My Starlight. | One-Shot.
Rutina.
Todo se resumía en ello.
Aunque cada día las actividades variaran un poco resultaba en lo mismo: ir de un lado a otro, acompañados de alguno de los managers, usualmente Lee Seunghwan y otro al cual hemos apodado Cap Manager (si, nadamos en creatividad al elegir sobrenombres).
Era aburrido ciertamente, más cuando nos tocaban trabajos individuales ya que, aunque nos la pasábamos gastando bromas con el chofer y podíamos entretenernos con el celular siempre había un espacio que hacía falta llenar. Un deseo creciente de vivir -al menos por un día- una aventura de la cual no saber que esperar.
Sin itinerarios, "niñeras", sin la presión de acudir a todas partes y regresar de nuevo al las cuantiosas prácticas en la sala de ensayos, estudio de grabación, oficinas, en fin, el encierro del cual habíamos salido. Al menos para mí era de esa forma.
Espero que no haya malos entendidos, no es como si no amara mi carrera ni la forma en la que vivo ¡me encanta! Es solo que a veces necesitaba un respiro... Un día para vivir algo de calma y emoción, risas y sencillez, magia y una realidad distinta a la acostumbrada ¿me explico? Continúo.
Una mañana en específico estaba algo ansioso, acudía a una sesión fotográfica con fines caritativos para una revista, nadie se dio cuenta pues normalmente era bueno guardando las apariencias, típico: darles siempre el rostro que desean ver. Si alguno de los chicos hubiera estado allí lo hubieran notado, nos conocemos bastante como para no intuir cuando algo nos sucede.
Pero no iba a a estar solo, no era el único modelo en aquella ocasión para ELLE, estaría con YoonA.
No nos conocíamos mucho, sin embargo la causa nos había unido. Y mientras yo pensaba que acabaríamos relativamente a tiempo se presentó una falla con la cámara fotográfica. Hubieras visto la cara exasperada del fotógrafo cuando nadie tenía a mano la de repuesto, estaba siendo arreglada dos pisos abajo. Nos retrasó una media hora.
YoonA y yo conversamos entre tanto, al parecer tenía un corto descanso y había quedado de verse contigo en un restaurant después de la sesión, pero no alcanzaría de ninguna forma encontrarse y por más que intentaba contactarte no lo lograba, tal vez tu teléfono tenía una falla ¿podía complicarse más la situación?
Pasaría a comer algo allí después, así que me ofrecí a pedirte disculpas en su nombre si llegaba a verte, ella regresaría a las grabaciones de God of War, Zhao Yun y cuando pudiera comunicarse programaría otra salida.
Finalmente la jornada acabo allí y después de despedirnos tomamos rumbos separados, Seunghwan y yo subimos al auto y partimos a The Park View.
¿Te digo un secreto? No me gustaba mucho ir a aquellos lugares tan elegantes, yo era un tanto más sencillo y con un buen pollo frito hubiera bastado, pero allí estarías tú, así que si, prácticamente iba solo por ti, yo tan buen amigo como siempre.
Al entrar al lugar te busque con la mirada, no te halle; incluso pregunte al recepcionista quien de inmediato respondió que no habías acudido, agradecí de forma atenta y mentalmente bufe.
Apenas cuando iba a retractarme y pedir que nos retiráramos a otro lugar Seunghwan ya iba de la mano de otra persona, una publicista. En cuanto voltearon hacia mí se acercó a presentarnos, me pareció una mujer bastante amable y de extravagancia irrefutable (debiste verla, era algo chistoso).
La ansiedad seguía haciendo estragos dentro mío ¿Qué significaba? No tenía ni idea, Kyung Soo hubiera recalcado que se debe a que en si soy algo nervioso y no puedo quedarme mucho tiempo encerrado, siempre me ha comparado con un chihuahua ¡un chihuahua! Yo no me parezco en nada a uno.
Hubo un momento en el que Cap se disculpó y fue al baño mientras Seunghwan seguía hablando con aquella señorita. Solía pasar que a veces -y solo a veces- me daban arranques cual adolescente, casi infantiles, así que debido a que nada en el menú se me antojaba realmente me levante, di la misma excusa de ir al baño y en un momento de distracción de las niñeras, salí de allí.
De inmediato me puse una gorra y lentes oscuros, esperando que nadie me reconociera, cuando estaba a cuadra y media del lugar comencé a correr. Estaba tan desesperado por unas alitas de pollo que estaba dispuesto a parar en cualquier local donde lo sirvieran.
Pase por una cafetería y me detuve, no la conocía y tenía un enorme letrero de inauguración por fuera.
"Una cafetería, seguro no hay pollo frito". Pensé.
¿Sabes qué fue lo siguiente que ocurrió? Una chica de aproximadamente metro 60, con lentes oscuros, pañoleta y cabello castaño salió del establecimiento. Iba distraída con el móvil por lo cual no notó mi presencia y antes de poder moverme chocamos, regando el vaso de frapuchino encima de mí.
—... ¡Ay! Cu-cuanto lo lamento —dijo ella al verme bañado en café con crema batida y chocolate líquido. Debí hacer una cara graciosa al reaccionar pues ella parecía contenerse una tremenda risa.
—Tranquila, está bien solo es ropa... —dije sonriendo en calma, me pareció curioso que ambos fuéramos los únicos con lentes oscuros siendo que estaba nublado, en fin, cada quien sus gustos.
De pronto llamo más mi atención cuando se quitó la pañoleta e intento limpiarme, aun avergonzada por lo sucedido.
—Fue mi culpa, no me fije por donde iba y ahora mírate.
—De verdad, no hay problema, estoy bien— mentira, el frapuchino estaba helado y casi me llega a los boxers... Si sabes a lo que me refiero.
Ella negó y miro a ambos lados, casi como fijándose de que no hubieran moros en la costa o algo así, me tomo de la mano y tiro de ella— déjame comprarte ropa nueva, la tuya se ha arruinado.
—¡No! Gracias, en serio no es necesario —quise soltarme de la manera más atenta que podía pero ella alegó que me lo debía y a mí se me acababa el tiempo, seguramente ya me estaban buscando.
"¿Me habrá reconocido? No... Ya se hubiera vuelto loca como la mayoría".
—Conozco un lugar, no está muy lejos, en serio al menos déjame reponerte los pantalones, te ves raro...
Reí un poco ante tal comentario y acepté, tal vez fue un impulso mío por seguir rompiendo reglas o que era agradable no sentirme acosado, el punto es que la seguí hasta una tienda departamental para caballeros.
Al entrar fuimos recibidos por una vendedora delgada, sofisticada y bonita, quien se encargó junto con aquella chica de nombre desconocido en buscarme un atuendo, mi plan era: dejar que ella lo escogiera y pagar al final, después de todo llevaba mis tarjetas.
Las observaba y sonreía, era divertido ver como entre ambas hallaban tonos que fueran bien con mi tono de piel, me recordaron a mamá.
—¿Te gusta? —pregunto, yo asentí y me levanté del cómodo sofá donde me encontraba— mídetelo y, si te agrada nos lo llevamos.
¿Sabes que era lo más raro? Ninguno de los dos nos quitábamos aún los lentes oscuros, yo seguía con la gorra, a pesar de no hacer falta y no ir a la par con el lugar era como ninguno de los dos quisiese dar a conocer quién era, pero aquello terminaría en cuanto me dirigiera a la caja a pagar, y de ese modo creí que le daría una sorpresa a aquella chica.
Que iluso fui.
Cuando salí ya no llevaba la gorra, me acomode el cabello como mejor pude y salí del probador, tanto a la vendedora coqueta como a la chica pareció agradarles mi aspecto así que ella exclamó— nos lo llevamos.
En cuanto llegamos a caja ella sacó su chequera del bolso y me apresure a sacar mi tarjeta, de inmediato ella se negó.
—No, no, no. Déjame pagar.
—En serio, agradezco muchísimo el detalle —sonreí dándole la tarjeta a la encargada de cobros, pero la chica de cabello castaño dio la suya antes que yo.
—Insisto, fue mi descuido después de todo.
Algo en mí se atrevió a preguntar, había algo en ella que me causaba una especie de escalofríos y su voz... Esa voz me parecía conocida.
—¿Cómo te llamas?
Ella titubeó, de momento le alcanzaron en ticket el cual debía firmar y casi se me cae la quijada al leer el nombre.
"Kim Tae-Yeon".
Kim Tae-Yeon.
Tae Yeon.
¡Oh por Dios! Que coincidencia ¿ah?.
—No es posible... —obviamente la sorpresa me la lleve yo ¿cómo no pude reconocerte? Tu complexión, la voz, el mismo modo al caminar y tu cabello, era obvio de que se trataba de una peluca.
—¿Sorprendido?— preguntaste esbozando una sonrisa dulce. Y la mía se ensanchó un poco más ya que no dejaría que solo yo me llevara semejante recuerdo, además debía darte un mensaje.
Me quite los lentes y aseguré— vaya, me has dejado sin palabras— entonces tuviste la misma reacción que yo.
—¡Ay por Dios! —dijiste y de inmediato ambos nos dimos un abrazo, todo un show montado frente a la cajera, las asesoras y alguno que otro cliente que echaba un vistazo ante tal alboroto.
Salimos y caminamos de vuelta cubriendo nuestros rostros, nos conocíamos hace algún tiempo y si, podía decirse que éramos como amigos, a pesar de no convivir seguido.
—Entonces por eso no llegó, que lástima, deseaba verla hoy pues es era el único día libre— dijiste.
—Sí, y me mando a buscarte cuando no recibías la llamada.
—Precisamente intentaba llamarla, lo que pasa es que en el restaurante no tenía buena señal, me llegaron todas las notificaciones en la cafetería —soltaste una leve risilla al recordarlo igual que yo.
Nos pusimos al día al llegar a un parque y conversar, era agradable no ser atosigados por la prensa y los fotógrafos, aunque aún nos sentíamos como paranoicos, no sabes disimularlo a la fecha ni yo tampoco.
—Tae ¿te gustaría ir a otro lugar?— me miraste algo confundida pero sin dejar de sonreír.
—¿A que otro lugar?
—No lo sé, otro... ¿Sabes? Al levantarme de la cama supe que tenía ganas de hacer algo distinto el día de hoy, es decir, basta de reglas, escondites y trabajo por un día— te miré a los ojos aun a través de los oscuros cristales y en automático ambos suspiramos.
—Estás loco ¿y tú manager? Seguro esta como loco buscándote —me alce de hombros despreocupadamente.
—Recibiré un regaño llegando ahora o dentro de unas horas, es igual— si, en ese momento el buzón de mensajes estaba lleno— entonces ¿qué dices? ¿escaparías conmigo?
Debo admitir que tu silencio me ponía algo nervioso, creí que dirías que no pero reaccione cuando me encontraba hablando con SuHo para pedirle uno de sus autos prestados.
—"¿Estás loco? te están buscando por todas partes"— aseguró JunMyeon.
—Ya sé, pero ésta es la oportunidad de la que tanto había hablado ¿acaso tú no has necesitado de un día solo para ti?
—"Creen que te han secuestrado"— pude escuchar su risa traviesa a través del móvil —"está bien, pero deberás lavarme la ropa por seis meses".
—Un mes.
—"Un año".
—¡¿Que?! Cuatro meses y usare aquel suavizante con aroma a lavanda hasta con tus calzoncillos diariamente.
—"... Hecho"— ¡Bingo! Ya teníamos transporte. Antes de colgar escuche la voz de Chanyeol... Estaría muerto al regresar.
—Eso fue... Extraño.
—Y créeme, no es agradable lavarle la ropa en fines de semana— ¿a quién le importaba la ropa en ese momento? Yo estaba contento, al fin tendría unas mini vacaciones.
No te lo había dicho antes, dudo haberlo hecho después de aquel día pero tienes sonrisa de niña, y no lo digo como si eso fuera algo malo, al contrario, es como ver inocencia y a la vez una enorme seguridad y confianza. La idea de una escapada tal y como si de un par de estudiantes se tratasen te dio un ligero brillo en los ojos... O tal vez era el polvo y tan solo querías llorar, no lo sé.
Mensajes más tarde mientras tu y yo comíamos helado llego el auto. SuHo había mandado su deportivo con un chofer a quien le dio la orden de retirarse al darnos las llaves, eso había acordado con él.
—¿N-No nos iba a llevar?— tu expresión me dio ternura.
—No, no sería divertido si alguien más nos fuera cuidando— sonreí y abrí la puerta del copiloto para que pudieras subir, en cuanto lo hiciste yo me trepe sin la necesidad de hacer lo mismo con la de mi lado, la verdad es que siempre quise hacer eso.
—¿A dónde iremos, señor escapista?
Encendí el auto y gire hasta encontrarme con tus ojos, quería poner especial atención a como reaccionarias— ¿has jugado gotcha últimamente?
—¿Perdón?— sí, valió oro.
Arranque el auto mientras te explicaba lo que era. Con la mirada al frente tan solo podía ir imaginando que tanto abrías los ojos, o como te llevabas la mano al pecho al mencionar que de allí saldrías manchada de pintura. Pero debo reconocer que en cuanto llegamos me sorprendiste, tomaste la marcadora como si no fuera tu primera vez, algo en mí se sintió preocupado e interesado ¿eras la delicada flor que denotabas o acaso había un lado rudo tuyo por conocer?
Bueno, tu sabes que paso después, pero recordemos aún más.
Estábamos en aquel campo, ambos en diferentes equipos y ya un tanto cansados de tanto correr por salvar el trasero, sintiéndonos libres pues no había quien pudiera saber quiénes éramos debajo del equipo de protección, tu no dabas treguas pequeña escurridiza y yo odiaba mi estatura, casi me habían dado dos disparos en la cabeza.
Te cazaba cual depredador, alerta en todo momento y sin compasión alguna, no importaba que tanto me agradaras iba a meterte un tiro en el chaleco.
Cuando te halle intentaste dispararme dándome apenas unos cuantos segundos para esquivarla, tuve que cubrirme detrás de un montón de paja para no ser vencido, en cuanto escuche un grito tuyo.
Salí de mi escondite y te vi tirada, boca arriba y doblando una pierna, pensé que te habías torcido el tobillo así que me acerque para revisarte, pero apenas me notaste te enderezaste y ¡bang! Me diste un tiro en el pecho.
Semejante enana tramposa.
Jugamos un par de rondas mas ¿Quién lo diría? Aparentemente nos agradaba sudar y correr de un lado a otro con las marcadoras hacia abajo como militares, ganaste, te gane yo, pero quien se sentía terriblemente derrotado era mi estómago porque no había podido comer nada desde hacia horas, así que al salir de allí te invite a comer.
Me encanto saber que tú también eras de gustos sencillos, pues pudiendo ir a algún restaurante de clase preferiste un local de comida rápida.
—¿Es esta una nueva faceta en la vida de Tae Yeon?— pregunte al oírte pedir una hamburguesa con papas fritas y soda.
—No, está siempre he sido yo, la gente suele pensar que por ser delgada no como este tipo de cosas ¿sabes? Me agrada romper estereotipos, aunque casi nadie lo sepa— aseguraste mientras movías un par de dedos sobre la mesa.
—Te entiendo, a veces el mundo olvida que antes de ser idols somos humanos, con nuestros propios gustos igual de normales, o inclusive raros.
—Si, raros... ¿Kai?
—Dime— sonreí.
—¿Desearías haber tenido otra vida?
Definitivamente no me esperaba una pregunta así, pero de forma natural te respondí —tal vez, es decir, hay días en los que desearía tirarme en la cama cual vago durante horas, o tener un tiempito para mí, ser... Ser irrelevante de nuevo y rodearme de personas que no se acerquen a mí por conveniencia.
—¿También te ha pasado?
—Si... Mis antiguos compañeros de escuela, gente a la que no le agradaba antes de debutar de repente se vieron "interesados" en llevarse bien conmigo, es triste porque de no ser por la fama aquellas compañías no sobrarían en mi vida y tan solo me rodearía de las personas a las que les agrado por ser quien soy, no por lo que tengo. Aquellas que aprecian a JongIn y no a Kai.
Te quedaste callada, tal vez pensando en que responderme justo cuando tu móvil comenzó a sonar, lo revisaste y me dijiste —es Tiffany.
Hablaste con ella apenas un par de minutos y al regresar me contaste que mi manager había llamado a tuyo, creyendo que nos habíamos encontrado.
—¿Le dijiste la verdad?
—No, nos pedirían volver de inmediato y aun no quiero regresar, estoy disfrutando bastante de este día ¿sabes?
—¿De verdad?
—Claro— respondiste animada— ¿cada cuánto se tiene la oportunidad de patearle el trasero a un miembro de EXO en gotcha?
—Pequeña suertuda— dije bufando a la vez que tomaba un poco de soda.
El clima mejoro conforme pasaron las horas, el cielo parcialmente despejado me dio una idea para terminar el día, ya que eran alrededor de las 03:00PM y el lugar que se me había ocurrido visitar estaba algo lejos. Seria nuestra última parada antes de volver.
Te convencí de comprar más comida, algo sencillo y un par de cervezas, dejo de importarnos la forma en la que vestíamos y así nos montamos de nuevo en el auto para partir.
—¿Qué tienes planeado ahora, Kim JongIn?
—Oh, ya verás— dije en un tono bastante juguetón. Quise sonar como un payaso canturreando.
Reíste ante ello, dejándome escucharte como nunca antes y luego respondiste —eres una cajita de sorpresas.
Cuando llegamos a carretera iniciamos un juego de 20 preguntas, hicimos un pacto para responderlas con completa sinceridad sin importar que tan vergonzoso o fuera del lugar fuese. Desperdicie las primeras 10 y lo sabes, en cuanto a ti no dejabas de hacerme sonrojar y reír como estúpido ¿te han dicho que eres una ocurrente?
—Ok, ok, pregunta 17 ¿Eres gay?
—¿Gay?— reí de nuevo, como por milésima vez en hora y media —parezco, pero no... O tal vez si —me quede pensativo mientras veía la carretera al frente.
—¿Es en serio?
—¡Claro que no! —solté con una de las manos el volante y simule secarme una lagrima —¿Por qué todos piensan que si?
—Bueno, tal vez porque no se te ha conocido alguna pareja hasta ahora, además... A veces ustedes hacen cosas en las premiaciones.
—Te lo diré en palabras de YiXing "EXO es un grupo muy masculino"— ok, la voz de Lay se me da del asco pero ¿en serio debías carcajearte y fingir una arcada? Me dueles, Tae-Tae.
Decidí poner la radio para amenizar el resto del camino, la verdad yo no conocía tus gustos en cuanto a otros grupos, por eso en el momento en el que BANG BANG BANG comenzó a sonar y te levantaste del asiento, dejando que el viento besara bruscamente tu rostro y alborotara tu cabello mientras gritabas alzando los brazos me sorprendí bastante, más aun cuando de repente éramos dos locos sin cuidar afinación cantándola.
G-Dragon nos hubiera lanzado un zapato de habernos escuchado profanando su rap de esa forma.
Finalmente llegamos a la playa pasadas las 05:00PM, aparque el auto y bajamos una improvisada canasta con los alimentos, nuestros móviles y una manta. La coloque a modo de picnic y te observe mientras mirabas al horizonte, era el ángulo perfecto y los rayos de sol cada vez más naranjas y vivaces te hacían ver de verdad hermosa, fue inevitable no tomar unas cuantas fotos.
Me doble el pantalón a modo en que quedara un poco debajo de las rodillas y deje mis zapatos a un lado, me acerque a ti sin que te dieras cuenta, en principio te cargue y me apresure a la orilla del mar amenazando con hacerte caer al agua a lo que tu respondiste que caeríamos ambos ya que no me soltarías.
—Caeremos entonces— dije dibujando una sonrisa maliciosa.
—No, no, no Kim JongIn ¡no te atrevas! —fue una suerte que nadie estuviera allí para escuchar tus horrendos gritos, casi me rompes el tímpano.
Regrese y te recosté en la manta, todo el tiempo había bromeado (el agua estaba helada, por cierto).
Nos quedamos allí, jugando un poco con la arena, tomando fotografías a nuestros pies descalzos y platicando mientras el sol termino de ocultarse tras la barrera marina, la brisa cada vez se hacía más fría pero ello no impidió que bebiéramos y disfrutáramos del rato entre sonrisas, anécdotas graciosas de ambos grupos y detalles peculiares de nuestra forma de ser.
Terminamos recostados en aquella manta mientras mirábamos el cielo, teniendo en cuenta que tan solo quedaban minutos para el anochecer, tu querías ver al menos las estrellas antes de volver lo que de hecho lo hizo un punto a mi favor.
—Debe ser diferente a verlas desde la ciudad.
—Claro, aquí la luz de los edificios no te estorba, tal vez la arena en el ojo si— justamente me había caído un granillo.
—¿Le has pedido un deseo a una estrella fugaz alguna vez?
—Claro, cuando era pequeña deseaba que una de ellas bajara desde el cielo, convertida en un príncipe azul que me llevase a un mundo fantástico, mágico y lleno de vida— no pude evitar reír un poco— ¿Qué? Eran mis sueños —y me diste un codazo.
—No me burlo, es solo que... Es lindo, en tu voz suena a que aún lo deseas.
—Tal vez... ¿Y tú? ¿Qué le has pedido a las estrellas?
—Justamente, le pedí a una ayer que me trajera a sus amigas para darle un show a una conocida el día de hoy— te echaste a reír.
—Hablo en serio.
—Yo también— dije señalando al cielo.
No era casualidad lo que estaba ocurriendo, yo sabía con anticipación que ocurriría una lluvia de estrellas visible para Corea, tal vez por ello me encontraba ansioso dese temprano, y tu reacción ante ello fue una completa y tierna locura. No podías creértelo, era como si todo lo que dije fuera real.
—Wow, J-JongIn...
—Allí las tienes, pide cuantos deseos puedas, tal vez alguna se apiade de ti y cumpla el que menos esperas.
Sin dejar de mirarlas juntaste tus manos y te sentaste sobre tus muslos, era como ver a un ferviente creyente venerar a sus santos, fue tan tierno, bello y esperanzador, por ello durante un buen rato no pude apartar la vista de ti.
De momento preguntaste con la voz algo tímida y dulcemente— ¿Te imaginas como ha de verse la luz de una estrella de cerca?
—No necesito imaginarlo, la estoy viendo aquí, a mi lado.
Me salió de forma natural expresarlo, tú te sonrojaste de forma tan adorable que me hizo sonrojar de vuelta, garraspé y sonreí para no convertir el momento en algo incómodo.
Nos tomamos una última fotografía, en ella aparecemos abrazados con el cielo estrellado como único testigo, puedo decir que me veo tranquilo y seguro pero la verdad es que habían mariposas en mi estómago y toda zona que tenía contacto contigo mantenía una sensación de cosquilleo.
Horas después ya estábamos fuera del edificio donde residías, te quedaste dormida en el asiento de copiloto, me acerque en la única osadía que podía darme el lujo de darte sin ser un patán y propasarme: te di un suave beso en la frente.
—Hemos llegado, mi luz de estrella— susurre.
Después de dejarte, ya despierta y con un último "nos vemos la próxima" me dirigí a casa, meditando un poco.
Fuiste y sigues siendo mi estrella, y no me refería a una estrella de K-Pop como lo eres, hablo de aquello que te hace brillar: el ser tu misma. Ame descubrir ese día quien eres tú, y créeme, en mi interior quedaron un más ganas de explorar cada detalle de tu alma, de saberme confidente de ciertos secretos y apoyarte, Después de todo no somos tan diferentes.
Ese día comenzaste a gustarme de verdad, ese día decidí que me escaparía más seguido para compartir uno y más momentos así, esta vez sin darle sustos al manager (o tal vez si, deberían ser más cuidadosos con sus niños).
Solo me queda responder a una de tus preguntas con sinceridad ¿Qué si hubiera deseado tener otra vida? No ¿sabes por qué? Porque de no llevar este destino tal vez tu y yo jamás nos hubiéramos conocido, y literalmente hubieras sido una estrella inalcanzable.
Me alegra y estoy completamente agradecido por el modo en que se dieron las cosas ¿y tú?
¿Escaparías conmigo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro