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Epílogo


Jimin juntó las cejas cuando Jin sacó el pastel del horno. La masa no había quedado pareja y no se veía como en la televisión.

-No me salió -mumuró suspirando. Era como la tercera vez que lo intentan y no sabía que hacía mal.

-Hey, sonríe. No quiero que Min venga y me reclame porque entristecí a su tritón -SeokJin hizo que la mirada del ser acuático subiera.

-Él no haría eso -rió Jimin...pero una parte de su interior sabía que al mayor no le gustaría verlo de aquella forma. Eso...como que hizo en su corazón estragos.

Sentía que se había tragado muchas burbujas en su interior y que estas parecían estar en su estómago burbujeante y a la vez haciendo cosquillas en él.

-Solo es cuestión de práctica, Minnie. Ya vas a ver qué pronto te saldrá -sonrió Jin-Además ahora te salió más dulce que el anterior, pero agreguemos un poco más de azúcar.

-¿En serio? -las expresión ilusionada del menor hizo que el pelimorado sonriera asintiendo.

-¿Y la azúcar? -cuestionó Jin mientras se rascaba el cabello. Podía ver cómo Minnie tomaba un trozo de la masa y la comía mostrando una sonrisa algo satisfecha.

-Oh -Jimin levantó su dedo índice, para caminar hacia al refrigerador, específicamente el congelador.

-Jimin...¿Qué hace el frasco de azúcar en el congelador?

-Es que tenía hormigas, así que como no podía sacarlas se me ocurrió dejarlas en el congelador para que se congelaran -explicó, pero después juntó sus cejas mirando el frasco y viendo cómo unas hormiguitas parecían seguir caminando por la azúcar-pero no funcionó -se quejó haciendo un puchero mirando el frasco.

En su lógica de tritón las hormigas debían de haberse congelado. No tenía sentido que estuvieran aún vivas.

-Pero...¿Cómo? -el pelimorado ladeó la cabeza queriendo encontrar lógica en las palabras de su amigo, pero después terminó sin entender mientras reía a carcajadas por la hilarante escena -eres tan único Minnie.

-Soy un tritón -se quejó, pero Jin solo le dió unas palmaditas en la cabeza mientras seguía riendo.

Jimin puchereó sabiendo que SeokJin no le haría caso. Miró la masa del pastel deseando que se volviera esponjadita y muy apetecible como en la televisión. Pero eso no pasaría por obra de magia a menos que Jihoon quisiera hacerle el favor pero como solo venía con Hoseok, no lo creía.

En los últimos años se había hecho muy amigo del mago y el elfo, venían de vez en cuando a la mansión y a Jimin le agradaba Jihoon. Otra cosa que había cambiado era que SeokJin y NamJoon habían tenido una hermosa hija llamada DalGi. La cual era un pequeño tornado por la mansión, todos se habían encariñado mucho con la pequeña.

Sabía que Yoongi también le agradaba aunque se mostrara todo irritado, bueno también estaba que cuando no estaba Jin o su primo, la llamaba pequeña bestia.

Por lo que era divertido ver a la pequeña DalGi molestar a su tío más inexpresivo.

Por otra parte estaban Taehyung y JungKook, ellos habían estado en Rusia un tiempo por pedido del Omega, pero habían llegado hace una semana. Jimin sonrió de forma disimulada, el lobito últimamente tenía mucha hambre aunque eso al vampiro de pelo azulado lo veía como algo normal, Jimin sabía la verdad de ello. Antes su amigo le había dicho que desearía tener unos niños con la sonrisa de JungKook y a la parecer su deseo llegaría en unos meses.

La vida en la mansión no había cambiado realmente, solo se integraban más personitas con los años.

Jimin suspiró viendo el calendario que estaba pegado en una pared de la cocina. Juntó sus manos que estaban inquietas. Solo estaba nervioso y ansioso de ver a su vampiro, sabía que había ido con NamJoon a una de esas reuniones en el consejo. Pero eso no significa que le gustaba estar separado de Yoongi, pero últimamente se sentía muy pegajoso con él.

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Yoongi se pellizcó el puente de su nariz, pensó que Jimin estaba con SeokJin en cuanto llegó pero al parecer estaba en la ala que había hecho para él en el segundo piso.

Entrando ahí no vió nadie alrededor ni siquiera en el agua, por lo que se dió rápidamente cuenta en dónde se encontraba. Solo había un lugar en el que pudiera estar.

En la isla.

No era raro eso ya que Yoongi le había pedido a Jihoon que hiciera un portal que conectara a la isla para que Jimin pudiera ir cuando quisiera. Había notado que el tritón estaba muy apegado a la isla y que tuviera las posibilidades de ir sin necesidad de decirle era aliviante en más de una forma para Jimin.

Pasando por el portal, miró a su alrededor. El portal lo lleva afuera de la cabaña, respiró la brisa marina con algún tipo de nostalgia. Tenía tiempo que no había venido con Jimin a la isla, pero eso no quiere decir que el tritón no la frecuentara. A juzgar por como los muebles estaban en otro lugar.

Caminó sintiendo la brisa salada y a unos metros pudo ver el cuerpo menudo de su pareja que estaba viendo al mar. De alguna forma le traía gratos recuerdos aquella visión.

-Sabía que aquí estabas -dijo Yoongi abrazándolo por detrás. El cuerpo menudo se tensó por un instante y después se relajó entre sus brazos.

-Si, quería nadar un poco -murmuró apoyándose en el pecho del vampiro.

-¿Y por qué no lo has hecho? -podía ver los suave cabellos totalmente seco y no había parte de su cuerpo húmedo.


-Lo iba a hacer pero preferí ver el mar, me gusta la vista, me recuerda cuando nos conocimos aquí -bajanso su vista, se encontró con los orbes celestes brillando en su dirección y Mierda...Yoongi no sabía cómo podía adorar tanto a este ser entre sus brazos.

-¿Hablas de cuándo eras un tritón malcriado y manipulador? -murmuró Yoongi frotando su nariz por la suave mejilla.

-Tú no parecías muy amable que digamos -susurró Jimin sonriendo mientras cerraba sus ojos por la suave caricia.

-No soy amable, Jimin.

-Claro, eres un vampiro súper temible -El pelinegro miró aquellos labios rosados en una sonrisa, esos ojos brillantes en su dirección, joder, este sentimiento cada vez que este ser lo miraba así...era una locura.

Dulce infierno ¿Acaso Jimin no se daba cuenta de como lo miraba? Yoongi quería tragarse a este precioso ser entre sus brazos.

La mirada enamorada de Jimin cada vez que lo veía lo hacía querer recorrer cada parte de su cuerpo.

Quería que siempre lo mirara así, a él, solo a él. Su tritón. Su posesividad nunca dejaba de sorprenderlo y en vez de ser agravante era algo que ya había aceptado.

Pero por la maldita puta de Zeus.

¿No habían pasado ya años para seguir sintiendo todo esto? Sus manos casi temblaban solo por querer acariciar cada aparte de Jimin.

Le dió vuelta mientras los ojitos celestes parpadeaban en su dirección. Jodido Dios, se veía tan inocente y apetitoso a sus ojos.

-¿Qué? -preguntó Jimin ante su silencio, podía ver cómo sus ojos centellaron al leer algo en su mirada. Eso solía pasar a menudo, él le había dicho que era muy perceptivo con las emociones y sentimientos de las personas a su alrededor.

Por lo que las palabras entre ellos a veces eran mudas dejando que las emociones hablaran por si solas. No era siempre, pero Yoongi había aprendido a dejarlas fluir mientras pasaba más y más tiempo con este ridículo ser.

-Nada...solo pensaba que ha pasado un tiempo desde que ambos estuvimos aquí.

-Eso es porque dices que no te gusta la humedad de la isla -dijo Jimin con un puchero aunque sus ojos sonrientes lo delataban.

-Uhm, quizás pueda hacer una excepción hoy... -los ojitos celestes brillaron, Yoongi pasó un dedo por esa carita sonrosada y pudo sentir un leve estremecimiento, su dedo recorriendo la mejilla sintiendo lo caliente que estaba. Un bajo escalofrío en las parte correctas de su cuerpo lo atravesó sintiendo ahora una necesidad.

Joder, esos ojos que lo miraban ahora con sus pupilas dilatadas deberían haber sido un pecado.

La mirada que le daba Jimin no debería de ser tan abierta y vulnerable. Podía escuchar como tragaba, el como sus labios rosados y regordetes se separaban con ansiedad. Yoongi alejó su vista de ellos, su mirada recorrió su rostro hasta esos orbes celestes brillantes, acunó su mejilla con una ternura que hasta a él le sorprendía y dejó su pulgar descansando en su garganta sintiendo el pulso del corazón del tritón. Exhaló para presionar su rostro en el oído del tritón. Pudo percibir un estremecimiento recorriendo del cuerpo menudo que estaba apretujado en su duro pecho y sintió ponerse tensó en las formas correctas, su cuerpo reaccionando a la excitación que Jimin desprendía. La fuerte atracción entre ellos aún pulsaba con la efervescente necesidad, como si nunca pudieran desahacerse de ella y claro que así era.

Con un susurro bajo, tan grave como letal perforó las cuerdas auditivas del ser en su agarre-¿Qué necesitas?

-A tí, solo a ti... siempre -fue la respuesta temblorosa pero segura del menor. Podía sentir la piel de gallina y los vellos de la nuca que se erizaban en expectativa.

Jodida santa mierda.

¿Qué hacía este ser entre sus brazos? Con esa mirada tan abierta y esa necesidad implícita en sus ojos celestes vidriosos.

Jimin se balanceó más hacia su toque, su mejilla quedó sobre la de Yoongi, frotándose y inhalando inestablemente, sus labios estaban temblorosos y rosados que invitaban a ser devorados.

Algo en Yoongi tembló. Se miraron, sus respiraciones se volvieron audibles y la distancia entre ellos desapareció. Enterró sus dientes en el cuello descubierto del vampiro, sus dientes hundiéndose en su piel sin rasgar. Solo había una necesidad de marcarlo.

Min tenía sus brazos fuertemente alrededor de Jimin, mientras el tritón chupaba su cuello con avidez dejándole marcas y marcas. Últimamente parecía estar tan empeñado en marcarlo de todas las formas posibles y su piel se tornaban caliente en esos periodos a pesar de ser un ser de sangre fría.

La polla de Yoongi ya palpitaba en sus pantalones, más que interesada. Estaba ese algo que Jimin hacía para llevarlo al borde y prender de un hilo para no dejarse llevar por sus instintos. Ese sentimiento embriagante, intoxicante, era tan estimulante como una taza de cafeína en una mañana lluviosa y tan adictiva como la mejor droga. Era tan fácil perder en él.

-Shhh -enterró sus dedos en el sedoso cabello verde azulado y tan único que le fascinaba tocar. Jimin gimoteó frotándose contra el muslo del vampiro, las manos suaves del chico acúatico se deslizaban por aquella ancha y musculosa espalda bajo la camisa de Min, mientras seguía chupando con reverencia en toda esa nivea piel de Yoongi.

-Jimin -Era una silenciosa orden impresa en la voz del vampiro, su tono serio pero a la vez suave que caló en el ser acúatico.

El tritón suspiró y alzó su mirada...

Jesús jodido Cristo.

Se veía...esos ojos celestes dilatados como desenfocados, sus labios rosados y ese encantador sonrojó adornando aquel etéreo rostro. Él es quería comérselo, consumir hasta el último grano de Jimin y lamento en todas las parte. Aunque a este punto no había ningún lugar que su boca, lengua o manos no hubieran tocado, sus cuerpo reaccionaba de forma tan predecible cuando se trataba de él.

Su polla se contraía totalmente abordo. Y luego sintió unos suaves dedos acariciando la extensión sobre su pantalón de vestir e hizo que siseara de forma grave. La cremallera se abrió y una mano envolvió su engrosada polla sacándola de su bóxer. Yoongi maldijo por lo bajo.

Aún mantenía su vista en Jimin, en aquellos labios vidriosos. El menor humedeció sus labios con la lengua, mientras Min miraba aquella acción con hambre.

Jimin apretó la erección del vampiro que se engrosaba más, más y más. Hasta que estuvo tan dura como una barra de hierro.

-Yoongi...te necesito -gimoteó con su voz rota-Por favor... tómame.

El vampiro no lo soportó. No tenía caso ir en contra de sus profundos deseos, nunca lo tenía. Ambos solo sucumbieron a ello.

Con un gutural gemido, Yoongi beso aquellos labios temblorosos; esa suavidad, esa dulzura...solo quería más y más.siendo codicioso perforó con un colmillo la lengua del tritón que gimió sorprendido pero totalmente éxtasiado. Aquel beso se volvió sucio, húmedo e intoxicante. Yoongi succionó aquella exquisita sangre dulce, chupando con avidez y desenfreno, arrebatándole todo el aliento al ser que se dejaba hacer y deshacer.

Tomándolo entre sus brazos, se adentró con él al interior de la cabaña. Aún en sus brazos ambos se besaban con desenfreno, como si dependieran de ello para vivir.

Hubo sonidos nítidos de cosas cayendo en su paso a dentro, pero nada de eso era relevante. Absolutamente todo se volvió irrelevante, todo excepto Jimin con su dulce boca y sangre.

Se volvió un borrón de neblina; llena de deseo, posesión, ternura y amor. Esa densa niebla llena de sentimientos que lo abarcaba todo, imparable e impenetrable.

Nitidamente podía verse a sí mismo chupando de forma codiciosa desde la espalda de su amante hasta la rosada abertura que se contraía de forma ansiosa. Su lengua entrando de ese agujero bien usado como estirado. Sentía sus manos grandes y venudas amasando con vehemencia esas masas de carne bien formadas. Los gemidos llenos de delirante placer que salían de la boquita roja de Jimin hacían que su erección predominara como una roca.

Pero cuando la niebla que había hecho borroso sus sentidos a su alrededor se había disipado de su mente, devolviendo sus sentidos. Ya estaban en la cama y embestía a Jimin. La aguda estrechez a su alrededor y el calor fue insoportable como abrumoso. Lo envolvía sin dejarle escapatoria y aquello le dió una muy necesaria claridad.

-¿Estás bien? -logró articular. No podía recordar cuando habían llegado a la habitación y haber entrado en el apretado interior de su pareja.

Jimin gimoteó sin aliento, apenas asintiendo con sus ojos vidriosos y desenfocados.

-Yoongi...más -pidió con sus brazos alzados.

Por las putos dioses del Olimpo.

Aquella vista debería ser un pecado; esos labios hinchados por los feroces besos, su piel rojiza y perlada, ese sonrojo en sus mejillas, sus orbes celestes dilatados con una niebla de deseo... llamándolo. Él no pudo frenarse, se entregó a esa sensación ensordecedora, a ese ser extraordinario en sus brazos.

Ambos respiraban de forma inestable y todo lo que siguió fue un beso desordenado, sucio y hambriento.

Más, te necesito, cómeme...haz algo. Todo eso estaba escrito en la cara brillante y exótica del ser acúatico.

-Más...por favor -sollozó Jimin, sus lágrimas de placer y éxtasis que se volvieron hermosas perlas rosadas y blancas brillantes.

-Lo haré...te daré todo lo que quieras -gruñó Min embistiendo de forma dura, sus caderas meciéndose firme y llegando directo a ese punto que hacía delirar y ver borroso al tritón-Te sientes tan bien, bebé. Te voy a llenar con mi semilla, tomarás cada gota y te desbodarás exquisitamente...

Jimin se estremeció. Sus piernas extendidas con Yoongi entre ellas se abrieron aún más, entregándose en cuerpo y alma. Trabó sus tobillos en torno a las caderas del vampiro, acercándolo más.

-No pares...Oh Dios... -susurró Jimin mordiendo el labio inferior de Min y encontrando las duras penetraciones para dejarse llevar por las intensas emociones que Yoongi desprendía y que lo abrumaba en más de mil maneras.

Apretando los dientes, Yoongi empujó más profundo, más y más. El apretado calor envolviendolo; aquella humedad, ese fuego que sentía y maldita mierda...se sentía embriagado.

El menor gimoteó, sus ojos vidriosos y sus pupilas dilatadas. Se veía tan perdido pero a la vez anclado. Sus labios entre abiertos mientras jadeaba, sus mejillas sonrosadas. Joder, el chico ya se veía ido.

-Yoongi -gimoteó aturdido el menor. Su polla gruesa y pesada en su vientre; tan húmeda y enrojecida en la punta mientras gotitas blancas se expulsaban en la cabeza.

Podía ver exactamente como Jimin estaba tan estimulado. Y si lo tocaba sería demasiado, porque quería retrasar su inminente orgasmo tanto como fuera posible.

Siguió embistiendo, se contempló desaparecer por el obsceno agujero que lo extraía y le daba la bienvenida con ese calor húmedo y asfixiante. Estaba éxtasiado por la visión de su larga como gruesa polla abriéndolo. Su interior, esa bestia primitiva estaba satisfecha y complacida.

Yoongi mantenía en posición a Jimin con sus manos en sus caderas. Su agarre era fuerte, pero el tritón parecía encantarle porque gemía y suplicaba con reverencia. Él se deslizó hasta el fondo, ese calor que lo apresaban y apretujaba lo dejaba sin aliento que lo enloquecía, llevándolo al borde del vacío y más.

Jimin empuñó con sus manos las suaves sábanas.

-¡Más, más! ¡Ah! ¡Ahí! Se siente tan bien...-balbuceaba Jimin.

El vampiro lo observaba fascinado. Podía escuchar los pequeños "ah, ah, ah" que salían de la boca de su pareja. Podía verlo como se desmoronaba completamente. Fue directo a su ego elevándolo de forma exponencial.

-¡Yoongi, Yoongi...! Me siento tan lleno de ti...estás tan dentro -decía ahogado sin ningún tipo de filtro en su voz que enloquecía al mayor. El pelinegro retiró sus caderas antes de empujar nuevamente, y de nuevo. Frotaba su polla gruesa en la próstata de Jimin. El ser acúatico dió un grito-gemido, arqueándose debajo de él. El vampiro lo hizo de nuevo y de nuevo...otra vez y otra vez. Sus ojos estaban desenfocados en el exquisito cuerpo del menor, quién estaba todo sudoroso, rojizo y aturdido.

Hermoso. Jimin era completamente hermoso. Parecía tan drogado, tan ido, como si estuviera volando por lo alto con la sensación de la polla de Yoongi estirándolo de forma placentera. Se balanceaba de adelante hacia atrás. El vampiro se enterraba tan profundo, llenándolo y abriéndolo en todo sentido de la palabra.

Estrujó esos pezones descubiertos y rosados del menor. Los pellizcaban mientras arremetía en esa obscena y estirada entrada que lo engullía en su agarre. Tan profundo, tan húmedo, tan apretado. Descendió mientras tocaba esa exquisita piel completamente brillante y suave. El tritón se deshacía entre lágrimas que se volvían hermosas perlas y entre gimoteos gloriosos. Habían perlas en la cabecera que solo hacía relucir la exótica vista irreal y esa belleza cautivadora que fascinó a los orbes platas que no le quitaban la mirada de encima.

El vampiro acarició los muslos de Jimin, acariciándo cada uno con ternura que no se sentía en esos duros empujes, sus pulgares presionaban en la cara interna de su piel sensible. Jimin lo miraba con sus grandes ojos celestes; Esos cabellos azabaches estaban apegados a la frente sudorosa de Min, esos finos labios rojizos por sus besos, sus músculos contraídos, ese duro abdomen de ensueño y esa tersa piel pálida que brillaba por el sudor perlado.

Santos pecesitos.

Jimin sentía su boca hacerse agua y un hilo de saliva escapando de su boca por las embriagantes sensaciones y la excepcional vista. Gemía de forma entre cortada e inestable ante las embestidas duras y bestiales.

-Yoongi...yo...voy -un gemido agudo salió de su garganta y el mayor apenas tuvo tiempo de procesarlo cuando Jimin se estremeció y arqueó su espalda para después correrse, sin haber sido tocado, derramando todo el líquido blanco en su pecho. Su polla palpitaba con espasmos.

El vampiro sintió su ego siendo elevado al ver cómo Jimin se había venido sin ser tocado.

Los ojitos brillosos del tritón lo miraron, completamente desenfocados. Pero la hermosa sonrisa brillante dejando ver sus pocitas lo hizo exhalar. Este mocoso, este chico acúatico no lo ayudaba en su autocontrol en lo más mínimo. Joder.

¿Cómo podía lucir increíblemente adorable y a la vez verse tan follable?

-Aún no hemos terminado, cariño -Yoongi respiró profundamente a través de sus dientes apretados. Jimin le dirijió una sonrisa pero sus ojos celestes brillantes representaban la hambre intensa en él.

-Entonces sigamos...

-Te ves tan hermoso, tan hambriento de mi polla, amor... -miró con la misma hambre en su mirada correspondiendo las emociones de Jimin.

-Yoongi...-suplicó Jimin mientras abría sus rojos labios. Siendo llamado, ellos se fundieron en un beso desordenado, apasionante y con un ritmo lento enloquecedor. Ambos se correspondían entre sí.

-Estas perfecto, Jimin. Eres perfecto, tan hermoso... -las palabras salían de su boca como un río con agua corriendo, su propia boca se doblegaba al ser debajo de él- El ser más hermoso del planeta -dijo acariciándo la polla de Jimin-Eres mío...tan mío.

Los ojos celestes brillaron con una intensidad abrumadora, sus orbes llenos de tantas emociones y sentimientos. Su polla se volvió a endurecer nuevamente.

-Soy tuyo... así como tú eres mío -Yoongi exhaló para retirarse y empujar nuevamente adentro.

-Si...-Su ritmo se volvió constante; duro y profundo. Tocaba y frotaba aquel punto específico en el interior de Jimin y la expresión del tritón se volvió soñadora como si estuviera volando-Tan perfecto.... jodidamente precioso.

Jimin sonrió por las alabanzas que le decía Min. Sus párpados pesaban mientras se volvía a encontrar con los embustes de Min.

-Llega en mí...te quiero tanto, mucho -las palabras del tritón sacudieron su cuerpo-Solo te quiero a ti...siempre por siempre -las estocadas fueron profundas y duras. Las corrientes en el cuerpo del vampiro lo sacudían para que sus ojos platas brillaran.

-Vamos, cabálgame cariño -salió del exquisito interior para alzar a Jimin para que su espalda chocara con el respaldar de la cama sentandose y dejando a Jimin arriba de él. Sus manos recorrían es pecho perlado pasando a llevar los pezones erizados. Su polla buscó otra vez esa abertura estirada para engullirse de nuevo y dejando que sus caderas trazaran círculos que volvían loco al menor.

Sus incisivos crecieron y mordió aquella suave y rojiza piel del pecho, escuchando un grito sorprendido del tritón extasiado arriba de él. Tomando sin contenerse un sorbo de la adictiva y gloriosa sangre. Jimin movía sus caderas lento y ansioso con un placer recorriendo su espina dorsal. Yoongi cerró la herida notando dos puntos rozados. No podía aguantar más, así que alzó sus caderas y dió más profundo en el interior de Jimin mientras este mismo se deshacía encima de él brincando con gemidos entrecortados.

Se encontró con la mirada de Jimin; Sus ojos entrecerrados, su brillante cabello desordenado, su piel perlada y con esa expresión abiertamente enamorada que lo inducia a tantas cosas. Yoongi correspondió su mirada, esa mirada de parte de Jimin lo afectaba de una forma tan intensa y agravante.

La intensidad fue subiendo, la atmósfera caliente y con más de algún sentimiento en el aire. No pudo apartar la mirada mientras Jimin lo montaba de forma tan exquisita. Sus incisivos creciendo para tomar sorbos de sangre en esa piel llena de sus marcas; tomó un sorbo cerca de ese pezón rosado, en esa clavícula perfecta y en ese hombro apetitoso.

Sus labios solo podían formular halagos, alabanzas y frases jodidamente cursis. Murmuraba lo perfecto que era, lo bien que lo tenía, lo hermoso que era, lo exquisito en cómo se sentía.

Yoongi lo atrajó más de cerca y jaló a Jimin hacía su pecho pero aún sus estocadas certeras seguían y seguían. Los gemidos descontrolados del tritón eran música para sus oídos. Enterraba sin misericordia su gruesa y dura polla en el cuerpo moldeable del menor, provocando que Jimin gimiera a un lado de su cuello y jadeara siguiendo los embustes de Yoongi.

Yoongi lanzó un gutural gemido y enterró sus incisivos que habían crecido y atravesado la piel tierna en el cuello de Jimin, al mismo tiempo enterrando se tan profundo que el tritón dió un grito lleno de sorpresa y felicidad desbordante, así mismo llenándolo con su escencia.

Al mismo tiempo; el placer que le causaba la mordida y las jubilosas sensaciones colisionaron en el Jimin, corriéndose por todo el pecho y estómago de Yoongi, teniendo su segundo orgasmo en el día, enterrando sus dientes en el cuello blanquecino de Min apenas rompiendo un poco la piel.

Pasaron minutos o quizás más tiempo hasta que la mente de ambos se aclaró. Yoongi se encontró con un Jimin somnoliento acunado en su pecho, sus dedos romos peinaban los únicos y sedosos cabellos húmedos del menor. El tritón frotaba su mejilla contra el pecho de Yoongi con pereza, realmente parecía un gatito, quizás solo le faltaba ronronear y maullar. Se encontró pensando de forma divertida.

Joder, él realmente estaba hundido.


Bueno, quizás siempre lo supo. En el momento en que esos orbes celestes se posaron en su ser, casi tuvo el presentimiento que su vida no volvería a ser la misma.

-Quiero quedarme aquí hasta mañana -murmuró Jimin en el fuerte pecho desnudo de Min.

-Está bien, le informé a SeokJin que mañana estaríamos allá...-dijo Yoongi mientras sus dedos se pasaban por el cabello de Jimin otorgándole un lindo masaje que lo hacía suspirar.

-Si... el cumpleaños es DalGi mañana -comentó Jimin mirando a los ojos grises de Yoongi que seguía fascinado en su cabello. Nunca podía dejar de tocarlos.

-Jin me dijo que te sigues frustrando por no poder hornear un pastel -el tritón refunfuñó para gracia de Yoongi cuando esté cambió el tema.

-Creo que no sirvo para cocinar -había una arruga de displacer en la frente del menor que el vampiro alisó con un suspiro.

-No tienes que ser perfecto en todo - Últimamente Jimin parecía querer hacer de todo, desde que Jin le enseñara a cocinar o intentar aprender nuevas cosas. No es que fuera malo, podía ver cómo el tritón se esforzaba mucho pero se había vuelto extraño para Yoongi al ver a Jimin frustrado por no poder hacer algo. Estaba ese algo en él que parecía encantarle cuando Jimin sonreía y reía a su alrededor. No le gustaba verlo triste o irritado. Ese sentimiento de inquietud crecía en él cuando veía a su tritón mal.

-Pero...quiero hacerte feliz -susurró Jimin con su mirada vulnerable y totalmente honesta. Una calidez inexplicable se expandió por todo el pecho de Min y se preguntó cómo podía sentir tanta adoración por este ser tan ridículo entre sus brazos.

-Lo soy mientras te tenga a mi lado... -los ojitos celestes del tritón brillaron de forma absolutamente adorable que hacía que la sensación de calidez lo volviera a embargar.

A pesar de los años era tan agradable como espeluznante esa absoluta sensación cálida y tranquilizante que lo hacía suspirar. Había aprendido a dejarle las cosas claras al tritón porque luego su cabecita empezaba a trabajar y recrear cosas que no iban al caso.


NamJoon le había dicho que el amor lo cambiado demasiado para bien. Pero Yoongi se irritaba cuando sacaba el tema. El amor no lo había cambiado. Lo había hecho Jimin, esa cosita embustera, malcriada y ridícula que lo hacía perder el control. Eso y esos bonitos orbes celestes que lo miraban como si fuera la única persona en la tierra.


Y jodidamente le encantaba.

...

Jimin volvía a sentir las burbujas haciendo una fiesta en su interior. Cada vez que Yoongi lo miraba de esa forma tan intensa se sentía la persona más hermosa en el mundo, como si fuera el ser más precioso para él.

-Yoongi -llamó, mientras el nombrado hacía un sonido desdeñoso dónde le aseguraba que estaba escuchando.

-¿Qué? -cuestionó Min cuando se quedó callado. Probablemente había visto algo en su cara a juzgar por esa penetrante mirada de ojos grises que le lanzaba.

Jimin lo miró, pareció ser un largo tiempo. Vaciló un poco. No es que tuviera miedo de preguntar pero si era totalmente honesto consigo mismo estaba algo nervioso por la respuesta de Yoongi. Pero quería honestidad, dejar de sentir ese tema carcomiendo su cabeza. Aunque parte de él le emocionaba demasiado la idea.

-¿Quieres tener hijos?

-No es que me oponga a la idea -se encogió de hombros Yoongi. Para ser concretos la idea lo había estado pensado en un largo tiempo.

Independientemente de los cuestionamientos por parte del consejo sobre un posible heredero, la idea en sí no había asustado a Min. Era algo que probablemente iba a pasar. Aunque ahora pensadolo mejor, imaginar a unos pequeños niños con los ojos celestes brillantes cada vez que llegara de alguna reunión no le desagrada.

Es más, la sola idea hacía que sus instintos se disparan en un anhelo. Decir que le agradaba sería una mentira, porque en lo profundo de él le encantaba la sola idea. Quizás demasiado.

-¿Por qué preguntas?

-Es que se acerca mi celo -le dijo Jimin con sus orbes celestes brillando en ilusión y algo más...

-¿En serio? -Yoongi sintió sus propios ojos brillar de un color escarlata comprendiendo. Jimin antes le había hablado de ello, no podía creer que los años se hubieran ido volando para que se acercara aquella fecha.

-Entonces quizás deberíamos ir practicando... -murmuró Min de forma ronca y con su sonrisa ladeada, su mirada intensa que le puso la piel de gallina calentandolo en más de un sentido. Su cuerpo correspondiendo al instante aquella llama que solo se hacía más grande, lista para consumir.


-Estoy hablando en serio, Yoongi... -murmuró Jimin con su voz inestable, suspiró cuando sintió unos labios recorriendo de forma suave su mejilla hasta la esquina de su boca siendo besada. Estaba temblando con sus ojos vidriosos.

-Yo también... -susurró Min con su voz estremadamente grave y baja que le sacó un ruidito a Jimin en lo profundo de su garganta.


-¿Tú también quieres...? -murmuró Jimin de forma inestable cuando sintió otro beso siendo depositado en la otra esquina de su boca. Las caricias calientes y tiernas que le estaba otorgando Yoongi lo hacían perder el hilo de la oración.

-Estaba pensando que no me molestaría tener unos niños de ojos celestes -dijo Yoongi de forma baja, la distancia solo siendo de unos centímetros cuando repentinamente cambiaron de posiciones y Jimin quedó con su espalda en el suave colchón y con su pareja entre sus piernas que se abrieron de forma instintiva.


-Me gustaría que alguno tuviera tu cabello negro o tus ojos grises...me gustan tus ojos, mucho, mucho -habló Jimin sin aliento. Sus ojos se encontraron con aquella mirada pesada e intensa.


Dioses. Jimin nunca se cansaría de este ser, de ese sentimiento de ser lo más importante en el mundo para Yoongi, de ser lo más hermoso para esos ojos grises. Las burbujas nunca parecían desaparecer cuando Min lo miró con ternura. Santas algas del mar, Jimin amaba tanto a este hombre, por dios, incluso quería tener a sus bebés. Quería otorgarle todo, hacerlo feliz y siempre tener su atención.

Yoongi parecía querer lo mismo a juzgar por todas esas oleadas de felicidad, posesividad y afecto abrumador que lo embriagaban.

A pesar de los años Yoongi no expresaba sus emociones a los cuatro vientos. Por ello Jimin aún se sentía tan especial cada vez que Yoongi le decía que lo amaba.


-¿En qué estás pensando? -preguntó Jimin cuando la pesada mirada de Min lo seguía viendo. Enterró sus dedos en el suave cabello de Yoongi para tirar de él hacia abajo y presionar sus frentes juntas.

-En que quiero amarte hasta el amanecer... -los labios de Jimin se curvearon y sus ojos vidriosos le sonrieron de igual forma sin importar lo vulnerable y feliz que se veía. Ambos sabían que este tritón estaba profundamente enamorado.

-Si, ámame. Tanto como yo te amo.



Fin...


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Muchas gracias por llegar hasta aquí^^ me llena el alma de alegría que hayan personitas preciosas que lograron llegar a este punto. Tuve momentos felices, dramáticos y estresantes en el transcurso de esta historia. Pero porfin puedo decir que mi trabajo en esta historia a acabado( ≧Д≦) voy a extrañar escribir aquí pero hay que llegar a su fin.

No me alcanzan las palabras para describir mi gratitud y amor por esas personas bellas que llegaron hasta el final de My Sweet Triton 🧜🏻‍♂️🧛💕

Dedicado a nananana_1224 muchas gracias hermosa por tus bellos comentarios (╥﹏╥)💕✨

Bueno, hasta pronto. Si gustan seguirme acompañando, ahora iré a escribir a Kimi wa Dekinai Ko, igual es YoonMin^^

¡Luna fuera🌙!

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