26
Nayeon POV.
Chaeyoung, como cualquier niña sana, creció, gracias a Dios. Sí, porque por más que los bebés sean lindos y tiernos cuando aún no hacen nada solos, ellos dan un cierto trabajo. Y aún cuando nos arrepentimos más adelante por haber rogado para que hubieran crecido pronto, en el fondo sentimos una alegría inmensa por verlos madurar y transformarse en personalidades llenas de salud y listas para conquistar el mundo.
Pero ella todavía no es una adulta, ni una adolescente. Está lejos de eso. Chaeyoung tiene 6 años, hace exactamente dos días.
Todavía no presenciamos la caída de su primer diente de leche o su primera graduación, pero estuvimos allí cuando ella anduvo en bicicleta por primera vez y la alentamos en su primer día de clases. Cambiamos muchos pañales, compramos muchas muñecas, escuchamos muchos llantos venidos de rodillas raspadas. Le enseñamos a nadar y ejercitamos el inicio de su lectura. Hemos sido madres primerizas, pero según Sun-hee, nos fue muy bien.
Estoy de acuerdo, aunque no tengo ninguna base como referencia. Chaeyoung parece una niña bastante hiperactiva. Su simpatía y su manera de agradarle todo el mundo son su marca registrada. Ella casi nunca se enoja, y a veces, cuando no sabe cómo reaccionar a un determinado estímulo, opta por caer en carcajadas. Ella puede hacer amigos con una simple salida, sea al parque o a la panadería.
Es humanamente imposible no amarla.
Para una mejor educación, Jeongyeon y yo dividimos nuestras obligaciones como madres. Esto significa que ella es responsable de los "pecados", mientras que decir los "no" necesarios son para mí. Afortunadamente (porque la última cosa que quiero es convertirme en una madre aburrida y represora compitiendo con Jeongyeon una madre divertida y "consentidora"), Chaeyoung es una buena niña. Un ángel, por más hiperactiva que sea. No necesitamos (no lo necesito) reprimirla dos veces. Ella simplemente entiende que si yo no la dejo hacer algo, debe haber algún motivo, y mágicamente obedece (lo que es un poco extraño. Los niños de 6 años no deberían tener esa obediencia).
Realmente no tengo que quejarme. Muchos niños son una peste, pero no ella.
Y ella sólo tiene 6 años. Hace exactamente dos días. Lo que hace que hoy sea un día un poco especial para mí.
-¿Jisoo? -Llamé, llegando a la cocina y encontrándola en la estufa.
-¡Hola, Shasha! Ella respondió toda contenta. - ¡Feliz cumpleaños!
-Gracias... -Hablé aún muriendo de sueño, abrazándola y tirándome encima de ella. - ¿Qué horas son?
-Casi las 11h. Estoy haciendo el almuerzo, de aquí a poco llegan...
-Mierda... Dormí demasiado. -Hablé, llevando la mano a la cabeza. - Debería estar ayudándote...
-¡No! Es tu cumpleaños. Y los cumpleaños no trabajan.
A Jisoo le gusta darme órdenes. En ese momento ya tenemos ese nivel de intimidad.
-Eh, me gusta cocinar, y sabes eso...
-Tú. No. Vas. A. Cocinar.
Bufé. Ella es terca como una mula, y yo sabía que la única forma de llegar cerca de la estufa sería golpearla con un sartén y dejarla inconsciente en un rincón.
Renuncié a pelear.
-Ok. ¿Dónde está Chaeyoung?
-Ella estaba en la casa del árbol la última vez que vi.
Una casa en el árbol. Jeongyeon le dio a Chaeyoung una casa en el árbol como regalo de 6 años. Y no es una de esas casas en el árbol hechas de tocones de madera y cuerdas: Es una casa con puertas y ventanas de cristal, balcón, escalera y dos pisos. Una familia podría vivir fácilmente allí.
La "casita" fue construida en el gran árbol rosa (como lo llamamos) que se encuentra en la esquina del jardín. Gracias al empeño de Jeongyeon en buscar una empresa especializada en construcciones de ese tipo y dejar claro que la quería lista cuanto antes, se terminó en menos de tres semanas. Las tres semanas con unas enormes carpas en torno a la obra, impidiendo que Chaeyoung viera de lo que se trataba para que el día de su cumpleaños tuviera una sorpresa.
Y ella se sorprendió. Y, para ser sincera, yo también. Era incluso un trabajo bellísimo, aunque yo había adquirido un leve dolor de cabeza sólo de pensar en los peligros que mi hija podría pasar en aquel balcón, por más que la casa estuviera a sólo dos metros del suelo. Y por más que hubiera colchones suaves debajo de ella (porque Jeongyeon, gracias a Dios, es más neurótica que yo).
-¿Estás sola? -Pregunté, preguntándome si Jeongyeon estaba con ella.
-Está con Kaya.
Kaya es una perrita maltés, con ojos que parecen dos canicas, blanca hecha una bolita de helado de crema que camina de aquí hacia allá detrás de la dueña: Mi hija. Este fue el regalo de Jeongyeon para sus 5 años, una perra que parece ser movida a pila. Ella se sintió en el deber de alegrarla después de que su sapo (otro regalo de Jeongyeon, que no sabía decir un "no") murió. Su nombre era Shawn, y en su velorio -cuidadosamente organizado por Chaeyoung - Sun-hee, Juwon, Jeongyeon y yo tuvimos que dar nuestros pésames delante de su pequeña cueva.
Shawn permanece enterrado en el jardín hasta hoy.
Pero Kaya llegó, trayendo de vuelta toda la alegría de Chaeyoung. Ella da por lo menos dos baños a la perra por semana con el champú de melocotón. Es una compulsión, lo que hace de Kaya un melocotón feliz ambulante. Con un lazo rosa en la cabeza.
-Ah, cierto... ¿Pero has visto a Jeongyeon?
-No. Ella ya no estaba cuando llegué. Debe haber salido temprano.
Quedé con miedo. ¿Por qué Jeongyeon tuvo que salir temprano un domingo? ¿Mi cumpleaños tenía algo que ver con aquello, o su desaparición repentina no era más que una coincidencia?
-Bueno, está bien... Así que...
-¡Feliz cumpleaños, mamá!
Fui casi arrojada al suelo por un golpe bajo (literalmente) de Chaeyoung, que se agarró a mi cintura como una garrapata tan pronto como me giré para salir de la cocina. Ella tiene una increíble capacidad de ser silenciosa cuando quiere, y gritar como si yo fuera sorda al momento siguiente.
-¡Ah, gracias! -Respondí feliz, abrazándola de vuelta e inclinándome hacia abajo. Me dio un beso efusivo.
-¡Espera, Kaya! ¡Estoy hablando con ella! -Chaeyoung soltó en una voz medio aguda, tratando de hacer que Kaya dejara de saltar en mis piernas como si yo fuera un pedazo de carne mal asada. Ella quería darme la felicitación también.
-Hola, Kaya. -Hablé, encontrándolo gracioso.
-¡Madre, espera ahí!
Y así, de la nada, Chaeyoung salió de la cocina corriendo como si estuviera con dolor de vientre. Kaya corrió detrás de ella.
-¿Por qué grita tanto? -Solté.
-Creo que es así cuando está muy animada con algo. -Jisoo intentó explicar.
-Si me voy de aquí ella va a tener un desmayo, ¿no?
-Lo hará. -Ella puntuó.
Me pareció mejor esperar, tomando un melocotón de la frutera y comiendo. Kaya siempre me hace tener ganas de comer melocotones.
Cuando Chaeyoung volvió, traía en una de las manos un ramo de Camelias blancas y, en el otro, un papel.
-¡Tengo dos regalos para ti! -Dijo esbozando una sonrisa de oreja a oreja, entregándome el ramo y luego el papel. Era un dibujo, que ella hizo la cuestión de explicar. - ¡Somos nosotros! Esa es la abuela y ese es el abuelo. Aquí es mamá y aquí estoy con Kaya. Y esa es Jisoo. Y esa eres tú.
-¿Estoy también? -Jisoo llegó más cerca para ver.
Sun-hee y Juwon eran la pareja de muñecos de palillo en la esquina. El palillo de Jisoo estaba saludando, como si fuera una fotografía. La muñeca de Jeongyeon tenía dos grandes esferas cafés en los ojos. La muñeca más baja, justo al lado de ella, tenía también los ojos pintados de café, pero uno mucho más claro. Había una bolita blanca con lazo rosa a la altura del pecho. Por fin, al otro lado de ella, estaba un muñeco de palillo que sólo podía decir ser yo misma. Estábamos todos en un jardín lleno de flores, al lado de un árbol rosa y alto. Lo identifiqué como nuestro propio jardín.
-¿Está lloviendo y haciendo sol al mismo tiempo? -Jisoo preguntó curiosa, notando el sol amarillo y redondo de un lado y, por el otro, una nube que descargaba gotas de lluvia sobre "nosotros."
-Sí... -Chaeyoung empezó, empleando un tono de profesora en la voz. - Es que mamá me vio dibujando, y ella dijo que a mamá Nayeonni le gusta la lluvia. Y, bueno, como hoy no está lloviendo, entonces le doy lluvia de regalo.
Ella puntuó la explicación como si fuera algo muy simple de ser entendido, sonriendo de esa manera tierna. Y entonces empecé a llorar como una imbécil.
-¡Disculpa mamá! Puedo borrar la lluvia...
-¡No, sol! -Intenté explicar, abrazándola y dándole un beso. - ¡Mamá lo adoró!
-¡Pero estás llorando! -Ella habló haciendo un puchero.
-Pero no estoy triste. Lo prometo. ¡Estoy muy feliz, y me ha gustado mucho el regalo!
-Pero no me gusta verte llorar...
-Está bien. -Hablé, secando mis lágrimas. - Paré.
Ella pareció dudar de mí, así que decidí cambiar de tema.
-¿Y las flores?
Chaeyoung hizo cara inocente.
-Es su otro regalo.
-¿Ah, sí? -Provoqué.
-Sí.
-¿Mamá Jeong tiene algo que ver con eso?
-No...
Chaeyoung no sabe mentir. Algunos niños ya logran hacerlo a esa edad. Mi hija no es una de esos niños. Sus ojos se amplían como si estuviera siendo silenciosamente electrocutada.
-Ok. -Hablé, tratando de no reía. - ¡Gracias, me encantó!
La abracé de nuevo, y en ese momento Kaya empezó a saltar en mis piernas otra vez.
-¡Alto, Kaya! ¡Déjame hablar con mamá! -Ella soltó medio nerviosa, y Kaya se llevó un susto y salió corriendo de la cocina. Chaeyoung inmediatamente se sintió la peor persona del mundo, y salió corriendo por la puerta detrás del melocotón saltarín. - ¡Hey, espera! ¡Lo siento, Kaya!
-Espera, Chaeyoung...
Suspiré.
Encontré un jarrón y lo llené de agua, colocando las flores en él. Cuando iba a salir para guardar mi bujo en algún lugar -y buscar a Jeongyeon -el teléfono sonó.
-¿Alo?
-¡Hola, querida! ¡Feliz cumpleaños! ¡Qué seas muy feliz!
-¡Hola, Sun-hee! ¡Muchas gracias!
-¡De aquí en poco estaremos ahí para darte un beso personalmente!
-¡Ah sí! ¡Claro! Es que me desperté un poco tarde, así que tal vez el almuerzo demore un poco... -Empecé a correr alrededor de la cocina, con la esperanza de conseguir algunos ingredientes para ayudar a Jisoo a moverse más rápido. Ella golpeó con una cuchara mi mano como si estuviera siendo mal educada.
-Oh puedo ayudarle...
-¡De ninguna manera! ¡No vienes a la celebración de mi cumpleaños para ayudar a arreglar las cosas! ¿Dónde se ha visto?
Chaeyoung entró otra vez en la cocina saltando con Kaya en brazos. Al parecer, las dos habían hecho las paces.
-¡Madre!
-¿Y cuál es el problema? Sabes que me gusta ayudar a...
-¡Madre!
-Espera un poco, sol. -Cariñosamente le dije a mi hija. - Sun-hee, no es necesario. Jisoo y yo nos encargaremos.
-¡Usted de ninguna manera! -Jisoo replicó.
-¡Madre!
Kaya empezó a saltar en mis piernas de nuevo.
-Chaeyoung, ¿tu cachorra tiene resortes en las patas?
-Ok, ok. Llevo el postre entonces. -Sun-hee habló pacientemente. - Y no sé preocupe si el almuerzo se atrasa.
-¡Madre!
-¡Ok, Sun-hee, gracias! ¡Un beso!
-¡Madre!
Colgué el teléfono, girándome hacia Chaeyoung luego y enseguida y picándola de manera más insoportable a cada palabra:
-Hola. Hola. Hola. Hola. Hola.
Ella rió.
-¿Viste como es fastidioso? -Pregunté, poniendo el teléfono en su lugar.
-Es que no me has contestado...
-Estaba hablando con la abuela en el teléfono. Ahora puedes hablar.
-Es que mamá llegó. Ella me pidió que te llevara al jardín.
-¿Por qué?
-Su regalo está allí.
Consideré su respuesta por algún tiempo.
-¿Y por qué no lo trae aquí? -Pregunté.
-Porque no cabe. -Ella se rió.
Me congelé.
-Oh... Oh... -Jisoo soltó.
Puta madre, Jeongyeon...
-¡Ven! -Ella habló, agarrando mi mano con fuerza y tirándome hacia fuera.
La seguí hacia el hall, ya trazando planes de cómo castigar a Jeongyeon por lo que haya hecho. Cualquier cosa lo suficientemente grande para no caber dentro de aquella cocina enorme la clasificaba como "culpable".
Cuando llegamos al jardín, cerré los ojos lentamente y respiré profundamente. Chaeyoung soltó mi mano y salió corriendo al Mini Cooper negro aparcado delante del garaje, con las puertas abiertas.
Un carro. ¿Por qué no había pensado en eso? Era algo de Jeongyeon.
-¿No es genial? -Ella gritó para mí, a unos metros de distancia, entrando en el coche y sentándose en el asiento del conductor. - ¿Puedo conducir?
-No. -Hablé, frotándome la frente y caminando hacia ella.
-¿Por qué? -Preguntó decepcionada.
-Porque necesitas un carnet de conducir para conducir.
-¿Por qué?
-Porque si conduces sin licencia de conducir vas presa.
-¿Por qué?
-Porque sí.
-Aaah...
-¿Dónde está mamá Jeong? -Pregunté, queriendo asesinarla.
-No sé. Ella estaba aquí...
Cretina. Debe estar escondida.
-Voy a buscarla. No dejes a Kaya entrar al coche, ¿ok?
-Está bien. -Respondió, colocándose en el asiento, sosteniendo el volante y haciendo una expresión medio psicópata. Por las dudas, saqué la llave del encendido y me lo llevé conmigo.
-¡Jeongyeon! -Llamé en mi tono de voz más enojado, entrando en cada cuarto de aquella casa y girándome para buscarla en el próximo cuando me daba cuenta de que no estaba allí. Entré en la biblioteca, en la sala y hasta la piscina. Jisoo me aseguró que ella no había pasado por la cocina. Subí y continué gritando su nombre hasta llegar a nuestra habitación. Entré en el baño y concluí que no estaba allí. Al girar para salir y continuar mi búsqueda, la encontré a un centímetro de mí, como una psicópata. Di algunos pasos torpes hacia atrás con el susto hasta golpear el fregadero de mármol.
-Hola amor. ¡Feliz cumpleaños! -Ella habló tranquilamente, con una sonrisa maniática en la cara. Si no la conociera, podría jurar que Jeongyeon me apuñalaría en aquel segundo y se quedaría viendo mi muerte lentamente en los azulejos del suelo. - ¿Te gustó el regalo?
-¿Recuerdas mis palabras exactas de anoche? -Pregunté, ignorando el hecho de estar casi siendo exprimida contra la pared.
-Me acuerdo, sí.
-¿Y cuáles son?
-Dijiste que no querías ningún recuerdo de cumpleaños.
-Precisamente.
-¿Y qué tiene? -Preguntó, pareciendo divertirse.
-"Tiene" que estuviste de acuerdo.
-Sí. Estuve de acuerdo.
Levanté las llaves del coche a la altura de sus ojos y las sacudí.
-Entonces, ¿Qué mierda es esta?
Ella fingió cara de espanto, como si hubiera sido verbalmente agredida.
-¿Entonces llamas un coche "recuerdo"? Estoy sorprendida.
Me controlé para no desgarrarla.
-Jeongyeon...
-Es mucho más que un recuerdo. Es algo muy útil.
-Yo... No sé... Conducir. -Hablé pausadamente, articulando las palabras muy bien para que las entendiera.
-Ya está de más a la hora de aprender.
Deseaba tener un martillo de carne en las manos para poder aplastar sus dedos, uno por uno.
-Vamos... -Ella continuó. - Nunca te di nada de ese nivel.
-¡Querías darme una casa en la Polinesia Francesa el año pasado!
-¡Y no me dejaste!
-¡Pero es obvio que no te deje! -Mi voz empezó a salir estridente. - ¡Si yo dejara que me llenes de regalos, en tres años tendría una cantidad lo suficientemente buena para comprar el Taj Mahal y vivir en él!
-Pero eres exagerada. Te di un auto. Grandes cosas.
Respiré profundamente y conté hasta tres. Traté de convencerme de que estaba exagerando. Era sólo un auto.
-Ok, Jeongyeon. -Me quedé en silencio por un momento. - Entraré en una escuela de conducción...
-Puedo arreglar la licencia de conducir si lo deseas. Las clases de auto-escuela siempre son tan aburridas... -Me giré preguntando si alguna vez oía lo que decía.
¿Está prestando atención?
-Hazlo y yo arranco tus bolas, las frio y se los doy a Kaya de comer.
Ella hizo una cara divertida de dolor.
-Saldrías perdiendo si lo hicieras...
Ella se acercó más. A esa altura yo estaba prácticamente sentada sobre el fregadero.
-¿No vas a agradecer por el regalo? -Preguntó acercando nuestros rostros.
-¿Por el coche? -Arqueé las cejas. - No. Pero gracias por las flores.
-No tengo nada que ver con eso. Fue cosa de Chaeyoung.
-Claro que lo fue.
Ella se rió de una manera dulce. En el fondo Jeongyeon siempre supo que esos detalles, esos pequeños actos y recuerdos significaba mucho más para mí. Me conoce. Sabe que una simple Camelia arrancada de cualquier forma del jardín de Sun-hee, con tierra y todo, o una noche de primavera que pasó acostada en la hierba a mi lado en nuestro propio jardín, valen mucho más que cualquier joya o cualquier regalo. Valen más porque simbolizan mucho más. Porque me traen recuerdos, y porque me muestran que el romanticismo todavía está aquí, vivo entre nosotras.
No sólo vivo sino, al parecer, más intenso. Si el nacimiento de Chaeyoung nos había alejado momentáneamente (lo que estaba dentro de la normalidad, ya que era exactamente lo que sucedía con casi cualquier pareja), su crecimiento nos dio la oportunidad y el tiempo de acercarnos otra vez. Tal vez fuera sólo una impresión, pero parece que Jeongyeon ha desarrollado algún tipo de adoración extraña por mí. No es que me asuste o haga que me sienta incómoda -nunca -pero es curioso y un poco extraño como a veces me siento en algún tipo de pedestal.
-Creo que es hora de tener una segunda luna de miel. -Ella habló bien bajito, besándome con delicadeza.
Pasé el brazo alrededor de su cuello.
-¿Y crees que tu hija no querrá venir con nosotras? -Pregunté olvidando completamente de continuar enojada con ella.
-La dejamos con Soobin en Japón y nos vamos. -Ella abrió los ojos como si acabara de decir algo muy inteligente. - ¡Maldición, soy una genio!
Sonreí, besándola intensamente sin aviso. Por un buen tiempo.
-Voy a comprar los pasajes mañana. -Ella habló contra mi boca, envolviendo sus brazos en mi cintura y tirándome contra ella. - ¿Australia está bien para ti?
-Eh, aceleradita. Tenemos que ver un montón de cosas.
-¿Qué cosas? Tomo vacaciones, vienes conmigo.
No he vuelto a trabajar después de que Chaeyoung nació. Acepté desempeñar mi propio papel "Sun-hee", lo que, en el fondo, era más o menos fácil. Mi vida pasó a ser básicamente orientada hacia el objetivo simple de cuidar de mi familia y hacer que todos estuvieran bien. Puede que no sea un ejemplo de autonomía e independencia y todas aquellas cosas que muchas mujeres de hoy en día tienen como meta de vida, pero estoy feliz. Feliz, desde el fondo de mi corazón. Y eso es suficiente para hacerme entender que no tengo que cambiar.
Lo que significa que realmente puedo ir a cualquier lugar con ella.
-Siempre tan práctica...
-Deberías ser así también.
Una de sus manos de repente entró en mi cabello y acercó mi cara con fuerza contra la suya. Su lengua simplemente invadió mi boca como si no necesitara ser anunciada. En el mismo momento en que mis piernas se enrollaron en su cintura por voluntad propia, oí una voz conocida que se acercaba.
-Maaaaaamá...
-Hmmff... ¿Por qué siempre interrumpe nuestras fornicadas? -Ella concluyó sin separar nuestras bocas.
-Porque ella es nuestra hija. Es su papel. -Sonreí.
-Maaaaamá...
-¡HOLAAAAAAAA! -Ella respondió con un tiro casi inaudible de impaciencia en la voz.
Antes de que Chaeyoung entrara en el baño de repente -porque a veces ella simplemente aparecía como una sombra -bajé del fregadero y me alejé un poco de Jeongyeon.
-Mamá. -Ella habló, caminando de manera imponente dentro del baño. Simplemente así, como si no estuviera siendo impertinente.
-¿Pues no? -Ella respondió, abriendo el grito y fingiendo lavarse las manos.
-Estoy aquí.
-Pero mis oídos te escuchan de cualquier lugar, princesa. -Ella respondió, no pudiendo girar de frente de ninguna manera. Chaeyoung probablemente se preguntaría qué era lo grande en medio de sus pantalones, y entonces tendríamos que empezar a hablar de la sexualidad un poco demasiado pronto con ella.
-Es Kaya. -Ella habló.
-¿Qué tiene Kaya?
-Ella hizo caca en el asiento del coche de mamá.
Jeongyeon hizo una mueca y se contorsiono aún de espaldas, dando unas pataditas y tirando de su pantalón de frente.
-¿Mamá no te dijo que no dejes entrar a Kaya, amor?
Chaeyoung miró a su madre como si fuera un gusano asqueroso, obviamente dudando de su capacidad intelectual. Ella sacudió la mano, probablemente pensando que estaba diciendo algo demasiado obvio, y puede ser seguido por un "¿disculpa yo?"
-Pero no la deje. Ella me desobedeció.
Solté una carcajada.
Era ese tipo de actitud que hacía que ella se transformara cada día más en una miniatura perfecta de Jeongyeon. Su mirada de desdén es una copia de la suya. En ese aspecto, cada pequeño detalle en su apariencia remite a ella. La forma de sus ojos, la nariz, la boca, la forma del rostro, las orejas, las manos... Todo, absolutamente todo es igual a Jeongyeon.
Bueno, no todo.
Su cabello no lo es.
-¡Maldición, Kaya!
Kaya, que estaba al lado de Chaeyoung, inclinó la cabeza preguntándose lo que Jeongyeon quería con ella.
-¡Mamá! -Ella habló con los ojos amplios en shock, poniendo las manos en su boca. - ¡Dijo una palabrota!
-Sí, lo sé. -Dijo, pasando las manos por su cabello y desordenándolo más. - No imites a mamá. Ella es mal educada, y las niñas educadas no lo hacen. Y tú eres muy educada.
-Lo soy. - Ella puntuó, claramente orgullosa de sí misma.
-Seguro. -Jeongyeon suspiró, tomando las llaves de mi mano. - Voy a limpiar tu regalo.
-Y voy a tomar un baño y arreglarme. -Reí. - En poco tiempo tus padres estarán aquí.
-¿Has escuchado eso, Kaya? -Chaeyoung habló en una voz un poco estridente. - ¡Dentro de poco los invitados estarán aquí y nosotras no estamos arregladas!
-Claro que están. -Jeongyeon se metió. - Están lindas.
-Mamá, yo tengo pijama.
-¿Y cuál es el problema?
-Mina no puede verme en pijama.
Mina es la mejor amiga de Chaeyoung. Ellas se conocieron en la escuela, y desde entonces no se despegaron más. Mina es de nacionalidad japonesa y estado unidense, pero tiene los ojos un poco estirados y una sonrisa encantadora. Siempre que las veo juntas se pelean, pero una no vive sin la otra. La mayoría de las veces Chaeyoung la cree tonta: "Ella es menor, las menores son tontas". Pero, en el fondo, creo que a ella le gusta cuando ella se complica.
-¿"Mina" quién? -Jeongyeon preguntó.
-Es una amiguita de ella. -Expliqué. - Ella estaba viajando y no pudo venir a felicitarla el día correcto, pero llegó hoy. Me pareció mejor invitarla a ver a Chaeyoung.
Jeongyeon me miró de ella a mí desconfiada.
-¿De dónde se conocen?
-De la escuela.
-¿Cómo es ella?
-Boba.
-¿De dónde es?
-Japón.
-¿Cuántos años tiene ella?
-Seis.
Jeongyeon me miró con una expresión preocupada.
-Voy a prestar atención a esa chiquilla.
-No seas ridícula. -Le dije.
-No lo soy. Las extranjeras son unas... -Y dejó de emitir sonido, sólo gesticulando con la boca. - "Hijos de puta".
-Tiene seis años. ¡Seis!
-Va a crecer.
Suspiré. Chaeyoung nos miraba como si no entendiera nada.
-Ella es buena, Jeongyeon. -Hablé de manera firme, queriendo poner fin a esa conversación. - Mi intuición dice que se llevaran muy bien.
-Seguro. -Ella respondió completamente escéptica, como si estuviera borracha.
-Madre, ¿puedo usar un lápiz labial suyo?
-No, no puedes. -Jeongyeon habló, tratando de no ser seca con su hija. - Ya eres hermosa. Ahora vamos a limpiar lo que Kaya hizo en el regalo de mamá.
Chaeyoung suspiró sin entender, y cuando Jeongyeon salió ella fue detrás. Pero antes de dejarla ir, la agarré de la mano y la tiré más cerca de mí boca, hablando bajito a su oído.
-Ya dejé uno claro en tu cajón. Sólo no dejes que mamá lo sepa.
***
Mis fiestas de cumpleaños nunca se hacían en discotecas o clubes o salones. Mis fiestas de cumpleaños se pasaban siempre con mi familia, y por más que a Jeongyeon le parecía un poco deprimente, yo estaba en desacuerdo. Tal vez, si estuviera en mi piel, habiendo pasado por las pérdidas que yo pasé, ella podría entender por qué eso es mi diversión partículas. No significaba más o menos valor a las personas: Era simplemente ver las cosas de diferentes maneras.
Este cumpleaños no fue diferente. Una reunión familiar en la sala de estar en mi casa fue suficiente para dejarme alegre. Juwon pasó un buen rato conversando cosas de trabajo con Jeongyeon. Sun-hee aprendió por lo menos tres juegos diferentes con Chaeyoung, que sólo soltó a su abuela cuando Mina llegó con sus padres. La presencia de la niña también llamó la atención de Jeongyeon que, en una actitud increíblemente madura, decidió usar aquella camisa amenazadora que Momo le dio hace más o menos cinco años. Por supuesto, ella sabe que, primero, Mina no entiende del todo el japonés, y que segundo, incluso si entendiera, ella no le daría la mínima importancia.
Lo gracioso fue que sus padres sí que lo entienden.
Pero tengo que admitir que sus celos idiotas me divirtieron. Fue impagable la cara que Jeongyeon hizo al saber que nuestra hija y la amiguita estaban jugando en la casa del árbol, teniendo a Kaya como única compañía. Ella pasó la fiesta entera yendo allí a espiar a las dos, obviamente con la intención de asegurarse de que Mina no estuviera molestando a Chaeyoung. Los padres de la niña, gracias a Dios, no notaron cómo de extraña es mi esposa
Después del pastel, de algunos vasos de refrescos brindados y de una rodilla una vez más raspada en la tierra (porque "¡pica-y-agarra es divertido, madre!") el día terminó. Recibí votos de felicidad de todos los que amo, y eso fue suficiente para hacerme feliz.
Son las 22h. Chaeyoung está dormida en la cama desde hace algún tiempo, y parece que sólo va a despertar mañana. Jeongyeon está dentro, arreglando las cosas sola, ya que Jisoo se ha ido. Y yo estoy aquí en el jardín.
El cielo está muy oscuro, lo que hace que las estrellas brillen más de lo normal. Es un buen escenario para mi jardín encantando. Hace que quede aún más bonito, le da una atmosfera buena para pensar.
A veces simplemente pienso.
Pienso en todo lo que ha sucedido en los últimos años. Pienso en cómo puede una vida cambiar del agua al vino, casi como magia. Creo que todo lo que pasé antes de llegar a mi vida, por más doloroso que haya sido, es ahora sólo un recuerdo.
No importa.
Quiero mantener mi pasado, pero no para recordar el dolor que ya se ha ido. Quiero guardar de él el hecho de que un día subestime el poder de los cuentos de hadas. Y que fue mi princesa encantada la responsable de enseñarme eso.
Mi secreto está guardado. Va a continuar así durante mucho tiempo, tal vez para siempre. Un día, quién sabe, me sienta preparada para contarlo. Pero sigue siendo inconfesable. Por ahora. Por ahora sólo ella sabe, y creo sinceramente que sólo ella debe saber.
Tal vez por un momento. Tal vez para siempre.
Pero estoy bien. Definitivamente bien. Estoy pensando en el día de hoy, en mi familia y en ella. Vengo pensando mucho en ella. Estoy pensando en cuánto tiempo va a ser necesario hasta que note que no estoy dentro y venga a buscarme aquí en el jardín.
Y cuando ella lo haga, estoy pensando en cómo darle a Jeongyeon la noticia de que ella va a ser madre de nuevo.
Esta vez, de gemelos.
Fin.
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Falta el epílogo, aún no se vayan.
¿Nombres de idols hombres para los gemelos?
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