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Capítulo 5

Jimin cada vez se sentía más aprensivo a irse cuando el sol se ocultaba en el horizonte. A veces solo quería quedarse siempre con él vampiro, no quería perderlo de vista, tenía una ansiedad y miedo a que un día cuando volviera, él ya no estuviera.

No quería sentirse así, así de inquieto pero no podía hacer nada, eso era normal. La necesidad en estar con su verdadera pareja era latente. Quererlo y necesitarlo era abrumador como confortante.

No sabía cuántos días habían pasado, para él, los días eran cortos cuando estaba con Yoongi. Oh, cuanto gozaba llamarlo por su nombre y a juzgar por la mirada fija de aquellos profundos ojos grises únicos en su persona cada vez que lo llamaba por su nombre, era igual o parecida. Jimin estaba bien con eso, aunque a veces Yoongi fuera cruel con él cuando se sentía de muy mal humor por alguna razón. Jimin lo entendía, había una atracción y tensión en ellos, así era y él lo sabía, pero al parecer el vampiro estaba confundido por eso, cuando para Jimin era más que normal que hubiera una fina atracción que los atraía más cerca, más y más.

Pero de nueva cuenta, el tritón sabía que Yoongi no tenía idea de que eran compañeros verdaderos. A veces eso le deprimía y lo hacía hacer puchero, el que su pareja no supiera eso tan obvio e importante era frustrante, pero a la vez estaba bien, ellos podían conocerse y tomarse el tiempo. Tenía todo el tiempo del mundo, no había prisas, para el tritón al menos no.

Aunque su piel hormigueaba siempre que se sentaba en el regazo del vampiro como si fuera lo más natural del mundo.

A veces Yoongi se irritaba mucho y le decía que no podía hacer eso, mientras que en otras ocasiones había logrado atrapar a Yoongi con un extraño humor que para él era bueno, porque no le decía nada y solo lo dejaba acurrucarse todo lo que quisiera.

Jimin siempre necesitaba el contacto de Yoongi, lo necesitaba como los peces al agua o como un bebé a su madre.

No podía explicar con palabras, Jimin solo sabía que quería estar siempre al lado del vampiro. Ahora no veía su vida sin ese ser tan imperturbable e impávido, pero que a veces lograba sacarle alguna pequeña emoción; como irritación o una diversión oculta que se empeñaba en tapar con frustración. Pero a Jimin no lo podían engañar, su don de la sensibilidad para percibir las emociones de los demás era fina y confiable, ahora más que nunca estaba orgulloso de ello.

El reto mayor de Jimin era romper aquella muralla que lo mantenía alejado del alma y corazón de ese vampiro tan tenso como contenido. A veces solo quería abrazarlo tan profundamente y fusionarse con él, fundirse en esa lechosa piel y enterrar sus dientes en ella.

Santos pecesitos.

Él tritón nunca había sentido una necesidad tan fuerte de querer entregarse a alguien y escudriñar tan profundo en su ser. Aún lo mareaban todas esas sensaciones que lo embargaban desde las plantas de sus pies humanos hasta el último pelo en él. Ah, era tan desconcertante pero a la vez emocionante. Esa atracción que lo atraía tan pero tan cerca del vampiro era profunda e inhibida. Le rogaba porque hubiera un acercamiento más profundo, con más piel, pero solo eran sus instintos que pedían por ello.

Él... Estaba bien, solo era esa tensión entre ellos que pulsaba con más fuerza cada vez.

Y otra vez estaba esa sensación, Yoongi lo veía fijamente, casi siempre lo hacía, podía sentir esa pesada mirada en su persona.

Yoongi lo miraba cuando estaba al lado, cuando se quedaba dormido en el sillón de la cabaña, cuando salía a la playa y se arrojaba al mar, cuando nadaba y chapoteaba cerca de la orilla y cuando comía alguna fruta.

Jimin ya se había acostumbrado a la intensa mirada del vampiro. Secretamente le encantaba ser el foco de aquellos ojos grises profundos y fríos. Ser quien se llevará la atención de aquellos orbes y ser visto solo por el vampiro.

Si, mírame. A mí, solo a mí.

Quiero grabar en mi piel con fuego, la intensidad y todas esas sensaciones que solo tú y tus profundos ojos hacen en mí.

A veces sus propios pensamientos lo desorientaban. Pero solo era la pura verdad. Deseaba tan mal a Yoongi que incluso su propia mente lo nublaba, lo hacía sentirse en el limbo cada vez que sus miradas chocaban y que sus ojos se encontraban.

Era intenso y arrasador.

Como si un volcán estuviera dando señales de humo para advertir su inminente explosión.

Jimin recordaba como antes era su vida antes de conocer a Yoongi, era; Tan vacía, tan solitaria, tan conformista y aburrida. Pero ahora él tenía a Yoongi, tampoco es como si el vampiro fuera muy hablador con él o que fuera muy divertido, claro que no. En realidad era muy tranquilo y muchas veces malhumorado, pero su compañía hacía la diferencia. Tener a alguien a su lado hacia totalmente la diferencia.

La sola presencia de Yoongi era imponente, fuerte e inquebrantable. Era tan pesada que parecía, a veces, tan contenida. Incluso Jimin se logró sentir chiquito ante la fuerte presencia del vampiro, pero de manera agradable para su sorpresa e incluso la de vampiro.

Yoongi nunca podría intimidarlo... Porque Yoongi era Yoongi. No había más ni menos.

En su lógica de tritón era así y punto final.

-Yoongi ¿Me acompañas a la playa? -preguntó mientras estaba acostado como una estrella de mar en el piso mirando el techo.

El vampiro tenía entre sus manos un libro muy grueso lleno de cientos de hojas con palabras que Jimin no entendía. El tritón no podía leer, había cosas que nunca le enseñaron.

-No -dijo lacónicamente mientras pasaba otra hoja. Tenía aquellos lentes que lo hacían ver más maduro y atractivo.

Jimin se relamió sus gruesos labios mirando todos aquellos rasgos toscos pero varoniles en aquel hermoso rostro.

-¿Por qué no? -cuestionó haciendo un puchero involuntario. Los ojos de Yoongi lo miraron por un breve momento para seguir leyendo.

-Puedes ir tú.

Jimin gruñó insatisfecho. Él no quería ir solo, quería a Yoongi con él, que lo viera, no a ese montón de papel en sus manos.

-Pero no quiero ir solito -dijo mirándolo con sus grandes ojitos celestes.

Un músculo pulsó en la mandíbula de Yoongi, negandose a verlo. Eso hizo que el tritón se frustrara, quería que Yoongi lo mirara.

-Estuviste en la playa solo antes que yo llegara -le dijo esta vez dejando el libro en su regazo y quedando de brazos cruzados.

-Pero yo quiero estar contigo, ahora -la sinceridad en su voz pareció afectar al vampiro que hizo una expresión pellizcada.

Siempre hacia esa expresión cuando Jimin lo miraba con sus ojitos y largas pestañas o cuando se subía a su regazo.

-Eres un tritón muy caprichoso -le dijo con una mirada sin impresionar.

Jimin no sabía bien lo que eso significaba pero solo sonrió con sus mejillas rositas y sus pocitas a la vista.

Y un músculo pulsó en la cara de Yoongi. Solo ver aquella sincera sonrisa le hacía estragos en lo más profundo de él y eso estaba mal.

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-¿Por qué siempre tienes un libro? -Jimin había estado especialmente curioso ese día.

Era de mañana, Yoongi estaba en la mecedora mientras leía un libro, su taza de café ya estaba vacía y Jimin lo miraba atento sentado en frente de él para exasperacion de Yoongi.

El vampiro a este punto ya le daba igual que el tritón siempre estuviera a su lado, parecía enganchado a él. Lo entendía, al parecer tenía mucha curiosidad en él y aunque a veces le irritaba, resultaba algo entrañable aquel ser, para su desgracia.

-¿No tienes un botón de apagado? -cuestionó con su rostro pellizcado.

-Nop, los tritones no tienen botones ¿Tú tienes? -preguntó en cambio, aquellos ojitos parpadeando sosteniendo la intensa mirada de Yoongi.

Este ser era tan ridículo. Una cualidad que el pálido nunca había considerado atractiva, diablos que no, pero que extrañamente en ese torpe ser parecía buena y hasta tierna.

El tritón no debería de ser tan tierno, joder que él no debería pensar en Jimin como alguien tierno. Nunca lo había hecho con otra persona, pero este chico acúatico tenía ese algo que lo hacía admitir -al menos para sí mismo- fácilmente ese tipo de cosas.

-No Jimin, es una expresión -esa era otra cosa. El tritón solía ser muy ingenuo e ignorante en algunas cosas.

Lo cual no era buena y no debería de ser malditamente adorable, absolutamente la ignorancia no era encantadora. La ignorancia solo era sinónimo de una mente perezosa.

Pero de nueva cuenta, ese ser parecía tan puro que podría matar algo y podría verse tierno solo sonriendo y diciendo "¿Lo hice bien, Yoongi?".

Jodido dulce infierno

¿Qué haces pensando en tonterías Min Yoongi? Su consciencia no le daba un respiro.

Mirando a ese rostro hermoso, porque Min ya había aceptado que el adjetivo "hermoso" era fácilmente dirijido hacía Jimin. No había un rostro más delicado y etéreo que hubiera visto. La palabra clave era etéreo, pero Yoongi admitía que nunca había visto un rostro más pulcro y hermoso que el de ese tritón caprichoso y testarudo que lo seguía mirando con ese brillo de admiración y fascinación.

Deja de mirarme así. Como si fuera una especie de héroe o tu salvador, no lo soy. No tienes derecho de verme con esos ojos tan ingenuos.

-¿Qué tal si intentas leerlo? -dijo por fin, interrumpiendo el silencio que había dejado caer entre ellos.

Jimin miró el libro que estaba en su dirección. Lo agarró, lo inspeccionó y ladeó su cabecita con un puchero y sus ojitos juntos.

Joder, lo irritaba lo tierno que a veces podía ser.

-No sé leer -le dijo negando, pero aún así miraba el libro con anhelo, queriendo decifrar lo que decía.

Yoongi le dió una mirada sin impresionar. A veces se le olvida que el tritón era un ser ignorante en algunas cosas básicas.

-Lo leeré por ti -se escuchó decir, Jodido Dios, a veces ni siquiera se reconocía.

Él no era un ser bondadoso, Min Yoongi nunca lo era, pero Jimin solía sacar algunas facetas que lo desconcertaban.

El tritón rápidamente se paró con el libro en sus manos y sin aviso algunos se acurrucó en el regazo del vampiro. Su carita miró hacia arriba sonriéndole inocentemente con sus ojitos celestes brillando con algo que no pudo identificar fácilmente y que pasó a segundo plano cuando Jimin le tocó el rostro, específicamente su mejilla derecha.

Yoongi inhaló profundamente, sus ojos se dilataron y su autocontrol pareció tambalearse.

Eso era otra cosa; Su desajuste era cada vez más imprevisto, muchas veces parecía estar al margen y Yoongi creía controlarlo y otras veces -como ahora- parecía tan incontrolable.

Y como si Jimin sintiera aquello, se acurrucó un poco más en su regazo, presionando su menuda espalda con su ancho pecho. Solo aquel simple movimiento hizo que algo en él se calmara y se apasiguara.

Joder, esto no era normal. Absolutamente no lo era y lo desconcertaban. Por ahora no el daría un segundo pensamiento, pero más tarde él en verdad analizaría con cuidado lo que sea que le estuviera pasando a su desequilibrio.

-Yoongi -Jimin lo llamó, sacándolo de su nube de pensamientos y poniendo su atención en el ser en sus piernas.

-No te di permiso de sentarte aquí -le dijo con una pequeña pizca de burla en su voz que el tritón fácilmente detectó.

-No, yo lo quise -le dijo batiendo sus pestañas con sus ojitos brillando.

-No puedes solo invitarte a mi regazo, Jimin.

-¿Por qué no? -un músculo pulsó en la mandíbula del atractivo vampiro.

-No está bien -le dijo lacónicamente para ahora sí empezar a leer, aunque Jimin lo había mirado con sus ojitos entrecerrados y con un puchero en aquellos jugosos labios, rápidamente olvidó la conversación para escuchar agusto aquella voz grave, áspera y hermosamente agradable para sus satisfechos oídos.

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Desafortunadamente para Yoongi, pero fascinante para un tritón muy curioso y feliz, habían hecho casi una especie de rutina los últimos tres días el que el vampiro leyera algún libro en compañía del adorable ser acuático que a pesar de las negativas de Min, siempre terminaba en su regazo.

Aquel ser chupa sangre, temido e implacable por todo ser vampirico, si tan solo lo vieran ahora con un tritón adorablemente acomodado en su regazo, sería la burla y házme reír principalmente de su primo y luego las críticas de su aquelarre lo crucificarían.

Aunque objetivamente podía volver a inferior a cualquiera que quisiera burlarlo u osara reírse de él. Min podía ser un poco suave con Jimin, pero no por ello se volvería suave con todo el mundo.

Eres más que un poco suave con el tritón, lo sabes. La voz de su conciencia lo torturaba. Porque parte de él sabía que era indulgente y se dejaba influir por Jimin. Eso estaba mal, demasiado mal.

Jodido santo infierno.

No sabía ni qué mierda le pasaba, pero Jimin solo era muy entrañable. Le echaba la culpa al chico que fuera alguien tan extraño, torpe y condenadamente tierno para su propio bien.

Lo cual lo jodía más porque Yoongi no era así, no era ese ser que se dejaba llevar por un chico acúatico que solo le batía las pestañas o le daba sonrisas inocentes.

-Yoongi, este -le entregó un libro más delgado, no era los que acostumbraba a leer el vampiro, solía inclinarse por novelas y libros profundos que a veces confundían a Jimin.

Ese compendio que el tritón le había entregado tenía una tapa colorida, parecía antigüo y por lo que leía en la reseña; era una guía de todas los seres que habitaban en el planeta.

-No siempre te voy a leer -le dijo con una mirada sin impresionar cuando el tritón crispó sus chanchitos labios rosados y sus cejas se juntaron insatisfecho.

Joder, esa mirada no debería ser tierna, ese chico acúatico no debería ser tan adorable.

-¿Por favor? -los ojitos de Jimin le dieron una desgraciada bonita mirada que, para su desagrado, era condenadamente tierna.

Un músculo se crispó en su mejilla.

-Te enseñaré a leer -le dijo, así resolvería ello y Jimin ya no se interesaría en que él le leyera cuando él lo hiciera.

Oh, si tan solo eso fuera verdad. Lo cierto es que el tritón amaba la voz grave y condenadamente atractiva de Yoongi, aunque éste le enseñará a leer, le seguiría insistiendo en que le leyera. Pero Jimin dejó que el vampiro creyera lo que quisiera.

-Leemé este libro, tiene dibujos -le dijo sonriendo con sus ojitos brillando, se subió al regazo de Yoongi sin interesarle las quejas y advertencias del Vampiro.

Si Yoongi quisiera podría empujarlo y gritarle que no lo quería en su regazo.

Pero Yoongi no lo hizo y Jimin sabía que no lo haría. Oh, cuanto esté tritón parecía conocer un poco más a Min Yoongi.

Aunque aún había cosas que no conocía, a Jimin le encantaba irlas descubriendo poco a poco, era emocionante y demasiado estimulante.

-¡Empieza! -reclamó dando una palmada en el pecho del vampiro para que él pudiera deleitarse los oídos con aquella gruesa y grave voz.

Yoongi miraba fijamente a Jimin, lo hacía todo el tiempo, había algo en aquel ser que no lo dejaba apartar su mirada. El vampiro no sabía cómo había dejado que el tritón fuera tan descarado con él, ciertamente Yoongi lo dejaba pasar muchas veces cuando éste se comportaba pegajoso, especialmente en esos momentos. Pero Jimin solo se mostraba demasiado cómodo a su alrededor, lo que era confuso y muy desconcertante. Nunca le había dado razones a Jimin para pensar que era aceptable comportarse de esa manera en su presencia. Pero de nueva cuenta, ese tritón era toda una criatura curiosa y extraña.

-Eres muy raro -dijo Yoongi con una expresión pellizcada y aplastando el impulso inapropiado de reír.

-¿Por favor? -al parecer esa era la nueva frase favorita de Jimin, porque claramente la usaba en su contra cuando quería algo e Yoongi se lo negaba.

-Un mundo y su diversidad en especies -Inició, Jimin se acurrucó suspirando. Aquella gruesa voz solo hacia que su sensible sentido auditivo se regocijaba. Inhalaba suavemente el aroma varonil del vampiro, joder, nunca tendría suficiente de aquella fragancia rasposa, almizclada y varonil que procedía naturalmente de Yoongi. Su olfato estaba en una fiesta con aquella fragancia, con sus ojitos entre cerrados aguardado en el agradable regazo del que consideraba su pareja.

La grave voz, aquel pecho que bajaba y subía suavemente con la respiración que daba Yoongi, con aquel aroma adictivo que enmanaba naturalmente del vampiro. Él estaba en la niebla, emborrachado ante todo y era intoxicante, con una fiesta estallando en su ser y sus entrañas enmarañadas. Su pecho estaba cálido. Jimin se sentía agusto, cómodo y apreciado.

Se sentía correcto.

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-¿Estás vivo? -el tono en la voz de NamJoon, desconcertó a Min.

Esa tarde en particular el teléfono fijo que Min no había tocado había sonado escandalosamente. Irónicamente, el tritón que dormitaba en su sala no se había ni inmutado.

-¿Qué clase de ridícula pregunta es esa? -el tono de voz de Yoongi era como siempre tan frío, aunque su tono solía ser más indulgente cuando se dirija a Jimin, desgraciadamente notó aquello.

-A juzgar por tu voz fría, estás vivo.

Yoongi ignoró la voz burlona de NamJoon.

-¿Alguna razón de tu llamada?

-Solo estoy muy sorprendido y preocupado. Ya casi se cumple un mes y no he sabido de ti desde que te dejé en la isla.

Un mes... Por un demonio ¿Tanto tiempo había pasado?

-Creo haber sido obligado cuando me trajiste sin escuchar mi opinión -alzó una ceja, aunque eso NamJoon no lo podía ver-Tú sabes que nadie te obliga a nada.

Y eso era cierto. Yoongi era la peor persona a la que podrías obligar a hacer algo, porque el obligado nunca sería él.

-Hombre ¿Tan entretenida es? -cuestionó NamJoon- Tiene sus distracciones -Yoongi pensó en ese tritón que ahora dormitaba en su mueble como si fuera de él.

Podía verlo desde su oficina improvisada, ya que quedaba enfrente de la sala.

Tan bonito y desparramado con su cabeza hacia un lado. Su camisa blanca, aunque le quedaba grande, dejaba a la vista aquellos gruesos muslos pálidos que lo tentaban. Esa boquita rosada entre abierta soltando uno que otros suspiro no debería ser una imagen tan tierna y jodidamente mortificante para él.

Jodido Santo infierno.

Haciendo uso de su poder, una fuerza intangible se fue haciendo presente para luego cerrar la puerta, alejando aquella tentadora imágen de su cerebro. Pero por más que quisiera alejar ese escena impresa en su mente, no podía, jodido que no.

-¿Alguna mejoría con tu pequeño problema?

Yoongi casi bufó.

-Si lo hubiera arreglado estaría de regreso -La voz de Yoongi fue cortante y filosa.

-Correcto. Hombre, si quieres puedes pasarte todo un año.

-Gracioso, no necesito tu aprobación -su voz está vez fue visiblemente menos tensa.

-Te hace bien relajarte, las cosas por aquí no han cambiado -informó NamJoon-Aunque esos viejos vampiros son un palo en el trasero, todo va objetivamente bien.

-Bien -dijo lacónicamente- En serio no deberías pasarte aquí por unos meses, llévalo con calma Yoongi.

Min juntó sus cejas extrañado.

-Kim -espetó con dureza- dime -NamJoon bufó por la línea, casi podía sentir su mirada irritada.

-Es Jungkook, digamos que las cosas con Taehyung están un poco tensas entre ellos -Yoongi negó, NamJoon era demasiado sobreprotector, era de esperarse que quisiera hacer algo por el vampiro menor.

-Interesante ¿Se enteró del supuesto enamoramiento de Taehyung por mi? -se mofó para irritación de NamJoon-Eres cruel, Min.

-NamJoon, ambos sabemos que Taehyung le afectó la ida de Jungkook, ya se arreglaran, son jóvenes, ya no son unos niños para que estés tras de ellos siempre.

Hubo un leve "Te lo dije" en la otra línea que Yoongi pudo escuchar.

Genial, pensó. SeokJin estaba escuchando la llamada, pero luego unos pasos y unas voces predominaron en la línea para exasperacion de Min que ya iba a colgar, cuando la voz de su primo se escuchó claro.

-Ignora eso, Jin me estaba regañando por lo mismo que me dijiste -Yoongi se encontró internamente divertido al imaginar la mirada regaña de Kim

--En todo caso buena suerte con el problema y por cierto, tienes prohibido volver hasta que lo resuelvas -y sin darle tiempo de objetar algo, el sonido de haber sido cortada la llamada inundó el lugar.

Yoongi mataría a NamJoon por eso, odiaba que lo dejarán con la palabra en la boca.

Suspirando, se permitió destensar su cuerpo en la silla, estiró cada músculo. Sus brazos pálidos se contrajeron revelando venas que llegaban hasta sus largas manos venudas. Su cuello igual fue tronado y por un segundo se sintió bien, pero aún se sentía algo rígido en algunas partes.

Unos ruidos en su sala lo hicieron fruncir el ceño sin poder retenerse. Quizás Jimin se había levantado y estaba inquieto, pero aquellos sonidos eran lastimeros.

Cuando abrió la puerta se encontró a un Jimin sacuendiendose en el sofá, sus labios dejaban salir pequeños ruiditos para nada alegres, eran condenamente tristes y llenos de angustia.

Cuando se acercó algo en su pecho se apretó.

Joder, él no sabía que rayos hacer, no sabía que decir, no tenía idea de lo que le pasaba a Jimin. Pero algo en él estaba desconcertado y una especie rara de sentimiento pesado se instaló en su estómago.

Odiaba ver esa expresión en Jimin, no quería verlo así, lo irritaba, lo frustraba más que cuando el tritón no le hacía caso o se negaba a obedecerlo.

Este raro sentimiento era nuevo y jodidamente lo odiaba. Prefería mil veces ver a Jimin sonriendo y siendo asquerosamente adorable, que esto.

Los ojos de Jimin se abrieron de repente, un sollozo y sus tristes ojitos celestes vidriosos y llenos de lágrimas contenidas. Era una imagen que lo frustraba, no sabía que rayos hacer.

Nunca nadie lo había necesitado, nunca nadie había necesitado sus atenciones, sus cuidados o su ternura. Él no sabía que hacer y lo irritaba.

Su cuerpo estaba rígido solo mirando a Jimin sin saber que hacer. Pero el tritón parecía tan débil, tan perdido cuando lo miró que cuando Jimin alzó sus brazos, él lo agarró y lo acunó en su pecho.

Él no se detendría a pesar en lo que hacía en este momento. Ahora no. Solo deseaba algo profundamente en él que Jimin le sonriera con aquellos ojitos celestes.

-No me dejes -sus ojitos celestes lagrimeaban con tristeza, unos suspiros temblorosos salían de su boquita.

El corazón de Yoongi -que creía incapaz de volver a sentir- se apretaba con una incertidumbre y angustia verdadera. Tocado por aquellos sollozos de la criatura entre sus brazos.

Las lágrimas se deslizaban en aquel bello rostro, para después cristalizarse y unas perlas fueran tomaran su lugar. Asombrado y consternado, Yoongi veía como Jimin se abrazaba más a él y cada vez una perla resonaba en el piso de madera.

Jimin parecía una pequeña criatura; confuso, desconcertado y perdido.

Incluso mientras lloraba aferrado a su pecho era el ser más hermoso que había visto. Por una mierda. Él había visto a muchos otros seres hermosos, pero este tritón en sus brazos era algo exótico y etéreo.

-Por favor... -la mirada cristalizada, aquella boca fruncida en un puchero triste, esa nariz de botón roja y sus ojos derramando lágrimas que pronto se convertían en las perlas más hermosas que había visto, fue una imágen que caló en él. Y que se metió profundamente en su ser.

Tomándolo en sus brazos lo llevó a su habitación. Solo con su poder abrió la puerta de madera negra para entrar y cerras tras de él.

El camino de perlas en el piso era algo que ahora no le importaba. Joder que no y eso lo mortificaba. Pero no era tan irritante como esa pesadez en su estómago mientras tenía el rostro tembloroso de Jimin en sus brazos.

Sin decir nada, solo lo dejó en su cama y los arropó a ambos con las sábanas blancas que cargaba su cama ese día. Jimin se acurrucó inhalando pesadamente en su pecho sin soltarlo. Yoongi pasó sus brazos por aquel menudito cuerpo y lo tiró fuertemente de él.

No pensaba en nada, su mente estaba nublada, solo queriendo consolar al vulnerable ser entre sus brazos. Mañana podría maldecirse mil veces por todo lo que había hecho, mañana podría, hoy no.

Esta vez se dejó llevar por las sensaciones en la atmósfera, por la pesadez en su estómago, por algo que lo tiraba más, más y más cerca de Jimin. Ni siquiera pensó en nada, solo estaba consciente del cuerpo cálido y menudo de Jimin y sus músculos como fuertes brazos rodeándolo en un abrazo firme.

Los sollozos se fueron, las lágrimas disminuyeron y solo los pequeños suspiros fueron lo que se escuchó. Y Min se permitió llenarse de esa embriagante sensación de tener aquel cuerpo entre sus brazos, de inhalar como una droga aquel aroma que desprendía el tritón de manera natural; esa combinación salada, frutal y tropical lo emborrachó. Fue intoxicante, el como una mezcla tan rara y agridulce fuera tan adictiva.

Se dejó llevar por el aroma natural, por la tranquilidad que sentía y una paz arrolladora se instalaba. Se dejó llevar por la oscuridad que la noche había caído y ambos durmieron acurrucados.

Estando tan cerca que no había espacio para nadie más, morfeo les dió la bienvenida.

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El primero en despertarse fue Yoongi, unos apenas imperceptibles rayos de luz se colaban en la habitación.

Intentando darse la vuelta notó como un cuerpo se aferraba a él. Difícilmente podría extraerse sin despertar a la otra persona.

Jimin. Noche. Llanto. Perlas.

Los recuerdo de anoche quitó el sueño presente en el organismo del vampiro. Sus extremidades estaban tan entrelazadas con el tritón, que difícilmente se podía ver dónde empezaba él y dónde terminaba Jimin.

Se encontró suspirando, con una extraña sensación y con demasiadas dudas en ese momento.

Cuando el cuerpo entre sus brazos se removió y una maraña de pelos verdes azulados se movió, una sonrisilla perezosa y somnolienta le dió la bienvenida.

-Yoongi... -murmuró con sus ojitos celestes entre abiertos, para después abrirlos más y una hermosa vista de aquellos orbes brillantes le dió los buenos días.

Fue inevitable no ver el mismo cielo en ellos, en aquel deslumbrante rostro que le veía fascinado y con algo más que no lograba decifrar.

-Buenos días... -dijo Yoongi con su grave y gruesa voz mañanera. Los ojitos celestes brillaron con más fuerza, Jimin estaba demasiado extasiado con la voz que le dió un deleite a sus oídos.

-Gracias...-le dijo Jimin de manera abierta y con sus ojitos cerrados, sus pocitas a la vista en aquella expresión adorable que no debería de ser tan entrañable.

El vampiro no dijo nada, solo estudiando esa expresión, mientras Jimin seguía más que feliz y acurrucado, él estaba casi temblando en sus brazos, podía sentirlo lleno de una alegría que no se explicaba.

Yoongi pasó los dedos por el cabello de Jimin y sintió como el cuerpo en su regazo se volvía flexible, muy suave y relajado. Sentía como respiraba temblorosamente. Jimin frotaba su rostro delicadamente contra su garganta, inhalando inestablemente, parecía un gatito cariñoso y hambriento de mimos. Si fuera un gatito estaba seguro que ya estuviera ronroneando. Para desconcierto de Yoongi, se encontró pensando divertido.

En un movimiento lo dejó en sus piernas, solo sentía la necesidad de comprobar que el tritón no se pondría otra vez a llorar. Ayer le había dado tantos problemas que lo había hecho irritar y a la vez angustiar.

Yoongi estaba seguro que no se había sentido tan impotente desde hace años, pero ese ser que se frotaba con un hambre de contacto en su cuello lo hacía delirar y perder cada gramo de las riendas de su autocontrol.

Esta criatura en su regazo lo hacía sorprendentemente indulgente. Joder, se estaba volviendo suave con este ser.

-Por un infierno, deja de poner esa cara.

El tritón lo miraba con sus ojitos llenos de adoración, confianza, vulnerabilidad y un apego que lo desconcertó. Lo hizo sentir hambriento, queriendo consumir hasta el último pedazo de ese ser inocente.

Quería corromperlo, era tan egoísta ese pensamiento pero era lo que era, así se sentía. Tan fuera de sí, tan apartado de su zona de confort, como si fuera un animal primitivo que solo quería consumir y consumir a este ser.

Lo quería para él, lo deseaba. Sus pupilas de dilataron, sus brazos se tensaron con una fuerza contenida y al borde.

-¿Qué cara? -Jimin ladeó su cabeza y un músculo en la mandíbula de Yoongi pulsó.

Jodido Dulce infierno.

-Oh -Jimin bajó su mirada sintiendo algo, miró detenidamente aquel lugar en los pantalones del vampiro, Min miró duramente al tritón.

Exactamente el de cabello verde azulado miraba fijamente la erección matutina de Yoongi.

-Jimin...

-¿Qué? -preguntó sin verlo, su atención fija, con sus cejas levemente juntas, en aquel bulto en los pantalones de Yoongi.

-Es de mala educación ver el miembro de otra persona -le dijo con frustración-¿Por qué? -cuestionó el tritón esta vez con su mirada en los ojos grises.

Bueno, Mierda. Este tritón parecía jugar y tentar a su autocontrol que estaba a un hilo de perderse. El azabache estaba haciendo una fuerza sobre humana para no corromper a ese adorable y perfecto ser de rasgos delicados.

-Solo no lo hagas

Jimin ladeó su cabecita, miraba al vampiro con sus cejas juntas y esa boquita obscenamente roja. Era un fruto prohibido que lo insitaba a tomar cada gramo de él, Yoongi estaba tan tentado.

Más, más, más cerca. Tómalo, lo quieres, toma cada gramo de su ser. No te retengas.

Aquella atracción cada vez pulsaba, era jodidamente intoxicante cada sensación que lo arrastraba a ese ser que estaba enfrente de él como si nada. Solo siendo bonito y con ese brillo curioso que siempre tenía, pero había algo más en esos ojos.

Jodido dulce infierno.

Parecía que se estaban ahogando en todas aquellas asquerosas sensaciones que los embriagaba para sucumbir ante el instinto y esa fina capa de atracción e intensidad que los llamaba de una manera desconcertante y vivaz.

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-Oh, yo igual estoy así -alzó levemente la blanca tela, revelando su rojiza polla endurecerse cada vez más.

Jimin miró como los ojos de Yoongi temblaron y se pusieron color carmín para después desaparecer un gris oscuro dominará por completo la expresión oscura y hambrienta.

Había tanta tensión y deseo comprimido en aquel ser que Jimin lo sintió tan inatural.

-Por favor.... -no sabía lo que estaba pidiendo, pero su miembro punzaba, quería y necesitaba una atención. Quería algo aliviando su longitud.

-Jimin... -las fosas nasales del vampiro se dilataron, sus ojos colisionando dando una batalla entre rojo y gris, las manos venudas y jodidamente blancas se tensaron, los músculos en los brazos de Min se pusieron rígidos.

El tritón quería romper esa tensión, tirar más, más, hasta que toda aquella rigidez se fuera. No le gustaba ver a Yoongi tan contenido, tan controlado. Quería llevarlo al borde, lo necesitaba, él lo necesitaba tan profundamente.

-Dejalo ir... -sus manos recorrían los anchos hombros y los fuertes brazos de Yoongi debajo de aquella camisa negra.

Quitatela, quiero verte, por favor. Cómo al parecer su rostro mostraba todo lo que quería decir, Yoongi sacó su camisa y la de Jimin igual, este último quedando desnudo.

No le importaba, lo único que quería era fundirse en aquel pecho. Se apegó tan rápido, inhalando con avidez, aquel musculoso pecho, ese bien formado abdomen que se contraían en su delicado toque, esa piel lechosa.

-Duele... Haz algo..-dijo Jimin inestablemente, cerrando los ojos mientras acariciaba la garganta del vampiro que se mostraba aún tenso, con esa fuerza contenida.

Santos dioses del mar, ¿Cómo podía este hombre oler tan bien?

Podía sentir a Yoongi enfurecerse por sus palabras en un breve instante. Un momento después Yoongi se rompió.

Más tarde, Yoongi culparía a su cerebro inducido y embriagado que no funcionaba correctamente en este momento. Más tarde se formarían docenas de excusas por lo que había hecho. Más tarde, su consciencia lo tortura de mil formas.

Pero no en ese momento.

Él lo quería. Esos labios obscenamente rojos lo llamaban como una droga a un drogadicto, como un hombre en el desierto a un oasis. Su mente en blanco y sucumbiendo a sus instintos más primitivos se dejó cegar, perdió las riendas de su autocontrol. Al demonio.

Alzó aquel mentón capturando exquisitamente aquellos gruesos e inexplicablemente dulces labios en un beso.

Todo fue reducido al choque casi anhelante y embriagante de sus labios. Jimin se sacudió temblorosamente al sentir la boca de Yoongi contra la suya, todo fue dientes y lengua. Saqueó toda la boca del tritón que se retorcía sobre su cuerpo en su regazo. Yoongi fue hambriento, jodidamente codicioso, intoxicante, abrumador y sucio. Una mezcla de terror acompañada de un éxtasis embriagante. Se sintió increíblemente bien, tan bien.

Jimin se perdió entre las sensaciones de su cuerpo, entre las maraña de su estómago, entre los fuegos artificiales colisionando en una fiesta en todo su Interior. Todo se vió reducido a esas manos exigentes en su cadera que lo arrastraba ahorcajadas de él, en esa boca ardiente, en ese cuerpo musculoso y deliciosamente bien estructurado. En aquellas venenosas manos que ahora recorrían su espalda. Jimin estaba recibiendo cada gramo que Yoongi le daba, apenas podía devolver, su inexperiencia pero sus grandes ganas de aprender eran latientes.

Débiles y temblorosos gemidos salían de su boca. El beso siguió, siguió, siguió y siguió.

Por Poseidón.

Con su cuerpo tembloroso y los jadeos no retenidos saliendo de su boca, fue presionado hacia abajo, una firme dureza se presionaba en su trasero. Yoongi abrió su bragueta y envolvió ambos miembros juntos. En cuanto la polla de Yoongi y la de él se juntaron, una vertiginosa sensación y calor abrasador lo envolvió, cada pedazo de su ser, cada pequeña parte de él se sentía hipersensible. Joder. La forma en que lo Yoongi lo presionaba contra él, mientras sus labios no se despegaban de los suyos robándole el aliento fue embriagador, asfixiante e intoxicante. Todo lo que Jimin podía pensar, era que se sentía tan bien; Tan bueno, tan rico, más, más.

Yoongi bajó su cara, siendo llamado por aquellos botones rosados. Succionó de manera suave, mordiendo levemente y pasando su lengua jugó con los pezones duros y vió como gradualmente Jimin se desmoronaba; sus ojos celestes se volvieron vidriosos, un rubor de extendió lentamente por todo su rostro y sus labios gruesamente rojos se abrieron mientras respiraba de manera inestable. Sopló uno, enviando una corriente abrumadora por la columna vertebral de Jimin.

Aún así no cesó sus movimientos en ambas pollas. Fue un ritmo desordenado, sucio y arrasador. Todo se vió reducido a sus besos húmedos cuando Yoongi los volvió a tomar entre los suyos, todo lenguas y dientes. Sus erecciones moliendose en aquel resbaladizo sube y baja. No tenía derecho de sentirse tan bien, excepto que lo hacía de una manera placentera, más, más, tan bueno. Era tan condenamente embriagante, adictivo. Ambos lo querían, ambos lo necesitaban y lo anhelaban. Su necesidad fue fusionada y convertida en una.

Buscaban una liberación, juntos, piel con piel, más cerca, más, mucho más. Quería fundirse en aquel cuerpo.

Por favor, más, oh, oh.

La mente de ambos se volvió una neblina de placer, deseo y excitación. Jimin gimió alrededor de la lengua de Yoongi chupándola con avidez, con necesidad, como su instinto le decía y mandaba. Apenas podía gemir levemente.

Dios, se sentía tan bien, tan bueno, tan embriagante.

La cabeza de ambos estaba borracha, en un limbo, en un borrón de placer y deseo. Un poco más, solo un poco.

Ambos se corrieron, con Jimin sollozando y Yoongi sacuendiendose en un gruñido gutural. Ambos con la mente vacía.

El de ojos celestes se dió cuenta que estaba sin aliento, con su respiración pesada y bien besuqueado cuando Yoongi fijó sus orbes vidriosos en él.

-¿Estás bien? -preguntó acariciando sus caderas que tenían marcas de dedos violetacias y rojas.

Jimin asintió temblorosamente, aún sintiendo las réplicas de su orgasmo. Se estaba ahogando en el mar de aquellos ojos grises que no perdían su mirada.

Se sentía tan extraño, pero satisfecho e increíblemente bien. Tan liberado pero débil, liviano y moldeable.

Cuando Yoongi se intentó enderezar, no lo dejó ir, leves lágrimas se asomaban por sus bonitos ojos y podía visualizar una que otra perla en la cama, no le importaba. Yoongi, Yoongi, Yoongi, es lo único que estaba en su mente ahora.

-Por favor...no te vayas -le susurró, su necesidad de no querer estar lejos ni un solo centímetro del Vampiro entre sus brazos era moritificante y arrolladora si tan solo se permitiera pensar en ello.

Pero no, Jimin solo necesitaba sentirlo, que estaba ahí, que lo que había pasado era real, que no lo iba a dejar. Se sentía tan delicado y chiquito.

Yoongi se quedó quieto, no había una rigidez ni una tensión en sus hombros y cuerpo, todo parecía haberse drenado. Sus blancos y fuertes brazos se envolvieron en la estrecha figura que era la cintura de Jimin y dió una profunda respiración.

-No me iré.

Jimin asintió, metiendo su cara y murmurando un delicado "gracias" en la garganta de Yoongi, mientras frotaba su mejilla en aquel lugar inhalando el adictivo aroma del vampiro.

Su mente gratamente vacía, satisfecha y somnolienta. Su corazón cálido y acompasado mientras sonreía, una parte de él fue entregado.

Todo estaba bien, en orden, porque estaba entre los brazos de Yoongi. No había peligro, estaba a salvo, en su lugar seguro.


¡Hola! Perdón por actualizar tan tarde, acá son la 1 de la mañana 😳 y yo despierta mientras mis padres duermen😂

Me esforcé mucho escribiendo este capítulo, espero me haya salido relativamente bien, no soy muy buena con el smut, pero hago el intento🥺

Pregunta ¿Creen que va muy rápido la historia o así está bien? Tengo dudas, no me dejen en flop :(

Dedicado a MinnieMin04 Realmente eres una tierna lectora💕

Gracias por leer💕🧜🏻‍♂️🧛🏻

-Luna🌙

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