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Iniciación: Parte 2

"¿Qué es lo que ocurrió?" La pregunta llegó a mis oídos y aunque sé la respuesta que tanto ha estado esperando, mis labios permanece cerrados, incapaces de pronunciar las simples y terribles palabras que responden la pregunta. Mi mirada se mantiene fija en el blanco patrón de la pared cercana a la pesada puerta de metal, mientras ignoro al hombre sentado frente mí, quién me mira desinteresadamente desde su lugar junto a la cama.

Se supone que está aquí para obtener alguna respuesta más allá de miradas y quejidos de mi parte, aun intentando descubrir lo que ocurrió aquel día, sin embargo, su libreta permanece en el bolsillo izquierdo de la bata, probablemente esperando el mismo resultado que los demás obtuvieron. Un suspiro de fastidio sale de sus labios mientras pasa su mano por el escaso cabello en su cabeza, dirige su mirada al reloj en su muñeca antes de volver a verme.

-Escucha, podemos estar aquí toda la noche si así lo quieres, -dice, aunque no parece feliz por ello- así que haznos un favor y dime ¿qué les pasó a tus amigos?

Con el paso de los minutos, el único ruido en la habitación es el golpeteo de los dedos la pierna de aquel hombre. Haciendo un gran esfuerzo para poder moverme, logro acomodar mi cabeza lo suficiente para verle directamente a los ojos. No es lo que esperaba. Frente a mi veo por escasos segundos a Bill Cipher, con su vista fija en mí, desapareciendo tan rápido como apareció. Si es real o no, ya no importa, ¿quién le creería a un paciente en un hospital psiquiátrico? Nadie... tal vez algún otro paciente.

-No...no lo recuerdo. -Miento, mi voz sale rasposa y casi en un susurro inaudible. Ha pasado un tiempo de la última vez que pude hablar, y de acuerdo con las constantes charlas de las enfermeras, mis cuerdas vocales deben estar bastante dañadas por los gritos de aquella vez.

-Por supuesto que lo recuerdas, -una lúgubre sonrisa se extiende en su rostro - pero déjame ayudarte ¿Qué le ocurrió a él? -saca de su bolsillo derecho una pequeña fotografía de un joven de piel morena, con ojos oscuros (uno de ellos más cerrado que el otro), cabello ondulado, color castaño y cuerpo encorvado. "Wybie"

La clara imagen de Wybie comienza a borrarse lentamente de mi memoria, como si nunca hubiese estado ahí.

-No puedo recordarlo-digo finalmente, volviendo a fijar mi vista en la pared, sintiendo la mirada pesada del hombre enfocada en mí. "Sabe que mientes"

- ¿Seguro? ¿Qué les ocurrió a tus amigos? -esta vez no muestra una foto, pues sabe que no la veré.

El claro recuerdo de una joven de pelo castaño golpeando con el puño a un chico robusto de cabello rizado y naranjo. La chica llora, pero ambos gritan.

-No...sé...-Murmuro. "Debe haber una salida"

-Bien, ¿qué hay de Coraline? ¿Recuerdas dónde está?

El sonido de una silla metálica arrastrándose por el suelo me sobresalta.

El recuerdo de la chica de cabello corto y azul con pecas en el rostro, sus ojos llorosos mirando hacia atrás, antes de subir a un auto y cerrar la puerta. La lluvia que cae en ese momento cubre lo último que dice la joven antes de marcharse.

-No estoy seguro. -mi voz suena más clara, pero igual de ronca que hace unos momentos.

-Probemos con los adultos ¿Qué ocurrió con los gemelos Pines? -su voz comienza a sonar más como un gruñido.

Una breve imagen evoca a un par de hombres mayores discutiendo en el comedor de la cabaña. Uno de ellos parece estar a punto de golpear al otro, mientras que éste último intenta contener las lágrimas en sus ojos.

-Yo...no recuerdo a ningún adulto...-siento un dolor atravesando mi cabeza, seguido de un constante zumbido en mi oído derecho. "Tengo que salir, ellos están en peligro"

- ¿Y qué hay de Dipper? Seguro recuerdas que pasó con él. -El gruñido casi se transforma en risa al pronunciar las últimas palabras. Siento el sudor frío recorriendo mi frente.

Lo recuerdo. Su cuerpo sin vida colocado sobre el tronco de árbol talado, con el demonio los sueños frente a él, con su corazón en la mano. El joven, apenas consiente, me mira murmurando "Encuéntrame" antes de dejar de moverse.

-Ellos...no...no sé qué...-comienzo a balbucear. Debo ganar tiempo. Necesito una forma de salir de aquí. Existe, estoy seguro de eso. "Cuidado"

-Es una pena, -murmura poniéndose de pie y caminando a la puerta. Dos hombres (también usando un atuendo claro) entran tranquilamente y empujan mi cuerpo con rudeza hacia la camilla. Uno de ellos ata mis brazos, tobillos y cintura, impidiendo así que pueda huir de este lugar.

Cuando terminan su labor se dirigen al hombre que ha estado interrogándome, le entregan un conjunto de llaves plateadas algo oxidadas, las cuales el hombre las guarda en el bolso izquierdo de su bata. Su sonrisa cansada y la poca iluminación del pasillo le dan al sujeto una apariencia aterradora.

-Hay muchas formas de hacerte hablar

Es lo último que escucho antes que acerque la punta de una aguja a mi cuello.

-...man...Norman... -suena a lo lejos...

- ¡NORMAN! -El grito de la mujer sentada frente a mí me despierta finalmente. Parpadeo un par de veces antes de mirarle apenado, murmurando un "Lo lamento". Ella responde con un resoplido y una sonrisa cansada. -Está bien, aunque me preguntaba si has dormido bien, pero por lo que he visto ya tengo mi respuesta.

Rasco mi nuca, sintiendo el cansancio en mi cuerpo, tan aturdido que solo deseo ir a dormir. Al menos hasta que recuerdo la razón por la que estoy aquí. No quiero dormir... ¡no! no puedo dormir. Es difícil explicarlo, pero cada que cierro mis ojos, regresan a mi mente los recuerdos de aquel día. Ese día.

No sabría como empezar, ¿qué es lo que más me aterra? Tal vez la vívida visión de un cuerpo pequeño sin vida, colgado de una soga; tal vez es el zumbido en mis oídos, tan similar al de las moscas, haciéndome imposible conciliar el sueño. En este punto no me creo capaz de diferenciar si el ruido es real o si sólo alguna mala broma de mi cerebro cansado.

Lo que sí deseo es que el olor desaparezca de mi nariz; un penetrante aroma a putrefacción permanece en mi nariz, el cual se niega a abandonarme, sin importar, cuantas veces lavé mi cabello con los productos del baño de mi hermana, ni de la cantidad de veces que metí mi ropa en la lavadora que Neil no ha podido lavar la suya, ni siquiera el frotar mi piel con la esponja repetidas veces a pesar de auto provocarme marcas de irritación en los brazos.

Pero no, eso no es lo que me impide dormir. Claro que no. Pues, a diferencia de los demás que estuvieron presentes, yo pude ver y escuchar algo diferente...

Vuele a mi memoria aquel momento. Aquel momento en el que la tela fue removida de la jaula, pasa por mi cabeza lentamente. Sobre todo, cuando divisé el cuerpo de un niño de siete u ocho años. Cuyo cuerpo delgado destacaba con su indumentaria, un pantalón y camisa blancas, las cuales se mezclaban fácilmente con su tez pálida. Aunque esta descripción pueda sonar normal, hay detalles que rompen lo aceptable: el hueso frontal y parietal de su cráneo fue cortado limpiamente, dejando el cerebro expuesto, con algunos mechones de cabello dorados aún adheridos con un líquido color óxido.

Sus manos están entrelazadas, con los dedos cosidos, sujetando un ramo marchito de flores tipo campanitas color amarillo con una única rosa blanca que ha perdido algunos de sus pétalos. Pero lo que más llama mi mirar son aquellos dos botones negros cosidos sobre los ojos del niño, que, de alguna forma, complementan la expresión de dolor y tristeza en su rostro.

Creí, al principio, que aquello sería una escultura. Pero cuando algunas personas comenzaron a murmurar que algo escurría por sus piernas fue cuando aquel pensamiento se desvaneció de mi mente.Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentirte observado. Me volteé, sorprendiéndome por quien estaba presente: era el mismo chico de mi pesadilla al llegar al pueblo, el mismo cuyo cuerpo cuelga inerte en el estrado, mirándome con una mezcla entre enojo y tristeza, como si estuviera culpándome por algo. En mis oídos un ruido estático resuena. Por reflejo cubro mis oídos, en un intento fallido por silenciarlo. El tacto de Neil sacudiendo mi brazo permanece lejano, podía sentir un sudor frío en mi cuello y la vista nublada. Así estuve, por unos instantes, antes de que todo se detuviese, sin gritos o aplausos de la multitud. Ni siquiera el zumbido podía escuchar.

Cerré los ojos y solté el aire que contenía sin saberlo y pasados unos segundos abrí los ojos. Frente a mí, el chico permanece mirándome fijamente con sus grandes ojos sin vida. Antes de que pudiese pronunciar palabra, un dolor en el estómago causa que baje mi mirada, viendo la misma daga que había terminado con la vida del niño, la cual perforaba mi estómago, bañado de sangre la hoja plateada. El niño murmura algo que no fui capaz de entender. Pero, como si de un impulso se tratará, grité tan fuerte como pude antes de poder reaccionar, con todos los ojos de los presentes fijos en mí.

-Norman, esto es serio. He tratado a cada persona que aceptó la ayuda después del...-espero durante un instante, como si estuviera buscando alguna forma de describirlo -accidentado día de apertura, todos estuvieron de acuerdo con dejar el tema de lado, bueno, no tú. -lo último lo menciona casi en un susurro, con cierta preocupación. - ¿Hay algo que no me contarás?

-No, yo...-un ruido de estática me detiene, seguido de un fuerte dolor de cabeza. Y cuando dirijo mi mirada a la psiquiatra, noto a alguien de pie, tras ella. Ese mismo niño que ha estado presente desde ese día, inquietándome, solo notó como niega con la cabeza y pone un dedo frente a sus labios. -Lo que le conté es lo que pasó.

-Entiendo. -No suena convencida, pero se conforma. Suspira y mira el reloj, falta un poco para que la hora termine, -Aunque no lo creas, deseo ayudarte. De verdad. Pero no puedo hacerlo si no me dices lo que te molesta.

-Lo sé, pero...-sigue ahí, negando con la cabeza, con una mirada molesta.

-No tienes ni idea. -termina la mujer mientras niega con la cabeza. Una mueca triste simula una sonrisa en su rostro. -Pero, haremos esto por el bien...-voltea hacia la ventana junto a nosotros -...de ambos. Dirás que todo esto acabó, solo fue un shock muy fuerte por la situación, pero ya estás mejor. -La mujer se pone de pie y se dirige a un mueble de madera cercano al sitio donde estaba sentada, antes de tomar un frasco con una etiqueta blanca. Toma su libreta y escribe algunas indicaciones. -Toma. Son vitaminas. Aunque usualmente las recomendamos a pacientes con problemas de ansiedad, como no son dañinas... -me entrega las pastillas junto a una nota- ...y estas son las indicaciones de uso. Solo...-vuelve a mirar discretamente por la ventana -no vuelvas a mencionar el asunto con nadie.

Asiento con la cabeza y finalmente salgo del cuarto. El pasillo está silencioso, nada más que el sonido de la puerta cerrándose se escucha. Apenas doy un par de pasos hacia enfrente cuando las luces empiezan a parpadear.

-Genial. -suspiro, el sitio no es exactamente agradable y no quiero descubrir su aspecto en completa oscuridad. Acelero el ritmo, el único ruido que audible es el de mis propios pasos al tocar el suelo. Pero la sensación de tener a alguien tras de mi logra que me detenga.

-¿Ho...hola? -no espero una respuesta, pero la esperanza de que sea la psiquiatra, que olvido darme algo, desaparece. Vuelvo la vista a comprobar. No hay nada ahí, solo mi propia sombra proyectada por la luz que emiten las intermitentes lámparas.

Un sonido de cristal rompiéndose me sobresalta. Miro hacia el pasillo, todo está a oscuras, probablemente por algún fusible que se quemó. Si, eso debe ser.

Pero la sensación de no estar solo no desaparece con ese pensamiento, por el contrario, comienzo a mirar hacia todos lados. El pasillo se ve mucho más largo que antes, aún cuando soy consciente de mi poco avance desde la puerta, ahora se ve extremadamente lejana, casi desapareciendo en la oscuridad del corredor.

Suelto el aire lentamente, sintiendo mi corazón palpitar muy rápido, la falta de sueño ya debe estarme afectando, pero juraría que escuchó un jadeo a lo lejos. No, más bien, es un quejido. El crujir de una puerta me obliga a voltear rápidamente hacía esa dirección, la oscuridad es todavía más pesada.

-Norman... -escuchó un murmullo, casi un eco, provenir de todas partes a mi alrededor, diferentes voces diciendo mi nombre una y otra vez. -Norman...Norman....

Me fuerzo a salir corriendo, mirando hacia atrás un par de veces antes de sentir un intenso dolor en el tobillo izquierdo. Cierro los ojos, reprimiendo mis lágrimas, en un intento de hacer que el aire llegue a mis pulmones. El frío suelo comienza a quemar mi piel. Abro los ojos con miedo, veo como mi pie está atrapado en lo que parece ser una trampa para oso. Intento abrirla, lastimándome más. No puedo evitar soltar un grito por el dolor, intento no moverme más en un intento por no seguir lastimando mi tobillo izquierdo. Veo una silueta de alguien moviéndose lentamente desde el fondo del pasillo.

-¿Quién...quién eres? -pregunto con miedo, haciendo un gran esfuerzo por no gritar. La temperatura continúa descendiendo e involuntariamente comienzo a temblar. Siento mis dientes chocar entre ellos mientras hablo.

-Hic locus est ubi mira gaudet succurrere vitae... -una voz rasposa y grave, habla lentamente mientras avanza hacía mi con movimientos torpes, arrastrando sus pies a través del pasillo.

-¿Qué? -un quejido escapa de mis labios, siento que mi mente se adormece por el dolor.

-Letum nom omnia finit. -Sigue hablando en un idioma que no reconozco, mi mente aturdida es incapaz de pensar en alguno que suene similar.

-Yo no...no entiendo. -lloro finalmente por el intenso dolor. No sé cuánto tiempo más pueda soportarlo o mantenerme consciente.

-No es el momento aún, Norman, -finalmente habla en un idioma que entiendo, pero es igual de confuso que si no lo hiciera- el momento se acerca. Nuestro momento se acerca. -dice antes de seguir avanzando hacia mí.

Levanto la vista, sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas. Escucho como continúa hablando lentamente, como si le pesara hablar.

-Hace frío, Norman, ¿acaso no lo sientes? ¿Por qué has dejado de temblar? -Me quedo quieto al escucharle. Es cierto, desde que empezó a hablarme en mi idioma el frío se dejó de sentir.

-Debe ser la pérdida de sangre, no...no sé... -digo nervioso, no es como si eso importara ahora. El dolor en el pie izquierdo se incrementa.

-Tal vez sea cierto... -camina sacudiendo su cuerpo, casi llega a donde estoy y eso me aterra. - Moriremos si no salimos de aquí... -sisea y arrastra las últimas letras. Su voz es irritante, y aun con el volumen bajo con el que habla siento como si taladrara en mi cerebro.

-De... ¡DEJA DE HABLAR EN PLURAL! -grito, golpeando el suelo con el puño. Necesito salir de aquí y solo estoy perdiendo tiempo con...lo que sea que esté hablando conmigo, ¿quién me asegura que no es solo un fantasma que quiere asustarme?

-¡ENTONCES LEVÁNTATE! -gruñe tan alto que casi puedo sentir el suelo moverse, me encojo de miedo sintiendo de inmediato dolor en el tobillo derecho.

-¡¿Cómo?! ¡Tengo el pie atrapado en una maldita trampa de acero! -mi grito apenas es entendible entre los sollozos. No es común que yo grite, pero ya no puedo soportarlo más, ¿por qué nadie sale a ver qué ocurre? Veo como es que detiene su andar cuando queda justo enfrente de mí, se agacha hasta quedar a mi altura, es una visión horrible: un cuerpo y rostro quemados, las llagas con pus son visibles en las zonas que no están envueltas por vendas sucias y amarillentas, sus dientes filosos cortan sus labios ennegrecidos. Sus ojos no son visibles, están cubiertos por las mismas vendas que cubren su cuerpo.

-¿En serio? -Un tono de burla es evidente en su voz mientras señala mi pie, - ¿Notas algo diferente?

"Esto no está bien" pienso al verlo; no entiendo cómo, pero de alguna forma la trampa de metal cambio de pie. "Esto...esto no es real"

-Antes estaba en el tobillo izquierdo ¿no? -siento su aliento cerca de mi rostro, pero me niego a verle, aun no entiendo que sucede, pero creo saber lo que está mal. Niego con la cabeza, más para mí que para responderle a quien sea que sea este sujeto. - ¿Estás seguro de eso?

-¿Qué estás haciéndome? -pregunto entre sollozos, ni siquiera duele tanto como antes, el frío ya no se siente, solo quiero salir de aquí.

-Intentamos advertirte, el momento está cerca... -como si esa fuese su única razón para estar aquí se endereza y camina en la misma dirección de la que llegó, lentamente. -Intentamos salvar tu vida. -Su caminar es cada vez más tortuoso, se nota que hace un esfuerzo enorme para poder mover su cuerpo herido. -Así que vete del pueblo, despierta Norman, ¡DESPIERTA AHORA!

Parpadeo varias veces, sintiendo el aire volviendo a mí. Toma unos instantes antes de recordar mi ubicación, no es un pasillo oscuro, hay luces, la oficina de la que acabo de salir está a pocos metros de mí. Me quedé dormido estando en medio del pasillo, solo fueron unos segundos supongo, pero parecieron horas. Por reflejo miro hacia mis pies, todo está normal, sin ninguna herida de por medio, no hay dolor y no hace frío. Recuperando un poco el aliento, salgo corriendo del edificio, al abrir la puerta la luz del sol me ciega por unos momentos, antes de reconocer a una persona que saluda animadamente desde el exterior de un auto. Una sonrisa de alivio aparece en mi cara al entender que no fue más que una pesadilla, mientras guardo el frasco de pastillas en el bolso de mi sudadera.

Justo al salir, choco con un hombre de estatura considerable, cuerpo atlético y mirada severa. Esta persona se siente... rara por algún motivo que no entiendo, sin embargo, el sonido de la bocina del auto me distrae de esa sensación. Camino rápidamente hacía donde se está Neil, pudiendo ver a Courtney en el asiento del piloto con su celular en la mano. Probablemente revisando alguna red social.

-Pudo ser peor, -digo con un encogimiento de hombros, mientras ambos entramos al auto -aunque ocurrió algo muy extraño. -menciono al recordar lo sucedido antes de salir de ahí.

- ¿A dónde quieren que los lleve? Quedé de verme con Wendy en el cine y no quiero llegar tarde. -menciona Courtney apagando su teléfono. Neil, emocionado, le responde que nos lleve con "Los Pines". Yo afirmo con mi cabeza.

Últimamente es el sitio en que pasamos más tiempo. Y no solo Neil y yo, el resto de los chicos que conocimos en el festival también. Dipper y Mabel prácticamente viven ahí por el verano, ya que el encargado de la atracción parece ser un buen amigo de su familia y, por lo que han contado los gemelos, el lugar originalmente le pertenecía a su tío abuelo Stanley. Los gemelos suelen ayudar con la tienda de regalos en la mañana, aunque realmente se turnan para atender a los clientes, y de vez en cuando Candy y Grenda van a ayudar.

Coraline y Wybie pasan la mañana con los padres de la chica. Al chico parece no importarle, pero Coraline siempre parece estar buscando una excusa para salir corriendo de la casa.

En las tardes, justo cuando el turno de los gemelos concluye, es cuando nos vemos en la cabaña. Neil y yo realmente disfrutamos de los primeros días de no hacer nada, sin tareas o escuela, y como mis padres no permiten que ayudemos tanto en casa, nos dedicamos principalmente a explorar el bosque, y a excepción de la hora perdida con la terapeuta, realmente han sido buenas "vacaciones".

Pero... ¿Qué hacemos toda la tarde, encerrados en una cabaña de madera en medio del bosque, cuando podríamos disfrutar de la naturaleza, el minigolf o una tarde en la piscina? Simple, investigamos un asesinato. Ninguno de nosotros cree lo que el alcalde dice; es obvio que no se trata de una estatua mórbida. Aun cuando quiero creer que estoy equivocado, todos sabemos la verdad: están intentando encubrir el homicidio.

-Vaya, miren quienes se dignaron a venir. -dice Coraline, con una sonrisa sarcástica. Están todos sentados en el suelo, con un folder blanco en la mano de Wybie, muchos vasos de plástico con jugo de naranja y un plato con galletas decoradas (Probablemente cortesía de Mabel). -Nos honran con su presencia, ¿a qué le debemos el honor de su llegada? -termina haciendo una reverencia en forma de burla, es la única que odia que lleguemos tarde.

-¿Cómo es posible que yo sea quien va al psicólogo cuando ustedes son quienes están más obsesionados con el caso que yo? -ignoró las burlas de la peli azul, mientras esquivo un montón de papeles en el suelo, para sentarme en el suelo junto a Mabel.

-Tal vez sea porque fuiste el único que estuvo delirando toda la noche acerca de una bruja que mata niños y una clase de dorito maligno. -el sarcasmo en la voz de Coraline es evidente. Ruedo mis ojos, dándole un ligero codazo en sus costillas.

-Muy graciosa. -termino intentando reflejar todo mi odio en esa frase; claramente a ella no le importa, pero me hace sentir mejor.

No necesito que me recuerden eso, sobre todo porque no recuerdo la mayor parte de lo que ocurrió después de que Soos nos sacó del festival, bien podría haber estado corriendo desnudo por el bosque y no lo recordaría, pero, por fortuna solo estuve delirando en una cama de hospital e intente apuñalar a una enfermera con una cuchara.

Nada grave.

-Y bien, ¿algo nuevo? -cuestiono, intentando cambiar el tema.

-No. Llevamos quince minutos viendo a Dipper "luchar" con la pizarra. -señala Wybie al gemelo menor.

Él está de pie frente a una pizarra de corcho, con fotografías de cadáveres (o al menos la copia de estas) que encontramos en registros que obviamente no tomamos sin permiso, claro que no, algunos recortes del periódico local, notas adhesivas amarillas, cuerdas delgadas de lana roja por toda la superficie y algunas pegatinas de gatitos, los cuales Mabel puso para molestar a su hermano.

Solo se escucha el constante movimiento de una pluma en la mano de Dipper, así como sus divagaciones inentendibles. Desde que a Candy se le escapo que el incidente del festival no fue planificado por la alcaldía, hemos estado investigando el caso. Luego notamos la serie de asesinatos ocurridos a las afueras del pueblo, desde entonces no hemos encontrado nada más.

Desconocemos si es un asesino serial o una simple coincidencia; lo único claro para nosotros ahora es que no podemos confiar completamente en los demás. Nadie aparte de Neil, sabe que puedo ver fantasmas, y ni siquiera él sabe de mis pesadillas; soy consciente que tanto Coraline como los gemelos ocultan algo, aunque no sé qué pueda ser.

-Dip-Dip, ya es suficiente. -la voz cansada de Mabel interrumpe el murmullo de su gemelo -Llevamos un par de semanas y no hemos encontrado nada mínimamente interesante.

-Tú no entiendes Mabel. Estamos cerca de descubrir algo importante, -dice Dipper. Pobre, se puede ver su cansancio, con ojeras marcadas, que por su piel pálida resaltan, -debe haber algo aquí que no hemos considerado.

El suspiro frustrado de Coraline hace que Dipper nos mire. Todos esperamos en silencio a que alguno de los dos diga algo. Excepto Neil, quien abre "disimuladamente" una bolsa de papas fritas. Mabel se tira al suelo soltando un bostezo de aburrimiento demasiado exagerado.

-¿Qué no hemos intentado, Dipper? Ya revisamos cada pista que había, la serie de asesinatos...

-...ocurre cada quince días... -menciona Wybie, robando una papa de la bolsita de Neil. Yo afirmo con la cabeza. Mabel alza un brazo diciendo que si con el dedo, antes de tirar el brazo al suelo otra vez.

-...cambian cada 3 muertes... -añade Wybie, comiendo mientras habla. Mabel suelta una risita breve, que es interrumpida por la mirada severa de Coraline.

-Perdone señora...-cuando la mirada de Coraline le advierte que no se atreva a decirle señora, Mabel se corrige -digo, perdona Cor. -después de unos segundos de silencio y mirada asesina de la peli azul, la gemela se aclara la garganta, sentándose, dice: -Las víctimas no se conocían, no sabían ni que los otros existían. Algunos ni siquiera eran del pueblo. -menciona Mabel, con aburrimiento.

-Ya sabemos que las flores encontradas en los asesinatos son Aconitum Lycoctonum ...-Coraline menciona. Pareciera que sabe que Wybie la va a interrumpir. Él no decepciona.

-La "hierba-matalobos". -la voz de Wybie es rápida y entusiasta, a diferencia de Coraline, quien suena tediosa y aburrida.

-Aunque sea una planta sumamente letal, no posee relación con rituales muy a pesar de cada sitio web que menciona su toxicidad hacia los "hombres-lobo", ... -la chica de pelo azul hace una seña de comillas con sus dedos, el escepticismo escrito en su rostro - ...no nos dice nada nuevo.

-Tal vez deberíamos buscar sospechosos de nuevo -la voz de Dipper suena casi como una súplica, deseando que cualquiera le apoye.

-¡Yo! ¡Yo tengo cinco sospechosos! -se pone de pie Mabel, corriendo hacía la pizarra. Me sorprende que sea ella quien tenga un plan. - Tenemos cinco sospechosos.

Todos levantamos una ceja casi al mismo tiempo al ver el sitio que señala Mabel: cuatro fotos, una de Candy, otra de Gideon, de Kevin y por último una del alcalde Tyler.

-¿Cinco? ¿Tienes cinco sospechosos? -pregunta Coraline intentando ocultar una risa sarcástica.

-Bueno, originalmente eran diez. -menciona confiada la chica, todos nos miramos entre nosotros, ¿de dónde sacó tantos sospechosos? -Aunque técnicamente eran nueve, ya que tenía a Bill dos veces.

-¿Quién es Bill? -pregunta Neil, y por el asentimiento de los otros puedo ver qué solo los gemelos entendieron.

-Oh solo es un de... -no logra terminar, Dipper cubre su boca con la mano.

-Un chico que intentó asesinarnos y destruir el pueblo hace algunos años, pero el tío Stan se encargó de él así que NO es importante mencionarlo. -la sonrisa nerviosa del chico me hace dudar de lo que dice, tal vez solo están exagerando con lo de "destruir el pueblo". - Agg... ¡Mabel! -retira su mano, la cual está escurriendo con baba -que asco.

Intento no reír al ver a Dipper limpiarse en el suéter de Mabel.

-Entonces ¿qué? ¿Volvimos al mismo punto? -reclama Cor- Ya antes habíamos descartado a tus "sospechosos", Mabs. -alarga un poco la palabra sospechosos, antes de decir: -Que, por cierto, son cuatro Mabel, no cinco. -escucho a Mabel murmurar un "detalles" que pasa desapercibido para Coraline que sigue hablando. -A menos que estés contando al tal Bill, que por lo que dicen murió o se lo tragó la tierra.

Puedo ver a Dipper perder el ánimo. Con un suspiro, regresa su mirada a la pizarra completamente cubierta de lanas rojas. Recuerdo haberle preguntado que significa el rojo, lo que dijo fue que normalmente lo usa para marcar algo desaparecido pero esta vez es "no resuelto".

Me levanto y camino hacia él. Con una sensación de vacío en mi estómago, tomo su mano, logrando por un momento apartar su vista de esa pizarra. Veo sus ojos tristes, contrastando con su actitud ansiosa. Con una sonrisa tímida le digo en voz baja:

-Tranquilo, podemos volver a la investigación después, es posible que necesitemos despejar nuestras cabezas. -le recomiendo, volteando a ver al resto del grupo, quienes asienten con la cabeza (salvo por Wybie, quien muestra su pulgar arriba, y Coraline, quien aún con su resoplido se involucra). Vuelvo mi mirada a Dipper, quien responde un "bien", más relajado.

Mabel, quien nos observa con interés, saca su celular y empieza a buscar algo en él.

Bajo mi mirada, aún sujeto la mano de Dipper. Se la suelto con brusquedad y sientiendo mis mejillas enrojecen. Dipper no parece notarlo.

-¡LO TENGO! -grita emocionada la gemela, saltando de su sitio mientras extiende su teléfono hacia nosotros, mostrándonos en su pantalla una invitación para asistir a la "Primera Cacería de Criaturas Místicas de Gravity Falls", por las imágenes queda en claro que se perseguirán actores disfrazados de brujas, zombies, etcétera. -¡TENEMOS QUE IR!

-Mabel, -la voz tímida de Neil interrumpe la emoción de la muchacha -no creo que sea lo mejor en este momento.

-Es cierto, -apoya Wybie -esas actividades nos metieron en este problema en primer lugar.

-Vaaaamos chicos. -chilla ella, alargando las palabras en un intento de convencernos. -Tenemos que distraernos y ¿qué mejor que ésto? -nos mira, ansiosa. -Una malteada no supera una cacería de hombres lobo sin camisa.

Nos miramos, dudando. Observo a todos considerando la idea.

-Por mi está bien. -Coraline es la primera en estar de acuerdo. Mabel se emociona. - La malteada suena bien.

El ánimo de Mabel se reemplaza inmediatamente por decepción, con un tierno puchero en sus labios. Todos nos miramos de nuevo.

Neil hace un puchero muy similar al de Mabel, Cor sigue sin mostrar interés, Wybie se le ve más interesado en las papitas que le robó a Neil, Dipper tiene una cara de culpa y su gemela mayor suelta un largo suspiro.

-Está bien, -dice Mabel, más calmada- tienen razón. No es el momento.

-No, no lo es. -dice Cor tranquila- Pero podemos hacer algo, -su sonrisa, llena de confianza y malicia nos hace tragar con fuerza a todos -Wybie, Neil, ustedes irán con Mabel a cazar seres sobrenaturales.

-¿Que yo qué? -pregunta Wybie intentando no atragantarse con la papita.

-Lo que escuchaste, Lovat. Norman, Dipper y yo iremos por malteadas, ¿Todos de acuerdo? -Wybie niega con la cabeza. -Bien, ya que todos están a favor, ¡en marcha!

Acompañados del grito entusiasta de Mabel, todos salen de la habitación (con menos ánimos que la chica), pero aun así dispuestos a pasarla bien. Incluso Dipper, quien con un último vistazo a la pizarra levanta la carpeta abandonada en el suelo, dejándola sobre su cama antes de salir de la habitación.

De repente, el ambiente se vuelve frío, como si la temperatura de la cabaña descendiera al frío de un invierno nevado. Abrazándome, me dirijo a la puerta, siendo detenido por el fuerte ruido de algo cayendo.

Cuando volteo, encuentro que, en el suelo, se encuentran todas las notas, fotografías e impresiones de archivos que hemos estado haciendo. El folder ha vuelto a caer, abriéndose y dejando a la vista sus hojas, fotografías y algunas tarjetas.

Camino hasta el archivo, tomando la primera tarjeta que encuentro. Es una tarjeta negra con letras doradas en algún idioma desconocido, con unas flores violetas y amarillas las cuales reconozco como acónito. En la parte posterior un triángulo con un ojo.

-¿De dónde...? -Miro la pizarra con curiosidad ya que no hay forma en la que estas tarjetas se hubiesen podido caer de ella.

-Caim... -un murmullo detrás de mí me sobresalta. Intento no gritar cuando veo al chico asesinado...otra vez... - Inguz...

-¿Qué? -interrumpo, esperando que repita lo que está diciendo, pues no comprendo sus palabras.

-Tyr...

-¿Qué significa...? -definitivamente no soy yo el despistado. ¡Quién sabe que está diciendo este chico!, pienso.

-Uruz...Ansuz...Algiz... -y luego procede a repetir sus palabras en el mismo orden. Después de un par de veces, levanta con pesadez el brazo, señalando los documentos en el suelo y moviéndolo hacia la pizarra.

-¿Quieres que yo...? -veo al niño asintiendo lentamente, algunas gotas de sudor frío caen por su rostro. Miro el material en el suelo, sin saber por dónde comenzar.

Cierro los ojos con un suspiro, antes de volver a echarle un vistazo a lo que hay en el suelo, una fotografía llama mi atención. Es la imagen de una chica con cabello naranjo atado en un moño, ojos marrones oscuro, vestida de blanco. De acuerdo con la información de Candy, esta chica fue la segunda víctima que continúa el patrón de los asesinatos. Trae una cuerda que rodea su cuello y aprisiona sus muñecas hacia su torso. De sus labios, teñidos de azul, salen las flores lilas y amarillas, con la una rosa blanca marchita. Sus manos cubren la herida por puñal de su pecho. En plumón rojo está escrito "Melissa Martin, 16 años, bosque"

La coloco en la parte superior de la pizarra con una tachuela blanca. Volteo para ver al niño quien solo repite "Inguz".

-In... guz... -repito pausadamente, tomando una nota adhesiva amarilla del suelo antes de anotar lo mejor posible la palabra. Tengo el presentimiento de que será algo importante.

Junto con pegar la nota sobre la foto, siento un aliento frío. Volteo para ver al niño, quién señala otra imagen. La inscripción sobre ésta dice: "Donovan Kane, 16 años, torre de agua". La tomo, y la coloco junto a la fotografía de Melissa.

Cuando el niño señala la siguiente fotografía ("Arthur Brown, 8 años, bosque), yo ya he identificado el patrón señalado: todas las víctimas vestían de blanco, con acónito en sus bocas y la rosa blanca y marchita en sus manos. Todos con la misma herida, casi imperceptible en la parte baja del vientre.

-Uruz... -el murmullo del chico suena más como un lloriqueo ahogado. Su dedo señala otra fotografía en el suelo, "Miranda Sánchez, 20 años, bosque". Pero cuando iba a colocar la imagen junto a las anteriores, él niega, como si...

-...No forman parte del mismo grupo... -me doy cuenta, y coloco la fotografía en otro sitio. Una a una voy acomodándolas en distintos grupos, cuyos nombres son los más extraños que he escuchado y estoy seguro de que no sabría pronunciar, pero tengo certeza que ocultan la respuesta a todo.

Cuando finalmente termino de colocar nombres, fotografías e hilos rojos, la imagen de un triángulo se puede apreciar. En el centro una última palabra sin fotografías: Algiz. Cuando voy a preguntarle su significado, alguien abre la puerta.

-Te estábamos esperando para irnos, pero cuando no llegaste pensamos que... -la voz emocionada de Dipper resuena en medio del silencio. Volteo para verle debido a la oración interrumpida. Él permanece de pie, recargado en el marco de la puerta, sin entrar.

-Bueno sí, yo me distraje, pero vamos... -digo, caminando hacia él. Me detengo a pocos centímetros de la puerta, notando como el rostro de Dipper palidece. -¿Ocurre algo?

No dice nada, sólo señala hacia la pizarra. Vuelvo a mirar a ella, sorprendiéndome.

-Tenemos que encontrar a los demás. -preocupado, tomo del brazo a Dipper antes de salir corriendo, arrastrándole conmigo.

Mi última vista antes de salir, son las fotografías en el suelo, en un triángulo invertido. Pero me sorprendió que en la palabra "Algiz", aparece un círculo de lana roja, y en el medio, una fotografía de Stanford Pines. Ya sabemos quién es la siguiente víctima.

¡Ya llegó por quien nadie lloraba! ¡Al fin! Aquí esta la segunda parte del capítulo anterior, lo sé esta muy largo y cargado de información, pero era necesario que fuera así. La trama de esta historia es más lenta de lo que acostumbro, pero creo que va a ser la mejor que he escrito hasta ahora.

El capítulo estaba casi listo desde hace un tiempo pero por diversas circunstancias, ni mi editora ni yo pudimos terminarlo antes. Pero el resultado valió la pena, así que un agradecimiento especial a mi editora MalenMM que logró que tuviera sentido. También le doy la bienvenida a PSN_S19 que acaba de unirse a leer esta historia, realmente espero que disfrutarás el capítulo y que continúes con nosotros en lo que sigue.

¿Qué les pareció ese pequeño adelanto de lo que se nos viene a futuro? Se pondrá interesante la cosa. Pero esto ya estuvo demasiado largo, así que muchas gracias por leer, ojalá la espera valiera la pena.

Nos leemos en el próximo capítulo (esperemos no tome medio año más), no olviden comentar y votar, siempre me alegra leerlos. Chau.

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