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Capítulo 2


Las pisadas rápidas se escuchaban por el pasillo de la gran mansión, mientras que dos figuras se adentraban a la oficina en cuestión, las puertas abriéndose de par en par, ante la fuerza de los poderes del vampiro mayor que iba entrando junto con uno más alto.

—Yoongi, cálmate —la voz seria y a la vez defensiva de NamJoon hizo que un músculo se crispara en la cara del vampiro de cabellos negros.

—Estoy bien —a pesar de que intentaba sonar paciente y sin emoción, su voz sonó demasiado prepotente y con ira contenida.

Se quitó la corbata de su traje con movimientos bruscos, erráticos y desordenados hasta que se la pudo safar por completo y aventar a algún lado de la habitación. Sus músculos se contraían y su pecho parecía subir y bajar con rapidez, sus manos venosas estaban hechas puño, sus nudillos estaban blancos y un poco rojos ante la absurda presión, incluso sus garras habían salido y ante ello se enterraban en sus manos, donde salía sangre ante la fuerte en que las enterraba en sus manos. El dolor era bueno, una distracción para intentar regular lo que sea que le estuviera pasando. Sus colmillos estaban al aire para su desgracia y su respiración era pesada mientras intentaba calmarla.

Control, él tenía el jodido control en su cuerpo y mente.

¿Entonces por qué aún no logras recomponer la postura? La voz de su consciencia lo torturaba de una forma burlona.

Incluso sin mirar su reflejo, estaba más que seguro que no tenía sus ojos grises ante la postura tensa y defensiva de NamJoon. Era absurdo, él no atacaría a nadie y menos a su primo, aunque no ayudaba que prácticamente estuviera en modo ataque, que ante la mínima confrontación podría estallar y sus poderes matar a alguien.

Pero no, él era Min Yoongi, el líder del Clan Min. Era inaceptable su falta de compostura.

—Maldición Yoongi ¿Qué te pasa? Esto no es normal en tí —la voz de su primo lo señalaba frustrado e intentado convencerlo de que le dijera lo que hubiera ocasionado su cambio.

"Si tan sólo supiera, sería más fácil". Pensó irónicamente.

—¡Calláte!... Solo déjame —intentando regular su respiración y a la vez bajando la presión en sus nudillos y manos, fue poco a poco encontrando la "tranquilidad" para volver a tener la compostura de siempre.

Aún se sentía desequilibrado, sentía que había perdido algo pero a la vez encontrado.

Jodido santo infierno

No era nada normal lo que sea que le estuviera pasando, era inaudito que su compostura se hubiera visto comprometida.

Está era la primera vez que le pasaba, ni cuando era solo un niño aprendiendo a controlar sus poderes le había pasado, siempre había Sido bueno en mantenerse a raya y usar sus poderes en los momentos más indicados. Por eso ahora era tan temido y respetado. El miedo hacia él era completamente justificado.

—No tenías que... Descontrolarte solo por las impertinencia de unos cuantos —le dijo cuando Yoongi al menos ya se encontraba un poco más en sí.

Esto estaba mal, demasiado mal. Nunca había visto a Yoongi tan fuera de sí, parecía una persona completamente diferente. Ese no era su primo, esa figura aterradora que había presenciado y reducido a esos arrogantes vampiros a seres inferiores era completamente anormal y terrorífico.

Intentado mostrarse lo más perceptible y menos tenso posible, se fue a sentar a un sillón de la oficina ante la mirada fija de su primo.

—Es solo un desajuste —justificó el vampiro en el escritorio, que al menos parecía más accesible que hace algunos momentos. Pero incluso NamJoon podía ver el desconcierto e incredulidad de Yoongi, lo cual era alarmante. Su primo nunca dejaba pase a las emociones, siempre se mostraba imperturbable y que ahora pareciera confuso era sorprendente y malo, muy malo.

—Ese "desajuste" hará hablar a más de uno —le dijo con seriedad, y un músculo se contrajo en la mandíbula de Yoongi. Si, parecía que lo que sea que le estuviera pasando no podía controlarlo.

—Solo hay que deshacerse de ellos —la voz al menos se mostraba impasible, pero la tensa figura de Yoongi aún no convencía del todo a Nam.

La insensatez no era un rasgo común en Min, por lo que parecía querer ocultar y mantener solo para ellos ese descontrol que parecía estar experimentando.

—No se puede matar a todos, Min —la mirada escéptica de Yoongi lo irritó— No volverá a pasar...

Y claro que no volvería a pasar, era Min Yoongi, el vampiro más poderoso en siglos. Solo había Sido una mala pasada, s, eso debía ser.

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Y por primera vez en mucho tiempo se había equivocado.

Ya un mes había pasado desde que Min había estado teniendo problemas con su desajuste.

El vampiro en el escritorio trataba de destensar su cuerpo, esto ya era completamente anormal. Por más que intentaba e intentaba buscar una solución, lo que sea que le estuviera pasando a él no funcionaba en nada, ni siquiera la meditación. Había mantenido su estado de "falta de compostura" solo para él mismo y  su primo. Si embargo, los arranques de ira y su falta de control cuando en varias juntas no iban bien, había hecho que le temieran más de lo que hacían.

Pero no era un temor que los mantuviera a raya, era un temor de esos que quieren erradicarse y estaba mal. Eso no debía pasar, no debía pasarle a él.

Oh maldito infierno santo.

Justo hace una hora había sucumbido a su descontrol cuando Choi Siwon le empezó a quejarse sobre el falta de disciplina que tenía en su aquelarre, además de la desorganización y la poca supervisación de Yoongi sobre ello. Y ni que decir cuando tocó aquel tema.

Nadie hacía a Min Yoongi enfadar; pero Choi era como siempre una excepción. Aquel vampiro que solo por tener 400 años se creía el que todo lo sabía. Pero Min Yoongi era la cabeza del clan, ningún vampiro que aún pensara que vivían en la época victoriana era mejor que él.

Así que cuando tocó aquel tema de la crianza de él y su primo, por su tía Kim Shinhye —la cuál fue la madre de NamJoon— alegando que le faltó mano dura y una mejor disciplina para un puesto tan importante como el rango más alto, que era la cabeza del clan. Solo eso bastó para que sus instintos salieran, aunque antes de eso notó a NamJoon ponerse rígido y exudar una aura intimidante. Yoongi no fue mucho mejor, a pesar de que en otras ocasiones que Siwon había sacado el tema se había mantenido impasible y lo había despachado con una frialdad estremecedora. Al parecer en este momento no fue el caso, pues fácilmente ahora podía distinguir el cambio en sus ojos grises a escarlata y sus colmillos creciendo amenazante. No fue consciente de como había inmovilizado a Choi en la silla y casi infringido su control mental, hasta que NamJoon lo tomó del hombro bruscamente.

Al menos su primo había estado ahí para intentar calmarlo o al menos regresarle un poco de consciencia.

Estaba más que seguro que NamJoon lo abordaría con diferentes argumentos, más cuándo se había ido sin decir nada ni mirar a nadie. Su primo lo más seguro es que había intentado excusar su comportamiento, pero eso no garantizaba nada, esos ambiguos vampiros lo crucificarían en críticas de su falta de compostura y diciplina. Pero ahora mismo le valía dos hectáreas de mierda lo que sea que estuvieran diciendo.

Oh maldito Dios.

Ese tipo de pensamientos no era nada normal en él, pero la perdida de su autocontrol y lo que le estuviera pasando no dejaba cabida para lidiar con viejos decrépitos.

Al menos pudo dejar de mortificarse internamente, cuando en efecto, NamJoon no lo decepcionó y apareció en frente de él.

El poder de teletransportación de NamJoon era interesante y le daba un buen uso, aunque a veces su primo se aprovechaba de él y aparecía de repente y sin aviso. Al menos Yoongi conocía su presencia y podía saber cuándo llegaba a él.

—Tenemos que hablar —a juzgar por la mirada cansada e irritante del peliplateado tuvo que ser agotador lidiar con un consejo de vampiros viejos y con cara de culo por dónde se les viera.

Al menos la cara de culo de NamJoon era mejor que la de los viejos vampiros cascarrabias.

—Al parecer ya te has recompuesto si ahora me miras con tú cara impenetrable —suspiró y Yoongi solo apretó su mandíbula—Deja de darle tantas vueltas,  solo dilo y vete —la voz dictatorial de Yoongi hizo que un músculo se crispara en Nam.

—Lo hablamos hace unas semanas cuando volví a sacar el tema contigo, no estás bien y tú autocontrol ahora pende de un hilo —la tensión en los hombros de Min se intensificó y otra vez sintió sus ojos de un color escarlata— No le hables a tu Señor así —la voz gélida pudo reducir a migajas a un hombre cualquiera, pero no a NamJoon.

—Lástima, porque estoy hablando con mi primo no con la cabeza del Clan Min —Yoongi se permitió dejar salir un suspiro y prestar atención a Nam.

—Habla —dijo renuente, pero ahora mismo solo quería una solución para su desajuste. Aunque su orgullo se veía algo herido al tener que depender de NamJoon en esta situación.

—Lo he estado pensando y desde que fuiste a esa Isla tu autocontrol se ha desequilibrado —la seriedad en el tono de NamJoon, solo hizo que Yoongi rodará sus ojos pensando.

Diablos, era cierto, hace un mes había empezado ese desajuste, y todo desde que había estado en la isla y hubiera visto a esos ojos celestes o quién quiera que hubiera estado ahí. Aún Yoongi no podía sacarse de la cabeza aquella presencia nítida pero suave y esos orbes que parecían ver a través de él. Era raro, demasiada coincidencia.

—¿Y piensas qué ir al lugar donde comenzó todo me ayude? —Cuestionó de forma sacarstica, un tono que había ocupado mucho últimamente y que NamJoon decidió ignorar.

—Más bien quedarte puede ser una buena opción, así puedes descubrir lo que sea que esté causando ese desajuste y lo mejor es que sea en un lugar donde nadie te vería —propusó en cambio. A Yoongi claramente no le agrada en nada la idea, no quería dejarle todo a NamJoon por ¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo pasaría para siquiera volver a tener su autocontrol?

Era demasiado incierto y no se sentía cómodo, para nada.

Por otro lado, una parte pequeña, en lo profundo de él parecía estar más que de acuerdo. Y sabía que era la parte que no se había sacado de la cabeza esa borrosa imagen de unos ojitos celestes. Ni siquiera sabía bien si eran de ese color o solo había Sido una alucinación de su entorno.

Pero claro que no era lo último, Min Yoongi nunca tenía alucinaciones y su instinto y poder de percibir las presencias de todo tipo de especies era pulcro y perfecto.

Aunque de nueva cuenta, él había creído que su autocontrol lo era. Ahora mismo dudaba y eso no era bueno, necesitaba ponerle un fin a toda esta absurda situación.

—No vengas a hacerte el terapeuta conmigo —dijo en cambio, su tono monótono e impenetrable.

—No lo digo como uno, lo digo como alguien que se preocupa por ti, bastardo.

—Deja de lado el sentimentalismos, no te queda —NamJoon rodó los ojos— No todos son amargados y con un palo en el trasero —la forma coloquial en que NamJoon a veces se expresaba cuando estaban solos era hilarante.

—Sabes que este "desajuste" como lo llamas, está llamando la atención —continúo con más seriedad en su voz, algo que Yoongi le dió un punto— Estoy seguro que ya están hablando y sabes lo que puede pasar.

¿Si lo sabía? Era más que obvio; sus enemigos e incluso aliados tomarían esta oportunidad única. El descontrol en los poderes de un vampiro tan prestigioso como la cabeza del clan Min era inadmisible. No lo tomarían en serio si se llegarán a enterar, además que el respeto hacía él sería dudoso. Este desequilibrio era completamente intolerable.

Si quería evitar posibles situaciones indeceadas e inoportunas, debía buscar una forma de corregir lo que sea que le estuviera pasando.

—...En tres días —dijo Min con su mandíbula tensa.

—Mañana —dijo en cambio NamJoon ganándose una mirada filosa y gélida por parte del azabache.

—Sabes que es mejor, en una semana Jungkook llega de Rusia, lo mejor es que te vayas cuanto antes.

—Solo quieres que me vaya porque sabes que el chico no estará contento cuando sepa cuanto ha cambiado todo desde que Se fue —NamJoon bufó.

—Es tu culpa, sabes lo que siente Jungkook por Taehyung.

—Yo no alimenté ese amor platico NamJoon, él mismo Taehyung se hizo ilusiones sólo —le dijo con severidad.

—Lo sé, creo que tú parecido a Jungkook  lo hizo poner su atención en ti —ambos se cruzaron de brazos cuando solo hacían al estar a solas.

Yoongi no entendía eso, estaba incrédulo que Jungkook y él se parecieran. Podían tener la misma estatura e incluso la apariencia de una mandíbula perfilada igual, pero no había más coincidencias en ello. Él era menos accesible que Jungkook, las personalidades de ambos eran simplemente abismales de una de la otra.

Aún no entendía ese amor platónico de Taehyung —quien era un cambia formas lobo— a él. Y tampoco le interesaba, no estaba para nada interesado en un niño de 21 años de edad. Simplemente sus tipos no iban con apariencia de inocencia y rostros bonitos.

Sus amantes eran experimentados, hermosos y complacientes. Era un hombre dominante, tenía ese algo por la sumisión, pero se aburría rápido. Nadie duraba más de un mes, tampoco le interesaba una relación a largo plazo.

Solo era entretenimiento y placer.

Aún no entendía a las personas que se quedaban fijas en una pareja.

Pero de nueva cuenta, él era Min Yoongi, nadie merecía estar tanto tiempo a su lado, al menos no en ese ámbito.

—Taehyung está confundido, Jungkook y él han sido inseparables desde que lo encontró —NamJoon asintió ahora sí entendiendo más ante lo igual que le daba la situación a Yoongi.

—Ya tiene 123 años, no es el niño que conocimos hace tiempo —Yoongi sabía que NamJoon veía como un hermanito a Jungkook, y él también lo hacía, pero su primo solía ser muy protector con las personas que quería.

NamJoon y él habían adoptado —si le puede decir así a que a que se lo quedaron— a Jungkook, cuando la madre del mismo falleció, era una de las criadas que servían al Clan Kim, y Kim Shinhye no había tenido corazón para dejar al niño desamparado cuando NamJoon y Yoongi le mostraron al niño llorando la muerte de su madre.

Claramente Nam y Yoongi eran más grandes que Jungkook, además él chico —que también era un vampiro— había resultado entrañable. Y cuando cumplió los 100 años había desarrollado cierto poder a la premonición que había resultado muy ventajoso y útil.

Aunque NamJoon había mostrado mucho más afecto por el chico que él, cierta parte de Yoongi consideraba a Jungkook como familia.

—De todas maneras. Mañana mismo vamos a la isla —le dijo y aunque Yoongi quiso exigirle que era discutible el punto, una presencia tocando la puerta lo calló.

Odiaba que lo interrumpieran.

—Adelante —le dedicó una mirada fija e irritada a NamJoon cuando dió permiso de pasar a su oficina, cuando claramente no era la de su primo.

Pero como hacía últimamente solo se limitó a mirar, no estaba de humor para discutir con su primo.

—Señor Kim —la voz de una mujer que era la secretaria personal de NamJoon se escuchó— Yerin, dije que no quería interrupciones —la voz grave y autoritaria del paliplateado solo se escuchaba cuando debía dirijirse a personas que no eran Yoongi, Jungkook, Taehyung o SeokJin —aunque este último claramente tenía un trato más especial—.

—Lo siento Señor Kim, pero el Señor Choi y los otros grandes señores del consejo quieren hacer otra reunión.

Una vena sobresalía por el cuello de su primo, internamente Yoongi se burlaba.

—Entonces mañana me iré, dejó todo en tus manos Kim —la voz impasible de Yoongi tenía cierto tono burlón que NamJoon pudo ser capaz de percibir y que lo irritó.

Dejándolo con la palabra en la boca salió de su oficina, lo dejó con su secretaria allí.

Parte de Yoongi estaba renuente a irse, pero otra parte que al parecer ahora ganaba al querer terminar con este problema que parecía carcomerlo más y más. Internamente, si era honesto consigo mismo, estaba esa pequeña curiosidad escondida que quería saber si aquellos ojos celestes fueron reales o fue solo una mala visión de su parte.

—Oh Yoongi, ¿Sabes dónde está Nam? —la presencia y aquella figura conocida para Yoongi, hizo que este internamente pusiera una sonrisa astuta.

—En mi oficina —Kim SeokJin, pareja y esposo de su primo lo miraba con atención.

Ellos no tenían una mala relación, solo que Yoongi era algo reservado, pero claramente tenían la confianza para llevarse por su nombre, hace años había llegado a la vida de NamJoon y sin duda ahora parecía haber un aire satisfecho en el peliplateado cuando SeokJin estaba cerca.

La pareja de su primo, Kim SeokJin, era hijo de una ninfa, por lo cual al nacer macho presentó muchos problemas y terminó rondando por todas partes hasta que él y NamJoon se encontraron. Una cursi y asquerosa historia de amor que mucha veces había escuchado cuando Taehyung le pedía a la pareja que le contara.

—Nam se ocupará de las cosas por aquí un tiempo —le dijo, aunque claramente NamJoon le diría los detalles después— Como siempre le dejas todo el trabajo a Nam —rodando los ojos SeokJin puso sus manos en sus caderas.

—Él fue quien lo propuso —negando, Jin asintió— Le iré a dar una mirada ¿Está en tu oficina o en la suya?

—En la mía.

—Tengo serías sospechas de que solo usa la tuya para molestarte.

—No lo dudo —dijo lacónicamente Yoongi, para después internamente mofarse, quería molestar un poco a NamJoon por no dejarle ni siquiera opinar en su ida.

—Está en mi oficina, él y Yerin —internamente estaba satisfecho y más cuando vió las cejas juntas de SeokJin, sabía que Jin odiaba a Yerin, ya que en sus días de apenas conocerse la chica parecía rondar a NamJoon como un tiburón a su presa.

—Entiendo... —Yoongi veía a un Jin celoso que intentaba disimularlo, pero realmente pudo escuchar un bajo "Maldita garrapata pegajosa" cuando pasó por su lado.

A NamJoon no le iría bien, pero se lo merecía por no escuchar su opinión.

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Jimin estaba irritado, molesto, enojado y cualquier sinónimo que tuviera que ver con la primera palabra.

Unas personas, y que esta vez si podía decir con seguridad eran cambiaformas, habían llegado a su Isla. Hacían todo tipo de ruidos que a sus sensibles oídos los torturaba de sobre manera. Parecían estar construyendo algo, había echado una vista cuando dormían los que parecían ser trabajadores, pero desde hace un mes no había podido pisar la arena ni explorar el terreno.

¡Estaba aburrido de solo estar siempre en el mar! Incluso había hecho una exploración más profundo, pero sus miedos de encontrarse a alguna bestia y que lo matara era mayor. Estaba consciente que podría ser algún trauma causado al haber presenciado la desagradable muerte su padre, no era estúpido, podría ser un tritón pero sabía sumar uno más uno, pero aunque hubieran pasado tantos años, su memoria seguía fresca en aquel día. Aunque tampoco le daba tantas vueltas, lo que había pasado no se podría alterar así que no había mucho que hacer, lo había aceptado hace ya mucho tiempo. Aunque a veces el miedo y la incertidumbre siempre rondaba.

El mar no era un juego, sobrevivir en él era una tarea diaria y difícil de mantener.

Al menos ahora había logrado distraerse jugando con los peces del arrecife y yendo a un barco hundido que tenía muchos tesoros. Las joyas eran bonitas, pero el oro no, era feo y solo tenía un color. No como las bonitas piedras de diversos colores y algunas que otras joyas bonitas.

Tenía una cuevita que había denominado como propia y que bloqueaba con una piedra. Ahí ocultaba sus descubrimientos de manera recelosa y a la vez mantenía una diversa colección de piedras de muchos colores.

Jimin no sabía que eran piedras preciosas y que valían una fortuna. Él solo sabía que eran lindas y bonitas.

En algunas cosas el tritón podría ser muy ignorante.

La belleza en el fondo del mar era algo que nunca dejaría de cautivar a Jimin, pero si le permiten decir a otra persona, la verdadera belleza en el mar era el mismo tritón.

Aquel bello ser era simplemente etéreo, sus cabellos verdosos y entre azulados eran largos hasta sus hombros, a Jimin le gustaba así, aunque a veces se los cortaba. Sus labios eran voluminosos y rosados; su piel era pálida pero se volvía algo tostada cuando se asoleaba en la playa para agarrar color; sus ojos destacaban en un bello color celeste con algunos vasajos blanquecinos. Podías ver las nubes y el cielo en ellos.

Su aleta era un placer para la vista; era de color Ópalo iridiscente, blanco translúcido, y que a veces se tornaba entre rosa y otros colores cuando el sol le daba. Si cola era majestuosa, mostraba pureza y los colores entre ellas eran variados, a veces el rosa se mostraba orgulloso en un tono más suave e intenso, mientras a veces el azul parecía fundirse con el blanco dejando una fusión entre ellos para después el rosa unirse y mezclarse.

Era un ser etéreo, puro y delicado.

Alguien con tal belleza no debería ser mirado con codicia, no debía ser admirado por nadie, porque nadie lo merecía. Por esa hermosura exótica y casi irreal, cuando muchos años atrás había salido al mundo exterior, se vió comprometida en diferentes peligros.

Con su oído subdesarrollado, al ser al parecer de mañana, se dió cuenta que ya no había ningún ruido. Así que con la curiosidad a flor de piel, se vió yendo a la superficie, teniendo cuidado y escondiéndose atrás de las rocas que estaban a unos metros de la Isla.

Efectivamente no había ni un alma ahora, tal vez por la noche se habían ido. Solo podía escuchar los cantos y chillidos de las aves. Así que más animado de volver a su Isla no dudó en ir hacia allá y ver qué era lo que aquellos metamórficos habían hecho en ella.

En frente de la estructura que parecía una casa se quedó quieto, era rara, nunca había visto una así. Esta no parecía especialmente grande pero cuando miró por las ventanas vió un gran espacio; habían cuatro puertas, lo que parecía ser una cocina y una sala.

Lo que lo asustó, si había una casa, también podría haber personas y si eso era... Solo podía significar una cosa; su Isla iba a ser ocupada.

¡Era injusto! Él la había encontrado primero, era suya, no podían quitarsela. Sus ojitos se llenaron de lágrimas de impotencia y tristeza. Ese era su lugar, no podían quitárselo.

Así que debía reclamar a quién quisiera adueñarse de su Isla, pero tampoco es que pudiera hacer mucho, era consciente que no podía dar mucha batalla. Pero si lograba que la batalla de territorio se desplazara al agua, él sería capaz de ganar.

Aunque quizás había una posibilidad de aquel ser de ojos grises y gélidos se mudara a su Isla, podría hacer una excepción y compartirla.

Quizás y solo quizás.

Aún tenía demasiada curiosidad por aquel ser intrigoso, además el cómo su cuerpo reaccionó de una forma que nunca antes había experimentado lo dejaba con dudas y una sed de curiosidad queriendo ser saciada.

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—¿Quedó bien, no? —Kim le sonrió, mientras Yoongi miraba fijamente la cabaña que había mandado a hacer.

—Es aceptable —dijo airadamente, ante la mirada escéptica de su primo.

—Vamos hombre, contraté a los mejores arquitectos para que tú digas "Aceptable" —Min se encogió de hombros, aunque internamente se mofaba del peliplateado.

Debía admitir que tenía algunos gustos excéntricos, esa cabaña solo podía denominarse para él como algo aceptable. Aunque NamJoon se le quedará viendo con los ojos en blanco.

Recorriendo el interior de la cabaña Min asintió conforme, tampoco es que necesitara de tanto, la cabaña cumplía sus requisitos de forma pasable; Contaba con una habitación para él, otra dónde contaba como oficina provisional, un baño lo suficientemente agradable y un cuarto de lavado. La cocina y la sala era lo suficientemente apta para su satisfacción. No era excéntrica ni necesariamente hermosa.

Era lo suficiente para poder vivir aunque sea unos días. No planeaba tampoco tardar demasiado igual, ahora mismo odiaba la idea de quedarse en aquella Isla, pero al menos tenía un teléfono fijo, conectado a una antena satelital, si quisiera contactar a NamJoon o cualquier otra persona. Incluso había una televisión que no había previsto y no creía utilizar pero estaba bien.

Cuando NamJoon se fue no le tomó importancia, aunque estaba irritado que desapareciera de su vista en un instante.

Y cuando volvió aparecer unos minutos después con una humana lo suficiente mayor y sumisa, —ya que mantenía la cabeza gacha y  parecía respirar ansiosamente— no se lo esperó para nada.

Miró a NamJoon con su cara inescrutable pero con una aura amenazante y aterradora que hizo volver pequeña a la humana que estaba unos pasos detrás de ella figura imponente de NamJoon.

—¿Qué es esto? —demandó saber con su voz autoritaria y gélida.

—No has probado sangre en más de 5 meses, me ví en el atrevimiento de buscarte un saco de sangre lo suficientemente apreciable a tus gustos —Yoongi barrió con su mirada a la humana y con sus ojos más fríos que nunca miró a NamJoon con absoluta pesadez.

Incluso su primo pareció dudar, pero aún se imponía con gallarderia.

—No lo pedí —y Nam negó— Sabes perfectamente que eso no es normal, al menos aliméntate.

El humor de Yoongi cada vez se oscurecia más.

—Kim —su tomó era absolutamente dictatorial. Y su aura era inexorable.

—La cabeza del Gran Clan Min no debería dudar al tomar sangre —Cuando un músculo se contrajo en la mandíbula de Min casi, casi sonrió. Sabía que estaba jugando sucio, Yoongi era especialmente susceptible e implacable cuando se trataba de su puesto. No dejaba que nadie dudara en lo que respecta de su absoluto poder y autoridad.

Algo que claramente se le había casi olvidado en el último mes, esa falta de Autocontrol no estaba bien. Por eso mismo se atrevió a llevarle a su primo una humana lo suficientemente adherida a los requisitos de Yoongi cuando se trataba de amantes.

Yoongi por otro lado parecía cada vez más tentado a matar a NamJoon, pero claramente era una insensatez el solo pensarlo. Su mejor aliado a veces se confiaba pero sabía lo que hacía y era bueno tenerlo de su lado. Además era familia, es pequeña parte en lo más dentro de él se lo recordaba siempre que Nam se pasaba de la raya en algo.

Cómo en este momento.

A Min no le importaba en lo más mínimo la opinión de NamJoon en su privacidad. Pero que tocara el tema de su estatus y quisiera dudar de su capacidad era una blasfemia.

Aunque era cierta la parte que no había probado sangre humana desde hace meses, eso no decía absolutamente nada, pero no era normal en él, eso era claro. Y como sabía que NamJoon seguiría insistiendo en el tema solo pasó de largo a su primo y entró a la habitación que al parecer era su oficina provisional. Al menos hasta que su autocontrol no se viera comprometido en situaciones estresantes.

Sus ojos estaban de un color escarlata, era obvio, pero al menos sus garras no habían salido a la luz, aunque sus colmillos estaban a bordo.

Cuando sintió a la humana en la misma habitación, aún su cuerpo se encontraba rígido y tenso.

—Cierra —se escuchó el seguro siendo puesto y se volteó a ver a la figura femenina.

Sus cabellos eran rubios, las curvas estaban bien definidas, un prominente busto, su cuerpo parecía bien estructurado y tenía un vestido que revelaba su cuello y clavículas. Era agradable a la vista, pero lo que más le llamó eran sus ojos, eran azules pero algo en ellos lo irritó. No eran lo suficiente suaves y brillante, tampoco sentía nada al mirarlos.

—Acércate —la mujer ansiosa y con su figura temblorosa acató la orden explícita, mostrando su cuello blanquecino ante el vampiro.

Era claro que le aterraba, pero obviamente se sentía atraída por él.

—Puta —sin decir más clavó sus colmillos ante el jadeo sorprendido de la mujer. Gruñó furioso cuando la sangre llegó a él, sabía asquerosa, para nada agradable pero se obligó a tomarla.

—Largo —dijo cuando tomó la sangre que indiscutiblemente no le supo para nada bien. Su voz era pesada e inescrutable.

Y otra vez lo sintió, aquella presencia suave. Sentía unos ojos en su persona, otra vez sus ojos parecieron reaccionar y mostrarse en un escarlata amenazante que hizo tragar pesado a la mujer que aún seguía en la habitación.

Yoongi tenía un humor tan oscuro ahora mismo.

—Entretenme un poco.

No supo en que momento ya estaba penetrando a la mujer, pero al menos fue un alivio haberse puesto un condón antes. Él estaba completamente vestido y solo la cremallera de sus refinados pantalones estaba abajo y con su polla penetrando a la humana.

Ésta gemía y se deshacía, estaba con sus manos en el escritorio y con su culo al aire siendo penetrada por el vampiro.

Yoongi sintió perder más su autocontrol por alguna razón, ni siquiera era la acción en sí, no le importaba la follada que le estaba dando a la mujer aunque ésta fuera excitante. No lo excitaba para nada, como debería ser, aunque su polla estaba a bordo. Solo buscaba una pequeña liberación o algo. No estaba seguro.

Su rostro se mostraba impasible aunque estuviera penetrando en ella, que a comparación de él, la humana era muy ruidosa.

Su atención estaba más en la presencia que parecía estar fuera en su casa y la mirada en su espalda. Jodidamente no se lo estaba imaginando. Había alguien.

Aunque se había venido y la mujer parecía más que satisfecha, no se inmutó y solo amarró el condón y lo botó en el bote de basura subiéndose su cremallera y ocultando su pene. Ni siquiera parecía que hubiera jodido a alguien.

—Largo cariño —le aventó un fajo billete a la mujer que satisfecha y con una sonrisa los recogió, para después irse sin más.

Yoongi no era un mal amante, y al menos con las personas con las que tenía un buen polvo no era cruel. Pero simplemente eso no debió pasar, y aunque había terminado, estaba lejos de estar liberado como cualquier otra persona después de un buen polvo.

Y estaba lejos de ser un buen polvo igual, no se había concentrado en la mujer que estaba jodiendo, si no, en aquella presencia y esa mirada en su espalda que de nueva cuenta se había esfumado.

Ni siquiera fue consciente cuando la presencia de la humana y NamJoon se fueron.

Estaba mal, muy mal.

Oh santísimo infierno.














—Hombre, deberías conseguirte un amante —sugirió NamJoon cuando entró a la oficina. Ya había dejado a la mujer de dónde la sacó.

—Yo decidiré eso —le dijo lacónicamente, mientras seguía mirando algunos papeles en el escritorio, o al menos fingía hacerlo.

Estaba irritado, demasiado.

Incluso mientras jodía a la humana había podido sentir unos ojos en él, estaba casi seguro que eran los mismo ojos celeste. Pero de nueva cuenta había desaparecido aquella misteriosa presencia.

Un músculo en su cara se crispó, como la última vez que había venido a esta Isla algo en él pareció cambiar. Odiaba no tener el control, aborrecía no poder controlarse, era indignante.

—Min relájate, otra vez te estás perdiendo —la voz de su primo lo sacó de sus pensamientos. La hoja entre sus manos estaba arrugada y su respiración era lenta y agitada.

Solo mirar la cara de NamJoon había confirmado que otra vez sus ojos habían cambiado de color y esperaba que solo fuera eso.

—Deja de trabajar y arregla eso, tal vez aquí puedas volver a reconponerte —se cruzó de brazos el vampiro más alto— Yo soy el que más quiere detener esto —a juzgar por la postura menos rígida de NamJoon había podido suprimir su desequilibrio en su forma.

—Tómate el tiempo que quieras, sabes que puedo hacerme cargo —Claro que Min lo sabía, pero aún así había cierta parte que le molestaba cargar todo a NamJoon, a pesar de que su primo fuera su mano derecha y mejor aliado.

—Ya justifiqué tu ausencia, así que no debes de preocuparte por lo que digan esos viejos —El peli plateado se encogió de hombros ante la intensa mirada 
exasperada del azabache.

Cierta parte de Nam estaba agradecida por el desajuste en su primo, el que pareciera tener conflicto con su autocontrol hacía que una que otra emoción saliera y fuera un poco más fácil de leer, aunque claramente seguía siendo un témpano de hielo con un palo en el culo.

A NamJoon no le gustaba para nada como los últimos años Min se hubiera vuelto mucho más peligroso, intimidante y tétrico. Era su primo, la única familia que le quedaba y lo apreciaba, habían estado prácticamente toda su vida juntos. Si él no hubiera conocido a SeokJin hace algunos años quizás también tendría un gran palo metido en el culo y sería un amargado y antipático como Min. Tal vez ese desajuste en Yoongi podría ayudarlo o al menos aflojar ese palo que tenía atorado, porque casi podía asegurar que no había un ser en la tierra que pudiera sacarselo.

Al mirar otra vez al azabache en el escritorio que lo miraba fijamente irritado, se dió cuenta que había guardado silencio, lo que lo hizo sonreír de lado dejando a la vista un hoyuelo en su cara.

—Kim —advirtió Yoongi con esos ojos gélidos que ya NamJoon estaba acostumbrado.

—Lo tengo resuelto —le guiñó un ojo para después desaparecer de la habitación y de la Isla en sí.

Min miró fijamente como su primo desaparecía de su vista, para luego quedarse solo en aquella cabaña que efectivamente tenía todo lo que pudiera ocupar, pero no lo que necesitaba para controlar este... Desajuste en su sistema que cada vez parecía más descontrolado.

Así que lo mejor que hizo fue salir, aunque el sol no era problema para un vampiro de 200 años como él, era molesto. Al igual que la humedad en la isla y la brisa salada.

No estaba acostumbrado a ello, y no esperaba tampoco acostumbrarse, quizás solo debía tener unos días de tranquilidad, después de todo había estado en constante estrés los últimos meses. Quizás era eso, o bueno, eso esperaba.

Frustrado consigo mismo e inhalando el aire puro se quedó mirando el extenso mar azul, algo en él le producía una fina atracción.

Barrió con su mirada el lugar, no estaba ni seguro de qué esperaba.

Pero no fue decepcionado, otra presencia que ya antes había podido sentir estaba ahí, cerca y con su mirada en él. Aquella ligera, nítida y suave persona con un aura resplandeciente y cálida lo veía.

Su cuerpo se tensó y un músculo se crispó en su mandíbula.

No parecía ser maliciosa ni tener otras intenciones. Solo parecía mirarlo y eso lo irritaba. Pero su rostro seguía ilegible y la presencia cada vez parecía más cercana.

Lo primero que visualizó, cuando la presencia y los pasos se hicieron más cercanos, fueron aquellos ojos celestes con pequeñas motitas entre grises y blancas. Eran resplandecientes como dos joyas. Te podías perder en aquellos orbes y podrías ver el mismo cielo.

La respiración pareció sentirse lenta y por un minuto otra vez su autocontrol pareció temblar. Un jadeó se escuchó y no supo de quién era, no sabía si del ser con aquella ojos celestes o si fue de él.

—¿Quién eres?

—Así que eres tú —susurró en cambio la figura de ojos celeste, un músculo pulsó en la cara perfilada del ser pálido— He preguntado ¿Quién eres? ¿Quién te mandó?

—¿Por qué? ¿Te gustaría saberlo? —la voz llena de coquetería y a la vez dulzura hizo que el cuerpo del más alto se tensara.

Jesús Jodido Cristo.



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Luna🌙

Gracias por leer, espero me puedan decir si hay alguna falta de ortografía.

Espero les haya gustado el capítulo y si es así, déjenme su opinión 🧛🏻🧜🏻‍♂️👀

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