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Lo primero que hizo fue tomarlo entre sus brazos para después llevarlo hacia el interior de la casa.

—M-me d-duele muchooo~.—Lloriqueaba el pelirosa una vez que de encontró recostado sobre el sofá.

—¡Silencio, no me dejas pensar!—Exclamó, para después sacar su teléfono y marcar unos cuantos dígitos.

Después de unos segundos eternos una voz gruesa sono del otro lado de la línea.

—¿Taehyung? ¿Me escuchas?—Preguntó, pues creía que este no lo hacía debido al ruido de la música alta que se escuchaba del otro lado de la línea.

—¡Sí! ¡Te escucho! ¿Sucede algo?

—¡Tienes que venir inmediatamente a mi casa!

—¿Para qué? ¿Volviste a tener una pesadilla?

—¡No seas idiota Taehyung! ¡Es algo serio!

Uy, para que me hables con ese tono y así de desesperado si debe ser algo más serio que tus pesadillas. En cuanto me termine esta cerveza voy para allá.

—¡No, ven ahora pedazo de imbécil o juro que te voy a matar!

Bueno, bueno, no hay necesidad de ponernos agresivos. Voy para allá.—Entonces colgó.

Suga suspiró en cuanto la llamada finalizó. Comenzó a cuestionarse si realmente había tomado una buena decisión. Pero fuera buena o no, no había de otra. Taehyung había entrado a unos cursos de verano el año pasado de paramédico, ¿qué por qué no continúo? Estuvo apunto de matar de una sobredosis a una mujer. Y sí, tenía miedo de que matara al pelirosa, pero era la única persona que permitía entrar a su casa y tal vez a su vida.

Conoció a Taehyung cuando buscaba escapar de la policía y este muy amablemente le ofreció esconderse en su casa aparte de una taza de café. Suga le confesó que la policía lo perseguía por haber matado a cinco personas en la misma noche, pero él ni siquiera se inmutó, simplemente le dijo: "oh, debes estar agotado". Entonces Suga comenzó a creer que posiblemente este era igual de psicópata que él al no hacer ni siquiera el intento por exorcisarlo o llamar a la policía.

Y desde ese día se hicieron grandes amigos.

Bastaron unos cuantos minutos para que la puerta fuera golpeada. El peliblanco se dirigió rápidamente hacia esta para después abrirla de golpe.

—¡Hol-—Sus palabras quedaron suspendidas en el aire cuando el peliblanco lo jaló de la muñeca y lo introdujó a la casa.—¡Qué sucede! ¿Por qué estás tan agresivo?—Preguntó extrañado, al mismo tiempo que sobaba su muñeca "lastimada".

—¿Aún recuerdas tus cursos de verano de enfermería?

—Mmm, no fue hace ya un año y lo único que recuerdo es la cantidad de dosis que le inyecté a la mujer.—Soltó una risa burlona ante el recuerdo que le llegó.—¿Por qué?

—¡Taehyung eres un imbécil!—Lo jaló nuevamente de la muñeca, esta vez llevándolo hasta el sofá, donde se encontraba un chico recostado con una gran mancha de sangre en su costado, la cual de expandía rápidamente por su playera.—¡Necesito que me ayudes a salvarlo!

—¿Qué le sucedió?—Se aproximó hasta él para inspeccionar la herida.

—Es una larga historia.

—Y, ¿por qué no lo llevas al hospital?

—¡Oh! No lo había pensado antes.—Fingió sorpresa. ¡Vamos Taehyung! Soy un asesino que es buscado por la policía sin descanso, ¿Crees que sería prudente salir y ponerme en el ojo del huracán? Además de que el niño tiene problemas y su padre podría encontrarlo.

—¿Entonces como piensas salvarlo?

—Yo no, tú lo harás.

—P-pero yo no recuerdo nada de los cursos, además de que…—Miró a todas partes buscando alguna cosa con la cual excusarse.—No tienes las herramientas necesarias para sacarle la bala.

—Puedo conseguirlas.

—Esto si que es extraño.—Frunció su ceño ante la actitud desesperante del mayor.—¿Qué relación tienes con este niño?—Abrió grandemente sus ojos.—No me digas que es tu juguete sexual.

—¡Taehyung no seas idiota! Y concéntrate.

—Bien, bien.—Alzó sus brazos en señal de paz.—Te haré una lista con las cosas que tienes que conseguir. Pero te advierto, no tardes o puede morir de una ¿hemorragia?, ¡Sí, hermorragia!

—¡Si muere de una hermorragia es porque no paras de preguntar cosas que no te incumben!—Arrebató la nota donde el pelirojo había escrito las cosas necesarias, para después abrir la puerta y salir de la casa en busca de las cosas.

—No sé quién seas ni que le hayas hecho, pero realmente le importas.—Le comentó Taehyung al pelirosa una vez que la puerta fue cerrada, el cual no estaba muy conciente de que sucedía a su al rededor, pero extrañamente logró escuchar claramente aquello último.

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S

uga, quien nunca había tenido la mala suerte de correr, ni siquiera cuando tenía a docenas de policías a sus espaldas, se encontraba corriendo en este instante como loco por las oscuras calles hasta llegar a su casa.

Al encontrarse frente a la puerta pudo detenerse a  regular su respiración, la cual estaba agitada y sentía que en cualquier momento le daría un infarto. Fueron escasos los segundos que se quedó quieto frente la puerta, ya que de inmediato la abrió de golpe para después introducirse y darle las cosas a Taehyung.

—Vaya, no sabía que corrías abuelo.—Se burló este una vez que recibió las cosas y pudo percibir su estado agitado.

—C-cállate.

—Bien. No te enojes. Llevé al niño a la habitación de huéspedes y le puse compresas de agua caliente en la frente. Con esto que me trajiste podré sacarle la bala y coserlo, pero hay un problema.—Mordió su labio ligeramente, al mismo tiempo que ambos de dirigían hacia la planta alta.

—¡Te traje todo lo que me pediste!—Se detuvó antes de entrar a la habitación.

—Sí, sí, lo sé, pero no es eso.

—¡¿Entonces que es?!

—Necesita anestesia.

—¡¿Y esa donde diablos se consigue?!

—Tú se la darás. Puedes ya sabes…darle algo de placer para que no le duela.—Le sonrió con pícaramente, a lo que Suga abrió grandemente sus ojos.

—¡Pero así no funciona esto, le puede dar un infart-

—Shhh, yo aquí soy el que tomó los cursos de paramédico.—Lo calló, para después empujarlo al interior de la habitación.

—¡Pero Taehyung!—Se agarró del marco de la puerta, evitando entrar a la habitación.

—¿Quieres que se muera o no?

—No.—Respondió secamente, para después entrar a la habitación.

—Tranquilo, yo me haré cargo de lo demás.

Suga se mantuvo quieto frente a Jimin, quien estaba sobre la cama con los ojos cerrados y su ceño fruncido ante el dolor que presenciaba en su costado.
Bajó lentamente su mirada hacia el pantalón olgado que portaba, aproximó su mano lentamente hacia la orilla de este donde la misma tembló cuando se encontró bajándolo cuidadosamente.
Su vista fue a parar al rostro de Jimin y presenció el como este pronunciaba aún más su ceño fruncido, ya no era de dolor, sino de miedo. Se alejó abruptamente.

—N-no, no puedo.

—Pero solament-…

—¡Dije que no puedo!—Apretó sus manos con fuerza, para después volverse al pelirosa.—Lo siento.—Su puño fue a parar al rostro de Jimin, el cual quedó inconciente ante el golpe.—Está inconciente, ya puedes sacarle la bala.—Fue lo único que dijo para después salir de la habitación con un amargo sabor de boca. No se atrevería hacerle lo mismo que le habían hecho a él.

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