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이. real life

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Sunhee estaba atenta al móvil, como todos los días, esperando alguna noticia sobre si la aceptaban como becaria o no. Hacía unos pocos días que había hecho la entrevista, y desde entonces no paraba de mirar al móvil, incluso cuando estaba ocupada con otras cosas.

Deseaba ese puesto, si no se lo daban ya no sabría qué hacer, ya que había ido a bastantes empresas y ninguna la había aceptado. PNation era su última oportunidad, y esperaba que fuera la indicada.

Su madre le había aconsejado que no se obsesionara tanto, que la llamarían cuando pudiesen, y si no lo hacían, la ayudaría a buscar alguna solución. Quería ser igual de positiva que siempre, pero era algo imposible al no aceptarle ninguna compañía; no obstante, decidió seguir su consejo, por lo que se fue a preparar algo de comer, aunque no contaba con que Dasom, su perro, empezaría a morder su pantalón para captar su atención.

—¿Qué pasa? ¿Quieres jugar? —preguntó al ver la pelota que había dejado en el suelo, por lo que se agachó y le acarició la cabeza—. Está bien, espera un momento y vamos.

A continuación, Dasom se sentó mientras la observaba guardar las cosas que había sacado minutos atrás. Al terminar de hacer todo, Sunhee se dirigió al pequeño patio que tenían en la parte de atrás, con el canino siguiéndola junto con el juguete en su boca.

Pasó un tiempo jugando con su mascota, lo que le sirvió bastante para distraerse, hasta que el sonido de su móvil se escuchó y corrió rápidamente para contestar, aunque antes tuvo que aclararse la garganta para disimular sus nervios. 

Mientras hablaba por teléfono, su madre entró por la puerta con bolsas de comida e intentando no pisar a Dasom, quien estaba muy contento de verla y se movía de un lado para otro, atenta a la conversación que estaba teniendo su hija.

—¿Quién era? —preguntó Minju al ver que sonrió tras colgar y que la empezaba a ayudar a guardar las cosas.

—PNation… me han aceptado —En cuanto oyó eso, abrazó a su hija. Estaba muy feliz y orgullosa—. Te juro que no me lo creo, ya estaba pensando en que no me llamarían.

—Te he dicho muchas veces que no seas negativa.

—Suelo ser positiva, pero tengo un límite —rio mientras le daba de comer a escondidas a Dasom, quien llevaba pidiendo un tiempo.

—En eso no has salido a mí —Sunhee al oír eso, paró de reír, y Minju añadió—: No creas que no te he visto que le has dado algo a Dasom, ahora no parara de pedir, mírale. —Eso era cierto, el can no paraba de morder el pantalón de la joven, rogando por más. 

—Me lo llevo arriba y así preparo la ropa —comentó mientras agarraba al canino y comenzaba a dirigirse a las escaleras.

—¿Empiezas mañana? —preguntó Minju, extrañada, a lo que la chica se giró para contestarle.

—No, el lunes, pero estoy impaciente. 

Y subió las escaleras con alegría, seguida de Dasom, que se había bajado de sus brazos ya que no solía gustarle que le cargaran.

[...]

Sunhee se encontraba enfrente de PNation. Llevaba cinco minutos ahí parada, sentía las miradas de la gente en ella cuando pasaban a su lado, pero eso no le interesaba; estaba demasiado nerviosa como para darle importancia.

Unos segundos más tarde, decidió dejarlos atrás y se dirigió a la entrada, con ganas de ver el edificio y de aprender cosas de las que no era conocedora. Solo con pensar en eso, entró con una gran sonrisa.

Después de haber dado sus datos, la llevaron a una pequeña sala, donde le pidieron que esperara mientras buscaban a la persona que le haría el tour por el edificio. No había pasado mucho tiempo cuando vio que una chica pelirroja entraba.

—Hola, ¿eres Sunhee? —preguntó con una sonrisa que hizo que la castaña imitara el gesto.

—Sí, mucho gusto, ¿y usted es..? —Pero no pudo contestar ya que la joven la interrumpió.

—¡Encantada! Yo soy Gaeul, y no hace falta que me hables formal, puedes tutearme. —Hizo una reverencia al mismo tiempo mientras que Sunhee se la devolvía—. Yo soy la persona que te va a enseñar la compañía, ya que desgraciadamente la que iba a hacerlo no ha podido asistir y no ha avisado con tiempo, así que lo siento si no soy lo que esperabas.

—Tranquila, lo entiendo. —No pudo evitar tranquilizarse con ese dato que había escuchado—. Aparte, no te voy a mentir, me alegro de que seas tú y no alguien más mayor, si no, sí que estaría nerviosa —rio causando la misma acción en la otra.

—¿Empezamos? —preguntó, a lo que Sunhee asintió con una sonrisa.

Ambas comenzaron el tour, por cada sitio que pasaban, la joven se iba fijando en cada cosa para no perderse al día siguiente, eso era lo último que quería hacer. Algo que había notado era que, aunque Gaeul no parecía alguien que hiciera esto muy a menudo, se notaba que intentaba hacerlo lo mejor que podía y eso se lo agradecía.

—Bueno, y por último, pero menos importante: la cafetería —dijo Gaeul mientras las dos salían del ascensor—. Es el mejor sitio para los descansos, tomando un americano, un batido de chocolate…

—Uno de frutas —Se escuchó otra voz detrás de la pelirroja.

—Uno de frutas —repitió mientras que la castaña se aguantaba la risa al ver que no se había dado cuenta de la persona que tenía atrás—. Esa bebida es una de las favoritas de una amiga mía, te caería bien, su nombre es... ¡Eunji! —gritó por el susto que le había dado la anterior mencionada.

—Ese es mi nombre —rio junto con Sunhee por la reacción de la bailarina, quien la miraba con cara de pocos amigos—. Hola, soy Eunji —se presentó con una sonrisa.

—Soy Sunhee, encantada. —No pudo evitar pensar que su nombre y su cara le sonaban de algo, pero no recordaba de que—. Soy nueva aquí y Gaeul me está enseñando el edificio.

Después de decir eso, ambas chicas compartieron una sonrisa nostálgica, como si se hubieran acordado de lo mismo, algo que le extrañó, pero seguía reflexionando sobre el porqué Eunji le sonaba de algo.

—Estaba mostrándole la cafetería antes de empezar a trabajar, ¿tú qué vas a hacer? —preguntó Gaeul mirando a la chica que seguía tomando su batido—. No me lo digas... ensayar.

—Pues no, he quedado con alguien —mientras que ambas chicas hablaban, a Sunhee se le vino a la mente el porqué le sonaba Eunji, y no pudo evitar ponerse un poco nerviosa, era la primera vez que tenía a alguien famoso enfrente suyo.

—Una pregunta, ¿eres Eunji, la maknae de Eclipse? —habló directa, interrumpiendo la conversación de las otras dos, quienes la miraron rápidamente, asustándola al ver la coordinación con qué lo habían hecho.

—Sí, pero no me veas como una idol o algo parecido, sino como una compañera. Ambas trabajamos en el mismo sitio, por lo que puedes preguntarme o decirme lo que quieras —sonrió, causando algo de ternura en la castaña—. Debo irme, suerte con tu primer día, nos vemos luego, Yoonie. —Y se fue antes de que la mayor pudiera reprocharle por ese apodo.

—Yo si fuera tú le haría caso, no le gusta que la gente la vea superior por el trabajo que tiene. Muchas personas lo han hecho, incluso yo cuando supe quién era. —La joven se apuntó ese dato, no quería tener problemas o caerle mal a alguien si iba a trabajar ahí, y más al haber una probabilidad de que fuera becaria de los estilistas de Eclipse.

Tiempo más tarde, Gaeul y Sunhee se separaron; la primera se dirigia a ensayar y la segunda debía ir a recepción, ya que eso era lo que la habían avisado antes. Al llegar le dijeron que alguien del staff de estilistas había llegado y que podría enseñarle qué cosas iba a hacer a partir de ese momento y otros detalles.

La chica salió de la compañía muy contenta, todo lo que tenían ahí para hacer los conjuntos de los idols era genial, se sentía como en un sueño. Encima había conocido a gente maravillosa, algo que le alegró demasiado, dado a que pensaba que ocurriría lo contrario, y ya deseaba que llegara mañana para empezar.

Como aún le quedaba tiempo, decidió ir a visitar a Hani, quien en ese momento se encontraba trabajando. Su amiga había tenido que conseguir un empleo en una cafetería para perros para seguir estudiando, por lo que las chicas solían ir bastante por ella y por los cánidos, aunque su prima era más de gatos, al contrario que ella.

Al entrar pudo notar que estaba algo vacío, como siempre a esa hora, ya que la gente no solía ir mucho en ese tiempo, por las tardes era cuando había más personas, solo había un grupo de señoras, una familia y un chico jugando con los perros.

—Mira quien por fin regresa, el otro día vinieron Haeun y Sujin sin ti, me resultó extraño —comenzó a hablar Hani mientras ordenaba detrás de la barra.

—Tenía cosas que hacer, sabes que si hubiera estado libre habría venido, me encanta este sitio. —Sunhee no pudo evitar acariciar a un perro que se había acercado a ella—. ¿Estás tú sola?

—Sí, en estas horas como no viene mucha gente, solo se queda una persona trabajando —explicó cuando de golpe se acordó de algo—. Haeun me contó que hoy tenias tu primer día en PNation, ¿qué tal? 

—Genial, hoy solo me enseñaron el edificio y otras cosas más, pero me sentí en el cielo. —La rubia pudo ver como brillaban los ojos de emoción de su amiga—. Todo lo que tienen allí es extraordinario, no puedo esperar a aprender cosas nuevas y poner en práctica otras.

—Me alegro por ti de verdad, te lo mereces, y las demás igual —sonrió al mismo tiempo que bostezaba.

—Y tú te mereces un descanso. —No podía evitar preocuparse por Hani, la chica trabajaba y estudiaba el resto del día, la admiraba demasiado—. ¿Quieres que te ayude con algo?

—Te lo agradecería, ¿podrías guardar esas cajas en el almacén? —sonrió algo apenada, aunque añadió de forma graciosa—: Así pones a prueba tu fuerza, a ver si los ejercicios que haces funcionan, y no solo son de adorno.

Sunhee no pudo evitar poner los ojos en blanco de forma divertida. Sus amigas siempre bromeaban sobre ella por hacer deporte, ya que muchas veces en el pasado se quejó de odiarlo, pero ahora lo hacía todos los días en casa, incluso ya empezaba a hacer efecto, a lo que al verlo las chicas la molestaban más con eso.

—Sabes que soy la más fuerte de nosotras cuatro, pero igualmente te lo demostraré. —Sunhee se quitó la chaqueta y comenzó a agarrar las cajas, prohibiendo a Hani que lo hiciera, ya que la muchacha quería ayudarla para que no lo hiciera todo sola.

Ya había llevado casi todas al almacén, solo le quedaban dos y su lado terco decidió llevar ambas al mismo tiempo. Todo iba bien, hasta que un pequeño perro se puso enfrente de ella, lo que al intentar no pisarlo, causó que una caja se empezara a caer, aunque no lo hizo gracias a alguien, y pudo ver que era el chico que ya estaba ahí cuando había llegado.

—Muchas gracias. —Lo único que podía ver de él era su pelo rubio y sus pecas, algo que le llamó mucho la atención, ya que llevaba una mascarilla puesta que le impedía ver el resto de su cara.

—De nada, y le recomiendo llevar las cajas de una en una, no vaya a ser que se rompa algo que sea importante. —Los ojos del chico se encogieron un poco, indicando que estaba sonriendo, algo que la joven le devolvió, aunque no pudo evitar sorprenderse al escuchar su voz grave.

A continuación, el muchacho se fue, no sin antes ayudarle con las cajas que llevaba para que no ocurriera un accidente, y Sunhee no pudo evitar pensar en él todo el día, en cómo sus pecas parecían una preciosa galaxia.

Y eso era algo que ella deseaba volver a ver.

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Hola!! Ya es domingo, ¿qué tal os ha ido la semana?

Sé que no es normal que alguien que no es experto le enseñe las cosas a alguien nuevo, pero quería que Sunhee conociera a 2 de las cuatro diosas de la saga.

Y claramente se sabe quien es el chico que ha ayudado a Sunhee🤭

Se me hace extraño subir los domingos jajajaja, espero que os haya gustado el capítulo, nos leemos el miércoles y os deseo una buena semana💕

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