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Capítulo 3

—Tal vez debería ir a buscar algunas frutas... —el ser acuático hizo un puchero.

Había terminado de comer su desayuno; el cual consistía solo de sardinas. Además, había Sido difícil cazarlas, éstas eran muy resbaladizas y rápidas. Por suerte sus garras servían de algo, aunque casi no las usaba a menos que fuera a cazar si comida o intentar defenderse de un depredador.

Y pensando en eso suspiró cuando recordó el episodio de hace unos días. Su encuentro con un tiburón tigre no había sido nada gratificante, con trabajo pudo deshacerse de él, había tenido que nadar demasiado y varias veces se había estrellado con algún salmón o tortuga en el camino. Por suerte había una zona llena de algas y había logrado despistar al depredador que iba tras su carne de tritón.

Pero eso no hubiera pasado si los cambiaformas que habían estado construyendo una casa en su Isla, no hubieran estado en primer lugar. Se supone que ese era su lugar, ahí no había ninguna bestia que quisiera comérselo o luchar con él. Jimin no era nada bueno enfrentando a los depredadores, pero se sabía defender, había tenido que aprender a la mala. La vida marítima era agitada y no era para nada un paraíso. Pero los arrecifes valían la pena y algunos lugares ocultos en las profundidades también.

Al menos ahora no había nadie en su tierra, por lo menos hasta ahora. Así que siendo sincero consigo mismo, no sabía bien lo que diría cuando llegaran a ocupar su isla, pero estaba seguro que la defendería, porque él la había encontrado y por lo tanto era suya.

Intentado despejar su mente, mejor fue a la superficie, pero antes de poder llegar algo lo frenó. Su instinto le decía que no se acercara mucho, por lo que haciendo caso de este —ya que nunca lo había defraudado— fue hasta las rocas que había usado con anterioridad cuando a veces vigilaba en las noches a los cambiaformas destructores de hábitats.

Aunque hubieran construído algo, no estaba bien, habían dañado su tierra. Estaba bonita antes, pero ahora había una casa de madera —que a regañadientes tuvo que aceptar que era bonita— y varios árboles habían Sido talados para poder hacer el espacio para esa construcción.

Pero no había podido hacer nada. No confiaba en los cambiaformas, eran seres tramposos y engañosos. Su experiencia con ellos no había sido nada linda, pero en ese entonces era mucho más ingenuo e inocente que ahora. Porque Jimin no era inocente, para nada, podía dar esa impresión pero no lo era, solo era muy ingenuo en ocasiones e ignorante en otras.

Tampoco es que alguien le haya explicado a fondo sobre la superficie en realidad, solo sabía lo básico del mundo humano y cambiaforma, pero casi no se acercaba a esas tierras a menos que su curiosidad por una aventura fuera mayor.

Mirando con sus ojitos con largas pestañas empañadas con agua y ocultando su cola, visualizó la Isla a unos metros, las rocas siempre podían ocultarlo bien. A la distancia pudo ver a dos hombres, no eran cambiaformas, eran los que habían venido primero.

Un brillo lleno de curiosidad y incertidumbre apareció en los ojitos celestes del ser acuático.

"¿Ellos son los que se mudaran a mi isla?" Pensó juntando sus cejas, no le agrada la idea, aún tenía que defender su territorio.

Suspirando se dió fuerzas para lo que había estado rondando en sus pensamientos desde hace dos días que los  constructores —destructores para Jimin— se fueron; Intentar hablar con los dos seres y que se fueran de su Isla o defender su territorio a como fuera posible. No tenía entusiasmo por la segunda, así que por ahora con la primera opción podía probar.

Al parecer se había quedado bastante tiempo en la misma posición, así que mejor decidió ir allá antes de que se arrepintiera.

Cuando llegó y tocó arena se transformó en su forma humana. Intentando no llamar la atención fue por la parte de atrás, conocía el terreno —La isla era grande pero no exageradamente, y en la parte trasera había más árboles—, por lo que trataba de ocultarse y fusionarse con los árboles, fue poco a poco acercándose hasta ya estar cerca de la casa de madera.

Oh, por Poseidón.

Era ridículo como intentaba ocultarse, él no era un intruso ni un invasor ¡Era el dueño de la Isla! ¡Él la había encontrado! No tenía porqué estar tan nervioso. Ni tampoco tenía que sentir tanta curiosidad por el vampiro de crueles y fríos ojos grises. Pero vamos, era inevitable.

Mientras debatía consigo mismo, pudo visualizar una ventana. La miró fijamente mientras se ocultaba en los arbustos que estaban en frente de ella, solo sus ojitos miraban entre las hojas. De pronto la puerta en aquella habitación donde la ventana estaba puesta había entrado aquel Vampiro imponente y de ojos grises.

Jimin se mordió el labio inferior, mientras otra vez el éxtasis que había sentido la primera vez que los había mirado se desplazaba por todo su ser. Un pequeño suspiró dejó su boca sin ser consciente.

Vió que parecía hablar con una mujer, era bonita y rubia, no podía decir más. Ladeando su cabeza miró todo el intercambio hasta que el hombre pareció ocultar su cabeza en el cuello de la mujer. No podía ver bien por el ángulo en que estaban, ya que le daba la espalda.

Una rara sensación se instaló en su estómago, hasta que el hombre pareció limpiarse la boca y gritar. No había entendido bien Jimin a pesar de su increíble capacidad auditiva, estaba más ensimismado con la figura del hombre.

Había un poder contenido en él, muchas emociones en él hasta que quedaron encerradas por una barrera. Al menos es lo que pudo percibir Jimin, su don de la sensibilidad estaba más que funcionando.

Pero de pronto, mirando la escena ante sus ojos, pareció que el ser de ojos grises se tensaba e irradiaba un aura intimidante y descontrolada. Esa fuerza contenida parecía devastadora, esas emociones enjauladas parecían buscar salida. Un poder letal parecía latir, pero eso fue lo único que pudo comprender Jimin.

Porque cuando la mujer se subió aquel vestido corto dejando a la vista su trasero y ponerse en el escritorio el tritón solo pudo parpadear tres veces sin entender. Hasta que el hombre pareció hundirse en ella. Ahí Jimin no pudo dejar de ver.

Una corriente de sensaciones viajando por todo su cuerpo, una sensación pesada en su estómago, pero sus ojos se deleitaban con la vista.

"¿Están reproduciéndose?" Se preguntó, pero un pellizco en su pecho lo trajo de sus pensamientos.

Un fuego yendo de las plantas de sus pies, pasando su columna vertebral y yendo a su rostro le sacó un ruidito. No podía apartar sus ojos de la escena. Se sentía caliente, sentía que había un fuego en su interior despertando. Un pequeño tirón en su miembro lo hizo mirar hacia abajo confundido. Pero otra vez mirando la escena ante sus ojos, le fue inevitable no tocar el lugar, su dedo recorriendo desde el glande dónde la punta brillaba rojiza, palpitante y con unas gotitas blancas.

Eso nunca le había pasado. Pero se sentía caliente, sentía que había un fuego y el hormigueo en su piel que parecía hipersensible. Sus mejillas estaban rojas, las podía sentir calientes, su pesada respiración y su vidriosa mirada no se despejaba de lo que veía.

Era obsceno y nuevo. Ver una escena coital lo llevó a por primera vez a experimentar la vergüenza. Pero ni siquiera veía a la mujer, solo podía fijar su vista en aquella ancha espalda. En aquel cuerpo fuerte y por un momento se imaginó tomando el lugar de la mujer, siendo tocado por esas manos venosas.

Su mano ahora tocaba y palpaba su miembro erecto, el tritón por primera vez experimentó una reacción natural, una erección. No sabía bien que estaba haciendo pero cuando tomó su falo, masajeó la punta con sus yemas, arrastrando las gotitas blancas. Sus ojos estaban vidriosos, su boca se abría en un ángulo obsceno dejando salir leves ruiditos. Miró aquella ancha espalda, aquel ser que tenía una fuerza casi salvaje y contenida, esa manos venosas y pálidas. Jimin podía sentir tantas sensaciones colisionando entre si, aquella abrumadora bruma de neblina, sus ojos vidriosos y empañados, sus movimientos torpes en su polla mientras llevaba su otra mano desocupada a su pezón en un acto instintivo dando un leve pellizco. Su visión se nubló, su corazón latía acelerado. La bruma del placer fue intensa y arrasadora, sus gemidos apenas siendo audibles, con sus jadeos haciendo sintonía.

Aquel éxtasis, ese calor recorriendo los lugares correctos, aquella sensación embriagante pero a la vez sentía que faltaba algo. Aún cuando se recuperó de la neblina de su primer orgasmo, con sus ojos vidriosos y piernas débiles se fue de ahí.

Echando una última mirada a la escena, para ver cómo el vampiro se acomodaba su ropa botando algo.

Jimin se sumergió al mar nuevamente, tratando de enfriar su caliente y desecho ser, pero aún en el agua, sentía un tirón hacia la Isla. Quería regresar, sentía esa atracción jalando de él, esa sensación de regresar y encontrar.

Algo está pasando con él, pero no comprendía bien, pero debía averiguarlo. Aún se sentía algo débil, por lo que se recostó por un momento en la arena donde se encontraba el arrecife.

Después de un tiempo se encontró volviendo a la superficie. A lo lejos pudo visualizar al hombre parado en la arena. Esa atracción que lo arrastraba más cerca del ser era nueva, cada vez la brecha entre sus distancias se acortaba.

Se quedó por un momento fascinado cuando la que parecía una impenetrable mirada lo vió. A él, a Jimin.

El destello rojo en sus ojos no fue pasado por alto por el tritón.

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—¿Quién eres?

—Así que eres tú —susurró en cambio, un músculo se crispó en la cara perfilada del ser pálido— He preguntado ¿Quién eres? ¿Quién te mandó?

—¿Por qué? ¿Te gustaría saberlo? —la cara llena de coquetería y a la vez dulzura hizo que el cuerpo del más alto se tensara.

Jesús Jodido Cristo.

Los ojos de Yoongi brillaron de un color escarlata por un momento hasta que éste pudo controlarlo y exhalar con brusquedad. Al contrario de lo que pensaba, sus ojos volvieron a su color y no hubo nada más allá. Pero la visión de aquel chico que lo miraba fijamente se podía denominar como; Fascinada.

Jodidamente eso no estaba bien, pocos hombres podían mirarlo a la cara. Todos siempre evitaban su contacto visual como la peste, porque su mirada era demasiado fría e intensa para poder soportarla. Eso era lo que había escuchado y Min estaba bien con ello. Debía demostrar su dominio en todos los ámbitos que hubieran.

Pero aquellos ojos celestes no parecían eludir su mirada, solo parecían acercarse cada vez más con una mirada fija en ellos. Era jodidamente desconcertante.

¿Quién demonios era? ¿Y por qué estaba en su Isla privada? ¿Alguien lo había mandado?

Min no lograba hallar una forma de que aquel hombre estuviera ahí. No había visto ningún barco, ni un bote y estaba seguro que estaba solo.

—Pequeña mierda, no te creas tanto.

El aire en la atmósfera entre ellos cada vez se espesaba en un anhelo de la cercanía. Había algo tirando cada vez más. Más cerca, más, más.

—¿Qué demonios? —Yoongi se encontró diciendo cuando se dió cuenta que estaba solo a dos pasos de distancia de chico de cabello extrañamente entre azul y turquesa.

No sabía que se había acercado tanto, su autocontrol cada vez parecía jugarle más en contra. Intentado serenarse se encontró exhalando.

Control. Él estaba en control, no era ningún animal, ni un simple ser humano, era un hombre. Maldición, era el vampiro más fuerte y temido por la población vampirezca. Era Min Yoongi, jodidamente debía controlarse.

—Es lo que yo debería decir —Jimin le respondió encontrando su voz, aún parecía algo perdido en su mirada, así que Min cortó la intensa batalla de miradas. Yoongi veía el amplio terreno en busca de algún bote o barco.

No había ninguno, la Isla parecía la misma que cuando había llegado con NamJoon.

—¿Cómo llegaste aquí? ¿Y... Por qué no traes ropa puesta? —apartó la mirada del cuerpo del hombre en frente de él. Yoongi siseó por lo bajo.

Jodido santo infierno

¿Acaso era un chico que había navegado y había quedado atrapado ahí? No era eso, claro que no. Se hubiera dado cuenta cuando NamJoon y él llegaron, pero no había nadie hace unas horas.

Sin embargo, esa misma mirada que lo examinaba es la que había sentido la primera vez que llegó ahí. La misma que hace unas horas había vuelto a posarse en él y la que ahora lo veía.

—No me gusta la ropa —lo escuchó decir. Jimin estaba molesto porque ya no podía ver aquellos ojos grises, así que se impuso en frente del vampiro— ¿Por qué dices eso? ¿Acaso eres una especie de exhibicionista? —lo miró con intensidad, su aura autoritaria que no inmutó al chico, ante la sopresa de Min que no se vió reflejada en su rostro inescrutable.

—¿Qué es exhibicionista? —la pregunta confundida solo cabreó más al vampiro, que tomando del cuello al hombre lo jaló más cerca pero con una pequeña brecha de distancia.

Jimin dejó salir un jadeo sorprendido, de todas las reacciones que esperaba, hasta ahora ésta era algo mejor. En la otra se iban a la batalla directa y no creía salir ganando.

Yoongi mostraba un aura intimidante, dominante y pesada, que solo hizo que el tritón lo mirara con más intensidad, y eso solo irritó más a Min que apretó un poco más el cuello. La respiración le empezó a dificultarse a Jimin.

Ahora que Yoongi lo veía más fijamente y no queriendo que el hombre exhibicionista se desmayara, aflojó su agarré permitiendo que este respirara pero lo mantenía preso por su gran fuerza sobre humana.

El chico, puesto que no parecía tener más que 23 años, tenía rasgos faciales exquisitos, delicados, con una aura inocente y estremecedora. Su boca... Dios, ese arco en sus labios era obsceno, deliciosamente jugoso a la vista; abultados, con un color llamativo rojo que contrastaba con su piel entre blanca y oliva. Tenía pecas y sus pómulos estaban rojos. Sus ojos eran lo que más le atraía; Celestes y brillaban con intensidad, ahora mismo se tornaron vidriosos y algo en él pareció temblar.

Sintió un leve tirón en su miembro que lo irritó, jodidamente no debía excitarse por unos ojitos y cara bonita. Era burdo y absurdo.

—Una oportunidad —le dijo en un siseo, Jimin lo miró sin entender— ¿Quién te mandó?

—...Nadie, estoy...solo —le dijo enfocando su mirada, un músculo pulsó en la mandíbula de Yoongi al ver a esos labios abultados abiertos y esos ojos vidriosos y empañados.

No vió mentira en aquellos ojos y eso lo frustró.

—Nombre —dijo Yoongi tenso— J-Jimin... —el tritón solo sentía aquellas manos venudas y pálidas en su cuello, una sensación extraña recorriendo su cuerpo hizo que un sonidito saliera de su garganta.

Yoongi rápidamente lo soltó, y dejó que el chico respirara. Aunque había aflojado su agarre anteriormente, no significa que no había usado un poco de fuerza.

Viendo con sus ojos escarlata aquellas manchas que su agarre había hecho, que se tornaban moradas en el cuello del chico, sintió cierta parte de él complacida por alguna razón.

Maldito santo infierno.

El chico estaba desnudo aún, su cuerpo delicado y delgado; parecía una muñeca de porcelana. Pero había unos tonos menos claros que otros. Yoongi desvío la mirada. Maldita sea ¿Qué rayos estaba haciendo mirando el cuerpo del chico sin inhibición alguna?

Pero a pesar que se preguntaba eso, el chico parecía no importarle y actuar con naturalidad. Como si el estar desnudo en frente de él fuera normal.

"¿Quién demonios era este chico?" Se preguntó internamente con desconfianza.

—¿Quién eres? —se escuchó volver a decir y aquellos ojitos celestes lo miraron sin entender, el vampiro luchaba por mantener sus ojos fijos en su cara— Soy Jimin —contestó para irritación de Yoongi.

—No eres un humano —los ojitos de Jimin miraron a Yoongi dudoso— Más bien ¿Por qué viniste a mi Isla? Es mía, yo la encontré —el puchero en aquellos obscenos labios no debería ser tan placentero de ver.

Yoongi juró internamente. Se había dado cuenta del cambio de tema y por ahora lo dejaría pasar, pero él no se iba hasta decirle todo a Min.

—Es mía desde el momento que la compré —la ladina mirada altiva, hizo que las cejas de Jimin se juntaran, completamente indignado— ¡No puedes comprarla! ¡Es mía!

—¿Cómo voy a creer eso? No estabas cuando vine la primera vez —el puchero en los labios de Jimin se hizo más profundo. Sus ojitos se suavizaron y una melancolía estremecedora se apoderó de él.

Oh, maldita sea. Ahora sentía que había pateado a un cachorrito abandonado.

—Y-yo... Eso —balbuceó— ¿Ves? Tengo razón —pero la mirada decidida en los ojos celestes le dijo lo terco que era el chico.

—Yo la encontré, este es mi lugar desde hace años. No puedes quitarmelo.

—No tengo tiempo para tratar con un niño testarudo —Yoongi barrió su mirada por el mar— Yo si estaba aquí, estaba en el agua viéndolos —le dijo con convicción.

—¿El agua? ¿Crees que te voy a creer eso? —la mano de Yoongi se puso otra vez en el cuello de Jimin, quien confrontó su mirada con determinación. La mano de Min hormigueaba ante la piel suave y tersa en su brusco tacto.

Rápidamente la volvió a quitar, eso nunca le había sucedido. Mierda, él podía solo usar su poder en ese chiquillo, no necesitaba tocarlo.

Su poder. Bien, por primera vez a Min se le había olvidado que era un Vampiro, él más peligroso del Clan Min y que podía hacer sucumbir hasta a los hombres más fuertes.

Pero este... Ser desvergonzado que mostraba su desnudes como si fuera tan natural como respirar, lo sacaba de sus casillas. Y más que su autocontrol parecía tambalearse a favor del chico.

Oh, por Belcebú.

—¿Por qué no? Estoy diciendo la verdad —preguntó Jimin mirando confundido a el vampiro.

— Explícate —ordenó.

Cada vez que trataba de ver a los ojos a ese chico, su mirada viajaba por su delicado cuerpo, era inevitable caer en la tentación. Era un jodido fruto prohibido. Además que indecente y un desvergonzado, no sabía lo que era pudor. ¿De qué mierda se podía excitar? Nunca tuvo inclinación por chicos con una belleza exótica y y ridículamente tiernos ¡No era su tipo! Además su personalidad tan... Tan ridícula era inaceptable. Y no sabía aún porqué no había infringido su poder en él.

Yoongi culpaba a lo desenfrenado que era su descontrol. Era lo más lógico. Cuando tenía pleno control de él era más fácil todo, pero simplemente ese desajuste era absurdo.

—Yo los ví desde que llegaron la primera vez. Tú y ese otro hombre —Yoongi se tensó.

—Así que tú eres el que nos espiabas ese día —dijo tensamente— Los observé, no sabía lo que hacían en mi Isla. No pensé que la habías comprado pensando que sería tuya —el chico parecía negarse a cederle el territorio.

—No estás explicando nada —Yoongi lo estudió y el chico hizo un puchero— Los estuve viendo y creo que tú me viste por un segundo o eso me pareció a mi. Me fui y cuando intenté volver a mi Isla ¡Había cambiaformas! estaban destruyendo mi hogar —un sentimiento de resentimiento salió expulsado por la figura delicada de Jimin— No lo destruían, estaban construyendo —aclaró irritado el vampiro.

—Cortaron árboles, eso es destruir —el ser juntó sus cejas frustrado y Yoongi ya se sentía así— No me estás diciendo nada, chico.

—¡Te estoy diciendo la verdad! —explicó y Yoongi negó.

—Ahora me vas a decir quién eres en verdad —la mirada del vampiro se volvió más dura y Jimin lo miró sin saber que más decirle, así que suspiró— Soy un tritón.

Yoongi parpadeó para después mostrarse furioso, una vena pulsaba en su cuello. Mierda, nunca se había sentido tan furioso con alguien, pero ese Niño lo irritaba demasiado con sus explicaciones escasas.

—¿Te estás burlando de mí? —la frialdad de su voz hizo que Jimin se encogiera un poco, aunque aún lo seguía mirando.

—Tú no eres un humano tampoco, ¿Por qué no me creerías? —la voz suave pero a la vez firme de Jimin, hizo que algo en él bajara su temperamento.

—Por que todos saben que los tritones y sirenas se extinguieron hace siglos, al igual que los cambiaformas dragones —le dijo sin intentar negar que no era un humano. Los estrechos ojos del tritón inspeccionaron a Yoongi.

—Entonces...soy el último —la voz suave y nítida del chico lo irritaron más por alguna razón. Incluso su lenguaje corporal irradiaba derrota, como si apenas fuera consciente de ello.

—No creo en cosas que mis ojos no han visto —la mirada decaída de Jimin se tornó estaba vez con más determinación.

—Soy un tritón —exclamó renuente.

Yoongi lo miró escéptico.

—Pruebalo

Jimin lo miró con indignación, sin poder creer que él no le creyera. Pero aún así con su mirada levantada y su hermoso cuerpo desnudo a la vista incrédula del hombre tras de él, que lo veía con su rostro impenetrable cruzado de brazos. Jimin tenía dignidad y le comprobaría que él era un tritón.

Así que se dirijió a unas rocas por la arena que conectaban al mar, se subió en ellas mirando por su hombro que el vampiro lo veía.

—Adelante, tritón —Yoongi tenía una mirada sardónica con absoluta desdeñes en su voz. Que solo indignó más a Jimin.

—Si te pruebo que soy un tritón, la Isla entonces será mía. De todas maneras es mía ¡Yo la encontré!

—No hago tratos con exhibicionistas —Yoongi lo siguió mirando fijamente, algo que parecía hacer bien.

—¡Soy un tritón!

—Adelante entonces —dijo Yoongi con incredulidad— Pero si te ahogas, ni creas que iré a rescatarte.

—Lo más seguro es que sea al revés —la sonrisa de Jimin continúo aún cuando se tiraba al mar.

—Pequeña mierda pervertida —Yoongi miró donde el chico parecía haberse tirado.

Algo en él picaba incómodo, ya había pasado todo un minuto y el maldito chico no salía del agua.

Bien por él, podría ahogarse y le resultaría un problema menos. Aunque un músculo irritado en su mandíbula pulsaba tenso.

Así que dando la vuelta emprendió camino.

Hasta que escuchó un chapoteo y enseguida una voz que ahora pensaba que sería difícil de olvidar.

Oh, por un jodido demonio.

¿A dónde vas? ¿No querías que te lo demostrara?

Y ante él estaba la imagen más  surrealista que había podido ver en su vida. Joder, era real, parecía demasiado real. Aquel chico con la mitad de su cuerpo para abajo sobresalía una cola, que era muy difícil de no ver. Incluso así parecía más que etérea su belleza y podía entender su personalidad... Tan exótica.

Inhalando y exhalando suavemente, se tranquilizó ante la impactante imagen que veían sus retinas.

—Bien, probaste tu punto —le dijo cruzado de brazos, su rostro igual de gélido. Pero sus ojos brillaban con leves destellos de rojo carmín.

El ser acuático lo miró con un puchero, con su vista fija en él. Y Yoongi se preguntó qué si por ser tritón es que parecía inmune a su mirada, aunque era absurdo. Todas las especies que había podido conocer, en todas su mirada intimidaba.

¿Entonces por qué a ese tritón no? No lo sabía, y mierda que le irritaba.

Ni siquiera estaba seguro de cuántas maldiciones había estado diciendo desde que aquel ser se acercó a él. Y eso era malo, Yoongi no se dejaba llevar nunca por sus emociones, era realmente difícil que él dijera groserías. Pero oh maldito Dios, este chico mitad pez parecía llevarse su autocontrol.

—¡Soy un tritón! —le dijo el ser mientras se acercaba a las rocas con las que anteriormente había saldo, se había sentado en ellas con su gran cola mirando al vampiro— Claramente lo eres ¿Y?

Jimin parpadeó cinco veces antes de hacer un puchero y suspirar.

—Pensé que te ibas a sorprender —dijo honestamente con su mirada en su cola que parecía brillar ante la luz del sol, que por cierto, comenzaba a molestar a Yoongi.

—Puedes ser un tritón, ya lo acepte, punto. No hay necesidad de hacer tanto drama —Yoongi inhaló, mientras el ser acuático solo lo veía fijamente con aquellos ojos celestes hipnotizantes— Tú no eres un humano... Tus ojos son de color rojo ahora —señaló Jimin mirando fijamente con sus ojitos brillando. Había cierta fascinación y admiración en su voz que hizo que algo en Min pulsara.

Maldito desajuste que tenía, joder.

—Esta bien, me gustan tus ojos rojos, pero más los grises —la abierta confesión del ser acuático lo descolocó, pero irónicamente pareció ponerse menos rígido y sus ojos volvieron a la normalidad sin saber— Oh, ahí están —la sonrisa amplía y pura que le brindó lo dejó más que mortificado.

—Vampiro —dijo rígidamente— eso soy.

Y se fue, ante la atenta mirada ladeada de Jimin, que veía con sus ojos brillando al que ahora sabía, era un vampiro.

Mientras Yoongi entraba a la cabaña donde iba a pasar una estadía ahí. Por alguna razón se sentía tan caliente, como si hubiera un fuego en toda su piel.

Necesitaba una ducha, ahora.

Con una toalla en la cadera salió del baño para ir a su pieza. Se sentía aturdido, cansado y tenso. Al menos el calor había bajado, pero esa sensación espesa, ese calor abrumador parecía estar en su interior, a pesar de que por fuera estaba frío.

—Joder...

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El ser acuático se echó en la roca, ya que se encontraba en la cueva llena de joyas que el tritón había podido ir reuniendo. Ese lugar era seguro para dormir y no levantarse asustado por si algún tiburón o otras criaturas peligrosas estuviera vagando por ahí.

Jimin estaba muy interesado en el vampiro, todas las sensaciones que sintió cuando lo vió y la fuerte atracción arrastrándolo era intensa.

“Así que es mi compañero" se dijo internamente con ansiedad y emoción contenida. Su gran cola se mecía a un lado y al otro.

Él podía saberlo, lo sintió en todo su ser. Esa atracción, esa fuerza que lo atraía al ser de ojos escarlata.

Era innegable.

Todo su ser estalló en sensaciones que nunca había sentido. Eso solo podía pasarle a un tritón cuando encontraba a su pareja.

Ahora podía entender porqué no podía despegar sus ojos de él, el porqué su presencia lo afectaba e incluso como su ser reaccionaba de forma instintiva.

Ya antes se le había dicho que en el momento en que encontrara a su pareja, lo sabría. Jimin nunca había entendido esa parte ¿Cómo podría saber quién era esa pareja escogida por el mar y el destino para acompañarlo?

Sin embargo, siempre le habían dicho que el destino y el mar tenían formas para poder hacerle saber tan magnífico suceso.

¿Cómo no ser feliz cuando lo que tantos años anheló apareció justo ante él? ¿Cómo evitar sentir una revolución de emociones cuando ahí en su isla estaba esa persona especial destinada para él?

Jimin sería de aquel vampiro y el vampiro sería de él. Así lo había trazado el mar en sus extensas aguas y el destino mismo con sus hilos infinitos de vida.

Llevando su cola iridiscente hasta su abdomen, así formando la posición de ovillo, se permitió chillar y reír entusiasmado. Oh, claro que estaba feliz. ¡Había encontrado a su compañero! Ese que siempre estaría para él y con quién compartiría toda su vida de tritón.

Lo mejor de todo es que era el ser de bellos ojos grises, aunque se miraban tan fríos y con una muralla firmemente construida, era fascinante la abundancia de sensaciones que sentía con solo mirarlo.

Su cuerpo hormigueaba ante el recordatorio de cada éxtasis que lo había recorrido. No era tonto, su madre le había explicado con seriedad lo que pasaría con él cuando encontrara a su verdadero compañero. Después de todo había Sido muy explícita con su explicación; Los tritones y sirenas solo tenían una pareja única, la verdadera y especial, solo se podían reproducir y enlazar con aquella que el mismo mar les había otorgado. Por ello las bajas en su especie; algunos no eran tan afortunados y vivían toda su vida intentando buscar a su media mitad. Muy pocos podrían tener la suerte de encontrar a su verdadera compañera o compañero.

Por ello la felicidad de Jimin.

Al igual su madre le había explicado que cuando encontrara a su única pareja, debía iniciar un cortejo, aunque nunca le había explicado esa parte muy detalladamente su progenitora. Así que no sabía bien como iniciar uno, no entendía bien como funcionaba, pero esperaba que su compañero de ojos grises si. Aunque Jimin tenía el presentimiento que no lo sabía, porque no lo había tratado muy lindo que digamos, aunque si había notado aquella mirada; deseo y lujuria.

Había cosas que no se podían ocultar. Así que el tritón suponía que estaba bien, al menos su pareja lo desea y eso era bueno, muy bueno. Los de su especie amaban la actividad coital, eran muy activos en esa parte. Aunque sus celos solo eran cada cien años y es donde todas las parejas aprovechaban para reproducirse, aunque la tasa de bebés de su especie era muy baja.

Era lo que su padre le había dicho, ya que en una de las temporadas de celo ellos habían logrado ser bendecidos por un bebé tritón. Sus padres lo quisieron mucho, aunque los de su especie no eran tan apegados a sus hijos. Sus padres fueron diferentes, lo protegieron de todo y lo amaron hasta el último suspiro y burbuja de agua. Los recordaba siempre con cariño, amor y tristeza.

Jimin era el único tritón en todo el mar que quedaba desde la muerte de sus padres. Había pasado años buscando con ellos en cada océano y migrando siempre para encontrar algún rastro de los suyos. No tuvieron éxito y esa búsqueda anhelante llevó a la ruina a sus padres, matandolos y dejándolo sólo. Por lo que Jimin no siguió con la búsqueda y permaneció alejado de las profundidades cuando sus padres murieron. Había logrado llegar a la superficie hace años, vagaba por pequeñas Islas que contraba y fue ahí donde pudo llegar a un puerto humano y dónde realizó su primer cambio.

Ciertamente algunas cosas no quería recordarlas y se estaba saliendo de los que en verdad importaba ahora.

Su compañero de toda la vida y que era el apuesto ser de ojos grises y fríos.

Oh, santos pecesitos.

Jimin aún se estremecía cuando recordaba aquel cuerpo con aquella molesta ropa que obstruía su visión completa del vampiro. Odiaba la ropa, y ahora más porque no había podido apreciar por completo a su pareja.

Intentando controlarse y no sucumbir ante la imagen que ahora su cabecita le imponía de un perfecto cuerpo lechoso. Se obligó a seguir pensando en lo que haría. Ya que, después de todo había encontrado a su verdadero compañero, era un hallazgo inigualable.

Lo había pensando mucho, claro que sí, este tritón podía razonar —aunque se le viera muy despreocupado siempre— y tratar de buscar el camino correcto para llegar a todos los lugares correctos de su pareja y que lo aceptara.

Pero santos moluscos, sabía que no sería fácil. La muralla que el vampiro había construido para si mismo sería difícil de derribar, pero no imposible.

Así que lo más prudente ahora, era no decirle al vampiro que era su pareja verdadera. ¡Dulces calamares! Podría asustarlo si solo llegara como si nada a decirle eso. Y Jimin no se permitía eso, no podía asustar y dejar que su compañero huyera de él.

Oh, la ingenuidad del tritón. Temiendo asustar a un ser que era más imperturbable que un fósil de dinosaurio.

Pero aún así el tritón rezongaba y protestaba en su interior.¡El vampiro es su pareja! ¡Era suyo! Sería suyo, estaba completamente seguro como estaba seguro de ser un tritón.

Dioses del mar, está posesividad no era nada normal en el ser acuático.

Pero por alguna razón ahora no podía pensar que ese vampiro no era suyo, porque lo era. Su pareja verdadera era de él, así como él sería del vampiro. Ambos se pertenecían.

Eso su madre se lo había explicado bien; lo lazos entre las sirenas y tritones eran intensos, podían matar a cualquiera que se atreviera a dañar a su pareja. Ya que los compañero eran una ventaja y a la vez una debilidad. Después de todo, solo se podían unir con un solo compañero o compañera toda su vida. No había más y si su pareja moría, ellos igual —también estaba el rechazo de un compañero que era igual de mortal—. Sus corazones entregados y devotos no soportaban una perdida tan dolorosa de su segunda mitad. Y Jimin lo había visto de primera mano, al haber presenciado ello con su madre. Al menos ella había podido pasar con él dos semanas antes de su partida.

Eso había sido hace demasiado años, Jimin había dejado de contar cuando llegó a los 100 y su primer celo había pasado. Había sido doloroso al no tener una pareja, además había tenido que ocultarse en una cueva porque sus hormonas de tritón en celo atraían a las criaturas marítimas.

Él aún recordaba la historia que él insistía cada noche en sus años con sus padres, y que su madre siempre relataba para él:

Hace muchos, mucho años. Una sirena vivía abucheada y desolada por el extenso mar. Su manada había sido aniquilada y ella estaba sola y vacía.

Un día la sirena decidió adentrarse a las profundidades del mar, sin saber que hacer o dónde ir más. Cierto día había pensado que sería una buena idea vagar por aquella oscuridad que le recordaba a su vida en ese momento. Sin embargo, tal fue su desgracia, que había quedado atrapada en una red que había llegado en aquella parte donde justo pasaba.

Estaba segura que ese sería su fin, la vida de aquella sirena siempre había sido triste y vacía. No había mejor final para una vida tan oscura que morir en la densa negrura.

—¡Mami! Pero la sirena debe vivir.

—Oh, mi lindo Jiminnie. Aún no acaba la historia —dió un leve toque en aquella naricita, mientras él la miraba atento y con un brillo en sus ojitos celestes.

Grande fue su sorpresa que al despertar del desmayo que había tenido mientras intentaba salir de la red, ya no había oscuridad, solo una luz cálida que provenía de una esquina de la cueva en dónde estaba.

Asustada y llena de ansiedad, miró a todos lados. Hasta que logró ver al ser que la observaba con sus profundos ojos de un color amarillo; de un tono que transmitía calor y luz. Al parecer la cálida luz provenía de la cola de tritón que la había rescatado de un final trágico.
Fue luego de unos minutos cuando el tritón de acercó con su gran cola de un color naranja, rojo fusionado con amarillo que se dió cuenta que su propia cola brillaba; de un color cielo brillante, mezclado con blanco y turquesa bajo que contrastaba perfectamente.

La cola de los dos seres se tocaron y brillaron, sus ojos igual lo hacían. Y todas esas sensaciones torrenciales dieron cause a una revelación y una nueva etapa.

Habían encontrado a su pareja de toda la vida. Y tomarían cada gramo de ella para crear un lazo único y especial por mucho tiempo...

—¿Por qué no hay fin? —había preguntado inocentemente cuando su madre se quedó callada y no dijo el acostumbrado "Fin" cuando le contaba algún relato.

—Porque mi pequeño tritón curioso, esa historia aún no ha terminado.

—¿Y cuándo sabré el final? —su madre solo le dió un beso en la frente sin decir nada.

Y solo ahora se había dado cuenta que el final de la historia había sido más triste que en ese tiempo hubiera imaginado. El fin de la historia de sus padres.

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Espero les haya gustado el capítulo, si ven alguna falta de ortografía me dicen, por favor👀

Déjenme su opinión ¿Que les pareció? ¿Se lo esperaban?🧜🏻‍♂️🧛🏻

—Luna🌙


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