007.
Im Bora
Quería entender hasta donde somos capaces de llegar, si tan solo tuviéramos toda nuestra atención en aquello que está en nuestras narices, o en mi caso, debajo de mi cuerpo. Había algo más, explosivo, no solo quería besarlo, necesitaba quedarme ahí encima, averiguar lo que sentía.
Mordí mis labios inquieta. Me separé de él soltando un suspiro. No podía creerlo. Sin levantarme de encima de él, estiré mi brazo para alcanzar mi bolso. Saqué mi teléfono y lo encendí, tenía varias llamadas perdidas de Taehyun. No me di cuenta de que pasó tan rápido el tiempo.
Me levanté de golpe de encima de Jungkook y sacudí mi ropa. Faltaban minutos para que fuesen las 11, no me daría tiempo de ir por Taehyun y volver con las cosas junto a él. Dios, desde hace 9 años venimos a esta playa a hacer un pícnic nocturno y dormíamos aquí como celebración, jamás consideré que sería yo la que estaba a punto de romper la tradición y romper una promesa.
—Jungkook, necesito un favor —Al verme en mi estado, se levantó de inmediato también— Llévame de nuevo a la plaza, lo más rápido posible.
La presión de mi pecho podía conmigo. El rostro -posiblemente decepcionado- de Taehyun no dejaba de pasar por mi cabeza. No, la velocidad en la que iba Jungkook no sería suficiente. Llegué al punto, de que necesitaba llorar por la desesperación, todo esto es mi culpa, sí, mía. Tenía que hacer solo una cosa, llegar a tiempo.
Justo ahora, la atención de Jungkook hacia mí no me interesaba. Así que en cuento llegamos a la entrada, bajé del coche. Mierda. Las personas estaban recogiendo sus cosas. Sentí mi cuerpo pesado. Taehyun, Taehyun no volvería a hablarme en su vida.
Miré para todos los lados, no veía rastro de él, nada, nadie. Por la exasperación, llevé mis manos a mi cabeza, a nada de tomar mi cabello y jalarlo. Sí, estaba loca. Necesitaba ver a Taehyun, seguro quería explicación o simplemente no hablarme jamás.
—Bora.
No presté atención, era Jungkook, yo, lo único que podía pensar era en mi bobo. Este sentimiento que creí nunca volver a sentir apareció. Me sentía mal conmigo misma, decepcionada, le mentí, no cumplí a lo que dije y era importante, tanto para ambos. Podía ser adicta a mentir, no me importaba lo que dijeran, pero mentirle al ser que más amas sabiendo que herirás sus sentimientos cruzaban mis límites. No iba a llorar, pero sí me sentía frustrada.
Jungkook me tomó por los hombros por qué parecía no escucharle. Miró mi rostro preocupado.
—En todo el camino no quisiste decirme que pasa, ¿estás bien? ¿Le ocurrió algo a tu madre? ¡Bora!
Salí de mi bucle de decepción y sus ojos no dejaban de verme, sus cejas estaban enarcadas y literalmente sostenía mi cuerpo. Como una luz de la media noche, escuché la voz de mi madre. Jungkook me soltó y se colocó detrás de mí. Mis primas, la señora Hye, mi madre... pero él no.
—¿Dónde te habías metido? Taehyun estuvo buscándote todo este tiempo.
Mi labio inferior tembló. Maldición, por irme con Jungkook, por la estúpida intriga, interpuse la mejor noche de mi vida por otra pasajera.
Cuándo iba a preguntar por él, la verdadera luz apareció. Iba al estacionamiento, sobaba sus brazos, seguro aprovechó mi ausencia para ayudar. Sin importarme nada, salí corriendo hacia él. Tomé su mano con fuerza para que notara mi presencia.
—¡Taehyun! —Ahí estaba, una pequeña sonrisa en su rostro— Seguro estarás odiándome. Te juro que te puedo contar todo, yo, de verdad, lo lamento.
—Seguro ni miraste mis mensajes.
Saqué mi teléfono para encontrarme con tres mensajes precisos 'No es necesario que regreses a la plaza', 'Llevaré las cosas a la playa' 'Encárgate de estar ahí a tiempo' No podía ser. Un error lo comete cualquiera, pero he estado asegurándome en no decepcionar a nadie, en ponerme en el lugar de todo el mundo, de dar cariño, de demostrar que las promesas sinceras se pueden cumplir, menos las mentiras a los que era propensa a decir. Volví a tomar su mano y apreté mis ojos.
—Por favor, perdóname.
Sin escuchar respuesta, soltó su mano y su mirada no estaba en mí, sino en otra persona.
—Deberías aceptar sus disculpas y no dejar que te ruegue tanto.
No podía ser, no quería que se metiera, que digo, ¿por qué está aquí? Le di un codazo en su brazo porque se había colocado a mi lado. Taehyun parecía molesto por la presencia de él y claro, por la evidente interacción entre nosotros.
—Debería meterse en sus asuntos —La manera en la que le hablaba era formal. No me importaba, puedo hacer lo que fuese para que Taehyun no se sintiera molesto conmigo, ¿acaso era malo? Yo estaría igual, yo me hubiese enojado mucho, le dejaría de hablar por dos semanas. Olvidar un día importante es horrible, peor si es por qué te vas con otra persona.— Hablamos después Bora.
Quería seguirlo y recordé que respetaba siempre su espacio. Suspiré resignada. Se alejaba de mí, mi bobo, mi mejor amigo. Tapé mi rostro. No podía creerlo. ¿Qué iba a hacer sin Tae por dos semanas? Giré mi cuerpo y miré a Jungkook, no estaba, ¿en qué momento desapareció?
*
"Días bonitos, soleados, se aproximan" No, estos últimos tres días han sido grises, tristes y desastrosos para mí. El sol no sale en mi vida, cuándo ese jovencito no me habla, Dios, ¡No me ha hablado!. No me pidió en ningún momento alguna explicación. Las horas en el instituto eran aburridas, no podía molestarlo y no me atrevía a mirarlo mientras estudiaba, así que me encargué de estudiar también. Agregando qué, se tiñó el cabello de un tono gris rubio, siempre que se pintaba, yo lo ayudaba, me sentía vacía.
Debía liberarme de toda aquella presión.
Era la hora del receso, así que lo tomé para salir al parqué trasero del instituto. Había conseguido unos periódicos donde salían varios anuncios de trabajos, tal vez podría conseguir uno en algún restaurante que no fuese en el barrio, pero sí de medio tiempo.
Mientras caminaba observando el periódico como una anciana, lo bajé de mi vista y pude observar a Taehyun sentado ahí, comiendo sus sándwiches. Se miraba tan fea aquella imagen, siempre solía estar a su lado y me comía la mitad. Debería darle su espacio hasta que se le pasara un poquito su enojo, así que disimuladamente me di la vuelta para esconderme detrás de unas escaleras y sentar en las gradas, quería vigilarlo.
Miraba el periódico y a los segundos lo miraba a él, dos, cuatro, seis veces más, hasta que desapareció del banco y estaba enfrente de mí.
—Pareces una acosadora, ¿qué haces con ese periódico?
—Buscando un empleo. Ah, no te estaba espiando, solo que iba a sentarme en el banco, pero tú estabas ahí, llegué a la conclusión de que sería mejor quedarme aquí, respetándote como siempre lo he hecho, esperando al día en que decidas hablarle. Aunque, yo te esperaría si me volvieses a hablar después de un mes o incluso un año, aunque si no me contaras que tienes novia, me enojaría.
—Estás hablando mucho. —Entrecerré mis ojos. Se sentó a mi lado y en el espacio que nos separaba, dejó un trozo de sándwich envuelto. ¡Estaba entero!— Mi madre me dijo que te diera uno entero hoy, lo preparó para ti.
—¿Estás enojado conmigo?
—Bora, ¿puedes comerlo y ya?
Solté una risilla y dejé a un lado el periódico que luego él tomó. El sándwich estaba muy bueno, sin corteza como me gustaba. Cuándo lo acabé, tomé de la botella de agua que dejó también a un lado y me apoyé en su hombro para ver lo que veía.
—Si yo lo hubiera hecho, ¿cómo reaccionarías tú? —Subí la mirada para poder verlo.
—Pues, yo me enojaría, te reclamaría en el momento, te diría cuánto me dolió y al día siguiente te pediría perdón por gritarte. Te pediría explicaciones, esperaría a que me dijeras si quisieras volver a ir y te daría tu regalo.
Asintió, como si comprendiera lo que decía. Yo, iba a decirle que sí quería volver a ir, pero no sabría como iba a reaccionar, aún no sé cómo darle su regalo -dicho regalo que mi madre guardó-. Me levanté de la escalera y alcé mi mano para querer hacer las pases.
—¿Podrías perdonar a la tonta y única amiga que tienes y permitirle ir de nuevo a la playa?
—Tú tampoco tienes más amigos.
—¿Para qué querría tener más? —Me dio la mano aceptando mis disculpas y sonrió. Creí que sería un infierno estos días.— No puedo vivir sin ti Taehyun, estos días fueron horribles, no pude soportar la idea de NO molestarte, no jalarte los mofletes, ayer no fui al gimnasio a verte, no nos hemos despedido en la colinilla, no has ido al restaurante. ¡Ah!
Hice un ademán con mi labio inferior, para parecer que lloraba, pero no le importaba.
—Yo aproveché a estudiar sin tu presencia.
Que descarado que era, se lo dejaba pasar esta vez.
No podría vivir alejada de Taehyun, era parte de mí, todo lo que era. Los días negros de mis peores años, se coloreaban de gris gracias a él y así empezaban a tener más color.
Cuándo lo conocí, era un flacucho delgado, cuatro centímetros más bajo que yo, con grandes ojos negros y brillantes. Me gustaba protegerlo de cualquiera que lo mirara mal, no me gustaba cuándo lloraba. Según él, ahora los papeles cambiaron, pero que somos lo mismo. A pesar de que sé que me disculpó, esa presión de decepción no puedo sacarla de mi pecho.
Era tarde por la noche. Por no poder encontrar nada en el periódico, decidí ir a ese, un anuncio que estaba afuera del gimnasio donde entrenaba Taehyun; necesitaban a una chica como ayudante de secretaría, la idea no me desagradaba. Ordené mi carta de presentación y todo lo que creía necesario, bueno, mentí diciendo que sabía ciertas cosas. Necesitaba ese trabajo.
Suponía que haría mucho frío, pero al parecer, era una noche cálida y en las calles habían muchas personas. Más arriba del barrio, en la ciudad estaba ese empleo. Cuándo estaba enfrente del edificio que salía en la dirección, decidí acercarme a la entrada. Por lo visto, cerrarían en dos horas, así que llegué a tiempo.
No miré a nadie al entrar, la sala estaba sola y solo habían dos puertas a la vista, un pasillo y lo que parecía ser, la recepción. No miraba señal de nadie, hasta que una chica llegó casi corriendo, asustada por qué no sabía quién era yo.
—Buenos días, señorita, bienvenida, ¿le puedo ayudar en algo?
Me acerqué a ella y la miré. Arreglaba su ropa con cuidado, su camisa estaba con tres botones desabrochados y sus medias de lado, seguro estaba teniendo un encuentro sexual con alguien, lo que me faltaba en la empresa que venía a pedir empleo. Coloqué una carpeta con mis papeles para llamar su atención.
—Leí su anuncio de que buscaban a una chica joven, para que trabajara como ayudante de una secretaria. Me gustaría que me hicieran una entrevista. Envié también dichos papeles por correo, me dijeron que podía venir a intentarlo. Necesito mucho este empleo.
—Veo que estás muy interesada.
Asentí. Había sido directa, pero ese era el propósito. Tomó mis papeles y los leyó por encima para luego dejarlos a un lado del escritorio.
—Puede pasar por este pasillo, subir al ascensor que la llevará hasta el piso 4º, ahí hay otra persona que la atenderá y le dirá quién la puede guiar.
Escuché bien sus instrucciones y me encaminé.
Toda la tarde la ocupé para estudiar, espero no se me olvide nada, debía tener cuidado en cuanto las preguntas que me llegaran a hacer, saber qué responder.
Las puertas se abrieron y salí del ascensor en el piso 4º y de inmediato me encontré con una oficinista al lado derecho. Mis pasos fueron hacia ella. Habían dos escritorios y ella estaba al lado de la pared.
—Buenas noches, mi compañera me acaba de llamar. Veo por lo que vienes y qué suerte. Han venido varias chicas a presentarse, eres la única que no viene vestida tan formal, tus datos son perfectos a los que pedimos, fuiste la más directa y ni siquiera te he visto sonreír. No sé si puedas a ayudarle a Choi.
No tengo ni la menor idea de lo que hablaba esta mujer, solo quería que me entrevistaran. Iba bien vestida, según creía yo, un vestido casi formal de color marrón y unas zapatillas, puro estilo. Dejó de prestarme atención y empezó a ver algo en su pantalla. De un momento a otro, tomó su teléfono y marcó un botón.
—Señor, una jovencita interesada en el puesto está aquí, ¿quiere que la haga pasar?
Miré que le estaban dando algunas indicaciones y después colgó.
—Escucha, esta puerta que está aquí —Giré mi cabeza hacia donde ella señalaba— Esta es la oficina del jefe. Puedes pasar, dijo que él personalmente te haría la entrevista. Sobre tus documentos, los pasaré a mis archivos con una copia y luego te daré los originales.
Asentí y di media vuelta. Me pregunto si es que ella es la secretaría del 'jefe' de la empresa, por ello tiene su escritorio al lado de la oficina del señor. Tomé la manilla de la puerta e ingresé.
La puerta se cerró detrás de mí y miré a quién menos me imaginé, quién posiblemente me haría la vida imposible si me aceptaba. ¿Qué peor podía ser estar trabajando en la empresa del Jeon Hyun wook?
Mi cuerpo quedó helado por completo, mirando a Jeon Hyun wook en su silla detrás del escritorio. Tuve que ser demasiado tonta para no darme cuenta de que podía existir la posibilidad de que él sería el dueño. Había un papel que ofrecían empleo de 'ayudante a una secretaria' en un gimnasio.
Aquel hombre alejó la mirada de la pantalla de su computador para poder verme, no se inmutó cuándo me vio, ¿no me recuerda? Ojalá que no, aunque mi odio por él no cambiaría.
—Buenas noches, señorita...—Revisó de nuevo la pantalla de enfrente suyo— Im Bo-Ra.
Mi nombre en sus labios, uh. Asentí y me acerqué. Tomé asiento y ordené mi vestido. Que empezara ya con sus preguntas, estaba segura de que no me tomaría en cuenta al darse cuenta de quién era. Haría lo mejor posible por agradar aunque tuviese una mala imagen de mí.
—¿Qué te trajo aquí jovencita?
—El destino. Necesito un empleo antes de entrar a la universidad, entonces encontré el volante en un gimnasio y no dudé en venir aquí. Creo que si me toma en cuenta, aprenderé más.
Había algo en la mirada de ese hombre que me recordaba a alguien y no podría decir a quién. Me empecé a sentir incómoda por su culpa, su mirada estaba fija en mí, analizándome por cada movimiento que hiciera.
—Tiene demasiados talentos que nunca juzgué que una persona como usted tuviera, ¿en verdad sabe organizar eventos? —Asentí, solo tenía idea de organizar eventos en el barrio— Ya veo. Escuche, mi secretaria está embarazada y vuelve mañana, pero necesitamos que alguien le ayude en todo lo que necesite. La mujer que está afuera, es secretaria de otro socio, pero por hoy está ahí. ¿Usted se ve capaz de soportar todo aquello?
Exclusivamente me dediqué a asentir ante sus palabras.
—¿Le comió la lengua algún ratón? —Se levantó de su silla. Rodeó su escritorio, quedando enfrente de este, apoyando su cuerpo y estando enfrente de mí— La vida tiene muchas coincidencias, se mira más decente que la primera vez que nos miramos, aparte, veo que también necesita mi dinero, al igual que aquella abuela.
Esto era el colmo. Mi corazón se aceleró y no podía aguantarlo. Me levanté de golpe de la silla, quería humillarme y eso no lo iba a permitir. Quería ganar dinero, pero jamás de este asco de hombre. Suspiré lo más fuerte que pude para que notara mi disgusto y me di la vuelta para salir de ahí.
—Te contrato, te veo capacitada —Detuve mi andar cuándo estaba a nada de tomar la manilla de la puerta— Aunque, me parece una falta de respeto que hagas eso. Algo que creo que no es cierto en tu carta de presentación es la educación, tiene muy poca.
—Señor Jeon, contráteme si quiere, pero hágalo por mis capacidades, no para hacerme la vida imposible, por qué usted tampoco me cae tan bien que digamos.
Se cruzó de brazos y soltó una pequeña risa. Si llegase a hacer algo contra él en esta empresa, podía demandarme, así que no me atrevería a intentarlo, pero no me iba a disculpar por todas las cosas que seguro le diría cuándo me acosara. Iba a aceptar el trabajo, pagaban bien, podría pagar los medicamentos de mi padre y aparte ayudar a mi madre con cuotas.
Me acerqué a él, debía pensar bien, debía cambiar solo un poco para durar un par de meses y cuándo ya no lo necesitase, decir todo lo que piense, que me despida y conseguir otro empleo aunque sea difícil.
Bajé un poco la cabeza haciendo una reverencia, por qué sí tenía educación.
—¿Dónde hay que firmar?
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Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak. <3
—herbst
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