cap 3
Estaba haciendo la tarea en mi cuarto, no era nada difícil, solo un par de ejercicios de Matemáticas y un crucigrama de Ciencias. Lo termine en una hora. Me quede pensando en todo lo que paso después de haber enseñado mi dibujo a los chicos.
Me había acercado a ellos para ver mi dibujo con más detenimiento. Lo que vi me sorprendió, ya que en la imagen, aparecía un personaje que frecuenta mis sueños.
En el dibujo, se mostraba a una persona de género indefinido. Su postura era melancólica y triste, está sentada con las piernas levemente pegadas al cuerpo. Apoyaba su cabeza en sus rodillas, ocultando su rostro con sus brazos.
Tenía los cabellos cortos hasta los hombros. De complexión delgada casi femenina, pero sé que no es mujer, sino un chico. Vestía un simple vestido desgastado en el borde de la falda. Detrás en su espalda, justo en los omóplatos, nacían unas hermosas alas que daba la apariencia de un ángel caído.
-Wolf, tu dibujaste esto –el primero en hablar fue Fox, que me miraba como si fuera un fantasma.
-Sí, no sabía bien que era lo que dibujaba –le respondo nerviosa- hasta ahora que lo veo con más detalles.
-Pues déjame decirte –comenta Alex- que este dibujo será el ganador del concurso e la siguiente semana –dice con una sonrisa sincera, pasándome el dibujo.
-Tienes razón Alex –menciona sonriente, como si nunca me hubiera dado esa mirada- Y esta vez que te inspiro –me pregunta.
Cuando le iba a responder, una compañera me pasa la voz ya que alguien me esperaba fuera del salón. Al salir me encontré con la Profesora Andy, de Ciencias Naturales. Es mi profesora favorita.
Es una mujer de unos 55 años, pero se ve más joven como de 20. Tiene el cabello rizado color chocolate. Su piel es trigueña, en el rostro tiene algunas pecas. Sus ojos son dorados, los cuales brillan con emoción al momento de enseñar. Es una persona muy divertida y dedicada a su trabajo.
-Querida que bueno que te encuentro –me da un abrazo- toma esto –me da 3 hojas parecidas a cartulinas, yo la miro confundida.
-Y para qué son profesora Andy –le comento antes de que se valla.
-Hay mi niña, que olvidadiza eres –me sonríe- son los resultados del concurso –me da otra hoja- Esta de aquí la lees frente a todos y las otras les das a los ganadores, entiendes cariño –después de eso se va no sé a dónde.
Emocionada entro y después de gritar por atención, logro mi cometido. Empiezo a narrar el contenido del papel y después de eso, veo los cartones y leo los nombres de los ganadores.
-Alexandra Jackson –mi hermana casi salta de la emoción- El siguiente es... Fabián Smith –Fox suelta un grito de alegría, y se acerca a mi junto con Alex- Y por último... Wólfram di Ángelo –al mencionar eso me quede estática, y después solté un grito lleno de júbilo.
Después de eso los demás de chicos de mi clase nos felicitaron y nos desearon suerte en el viaje que ganamos. Cuando todo el jaleo se terminó, continuamos con nuestras cosas. Ni yo ni mis amigos nos acordamos del dibujo. Hasta después de la salida.
Terminando la jornada escolar, todos los alumnos se dirigían a sus hogares, al igual que nosotros 3. Hablamos por el camino hasta la parte en donde nos separábamos. Alex se había adelantado, estaba por tomar también mi camino cuando escucho a Fox. Me volteo y nuestras miradas se cruzan.
-Ten cuidado con tus ilustraciones –me dice sin mirarme- pueden revelar mensajes, tan claros como el agua.
Después de eso me sonrió y se despidió. Una vez sola saque a Yugi de mi mochila, don lo oculte antes de la salida, le conté sobre la conversación anterior. Y le pregunte porque me lo dijo, pero este solo me miro con cara curiosa.
Y es como estoy ahora, aquí en mi cama, pensando todo eso con una bolsa de gomitas acidas a mi costado. El gato durmiendo a pocos metros de mí, imitando mí posición que era boca arriba.
Pasaron unos minutos, y nada pasaba por mi cabeza. No tenía ni idea que hacer.
-Esto es mega aburrido –suspiro- que debería hacer –cierro los ojos cansada
-Porque no te pones a pintar o algo por el estilo –escucho a Yugi, al abrir mis ojos, lo veo mirándome- Tal vez eso te distraiga.
Sin nada que hacer, cojo mi bolsa de gomitas y me siento frente a mi caballete, acomodando las cosas que necesitare. Pintaba con gran concentración, nada me distraía ni siquiera cuando Yugi se sentó en mi cabeza. Comía una gomita cada vez que quería concentrarme más, es raro pero me funciona.
Una vez terminado el dibujo, y que casi no me quedase gomitas, me levante dejando mi asiento libre. Yugi se baja de su lugar para contemplar mi pintura, de la cual estoy orgullosa. Pero no sé porque me llena tanta de melancolía y tristeza, como si sufriera lo mismo que mí personaje ilustrado.
-Es muy hermoso tu ángel –me dice Yugi- Deberías darle un nombre, ¿no lo crees? –pregunta y yo solo sonrió.
-Tienes razón pequeño –le acaricio por detrás de las orejas- Pero no se me ocurre nada –comento dando un suspiro.
Yugi se separa de mí y se posa en mi ventana, yo solo le sigo. Ambos nos quedamos viendo el cielo, que era nocturno, contemplando las estrellas y la luna. De momento una imagen vino a mi mente.
Era de un lobo blanco aullando a la luna y está junto a una estrella brillando intensamente. De pronto unas palabras cruzaron mi cabeza. Sonreí viendo a la luna, sintiendo como esta emitía una luz más fuerte.
-Lopus –murmuro, veo como Yugi se voltea mirándome- El ángel se llamara Lopus.
Diciendo eso nos quedamos un rato más contemplando el cielo, hasta que es cansancio nos venció. Habiendo cerrado todas las cortinas a excepción la que deja pasar luz de luna, me fui a dormí. Yugi se acomodó junto a mí, sintiendo su suave pelaje cerca de mi pecho. Nos acurrucamos, cuando sentí la calmada respiración de mi compañero, cerré mis ojos.
-Lopus... el lobo guardián –murmure antes de quedar profundamente dormida, palabras que al día siguiente se borraron de mí memoria.
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