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Capítulo 6

"¿Cuandó me convertí en esto en mi vida?" Fue el pensamiento de Yoongi al tener entre sus brazos a un tritón acurrucado y dormido.

Parecía tan satisfecho...

Con sus labios rojos, hinchados. Tan bien besuqueado y mordisqueado, mejillas sonrojadas. Todo suave, rojito y desnudo en su regazo. Con fluidos por su cuerpo, tan brilloso y moldeable. Parecía tan cómodo, como si no deseara estar en otro lugar en el mundo.

Jodido santo infierno

"¿Que hiciste, Yoongi?" Se preguntó a si mismo, mientras se veía así mismo tan relajado como nunca antes, tan liberado y cómodo. Era tan extraño por un simple onanismo con Jimin.

El hecho es que no había sido simple, se había sentido complacido, de una forma raramente vertiginosa.

Lo peor de todo es que estuvo esperando aquellla sensación repulsiva y asquerosa, pero no llegó, no estaba asqueado de su falta de control, tampoco se sentía repulsivo por haberse masturbado con Jimin. Para su disgusto, se sintió bien, tranquilo y con una surrealista paz que nunca creyó posible.

La bestia en su interior, extrañamente se encontraba satisfecha.

Jodidamente había tenido un gran orgasmo, le había gustado. Le gustó y eso era moritificante. Nunca se había sentido tan satisfecho por algo así.

Correcto, era placer, puro placer. Ambos lo habían querido, ambos lo necesitaban.

No había más que pensar, ya había hecho las paces con ello. Lo hecho, hecho estaba y no se podía hacer nada.

Ahora, ¿Cómo se quitaba aquel persistente pensamiento de querer más y más?. Mirando hacía bajo, observando aquella complacida y feliz cara, obscenamente tierna como llamativa, maldijo a sus adentros.

Aún sus labios hormigueaban al recordar aquellos suaves gorditos en los suyos. Recordaba su cara de placer en la cúspide de su clímax; Esos ojos vidriosos, ese arco  de sus belfos obscenamente rojos y brillosos entre abiertos, su sonrojo en aquellas suaves mejillas...

Apretó un poco más fuerte al ser en sus brazos, quien solo se acurrucó más, como un gatito cariñoso y mimoso se apoyó en su tacto. Su mano derecha se movió ante aquellas rosadas mejillas, exhaló al sentir esa suavidad y como Jimin se acurrucaba más en su toque. Cristo, era tan táctil y moldeable.

Yoongi lo miró tan intrigado. Jimin era un ser tan raro y único.

Lo analizó más; cómo las últimas semanas se había comportado con él, los últimos días que había estado tan pegajoso y como aquellos orbes celestes lo miraban siempre.

Ah, entonces ahí lo entendió y quizás ya lo había notado antes. Pero aún así lo dejó pasar, porque al vampiro le agradaba de una forma espeluznante.

El tritón parecía tener un peseudo-enamoramiento por él. La forma en que lo veía era delatadora; demasiado abierta, demasiado soñadora y dejaba pase a los sentimientos y emociones del ser acúatico. Eso también podía justificar el gran apego del chico hacía él, su necesidad y su mirada soñadora. Podía entenderlo, podía comprender ello. Él había sido el primero en pasar tanto tiempo con el tritón, él había "invadido" el lugar del ser acúatico. La curiosidad de Jimin era otro factor, era tan normal en su naturaleza el hecho de querer saber más, más y más. La intriga podía ser un arma de doble filo y además esa extraña atracción que los atrapaba igual había influido enormemente. Joder, era tan inadecuado aquel enamoramiento por parte de Jimin, pero a la vez, a su parte primitiva le gustaba la idea. Esa parte codiciosa y posesiva de él, jodidamente no le importaba, le agradaba.

Era tan ilógico, tan hilarante.

Aún así se vió así mismo, pensando en la noche anterior. En la angustia e impotencia del ver a Jimin tan débil, tan vulnerable. Como un pequeño gatito que hubiera sido pateado de la forma más cruel posible. Odió el solo hecho de verlo llorar, de ser impotente. Lo cual era todavía más confuso, más raro en sí.

Yoongi aún recordaba la última vez que se había sentido así de impotente. Aún recordaba como en el pasado casi había colapsado por ello, porque él no pudo hacer nada.

Aún así, parte de él parecía tan irritada como enojada con la idea de alguien que le hubiera hecho daño en el pasado. Jodidamente nadie tenía derecho de herir a Jimin. No a ese tritón que siempre le regalaba sonrisas, no a ese ser que lo miraba como si colgara la luna y las estrellas. Nadie tenía derecho de tocarlo, solo él podía, solo Yoongi. Mío, mío, mío. Ese pensamiento tan primitivo que venía de él lo dejó inhalando.

Oh, por una chingada. ¿Qué mierda? Se preguntaba dando una exhalación abupta.

“Incluso ya lo ves como tuyo, no soportas la idea de alguien más tocándole. ¿Que te detiene? ¿No ya lo estás viendo como tú tritón, solo tuyo?"

Joder, aquella voz en lo profundo de su ser sonaba tan tortuosa y moritificante.

Solo había sido un mes el que había estado con Jimin, ni siquiera había pasado tanto tiempo. Pero... Había ese algo tan entrañable en Jimin que lo insitaba a no dejarlo, a ir por ello, a poseerlo de todas las formas posibles. Esa latente necesidad de corromperlo y consumirlo por completo. Era una droga, como si le hubieran dado la más dulce e intoxicante de todas, y con tan solo unos días, ya parecía adicto a ella.

Está obsesión por Jimin era inconveniente, esta necesidad en sí lo era, una debilidad. Y aún así no podía apartar su mirada. No podía ir en contra de esa extraña atracción que solo lo jalaba más. Más, más cerca, vamos, lo quieres.

En contra de su voluntad, sus dedos tomaron control y cepillaron el cabello azul-verdoso de Jimin, miraba intrigado como aún en sueños, el tritón se acercaba más a su toque. Nunca había visto tanta felicidad y regocijo en una persona durmiendo, parecía tan lindo, tan bonito, tan satisfecho con el mundo en sí.

Inhalando inestablemente dejó al tritón entre sus sábanas. Otra cosa con la que ahora se mortificaba, porque nunca antes había llevado a alguien a su propia cama, ni a uno de sus amantes lo había llevado a su espacio, nunca. Pero... Este ser con tan solo decirle unas cuantas palabras bonitas y mirándolo con esa expresión tan vulnerable y abierta, había mandado a la mierda todo los códigos que Yoongi se había auto-impuesto. Tampoco ayudaba que Jimin pareciera hacer temblar y ayudar al mismo tiempo a su autocontrol.

Esa era otra cosa. Pellizcando el puente de su nariz, se fue al baño para agarrar unas toallas húmedas y limpiar a Jimin. Le había puesto un suéter amarillo que ni siquiera él sabía que tenía, cuidando que no se despertara, pero pareciera que no había necesidad de ello, pues el menor parecía tan profundo en sus sueños.

Fue a darse una ducha, pensar en todo lo que había ocurrido lo mortificaba y lo hacía irritar. Un baño con agua fría podría hacer que su mente se despejara y pensara con la mente fría.

Con solo pantalón marrón de vestir salió del baño, dejando a la vista su bien formado abdomen con algunas gotitas de agua y lechoso. Sus brazos con una toalla secaban su melena azabache, mientras los músculos en sus brazos se contraían ante los bruscos movimientos. Sus manos pálidas y venudas se hicieron puño, hasta que sus nudillos se pusieron más blancos de lo que eran y sus venas resaltaran. Sus ojos grises estaban fijos en el ser que cómodamente dormía en su cama.

Había llevado a Jimin a su habitación, había dormido con él, ambos se habían masturbado juntos, Jimin dormía sin preocupaciones y felicidad en su cama, en su espacio.

Yoongi creía que estaba delirando, no había situación más hilarante y surrealista ahora.

Tal vez si Yoongi le contara esto a su primo, NamJoon lo tomaría como una horrible broma. Min casi quería reír, jodidamente él casi lo hizo mientras fruncía el entrecejo. Min Yoongi no reía, nunca lo hacía, pero ahora mismo se estaba negando a ello... Quizás una parte dentro de él estaba esperando a compartir ese momento con otro ser.

Cada vez le mortificaba más la situación en sí, cada vez le parecía más espeluznante sus propios pensamientos. Cada vez parecía perder la cordura, o tal vez era esa absurda y casi necesaria tensión entre ellos que no parecía desvanecerse solo con una paja.

Tal vez lo que necesitaba era absorberlo, consumirlo y sacarlo de su sistema.

Yoongi era un ser codicioso y despiadado si se lo proponía, no lo malinterpreten, no era cruel solo porque sí. Pero era jodidamente inconveniente esa tensión y atracción entre Jimin y él.

Jimin y Yoongi, ¿desde cuándo todo se había convertido sobre ellos dos? Por un demonio.

Yoongi solo había comprado esa Isla por su interés, por su colección y esa obsesión por aquellos terrenos en medio de océanos y mares. Él no la había comprado para jugar a la casita con un tritón curioso.

Pero ¿Que eran ellos? ¿Amigos? ¿Conocidos?, Joder, esos términos se sentían tan mal en su boca, tan erróneos e incorrectos.

En cualquier caso, Yoongi no había adquirido esa isla para encontrar a un tritón que parecía un gatito mimoso y hambriento de contacto. Él jodidamente no  había puesto esa isla en su colección por ello.

"¿Te arrepientes? ¿En verdad lo haces?" Esa voz en su cabeza que parecía un eco hizo su aparición. Yoongi asintió a duras penas, con tanta rigidez y tensión en su cuerpo.

Un músculo pulsó en su mandíbula ante la siguiente cuestión:

"¿Volverías a visitar esa isla, aún sabiendo que te toparias con un tritón que te mira como si fueras su salvador, lo harías?"

Él no respondió.

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La tranquilidad en el ambiente, la sensación de esa falta de algo cálido y fuerte apresandolo en su agarre lo desequilibró.

Jimin se encontró en una habitación con poca iluminación, sus ojos celestes se fueron acostumbrando parcialmente a su entorno. Estaba acostado en una suave cama, con unas sábanas cubriéndolo. Se sentó, bostezó mientras se frotaba su manita hecha puño con su ojo derecho, todo el rastro de sueño se había ido cuando notó que vestía una especie de tela amarilla.

La palpó con sus manitas, inhaló el aroma que provenía de ella; aquel aroma varonil e intoxicante fue abrumador, esta ropa olía a Yoongi. No podía evitar seguir inhalando aquella adictiva escencia, incluso las sábanas y la cama olía a él. Se frotó como un pequeño minino a una bolita de estambre. No quería salir de aquella agradable cama con el olor más rico que había sentido en el mundo.

Pero entonces se quedó quieto, recordando todo lo que había pasado anoche y cuando se despertó. Una tonta sonrisa se apoderó de él mientras una risita llena de felicidad lo embargaba.

Jimin estaba tan feliz, sentía que volaba y de pronto en su fantasía soñadora, su vuelo se balanceó en desequilibrio.

Aún recordaba lo que había pasado en la noche, lo que había soñado y aquella angustia acompañada de un dolor que oprimía su corazón. Todavía recordar esa pesadilla hacía que una parte de él doliera, de una forma vertiginosa y asfixiante.

Jimin nunca había pensado que una pesadilla podía doler tanto, hasta que lo había sentido.

En su sueño; él estaba en el regazo de Yoongi. Estaba leyendo un cuento, todo estaba en calma, hasta que el vampiro se había parado y se había alejado de él. Jimin lo llamó, pero su voz parecía no llegar, intentó correr pero sus esfuerzos eran en vano, nunca podía alcanzar a Yoongi por más que corriera. De pronto se desvaneció y se vió otra vez en las profundidades del mar, solo y sin nadie, en una oscuridad que no dejaba pase a ninguna luz. Caminó sin rumbo, llorando y gritando el nombre del vampiro. "Yoongi, Yoongi, no me dejes, ¿Dónde estás? Por favor". Entonces, unas voces se escucharon y se vió con sus padres, la oscuridad se había desvanecido. Miraba a sus progenitores mientras los abrazaba sollozando, ellos le habían dicho: "Aquí estamos, siempre lo estaremos" y en un segundo a otro, fue arrancado de sus brazos. Y la imagen se volvió nítida; otra vez estaba con Yoongi, está vez en la playa mientras veían el mar. El vampiro murmuraba cosas que Jimin no podía entender, el tritón quería tocarlo y abrazarlo, lo hizo, pero Yoongi lo había empujado y le había dicho; "No me toques, no quiero nada de ti" y se había ido. Por más que Jimin gritó, corrió, nunca lo alcanzó.

Fue cuando se levantó y lo vió; miró la cara de Yoongi y se rompió en lágrimas. Había sido una horrible pesadilla, una de la cual temía que se volviera verdadera, en especial la última parte.

Jimin cada vez era más consciente de Yoongi, la continúa necesidad y apego a él, era mayor. Por eso tenía tanto miedo. Miedo de que cuando Jimin le hubiera entregado hasta el último pedazo de su corazón, Yoongi lo rechazara. Nunca se había sentido tan mortificado por un escenario así.

Su padre le había contado que una vez había escuchado como el mar se había equivocado en una pareja. Una sirena que no quería a su compañero de vida, que se había rehusado a enlazarse a una unión, porque ella odiaba el compromiso. Entonces el tritón había muerto ante el rechazo de su pareja y la sirena murió sola en su viaje de aventura.

—Es solo un viejo cuento, Hijo —le había dicho su padre cuando Jimin le dijo que era muy triste la historia.

Pero ahora ese cuento, lo hacía temblar de inseguridad ¿Qué si eso le pasaba a él? ¿Yoongi podría ser tan cruel y rechazarlo? No, hasta ahora el vampiro nunca lo había rechazo de una forma evasiva, aunque Jimin fuera todo pegajoso. Eso le daba ilusiones, le daba esperanza, porque Jimin quería a Yoongi, como su pareja y todo.

Se levantó anhelando la cercanía del vampiro, porque solo con estar con él, todos lo demás no importaba. Su cuerpo picaba por tener tan cerca a Yoongi, sus ojos buscándolo mientras abría la puerta de la habitación para encontrase en la sala.

Miró alrededor sintiendo cada nervio de su cuerpo, sus piernas parecían inquietas, su corazón latía como si estuviera en su oído. Sus manos se movían nerviosas, cada fibra de él ansiaba llegar al ser que tanto quería y necesitaba. Se humedeció sus bombachos labios rosados, recordando el sabor de la boca que lo había besado queriendo consumirlo. Recordar aquel momento lo estremecía, lo hacía flotar en una nube y querer inhalar el aroma natural de Yoongi.

Todo su cuerpo vibraba por contacto, tenía una sed insaciable del vampiro; quería verlo y perderse en aquel océano gris que eran sus ojos. Quería tocar cada parte de aquel escultural cuerpo, ansiaba inhalar su olor como un drogadicto, anhelaba acurrucarse en aquel pecho y no soltarlo nunca. Se sentía tan desconectado, tan perdido.

Solo con imaginar rodear con todo su cuerpito a Min Yoongi, ya lo hacía respirar con una emoción estremecedora. Todo su ser aclamaba por él. Yoongi, Yoongi, Yoongi. Es todo lo que pensaba y que su mente procesaba.

Un miedo lo embargo de pronto al no encontrar al vampiro tan rápido como fuera posible, sus ojos buscaban por toda la sala, después se dirijió a la cocina y nada. Su corazón martilleaba, lo sentía más y más en su garganta.

Hasta que un ruido llegó a sus entrenados oídos, que hasta ahora le habían fallado ante la desesperación de su corazón y alma. Una puerta se abrió detrás de dónde estaba en la sala. Su inestable respiración, sus labios temblorosos al igual que sus piernas, sus manos picando. Se dió vuelta.

Hubiera sido vergonzoso cuan rápido se había tirado y saltado hacía los brazos de Yoongi, si tan solo se hubiera permitido pensar en ello. Jimin no le dedicó ni un pensamiento. Solo se fundió en aquel cuerpo.

Santos pecesitos

Quería enterrar tan mal su rostro en el hueco del cuello de Yoongi, inhalar su olor y dejarse llevar por ello. Él lo hizo. No lo pensó e inhaló de una forma profunda e inestable. Dioses, Jimin nunca había sentido un aroma tan adictivo y varonil.

Quería tan mal ser retenido por el vampiro, no quería dejarlo ir, nunca.

Su anhelo pareciera que fue escuchado cuando sintió el cuerpo en tensión del vampiro relajarse, drenar toda esa rigidez que parecía retener y una audible exhalación se escuchó, para que unos fuertes brazos lo mantuvieran en su agarre.

Jimin lo abrazaba como un koala a un árbol; sus brazos rodeaban el cuello contrario, sus piernas apresaban la cintura de Yoongi, mientras su rostro estaba enterrado en el cuello del mayor.

Alzó su mirada, aún respirando el adictivo aroma que desprendía Yoongi. Aquellos ojos penetrantes y grises lo miraban con esa expresión pellizcada. El menor se perdió en aquella intensidad. No había una razón, no había un solo pensamiento en realidad, él lo quiso y se sintió tan natural como respirar. Afianzó su agarre en el cuello con sus brazos y lo besó suavemente, con reverencia. Su instinto solo lo había impulsado, su corazón lo había querido y él lo había anhelado.

Yoongi inhaló profundamente, no lo apartó. Eso solo animó más a Jimin, sus labios se movían de forma torpe pero ansiosa, lo besó con la poca experiencia que tenía. Un beso tierno y lento, disfrutando del contraste de sus bocas y como sus labios se cepillaba de forma casi sensual y lenta.

Lentamente se separó de aquellos delgados labios, mirando con sus brillantes ojos celestes a Yoongi. La oscuridad e intensidad de aquella mirada de ojos grises lo hizo inhalar y exhalar de repente. Un sonrojó apareciendo en su rostro, y una sonrisa cálida apareció igual.

Parpadeó dos veces, cuando otra vez sintió una arrebatadora boca robándole el aliento. Un sonido gutural saliendo de la garganta del mayor para chocar sus labios y fundirse, esta vez, en un beso demandante y hambriento. Todo fue un borrón entre sus labios, su mundo se reducía a aquella arrebatadora boca que solo tomaba, más, más y más. Jimin lo seguía, tratando de dar con su inexperiencia, fue una abrumadora neblina de lengua, dientes y labios entrellandose entre sí. El tritón cedió todo el control, dejándose hacer y deshacer.

Sintió el cuerpo de Yoongi endurecerse y estrecharlo más y más. Tan fusionados que no había espacio para nadie más, Jimin se sacudió, gimiendo al sentir su cavidad bucal ser saqueada. Todo se volvió dientes y lengua. Succiones por allá y por acá, su cuerpo con fuegos artificiales en su interior, su estómago contrayéndose divertido como enmarañado. Yoongi se robó cada suspiro, le dió un beso sucio, húmedo que tomó, tomó y tomó. Se sentía tan bueno, oh dios, tan rico.

Jimin se perdió entre los chasquidos, las succiones, ese agarre exigente, esos brazos proporcionando protección y seguridad, esas abrumadores sensaciones. El mundo de ambos se redujo a sus bocas unidas, abiertas y deseosas.

Ambos tomando y consumiendo.

El tritón solo era consciente de esa boca ardiente y caliente, a esas manos grandes y exigentes que lo sostenían de su trasero tan fuerte, en un agarre exigente que seguro le dejaría una caliente marca. Todo lo que hacía era sentir, disfrutar y dejarse llevar por aquella arrebatadora lengua y boca. Ruiditos salían del fondo de su garganta disfrutando de todo. El beso siguió, siguió y siguió. Cristo, parecía no tener fin.

...

Cuando la niebla del deseo se desvaneció, Yoongi se vió sentado en la silla de su escritorio, teniendo a un Jimin acurrucado en su regazo con sus labios rojos e hinchados, bien besuqueados.

Jodido Santo infierno.

Este ser era tan malo para su autocontrol, era una adicción. Pero una parte de él no pudo evitar sentirse satisfecha. Esa parte posesiva y primitiva que vivía en su interior.

Se había sentido tan desconcertado cuando había entrado a su oficina, había dado vueltas y vueltas al asunto. Se había perdido entre sus diversos pensamientos que iban de ser lógicos como alejarse del tritón, a tan descabellados como solo consumir y consumir a Jimin hasta estar satisfecho de él.

Pero ahora... Con esa imágen que ahora tenía en frente, se preguntaba "¿Podré tener suficiente de él?".

Cristo, está necesidad y tensión entre ellos solo lo hacía ser tan hilarante. La situación en sí era tan ridícula. Pero sabía que solo había alimentado esta atracción y el psudo-enamoramiento de Jimin. Pero algo en él no podía parar, joder que no podía ni pensar con claridad cuando éste ser se le aventaba como hace rato. Su control tembló y se fue a la mierda solo con sentir esos labios contra los suyos, solo con sentir esa suavidad presionando en él.

...

El menor le sonrió a Yoongi, con esa bonita y brillante sonrisa. Sus labios se sentían hinchados y bien besados, tan satisfecho y cómodo en su lugar.

La expresión del vampiro se volvió pellizcada. Había irritación, exasperación y algo más en su mirada.

Jimin identificó un fino y casi nítido sentimiento cálido proveniendo del vampiro. Eso solo hizo que su ánimo se intensificara. Sus ojos no dejaban de brillar y sus sonrisa no se despegaba de su rostro.

—Jimin... Deja de mirarme así —gruñó suavemente Yoongi, el tritón lo miró sin entender.

— Me gusta tu piel... —fue lo primero que dijo en ese largo cómodo silencio entre ellos que fue roto.

El tritón nunca se cohibía en sus pensamientos, él solo decía lo que pensaba. No había algún filtro en su voz, solo era honesto. A veces demasiado para el gusto de Yoongi, que parecía exhalar inestablemente cuando Jimin no se medía en sus palabras.

—¿Es así? —cuestionó con una ceja alzada el mayor, había un tono casi divertido en su voz que Jimin notó mientras sus ojos se achinaban sonriendo— Me gusta mucho, tanto como todo en tí —las fosas nasales de Yoongi se dilataron.

—Deja de intentar llegar a mi —el vampiro tomó con fuerza el mentón de Jimin, su mirada penetrante e intensa.

—¿Por qué?  —sus miradas no se despegaban y la expresión de Yoongi se tornó pellizcada mientras sus músculos se ponían rígidos, quitó su agarre en Jimin suspirando.

El tritón antes de darse cuenta, se estaba frotando contra la mejilla de Yoongi como un felino hambriento de contacto y quizás así era. Por Poseidón, nunca podría tener suficiente de este hombre.

—¿Por qué llorabas anoche? —preguntó Yoongi mientras su mano bajaba por la columna y espalda del ser acúatico que respiraba inestablemente. Se sentían tan bien, aquella grande mano sobre su espalda, con sus largos dedos masajeando como si fuera tan natural y es que así se sentía.

Dios, esos dedos y esa mano se sentía tan bien, Jimin se sentía tan reconfortado y protegido. Sentía que nada podía pasarle, era invencible en su lugar seguro, solo con Yoongi.

—Tuve una pesadilla dónde te ibas y me dejabas —Yoongi se quedó tan quieto al igual que la mano en la espalda del menor, para después exhalar y continuar como si nada— ¿No te irás, verdad? —fue la pregunta del de cabellos azul-verdoso.

—¿No quieres que me vaya? —moduló en cambio el mayor, el tritón lo miró con sus ojitos celestes brillando en esperanza soñadora. Dioses, Yoongi estaba profundamente enterrado en su piel, sentía que lo necesitaba siempre, a cada instante. Nunca en su vida se había sentido así de intoxicado por alguien.

—No, me siento seguro contigo, solo contigo —respondió cepillando sus labios en la mejilla del vampiro. Un roce que envío un escalofrío por toda la piel del tritón, su cuerpo se sentía tan moldeable con Yoongi.

La mirada dilata de Yoongi, esos ojos grises con una intensidad y un hambre estremecedora. Aquella gran mano fría que hacía contraste en su piel caliente lo estremeció. Como un gatito se apoyó el toque del mayor, suspirando en puro gozo.

—¿Me vas a leer otro cuento? —preguntó, quería escuchar tan mal esa voz grave y gruesa.

Yoongi asintió, parecía desconectado con sus hombros en tensión y su cuerpo rígido. Sus ojos solo decían "Está bien, lo que quieras" mientras lo veía con esa mirada intensa y analizadora.

Jimin hizo un puchero, no le gustaba ver a Yoongi tan tenso y contenido. Así que, con sus brazos rodeó su cuello, dejando un rastro de besos por sus mejillas escuchando a Yoongi exhalar de forma abrupta, otra vez había diversas capas de emociones en la atmósfera. Dejó un casto beso en los labios delgados, mientras desplazaba sus manos por los hombros en tensión.

Los ojos que se habían tornado rojos de forma inquietante, se habían ido, al igual que la tensión que se drenaba en los hombros de Yoongi. Jimin le sonrió con su brillante sonrisa de forma ingenua e inocente.

—Esta bien, yo estoy contigo —le dijo con sus ojos brillantes.

El hielo en los ojos de Yoongi se derritió y por primera vez sus labios se curvaron, apenas una leve e imperceptible sonrisa que hizo que Jimin lo mirara con sus ojitos grandes y parpadeara repetidas veces. Sus pestañas largas y esos bonitos ojos celestes brillaban, el tritón le devolvió la sonrisa mil veces más grande.

El vampiro al darse cuenta aplanó sus labios y le dió una mirada sin impresionar.

—Deja de coquetear conmigo —dió un golpecito en la frente del menor, Jimin hizo un mohín con sus labios más pronunciado—¿Si me vas a contar un cuento?

—Tráelo, pero está vez tendrás que hacer un esfuerzo para aprender a leer —le dijo lacónicamente.

Jimin besó su mejilla para la sorpresa del mayor, quien le dió una mirada irritada.

—Jimin... —le dijo— ¿Qué? —cuestionó en cambio sonriendo inocentemente mirándolo sobre sus pestañas.

Minutos más tarde, el tritón se encontraba de vuelta en el regazo de Yoongi, quién veía el cuento en manos del tritón , ni siquiera sabía si tenía ese tipo de libro en la cabaña, pero como era usual, Jimin siempre se salía con la suya.

—¿Un cuento de cambiaformas lobos? —le dió una mirada sin impresionar, mientras Jimin lo miraba con esos ojos soñadores y brillantes— Tiene dibujos —fue su respuesta.

Claro. Jodidamente eso era lo que importaba. Mientras lo miraba sobre sus largas pestañas con esos ojitos de un azul tan claro e irreal, todo parecía tener sentido.

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Yoongi miraba fijamente como Jimin nadaba de forma tan libre y feliz en el mar, no estaba tan lejos. Saltaba y chapoteaba como una sardina que parecía haber sido liberada después de cazarla.

A veces el vampiro no podía entender para nada a ese ser acúatico que lo llevaba al borde y a veces lo hacía comportarse de una forma nunca antes vista. Se pellizcó el puente de la nariz irritado, mientras sus penetrantes ojos no se podían apartar de todo ese espectáculo. Había ocasiones dónde podía entender a Jimin, pero otras veces no podía, simplemente era un espécimen tan único, no podía predecir para nada lo que pasaba en su cabeza. Ni siquiera había un filtro en su mente y boca, un ser que parecía tan irreal. Pero cuando sus labios se presionaban, cuando se entregaban en esa nube de placer y hambre, parecía tan real y sublime. En una cúspide de todo y nada.

Si, ellos no habían parado aquel contacto. Yoongi no podía cuando Jimin solo lo miraba con esos ojitos pestañeando y se lanzaba a sus labios. Parecía no tener control cuando sus cuerpos entraban en contacto, todo se volvía un borrón, una neblina que empañaba sus sentidos y que los hacía sucumbir a sus instintos primitivos.

Estos últimos días Jimin parecía tan insaciable y hambriento de más y más. Parecía no tener suficiente de él. Pero Yoongi no podía juzgar, cuando él mismo estaba en las mismas.

Jodido Jesucristo. Este ser acuático con complejo de un gatito mimoso y empalagoso lo llevaba a hacer cosas en contra de su propio razonamiento. No entendía como su lado posesivo se dejaba llevar por ese tritón que solo lo miraba como si colgara las mismas estrellas.

—Yoongi, ven —una figura mojada y muy desnuda se impuso en su visión, sus fosas nasales se dilataron y sus ojos parecieron cambiar a un color carmín, incluso sus hombros estaban tan tensos, como una liga estirada hasta el límite y que en cualquier momento podría romperse.

—No Jimin —le dijo lacónicamente. Solo mirando aquellos ojos celestes que lo miraban con ese brillo y esa expresión tan abierta.

—¿Por qué? Quiero nadar contigo, por favor —pidió mientras se tomaba el atrevimiento de abrazarlo con sus brazos húmedos, apegando su cuerpo completamente sin nada cubriéndolo.

Yoongi quisiera decir que no fue consciente de cada parte mojada que se apegaba a él. Pero sería una vil mentira.

—No me gusta nadar —le dió una mirada dura y fija, mientras la expresión de Jimin se marchitan y su cabeza bajaba lentamente. Sus labios sonrientes se curvaron hacía bajo, ese brillo se volvió nítido. Por Dios, parecía un gatito que había sido pateado y lastimado.

Oh por un maldito demonio. ¿Acaso este chico acúatico no entendía que era peligroso llevar el corazón en la mano?

—Ah, maldito seas —siseó por lo bajo Yoongi, mientras se quitaba la camisa para sorpresa de Jimin. Quién levantó su mirada de inmediato con sus ojitos celestes brillando tal cual cielo despejado después de una llovizna.

—¡Vamos! ¡Vamos! —lo tomó de la mano antes de darle un casto beso, jalandolo y entrelazando sus dedos. Sus manos estaban juntas y antes que Yoongi lo detuviera, ya se encontraban en el agua, con su pantalón y torso bien formado al descubierto.

No es que el vampiro odiase el agua, pero no era un fan del mar salado y como el sol hacía que su piel blanca resaltara mucho más. Su humor era oscuro, pero ver cómo Jimin se hundía y brillaba de una forma tan etérea con su larga cola de un color iridiscente ópalo lo dejó en el limbo. Su miraba oscura y penetrante.

Después de unos minutos el tritón dejó de nadar, echó su melena azul verdosa hacia atrás relamiendo sus labios al notar la fija mirada del vampiro.

El torso de Yoongi estaba descubierto; su piel lechosa a la vista, sus hombros anchos y esos músculos en sus brazos, aquellos duros abdominales en un paquete de six-packs lo dejó abrumado.

De pronto, Jimin sintió su piel pareció hormiguear, queriendo que el vampiro lo tomara entre sus brazos y lo estrujarse en aquellos músculos que se contraían y estaban totalmente mojados, la cabellera azabache tenía gotas de agua, dónde el tritón le había salpicado, al igual que bañado todo aquel escultural cuerpo. Todo un hombre, en toda la expresión de la palabra.

Yoongi parecía mirarlo de una forma tan oscura y hambrienta. Jimin de pronto sentía tanta necesidad en él, se acercó lentamente, como una presa siendo atraía a la carnada. Una deliciosa y tentadora carne que lo esperaba, mientras el depredador parecía estudiarlo sigilosamente. Su lengua humedecía sus rojizos labios, sintiendo el sabor salado combinado con su sabor único.

Su cuerpo temblaba y su cola se movía inquieta. Jimin sentía que su corazón taladraba en su pecho, incluso podía escucharlo mientras estaba de frente al vampiro.

Yoongi sentía su cuerpo vibrar en tensión, sus músculos contraídos. Él no estaba tan profundo en el agua, sus pies descalzos sentían la arena y el agua llegaba hasta su pelvis. Su cuerpo se sentía tan rígido, mientras veía fijamente aquel cielo en los ojos contrarios, por un demonio, incluso ahora parecían brillar con una necesidad mayor.

Él no fue consciente de cuánto habían pasado mirándose y comiéndose solo con sus ojos. Esa atracción y tensión solo los insitaba.

Más, más, más cerca, tomen cada gramo de ello, lo quieren. Vayan por ello, no es suficiente.

Todo se volvió un borrón delirante de intensidad y necesidad. Esa atracción que los estaba consumiendo buscaba ser satisfecha, buscaba ser complacida de una forma tan urgente, tan decisiva.

Yoongi se encontró así mismo besando a Jimin, con sus brazos sosteniendo la cintura jodidamente perfecta y estrecha del tritón. Los brazos del menor se encontraban rodeando su cuello y ambos abdomen estaban deliciosamente presionados. Joder, sus labios estaban tan pegados y moviéndose en un ritmo húmedo y sucio. Todo se redujo a lenguas y dientes chocando. Un beso tan sucio y desigual, todo saliva por todas partes, mientras Yoongi tenía un agarre exigente en aquella cintura, sus dedos dejarían marca y eso, malditamente le agradó de una forma espeluznante. Ambos deseaba esto, ambos lo querían. Al igual que esa vez en la cama de Yoongi, solo que en esta ocasión todo fue más que una necesidad, fue tan impulsivo y anhelante porque esa atracción estaba escalando, consumiendo cada parte de ellos, mientras su juicio parecía desequilibrado.

Sus labios danzaban a un ritmo desigual, Jimin chupaba su lengua con afán, en su beso era tan torpe y ansioso, Yoongi tenía que guiarlo para que durara más. Tan inexperto, jodidamente eso no debería de excitarlo, pero lo hacía. Su polla dura era prueba de ello, lo cual lo irritaba. Nunca antes se había puesto tan duro con un puñetero beso hasta que éste tritón dejó que entrara en esa boquita dulce y embriagante.

Lo besó con más ganas, más duro, más y más. Jimin se deshacía entre ruiditos y gemiditos saliendo de su boca, entre respiraciones en las que apenas podían hacer entrar aire a sus pulmones. Yoongi lo mantenía tan apegado a él, que ni el agua se podía colar entre ellos. El tritón parecía tan insaciable y gozoso.

Con un gemido gutural saqueó el interior de Jimin, tomó y tomó, como un hombre sediento después de haber recorrido kilómetros y kilómetros a pie. Le dió un beso hambriento, tan sucio, tan húmedo, tan bueno. Fue aterradoramente intenso, fue abrumador, increíblemente y espeluznantemente bueno. El beso siguió, siguió y siguió.

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Jimin esta vez no se iba a conformar, por una vez en su vida, mandaría a las profundidades su conformismo con la vida, él no se iba a negar nada. Él quería más, quería de una forma tan fuerte y atrayente a Yoongi. No era nada de cuestión de dignidad, él quería ser feliz, por una vez en su vida verdaderamente quería serlo. Él deseaba luchar por esa luz, por su Yoongi, por él que ya consideraba como suyo, porque el mar lo había destinado a él. No... No solo por eso, era más fuerte que solo ser su destinado.

Porque su corazón se había entregado a ese ser tan impavido que lo había sacado de la soledad, de aquella vida tan conformista, tan solitaria. Incluso con todas sus formas arrogantes y controladoras. Incluso con aquella mirada codiciosa, con esos sentimientos tan contenidos. El tritón había entregado parte de su corazón a ese ser que lo miraba siempre, que le estaba enseñando a leer y escribir, quién lo dejaba quedarse en su regazo, quien le revoloteaba el cabello mientras leía algún libro que Jimin traía y, sobre todo, quién lo había arrullado cuando lo necesitaba, al igual que lo había sostenido cuando se vió tan vulnerable que se había roto en lágrimas.

Esos pequeños detalles que para Yoongi pudieron significar nada, fueron todo para Jimin. Para un tritón solitario que no sabía nada sobre el afecto y el amor, que nunca había disfrutado tanto una compañía. El tener a alguien, necesitar a una persona y que ésta estuviera para él.

Un ser que nunca se había sentido tan protegido y cómodo con una mirada, hasta que Yoongi llegó. Jimin, quien no se había sentido tan hermoso con solo sentir esa esos ojos fijos en él, que solo lo veía a él, siempre.

Yoongi no lo sabía, pero había hecho sentir tan especial a Jimin con solo estar ahí, con ser una compañía constante con esos ojos grises profundos puestos en su ser.

El tritón tenía a su persona favorita en el mundo, había encontrado a esa que le quitaba aquel vacío y que por azares del destino había sido destinado a ser su pareja.

Aún cuando después de aquella vez dónde se habían dado tantos besos en el agua, que el tritón había tenido sus labios hinchados y bien besuqueados. Yoongi había formado un poco de distancia, pero aún así no se negaba nunca a sus besos, tampoco a sus habitual lectura. Aunque ahora le estaba dando clases de escritura y lectura. Al menos ahora no hacía una letra tan ilegible —o jeroglíficos, como había Yoongi denominado a sus intentos de escritura— habían pasado muchos días, Jimin honestamente nunca los contaba.

Mientras estuviera con el vampiro, todo lo daba igual, no necesitaba contar los días porque siempre le parecían tan cortos cuando estaba con el mayor. Aunque Yoongi le había dicho ayer que ya habían pasado dos meses desde que había llegado a la isla a quedarse. Él no entendía porqué era tan importante aquello, pero estaba feliz con saber que su modo de vida se había transformado desde que Jimin había tenido su primer encuentro cara a cara con Yoongi.

Habían terminado su lección diaria de escritura y lectura, ahora solo se quedaba en el regazo del mayor, como su recompensa por hacer tantas planas. Jimin estaba siempre tan feliz cuando Yoongi lo felicitaba por completar una plana o poder leer alguna palabra sin problemas. Su corazón se tornaban cálido cada vez que el pálido le decía que lo estaba haciendo bien.

"—¡Listo! ¡Terminé, Yoongi! —le mostró la hoja con una letra apenas entendible, pero llena con las planas. Sus ojitos celestes brillando con ilusión.

—Muy bien —palmeaba su cabello, mientras el tritón le sonría siempre de manera cálida."

“—¿Que dice ahí Jimin? —el tritón crispaba sus labios y sus cejas se juntaban mirando la palabra.

—Ar... ¡Árbol! —respondió, el hielo en los ojos de Min se derretía y una curva apenas visible en sus labios se posaba.

Entonces empezaba a trabarse en algunas partes y es donde Yoongi ahí lo ayudaba. Secretamente era su parte favorita, porque el vampiro se apegaba atrás de él y lo guiaba susurrando en su oído, dejándolo hormigueando, pero nadie tenía que saberlo. Era su secretito."

Inhalaba y frotaba su nariz en el hueco del cuello del vampiro.

—Me siento raro —le había dicho, su voz inestablemente honesta— ¿Raro? — preguntó Yoongi—Tan extraño, nunca me había sentido así con nadie más, solo contigo —suspiró mientras olfateaba el adictivo aroma del vampiro, escuchó una audible exhalación.

Santos pecesitos, nunca podría tener suficiente del aroma natural y embriagante de Yoongi.

—Te necesito siempre, tanto, tanto —Yoongi se había reído, no era una risa cruel, un poco divertida e incrédula más bien —Se llama atracción —fue la respuesta de Yoongi— ¿Tú igual lo sientes? Así de cruda y solo queriendo estar tan cerca, así me siento siempre, quiero fundirme en tí y nunca soltarte.

Las pupilas del mayor se dilataron, una sonrisa ladeada se instalaba en su cara, con una expresión vagamente irritada.

—Deja de venir hacía mi, Jimin —le advirtió con sus ojos entrecerrados, el tritón lo besó callandolo, suave y lento, solo disfrutando del contraste mientras el Vampiro apresaban sus caderas.

—No quiero —le sonrió, la expresión de Yoongi se volvió pellizcada.

—Me siento tan bien contigo, ni con mis padres me sentí tan bien y seguro —confesó después de un largo silencio entre ellos.

Yoongi le dió una mirada sin impresionar.

—Padres, dijistes —Jimin asintió de forma distraía mientras acariciaba los cabellos en la nuca del pálido— Murieron, estaba muy chico cuando ocurrió...

—Lo siento —dijo Yoongi de forma tensa, Jimin le dió una mirada nostálgica y algo triste

— Papá murió en un ataque de un megalodon... Mamá días después, no soportó la ida de mi padre —se acurrucó más en aquel fuerte pecho. Solo había nostalgia y melancolía en su voz.

Jimin había tenido todo el tiempo del mundo en llorar sus pérdidas, solo en las profundidades. Ya lo había aceptado hace mucho, a veces, apenas podía recordar el rostro de sus padres. Había pasado tanto tiempo.

—¿Yoongi? ¿Y tus padres? —preguntó, pero los ojos de Yoongi se tornaron gélidos y de un color carmín, una fuerte emoción de impotencia contenida y culpa lo embargó.

Jimin dejó beso en la mandíbula del vampiro, los ojos rojos temblaron y aquel tono de gris favorito del tritón se vió otra vez. El menor le sonrió, no era su usual sonrisa; era una de comprensión y apoyo, no había compasión ni lastima, solo un profundo entendimiento que hizo que el hielo en los ojos de Yoongi se derritiera.

—Murieron —había una tensión antinatural en el cuerpo del vampiro. Jimin hizo un puchero, mientras frotaba su mejilla con la contraria e inhalaba como adicto aquel aroma. Nunca tendría suficiente de él.

—A mi madre le hubieras agradado —Dijo Jimin, mientras masajeaba la nuca del mayor de forma distraída, el pálido lo miró extraño—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque a mí me gustas, mucho.

Jimin le sonrió, sus ojitos celestes brillando de una forma cegadora. Yoongi maldijo internamente, acunando la bonita cara del ser acuático que lo veía fijamente; sin tapujos, sin temor y más importante, con esa mirada ilusionada.

—Jodidamente siempre tocas los botones incorrectos en mí.

Acunó el bonito rostro de un Jimin confundido pero sonriente, lo besó con ganas, duro. Saqueaba y tomaba toda esa dulce y caliente boquita. Más, más y más, sus respiraciones mezcladas y sin despegarse. Cristo, nunca podrían tener suficiente uno del otro.

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—¿Crees que soy lindo?

Yoongi alzó una ceja, mirándolo fijamente.

—¿Estás buscando halagos? —Una tímida pero a la vez inocente sonrisa del tritón fue su respuesta. Cuando el silencio se iba expandiendo la expresión de Jimin se hizo más decaída. Yoongi hizo una expresión pellizcada, jodidamente parecía como si hubiera pateado un cachorrito indefenso.

—No eres lindo... Eres hermoso —suspiró, sin entender como Jimin podía hacerlo admitir cosas como si nada.

Rápidamente el tritón hizo una preciosa expresión con sus hoyuelos resaltando en una bonita sonrisa. Un músculo pulsó en la mejilla del vampiro.

—Gracias, tu eres muy guapo —cuando el tritón se subió a su regazo y dejó un beso en la mejilla del pálido, este solo pudo hacer una exhalación de sorpresa e icognita.

Jimin lo veía con una preciosa expresión de confianza, admiración y algo más...

Jodido santo infierno.

No me mires así.

"¿Qué hace en mi regazo este inocente ser?" No lo dijo, no lo haría. Él nunca se proclamó un buen ser, jodidamente no era ninguna mierda de héroe con capa. Él era despiadado, cruel y el vampiro más temido del Clan Min.

Pero cuando Jimin lo veía con esos preciosos ojitos celestes, parecía que toda barrera era bajada. Estaba mal, muy mal.

"¿Entonces por qué te gusta tanto?" Esa voz siempre estaba ahí para recordarle lo que no quería aceptar.

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—¿Tienes un primo? —cuestionó el tritón que se encontraba en el suelo de la sala, sus ojos mirando al vampiro que se encontraba sentado en el sofá con un libro.

Yoongi suspiró con exasperación. Jimin había estado tan curioso, quería conocer más al mayor, así que estaba siendo un tanto —muy— preguntón por ello.

—Si —el tritón juntó sus cejas, para luego abrir su boquita en una bonita "o"— ¿El que vino a la Isla contigo? —recordó y Yoongi lo miró con una ceja alzada para asentir.

Yoongi lo estudió con su penetrantes ojos.

—Era muy grande y alto. Pero tenía una piel bonita y sus ojos eran muy negros —dijo Jimin al aire. Una amargura en la garganta del mayor se asentó, con una mirada muy intensa en el ser acúatico.

—¿En serio? —cuestionó de forma seca.

Jimin le sonrió con sus ojitos celestes, unas pocitas en sus mejillas se asomaron apenas perceptible—Si, pero me gusta más tu piel y tus ojos son mis favoritos en todo el mundo.

El hielo en los ojos de Yoongi se derritió, y una sonrisa divertida como arrogante, apareció en su atractivo rostro.

—Me han dicho que soy muy atractivo a la vista —le dijo con una sonrisa altiva— Lo eres —dijo Jimin— ¿Y yo? —preguntó de pronto el ser acúatico.

—Eres una sardina con patas muy parlanchín —Yoongi sonrió, para luego reír, el realmente estaba riéndose de una forma libre. Jimin frunció el ceño —internamente asombrado y encantado con aquella ronca risa que se convirtió en una sonrisa—, para encarar al vampiro que tenía una mirada muy divertida.

— ¡Soy un tritón! —su puchero tembló, Yoongi rodó los ojos para tomarlo de la muñeca y dejarlo caer en su regazo con una divertida expresión pellizcada.

—Esta bien, eres un tritón muy encantador —le dijo, Jimin sintió una ráfaga de honestidad, sus ojitos celestes brillando y dejando atrás su postura indignada para sentir a su corazón volverse cálido y reconfortado.

—Quiero comer fruta —pidió, el vampiro le dió una mirada sin impresionar—Acabamos de comer —fue la respuesta de Yoongi.

A veces el vampiro preparaba comida para ambos, no era un total fracaso en la cocina, sabía hacer algunas cosas. Tampoco es que necesitara en sí los alimentos, podía pasar un mes sin comer algo, pero tenía que reponerlo en sangre. Pero Jimin a veces le traía diferentes tipos de pescados, alegando que los había cazado para él, para que comiera. El vampiro no era cruel, aunque una vez había estado a punto de gritarle a Jimin cuando le había traído un bendito pez globo en una bandeja que había tomado de su cocina, había hecho que el tritón lo devolviera al agua.

—No se lo que sea que hace, que sea imposible decirte no —exhaló de forma sufrible. Jimin solo le sonrió sobre sus pestañas— Es porque te gusto —le dijo con esa brillante sonrisa.

—Eres entrañable —Yoongi no lo negó— Tú también me gustas mucho, Yoongi —besó la mejilla pálida, para ir a la cocina y buscar frutas, había sentido la mirada penetrante del vampiro en él hasta que se perdió en la cocina.

El menor tenía hambre, tenía ganas de comer alguna fruta dulce, buscó en el refrigerador y sacó dos manzanas y un racimo de uvas. También, una mandarina a él y a Yoongi le gustaban.

Dejó todo en un plato, el tritón había visto muchas veces al vampiro cortar las manzanas en cuadritos. Jimin también quiso intentar, buscó el cuchillo que Yoongi siempre usaba con la mirada, hasta que lo encontró colgado en un pequeño ganchito dónde estaban colgados los cucharones y espátulas.

Sin más, con su mano descubierta agarró la punta del cuchillo— ¡Auch! ¡Duele! —chillo viendo cómo su dedo tenía una herida y goteaba sangre, era un corte superficial de apenas un centímetro de largo, pero la sangre no paraba de salir.

⚠️🔞

—¿Jimin? —la gruesa voz de Yoongi, lo hizo voltear a su dirección. Los ojos escarlata no de despegaban del dedo con sangre del tritón.

—¿Yoongi? —algo en los ojos del vampiro tembló, llegó hasta donde estaba parado el menor que lo veía confundido.

—¿Estás bien? —el tritón hizo un puchero mientras miraba su dedo, Yoongi tenía una extraña mirada, pero no lo asustaba, no había nada en él que pudiera asustar a Jimin.

—Intenté tomar el cuchillo para cortar las manzanas como lo hacías tú, pero me corté —explicó— Debes tener más cuidado, Jimin —antes que el menor pudiera decir algo, el vampiro se llevó su dedo ensangrentado a la boca.

Santos pecesitos.

La garganta del tritón se cerró, una oleada caliente lo embargó, aquella boca chupando su dedo no debería ser sangrientamente erótico. Pero hizo que cada terminación nerviosa en Jimin se crispara, una ola caliente envolvió a todo su cuerpo. Ambas miradas no se despegaban, fijas en los orbes contrarios.

Joder, Yoongi nunca había saboreado una sangre tan dulce y adictiva. Santa mierda, él quería más, ese sabor tan único y dulzón lo había extasiado. Nunca había chupado una sangre tan deliciosa y rica. Lamía aquel dedo, hasta la última gota de sangre.

Jimin lo miraba absorto, su piel ardía, quería sentir al vampiro, tenía una necesidad de presionar sus cuerpo juntos. Sus piernas parecían las de un ciervo recién nacido, con trabajo se podía sostener. El fuego en él viajando hacia el sur, había un bulto inconfundible que tapaba la camisa azul que cargaba hoy y que le había agarrado a Yoongi. La herida en su dedo había sanado y el tritón se abalanzó al gran cuerpo del vampiro sin poder retenerse.

Yoongi al final fue quien apegó sus labios. Un ruidito satisfecho y a la vez necesitado, escapó de la garganta de Jimin. Sus labios se movían con fuerza, con una necesidad cruda. Cedió el control, ahora solo podía recibir mientras que Yoongi tomaba, tomaba y tomaba. Un beso húmedo, sin restricciones, abrumador y excitante. Fue castigador, fue ardiente y delicioso, convirtió las piernas de Jimin en gelatina, mientras abría su boca dispuesto a dejarlo entrar, que lo saqueara por completo. Dioses del mar, nunca podría tener suficiente de Yoongi. Sus respiraciones agitadas, apenas podían tomar aire. El pálido mordió su labio inferior posesivamente, obligándolo a gemir, a pedir más y necesitar cada vez más. Más cerca, por favor.

En su ardiente beso Yoongi mordió con fuerza, sacándole un grito sorpresivo a Jimin, la sangre del tritón junto con la saliva y sabor único de ambos se coló en el beso sucio y hambriento. El vampiro succionaba con afán su gordito labio, parecía tan hambriento. El ser acúatico dió un grito-gemido feliz. Tan bueno, tan increíble y desgraciadamente perfecto.

Su corazón latía en su caja torácica, taladrando sus oídos, mientras solo era consciente de los labios de Yoongi y de ese cuerpo apresandolo en la tabla de la cocina. Jimin se sujetaba de la camisa negra del mayor, mientras Yoongi tenía una mano en cintura y la otra en la tabla, apresandolo y no dejándole escapatoria. Como si Jimin quisiera escapar de aquella adictiva boca, de ese cuerpo espectacular y bien formado.

El vampiro devoraba su boca con besos hambrientos, ásperos y húmedos. Todo sucio y desordenado. Dios, tan rico, tan profundo y tan bueno. Jimin pensó que se iba a separar de él, pero Yoongi solo enroscó los dedos en su suave cabello y le metió la lengua de forma sucia y hambrienta. Le dió un beso brutal, tan desordenado, mientras buscaba su lengua y la mordía con uno de sus incisivos, Jimin chilló con un gemido sorprendió, mientras el mayor chupaba su lengua con afán, arrebatándole el aliento y erizando cada vello en él.

Fue abrumador, fue hambriento, fue arrebatador y más. Brutal, húmedo y sucio.

Cuando se volvieron a separar, Jimin estaba sentado en la tabla, con Yoongi entre sus piernas. Sus labios estaban hinchados y con un rojo furioso, al igual que los del vampiro. Aquel color carmín se había perdido en los ojos de Yoongi, mientras el gris persistía, a pesar de que lo veía de forma oscura y hambrienta.

—¿No quieres experimentar, Jimin? —susurró en su oído, enviándole un cosquilleo en todo su cuerpo caliente y hipersensible. La polla del ser acuático se alzó más que interesada.

—¿Ex...experimentar? —preguntó de forma inestable, su voz rara ante los arrebatadores besos. Respiraba temblorosamente.

—Si... Cómo la vez en mi cama ¿Recuerdas? —Jimin sentía la excitación de Yoongi salir en oleadas, fue abrumador y caliente.

—Puedo darte unas clases de ello —su mirada era seria pero penetrante mientras inhalaba y exhalaba de forma abrupta— ¿Solo a mí? —la piel de Jimin se sentía tan caliente, sus ojos vidriosos y desenfocados ante las sensaciones colisionando en él.

—Solo a ti —aseguró.

— Hazlo, todo lo que quieras.

Jimin solo quería amenguar aquel fuego recorriendo cada fibra de su ser. Por Poseidón, quería y anhelaba el tacto de Yoongi. Lo quería, lo quería, tanto, demasiado.

Hazlo, tómame. Hazme sentir bien, quiero todo lo que me des.

Confío en tí, por favor.

Al parecer él tenía una expresión tan abierta y sangrientamente honesta. La separación del vampiro lo abrumó, sus regordetes labios abriéndose en un ruidito necesitado.

—Yoongi...por favor —no sabía lo que estaba pidiendo, pero quería que lo tocara, que calmara ese fuego arrasador, que se hiciera cargo de ese placentero dolor en su miembro erecto.

El azabache siseó por lo bajo y juntó sus cuerpos. Un beso que le arrebató hasta el último aliento, todo lengua y dientes. Succiones aquí y allá, fue intoxicante.

Sintió que fue dejado sobre sus propios pies hasta que Yoongi se separó de él. Esa mirada oscura y hambrienta parecía nunca dejar su expresión. Los músculos en sus brazos se contraían, dejándole a Jimin una vista maravillosa. Por las santas algas del mar, quería lamer esos antebrazos y respirar en su piel.

Yoongi lo tomó del mentón, los ojos vidriosos y desenfocados de Jimin apenas podían calmarse. Las pupilas del mayor se dilataron, respirando el aroma natural de Jimin, asfixiandose en aquel adictivo olor.

—De rodillas —el tritón no lo pensó, hizo lo ordenado. Aquella grave y gruesa voz, ese tono autoritario como suave lo embriagó.

—Eso es —el vampiro exhaló, acunando la mejilla derecha del menor, quien se apegó a él como un gatito hambriento de contacto. Girando su rostro, beso aquella pálida y gran mano. El mayor maldijo por lo bajo.

Dios, Yoongi. Jimin estaba seguro de que nunca tendría suficiente de él

Los ojos de Jimin estaban cerrados, hasta que escuchó el sonido de algo, una tela cayendo.

Con un hambre que nunca había visto en los ojos grises, Yoongi lentamente sacaba su erección. Era rojiza, gruesa, goteaba tan profusamente que Jimin se relamió sus gruesos labios.

El mero hecho de tener toda esa longitud a unos centímetros de su boca era tan indigno y obsceno. Su boca de pronto se sentía seca, él estaba tan ansioso por saber lo que haría.

—¿Recuerdas como te toqué la otra vez? —Jimin asintió con sus labios entre abiertos y sus pupilas dilatadas, estaba ansioso— Bien, esto es parecido... ¿Quieres intentarlo?

El tritón no lo pensó, asintió curioso y dolorosamente excitado. La camisa que llevaba puesta estaba alzada, dejando ver su extensión rojiza, húmeda y dura.

Jimin se humedeció los labios temblorosos. Miraba fijamente la polla del vampiro a unos centímetros de él, con una cruel y vívida fascinación. Había sentido aquella vez como ambos penes se habían tocado, había sentido el mismo cielo. Pero mirando aquella rojiza y gruesa carne ¿Qué se sentiría probarla? ¿A qué podría saber? ¿Olería tan bien como Yoongi? No había tenido oportunidad de mirarla detenidamente. Pero era espesa, gruesa y larga. Dioses, una abrumadora sensación de fuego fue directo a su vientre y al sur, estaba tan caliente y necesitado.

Él había puesto duro a Yoongi, fue  extrañamente fascinante, le agradó eso, a pesar que Yoongi quisiera ocultarlo, lo deseaba. El cuerpo no podía mentir, esa reacción era por él, solo por Jimin.

Sintió la mano pálida que acunaba su mejilla deslizarse hasta enredar sus dedos en su suave cabello. La mano se tensó y Yoongi tiró suavemente el rostro de Jimin hacía su erección.

—Ahora, tómala —Jimin lo hizo, fascinado como era tener esa larga y dura carne entre sus manos. Yoongi respiró de manera inestable. El menor apretó su cara en la ingle del mayor, frotó su mejilla contra la polla del pálido, sus ojos cerrados y sus fosas nasales dilatadas, inhalando la escencia de la polla de Yoongi.

—Ahora acércate y lame... así... ahora puedes... maldita sea, chúpala... —Jimin acercó sus tembloroso labios rosados y entre abiertos, sus ojos vidriosos y ese sonrojo en toda su cara. Santa mierda, era la imagen más perfecta e irreal para el vampiro, esos hinchados labios rojos lamiendo y tomando su verga.

Jimin se inclinó más y lamió esa extensión con una satisfacción casi obscena. Se sentía tan, tan bien. Tan Lleno. La tomó toda, su inexperiencia y sus intensas ganas de aprender eran vivaces. Chupó con más ganas, succionó la punta. Él solo se dejaba guiar por sus instintos, por esos ricos jadeos que salían de la boca del vampiro que lo miraba de manera oscura y hambrienta. Miró hacia arriba y sintió un tirón en su entrepierna.

Por Poseidón. Yoongi tenía sus pupilas dilatadas, sus ojos entre escarlata y grises parecían tener una batalla. El sudor deslizando por su frente y humedeciendo su cabello negro que se adhería a su piel. Jimin quería lamer tan mal aquella gota de sudor, así que inhaló la escencia de la polla en su boca. Esa sensación de sentirse tan lleno, esa mano tensa con esos dedos enredados en su cabello, no debería de calentarlo tanto, pero lo hacía.

Yoongi estaba duro, endemoniadamente duro y resbaladizo. Tenía su polla metida en la boca del tritón. Joder, no podía detenerse. Jimin gimió alrededor de su polla, luciendo extasiado y completamente satisfecho de ello. Sus lamidas eran excitantes e intoxicante, lo dejaba abrumado por el placer. Yoongi nunca se imaginó que la inexperiencia podría ser tan excitante, jodidamente ahora lo era, con este tritón sintiéndose ansioso por lamerlo y chuparlo por toda su extensión.

Santo jodido infierno.

Miró a aquel rostro enrojecido, las pestañas de Jimin se agitaron y se levantaron. Sus miradas se encontraron, no podían apartarlas uno del otro. Los ojos vidriosos y las pupilas del tritón estaban completamente dilatadas. Jimin zumbaba alrededor de la enrojecida y dura polla del mayor. "Mueve la cabeza" Yoongi lo había pensado o eso creía, hasta que el chico lo hizo.

Comenzó a mover su enrojecida y caliente cabeza, chupando de forma torpe y ansiosa. Lamía con deleite y fascinación, su boca y esa lengua hambrienta, era totalmente descarado y a Yoongi lo embriagaba. Joder, eso estaba tan mal, pero no podía parar, no quería pararlo, le encantaba. Gimiendo de manera roca, Yoongi se sostuvo de los restos de su autocontrol, de aquellos apenas perceptibles pedazos que quedaban cuando Jimin se los arrebataba contra su propio juicio. La boca de Jimin se abrió más, insentivando a hacer y deshacer en él.

A la mierda.

Las caderas del vampiro se sacudieron, de forma suave y en contra de su voluntad. Embistiendo completamente en aquel húmedo agujero, caliente, tan bueno.

Jimin estaba en el limbo, completamente extasiado y caliente en todas partes. Todo en él hormigueaba de forma placentera. Ser usado como una húmeda boca que el vampiro podía usar para su placer, tener una polla dura en su boca no debería sentirse tan desgraciadamente bien. Pero lo hacía.

Dejó escapar un largo gemido totalmente satisfecho, su mandíbula dolía de forma placentera y con trabajo podía estar de rodillas.

—Yoo-nmg ¡Umhg!  —llamó con su mirada desenfocada y sus labios hinchado. Cómo al parecer el vampiro era adivino, sacó su polla de la boca hinchada y salivada del menor. Lo tomó entre sus brazos, Jimin era todo un cuerpo tembloroso y moldeable, su propia polla buscaba atención mientras soltaba gotitas de pre-semen.

—Yoon...gi —su voz sonaba tan rota y maltratada. No reconocía su propia voz, pero cuando los labios del vampiro hicieron presión con los suyos, olvidó hasta su nombre.

Todo se volvió una neblina de placer, gozo y felicidad. Fue una bruma que nubló cada uno de sus sentidos, entregándose a la cúspide del placer abasallante. Cuando recobró sus sentidos y la neblina se dispersó. Se encontró así mismo gimiendo de forma descontrolada. Solo podía pensar; Tan bueno, tan rico, más, no pares. El vampiro chupaba con avidez su polla enrojecida, aquel calor apresando su dura extensión, sus piernas totalmente abiertas. Otra vez estaba sentado en la tabla de la cocina, tan expuesto, tan sucio y joder, era intoxicante, fue abrumador y caliente.

Esas grandes y venudas manos pálidas amasando sus muslos, débiles y temblorosos gemidos salían de su boca mientras Yoongi chupaba sin desenfreno su polla. Era morboso, obsceno, tan bueno y tan delicioso. Era embriagante y enloquecedor. Sus gemidos casi gritos no pudieron callarse, hasta que Yoongi alzó su cabeza y lo besó. Jimin saboreó su propio sabor entre el beso. Fue sucio, arrebatador e intoxicante. Todo se redujo a sus labios, dientes y lengua.

Yoongi apresaban ambas pollas juntas, las masturbaba a un ritmo desigual, desenfrenado y vertiginoso. Sus bocas se separaron, ambos respirando inestablemente en la boca contraria. Hasta que Jimin sintió que Yoongi le metía algo en su boca y él la abrió. Sus ojos desenfocados miraban la oscuridad irresistible en el marcado y varonil rostro del vampiro. La uva explotó en su paladar cuando la sintió y la mordió.

El tritón estaba sobre estimulado, la calidez de la mano que apresaban ambas pollas y las movía de forma desenfrenado, esa mirada fija y que sentía que le desnudaba hasta el alma, su rostro caliente y sus labios hinchados bien besuqueados. El sabor dulce de la uva explotando en su paladar, mientras tenía de forma débil. Todo era demasiado y a la vez quería más.

Entonces Yoongi tomó entre sus labios una fresa que había en la cocina, y lo besó a Jimin. El sabor dulce de la uva que había dejado rastro en la cavidad bucal de Jimin, fusionado con el agridulce sabor de la fresa, fue un deleite, fue tan embriagante e intoxicante. Tan bueno, tan rico y delicioso. Yoongi tomó, tomó y tomó, como un adicto consumió a su droga

El beso seguía, seguía y seguía. No podía parar de tomar y consumirlo. Jimin estaba en las mismas. Sus ojos nublados y vidriosos ante las brutales sensaciones en su polla con la de Yoongi masturbada con avidez, ese beso hambriento, sucio y tan bueno.

La forma en que el cuerpo de Yoongi se sentía encima de él. Era increíble que tan bueno se sentía; su peso, la presión y las emociones calientes en el ambiente. Debería haberse sentido atrapado y  asfixiado, pero era todo lo contrario. Lo único que Jimin podía pensar era tan bueno y más.

Jimin se corrió sollozando el nombre Yoongi, aferrándose al hombre que lo retenía en un agarre exigente y jodidamente necesario. Sus fuerzas fueron absorbidas, su mente felizmente en blanco. Yoongi se sacudió contra él, emitiendo un gemido gutural mientras le seguía, ambos manchando sus abdomen y camisas completamente arruinadas ante sus semillas fusionadas.

El tritón se encontró en su espacio post orgásmico, su garganta apenas emitía un gemidito cuando Yoongi masajeó sus cabellos, sus labios estaban hinchados y sus ojos desenfocados.

Miró apenas el rostro atractivo de Yoongi, tenía sus cabellos negros tan húmedos, pero jodidamente era una imagen caliente y sexi. Jimin estaba tan agradecido con estar entre los brazos de este fuerte ser.

—¿Estás bien? —preguntó Yoongi con su respiración inestable y sus ojos fijos en él. Había un aire liberador y satisfecho en el vampiro que Jimin sonrió.

—Abrazame —pidió y Yoongi lo tomó entre sus brazos, antes subiéndose sus pantalones y cremallera. No importaba que sus camisas y cuerpo estaban llenos de fluidos, él se sentía como un perezoso abrasador que se aferraba a su tronco, pero Jimin estaba aferrado a un cuerpo duro y firme, mejor que un árbol.

El tritón se sentía extraño, tan satisfecho y bien, pero al mismo tiempo sensible. No quería separarse de Yoongi, nunca. Se dió cuenta que había unas cuantas perlas en el piso de la cocina, pero no le tomó importancia, solos quería acurrucarse en esos formidables brazos músculosos.

—¿Yoongi? —dijo Jimin, ya en la cama calientita y siendo abrazado fuerte en aquel pecho firme y duro. Realmente si fuera un gatito, estaría ronroneando más que feliz.

El vampiro hizo un ruidito en su garganta, sacándole un suspiro feliz y satisfecho al ser acúatico.

—Gracias...

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Nota:
Quiero aclarar algo; Yoongi creé que Jimin tiene un pseudo amor por él. Ojo, no es lo mismo que el amor. El peseudo-enamoramiento es ese sentimiento parecido en su intensidad al amor real, por ejemplo: el amor platónico. Por ello Yoongi no lo toma en serio, piensa que Jimin tiene una especie de Crush por él, lo cuál no está lejos de ser verdad, pero sabemos que nuestro
tritón siente más cosas.

Les daré el significado de algunas palabras que quizás no entiendan bien, pero que usaré en ocasiones para que no tengas que investigar:
Onanismo= Masturbación
ෆLacónicamente= Forma de expresarse breve y concisamente.
ෆReverencia= se conoce el respeto, veneración o amor que se tiene o se guarda hacia otra persona. (Cuando digo que lo mira con reverencia o lo besa con reverencia me refiero a esto)

Fue un capítulo largo, me tomó unos días ordenar mis ideas pero lo hice¿Les gustó?👀💕

El lunes tendrán su capítulo 7💕

Dedicado a Tugfecitax  💕🥺 gracias por tus comentarios ✨

—Luna🌙

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