→ Besos
Por la noche, la linda pareja estaba en cama disfrutando del silencio y de el calor que se brindaban. Chaeyoung tenía su cabeza en el pecho de su mayor, le gustaba escuchar el latir del corazón de Mina.
La mayor con una mano sostenía el libro que leía cada día antes de dormir, con la otra acariciaba la mejilla de Chaeyoung y le pellizcaba sutilmente de vez en cuando.
Usualmente Chaeyoung respetaba cuando Mina leía, sabía lo mucho que le gustaba esa actividad así que no iba a molestar.
Pero ya comenzaba a aburrirse un poco más de la cuenta. ¿Por qué el molestar a Mina parecía una buena opción?
— Minari...— Habló Chaeyoung subiendo su cabeza hasta quedar en el cuello de Mina.
No tuvo respuesta alguna, solo consiguió que la japonesa dejara sus caricias para rodearla con su brazo.
— Minari... — Volvió a insistir. Dejó un beso en el cuello de Mina. La mayor la miró de reojo, sabía las intenciones que tenía su chica. Dejó su libro en la mesa de noche para acomodarse.
— ¿Qué sucede, princesa? — Preguntó Mina abrazando a su menor que aprovechó para recostarse cómodamente sobre el cuerpo de la japonesa.
— Estoy aburrida~ — dijo Chaeyoung contra el cuello de la mayor dejando otro pequeño beso en él.
Mina soltó a la coreana para despegarla de su cuerpo, y así podía verla de frente. Admirar los hermosos rasgos faciales de su novia. Desde sus ojos café oscuro hasta ese lunar debajo de su labio inferior, sin olvidar aquellos hoyuelos que le daban una ternura inigualable.
Son Chaeyoung era la chica más hermosa que jamás había visto.
Sus manos se fueron a su rostro, acariciándolo a un ritmo lento. Su piel era suave, tan suave que se sentía placentero.
— ¿Qué tanto miras? — Rió Chaeyoung haciendo su cabeza de lado para reposarla en la palma de Mina.
— A la chica más hermosa de mundo. — Respondió la japonesa mirándola embobada. Las mejillas de Chaeyoung se bañaron de rojo.
Myoui le daba esa clase de cumplidos o solía decirle palabras dulces cuando estaba juntas, solo ella dos y nadie más. El silencio se apoderó del momento, un silencio relajante y amoroso. No hacían falta palabras, sus acciones eran más que suficientes para ambas.
— Pareces una loca enamorada Minari. — Habló Chaeyoung mostrando su hermosa sonrisa.
— ¿Enserio? — Mina sonrió. — Cómo no serlo cuando se trata de tí, mi princesa hermosa. — Chaeyoung río con sus mejillas igual de rojas que una fresa, Mina estaba siendo igual que dulce que la miel.
La amaba demasiado.
— ¡Eres una idiota! — Dijo Chaeyoung tapando su rostro con sus manos haciendo que Mina sonriera.
La mayor retiró las manos de Chaeyoung y las entrelazó con las suyas. Acariciaba el dorso de la mano de su menor con sus pulgares.
Acercó su rostro al de Son, hasta tal punto en que sus labios estaban a pocos centímetros de probarse una vez más.
— Quiero ser tu idiota. — Finalizó y unió sus labios con los de Chaeyoung. Se movían en un ritmo lento, como el de una balada.
Soltaron sus manos, estas inconscientemente buscaron el lugar favorito del cuerpo de la otra. Las suaves manos de Chaeyoung se escabullían por el interior de la camiseta holgada de Myoui. Arañaba lentamente la espalda de la contraria causando que un pequeño gruñido saliera de los labios de la mayor.
Mina cortó el beso, ambas tenían sus frentes unidas mirándose fijamente a los ojos. No tardaron en sonreírse.
— Tengo que trabajar mañana. — Le dijo Mina.
Se hacía tarde y debía tener energías para el día siguiente.
— Lo sé, solo déjame estar así un rato más. — Respondió Chaeyoung armando un lindo puchero que fue besado por su novia.
La coreana volvió a buscar los labios de su amada, las típicas mariposas revoloteaban por todo el estómago de la menor. Su mayor la besaba con tanta dulzura y delicadeza.
Se sentía como la primera que sus labios se conocieron.
Mina tomó la iniciativa de separarse, besó la frente de Chaeyoung para luego hacer que se acostara en su pecho.
La coreana volvió a repetir la acción de antes; escuchar los latidos del corazón de su novia. Iba igual de rápido que la primera vez.
Mina siempre se ponía nerviosa al darle afecto a Chaeyoung.
— ¿Qué haces? —Pregunto la nipona.
— Escucho el latir de tu corazón. Sigues poniéndote igual de nerviosa. — Resaltó Chaeyoung divertida al ver como Mina se sonrojaba y apartaba la vista. — Mina, bebé mirame. — Habló Chaeyoung.
Mina negó con su cabeza como una niña pequeña, se estaba muriendo de vergüenza.
— Por favor pingüina~ — Mina la miró con sus mejillas rojas. Chaeyoung dejó escapar un "aww".
— ¡N-No me molestes! — Dijo la mayor cubriendo su rostro.
Chaeyoung retiró las manos del rostro de la contraria.
— Te amo mi pingüina~ — Susurró en los labios de la contraria.
Amaba mucho a su pingüina, más que a nada en el mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro