Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

001.

Im Bora

Un día atrás

Era temprano por la mañana y tocaba ir al instituto.

Cuándo acabé de ponerme mis zapatos, salí corriendo para pasar por el local de Hye y Kwang, aunque a él no lo había visto.

Me detuve primero donde mi madre, discutimos porque salí sin comer nada, quería darme una de sus sopas, pero sabía que no me agradan los calamares, peor de mañana. El local estaba abierto como siempre, me adentré y me saludó con uno de sus besos más llenos de amor y su abrazo acogedor. Me dio una caja de zumo, porque era la segunda mujer que siempre me reñía cuándo no comía. Después de saludarla, salí con prisa.

Mientras subía la pequeña colina que me llevaría donde a la parada de bus, Taehyun apareció frente a mis ojos.

Lo conocía desde hace 10 años, pero nunca supe donde vivía. Su madre también tenía un negocio cerca del barrio donde vivíamos, solíamos visitarlo, pero su casa nunca. Era un chico tímido, alegre, alentaba a todo el mundo, a veces los vecinos decían que era como mi versión sincera a la vista.

—¿Estudiaste?

Asentí y me empujó.

—Eres muy mentirosa, demasiado.

No dije más y seguimos caminando. Llegamos a la parada y el autobús justo había llegado.

Pagamos al conductor, así dirigirnos a nuestros asientos favoritos; los asientos del final, a la parte derecha, él a la ventana y yo a su lado.

Puse mi mochila sobre mis piernas, saqué mis auriculares y le di uno a él.

—¿Aún sigues con estos? Te dije que podía regalarte unos auriculares con Bluetooth, son más fáciles de llevar.

—No entiendo la insistencia, estos funcionan a la perfección.

—¿Desde cuándo los tienes? Bora, te los regalé hace 2 años.

No respondí y los conecté a mi móvil. No eran caros, pero no era como que yo tuviese dinero, no me gustaba pedirle a mi madre y un día, cuándo los míos se arruinaron, para mi cumpleaños número 18, él me regaló unos. Están perfectos, no los cambiaría hasta que se arruinaran.

La música empezó a sonar, era la playlist de Taehyun, le tocaba hoy a él.

—Hoy es martes, ¿irás a entrenar?

Asintió mientras tenía los ojos cerrados. Me tocaría acompañarlo, como siempre. Podía ser lo que fuese, pero era mi amigo y lo apoyaba aunque lo molestara. Era un principiante en el boxeo, empezó en el primer año de secundaria, se sentía extasiado cada vez que practicaba, hasta que un día le tocó un combate y ganó, sabía que quería hacer eso siempre.

Por otro lado, yo, yo no era nadie. Era la hija de la dueña del restaurante famoso del barrio "La mejor sopa fría de calamares", barrio que nombramos como 집, Jib. Es decir, cualquier que se adentraba al lugar, se sentía como en su hogar. Hay muchos restaurantes, tiendas de ropa, casas de los dueños de los locales, peluquería y más.

Nuestro instituto estaba lejos, era en la ciudad. Gracias a que teníamos unos buenos ingresos, eso le permitía a mi madre pagarme ese sitio –no era privado–, pero si uno muy bueno, según decían, a mí es que me daba igual.

—Sabes, pensando bien lo que dije hace años —Lo miré—, ser mi sueño, no significa que su actitud sea lo que me importe.

Oh, estaba hablando del chico al cual admiraba, se trataba de un boxeador que se estaba haciendo conocido en todo el país, impactaba su edad y tenacidad.

Por Taehyun, miré un par de sus fotos cuándo luchaba, parecían borrosas, pero cuándo lo vi por la televisión, no estaba tan mal, su cuerpo era tonificado y lucia de tatuajes en su brazo derecho, era realmente guapo y bueno en lo que hacía.

Bajamos del autobús. Me colgué de su brazo cuándo estábamos acercándonos al instituto.

—¿Otra vez Bora?

Sentí su mirada en mí y solo solté una risilla.

—Esto es un 50/50, para ambos.

Había un chico, podíamos llamarlo "mi próximo ligue", un día habíamos quedado para vernos en la cuarta planta del instituto, en un sector solitario donde nadie pasaba. Nos besaríamos.

La cosa es que, nunca llegó. Ese día se fue con otra chica, era una perra que no me caía bien, pero esa perra era la enamorada de Taehyun, él estaba loco por ella.

Le dije que podíamos hacer que éramos novios para darle celos a él, así la perra quedaría sola, pero siempre se niega.

—No mientas, es malo.

—Ni mintis, is mili.

Le remedé. Solté su brazo y tomé su mano para seguir avanzando.

La primera hora, era inglés Maravilloso. Emocionante. Increíble. Me iba a tirar por la ventana.







El maestro hablaba por los codos explicando las mil maneras de llamarle a una cosa y mi cabeza únicamente pensaba en como seríamos capaces de dormir con los ojos abiertos, quería hacerlo justo ahora. Si me descubrían, no podría decir otra mentira, había tomado todas mis opciones y la última era culpar a alguien más.

Sin que pudiese, cerré mis ojos poco a poco y como si lo supiese, el maestro dejó caer su libro en su escritorio. Me espanté al escuchar mi nombre salir de su boca.

—¿La excusa esta vez?

—Sabe que nunca miento, son cosas que me pasan y no puedo ir en contra de ellas. Esta vez, por culpa de alguien, estuve en vela toda la noche, por ello me era incapaz de poner atención hoy.

No dijo nada y se dio la vuelta.

—Puede tomar asiento, señorita Im, le creo y aprecio su sinceridad.

Me senté de nuevo y sonreí.

Apoyé mi cabeza en el escritorio, dejando mi mirada en Taehyun que me miraba con cara de pocos amigos. Por debajo de la mesa, saqué mi mano y le enseñé mi dedo de en medio, lo cual ignoró.

—Honesty is the first chapter in the book of wisdom.

La cita semanal que el maestro siempre escribía en la pizarra, nos tocaba repetirlo como unos nenes de primaria.

—No lo olviden, nunca. La clase acabó. Nos vemos mañana.

Quise parecer civil, con la mejor postura, pero cuándo salió me levanté de mi silla y con un solo paso, me acerqué a Taehyun.

La chica que se sentaba delante de él, también se había levantado, así que aproveché a sentarme ahí. Apoyé mis manos en su escritorio y miré lo que hacía. Tenía su libro lleno de apuntes, marcado con post-it y marcador amarillo. Seguro estaba estudiando.

—No deberías estar aquí —Dijo con la vista en su libro. Pasó página y seguía repitiendo lo que leía en voz baja— En dos meses y medio son los exámenes para probar el ingreso a la universidad.

Sabía a qué se refería, así que tomé uno de sus lápices para jugar con él.

>>>—La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría. Me pregunto cuándo es que dejarás de mentir. Un día llegarás a lastimar a los demás y a ti misma por tus acciones.

—Bla, bla, bla. Sigue estudiando hombre sabio, ya vuelvo, iré al lavabo.

Me acerqué a él y le di un beso en su mejilla. Todos los de las clases estaban acostumbrados a aquello, pero mi ex ligue miró la escena, lo fiché.

Taehyun quería limpiar su mejilla, pero sabía que si lo hacía, se arrepentiría, era mi estrategia.

Salí del salón. Mientras caminaba por los pasillos, conseguí mis objetivos. Él me seguía. Empecé a subir las escaleras para llegar al tercer piso. Hoy, todos tenían clases en las dos primeras plantas, pero quería llegar a la cuarta o tal vez al tejado.

Al final de las escaleras, unas manos me empujaron hacia enfrente, pegando la espalda a la pared. Sus brazos se quedaron cubriendo mi cabeza, haciendo que no escapara. Mordí mi labio al verlo molesto, aunque también me daba gracia que pretendía asustarme.

Me tomó de la nuca para quererme besar, pero lo detuve cuándo íbamos a empezar a rozar los labios.

—¿Qué ocurre señor veloz? Creí que la preferías a ella.

—An Min-Ju, no me interesa. Ese día iba a ir por ti, pero sabes que voy con ella en el grupo...

—La verdad es que no me interesa. Esa, ¿está interesada en ti?

Acaricié su cabello delicadamente. Quería saber si se traía algo entre manos, desde que me rechazó por la razón que sea, dejó de interesarme, ahora quería saber si esa perra quería algo con él, si era así, Taehyun estaría dolido.

Su cuerpo me aferró más a la pared, nuestros cuerpos estaban más juntos, una de sus manos bajó a mi cintura, queriendo llegar a mi trasero y la otra seguía aferrada a mi nuca. Sentí como acercaba su nariz a mi cuello, oliéndome, aquello no me gustaba.

—No te entiendo.

—Ni lo harás.

Hice una pequeña acción como que iba a besarlo, tomé su nuca y lo pegué a mis labios, susurrando lo que siempre digo cuándo me deja de interesar alguien o pide segundas oportunidades.

—Eres pasado, Park Jisung.

Lo solté, traté de empujarlo para que me soltara también. Tomó mi muñeca con fuerza y volvió a acorralarme contra la pared, me quejé porque me había dolido. Trató besarme, pero moví mi cabeza para no hacerlo.

Ningún hombre tenía derecho a besar a una mujer u hombre si este segundo no quería. Vale, que sí, que lo provoqué un poco, pero le dije que no. A pesar de estar cerca, lo empujé con todas mis fuerzas y le di una cachetada.

—Ya no.

Una media sonrisa apareció en su rostro y tomó su mejilla.

—Lo siento, en verdad quería besarte. Me arrepiento por dejarte esperando, se que eres difícil de conseguir y cuándo...

No dejé que acabará y lo empujé a un lado. Volví a acercarme a las escaleras y ahí estaba Taehyun, sus manos dentro del bolsillo de su pantalón, había observado la escena. Me coloqué a su lado y vi que detrás venía Min-ju ¿acaso era una reunión?

—Vámonos.

No separaba su mirada de Jisung, alzó su mano para que la tomara y así lo hice. Empezamos a bajar las escaleras y nos detuvimos al ver como ella también se detuvo enfrente de nosotros. Miró nuestras manos agarradas y traté de soltarme para que no creyera que teníamos algo.

—Tengo que ir a buscar a la maestra, ¿qué hacen por aquí?

Le di una palmada en la espalda a Taehyun y me alejé.

—Este chico es como un héroe, vino a buscarme porque Jisung estaba acosándome. Es lo mejor que tengo. Me retiro.

Caminé, me di la vuelta al segundo y le guiñé un ojo a Taehyun mientras alzaba los pulgares hacia arriba. Espero que esa perra trate de hablarle y que el bobo también diga algo.

Me dirigí al salón a esperar que el día acabara.



*



La calle estaba iluminada, los locales tenían adornos tan lindos cuando caía la noche. El bullicio daba ambiente acogedor al barrio, me gustaba tanto. La luna, con la ayuda de las estrellas, brindaban una especie de paraíso extremo justo ahora, el frío nos cubría y abrazaba dando a entender que era cómodo.

Quería ver al señor Chin-mae, tenía cuantas pendientes con él.

La semana pasado, fue ido a la peluquería que estaba a unos kilómetros de mi tienda, dijo que quería un corte de peinado, pero no le gustó como quedó y por ello no pagó. Era muy propenso a hacer aquello, me caía muy mal. Estafaba a sus clientes, mentía y se creía con mucho poder solo porque tenía "conocidos."

La alguacil Bora iba a hacer algo al respecto. Cambié mi ruta e iba a ir ahí.

El lugar era lindo para quien lo tomara así. Podías entrar si eras mayor de 20 años, aunque ilegalmente dejaba entrar a los de 17, eran de esos adolescentes que fumaban y bebían a temprana a edad.

Mire la entrada, habían tres chicos aun con sus uniformes, haciendo bromas y con colillas entre sus dedos.

—Mocosos.

Susurré antes de entrar y me escucharon. Se levantaron mientras renegaban.

—Mierda, vienes a joder.

Vaya boca que tenían. Eran unos malcriados que merecían un par de nalgadas.

—Sabemos quién eres, la chica calamares, la más mentirosa del barrio. Te conocemos, eres fea y no le agradas a ninguno de nuestros amigos.

—Hyung, no digas eso.

—Bueno, nada más a mi amigo le gustas.

Fruncí mis labios y me acerqué a estos. Le di un golpe en su frente y quité sus cigarrillos. Dos de ellos eran más altos que yo y el Hyung, de mi tamaño.

—Si no los pierdo de vista en menos de 5 minutos, juro que los acuso con su madre, saben que me van a creer, malditos, niños, asquerosos que no hacen más que arruinar sus vidas —Volví al tal Hyung y tomé su quijada, acerqué mi rostro, de inmediato lo vi sonrojarse— ¡Lárgate, ahora!

Tomaron sus mochilas y los vi alejarse. Los jóvenes de ahora, apenas tenía 2 años más que ellos, pero de nada servía arruinar tu vida fumando o bebiendo.

Volví a mi plan. Entre al local, que era un bar restaurante. Estaba lleno de hombres, parcialmente con mucho dinero. Me acerqué a la barra, tomé la silla y me senté mirando a la mesera. La chica era linda, era casi como una maestra para mí sobre la vida. Sería genial que su padre tuviera otro local y que no dejara su vida ayudándolo.

—¡Bora!

Me sonrió al verme.

—¡Hermana mayor!

Se centró en mí y puso una copa con jugo de melocotón, junto a una pajilla.

—Hace unos días iba a ir a visitarte, pero la universidad no me da tiempo, tampoco estando aquí.

Miró el ambiente. Me giré un poco para ver a su padre, estaba charlando con unos hombres que aparentemente eran exclusivos.

—Veo que cada día el señor Chin-mae consigue clientes más, con más billetes.

Ella asintió. Siguió atendiendo a los demás de la barra. Saqué mi teléfono de mi pantalón. Calculé la hora y empecé a pensar que hacer.

Quería decir algo y en eso sentí una mano en mi espalda, era él.

—Jovencita, ¿qué te trae por aquí? Veo que Yuna ya te sirvió.

Asentí. Me giré nuevamente y vi como él se centraba en aquellos clientes que se acercaban a nosotros. Tuvieron una pequeña charla que traté de escucharla lo mejor que pude.

—Jefe, le aseguro que será muy bien recibido aquí.

—Chin, asegúrate que la estadía aquí sea agradable, sabes que él es un muchacho muy querido y si sabe que no le has enseñado bien el lugar, nuestro señor...

No pude escucharlos bien, cada vez hablaban más bajo. Las sonrisas incómodas aparecieron y aquellos hombres salieron.

—¿De nuevo papá?

—Esta vez ganaremos más dinero, hija. El jovencito que te comenté, al final vendrá y estoy encargado de mostrarle el sitio, parte del barrio, deberé cuidarlo, ¿sabes que significa? Obtendremos más ganancias y prometieron que nuestro negocio se agrandaría más.

—¿Cuándo vendrá?

—Mañana.

Lo lamento mucho por Yuna, pero su padre no era de fiar, conseguir dinero haciendo cosas malas no era lo adecuado, no así. En verdad no me importaba lo que hiciera, pero por lo que le ha hecho a varios vecinos, me las pagaría.

Me bajé de la silla y pagué mi jugo. Me despedí y salí del sitio. Había escuchado suficiente, mi momento de especialidad había llegado.

.

.


.

Tomen agüita, dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak. <3

— Herbst

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro