I
Una producción de
Protagonizada por: Valeria Gutiérres
Antagonizada por...
Un mes y unos cuantos días después de Revolutionaries
Valeria Gutiérres, aquella chica de quince años, cabello castaño claro, ojos ámbar y piel clara estaba más que feliz por su relativamente reciente aventura con los Revolitionaries. Jamás en su vida imagino tener una eventual con superheroes y su emoción había sido muy grande.
Se encontraba saliendo de su escuela, aquel lugar que se había convertido su prision, vaya que odiaba ese lugar. Iba a casa de su vecina, una mujer de edad avanzada cuyos hijos la habían dejado a su suerte y necesitaba ayuda en varias cosas, Valeria se había ofrecido a ayudarla ese día, a fin de cuentas sus clases de música se habían cancelado ese dia.
Al llegar a aquella casa de un piso y de color blanco tocó la puerta, a los pocos minutos una mujer algo baja, delgada y de cabello gris la recibió.
—Hola Val, bienvenida. Pasa, pasa —saluda la ancianos con su voz ligeramente ronca resonó en los oídos de la castaña
—Gracias señora Rosa —agradece Valeria.
La casa era bastante acogedora en realidad, cuento le hubiera gustado que su casa luciera así. Su padre no era el mejor, siempre llegaba borracho a la casa y encerraba a su hija en su habitación mientras sus amigos estaban abajo.
Lamentablemente su madre había fallecido, era una mujer muy dulce y en sus tiempos de vida había ayudado de gran manera a toda la ciudad.
Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que un fuerte ruido había sonado en la parte trasera de la casa, la señora fue a revisar, Valeria no noto la ausencia de la mujer hasta que escucho un grito en la cocina. Fue caminando sigilosamente hacia el lugar y cuando se asomo vio a la mujer tirada en el piso con un charco de sangre a su alrededor. Parado a su lado estaba un hombre de negro con un pedazo de botella rota llena de ese líquido carmesí. La había matado.
Los ojos de la castaña brillaron con un intenso rojo escarlata, rápidamente fue detrás de aquel desconocido y con sólo mover la mano, hizo levitar a aquel sujeto mientras una especie de energía escarlata brillaba alrededor de él. Los gritos del hombre resonaban en aquella calle vacía, llevaba meses intentando controlar bien sus poderes, recordando los consejos que los Revolutionaries le dieron a la hora de la batalla lo estaba haciendo correctamente. Cuantas ganas tenía de poder acabar con aquel sujeto, podría intentar quitarle el aire, pero esa no era ella. Valeria no era capaz de matar a un ser humano o animal, aunque aquella vez en Buenos Aires no tuvo opinión, ella sabía que no estaba bien.
Pensó en un lugar y apareció ahí mágicamente, estaba detrás de aquel hombre, luego con un palo golpeó su cabeza y cayó desmayado, despues tomó su teléfono y llamo a la policía, pronto estarían ahí.
—¿Qué mierda fue eso? —pregunta sorprendida una chica de cabellos rojos y ojos verdes apareció en la escena, había visto todo lo que había pasado.
—Yo... —empezó a decir Valeria—. Te puedo explicar pero no le digas a nadie. Por favor.
—Bien, pero vamonos, pronto llegara la policía y no creo que quieras que se enteren —sugirió la chica.
Valeria se dejó llevar por aquella desconocida y llegaron a un pequeño parque desierto.
—Antes de que te diga algo —comienza Valeria sentandose—. ¿Cómo te llamas?
—Soy Vanesa Goldwitch, es un gusto conocerte. Ahora habla —se presentó la chica
A Valeria se le hizo un poco raro que la chica tuviera tanto interés en el tema, pero lo ignoro.
—Bueno, mi madre era hija de un super humano, heredó sus poderes y yo también los herede. Fin —no era un tema que le gustar mucho tocar así que simplemente lo resumió así.
—Qué gran historia —dice Vanesa sarcásticamente—, pero ¿Cómo que un super humano? Explica mas.
—Bien, unos científicos hicieron experimentos con jugar abuelo, consiguió poderes pero antes de que lo investigaran mas a fondo escapó. No pienso decir nada más, lo siento —termino Valeria mientras se paraba.
Tal vez el origen de sus poderes era mucho más profundo que el echo de que un científico loco hubiera hecho experimentos con sus antepasados, podría ser un origen mucho más grande y peligroso, un origen que solo el causante conocía, no Valeria.
Valeria estaba por irse, no tenia ganas de seguir hablando, la mujer que había muerto hacia menos de una hora era como una madre para ella. No tenía humor para hablar.
—¡Espera! —grito la chica—. Bueno... soy nueva aquí y me gustaría ser tu amiga ¿Quieres?
—De acuerdo —acepta Valeria—. Ahora me tengo que ir, perdón pero no tengo ganas de hablar ahora.
—Tranquila, lo entiendo —comprendió la chica.
Valeria aprovechando que esa chica ya había visto lo aún podía hacer pensó en su cuarto y apareció ahí en cuestión de segundos.
Escuchaba voces en la sala, eran de su padre y otro hombre que no reconocía. Quiso probar si controlaba otro de sus poderes más útiles, la invisibilidad, no sabia si los poderes que había descubierto eran los únicos por que puede que su madre tuviera más y si no los heredaba sería muy injusto. Solo pensaba en desaparecer como lo hizo junto al equipo, en volverse aire, ser invisible, no podía a pesar de que recordará los consejos, pasaron los minutos y lo logro, no sabia como pero lo había conseguido y ya estaba lista para bajar. Solo esperaba que durará lo suficiente para no ser atrapada. Fue bajando silenciosamente mientras las voces se entendían cada vez más.
—Tu hija, ¿Ya sabes si tiene los poderes? —dice una voz, pero Valeria no reconocía esa voz ¿quien era?.
—Aún no, no tiene ni idea de lo que pasa bajo su propio techo, sin contar que no sabe de lo que mis "amigos" y yo hablamos —contesta su padre para luego soltar una carcajada.
Algo raro estaba pasando aunque de cierta forma tenía razón; no sabia lo que pasaba en su casa.
En esos momentos lo que más quería saber era quien era ese tipo, que sabía de su madre y como lo sabia ¿Y si su padre le había dicho el secreto que tanto había cuidado? No haría eso... ¿O si?. Tenía tantas preguntas en su cabeza que ni había prestado atención en el resto de la conversación entre su padre y aquel hombre.
Tal vez su padre fuera un borracho de primera, o quizá solo decía eso y en realidad no era un alcohólico. No lo iba a admitir, pero Valeria tenía miedo a su propio padre. ¿No se suponía que los padres protegían a sus hijos? Si no supiera del tema diría que la quería vender. ¿Y si era eso?
—Probablemente sólo estoy siendo loca, estoy delirando. Eso es —reflexionó Valeria—. Mi padre no sería capaz de eso, no me cuidaba o algo así, pero a fin de cuentas era mi padre. No sería capaz de eso.
En medio de un bosque a las afueras de la ciudad.
—Lo hiciste muy buen, Alex —una voz femenina resonaba entre los arboles—. Ahora lo único que debe hacer es ganarse la confianza de esa niñita.
—Señora, ¿Cuando le dirá su verdadero origen? —consulta el chico que había matado a aquella anciana, el cual estaba arrodillado frente a esa bruja.
—Cuando sea tiempo, Alex. No falta mucho para que eso llegue, pero hay que esperar. Solo se necesita paciencia —responde la mujer y un intenso brillo blanco resplandecía de su cuerpo.
—Antes de irme, muchas gracias por haberme librado de esos oficiales —agradece el chico.
—No agradezcas, lo hice por que eres de utilidad. Nada mas —contesta la mujer que pese ser su hijo, la bruja lo trataba de pésima forma
El chico sin decir nada se levantó del suelo, hizo una leve reverencia a la que era su jefa y madre y se dirigió
a su "casa", si, a esa pequeña cabaña abandonada se podría decir, a la espera de su próxima mision
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