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Ya habían pasado unos días desde aquel incidente, sin embargo, JiMin aún permanecía hospedado en la casa de Suga. Las cosas habían cambiado levemente, pues el peliblanco seguía siendo frío, sus ojos aún permanecían vacío y sin emociones.
Pero Jimin no tenía a dónde ir, y a pesar de lo que había sucedido, Suga había sido generoso al ofrecerle su casa como refugio y a salvarle la vida. Lo cual, dicha herida ya había sanado por completo.
Al día siguiente, mientras Jimin estaba en la cocina, preparando la comida, se escuchó el timbre de la puerta. JiMin rápidamente se dirigió al piso de arriba para poder esconderse de quién sea que fuera, ya que no podría arriegarse a qué su padre lo encontrara en la cocina del dueño de la casa. Mientras que un Suga desinteresado se dirigió a abrir.
—Estamos buscando a un menor llamado JiMin—dijo uno de los policías en cuanto la puerta fue abierta—. Su padre lo está buscando y estamos preocupados por su seguridad.
Suga respondió con una voz tranquila y confiada.—Si, bueno, yo no conozco a ningún JiMin, en realidad no conozco a nadie del vecindario.
Los policías le mostraron una imagen del pelirosa para ver si podría ayudarle a refrescar su memoria.
—No lo conozco y nunca lo he visto. No salgo de mi hogar más que para ir a trabajar y si no les importa, estoy apunto de comer…—contestó después de haber visto la imagen.
Jimin, quien se encontraba escuchando todo desde el segjndo piso, se estremeció al escuchar aquella mentira. Suga era un buen actor, pero la pregunta era: ¿Por qué lo estaba ayudando cuando esté era el momento perfecto para deshacerse de él?
—Disculpe la molestia. Si lo llega a ver por favor marque a la policía.
—Lo haré…—asintió con serenidad, para después cerrar la puerta de su casa.
Una vez que los policías se fueron, Suga subió al segundo piso, donde un pelirosa muy preocupado yacía sobre la cama.
—Ya se fueron.—le informó.
Jimin lo miró con recelo. ¿Qué quería Suga a cambio de su ayuda? ¿Qué tenía planeado.
Suga se sentó sobre la cama , poniendo su mirada fija en él. —¿Sabes, Jimin? Siempre me ha fascinado la forma en que la gente reacciona ante el miedo. Algunos se paralizan, otros corren. Pero tú... tú eres diferente.
Jimin se estremeció al sentir aquella profunda mirada en su ser, obligándolo a bajar la suya.—¿Qué quieres decir?
Suga sonrió de una manera inquietante—. Quiero decir que tú eres valiente. O tal vez solo estás desesperado. En cualquier caso, me gusta. Me gusta la forma en que te mueves, la forma en que piensas…
Jimin se sintió incómodo. No sabía qué quería Suga ni como responder a aquello, así que sólo se limitó en agradecer—.Gracias—dijo finalmente—. Supongo…
De repente, Suga se levantó y salió del dormitorio, dejando a Jimin solo con sus pensamientos. Una vez que se encontró sólo, se estremeció de nuevo, intentando sacudirse la sensación de inquietud que le producía Suga. Pero no podía negar la atracción que sentía hacia él. Era como si su mente y su cuerpo estuvieran en guerra, sabiendo que Suga era peligroso, pero no pudiendo evitar la forma en que su corazón latía más rápido cuando estaba cerca.
Jimin se cubrió la cara con las manos, intentando calmarse. ¿Qué le pasaba? Sabía que Suga era una persona fría y que parecía no sentir ninguna emoción, es por eso que no podía creer como había llegado al punto de sentirse atraído hacia él.
De pronto, escuchó los pasos de Suga regresando al dormitorio. JiMin se concentró rápidamente, intentando esconder su confusión. Sin embargo , no podía evitar sentir su presencia, su calor, su aroma. Se sentía como si estuviera atrapado en una telaraña, sin saber cómo escapar.
Suga se sentó junto a él, su pierna tocando la de Jimin.
—¿Por qué me ayudas?— preguntó Jimin de repente, intentando romper el silencio y esconder el sonrojo que amenazaba con pintar sus mejillas ante el roce de sus piernas.
Suga se encogió de hombros, haciendo un movimiento mínimo—. No lo hago por ti— dijo—. Lo hago porque me aburre la rutina. Y tú eres un entretenimiento interesante.
Jimin se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. La frialdad de Suga lo hacía sentirse como si fuera un objeto, no una persona.
—Gracias.—dijo, intentando sonar sarcástico, pero su voz salió débil.
El peliblanco no respondió, simplemente siguió observándolo con su mirada vacía. Cosa que provocó un estremecimiento recorrer la espalda del pelirosa.
¿Qué había hecho para merecer la ayuda de alguien como Suga?
—Toma—dijo, extendiendo su mano.
Jimin viendo que era un teléfono, frunció su ceño, pues creía que se trataba de una broma—.¿Qué es esto?— preguntó.
—Un teléfono—respondió Suga, obviamente.—Necesitarás comunicarte con alguien en algún momento.
JiMin lo tomó, sintiendo la frialdad del metal en su mano.—Gracias.— dijo, con una gran sonrisa en su rostro.
Suga se encogió de hombros.—No hay de qué…
Se sintió algo incómodo al no saber qué hacer con el teléfono. Pero entonces, recordó algo. —¡Mi padre!— exclamó, mirando a Suga.—¿Crees que me esté buscando?
Suga se encogió de hombros de nuevo—. Probablemente—asintió.—Pero no te preocupes. Estás a salvo aquí…
Jimin se sintió un poco mejor, pues tal vez Suga tenía la razón, mientras se encontrara ahí y no saliera para nada, estaría a salvo…
De repente, el teléfono sonó en su mano. Jimin se sobresaltó ante el sonido de una llamada entrante, de inmediato dirigiéndose hacia Suga para preguntarle—¿Quién es?— preguntó.
—Contesta y lo sabrás…
Jimin dudó por un momento, sin embargo no quería molestar al peliblanco y fue entonces que contestó el teléfono—. ¿Hola?—pronunció inseguro mientras esperaba una respuesta del otro lado.
Una vez que escuchó la voz al otro lado del teléfono, sintió como su sangre de helaba…—¡JiMin!—exclamó la voz—. Sé dónde estás.
JiMin se sintió como si hubiera recibido un disparo en el corazón. La voz al otro lado del teléfono era la de su padre—. ¿Cómo...?— empezó a decir, pero su padre lo interrumpió.
—No importa cómo lo sé, JiMin—dijo su padre.—Lo que importa es que voy a por ti. Y no te escaparás esta vez.
Jimin se sintió aterrorizado. Sabía que su padre no se detendría ante nada para encontrarlo. Miró a Suga, que lo observaba con una expresión inmutable.
—¿Qué vas a hacer?—preguntó Jimin, luchando p6mantener la calma.
Su padre se rió.—Voy a hacer lo que siempre hago, Jimin. Voy a hacer que paguen por lo que me han hecho.
Jimin sabía que su padre estaba hablando de Suga, y se sintió aterrado. Sabía que Suga no era el tipo de persona que se dejaba intimidar fácilmente.
&Por favor...—empezó a decir, pero su padre colgó el teléfono.
JiMin se quedó con el teléfono en la mano, sintiendo el miedo crecer en su interior. Miró a Suga, que seguía observándolo con una expresión inmutable.
—S-sabe donde estoy…—dijo, sin poder controlar su cuerpo, comenzó a temblar. Sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente a medida que el miedo lo abrumaba.
—No sabe dónde estás. Sólo quiere asustarte…
—¿P-por qué lo hiciste?—preguntó, herido.
—Tienes que superar tus miedos, JiMin.
—¡P-pero él es muy peligroso! Hará todo para encontrarme y lastimarte…
—Conozco a los tipos como él. Son unos idiotas que hacen cualquier cosa para conseguir lo que buscan, incluso estupideces que ponen en riesgo su vida.
Jimin no estaba seguro de creerle, pero sabía que no tenía otra opción. Estaba atrapado en la casa de Suga, con su padre buscándolo por todas partes. ¿Qué iba a pasar ahora?
—Y por mí no te preocupes, lo mataría antes de que el intente matarme…—aseguró con seguridad, para después ponerse de pie y retirarse.
JiMin creía que se están volviendo loco, pero aquello no había sonado tan mala idea…
Después de la llamada, Jimin podría sentir una mezcla de emociones hacia Suga. Por un lado, podría sentirse agradecido por la protección y el refugio que Suga le ha brindado. Por otro lado, podría sentirse enojado y traicionado por el hecho de que Suga le dio el teléfono a su padre, sabiendo que esto podría provocar una confrontación peligrosa.
Jimin podría sentir que Suga lo está utilizando como peón en su juego de manipulación y control, y que no le importa su bienestar o seguridad. Esto podría llevar a Jimin a cuestionar su confianza en Suga y a sentirse más cautivo y atrapado en la situación.
Sin embargo, es importante recordar que Jimin también siente una atracción hacia Suga, lo que podría complicar aún más sus emociones. Jimin podría sentirse confundido y dividido entre su gratitud hacia Suga y su resentimiento hacia él.
En resumen, después de la llamada, Jimin sentía una mezcla de emociones hacia Suga, incluyendo enojo, traición, confusión y atracción.
No sabía que pensar o hacer, todo era tan confuso…
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