún en su cuerpo y masturbándose. Su mirada oscura, lujuriosa pasaba de su miembro a mi trasero.
—¿Solo vas a hacer eso? —Dije con mi respiración algo agitada. Su media sonrisa me contestó. Una de sus manos hizo que levantara nuevamente mi trasero, no pude sostenerme y mi rostro cayó completamente sobre el colchón.
Sus rodillas se colocaron entre mis piernas. Empecé a sentir el leve dolor, ya que trataba de abrir lo mejor que podía.
—Hazlo rápido.
Susurré, me estaba desesperando.
—Debo ir por un condón.
—Mételo ya.
Chillé, quería sentirlo de una vez por todas, igual que ayer. No sé en lo que estaba pensando, pero solo quería que me penetrara. Tomó una almohada y la puso debajo de mi pelvis, acarició mi trasero, separando un poco mis glúteos. Entonces, la punta de su miembro empezó a entrar poco a poco, se sentía diferente, más liso, sentía más sus fluidos contra mí. Mis piernas ya estaban temblando y a penas metía la mitad.
Empezó a hacerlo lentamente y solo pude ahogar mi cabeza contra la cama sin hacer ningún ruido. Cerré mis ojos sintiéndolo, escuchando sus leves gruñidos con fuerza.
Dominaba el ritmo, sus manos me controlaban.
—Se siente, se siente, tan bien.
Siendo sincera, en esta posición me dolía menos que lo de ayer. Sus embestidas eran más rápidas, empujándome y haciendo que no pudiese levantarme, tampoco lo haría estando en esta situación. Abrí la boca para respirar mejor y de pronto sentí mi saliva salir.
Cerré mis ojos aprentándolos con fuerza. Sus manos acariciaban mi cuerpo, me hacía sentir algo especial, era como si de aquella manera pudiera sentir más, como si al fin le permitieran tocar una obra de arte y solo se dedicaba a tocarla ilegalmente. Una de sus manos bajó más llegando hacia mi pecho y empezó a masajearlo desde abajo.
Desearía tanto ver su rostro, así como ayer. Imaginarme sus labios entre abiertos, su pelvis haciendo fuerza y chocando contra mi trasero hacía que me excitara más. La manera en que mis gemidos se combinaban con los suyos me hacía perder la razón.
—Ah Bora, eres la mejor.
Sus halagos en verdad me hacían sentir bien, ¿normalmente en el acto los hombres hablaban tan bien? Sus maldiciones 'Joder, oh, que bien se siente, mierda', esas cosas que nunca le había escuchado decir, solo en estos momentos íntimos, tan íntimos que me volvía adicta.
Bora ingenua de mi cabeza, ahora estás callada disfrutando ¿cierto?
De tantas embestidas rápidas que daba, llegué hasta la orilla de la cama, mis manos se sostenían de ahí y mi cabeza se salía, que mis ojos miraban el suelo. Coloqué mejor mis rodillas y levanté más mi trasero. Jungkook tomó otra almohada y la dejó ahí abajo, me arrastro más hacia él, abriendo más mis glúteos. Iba a romperme.
Hiperventilando, respirando, ahogándome, me estaba cansando, mis piernas temblaban, casi no podía sentirlas. Mi espalda dolía al tenerla así. Mis pezones rozaban las sabanas, aparte se movían de arriba a abajo.
Mordí mis labios desesperada. Debería empezar a leer más sobre los orgasmos, no sabía que podría tener tantos porqué justo ahora tendría otro nuevamente por segunda vez en el día.
Su miembro se deslizaba tan bien dentro de mí, se sentía tan bien, mejor que ayer. Creo que él también llegaría a su límite por qué sus embestidas fueron más rápidas y sus gemidos lo dejaban en visto. Chasqueos nublaban mi vista, hacía que mis ojos fuesen hacia arriba. Gemía tan suave, gruñendo y casi como si riera socarrón.
—¡Jungkook!
Chillé lo más que pude, estaba ahogándome, sentía que perdería la conciencia. Sentí que algo salía de ahí abajo, eran mis fluidos. Su miembro salió dentro de mí y de inmediato todo palpitaba. Mi cuerpo cayó sobre la cama, estaba rendida. Traté de recobrar mi respiración y de inmediato me sostuve con mis manos para darme la vuelta así verle.
Seguía arrodillado, su pene ya no estaba erecto. Sus manos estaban llenos de su semen, dejando sucia la cama también.
Su cuerpo también era como una obra de arte, se podía contemplar tan definidamente cada parte de él, sus abdominales marcados, sus pectorales, sus brazos musculosos y uno de ellos lleno de tatuajes, su rostro abrumador, sus labios entreabiertos tratando de obtener más aliento, una gota de sudor bajando desde su frente, sus ojos lujuriosos mirando a un punto en específico, su cabello despeinado y aquel piercing en su ceja, en su labio.
La definición perfecta, la imagen perfecta, la tenía enfrente, solo para mí.
Tragué saliva nerviosa y volví a caer a la cama. Se levantó y no me di cuenta hasta donde se fue. Traté de hacer lo mismo, pero mis piernas estaban entumecidas, aún no me acostumbraba, bueno, ayer pasó por primera vez y ahora de nuevo.
Quedé casi arrodillada sobre la cama. Observé como salía del baño, me miró y se acercó. Tomó mi barbilla para darme un escaso beso.
—Deberíamos ducharnos nuevamente.
—Pero solo a eso.
No podía confiar en él, ni siquiera en mí, la maldita mentirosa que tiene una depravada y una ingenua dentro de su cabeza, Bora, quién estaba sintiendo cosas por el estúpido chico a quién le cortó el cabello y que él le tiró una bandeja de refresco encima.
Estaba desquiciada.
Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak. <3
—Herbst
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