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Capítulo 4

Un cuerpo grande, firme y pálido se encontraba aún en la cama. Las sábanas se habían movido y habían dejado el abdomen firme, en forma, al igual que encantador a la vista. Las sábanas negras cubrían su desnudes de la pelvis hacía bajo. Unos pocos rayos de sol atravesaban el ventanal, traviesamente posándose en aquel cuerpo fornido que dormitaba y que poco a poco parecía despertar de su letargado sueño.

Yoongi poco a poco despertaba algo desorientado, sentándose y dejado que las sábanas solo cubrieran su regazo. Aquella imagen era deliciosamente tentativa, merecedora de una fotografía.
Viendo a su alrededor se encontró algo confundido ante el sueño presente pero después se puso tenso nuevamente para luego inhalar y exhalar con lentitud. Su respiración era pareja.

Cierto, estaba en la Isla.

Y como si de una película se tratase; los recuerdos del día anterior invadieron su cabeza sacándole un gruñido disgustado. Rápidamente se volvió a poner alerta.

Joder, nunca se había permitido bajar la guardia de esa manera, ni cuando dormía, simplemente era inaceptable. Su cuerpo siempre estaba a la defensiva...pero, ésta vez había sido diferente. Milagrosamente había dormido bien, profundo y sin despertar aunque sea una vez. Lo cual lo jodía, era realmente extraño. Una parte de sí, parecía ¿Menos tensa? ¿Menos mecánica?.

Liberada quizás podría ser la palabra, pero aún así lo inquietaba. Usualmente solía suprimir toda emoción que no fuera necesaria, pero ahora parecía como si ya no pudiera, como si algo hubiera sido abierto y era malo, demasiado malo. Para Min al menos.

Aún estaba la imágen impresa en su mente; aquel chico de extraordinaria belleza, de hermosura exótica e irreal. Maldita sea, era un jodido tritón, una pequeña mierda acuática y que por alguna razón no podía quitar de su mente cuando se lo comprobó. Pero retomando, era un tritón, el único y último que quedaba, por lo que era completamente lógico aún dudar de la credibilidad de lo que había pasado ayer y a la vez no poder sacarse de la cabeza aquella imagen que se imponía.

Irritado por la extremadamente -para él- luz en su alcoba y sus pensamientos, decidió pararse dejando a la vista todo aquel escultural cuerpo firme y en forma en los lugares correctos, a la vista, para deslizar las cortinas cafés y que la luz no se filtrara. Todavía podía ver, pero era considerablemente menos luz y eso estaba bien. No estaba acostumbrado a tomar demasiado sol, pero tampoco es que le afectara, pero algo que si lo irritaba era el calor y la humedad. Pero al menos tenía un aire acondicionado. Los paneles solares eran de utilidad ciertamente.

Suspirando se adentró al baño que conectaba con la habitación para darse una ducha mañanera. Cuando salía se puso rígido de repente, sintió sus ojos cambiar a un color carmín por unos instantes para luego quedarse en grises. Sentía esa presencia en su cabaña; aquella que era suave, nítida y cálida.

Jodido santo infierno.

"No... No creo, maldita sea" negaba vistiendose rápidamente con una suave camisa negra de seda y unos pantalones blancos formales. A pesar de que solía usar trajes excéntricos y grotescamente caros, no le quedaba mal ese atuendo en especial, además de que no tenía sentido llevar un traje fino en una isla donde nadie se suponía que vivía, solo estaba él.

O eso se suponía.

Hasta que un chistoso e irritante chico extrañamente acuático había llegado a molestarlo y declarar que era su isla, cuando Yoongi la había comprado y tenía las escrituras. Además que al parecer estaba en su jodida cabaña. Casi quería reír ante la absurda e hilarante situación. Y jodidamente estaba mal, él nunca reía, ni siquiera recordaba si alguna vez lo había hecho.

Inhalando abruptamente, abrió la puerta de su habitación con más fuerza de la que debería azotando ésta. Y como ya lo suponía un chico desnudo —para su pesar y deleite— se encontraba en el sillón de su sala. Notó que el tritón había dado un brinco ante su abrupta entrada, pero ante lo enojado que estaba Yoongi le daba igual.

Joder, ¿Por qué estaba ahí? ¿En su sala? ¿Qué mierda hacía invadiendo su espacio? ¿No había tenido suficiente ayer? Odiaba ponerse violento, pero había algo en ese ser que lo insitaba a envolver sus manos en su cuello y volver a ver esos ojos vidriosos, con esos labios obscenamente entre abiertos y jadeando mientras buscaba un poco de aire.

¿Qué mierda? Sus pensamientos eran ridículamente una bazofia total. No conocía a ese ser para nada, la única interacción que habían tenido había sido ayer por la tarde. Y vaya que había dejado una impresión en él.

—¿Qué crees que haces aquí? —no ocultó la frialdad y la crueldad en su voz.

Jimin lo veía con una mirada llena de múltiples emociones en las que Yoongi no podía atrapar alguna. Pero había algo de fascinación y a la vez determinación que pudo percibir.

—Esta es mi isla —le dijo cruzando sus piernas, un acto que Yoongi deleitó para su irritación. Jodidamente no podía concentrarse en lo que decía aquel tritón si estaba como si nada desnudo en su presencia.

Parecía una jodida invitación que probablemente tomaría si el chico no fuera tan molesto o un tritón testarudo que lo había hecho perder la paciencia ayer.

—En lo que tengo entendido, yo la compré, por lo tanto es mía —le dijo en un tono de voz inexorable.

— pero yo la encontré —se defendió Jimin con un perchero y sus cejas ligeramente juntas.

Maldita sea, ¿Qué rayos hacía siguiéndole el juego a este raro ser? Debía cortar esto de raíz, era tan absurdo y jodidamente irritante.

—¿Qué crees que haces en mi cabaña? —su voz sonó rígida, pero aún así no se movió ni una pulgada, su postura altiva, firme y tensa. Con sus rostro inescrutable, pero aún así no parecía intimidar al tritón.

—La puerta estaba abierta _explicó encogiéndose de hombros. Yoongi estuvo a punto de ahorcarlo.

Pero, mierda. ¿Cómo rayos había olvidado cerrar la puerta? En sus recuerdos había entrado después de irse. Corrección, huir de aquel tritón, lo que lo frustraba demasiado, un músculo palpitaba en su mandíbula ante ello. Después había entrado a su alcoba y dado una ducha y él... Se había dormido. Jodidamente se durmió sin checar nada, sin asegurarse de que todo estaba en orden. Mierda, él no era así, claro que no. Solía ser demasiado controlador hasta por las cosas más insignificantes, todo debía estar en orden. Y ahora parecía que todo eso se había ido por la borda y lo había olvidado solo para sucumbir al sueño. Cristo, ahora parecía que su descontrol lo estaba afectando demasiado. Era inaudito.

Miró aquel ser desnudo en su sala y gruñó internamente, intentando solo mirar su cara y fallando en el intento. No se podía concentrar, necesitaba echarlo de una vez. Aún así Jimin le sostuvo la mirada, no parecía haber razones ocultas o mentiras en ella.

—Vete, no tengo tiempo para tratar contigo —su voz era inexorable, pero parecía que él estaba hablando en otra lengua porque el tritón lo miró confundido.

—¿Por qué me iría? Ésta es mi isla y puedo estar en ella —se cruzó de brazos y Yoongi maldijo interiormente. Jodidamente había una tensión latiente entre ellos, acompañado de una burda atracción que los impulsaba a acercarse más. Más, más cerca, no es suficiente.

No ayudaba nada que el ser en su sala estuviera desnudo ante su mirada. Ni siquiera podía apartar sus ojos de aquellos orbes celestes que parecían brillar cada vez que lo miraban, justo como ahora.

¿Por qué me miras así? No lo hagas, no me veas así. No tienes derecho de mirarme de esa manera.

Jesús Jodido Cristo.

Este chico era demasiado raro, absolutamente no era entrañable, claro que no. Pero tenía esa... cosa que parecía atraerlo hasta fundirse en aquella piel, marcarlo y hacerlo tener la misma expresión que ayer le había dado; con sus labios brillosos y obscenamente rojos, con aquellos ojos vidriosos y con esa expresión jadeante.

Oh maldita sea, ese tritón parecía presionar todos sus botones incorrectos, jodidamente estaba mal.

—No insistas, ésta isla es mía, la perdiste en el momento que la compré —Yoongi se pellizcó el puente de la nariz, aquellos ojos celestes mostraron desconcierto y una extraña emoción que lo irritó—Mira, si lo que quieres es un juguete para satisfacer tu curiosidad sobre el mundo, yo no lo soy. Ni lo intentes —su voz fue cruel, pero aún así parecía que el tritón era más testarudo de lo que temió.

Para Min era obvio —oh al menos en lo que había podido suponer— el chico al ser tritón y al parecer haber estado tanto tiempo en el mar, solo, estaba claro en que se empeñara en forzar una relación o una conversación con él. Parecía ser un ser sociable y que no le gustaba la soledad, el hecho que lo hubiera conocido y hubieran tenido un encuentro con él solo lo había hecho tener una curiosidad vívida de conocerlo y saber más. Pero si creía que podría tener algo de él, de un vampiro como Min Yoongi, estaba mal. Él no era sociable y tampoco le interesaba serlo.

Pero no parecía que se estuviera dando tan por vencido rápidamente, conocía a personas así; tan curiosas para su propio bien, torpes e imprudentes como testarudas.

Min no tenía tanto tiempo para aguantar a personas así. Pero por otro lado; tener al único tritón en el mundo era tentador, ser alguien poderoso y que tuviera bajo sus pies a un ser tan exótico era jodidamente más tentador aún. Aunque por otro lado era imprudente, pero su codicia era mayor.

Podía ser divertido incluso, tener un ser acuático no parecía una desventaja en sí. Bien podría entretenerlo en su estadía ahí. Podría complacer al tritón en su ingenua curiosidad y a la vez tener un entretenimiento. Ya que no había contemplado lo que haría en estos días en una isla desierta y la idea de estar sin hacer nada le frustraba, no estaba acostumbrado a solo descansar.

—No entiendo —Jimin ladeó su cabeza confundido, pero luego negó y se puso más firme mientras estaba sentado en aquel cómodo sillón— No me dijiste tu nombre ayer —recordó— y no sé qué es un vampiro, pero tú eres uno, pero no entendí.

Cristo, había ingenuidad e Inocencia en ese ser que solo tentaba a Min a corromperlo.

Yoongi tenía su expresión pellizcada para solo mirar al ser con su típica mirada inescrutable, que al tritón cada vez se le hacía más familiar, para ir a la habitación sin decir nada.

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—Toma —Jimin estaba desconcertado cuando el pálido había salido de aquella puerta con una tela blanca y se la había puesto en su cara.

El tritón no entendía. Aunque él había ido a la cabaña del que consideraba su compañero verdadero —cosa que aún no le diría pero que ya era un hecho para él— solo por un impulso ante su ser tan imperactivo y ansioso de verlo. Era una suerte que la puerta había estado abierta y había podido entrar como si nada. Había curiosado un poco por el lugar, visualizó cosas extrañas que no había visto antes pero algunas eran familiares -ya que anteriormente había estado en la superficie con los humanos, aunque había sido difícil mezclarse entre ellos y después terminó regresando al mar- solo se había quedado en el cómodo asiento en que se había sentado. Era muy suave para su trasero, nada parecido a las rocas con las que se solía sentar cuando le gustaba ver el atardecer en la playa.

El tritón había detectado múltiples emociones en el ser que ahora mismo lo miraba con exasperacion. Al parecer había como una fisura en su muralla inquebrantable —aunque al parecer no tanto— que dejaba pase a algunas emociones que parecían haber sido retenidas. Jimin solo quería echar abajo toda esa pared que lo impedía ver el verdadero ser de su pareja. Quería ver aquella alma y darle todo lo que tenía.

Jesús.

Al parecer así de intenso eran las sensaciones cuando uno conocía a su verdadera pareja, al parecer su madre no había estado para nada exagerando cuando le explicó todo aquellos que podría sentir si encontrara a su mitad destinada. Nunca pensó que él podría encontrar a su pareja a decir verdad, ni siquiera estaba seguro de que hubiera alguien para él, pero ahora que lo había encontrado no podía estar feliz, aunque él ser que era su compañero parecía no ser tan permisible y abierto. Estaba bien, no se quejaba en absoluto. Además era guapo, demasiado varonil, sexi y tentador con aquellas manos pálidas y aquel rostro perfilado que lo hacía suspirar.

Un carraspeó lo sacó de su ensoñación. Al parecer otra vez se había perdido en aquellos ojos grises cuando volvió a enfocarse en la escena frente a él. Una tela blanca y lisa como suave había sido depositada en su regazo. El vampiro ahora estaba mirando a otro lado.

Jimin juntó sus cejas. Él quería que lo mirar a él, a Jimin.

Mírame, quiero perderme en el mar de aquellos ojos grises.

Suspirando se concentró en la tela y la situación en sí, debía tener paciencia, al parecer el vampiro necesitaría tiempo para poder aceptarlo.

—¿Qué es esto? —preguntó con curiosidad mientras pasaba sus dedos en la tela blanca.

—Póntelo —ordenó, había irritación en su voz que Jimin detectó— ¿Por qué? No me gusta usar ropa, prefiero no tener nada.

Un músculo pulsó en la mejilla de Yoongi y sus pupilas parecieron dilatarse. Oh, Jimin se maravilló con aquel gesto.

Había una fina tensión con una capa de atracción que los tiraba cada vez más y más. Cuando sus miradas conectaron, Jimin sintió un escalofrío pasar por su espina dorsal.

—No hables y haz lo que te digo —el tono autoritario y a la vez pesado de Yoongi, solo hizo que Jimin sonriera.

—No quiero, no lo haré —ah, a Jimin le encantaba llevar la contraria.

—Vístete o te vas —aquel tono inestable en la voz del vampiro solo hizo que la sonrisa de Jimin se ensanchara.

Yoongi exhaló y juró por lo bajo.

—Lo haré si me dices tú nombre —Jimin no se perdería está oportunidad para poder saber lo que quería, y deseaba tan mal ponerle un nombre a aquel rostro impenetrable como tentador.

El vampiro pareció dudar, pero luego de pensarlo un momento lo miró mal.

—Min —dijo tensamente— Min Yoongi.

Jimin se lamió sus abultados labios rojos lentamente, saboreando aquel nombre en su paladar, para luego sonreír con dulzura cuando había sentido la mirada de Yoongi en sus labios. Oh dios, eso era bueno, muy bueno.

—Esta bien, Yoongi -Jimin le brindó una mirada y sonrisa deslumbrante, dónde sus rasgos parecían más etéreos y delicados. Las fosas nasales de Min se ensancharon al escuchar su nombre salir sin problema de manera casi dulce de aquella tentadora boca.

Jimin ahora están vestido únicamente con una larga camisa blanca que pertenecía a Yoongi. Era muy ancha para su esbelto y menudo cuerpo, por lo que dejaba a la vista sus clavículas y cuello.

Joder, incluso vestido era una tentación para Min, sus incisivos parecieron crecer por un momento al ver la tierna piel de su cuello aún con las manchas púrpuras que había dejado su agarre de ayer. Por alguna razón primitiva y desquiciada, una parte de él estaba satisfecha.

—Oh, tienes colmillos —no supo cómo el tritón se había parado tan rápido y llegado para tocar su rostro y mirar fascinado sus incisivos.

No parecía tenerle miedo a pesar que sabía que sus ojos estaban de un color carmín y sus incisivos estaba al aire. Era realmente desconcertante.

Jimin por otro parte estaba fascinado, aquella ojos escarlata lo miraban con profundidad y eso le gustaba, aquellos colmillos estaban a la vista y solo tenía una curiosidad queriendo carcomerlo. Sus dedos hormigueaban por tocarlos.

—¿Puedo...tocarlos? —con su mirada fija en ellos, deslizó sus ojos celestes hasta mirar fijamente en aquellos orbes carmín, que parecían ahora más intensos.

No sentía miedo, tampoco estaba paralizado, por alguna razón quería fundirse en esa mirada.

El vampiro respiraba inestablemente pero cuando sus ojos miraron esos orbes grandes y celestes que brillaban con admiración y una extraña curiosidad una parte suya se permitió calmarse.

—No —le dijo, esos labios abultados se crisparon y sus cejas se juntaron en una expresión que maldita sea, no debería ser tan tierna.

—¿Por favor?

—No, ¿chico no entiendes que no es no?

—No soy chico, soy Jimin —le corrigió suavemente.

—No cambies de tema —gruño suavemente, algo que lo desconcertó, el nunca era "suave".

—No lo hago —tatarateó ladeando su cabeza— Pero me llamo Jimin, no chico.

—Entonces.... —respiró Yoongi sin creer lo que diría— No Jimin, no puedes tocar mis colmillos.

A pesar de que el Tritón pareció maravillarse con solo escuchar su nombre salir de él, no estaba satisfecho. ¡Jimin quería tocar sus colmillos! Sus dedos hormigueaban por hacerlos y lo hizo, aunque Yoongi le había dicho que no.

Los ojos de Min se ampliaron y sus manos fueron a los brazos de Jimin que estaban alzados para poder llegar a su altura y tocar sin permiso sus colmillos. Yoongi se puso rígido, su cuerpo parecía contener una tensión fuerte, como si se estuviera controlando y así era. Sus fosas nasales se ensancharon acompañado de sus ojos que se dilataron.

Jodido dulce infierno.

No debería de dejar que aquel chico lo estuviera tocando sin permiso ¡debería detener esos dedos tocando sus incisivos! Pero cuando pudo reaccionar el ser acuático pareció saciar su curiosidad, aunque sus brazos estaban siendo retenidos por Yoongi. Jimin parpadeó cuatro veces para luego sonreírle inocentemente como si no hubiera tocado sus colmillos sin permiso y como si no le hubiera dado igual la negativa de Min.

Aún así sus colmillos se retrajeron, dejándolo en su forma normal y sin ser tan amenazantes como cuando estaba usando uso de su poder o su descontrol se disparaba.

Yoongi le dió una dura mirada para dejar libre los brazos de Jimin, quien solo le daba una sonrisa.

—Gracias —le dijo Jimin solo sonriéndole tiernamente como si nada, mientras lo miraba sobre sus pestañas con esa mirada ingenua y abierta.

No me mires así, no tienes derecho.

—Te dije que no —le recriminó y Jimin rió. El puñeteramente rió sin escrúpulos como si hubiera dicho alguna broma.

—Ups —se encogió de hombros y regresó a sentarse al sillón como un niño bueno. La camisa de él parecía quedarle bien y cubría parte de sus muslos.

—Lo dejaré pasar —pasó una mano por su cabello azabache— Eso no quiere decir que puedes volver a hacerlo.

Jimin solo se encogió de hombros sonriendo para nada arrepentido.

Yoongi lo vió exasperado— Saciaste tú curiosidad, ahora puedes irte —le señaló la puerta abierta y el tritón lo siguió mirando fijamente.

—No me iré, no me haz dicho aún lo que es un vampiro —rezongó mientras lo seguía mirando de forma fija.

Yoongi tenía una expresión pellizcada.

—Ahora tendré mi cabaña apestando a pescado —Jimin se puso de pie indignado— ¡No huelo a pescado! —gruñó para diversión de Yoongi.

Aún con las quejas del tritón y como al parecer éste no parecía tener intensión de irse, Min fue a su cocina a prepararse un café americano. Jimin parecía refunfuñar cuando llegó como si nada al lado de Yoongi.

Min podría echarlo, usar su poder y solo sacarlo de la cabaña. Para su frustración no lo hizo, no quiso. Una parte de él se decía que aunque lo hiciera estaba casi seguro de que éste regresaría aunque lo echara mil veces. Pero sabía que era una excusa, francamente no sabía si el tritón era tan testarudo que seguiría acechandolo.

Quieres tenerlo, no quieres que se vaya, lo sabes hipócrita. Su subconsciente siempre le hablaba con aquella voz que se cada se parecía más a NamJoon y lo jodía.

Porque sabía que era verdad, que parte de él quería una distracción y estaba usando a ese tritón curioso para distraerse y entretenerse. Era bajo, cruel podría decirse pero así era. Min Yoongi, un ser codicioso y egoísta.

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Al día siguiente a primera hora de la mañana mientras Yoongi tomaba su matutino café —si, él podría beber sangre pero tenía un cierto gusto por el café— está vez el tritón apareció sonriente en su puerta, abriéndola como si nada y entrando con una sonrisa.

Yoongi lo inspeccionaba mirándolo con sus ojos entre cerrados. Al menos portaba su camisa blanca que le quedaba holgada.

Jimin ayer había estado hasta la tarde en su cabaña solo hablando con él, si se le pudiera llamar conversación porque Yoongi solo había resolvió su duda de lo que era un vampiro, mientras el chico se deshacía en habladuría que a Min no le importaba, pero fue entretenido y una buena distracción para pasar su primer día en la isla.

Estaba pensando seriamente porqué su puerta no tenía una cerradura ni una llave para cerrar, al parecer su primo al pensar que solo estaría él en la isla no había tenido la necesidad de una pedir una cerradura y ahora maldecía a NamJoon.

Claro que podría trabar la puerta, pero parte de él simplemente lo dejó pasar.

—¿Quién te dijo que también podrías venir hoy? —le dijo con cierto tono monótono.

—Yo —le dió esa acostumbrada sonrisa inocente. Jimin se sentó en el sillón al lado del vampiro que tomaba solo su café y que lo miraba con una ceja alzada.

—¿Qué estás bebiendo? Ayer también ví que estabas tomando esa cosa negra ¿No es malo? —preguntó ladeando su cabeza.

Yoongi entendía que Jimin era ignorante en algunas cosas.

—¿No habías dicho ayer que hubo un tiempo que te mezclaste con los humanos? —Yoongi aplanó sus labios cuando los ojos celestes de Jimin brillaron.

—Si me escuchaste ayer —se maravilló el tritón, aunque Yoongi creyera que Jimin era ingenuo e inocente, ciertamente él chico no era para nada tonto, sabía analizar a las personas.

Lo que una pequeña parte en Yoongi picaba en curiosidad, pero lo suprimió.

—Es café —dijo sin negar lo que había dicho Jimin. El de ojos celestes sonrió, aunque una capa de curiosidad lo embargó.

—Había visto esa bebida antes, pero nunca la he probado ¿Me das? —preguntó curioso olfateando aquel olor que desprendía el café.

Parecía un gatito moviendo su nariz así.

—No -dijo lacónicamente.

— Pero... ¿Por favor? —intentó de nuevo. Jimin había visto antes que los humanos cuando decían esa frase eran escuchados positivamente, así que él la usaba cuando el vampiro se negaba a una petición suya como ahora. Lo había usado cuando quería tocar sus colmillos y ahora.

Aunque la primera vez que lo usó no le había dado una respuesta como esperaba.

Pero la expresión de Yoongi se volvió pellizcada y Jimin batió sus pestañas lentamente. Ésta vez un músculo de crispó en la mandíbula del vampiro.

Cuando Yoongi le dió una taza, Jimin se sintió feliz y contento.

—Gracias —le dijo y le dió una hermosa sonrisa con sus ojitos celestes, Yoongi solo lo miró fijamente, siempre hacia eso cuando el tritón sonreía— ¡Quema! —Jimin sacó su lengüita, para luego hacer un puchero y mirar recelosamente el café.

—Te dije que estaba caliente, debes soplarlo —el tritón lo miró con sus ojitos entrecerrados— No me dijiste —lo miró desconfiado para diversión interna de Yoongi.

Cuando Jimin está vez lo tomó después de soplar delicadamente la taza, y bebió su contenido, hizo una mueca graciosa cuando dió un sorbo.

Yoongi lo miraba fijamente para su disgusto, pero había algo en ese ser que no podía apartar su mirada por más que quisiera; había visto sus cejas levemente juntas, su nariz de botón, sus labios abultados rojos soplar lentamente el café y sus manitos —que no deberías ser tiernas, maldita sea— sujetar delicadamente la taza como si temiera dejarla caer. No debía ser tan consciente de cada una de sus expresiones pero era difícil no verlo cuando parecía un ser tan puro.

Yoongi quería corromper a ese ser tan ridículamente tierno y bonito. Joder, sus pensamientos con ese chico acuático lo enfermaban.

—Amargo... —Jimin sacó su lengüita queriendo ahuyentar el sabor

Yoongi solo desvío su mirada no queriendo pensar en aquella rosada boquita obscenamente con labios abultados y esa lengüita rosada sobre su polla; recorriendo inexpertamente su longitud y él follando esa boca como un agujero húmedo.

Infierno bendito.

No debía pensar así, joder. Pero esa atracción y esa tensión entre ellos pulsaba como una bomba con un cronometro que pronto podría estallar y llevarse su autocontrol para hacerle cosas sucias a ese ser que se veía tan angelical y obscenamente bonito.

Sus tipos ni siquiera eran bonitos e inocentes, casi podía sentirse como un pedófilo queriendo corromper a un niño. Excepto que Jimin no era un niño, era un joven tritón que parecía tener una gran curiosidad por él y una fascinación rara e ingenua.

—A mí me gusta así —le dijo tardíamente, parecía que había estado en sus pensamientos por algunos minutos— A mí no, me gusta lo dulce —hizo un puchero— aunque los peces no son dulces, hay algunas frutas que si, me gusta comerlas cuando no quiero pescado —le explicó con una sonrisa, como si Yoongi le hubiera pedido una explicación cuando no era así.

Pero Jimin así era, a él le gustaba hablar y solo sentir la mirada de Yoongi en él. Le gustaba que le prestará atención, no era por vanidad, solo una necesidad de que lo viera, a él, solo a él. Le gustaba que el vampiro le prestara atención.

—Puedes echarle azúcar —Jimin lo miró con sus ojitos brillando, otra vez esa expresión pellizcada en el vampiro apareció.

—¿Y con eso sabe dulce? —preguntó ansioso, el vampiro solo asintió y Jimin lo miró con una sonrisa— ¿De verdad? ¿Dónde está? —Yoongi solo le señaló un recipiente en la tabla de la cocina con malhumor, como si parte de él le irritaba complacer en algo a Jimin, pero otra parte estaba satisfecha.

—¡Oh! Así me gusta más —le sonrió esta vez tomando todo el café con sus manitos.

Yoongi quería decir que no le prestó la mínima atención, que ni siquiera lo miró, pero sería una mentira.

Internamente se preguntaba si estaba bien en darle café a un tritón que ya parecía tan hiperactivo.


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Jimin se sentía ansioso y muy juguetón. Había querido que él y Yoongi fueran a la playa, pero este se había negado tan rotundamente que lo hizo hacer pucheros y quejarse. Pero al menos ahora estaban afuera de la cabaña, aunque solo en la entrada de madera que era un pasillo a lo largo del frente de la cabaña donde Yoongi estaba leyendo un libro en una mecedora como le había dicho. El vampiro se había puesto unos lentes que ciertamente le quedaban de maravilla, se veía sexi y más varonil, por lo que a cada rato Jimin volteaba a verlo mientras mecía sus pies sobre el suelo de madera que estaba un poco elevado de la tierra de la isla.

—¿Qué tanto miras? —la voz grave de Yoongi solo hizo que Jimin sonriera.

—Solo me preguntaba... ¿Por qué siempre pareces estar tenso? Incluso ahora —el tritón había visto como había cierta tensión acumulada en todo el ser de Yoongi, aunque ésta a veces se disparaba cuando algo parecía temblar en él.

—No estoy... —Yoongi juntó sus cejas, para bajar el libro que leía y mirarlo fijamente sobre las gafas, con aquellos ojos grises profundo— Solo me gusta estar en alerta por cualquier cosa.

Jimin lo miró confundido.

—No tienes que estar así ¿Sabes? Es seguro, aquí nadie viene —dijo con cierto tono extraño y melancólico casi, Yoongi notó como el lenguaje corporal del tritón decaía, como si recordara algo que le traía mal.

Una sensación extraña invadió a Yoongi y eso lo irritó. No iba a consolar al tritón, no lo haría, él no le interesaba esa mierda.

—Por eso me gusta, aquí es tranquilo y no es peligroso —sonrió levemente a Yoongi.

El vampiro tenía una expresión pellizcada en su cara.

Joder, no sonrías así...

Ambos se quedaron en silencio, dejando que la brisa fresca y salada los arrullara, era de tarde, él sol ya se estaba metiendo y quizás era hora de que el tritón se fuera. Pero Jimin no se movió ni Yoongi tampoco, solo disfrutaban del silencio.

No debería ser tan cómodo, claro que no. Mierda que no debía sentirse cómodo con el tritón. Joder no. Es lo que Yoongi pensaba mirando el perfíl delicado de Jimin.

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Era otro día. Habían pasado ya unos días desde que Yoongi había llegado a la isla. Y ciertamente se encontraba entre irritado por tener al tritón pisandole los talones porque no dejaba de buscarlo y cuando Yoongi no tenía humor para él y le cerraba la puerta en la cara o a veces le decía que se largara a nadar, Jimin no le hacía caso, parecía rotar siempre en su dirección.

Aunque había una parte satisfecha al tener la atención del ser acuático, a veces lo frustraba. Y más porque la tensión y esa atracción cada vez se alimentaba más.

Tanto que ahora se había dejado convencer por el extraño tritón de llevarlo a la playa. Aunque Yoongi solo estaba sentado debajo de unas palmeras que le hacía sombra con una silla de madera para playa. Se encontraba leyendo un nuevo libro, siempre había tenido ese hobbie en la lectura, además que a veces por puro morbo personal le gustaba leer libros de vampiros escritos por humanos y mofarse internamente de las absurdas ideas que ellos tenían de su especie.

A lo lejos escuchaba los chapoteos que hacía Jimin al estar nadando en el mar con su larga e iridiscente cola ópalo que parecía reflejar la luz, brillaba de forma que parecía tan atractiva y etérea. En aquella forma Jimin ciertamente se veía como algo irreal, si no fuera como los mismos ojos analizadores de Yoongi estuvieran presenciando esa escena, nunca se creería una imagen así.

Cuando los chapoteos terminaron, sintió esa presencia cálida y suave más cerca. Para su condena y frustración cada vez era más conciente de la presencia de Jimin.

Los pasos se detuvieron, aún así Yoongi no se inmutó y siguió leyendo o eso trató, pero desgraciadamente el tritón era una gran distracción cuando se encontraba tan cerca. Sin siquiera verlo sabía la imagen que Jimin le mostraba y por eso mismo mantenía su vista en los párrafos del libro; el tritón estaba mojado, con las gotas deslizándose por su cabellos y su firme cuerpo, desnudo y todo bonito mirándolo.

Jodido santo infierno.

Esa imagen que estaba en su cabeza estaba mal, no debería siquiera imaginarlo. Le estaba irritando en demasía.

—¡Yoongi, mírame! -—l tritón parecía siempre querer su atención, cosa que a veces le gustaba satisfacer a Jimin pero algunas veces no, como ahora. No quería verlo joder, con esa imágen de él ahora no.

—Camisa —dijo lacónicamente, y sintió como Jimin pisoteaba la arena para hacerle caso.

Eso era otra cosa, el tritón parecía siempre querer satisfacerlo y por ende seguía sus órdenes. Pero no era siempre, cuando Jimin quería algo era demasiado testarudo pese a lo que él decía. Una mierda acuática que a veces usaba sus encantos.

Maldita sea, él era un Min, no se dejaba llevar solo por una mirada con esas largas pestañas y esa expresión de cachorrito indefenso. Joder que no, él no iba a dejarse llevar por un chico acuático bonito que le hacía ojitos.

—¿Ya me vas a mirar? —ahí Yoongi alzó su mirada para verlo fijamente, aquellos ojos celestes no debería ser tan entrañables para él, joder que no.

—Tritón caprichoso —pero Jimin solo le sonrió para lanzarse encima de él sin importarle. Yoongi se puso rígido.

No era la primera vez que el tritón le saltaba, joder que no lo era, desde ayer que estaba más que ensimoso y pegajoso con él, parecía alguien hambriento de contacto.

No debería permitirlo, claro que no. Yoongi no hizo nada por detener ese contacto.

—¿Qué crees que haces?

—Estoy encima de ti —le respondió cantarín moviéndose buscando una posición cómoda.

Los bruscos movimientos encima de él rozaban con la entre pierna de Yoongi que cada vez se tensaba. Así que suspirando y sin pensar, solamente tomó al tritón de la cintura con ambos brazos, lo alzó y lo dejo de lado en su regazo. Jimin estaba quieto hasta que pareció relajarse y acurrucarse.

Un músculo pulsó en la mandíbula de Yoongi, quien solo miraba las olas del mar chocar contra la arena.

Oh, por un maldito infierno santo.

"¿Qué estás haciendo Min Yoongi?" Le preguntaba su consciencia.

No tengo ni puta idea. Fue lo que se respondió mientras dejaba descansar el cuerpo del tritón en su regazo. Pero se odió más cuando sus músculos parecieron relajarse y esa tensión cada vez se disipaba más.

Joder, esto no debería ser tan malditamente bueno, no era correcto, claro que no, era inaudito. Aunque se sintiera cómodo y correcto.

—Ya no estás tenso—tatarateó Jimin con una sonrisa, él estaba tan feliz, había una felicidad en su pecho y una calidez que lo atravesaba. Aquellos brazos rodeándolo, ese calor que sentía, se sentía tan cómodo en el regazo del vampiro... Nunca se sintió tan reconfortado como ahora.

Se sentía...en casa. Era tan correcto que lo abrumaba con tantas sensaciones colisionando en su pecho, como si hubiera descubierto su lugar favorito en el mundo.

—Cállate —aunque Yoongi hubiera usado un tono duro, no se sentía así, entre sus brazos se sentía familiar y cálido.

Jimin había encontrado su lugar favorito.

El vampiro solo miraba el mar con el ser acuático en sus brazos con una mirada en blanco, con un sentimiento desconocido en su ser. Pero se permitió eso, solo por un rato, después podría echarle la culpa a ese tritón con sus ridículos ojos celestes que lo hacía ser tan irritante y molesto.

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Bueno, ¿Que tal les pareció el capítulo? Ciertamente aún tengo dudas y no me convence mucho, pero así lo dejé 😅


Dedicado a Lahijade_Min_Yoonji
Gracias por tus comentarios, linda💗

Gracias por leer🧜🏻‍♂️🧛🏻❤️

-Luna🌙

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