e̸p̸i̸l̸o̸g̸u̸e̸
Sunoo se encontraba echado sobre el pasto verde y crecido que nacía en los alrededores de las aguas termales. Sunghoon estaba patrullando los alrededores junto a otros Alfas y Betas jóvenes, por lo que esa vez sólo eran sus cachorros y él.
Los cinco peluditos jugaban a morderse la cola y orejas. Sunoo los observaba con atención, como amaba a sus hijos, esos pequeños demonios que les hacían la vida de cuadritos al ser tan traviesos y curiosos.
"Sólo míralos." –Habló su padre a través del vínculo. "Sunoo era más tranquilo cuando era bebé."
"Pero los cachorros ya tienen cinco años, cariño." –Dijo JiSoo que lamía una de sus patas. "Es obvio que a esta edad sean unas pequeñas bolas problemáticas."
Sunoo escuchaba a sus padres discutir sobre el comportamiento de sus hijos, aun le parecía un sueño que aquellos cachorros sean suyos, pues eran increíblemente preciosos. Los tres mayores tenían ojos violetas mientras que los otros dos tenían los ojos azules de su padre. Ya habían aprendido a cambiar el color de sus ojos, por lo que todos tenían color castaño, igual que Sunoo.
Y como un milagro divino, todos eran Alfas. Aunque Sunoo había deseado tener un Omega o Beta, Sunghoon le dijo que podían buscarlo más adelante. Primero debían criar a esos cinco terremotos.
Y con eso era suficiente, al ser Alfas, eran tan enérgicos que no dejaban que su padre descansara después de ir de caza, siempre le pedían jugar a las peleas y si Hoon estaba realmente cansado, sus víctimas eran, por lo regular, sus abuelos o tíos.
"Papi." –Llamaron los Alfas.
"¿Tío Ni-ki está bien?" –Preguntó el mayor.
"Tío Ni-ki está muy bien, mis amores. Sólo debe descansar, pronto podrá jugar con ustedes." –Consoló el mayor que les dejaba lamidas en forma de besos en sus orejas.
Los niños pronto corrieron detrás de algunos insectos, volviendo a jugar.
"Kiki me preocupa." –Dijo el Omega.
"Tranquilo. Es normal que al ser humano, sea más difícil para él aceptar la marca de acoplamiento, que en su caso fueron dos. Su cuerpo debe estar en reposo para soportar el cambio." –Dijo JiSoo suavemente, ella también le dejó lamidas en las orejas a su cachorro.
Sunoo ronroneó complacido, sabía que su madre tenía razón, sólo esperaba que su mejor amigo no asesinara a sus parejas por dejarlo en cama casi por tres días seguidos.
Era sorprendente la hermosa manera en la que Ni-ki permitió que aquellos dos Betas sanaran sus heridas, con dedicación y mucho amor.
Aunque al principio fue reacio, tanto Jake como Jay fueron lo suficientemente capaces de esperar por él.
Y su recompensa ahora, era la de estar totalmente unidos, habían marcado a su amigo en la noche de Luna llena, por lo que el acoplamiento fue totalmente verídico para la manada de Lobos.
Así que Ni-ki estaba recuperándose bajo el cuidado de la abuela Park y sus Betas, ya que al ser humano, la potencia de las mordidas era más fuerte. Pero al haber aceptado a sus parejas, cuando estuviera bien, su cuerpo asimilará el cambio y aunque no pueda transformarse, sí será capaz de compartir con los dos su sentir y viceversa.
Sunoo no podía estar más agradecido, al final, todo el dolor del pasado había valido la pena. Pues el juicio contra los Hwang había resultado en contra, por lo que ahora se refundían en la cárcel.
Parte de las pruebas que Heeseung había recopilado, fue un testigo y su crudo testimonio.
Estaban rehaciendo su vida en la manada cuando Heeseung llegó de visita con una enorme carpeta y dos nombres en específico: Choi Soobin y Kai Kamal Huening.
— Soobin es la pareja de Kamal también conocido como Hueningkai, un Omega de una pequeña manada en Hawaii. –Les dijo leyendo parte de aquel informe. — Hueningkai fue secuestrado por los Hwang en una emboscada a la manada, estaba en su forma de Lobo, contaba con trece años en ese entonces. Soobin trabajaba para los Hwang, era unos de los guardias. Él había conocido a Hueningkai cuando lo mandaron a cuidarlo después de experimentar con él. Hueningkai pasó inconsciente por varias semanas, siendo Choi quien le suministraba de alimento una vez al día a través de sueros. Cuando Hueningkai volvió en sí, le suplicó ayuda a Soobin, éste en un principio se negó pues sabía lo enfermos que eran los Hwang, aunque después de varias suplicas y ser testigo de la crueldad aplicada a aquellos seres, Choi accedió a sacarlo de ahí. A pesar de lo débil que estaba, Hueningkai logró hacerse el muerto después de una sesión experimental, que si bien no lo mató de verdad, pero estuvo a nada de hacerlo. Entonces Soobin recomendó "deshacerse" del cuerpo lo más rápido posible, ya que no servía para nada más y era peligroso tenerlo cerca. Los Hwang accedieron sin darle importancia a un "experimento fallido" y Soobin pudo sacar el "cadáver" sin ninguna sospecha. En el camino hacia una cabaña en las afueras de la ciudad, Choi le sacó fotos al Lobo herido, maltratado y aún con sellos frescos del emblema de los Hwang; marcados en su cuerpo debido a la tortura que atravesó cuando experimentaron con él.
—Era un Lobo marrón con parches grises, ¿verdad? –Había preguntado SeokJin al recordar a un cachorro asustadizo llegar a la base.
—Correcto. – Hee había mostrado aquellas crueles imágenes y Sunoo se quedó sin aliento. —Gracias a estas pruebas, y las que se recopilaron en el laboratorio clandestino. Los Hwang y Nishimura fueron enjuiciados. Se van a refundir en la cárcel por maltrato animal, y experimentar de manera ilegal con ellos. Nadie les creyó cuando dijeron que sólo querían "mejorar la raza" gracias al ADN de los cambia formas. Los tomaron por locos y peligrosos, si continúan con la misma excusa, pueden encerrarlos en un manicomio. Están en observación.
— ¿Pero qué pasó con Soobin y Hueningkai?, ¿están bien? – Sunoo cuestionó preocupado, siendo inmediatamente calmado por Sunghoon.
—Lo están, volvieron a Hawaii, con la tranquilidad de saber que ya no serán más perseguidos.
Sunoo sabía que aquella pareja estaban igual de agradecidos, pues a pesar que no alcanzó a conocerlos, todos los días rezaba porque estuvieran bien.
"Hola, amor." –Saludó un enorme Lobo negro cuando llegó a recostarse sobre su pareja.
"¡Hoonie! Volviste temprano." – Sunoo le dejó una lamida en el hocico.
"Quería estar con mi familia." –La gran cabeza del Lobo reposó sobre la más pequeña del Omega. "¿Dónde están mis bebés?"
"Jugando con papá y mamá en el riachuelo." –Respondió mimoso.
"Mmm... ¿Es decir que estamos solos?" –Ronroneó dejando mordidas en el cuello del Lobo con ojos violetas.
"Espanta esos pensamientos, Alfa. No tardarán en volver cuando sientan tu aroma." –Regañó el Omega.
Sunghoon empezó a jugar con Sunoo a las mordidas, de repente escucharon pequeños y abundantes pasos correr a toda velocidad, sus hijos ya lo habían detectado.
Un segundo después, tenían sobre ellos a cinco bolitas destructivas, gruñendo y mordiendo cualquier parte visible del cuerpo de su padre Alfa.
"¡Me rindo! ¡Me rindo!" –JungKook gimió al sentir aquellos colmillos diabólicos querer comérselo.
Los Alfas movían la cola satisfechos al haberle ganado a su padre, nuevamente.
"Eres débil, Park." –Se burló SeokJin al ver a su yerno tirado sobre el pasto con su camada molestándolo.
"Lo dices porque estos diablillos nunca te atacaron entre los cinco." –Se defendió. "Ddeonu, sálvame." –Lloriqueó al sentir mordidas en sus orejas y patas.
"Niños, ya es suficiente." –Habló con firmeza mientras observaba seriamente a los cinco cachorros.
Estos inmediatamente se formaron alzando la cabeza y sacando el pecho, así como sus abuelos les habían enseñado. Mostraban su poderío de Alfas.
"Marchen a casa, soldados." –Dijo SeokJin que también se había formado al lado de ellos.
Sin perder tiempo, las cincos nubes nocturnas salieron disparadas hacia casa, con sus abuelos corriendo tras ellos.
"Dios... Estos niños drenan la poca energía que me queda." –Se quejó el Alfa sin poder moverse del pasto donde se quedó echado.
Sunoo rió internamente y acarició a su Alfa con todo su amor. Sabía lo duro que era entrenar para ser el próximo líder de la manada y agradecía que sus padres cuidaran por momentos a sus hijos, así su Hoon recargaba energías para jugar con ellos.
Porque no importaba lo cansado que estuviera, Sunghoon siempre pasaba tiempo con su familia.
"Eres un padre maravilloso." –Le recordó con felicidad.
"Tú lo eres el doble." – Hoon contradijo.
"Está bien, somos los mejores padres del mundo." –Concedió con su característico ego.
Rieron y al volver a su forma humana, se besaron con mucho anhelo. Consumaron el deseo que cargaban siempre el uno por el otro, amándose con cada suspiro y caricia.
No era fácil para ninguno criar a cinco cachorros Alfas llenos de energía para aprender y jugar. Siendo que ellos también debían aprender los deberes que les correspondían a los líderes de la manada.
Pero tenían tiempo, tenían una larga vida para cuidar y enseñar a sus hijos el camino del bien.
— ¿Y si hacemos a nuestro bebé Omega? – Sunghoon gruñó en el oído de Sunoo ante el placer de sus cuerpos encontrados.
—Ni lo sueñes. –Lo regañó golpeándolo en la frente.
Sunghoon rió pero sabía que más temprano que tarde, Sunoo estaría cargando a ese bebé...
O bebés, quién sabe...
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